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La Atlántida, ¿Verdad o Ficción?



  1. Atlántida
  2. El relato de
    Platón
  3. La caída del
    imperio atlante
  4. En la
    Antigüedad
  5. En el
    Renacimiento
  6. La obra de Ignatius
    Donnelly
  7. La Atlántida
    después de Donnelly, hipótesis sobre la
    Atlántida en actualidad
  8. Falsa
    ubicación de la Isla en Google Maps
  9. Congresos sobre la
    Atlántida

Atlántida

Monografias.com es el
nombre de una isla legendaria desaparecida en el mar, mencionada
y descrita por primera vez en los diálogos Timeo
y el Critias, textos del filósofo griego
Platón. La Atlántida ha servido de
inspiración para numerosas obras literarias y
cinematográficas, especialmente historias de
fantasía y ciencia-ficción.

Atlántida, en la tradición de la
antigüedad clásica, una extensa isla en el
océano Occidental (el océano al oeste del mundo
conocido), cerca de las Columnas de Hércules. Los primeros
relatos registrados sobre la Atlántida, de la que se dice
que fue tragada por el océano como resultado de un
terremoto, aparecen en el Timeo y en el
Critias, dos diálogos de Platón.
Según la narración del Timeo, la isla fue
descrita al estadista ateniense Solón por un sacerdote
egipcio, quien sostenía que la Atlántida era
más extensa que Asia Menor y Libia juntas. El sacerdote
reveló además que una floreciente
civilización se desarrolló en la Atlántida
supuestamente alrededor del año 10.000 a.C. y que la
nación había conquistado a todos los pueblos
mediterráneos excepto a los atenienses. En el
Critias, Platón registra la historia de la
Atlántida y pinta a la nación como una
república utópica. Aunque la historia y el material
descriptivo de Platón son probablemente ficticios, existe
la posibilidad de que él haya tenido acceso a testimonios
no muy remotos.

La tradición de que una isla perdida como la
Atlántida haya tenido un desarrollo floreciente ha
fascinado siempre a la imaginación popular, y la
tradición continua sobreviviendo. En el siglo XX algunos
oceanógrafos han defendido la teoría de que la
Atlántida fue una isla griega en el mar Egeo. La isla,
llamada Thyra, fue sepultada por una erupción
volcánica alrededor del año 1500 a.C. Otras
teorías se han basado en descubrimientos
arqueológicos, y distintos investigadores han identificado
a la isla con Creta, las islas Canarias, la península
Escandinava y América.

La precisa descripción de los textos de
Platón y el hecho que en ellos se afirme reiteradamente
que se trata de una historia verdadera, ha llevado a que,
especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XIX, durante
el Romanticismo, se propongan numerosas teorías sobre su
ubicación. En la actualidad se piensa que el relato de la
Atlántida, según la interpretación literal
de las traducciones ortodoxas de los textos de Platón,
presenta anacronismos y datos imposibles. Una opinión muy
extendida es que la Atlántida descrita por Platón
nunca existió, y que sólo es un mero
vehículo literario o un mito inventado por él. Por
otro lado, como ya se ha dicho, Platón describió el
relato como historia verdadera y no como mito. Se ha apuntado que
la leyenda pueda haber sido inspirada en un lejano fondo de
realidad histórica, vinculado a alguna catástrofe
natural pretérita como pudiera ser un diluvio, una gran
inundación o un terremoto.

El relato de
Platón

El Timeo y el Critias

Las primeras referencias a la Atlántida aparecen
en el Timeo y el Critias, textos en
diálogos del filósofo griego Platón. En
ellos, Critias, discípulo de Sócrates, cuenta una
historia que de niño escuchó de su abuelo y que
este, a su vez, supo de Solón, el venerado legislador
ateniense, a quien se la habían contado sacerdotes
egipcios en Sais, ciudad del delta del Nilo. La historia, que
Critias narra cómo verdadera, se remonta en el tiempo a
nueve mil años antes de la época de Solón,
para narrar cómo los atenienses detuvieron el avance del
imperio de los atlantes, belicosos habitantes de una gran isla
llamada Atlántida, situada frente a las Columnas de
Hércules y que, al poco tiempo de la victoria ateniense,
desapareció en el mar a causa de un terremoto y de una
gran inundación.

En el Timeo, Critias habla de la
Atlántida en el contexto de un debate acerca de la
sociedad ideal; cuenta cómo llegó a enterarse de la
historia y cómo fue que Solón la escuchó de
los sacerdotes egipcios; refiere la ubicación de la isla y
la extensión de sus dominios en el mar
Mediterráneo; la heroica victoria de los atenienses y,
finalmente, cómo fue que el país de los atlantes se
perdió en el mar. En el Critias, el relato se
centra en la historia, geografía, organización y
gobierno de la Atlántida, para luego comenzar a narrar
cómo fue que los dioses decidieron castigar a los atlantes
por su soberbia. Relato que se interrumpe abruptamente, quedando
inconclusa la historia.

Descripción de la isla

Los textos de Platón sitúan la
Atlántida frente a las Columnas de Hércules (lugar
tradicionalmente entendido como el estrecho de Gibraltar) y la
describen como una isla más grande que Libia y Asia
juntas. Se señala su geografía como escarpada, a
excepción de una gran llanura de forma oblonga de 3000 por
2000 estadios, rodeada de montañas hasta el mar. A mitad
de la longitud de la llanura, el relato ubica una montaña
baja de todas partes, distante 50 estadios del mar, destacando
que fue el hogar de uno de los primeros habitantes de la isla,
Evenor, nacido del suelo.

Según el Critias, Evenor tuvo una hija
llamada Clito. Cuenta este escrito que Poseidón era el amo
y señor de las tierras atlantes, puesto que, cuando los
dioses se habían repartido el mundo, la suerte
había querido que a Poseidón le correspondiera,
entre otros lugares, la Atlántida. He aquí la
razón de su gran influencia en esta isla. Este dios se
enamoró de Clito y para protegerla, o mantenerla cautiva,
creó tres anillos de agua en torno de la montaña
que habitaba su amada. La pareja tuvo diez hijos, para los cuales
el dios dividió la isla en respectivos diez reinos. Al
hijo mayor, Atlas o Atlante, le entregó el reino que
comprendía la montaña rodeada de círculos de
agua, dándole, además, autoridad sobre sus
hermanos. En honor a Atlas, la isla entera fue llamada
Atlántida y el mar que la circundaba, Atlántico. Un
segundo hijo se llamaba Eumelo en griego, siendo su nombre
original Gadiro, Gadeiron o Gadeirus, y gobernaba el extremo de
la isla que se extiende desde las Columnas de Heracles hasta la
región que, posiblemente por derivación de su
nombre, se denominaba Gadírica, Gadeirikês o Gadeira
en tiempos de Platón.

Favorecida por Poseidón, la tierra insular de
Atlántida era abundante en recursos. Había toda
clase de minerales, destacando el oricalco , traducible como
cobre de montaña, más valioso que el oro para los
atlantes y con usos religiosos (actualmente se piensa que
debía ser una aleación natural del cobre); grandes
bosques que proporcionaban ilimitada madera; numerosos animales,
domésticos y salvajes, especialmente elefantes; copiosos y
variados alimentos provenientes de la tierra. Tal prosperidad dio
a los atlantes el impulso para construir grandes obras.
Edificaron, sobre la montaña rodeada de círculos de
agua, una espléndida acrópolis plena de notables
edificios, entre los que destacaban el Palacio Real y el templo
de Poseidón. Construyeron un gran canal, de 50 estadios de
longitud, para comunicar la costa con el anillo de agua exterior
que rodeaba la metrópolis; y otro menor y cubierto, para
conectar el anillo exterior con la ciudadela. Cada viaje hacia la
ciudad era vigilado desde puertas y torres, y cada anillo estaba
rodeado por un muro. Los muros estaban hechos de roca roja,
blanca y negra sacada de los fosos, y recubiertos de
latón, estaño y oricalco. Finalmente, cavaron,
alrededor de la llanura oblonga, una gigantesca fosa a partir de
la cual crearon una red de canales rectos, que irrigaron todo el
territorio de la planicie.

La caída del
imperio atlante

Los reinos de la Atlántida formaban una
confederación gobernada a través de leyes, las
cuales se encontraban escritas en una columna de oricalco, en el
Templo de Poseidón. Las principales leyes eran aquellas
que disponían que los distintos reyes debían
ayudarse mutuamente, no atacarse unos a otros y tomar las
decisiones concernientes a la guerra, y otras actividades
comunes, por consenso y bajo la dirección de la estirpe de
Atlas. Alternadamente, cada cinco y seis años, los reyes
se reunían para tomar acuerdos y para juzgar y sancionar a
quienes de entre ellos habían incumplido las normas que
los vinculaban.

La justicia y la virtud eran propias del gobierno de la
Atlántida, pero cuando la naturaleza divina de los reyes
descendientes de Poseidón se vio disminuida, la soberbia y
las ansias de dominación se volvieron
características de los atlantes. Según el
Timeo, comenzaron una política de
expansión que los llevó a controlar los pueblos de
Libia (entendida tradicionalmente como el norte de África)
hasta Egipto y de Europa, hasta Tirrenia (entendida
tradicionalmente como Italia). Cuando trataron de someter a
Grecia y Egipto, fueron derrotados por los atenienses.

El Critias señala que los dioses
decidieron castigar a los atlantes por su soberbia, pero el
relato se interrumpe en el momento en que Zeus y los demás
dioses se reúnen para determinar la sanción. Sin
embargo, habitualmente se suele asumir que el castigo fue un gran
terremoto y una subsiguiente inundación que hizo
desaparecer en el mar la isla donde se encontraba el reino o
ciudad principal, "en un día y una noche terribles",
según señala el Timeo.

En la
Antigüedad

Se conservan no pocos párrafos de escritores
antiguos que aluden a los escritos de Platón sobre la
Atlántida; ciertamente se han perdido muchos otros.
Estrabón, en el siglo I a. C., parece compartir la
opinión de Posidonio (c. 135-51 a. C.) acerca de
que el relato de Platón no era una ficción. Un
siglo más tarde, Plinio el Viejo nos señala en su
Historia Natural que, de dar crédito a
Platón, deberíamos asumir que el océano
Atlántico se llevó en el pasado extensas tierras.
Por su parte, Plutarco, en el siglo II, nos informa de los
nombres de los sacerdotes egipcios que habrían relatado a
Solón la historia de la Atlántida: Sonkhis de Sais
y Psenophis de Heliópolis. Finalmente, en el siglo V,
comentando el Timeo, Proclo refiere que Crantor (aprox.
340-290 a. C.), filósofo de la Academia
platónica, viajó a Egipto y pudo ver las estelas en
que se hallaba escrito el relato que escuchó Solón.
Otros autores antiguos y bizantinos como Teopompo, Plinio,
Diodoro Sículo, Claudio Eliano y Eustacio, entre otros,
también hablan sobre la Atlántida, o los atlantes,
o sobre una ignota civilización
atlántica.

En el
Renacimiento

Si bien conocida, durante la Edad Media la historia de
la Atlántida no llamó mayormente la
atención. En el Renacimiento, la leyenda fue recuperada
por los humanistas, quienes la asumirán unas veces como
vestigio de una sabiduría geográfica olvidada y
otras, como símbolo de un porvenir utópico. El
escritor mexicano Alfonso Reyes afirma que la Atlántida,
así resucitada por los humanistas, trabajó por el
descubrimiento de América. Francisco López de
Gómara en su Historia General de las Indias, de
1552, afirma que Colón pudo haber estado influido por la
leyenda Atlántida y ve en voz náhuatl atl
(agua) un indicio de vínculo entre aztecas y atlantes.
Duante los siglos XVI y XVII, varias islas (Azores, Canarias,
Antillas, etc.) figuraron en los mapas como restos del continente
perdido. En 1626, el filósofo inglés Francis Bacon
publica La Nueva Atlántida (The New
Atlantis
), delirante utopía en pro de un mundo basado
en los principios de la razón y el progreso
científico y técnico. En España, en 1673, el
cronista José Pellicer de Ossau identifica la
Atlántida con la península Ibérica,
asociando a los atlantes con los misteriosos
tartessios.

La obra de Ignatius
Donnelly

No será hasta la segunda mitad del siglo XIX, que
la historia de la Atlántida adquiera la fascinación
que provoca hasta hoy en día. En 1869, Julio Verne escribe
Veinte mil leguas de viaje submarino, novela que en su
capítulo IX describe un alucinante encuentro de los
protagonistas con los restos de una sumergida Atlántida.
Tiempo después, en 1883, Ignatius Donnelly, congresista
norteamericano, publica Atlántida: El Mundo
Antediluviano
(Atlantis: The Antediluvian World).
En dicha obra, Donnelly, a partir de las semejanzas que aprecia
entre las culturas egipcia y mesoamericana, hace converger, de
modo muchas veces caprichoso, una serie de antecedentes y
observaciones que lo llevan a concluir que hubo una
región, desaparecida, que fue el origen de toda
civilización humana (véase difusionismo) y cuyo eco
habría perdurado en la leyenda de la Atlántida. El
libro de Donnelly tuvo gran acogida de público (fue
reeditado hasta 1976), en una época en que el avance de la
ciencia permitía a su hipótesis aparecer
seductoramente verosímil. Tanto fue así, que el
gobierno británico organizó una expedición a
las islas Azores, lugar donde el escritor situaba la
Atlántida.

La Atlántida
después de Donnelly, hipó
tesis sobre la
Atlántida en actualidad

La mayoría de las conjeturas que postulaban la
existencia de la Atlántida como el "continente perdido",
como la de Donnelly, fueron invalidadas por la
comprobación del fenómeno de la deriva continental
durante los años 1950. Por ello, algunas de las
hipótesis modernas proponen que algunos de los elementos
de la historia de Platón se derivan de mitos anteriores, o
se refieren a lugares ya conocidos.

El éxito de Donnelly motivó a los autores
más diversos a plantear sus propias teorías. En
1888, la ocultista Madame Blavatsky publica La Doctrina
Secreta
, texto basado, supuestamente, en un documento
escrito en la Atlántida, El Libro de Dzian.
Según Blavatsky, los atlantes habrían sido una raza
de humanos anterior a la nuestra, cuya civilización
habría alcanzado un notable desarrollo científico y
espiritual. En 1938, el jerarca nazi Heinrich Himmler organiza,
en el contexto del misticismo nacionalsocialista, una serie de
expediciones a distintos lugares del mundo en busca de los
antepasados atlantes de la raza aria. En 1940, el médium
norteamericano Edgar Cayce predice que en 1968 la
Atlántida volverá a la superficie frente a las
costas de Florida. Sorprendentemente, en 1969, en las aguas de la
isla de Bimini, frente a la península de Florida,
será descubierta una formación rocosa a la que se
dio el nombre de Carretera de Bimini, y respecto de la cual
aún se discute si se trata o no de una construcción
humana.

Al margen de lo esotérico, el impulso generado
por la obra de Donnelly motivará también a
numerosos historiadores y arqueólogos, tanto profesionales
como aficionados, quienes durante el siglo XX
desarrollarán teorías que ubicarán la
Atlántida en los más distantes lugares, asociando a
los atlantes con diferentes culturas de la Antigüedad. Es
así como en 1913, el británico K. T. Frost sugiere,
con poco éxito, que el imperio cretense, conocido de los
egipcios, poderoso y posiblemente opresor de la Grecia primitiva,
habría sido el antecedente fáctico de la leyenda
Atlántida. La tesis de Frost, en un principio
menospreciada, acabó convirtiéndose en una
teoría bastante aceptada y difundida. En 1938, el
arqueólogo griego Spyridon Marinatos plantea que el fin la
civilización cretense, a causa de la erupción del
volcán de Santorini, podría ser el fondo
histórico de la leyenda. La idea de Marinatos será
trabajada por el sismólogo Angelos Galanopoulos, quien en
1960 publicará un artículo en donde sugerentemente
relacionará la tesis cretense con los textos de
Platón. Si bien el propio Marinatos sostuvo siempre que se
trataba de una simple especulación, la tesis de la
Atlántida cretense ha tenido amplia aceptación y
captado muchos seguidores, entre los que se contaba el ya
fallecido oceanógrafo francés Jacques
Cousteau.

Por su parte, en 1922, el arqueólogo
alemán Adolf Schulten retoma y populariza la idea de que
Tartessos fue la Atlántida. Tesis que cuenta con varios
seguidores hasta el día de hoy. Otras hipótesis
sobre la Atlántida la sitúan en la isla de Malta,
el mar de Azov, los Andes en Sudamérica , el
Próximo Oriente , el norte de África , Irlanda,
Indonesia, el Sur de España y en la
Antártida.

Sin embargo, ante la cantidad de sitios propuestos como
el emplazamiento de la isla, algunos escépticos como
Michael Shermer, fundador de la Skeptics Society, y dueño
de la revista Skeptic, sostiene que las hipótesis de la
ubicación de la isla Atlántida tienen defectos de
fondo y de forma. Tal y como es la tendencia más
ampliamente aceptada desde las esferas científicas y
académicas, Shermer propone que Platón realmente
elabora un relato mítico con base en hechos y locaciones
reales de la época. Según Shermer, la historia de
la Atlántida presenta un mensaje moral alrededor de una
sociedad que al hacerse rica se torna belicosa y corrupta, y por
ello es destruida por un castigo divino. Shermer rechaza en
general todas las distintas teorías, y en particular el
supuesto descubrimiento de la ubicación de la
Atlántida en el sur de España por el investigador
alemán Rainer Kühne; y señala que el mito de
la Atlántida propuesto por Platón recoge su
percepción acerca del costo de la guerra en lo
económico y social, derivado de su observación del
conflicto armado entre los siracusanos y los
cartagineses.

Falacias y conjeturas de los partidarios de
una "Atlántida maravillosa" (en su mayoría
esoteristas, teósofos y nacionalistas).

1. La Atlántida fue la "cuna de las
civilizaciones".

En ningún momento en el Timeo ni en el
Critias de Platón se dice (ni siquiera se insinúa)
que la Atlántida fuera cuna de las Civilizaciones ni de
Egipto ni de ninguna otra civilización. Solamente es
presentada como una civilización fuerte o poderosa, que
colonizó a una cantidad (nunca determinada) de pueblos del
interior del Mediterráneo, por un período de tiempo
(tampoco indicado).

2. Las pirámides egipcias y mesoamericanas (entre
otras), y las construcciones megalíticas, son obras de los
sabios arquitectos de la Atlántida.

No existe en el relato de la Atlántida de
Platón mención alguna de nada parecido a una
pirámide o a un megalito.

3. Los Atlantes eran portadores de grandes poderes
tecnológicos que les permitía volar en
máquinas voladoras y hasta poder alterar el eje
magnético de la tierra.

No existe en relato de la Atlántida de
Platón mención alguna de ningún tipo de
super-tecnología ni que los atlantes hayan sido portadores
y/o transmisores de ningún arcano y misterioso poder. La
mayor tecnología descrita (a nivel de ingeniería y
arquitectura) es la construcción de canales y acueductos,
pero en cualquier caso, esta no puede ser incluida en
ningún tipo de super-tecnología
misteriosa.

4. Existían varias "Columnas de Hércules"
(en el Mediterráneo, en el Atlántico, en el Mar
Rojo).

En los tiempos anteriores a Platón, las
fuentes conocidas demuestran que los griegos solamente conocen y
mencionan claramente a unas únicas "Columnas de
Hércules", las del estrecho marítimo de Gibraltar,
junto al Atlántico y a Gadeira.

5. En la Atlántida habían piñas y/o
cocos.

En las fuentes primarias (códices y MSS) del
Timeo y el Critias no existe mención a ninguna fruta que
se pueda identificar claramente con una piña ni con un
coco. Por otro lado, el clima descrito es templado
mediterráneo, no tropical, pues lo atlantes cosechaban la
tierra dos veces por año, en invierno con las aguas
provenientes de Zeus, y en verano mediante la conducción
del agua a través de canales, mientras que
construían termas y baños calientes (sistemas de
calefacción) para los meses de invierno.

6. La Atlántida se hallaba localizada,
"más allá" de las Columnas de Hércules", en
el medio del Océano.

En el Timeo se dice claramente "ante las Columnas de
Hércules" (p?? t?? st?µató?), en el
"piélago del Atlántico" (?t?a?t???? pe?a???). La
preposición p?? 'ante/delante' siempre era usada para
ubicar algo que se hallaba muy próximo, por ejemplo, "ante
las puertas", "él estaba delante (a la cabeza) del
ejército", "delante de la desembocadura del río",
etc. En resumen, algo situado siempre al "alcance de la vista".
La expresión "más allá" (en el sentido de
lejanía), en griego se expresa con otras preposiciones
como pe?á? y pó???, pero jamás mediante p??.
Por otro lado, la palabra griega que se traduce como
Océano, O?ea?ó?, no aparece escrita ni una sola vez
dentro del relato de la Atlántida de
Platón.

Falacias y conjeturas de los detractores
del sustrato histórico (académicos en su
mayoría).

1. Un continente tan grande como la Atlántida no
puede haberse hundido en el Atlántico.

No existe en relato de la Atlántida de
Platón mención alguna a que la misma haya sido un
continente. La Atlántida siempre es denominada con la voz
griega ??s??, "isla", según la interpretación
académica más extendida, pero también
"península", o "tierra fluvial" (entre otras acepciones
similares).

2. Platón es la única fuente para la
Atlántida, o los atlantes.

No es cierto. Existen otros autores que
también hablan sobre Atlantis, o los atlantes, o sobre una
civilización Atlántica, y a juzgar por las
diferencias y los elementos originales, así como la no
mención a Platón, puede sostenerse incluso que
bebieron en otras fuentes ajenas a Platón.

3. No existen referencias sobre la Atlántida, o
pueblos atlantes, en época anterior a
Platón.

No es cierto. Existen referencias en varios autores
griegos y africanos, contemporáneos con Solón y
Hecateo, y en un autor fenicio; y también en tradiciones
representadas en ritos y en relieves de importantes templos
griegos -igualmente anteriores a Platón- como por ejemplo,
las referencias de que el peplo de la Panatenea menor se decoraba
con imágenes que representaban la lucha entre los
atenienses y los atlantes, y la existencia -aún en el
siglo XVIII- de unos relieves en la primitiva naos del
Hefestión (actualmente desaparecidos), que también
representaban dicha gesta.

4. La Atlántida es un mito inventado por
Platón.

Es una mera opinión o especulación
–sin fundamento documental- que simplemente ha sido
adoptada casi como un dogma, y que además atenta contra la
propia concepción de Platón sobre el mito, para
quien era algo realmente deleznable, símbolo de falsedad
histórica. Por ello, en el Timeo y en el Critias se afirma
que la narración sobre la Atlántida era una
"historia verdadera" (alêthinon logon), "no un mito
fabricado"[1] , y los mayores expertos en Platón saben que
él siempre diferenciaba entre aquello que era un mito, y
lo que no lo era y estaba sustentado en "antiguas tradiciones"
(ek palaias akoês), como ocurre con la historia del
Atlántico. Todo ello sin entrar a valorar la
cuestión ética de no concedérsele a
Platón el derecho natural a la presunción de
inocencia, y honestidad intelectual, invirtiéndose el
verdadero valor de la "carga de la prueba", puesto que quien
afirma o sostiene que la narración sobre la
Atlántida es un mito inventado por Platón, es quien
tiene que aportar pruebas para sustentar tal afirmación,
puesto que Platón niega que lo fuera, y de hecho, no
existe ninguna prueba irrefutable que nos obligue a asumir lo
contrario.

5. La Atlántida es un mero "recurso literario"
inventado por Platón para representar sus ideas
políticas sobre el estado ideal.

Es otra opinión especulativa sin un verdadero
fundamento objetivo, no solo porque en los diálogos se
indica que no es un "mito" o "fábula inventada" sino
más bien una "historia verdadera" (alêthinon logon),
basada en "antiguas tradiciones" (ek palias akoês) sino
porque además la narración sobre la
Atlántida no guarda apenas relación con la
República de Platón y sus ideas sobre una
ciudad-estado ideal, salvo en pequeños detalles generales
que son comunes a casi todos los sistemas políticos de
gobierno de la antigüedad clásica conocidos en su
tiempo.

6. La Atlántida es una ficción de
Platón, porque es imposible que 9000 años antes de
Solón (fue un poeta, reformador y legislador ateniense,
uno de los siete sabios de Grecia) –en pleno
paleolítico- haya existido una civilización como la
que él describe.

En los textos en griego (en los códices y
manuscritos conservados del Timeo y el Critias) no se dice que
los atlantes hayan tenido guerra con los atenienses hace 11.560
años (9000 antes de Solón) ni que dicha
civilización haya desaparecido en tal fecha. Se trata de
un grosero error de interpretación donde se ha confundido
la cronología que los sacerdotes egipcios ofrecen a
Solón para la antigüedad de sus ciudades, Sais 8000 y
Atenas 9000 (Tim. 23c), con la fecha del fin de la
civilización. De hecho, en realidad la guerra es fijada en
los tiempos en que reinaban los reyes de la dinastía
micénica de los Cecrópidas (Critias 110a-b),
mientras que el final de Atenas (el cual ocurre evidentemente,
después de derrotar a la Atlántida) se fija poco
antes de los tiempos del Deucalión, catástrofe que
sucedió (según las antiguas cronologías
clásicas) alrededor del 1500 a.C (+ – 100
años).

7. La mayoría de los autores de la
antigüedad no creyeron en la pretendida historicidad de la
Atlántida.

No es cierto. Todo lo contrario. La mayoría
sí creyó a Platón y asumió la
narración de la Atlántida como una historia
verdadera o basada en hechos o acontecimientos históricos
remotos, y sólo una minoría dudó de la
misma.

8. Aristóteles, el más importante de los
discípulos de Platón, no creyó en la
Atlántida y dijo que "Platón mismo, tal como la
inventó la hizo desaparecer".

Falso. No existe ninguna referencia de
Aristóteles (o atribuida al mismo) que sustente esta
afirmación. Se trata de un grave error de
interpretación de un pasaje de Estrabón sobre unos
comentarios de Posidonio, los cuales, lejos de cuestionarla, en
realidad ofrecen credibilidad a la historia.

9. La Atlántida es una invención de
Platón, inspirada en la erupción volcánica
de Santorini, y en la civilización minoico –
cretense.

Especulación que no tiene fundamento alguno
documental, puesto que en las fuentes primarias (textos en griego
del Timeo y Critias) no existe ninguna mención a nada
parecido a una erupción volcánica. Por otro lado,
la descripción de la Atlántida, especialmente de su
metrópolis, apenas guarda relación con la
civilización minoica, más allá de lo
meramente general, o común, a todas las antiguas
civilizaciones y ciudades-estados de finales del Bronce. Por otro
lado, es obvio que Creta -según las fuentes conservadas-
jamás ha estado en un mar Atlántico ni al oeste de
unas "Columnas de Hércules" ni ha tenido una región
llamada Gadeira.

10. La Atlántida es una invención de
Platón inspirada en la catástrofe de Hélice,
ocurrida en el año 373 a.C.

Especulación que, además, no tiene en
cuenta las referencias de antiguos autores como el
escéptico Timón de Fliunte (citado por Aulio Gellio
), Jámblico, Proclo, y el autor desconocido de los "
Prolegómenos a la filosofía de Platón ",
quienes afirman que Platón había comprado un poema
de un autor pitagórico (algunos creen que Timeo de Locris
) el cual usó como base principal para redactar la mayor
parte del Timeo. De ser ciertas estas referencias (y no hay
pruebas de lo contrario), entonces la historia de la
Atlántida podría ser bastante más antigua
que el 373 a. C., a lo que debemos sumar también la
referencia sobre la verificación que hizo Crantor en
Egipto de unas estelas con la historia sobre la
Atlántida.

11. La Atlántida era "más grande que toda
la Libia y el Asia juntas, o reunidas".

Esta afirmación –que es la más
extendida- de que la Atlántida era "más grande que
Libia y Asia juntas", está sustentada en una deficiente
lectura de las fuentes primarias, primero, porque la palabra
griega para 'juntas', o 'reunidas' ni siquiera existe (en
ningún códice conocido) en tal secuencia del Timeo
ni en el Critias; segundo, porque la palabra usada, µe????,
tenía varios significados importantes y habituales como
por ejemplo, 'mayor', 'más poderosa', 'más
potente', 'más importante', 'más rica o
fértil', e incluso 'más vieja' o 'más
antigua', siendo este último significado de un uso
bastante frecuente. De hecho, el contexto demuestra que las dos
únicas veces que se usa en el relato, se hace dentro de un
contexto relacionado con el "gran poder" de expansión y
conquista de Atlantis, nunca en la parte de la descripción
geográfica, por lo que una traducción mucho
más correcta sería "más poderosa". Varias
evidencias en autores antiguos, especialmente en Estrabón
y en Proclo, confirman lo anterior. Estrabón, a
través de una referencia donde al referirse al
tamaño de Atlantis dice que era "no más
pequeña que un continente", lo que demuestra que
Estrabón -quien con toda seguridad tendría copias
bastante cercanas a los diálogos del Timeo y el Critias de
la primera edición docta de la Academia- no leyó
por ninguna parte que esta fuera "más grande que toda la
Libia y el Asia juntas, o reunidas", como se ha venido
sosteniendo tradicionalmente, al menos desde el renacimiento. Es
evidente que una tierra insular (ya sea una isla o una
península) que "no es más pequeña que un
continente" (o sea, que un único continente), no puede ser
a la vez "más grande que dos continentes juntos".
Estrabón es el testimonio más antiguo que tenemos,
y por ello el más próximo a Platón, pero
también tenemos a Proclo, el mayor exegeta de
Platón que ha existido, y escolarca de la Academia
platónica, quien afirma en su comentario al Timeo que
µe???? es usado en la historia de la Atlántida por
Platón en su sentido de "expansión y alcance del
poder atlante" o sea, que la traducción correcta
sería entonces, "más poderosa que Libia y
Asia".

Falsa
ubicación de la Isla en
Google Maps

En febrero de 2009, el periódico Telegraph, del
Reino Unido, "publicó un artículo insinuando que
usando Google Ocean (una extensión de Google Earth) se
podía ver un misterioso rectángulo cerca de las
Islas Canarias, bajo el mar en las coordenadas 35°15'15?N
24°15'30.53?O? / ?35.25417, -24.2584806 . Inmediatamente,
expertos y fanáticos de la Atlántida comenzaron a
especular, asegurando que la imagen correspondía a la
ciudad hundida. Google afirmó que la imagen corresponde a
un típico error de procesamiento de imagen al momento que
se recolectaron los datos de Batimetría de varios sonares
de botes en la zona".

Congresos sobre la
Atlántida

En julio de 2005 se celebró en la isla griega de
Milos el primer congreso de las hipótesis sobre la
Atlántida, donde los participantes expusieron sus tesis
sobre la base histórico-geográfica del relato de la
Atlántida reflejado en los diálogos de
Platón. Como resultado del congreso, se elaboró una
lista de 24 criterios para la localización de la
Atlántida. Se convocó un segundo encuentro en
Atenas en noviembre de 2008. También realizó un
tercer congreso en Santorini en el año 2010.

 

 

Autor:

Jorge Alberto Vilches Sanchez

 

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