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La década dorada, economía e inversiones españolas



Partes: 1, 2

  1. El
    pasado reciente y la evolución
    acontecida
  2. El
    consenso de Washington. Una nueva política
    económica
  3. Las
    transiciones incompletas
  4. Desafíos para completar las
    reformas
  5. Panorama de la economía
    latinoamericana
  6. Argentina. La primera crisis económica
    del siglo XXI. Lecciones para una economía
    global
  7. Los
    procesos de integración económica en
    América latina. Del panamericanismo al ALCA.
    Implicaciones para la Unión Europea y
    España

El pasado
reciente y la
evolución acontecida

  • 1. El pasado reciente.

En la mañana del 9 de diciembre de 1824, dos
ejércitos se enfrentaron en un pequeño valle de los
Andes Peruanos. La acción militar duró apenas una
hora y, a su término, las tropas patriotas conducidas por
el general Antonio Sucre, habían aniquilado al
ejército realista dirigido por el virrey La Serna1. La
batalla de Ayacucho, constituyó la culminación de
la lucha por la independencia latinoamericana. Quince años
de guerra y revolución, marcaron el fin de tres siglos de
dominio imperial sobre un vasto territorio que se extendía
desde Colorado y California, hasta Tierra del Fuego. Sin embargo,
la conquista de la independencia política no implicaba el
logro de la independencia económica, pues si bien
Latinoamérica rompió sus antiguos lazos con las
monarquías ibérica vínculos comerciales con
el mundo exterior. Por el contrario, este vasto, rico y
escasamente poblado subcontinente pronto atrajo la
atención de los navieros, comerciantes y banqueros de
Europa y los Estados Unidos. En un lapso sorprendentemente breve,
los Estados de Centro y Sudamérica se hallaron inmersos en
una nueva y compleja red de relaciones mercantiles y financieras
que progresivamente los sujetó a la dinámica de la
economía mundial y a sus consiguientes ciclos de
expansión y recesión, de prosperidad y
crisis.

Todo esto coincidió con una fase cíclica
de prosperidad de la economía británica impulsada
por el rápido desarrollo de la industria textil
algodonera, columna vertebral de la primitiva revolución
industrial. La expansión económica fue estimulada a
su vez por la introducción de nueva tecnología en
otros campos: los primeros trenes de pasajeros, empresas navieras
de vapores y compañías de luz y de gas.

Tales innovaciones atrajeron el interés de
pequeños y grandes inversionistas de toda Inglaterra que
colocaron sus capitales en los nuevos negocios, algunos
sólidos, otros obviamente fraudes.

Este resumen se realiza debido a que para entender la
situación actual de América Latina en el
ámbito económico es necesario considerar el pasado
reciente y la evolución acontecida a lo largo de los
últimos tiempos.

  • 2. Evolución
    Acontecida.

La demanda de exportaciones y las entradas de capital
tuvieron un impacto profundo en las diversas estructuras
económicas, sociales y políticas de América
Latina durante este periodo. Influyeron asimismo tanto la
lotería de los productos básicos como el
tamaño, por lo que se entiende la dimensión
económica efectiva de un país en función de
la población, el ingreso y la extensión
territorial. La geografía, el legado político y las
características sociopolíticas subyacentes fueron
otros aspectos importantes.

Respecto a las naciones europeas, la rápida
expansión del comercio mundial también
resultó una de las características de la
aceleración del crecimiento económico de estos
países, cuya industrialización fue intensa durante
el siglo XIX.

De los países pequeños, tanto Uruguay, que
se benefició de la inversión extranjera al mismo
tiempo que Argentina, aunque no en igual medida, como los
países abiertos a la inversión de Estados Unidos en
la actividad azucarera, a saber, Cuba, Puerto Rico y
República Dominicana, son las excepciones a la regla. En
otras palabras, el tamaño de por sí no
determinó el interés del inversionista. La
geografía, las relaciones y la estabilidad política
también influyeron; los países que acababan de
salir de las turbulencias del siglo XIX quedaron al final de la
lista.

TABLA EXPORTACIONES Y TASA DE CRECIMIENTO
DEL PIB: 1900-1929 (Promedios Anuales, en Porcentajes)

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  • 3. Del crecimiento hacia fuera al
    crecimiento hacia dentro.

Se ha descrito habitualmente la depresión de 1929
como el momento decisivo de la transición de
América Latina desde un crecimiento económico hacia
fuera, basado en la exportación, hacia un desarrollo hacia
dentro, sustentado en el modelo conocido como
Industrialización Mediante la Sustitución de
Importaciones (ISI). Tanto los «estructuralistas»8,
que generalmente consideran este cambio favorablemente, como los
neoliberales, consideran los años treinta como una
década en la cual América Latina extravió el
camino.

Es indudable que a lo largo de estos años,
surgieron en muchos países nuevas fuerzas
económicas, sociales y políticas, que en
última instancia darían un perfil muy diferente al
modelo latinoamericano de desarrollo económico.

Los años setenta llegaron con una acusada
inestabilidad de la economía mundial, intensificada por el
primer aumento considerable del precio del petróleo (1973)
y con ello, la necesidad del reciclaje de los abundantes recursos
financieros (que aumentaron por las repetidas subidas), los
cuales se dirigieron en gran medida hacia América Latina,
que proporcionados a un bajo coste, supusieron un amplio
endeudamiento de los diferentes países. Este masivo
endeudamiento, permitió en primer lugar, aliviar las
disminuidas reservas, al tiempo que les permitió llevar a
cabo importantes proyectos de infraestructuras y financiar
grandes planes industriales en los más variados campos,
que en bastantes ocasiones resultaban de dudosa
viabilidad.

TABLA CRECIMIENTO DEL PIB: MUNDO Y
MAYORES REGIONES, 1820-1998 (Tasas de crecimiento anual promedio
ponderado

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Los años ochenta se caracterizaron por
acontecimientos que resultaron muy perjudiciales para las
economías latinoamericanas, destacando los cambios en la
política económica de Estados Unidos. Estas
adversas circunstancias influyeron directamente en una
contracción del comercio internacional, importantes
aumentos en la tasa de interés y el deterioro en los
precios de las materias primas, lo que provocó la
subsiguiente escasez generalizada de divisas.

En síntesis, el efecto combinado de las crisis
externas comercial y financiera, ocasionó un descenso del
7 por 100 en el promedio del PIB per cápita entre
1980-1981 y durante 1983-1990, un descenso del 15 por 100 en la
absorción interna. Esto contrasta notoriamente con el
dinamismo de los años setenta, donde el promedio anual del
crecimiento del PIB era del 5.6 por 100, el consumo aumentaba en
el 6.1 por 100 y la inversión crecía al 7.3 anual,
frente a un crecimiento demográfico del 2.4 por 1000. Por
su parte, la CEPAL, así como el Banco Mundial, estimaron
que durante los años ochenta la producción per
cápita disminuyó en un 8 por ciento y durante el
período 1983-1990 se obtuvo un crecimiento del cero por
ciento, estimándose que los ingresos per cápita a
finales de los ochenta fueron un 11 por ciento inferiores a los
alcanzados al comenzar la década. el desarrollo industrial
realizado en América Latina adoleció de tres fallos
fundamentales que debilitaron su contribución al
mejoramiento del nivel de crecimiento. Éstos han
sido:

a) Toda la actividad industrializadora se ha dirigido
hacia el mercado interno.

b) La elección de las industrias se ha hecho por
razones circunstanciales, más que por consideraciones de
economicidad.

c) La industrialización no ha corregido la
vulnerabilidad exterior de los países
latinoamericanos.

Los mencionados acontecimientos, junto con las
transformaciones en la economía mundial, exigieron un
cambio en el rumbo de la política de desarrollo de la
región. Se comenzó pues, de manera unívoca,
el abandono de un modelo de crecimiento hacia dentro,
caracterizado por el proteccionismo y la fuerte
intervención estatal en la economía. Los
países iniciaron una transición hacia una
economía más abierta, desregulada y competitiva,
junto con un Estado de menor tamaño, pero más
eficiente.

Llegada la década de los años noventa,
comienza la implementación de un nuevo modelo
económico que estaba asentado en el llamado Consenso de
Washington.

Desde este nuevo modelo comenzó la última
década del siglo XX y con ella, también aparecieron
las primeras señales de recuperación. La
reanimación del crecimiento económico estuvo
asociada con la primera entrada neta positiva de capitales
procedentes del resto del mundo desde 1981, resultado de un mejor
acceso a la financiación privada externa, como de un
drástico descenso de los tipos de interés en el
mercado estadounidense. Esto evidenció, la persistente
sensibilidad de las economías latinoamericanas a los
factores externos, y la posibilidad que se repita un costoso
comportamiento cíclico.

GRÁFICO CICLO ECONÓMICO EN
AMÉRICA LATINA 1997-2001*

(PIB desestacionalización,
variación trimestral anualizada)

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El modesto crecimiento de los noventa, permitió
elevar el ingreso promedio de los latinoamericanos sólo un
1.5% anual, menos que en los países desarrollados, donde
aumentó un 2% anual, o que en algunos grupos de
países de Asia, donde creció a tasas cercanas al
3.5%. Desafortunadamente, el ritmo de crecimiento del ingreso es
tan lento en América Latina que se requeriría cerca
de un siglo para que la región pudiera alcanzar los
niveles actuales de ingreso de los países
desarrollados.

Finalmente cabe señalar que la amplia
liberalización de los mercados y la privatización
de las empresas públicas se extendieron en toda la
región, contribuyendo a un profundo recorte del papel del
Estado14. De una activa intervención en la
asignación de recursos y las actividades productivas
directas hasta los años setenta, el Estado pasó a
centrarse en la política macroeconómica, la
construcción de infraestructuras y los programas sociales.
Se necesitaba un Estado con más músculo y menos
grasa, cediendo su protagonismo en el desarrollo
económico, reconociendo así el papel central que
juega para el crecimiento la iniciativa privada, siendo la
empresa motor del desarrollo económico y
social.

TABLA AMÉRICA LATINA. PRODUCTO
INTERIOR BRUTO 1970-1999(en porcentajes).

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El consenso de
Washington. Una nueva política
económica

El agotamiento del modelo de ISI promulgó las
bases para emprender las reformas estructurales necesarias que
permitiesen cambiar el rumbo económico del continente. Al
mismo tiempo que se delineaba este giro económico, algo
histórico sucedió en la región entre 1982 y
1990, una quincena de países logró realizar la
transición política desde la dictadura a la
democracia, adoptando todos la economía de mercado como
modelo económico.

El Consenso, se elaboró para encontrar soluciones
útiles sobre la forma de afrontar en la región la
crisis de la deuda externa, y establecer un ambiente de
transparencia y estabilidad económica. En las siguientes
páginas expondremos, en primer lugar, el contenido y los
objetivos de dicho Consenso; a continuación, se
expondrán los efectos de la aplicación de dichas
medidas, y después analizaremos los principales problemas
que se derivaron de la puesta en práctica de estas
políticas de reformas, para, finalmente, estudiar en
qué medida un Nuevo Consenso que reforme y amplíe
dichas reformas podría mejorar la situación actual
y posibilitar un crecimiento económico estable y
sostenido.

  • A. LAS FORMULACIONES DEL CONSENSO DE
    WASHINGTON.

1. Disciplina presupuestaria

La disciplina presupuestaria es un elemento esencial en
los programas negociados por el Fondo Monetario Internacional
(FMI) con los miembros que desean pedirle préstamos.
También tuvo notable importancia en Washington20, lo cual
condujo al restablecimiento de un presupuesto equilibrado
mediante la aprobación de la Ley Gramm-Rudman- Hollings en
1993.

Dicha disciplina está estrechamente relacionada
con la disciplina fiscal dando lugar a múltiples opiniones
sobre el tema. Unos opinan que un déficit es aceptable
siempre y cuando no desemboque en un incremento del ratio
Deuda-PNB, otros defienden que un presupuesto equilibrado (o por
lo menos un ratio Deuda-PNB que no aumente) debería ser la
norma mínima a medio plazo, pero que los déficits y
excedentes a corto plazo alrededor de esa norma, deberían
ser bien acogidos, ya que contribuyen a la estabilización
macroeconómica.

2. Cambios en las prioridades del gasto
público.

Para reducir el déficit presupuestario,
Washington optó por reducir los gastos más que por
aumentar la recaudación tributaria. Existen tres
categorías principales de gastos, esto es, las
subvenciones, la educación y la sanidad, y la
inversión pública.

3. La reforma fiscal.

De acuerdo con lo dicho en el punto anterior, y a pesar
de la existencia de un importante contraste de actitudes por
parte de los miembros del Consenso, la mayor recaudación
fue considerada por Washington como una alternativa inferior para
remediar al déficit presupuestario en comparación
con la reducción del gasto público.

4. Los tipos de interés.

Según esta propuesta, los tipos de interés
debían seguir dos principios fundamentales. Primero,
tenían que ser determinados por el mercado de modo a
evitar una asignación inadecuada de los recursos. Y
segundo, debían ser positivos en términos reales
para desincentivar las evasiones de capitales e incrementar el
ahorro. El problema de esta medida residía en la posible
contradicción de estos dos principios en época de
crisis.

5. El tipo de cambio.

En Washington se propuso que los tipos de cambio fueran
determinados por las fuerzas del mercado, sin embargo la
opinión dominante era que, más que debatir sobre la
forma de determinar el tipo de cambio, resultaba más
importante tratar de que éste sea competitivo.

Por otra parte, las propuestas estaban claramente
orientadas hacia el exterior y hacia la expansión de las
exportaciones con el fin de fomentar la recuperación de
América Latina.

6. Liberalización comercial.

Para Washington, otro elemento importante para una
política económica orientada hacia el sector
exterior era la liberalización de las importaciones. El
acceso a las importaciones de factores de producción
intermedios a precios competitivos se consideraba importante para
la promoción de las exportaciones, mientras que una
política de protección de las industrias nacionales
frente a la competencia extranjera se interpretaba como creadora
de distorsiones costosas que acababan penalizando las
exportaciones y empobreciendo la economía
nacional.

No es de esperar que una economía muy protegida
se deshaga de toda su protección sin un periodo de
transición. Sin embargo, este punto quedó sin una
formulación clara debido a la diferencia de opiniones
entre los miembros del consenso: mientras que unos pensaban que
la liberalización de las importaciones debía seguir
estrictamente un calendario predeterminado, otros opinaban que
dicha liberalización tenía que realizarse a un
ritmo acorde con el estado de la balanza de pagos del país
en cuestión.

7. Política de apertura respecto a la
inversión extranjera directa.

Como acabamos de exponer, la liberalización de
los flujos financieros extranjeros no fue una prioridad
importante en el Consenso de Washington, aunque una actitud
restrictiva, limitadora de la entrada de la inversión
extranjera directa (IED), fuera considerada como una
insensatez.

Por otra parte, se pensaba que la IED podía
igualmente promoverse mediante canjes de obligaciones por
acciones, lo cual podía permitir además reducir la
deuda. Esto generó diversas disyuntivas en torno a si
había que subsidiar la IED o si la inversión
subvencionada tenía que ser adicional.

8. Política de privatizaciones.

La privatización puede ayudar a la
reducción de la presión en el presupuesto del
gobierno, tanto a corto plazo, gracias a los ingresos derivados
de la venta de la empresa, como a largo plazo, puesto que el
gobierno ya no tiene que financiar la inversión necesaria.
A pesar de que esta creencia fuera durante mucho tiempo una
política de fe en Washington, la privatización
solamente se enfatizó a partir de 1985, tras la
proclamación del Plan Baker, es decir, cuando
recibió el impulso oficial norteamericano con el apoyo del
FMI y el BM para fomentar la privatización en el mundo y
particularmente en América Latina, donde, como ya se vio
anteriormente, la falta de un fuerte sector privado
autóctono, fomentó el desarrollo de las empresas
estatales en detrimento de la privatización.

9. Política desreguladora.

La desregulación también se
consideró como un modo de fomentar la competencia, y en
particular en América Latina, donde se hallaban las
economías de mercado más reguladas del mundo, pero
éstas estaban principalmente gestionadas por
administradores mal pagados y fácilmente
corruptibles.

Es interesante anotar que la actividad productiva estaba
regulada de varios modos, mediante la legislación vigente,
por medio de decretos del gobierno, o la vía de toma de
decisiones sobre casos puntuales. Esta práctica era la
más difundida en Latinoamérica, lo cual
fomentó oportunidades de corrupción a la vez que
discriminaba a las pequeñas y medianas empresas,
importantes generadoras de empleo y de estabilidad
social.

10. Derechos de propiedad

A finales de la década de los 80, en
América Latina, los derechos de propiedad eran muy
inseguros, lo cual contrastaba con el que estuvieran tan
firmemente implantados en Estados Unidos; por ello, Washington
optó por implantar unos derechos firmemente establecidos y
garantizados.

  • B. APLICACIÓN DE LAS REFORMAS
    ECONÓMICAS DEL CONSENSO DE WASHINGTON.

Durante los años 90, la dirigencia
tecnócrata y política de América Latina
aplicó con firmeza el paquete de reformas
económicas del Consenso de Washington. Los cambios de
política en la región recibieron un vigoroso
respaldo de las instituciones financieras internacionales, y se
reforzaron con créditos vinculados a las reformas y
condicionados a su aplicación, lo cual alimentó la
esperanza de los líderes, de hacer retornar el capital
privado a la región después de los desastrosos
años 80.

La liberalización financiera se produjo de un
modo igualmente agresivo; se descartó el control directo
de créditos, se desregularon las tasas de interés,
se iniciaron regímenes de inversión extranjera
directa y se suprimieron los controles de cambios y de cuentas de
capital. Bancos, empresas eléctricas, de petróleo,
de telecomunicaciones, las redes viales así como los
servicios de agua y salud se vendieron al sector
privado.

Sin embargo, la cara adversa fueron los resultados
desalentadores en términos de crecimiento
económico, reducción de la pobreza,
redistribución del ingreso y condiciones sociales. En los
años 90, el aumento real del PIB en la región fue
escaso; 1 por ciento anual durante toda la década, esto
es, un porcentaje ligeramente superior a las alarmantes cifras
registradas en los años 80, pero muy por debajo de las
tasas del 5 por ciento, o más, que se alcanzaron en los
años 60 y 70.

En un país tras otro la población se
desanimó, padeciendo muchas veces la denominada fatiga
reformista. Las encuestas de opinión pública a
fines de los años 90, demostraron que los latinoamericanos
sentían que sus economías no marchaban bien, que su
calidad de vida era más baja que la de generaciones
anteriores, y que la pobreza alcanzaba índices sin
precedentes.

Se suele culpar a las reformas económicas por el
lento crecimiento y el decepcionante progreso social de los
años 90. Pero esto es difícilmente justificable.
Varios análisis minuciosos demuestran que sin las
reformas, la situación hubiera sido aún peor.
Ciertamente, el ingreso per cápita y la producción
en América Latina hubiesen sido inferiores, mayor la
inestabilidad, y agravadas la pobreza y la desigualdad de
ingresos. De manera que debería perdurar un importante
núcleo de la sabiduría económica contenida y
contrastada en el Consenso de Washington.

  • C.  LOS FALLOS DEL CONSENSO DE
    WASHINGTON.

Así pues, los años 90 en América
Latina pusieron en evidencia las importantes deficiencias del
Consenso de Washington.

La primera de las carencias concierne claramente el tema
de la equidad como objetivo, buscado a través de la
distribución de la renta. Esto no fue parte del Consenso
de Washington en contraposición con la lucha contra la
pobreza que sí lo fue, gracias al establecimiento de
prioridades del gasto público, dirigidas en gran parte a
sectores como la educación, la sanidad y a otros de gran
interés para las capas más bajas de la
sociedad.

Otra de las omisiones más relevantes del
consenso, ha sido la falta de una referencia directa a la
estabilidad de los precios.

Se excluyeron igualmente otros temas como el crecimiento
o el medio ambiente, a la vez que el carácter de las
propuestas era más bien liberalizador o anti-estatalista,
además de hacer escasas referencias a la necesaria tarea
gubernamental de luchar para mantener condiciones
auténticas de competencia en los mercados.

Por otra parte, existe una gran variedad de opiniones
acerca de cuáles han sido los verdaderos fallos de las
medidas adoptadas. Hay quienes sostienen que éstas se han
debido a que los diez instrumentos del Consenso no han sido
aplicados sistemáticamente, y que verdaderamente se
necesitaba y necesita más de lo mismo.

Ampliar las reformas.

Ya en las reuniones cumbre celebradas en 1994 y 199828,
los Jefes de Estado, en sus declaraciones formales, decidieron
incorporar como metas fundamentales la disminución de la
pobreza, la educación y el buen gobierno. Ello supone una
significativa extensión que va más allá del
ajuste y el crecimiento plasmados en el Consenso de Washington y
demuestra que la reducción de la pobreza y la equidad han
pasado al primer plano en la agenda del desarrollo, desplazando
así al crecimiento, aunque sin desecharlo del todo. Las
profundas reformas económicas contenidas en el Consenso de
Washington han llevado al conjunto de América Latina a una
situación poco satisfactoria, donde se impone la
búsqueda de nuevas opciones que garanticen un mayor
crecimiento sustentable y equitativo. Siendo preciso destacar,
que las medidas incluidas en el Consenso, permitieron preservar
el equilibrio macroeconómico, el control de la
inflación, la mejoría del balance presupuestario y
el ahorro fiscal, el crecimiento de las exportaciones y la
diversificación de los países de destino,
así como las privatizaciones masivas de las corporaciones
públicas.

Sin embargo, de forma general, estos equilibrios
sólo pudieron alcanzarse mediante los desequilibrios en
otras variables macroeconómicas o en detrimento de
aspectos esenciales para lograr la equidad o la competitividad
sistémica. Por todo lo cual considero tan importante como
urgente, ampliar las reformas del Consenso de Washington,
perseverando el núcleo de sabiduría
económica con el fin de implantar bases sólidas
para la mejora de la situación económica en
América Latina.

Conclusión.

Podemos decir que las amplias reformas económicas
derivadas del Consenso de Washington, aplicadas en los
países de América Latina durante la década
de los 90 impone la búsqueda de opciones que garanticen un
mayor crecimiento, sustentable y con equidad. La principal
razón de esta desilusión reside en que la
distribución de los ingresos y las oportunidades han
empeorado y al hecho, de que existe un significativo potencial de
inestabilidad, como lo demuestran las crisis
sucesivas.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, los
equilibrios alcanzados se produjeron a costa de otros
desequilibrios en variables macroeconómicas o bien
descuidando aspectos esenciales para lograr la equidad o la
competitividad sistémica como la inversión en
capital humano y nuevas tecnologías.

Para que los países de América Latina y el
Caribe enfrenten la globalización con determinación
es necesario promover la inclusión social, pero aumentando
la competitividad, siendo ésta la manera más
eficiente para propiciar el acceso de todos a los caminos de la
prosperidad.

Por otra parte, las reformas y ampliaciones necesarias,
no deben convertirse en un fin en sí mismas, por el
contrario, insistimos en que deben constituirse como un medio
para el progreso, para alcanzar el desarrollo con equidad para
acortar distancias con el mundo desarrollado, para no quedarse
rezagada la región en la evolución de la Sociedad
de la Información y el Conocimiento del siglo
XXI.

Las transiciones
incompletas

No hubo, ni hay un proceso único de
transición en América Latina. Fueron muchos los
procesos de transición que, a pesar de tener
características comunes, se diferenciaron sustancialmente
entre uno y otro país, tanto por el año en que
comenzaron como por el nivel de profundidad de las reformas
instrumentadas.

El cambio en el crecimiento y en la estructura de la
población, la reforma del Estado, el comercio
intrarregional, los ajustes macroeconómicos, el cambio en
las políticas comerciales y la apertura comercial y
financiera fueron las principales reestructuraciones ocurridas en
el proceso de transición en casi todos los países
de América Latina.

Los aspectos más generales de este cambio se
pueden dividir en:

  • 1. La transformación
    demográfica.

La población de América Latina se
triplicó en los últimos 50 años, pasando de
menos de 170 millones de habitantes en 1950 a un total calculado
en más de 500 millones en el 2000. Cabe destacar que la
tasa de crecimiento de la población ha caído
sistemáticamente desde los años 60 debido
principalmente a la disminución de las tasas de
fecundidad.

Otro cambio importante registrado en la región
fue el aumento de la esperanza de vida al nacer, debido a una
declinación sustancial de las tasas de mortalidad,
especialmente la de mortalidad infantil.

GRAFICO POBLACIÓN TOTAL Y TASA DE
CRECIMIENTO1950-2000.

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La conjunción de estos dos cambios ha tenido un
impacto importante en la composición por edad de la
población y, por consiguiente, en el crecimiento de la
oferta de trabajo (aumento de la población
económicamente activa).

En lo que se refiere a la composición por edad de
la población, la participación relativa de la
población joven (0-14 años), que aumentó en
términos relativos hasta mediados del decenio de 1960
comenzó a disminuir, llegando a menos de 32% este
año.

GRAFICO ESTRUCTURA DE EDADES DE LA
POBLACIÓN 1950-2000

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Al mismo tiempo que crecía la
participación relativa de la población en edad
activa, también aumentaba la participación de las
mujeres.

La combinación de más mujeres y más
jóvenes en el total de la población
económicamente activa es un factor que ejerce
presión en el mercado de trabajo y, seguramente, tiene
como resultado un impacto negativo en las tasas de desempleo y en
los niveles de salario real. Para las próximas
décadas, se pronostican tasas más bajas de
crecimiento de la población económicamente
activa.

  • 2. La reforma del estado.

La reforma del Estado tuvo como objetivo generar las
condiciones para lograr el equilibrio fiscal y aumentar su
eficiencia y transparencia.

Por ejemplo, las privatizaciones, además de
posibilitar al aumento de la eficiencia en la economía,
apartaron al Estado de las actividades productivas, liberando de
esa manera recursos financieros y humanos que se volcaron al fin
de salvaguardar bienes públicos como la educación y
la salud, así como a contribuir en el equilibrio fiscal y
en el aumento de las inversiones externas en la región. La
participación del sector privado en la formación
bruta de capital pasó de menos de 70% en el decenio de
1970, a cerca de 92% en 2000.

La apertura de las economías regionales
integró a América Latina de manera más
profunda en la economía mundial, llevando a los
productores internos a aumentar sus niveles de competitividad.
Mientras la apertura de los mercados financieros facilitaba la
entrada del capital extranjero necesario para el crecimiento de
las inversiones.

La integración económica regional
también avanzó de manera considerable en este
período como lo demuestra el crecimiento del flujo de
exportaciones en la región. Las exportaciones
intrarregionales crecieron del 11,1% de las exportaciones totales
en 1985 hasta más del 21% en 1999.

  • 4. Reestructuración
    industrial.

La creciente y más rápida
incorporación tecnológica y la
reestructuración del proceso productivo, representan otros
cambios importantes que se registraron en muchas de las
economías latinoamericanas desde las últimas
décadas.

Los cambios en la composición del PIB ocurrieron
no sólo en América Latina sino también en la
economía mundial en su totalidad. Sin embargo, la
región ha experimentado cambios más extremos que el
resto del mundo en los últimos 20 años, lo cual es
una buena señal de que Latinoamérica se suma a la
corriente de industrialización.

GRAFICO COMPOSICIÓN DEL PIB DEL
MUNDO Y DE AMÉRICA LATINA.

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Es importante tener en cuenta que el mayor nivel de
integración en la economía mundial, principalmente
como consecuencia de la integración regional, dio como
resultado la redistribución espacial de algunas
actividades.

  • 5. Ajustes
    Macroeconómicos.

Las reformas institucionales, las privatizaciones, las
políticas fiscales restrictivas y las políticas
monetarias y cambiarías enfocadas a la búsqueda de
la estabilidad monetaria tuvieron grandes efectos en el
desempeño de la economía. Además, la
exposición de las economías de la región a
la volatilidad de los mercados financieros internacionales,
provocó una tendencia a mayores fluctuaciones en las tasas
de crecimiento económico. Por otra parte, el crecimiento
bajo e inestable, muchas veces con tasas negativas, ha fomentado
el incremento observado en las tasas de desempleo abierto, y en
el empleo informal de baja productividad y
remuneración.

Muchos cambios, como las privatizaciones, quedaron
inconclusos; el crecimiento económico se vio interrumpido
por un incremento significativo del desempleo y se
restringió el acceso a los mercados financieros
internacionales a la vez que se encarecía el
crédito dada la propensión del riesgo
país.

  • 6. Apertura comercial y
    cambiaria.

Los países de la región emprendieron la
liberalización comercial en función de decisiones
unilaterales.

La liberalización del mercado cambiario
constituyó el complemento natural de la reforma comercial.
Actualmente, la gran mayoría de países han
liberalizado el movimiento de capitales con el exterior, el tipo
de cambio flexible pasó a ser el sistema predominante en
la mayor parte de estos, ya sea mediante un régimen de
tasas flotantes dentro de unas bandas acotadas por la autoridad
monetaria o bien con tasas fluctuantes, independientemente de
dicha autoridad.

Las reformas realizadas aceleraron, el comercio
exterior, registrándose un crecimiento de éste en
la década de los 90, siendo mayor la expansión de
las importaciones que de las exportaciones.

  • 7. Apertura Arancelaria.

Junto con la reducción y la
racionalización de las estructuras arancelarias, los
gobiernos eliminaron la mayor parte de las medidas no
arancelarias, tales como licencias previas, licencias no
automáticas, restricciones de control de cambios,
prohibiciones sobre las importaciones, cuotas y contingentes de
importación.

Casi todos los países de la región son
miembros de esquemas subregionales de integración, y es en
el marco de estos proyectos de constitución de uniones
aduaneras donde han llevado a cabo la racionalización de
sus estructuras arancelarias, además de la
liberalización de la mayor parte de su intercambio
mutuo.

  • 8. El comercio
    Intrarregional.

Cabe destacar el papel significativo que durante la
década de los años noventa ha jugado el comercio
intrarregional. A las ventajas que ello implicaba para el
comercio exterior y la eficiencia productiva, se suma el hecho de
que se trataba de un pilar básico para actividades
manufactureras de mayor contenido tecnológico y creador de
empleos de mayor calidad.

Los países de la zona comenzaron el nuevo siglo,
con la necesidad de revisar algunos principios de su modelo de
desarrollo y de política macroeconómica. A esto
habría que añadir, las no demasiado buenas
perspectivas que se vienen produciendo en el escenario mundial,
cuando comenzó la desaceleración de la
economía de EE.UU., agravada tras los trágicos
sucesos del 11 de septiembre47. Asimismo, la acentuada
liberalización financiera y la globalización de los
mercados, junto al esquema de una sola economía
global.

  • 9. Regionalismo abierto.

La expresión regionalismo abierto, califica las
acciones que apuntan a incrementar la interdependencia entre los
países de una zona determinada, en el marco de una
tendencia hacia el libre flujo de comercio, capital, trabajo y
conocimiento.

Por otra parte, la expresión regionalismo abierto
tiene acepciones distintas en América Latina y en la zona
de Asia y el Pacífico, dado que entre uno y otro
regionalismo hay más diferencias que semejanzas, a causa
de las distintas características y la distinta
evolución histórica de estas dos grandes
regiones.

Cabe destacar que Un referente básico, para los
procesos de integración regional, ha sido el modelo de
integración federativo europeo, que ha transitado desde la
formación de los mercados nacionales hasta la
creación de un espacio único y de una Unión
Económica y Monetaria, mediante el establecimiento de
reglas, políticas e instituciones comunes.

En América Latina, este proceso, basado
generalmente en acuerdos políticos intergubernamentales,
evolucionó hacia una integración mayormente de
facto, merced a vínculos comerciales y de inversión
entre empresas. Se puede medir cuán cerca o cuán
lejos está el regionalismo del proceso multilateral por
medio de dos parámetros:

  • La profundidad del proceso, es decir, la
    extensión y la amplitud de las normas acordadas entre
    los miembros del grupo.

  • La capacidad de incorporar nuevos miembros. Los
    conceptos de regionalismo profundo y regionalismo abierto
    reflejan los desafíos que se plantean a los
    países para lograr una mejor inserción
    internacional.

Desafíos
para completar las reformas

El gran desafío al que se enfrenta América
Latina, es complementar la transición en la estrategia
general de desarrollo interrumpida por la crisis financiera
asiática (1998), conciliando la eficiencia
económica con mayor justicia social. En una palabra, es
necesaria una profunda redistribución de las rentas. La
continuidad en la coordinación de políticas micro y
macroeconómicas puede y debe propiciar las condiciones
básicas para un crecimiento económico sustentable a
largo plazo.

1. Eficiencia, productividad, equidad

La equidad como objetivo, medido principalmente a
través de la distribución de la renta, no es, como
se ha expuesto, parte integrante del Consenso de Washington. El
hecho de que dicho Consenso estuviera pensado para
América

Latina y que en ésta, la lucha directa contra la
pobreza sea ya una prioridad (claramente aceptada por el Banco
Mundial y el BID), explicaría que la equidad, como
movimiento más amplio a favor de una mejor
distribución de la renta, no figure en el Consenso. Sin
embargo, es razonable pensar que la lucha directa contra la
pobreza y las políticas de fomento de una mejor
distribución de la renta son dos frentes de una misma
batalla.

2. Política fiscal

Dentro del contexto macroeconómico, es
fundamental la continuidad de políticas monetarias y
cambiarias realistas y transparentes con el fin de reducir los
niveles de incertidumbre relacionados con la estabilidad
económica, creando incentivos a la inversión a
largo plazo. Sin embargo, la política fiscal tal vez
mantenga el papel más destacado en la reanudación
del crecimiento económico y en los avances de la
eficiencia del Estado y de la economía de manera
general.

3. Política monetaria

La tendencia a una cierta normalización de los
mercados financieros internacionales percibida desde finales de
1999, permitió durante el 2000, apoyar una política
más expansiva en los países que habían
sufrido una recesión el año anterior y deseaban
complementar la reactivación con un nivel adecuado de
liquidez.

En efecto, la tasa anual de liquidez real del sistema,
que había decaí- do durante la recesión de
1999, se recuperó parcialmente de esta pérdida en
el ejercicio 2000. La capacidad de flexibilizar la oferta
monetaria es, en buena medida, condicionada por la
situación de liquidez externa.

Países que continuaron enfrentándose a
fuertes restricciones externas no pudieron suavizar su
política monetaria, como sucedió en
Argentina

GRÁFICO VI. LA DEUDA DE ARGENTINA (millones de
dólares)

Monografias.com

4. Educación y
tecnología

El hecho de que la informática se encuentre
aún en su etapa de difusión, ofrece la oportunidad
de comprobar la relevancia de estas variables y de comprender de
forma más general, las causas del atraso
tecnológico de la región. Subsidiar los ordenadores
o la creación de puntos de conexión de Internet no
apunta en solucionar este atraso.

La práctica de la innovación
tecnológica, ocurre en contextos institucionales
específicos, que no se reflejan adecuadamente en variables
como las recién consideradas, en donde también hay
campos intensos

y extensos para la acción del gobierno. Estudios
recientes sobre la innovación de la región
demuestran que los gastos de investigación y desarrollo
(I+D) en América Latina son muy limitados, el personal
dedicado a estas actividades es escaso y se encuentra
subutilizado, mientras que las vinculaciones entre las empresas y
los centros de investigación son incipientes y los flujos
de información son débiles.

5. Integración económica

La continuidad de una política comercial abierta
y el fortalecimiento del proceso de integración
económica regional son dos principios básicos en la
búsqueda del mejoramiento de los niveles de competitividad
de los países de la región.

Los avances potenciales de la integración
económica a través de la instrumentación de
los diferentes acuerdos de libre comercio, unión aduanera
y mercado común existentes en América Latina son
enormes.

Partes: 1, 2

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