Monografias.com > Derecho
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La deconstrucción de las leyes



  1. Código legal
    deconstruible
  2. En la universidad
    de Harvard
  3. Enfoque
    doctrinal
  4. Realismo
    legal
  5. Estudios legales
    críticos (E.L.C.) y los Crits
  6. La muerte del
    constitucionalismo
  7. Constitución
    y Estatutos o Textos maleables
  8. Ingeniería
    social y realismo legal
  9. Objetivación
    o fe constitucional
  10. ¿Creación de una carta
    orgánica?
  11. La conciencia
    pública
  12. Lo
    camp
  13. Proteger la
    ilusión
  14. La ficción
    posmoderna
  15. La novela del
    espionaje
  16. Fuente

Walter Truett Anderson (1933- ),
politólogo, psicólogo social y escritor
estadounidense. Su libro REALITY, Isn"t What It Used To Be,
traducido al español como: La Realidad Emergente. Ya nada
es como era, cuenta con el mayor número de ediciones y fue
galardonado como "Uno de los 100 libros más importantes
sobre el futuro".

Código legal
deconstruible

De todos los ámbitos alcanzados por la onda
expansiva la deconstrucción del significado de la
literatura, a manos de los críticos posmodernos, la
ciencia jurídica parece ser la más afectada, y
también representa el área en el cual el movimiento
crítico ha producido el impacto social más
fuerte.

¿Es el código legal simplemente
literatura, después de todo lo que ha pasado a significar
en términos de ambigüedad, conflicto interno y falta
de referencia extralingüística? ¿Su
conexión con las normas sociales, la tradición y el
deseo de justicia de la sociedad no le confiere un estatus
propio? ¿Se lo puede someter a la
deconstrucción?

En la universidad de
Harvard

Clare Dalton, miembro del grupo de estudios
críticos legales de la Escuela de Leyes de Harvard,
presentó un trabajo en el que responde a dos de estas
preguntas en la primera oración: El Derecho, como toda
institución cultural, es un espacio en el que nos
relatamos mutuamente historias acerca de nuestra relación
con nosotros mismos, los demás y la autoridad. El
título de su trabajo ya había contestado la primera
pregunta: Ensayo sobre la deconstrucción de la doctrina
contractual.

La batalla entre la modernidad y la posmodernidad se
tornó particularmente cruenta en la Universidad de
Harvard, y convirtió a esta destacada institución
en lo que un profesor denominó el Beirut de la
educación legal. Una de las principales figuras en estos
sucesos fue la señorita Dalton, a quien se le negó
la titularidad de un curso.

Las cuestiones en juego, como no podía ser de
otra forma entre abogados, son en extremo complejas. Hace algunos
años la revista especializada Stanford Law Review
lanzó una edición especial de seiscientas
páginas sobre este tema. El tema central nos resulta
familiar: el derrumbe de las creencias de la era
moderna.

Enfoque
doctrinal

Desde fines del siglo pasado, el estudio del
Código Legal en la Universidad de Harvard y en los
establecimientos que la tomaron como modelo, se basó en un
método denominado a veces enfoque doctrinal. Este enfoque
consideraba el Derecho como una ciencia, o al menos algo parecido
a lo que amateurs consideraban una ciencia: un cuerpo
lógico objetivo a partir del cual se podía deducir
la respuesta correcta a cualquier pregunta.

Los defensores del enfoque doctrinal sostenían
que el estudio de un caso daba como resultado solo el
descubrimiento del principio adecuado, y que los principios, la
estructura fundamental de nuestra sociedad, eran algo más
que mera opinión humana.

Realismo
legal

En las décadas del 20 y del 30 surgió un
movimiento conocido como realismo legal. Al igual que la Nueva
Crítica en la literatura, el realismo legal no fue una
revolución posmoderna en el campo de la leyes, pero ambos
cumplieron un papel similar como antecedentes de futuras
disputas.

El realismo legal sostenía que los jueces
podían hallar todo tipo de precedentes, pero que la
elección de aquel que decidía el fallo de un caso
se debía más bien a razones humanas, por lo tanto
relativas, como la opinión personal del juez, su tendencia
política, o lo que pensarían sus amigos. En suma,
las decisiones de la corte reflejaban los valores sociales
vigentes antes que los principios legales objetivos y
permanentes.

Tanto este como otros enfoques del estudio de las leyes,
basados sobre todo en métodos de análisis
contemporáneos, repercutieron en todo el ámbito de
la educación legal. Sin embargo, no parecen haber afectado
a Harvard. Ni siquiera la década del 60 la afectó
demasiado.

Período mandarín o
sofocante

Calvin Trillin en su descripción de este
período en Harvard señala: Se solía
describir el estilo del cuerpo docente como "mandarín",
aunque también se le aplicaba la palabra
"sofocante".

Estudios legales
críticos (E.L.C.) y los Crits

Los problemas comenzaron en Harvard durante la
década del 70 con la incorporación al cuerpo
docente de jóvenes representantes del enfoque denominado
Estudios Legales Críticos (E.L.C.), mezcla de realismo
legal, radicalismo de la Nueva Izquierda de la década del
60 y teoría crítica posmoderna. Los crits,
así se los llamaba, iniciaron un ataque a la
tradición legal que no sólo desafió sus
métodos sino además su concepción de la
realidad. Sus tácticas incluían diversos tipos de
actividades políticas en los campus: marchas, sentadas,
pedidos de equiparar el sueldo del personal no docente con el de
los profesores, y una ininterrumpida actividad
intelectual.

Roberto Mangabeira Ungar. Fue el principal
representante de los crits. Sostenía que las condiciones
de la era actual hacen necesaria la concepción del Derecho
como una estructura de mecanismos que sirven para proteger y
perpetuar todo tipo de jerarquías económicas y
distinciones sociales injustas. A la manera de Antonin
Artaud
, propugnaba una nueva era de negatividad creativa para
desmantelar las viejas estructuras y gestar un nuevo orden
social.

La batalla entre Estudios Legales Críticos
(E.L.C.), y sus detractores ha salido de los límites de
Harvard, es un tema fundamental de lo que se ha dado en llamar el
derrumbe de la jurisprudencia liberal tradicional y la
educación constitucional en nuestra era.

Los, crits, y sus aliados adoptaron una posición
posmoderna respecto de toda proposición que parezca una
verdad absoluta.

La muerte del
constitucionalismo

Sanford Levinson, profesor de Derecho
Constitucional en la Universidad de Texas, escribió sobre
la impotencia de las normas morales eternas, el poder de
persuasión de la razón aislada, los pensamientos o
las intenciones de los autores de la Constitución, y, por
lo tanto, sobre del constitucionalismo tal como la conocimos.
Según él, la muerte del constitucionalismo
podría ser el hecho saliente de nuestra era, como lo fue
la muerte de Dios para el siglo pasado, y casi por las mismas
razones.

Al igual que Ungar, Levinson ve la
desintegración de las creencias como una oportunidad para
la creación, con el reemplazo de las verdades
políticas por las concepciones políticas y la
edificación de un futuro a partir de las visiones
más persuasivas. A la manera de Dostoievsky cuando
afirmó que sin Dios todo es posible, Levinson reconoce
que, sin el anticuado constitucionalismo con sus verdades morales
permanentes, todo lo que el pueblo desee es posible en
política, incluyendo el facismo.

Es de esperar que muchas personas se hayan ofendido a
raíz de estas declaraciones y que desconfíen del
E.L.C. Uno de los críticos señaló respecto
del libro de Levinson: debemos tomarlo como una señal de
alerta. Se perciben malos presagios en la enseñanza del
Derecho de esta tierra. Algunos estudiosos responden como si la
ley fuese una religión y no el sistema harto racional, y/o
pragmáticamente político, por el que se lo
tomó en la era moderna.

Paul D. Carrington, rector de la facultad de
Derecho del Universidad Duke, afirmó que todos los
profesores de leyes del E.L.C. estaban condenados moralmente a
renunciar, porque es inmoral enseñar una materia en la que
no se cree. Como fundamento preguntó: ¿Es apropiado
que un ateo enseñe religión?. En cierto sentido, el
E.L.C. no es para nada revolucionario.

Un buen sociólogo del conocimiento confrontado,
cincuenta años atrás, con la afirmación de
que las constituciones y las normas, y los principios que las
sustentan son construcciones de la realidad, hubiese dicho:
¿Qué hay de nuevo en tal afirmación? De
todos modos, algo importante está ocurriendo, y tanto los,
crits, como sus enemigos lo reconocen. Y proviene del creciente
deseo de muchas personas de concebir nuevas ideas sobre la
palabra escrita, incluyendo las que figuran en los libros de
leyes.

Constitución y
Estatutos o Textos maleables

El juez Robert Bork, candidato de Reagan a la
Suprema Corte a quien el senado negó ese cargo
después de una dura lucha que se centró en sus
ideas conservadoras acerca de la ley, escribió un libro en
el que se describe como una víctima de un conflicto acerca
del significado. Dice al respecto:

El conflicto relacionado con mi candidatura no fue
más que una batalla en la larga guerra por el control de
nuestra cultura legal. Pueden existir posiciones diferentes
acerca de esa candidatura, pero en esta guerra existen
sólo dos bandos. Por un lado, la Constitución y los
Estatutos son ley, lo que significa que sus principios son
conocidos y guían a los jueces. Por el otro, son textos
maleables que los jueces pueden interpretar a gusto por favorecer
causas políticas o grupos específicos. Hasta hace
poco tiempo, el pueblo de los EE.UU. ignoraba en su
mayoría esta lucha por la supremacía en el
ámbito legal porque sólo tenía lugar en los
claustros. En la actualidad, está saliendo a la
luz.

Para Robert, el conflicto es un choque entre las leyes y
la política, en el que las leyes están
representadas por quienes profesan una fe ciega en las
intenciones de los autores de la Constitución, al estilo
de Matthew Arnold, y la política está representada
por quienes dan prioridad a sus actividades y a las ideas en
boga. Rastrea los orígenes de este conflicto hasta
más allá de la década del 60, aún
más allá de los liberales de la Corte de Warren
hasta los profesores de leyes.

Ingeniería
social y realismo legal

Earl Warren. Sostiene que la Corte de Warren se
arrogó atribuciones imperdonables con la
Constitución en algunas de las decisiones relacionadas con
la segregación racial, los impuestos extraordinarios y los
derechos de privacidad, enredados en una jurisprudencia que no
era Derecho sino ingeniería social desde la banca. Y la
verdadera causa de estos errores no fue el jefe de la Corte
Suprema sino la filosofía del realismo legal:

Ya otras Cortes habían legislado cuando no les
correspondía, pero la Corte de Warren superó a
todas las demás por ser de una naturaleza distinta.
Tampoco es cuestión de considerar a Earl Warren como el
único responsable. Fue el resultado de un proceso llevado
a cabo por toda una generación de estudiosos de las leyes,
los realistas legales…

Política izquierdista y
anti-intelectualismo

Bork considera el daño causado por los realistas
bastante perjudicial, pero leve en comparación con el que
puede llegar a ocasionar, una vez en las Cortes, una nueva
generación de abogados formada en el actual clima
intelectual de las universidades, donde se toleran las formas
irracionales de la política izquierdista y el crudo
anti-intelectualismo del movimiento de Estudios Legales
Críticos.

Doctrina de la comprensión original de la
Constitución

La única defensa contra el deterioro total de los
principios morales primeros y los valores compartidos de la
sociedad es, según Roberts, la vuelta a una doctrina de la
comprensión original de las leyes basada en las
intensiones de los padres de la Constitución: La
interpretación de la Constitución de acuerdo con la
concepción original… es el único
método que puede preservar la Constitución, la
separación de los poderes y los derechos de los
ciudadanos. La base de esta doctrina sería la
intención de los autores de la Constitución. En un
intento por hacerla más objetiva, afirma que no debemos
preocuparnos por sus intenciones subjetivas sino por el
significado de las mismas para el público en general: Todo
lo que importa es cómo se habrían interpretado en
esa época las palabras utilizadas en la
Constitución.

Estilos del juez Bork y de los profesores de leyes
deconstruccionistas

Aunque el conflicto que describe todavía
esté vigente, no creo que el panorama sea tan negro como
él lo pinta. Por fortuna, no nos encontramos ante la
disyuntiva de elegir entre el estilo del Juez Bork y sus amigos
en el American Enterprise Institute y un salto al vacío
hacia el tipo de gobierno de los profesores de leyes
deconstruccionistas. Los conservadores no comprenden que su
interpretación de la Constitución es una
construcción social de la realidad, y muchos crits
albergan la fantasía punk de que pueden acabar con todas
las C.S.R. por completo, y crear un orden político basado
en la armonía natural.

Objetivación o
fe constitucional

En lugar de estos dos extremos, aunque continúen
presentes, es probable que seamos testigos de un largo
período en el que la posmodernidad se ocupe de hasta
qué punto la sociedad necesita de la objetivación,
o algún tipo de fe constitucional, para no desplomarse.
Todos sabemos que el apoyo del pueblo a la Constitución
proviene más bien de un cierto respeto por ella que de un
respeto por su contenido. La mayoría de la gente apenas
tiene una vaga idea de lo que dice, y algunas encuestas
demuestran que la mayoría de las personas no están
del todo seguras sobre algunos derechos si se los presentan fuera
de su referenciado contexto.

¿Creación de una carta
orgánica?

¿Acaso esto significa que el constitucionalismo
ha muerto? No lo creo. Incluso el profesor Levinson está
dispuesto a hacer una afirmación limitada de fe en la
Constitución. Es una de las cosas que mantiene unida a la
sociedad norteamericana. No ha llegado aún el momento en
el que podemos prescindir de una, y creo que ya ha pasado el
momento oportuno para crear una nueva. Si se celebrara la
Asamblea Constitutiva que muchos desean, a cargo de un grupo
representativo: ¿lograrían crear una carta
orgánica? Tengo mis serias dudas. Dudo de que un grupo
aún más pequeño pudiese crear una. De hecho,
dudo de que se pudiese obtener una Declaración de Derechos
decente de un encuentro de profesores de leyes de la Universidad
de Harvard.

De esta forma, nuestro gobierno sigue regido
quizás sólo en parte por la vieja
Constitución, y en algunas oportunidades, cuando no saben
cómo aplicarla, los jueces inventan historias sobre las
intenciones que impulsaron a sus creadores o a sus lectores. Todo
se resume en las palabras, y en interpretaciones de esas
palabras. ¿Quién hubiese pensado que en
vísperas del siglo veintiuno la sociedad posmoderna
más avanzada del mundo se rasgaría las vestiduras
por una obra literaria?

La conciencia
pública

A lo largo del siglo veinte, a medida que se derrumbaba
la construcción social de la realidad de esta era y
emergía una nueva conciencia, la literatura reflejó
esta situación. La ficción, la poesía, la
crítica literaria y el teatro no sólo incorporaron
nuevos temas y nuevas formas de contarlos, sino también
nuevas ideas acerca del papel de la historia en la vida y nuevos
desafíos a la creencia de que existe un límite
claro entre ficción y realidad.

A medida que tomamos conciencia de que existen las
construcciones sociales de la realidad, o sea la conciencia
pública, se desdibuja el límite entre el tipo de
ficción que denominamos arte o literatura y el tipo de
ficción que denominamos realidad. La Historia se convierte
en otro tipo de relato, la vida personal y social se transforma
en otro tipo de teatro.

Paul de Man pudo decir, en una oración
mucho más significativa ahora que cuando la
escribió: Siempre es posible salir airoso de una
situación para justificar toda culpa, porque la
experiencia siempre existe en forma simultánea como
discurso de ficción y como hecho empírico, y es
imposible distinguir cuál de las dos posibilidades es la
correcta.

Somos testigos del surgimiento de una literatura
conscientemente posmoderna que se niega a seguir pretendiendo ser
una representación de la vida real.

Lo camp

Susan Sontag lo anticipó en la
década del 60 en su famoso ensayo, Notas sobre lo camp,
que representaba, en sus propias palabras, una manera de ver el
mundo como un fenómeno estético, el amor por lo
natural, el artificio y la exageración, una sensibilidad
que ve.

Cuando un artista crea al estilo camp, lo hace para
burlarse del medio, del artista, del público, y del arte
mismo, el único error sería que se lo tomara en
serio.

Es obvio que lo camp no reconoce límites entre el
arte y la vida. Aquel que no es un actor profesional puede actuar
a través de la conducta, a través de la
elección de ropa, lo camp, tiene raíces en la
homosexualidad, y el travesti conscientemente camp vive la vida
como una representación teatral.

Me vino a la mente lo camp un día mientras
corría en la famosa carrera de la bahía de San
Francisco, un evento muy camp. En esa ocasión, pasó
junto a mí un muchacho que llevaba puesto un vestido de
novia blanco con la falda levantada hasta la rodilla y que,
mientras corría, mostraba las pantorrillas musculosas y
peludas y los enormes pies.

En gran parte de la literatura posmodernista, quiero
poner énfasis, en el ista, a esta altura, se observa una
comicidad similar que hace referencia subrepticiamente a su
carácter ficticio pues nos revela los mecanismos de
creación de historias y mundos.

Brian McHale, uno de los principales
críticos del género, nos dice: El accionar de todo
mecanismo posmodernista que interviene en la creación de
un mundo es evidente de una forma y otra, en mayor o menor grado,
esto es justamente lo que los vuelve posmodernistas. John
Fowles
un novelista conservador da la cara en, La amante del
teniente francés, (The French Lieutenant"s Woman) y nos
dice: Esta historia es producto de la imaginación. Estos
personajes nunca existieron excepto en mi mente. En una escena al
final de la versión cinematográfica de esta novela,
adaptada por Harold Pinter, vemos a los actores vestido
con ropas actuales representándose a si mismos en una
fiesta.

Proteger la
ilusión

¿Qué ocurrió con el carácter
sagrado de la ilusión, con la vieja creencia de que el
público debe creer en la historia? Se desvaneció
con la llegada de la posmodernidad. Durante los últimos
años de la era moderna, cuando trabajaba para la revista
TV Guide y debía recorrer los estudios de
televisión de Hollywood en busca de pormenores acerca de
cómo se realizaban los efectos especiales, mi tarea se
convirtió en una misión imposible pues la
mayoría de los estudios no permitían que se
fotografiara este tipo de cosas. Un publicista de la Warner
Brothers adujo que querían proteger la ilusión, lo
cual me dejó boquiabierto. ¿Acaso alguien
creía en el mundo real que Troy Donahue era un detective
privado? De todos modos, ésa era la política de los
estudios en la década del 60. Sin embargo, sólo
unos años más tarde, cuando las reflexiones de
Susan Sontag alcanzaron el ámbito televisivo, los estudios
Warner Brothers produjeron la primera serie televisiva camp,
Batman. La intención no era que el público creyese
en la existencia de Batman y Robin, sólo que se
divirtiese, y así nos acercábamos al final de la
década del 60 mientras las fantasías se derrumbaban
a nuestro alrededor.

La ficción
posmoderna

La ficción posmodernista protagoniza juegos mucho
más complejos, juegos de, trompe l"oeil, de historias
dentro de historias, de realidades que se vuelven ficciones y
viceversa, de estructuras recursivas, y de lo que Douglas
Hofstadter
llama extraños giros o jerarquías de
significado desordenadas. Por ejemplo, en un cuento de Julio
Cortázar
, un hombre lee una novela en la que un
asesino se acerca a la casa en la que planea matar al marido de
su amante, que no es otro que el hombre que lee la
novela.

La ficción posmodernista, cerebral y por lo
general camp, y que parece haber sido escrita para y no por los
críticos, demuestra sistemáticamente su creencia en
el concepto de creación social de la realidad al atraer
nuestra atención hacia la forma en que juega con las
convenciones literarias. La ficción posmoderna, que
comprende simplemente todo aquello escrito durante la era
posmoderna, revela su propia conciencia de la construcción
social de la realidad de manera diferente y, muchas veces,
más interesante.

McHale propone como ejemplo típico de
ficción modernista la novela detectivesca, cuyos temas
centrales son el conocimiento, o la falta del mismo, y la
búsqueda de la verdad y la certeza, y que por lo general
culmina con la revelación de los hechos y la trama que los
une. Para él, la ciencia ficción es su equivalente
posmoderno, considerado un "arte menor", un género
secundario, al igual que la novela de detectives lo era para la
ficción modernista. Mientras que las historias de
detectives procuran encontrar la única verdad capaz de
resolver el misterio, y por lo general lo hacen, la ciencia
ficción explora lo desconocido, otros mundos, otras
realidades, y es muy probable que provoque en el lector un estado
de shock cultural en lugar de una sensación de
certeza.

La ciencia ficción, al representar "encuentros
cercanos" entre mundos diferentes, pone de relieve sus
respectivas estructuras y las diferencias entre ellos. Por ende,
responde a los mismos principios subyacentes de la poética
ontológica de la ficción posmoderna.

La novela del
espionaje

Si bien la ciencia ficción merece todo el
crédito como formadora de una conciencia posmoderna a
través del entretenimiento, debo nombrar otro
género que es también representativo de nuestra
era: la novela del espionaje.

John Le Carré, en sus manos de experto en
la novela de espionaje, constituye otro tipo de encuentro cercano
entre dos mundos diferentes. Puede llegar a ser más
inquietante pues está ambientado en el mundo real y, en
mayor medida que la historia de detectives y la ciencia
ficción, nos mantiene en un estado constante de
incertidumbre sobre la identidad de los personajes, la
acción, y lo que es real, y lo que sólo es una
representación destinada a engañar a
alguien.

Charlie, la aspirante a actriz de the Little
Drummer Girl, se ve obligada a tomar parte de una elaborada
intriga.

Magnus Pym, el agente secreto británico
de, Un espía perfecto, (A perfect Spy), parece estar
siguiendo a un doble agente checo pero es, en realidad, un doble
agente perseguido por el checo.

Si tomamos en serio las novelas de espías, es
probable que nos preguntemos si las personas y los hechos del
mundo real son los que aparentan. Y cómo no tomarlos en
serio cuando los periódicos, nuestra principal fuente de
información acerca del mundo, publican con frecuencia
noticias sobre agentes y doble agentes y campañas de
desinformación, sobre operaciones encubiertas, en las que
individuos desprevenidos se encuentran con la sorpresa de que el
hombre que los instigó a cometer un crimen es una agente
del FBI.

También nos causa cierto escozor el hecho de
advertir que algunos de los responsables de las operaciones de
espionaje del gobierno se sienten personajes de una novela o
hasta protagonistas de una película de James
Bond.

En suma, ya sea que su material de lectura provenga de
los críticos deconstruccionistas o de los novelistas, como
última novedad del puesto de libros del aeropuerto, o de
los periódicos, el mensaje subyacente acerca de la
condición humana siempre es el mismo: La vida consiste en
contarnos historias acerca de la vida, en disfrutar historias
acerca de la vida contadas por otros, en vivir nuestra vida
según esas historias, en crear historias nuevas y cada vez
más complejas acerca de las historias, y que este proceso
no sólo se refiere a la vida humana, sino que es la vida
humana.

Fuente

La Realidad Emergente de Walter Truett
Anderson.

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos.

 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter