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Escuelas del Pensamiento Económico (página 4)




Enviado por Román Taveras



Partes: 1, 2, 3, 4

Todos sabemos que la economía es una ciencia
encargada de crear y distribuir riquezas, por este motivo no
puede hacer caso omiso a las desigualdades entre mujeres y
hombres.

En ese sentido podemos decir, que la economía
feminista busca nuevos horizontes para conseguir una mejor
calidad de vida para todas las personas, así como
recuperar actividades que han sido invisibles a través del
tiempo y realizadas por las mujeres.

Incorpora las relaciones de género como
relaciones sociales de poder, los temas abordados incluyen el
trabajo y el empleo, el uso del tiempo y los cuidados, la
pobreza, las políticas macroeconómicas y sus
efectos. Así como los conceptos de bienestar, desarrollo,
y pobreza tienen una importancia central.

La Economía Feminista considera a los seres
humanos en su relación con el mundo, muestra mucha
atención al abastecimiento de la vida humana, es decir,
las mercancías y los procesos necesarios para la vida, lo
que quiere decir, que el ser humano es el centro de su
investigación económica, elevando el cuidado de las
personas, la salud, la educación, la alimentación y
la vivienda.

Problemática

La Economía Feminista ha presentado en los
últimos tiempos grandes logros como:

  • 1 Incremento de la participación de la
    mujer en diversos niveles.

Derechos sociales y culturales.

Igualdad ante la ley.

Acceso a los espacios de poder.

Otros.

La Economía Feminista, es la acción de
recuperar aquellas actividades que han estado invisibilizadas
durante la historia, las cuales han sido realizadas por las
mujeres, incorporando las relaciones de género como
relaciones sociales de poder.

Los temas en que hace énfasis son el trabajo y el
empleo, el uso del tiempo, los cuidados, la pobreza, las
políticas macroeconómicas y sus efectos, así
como también los conceptos de bienestar y
desarrollo.

La economía feminista representa un nuevo
enfoque al análisis económico con un alto potencial
transformador, al poner en evidencia la necesidad de corregir los
supuestos básicos androcéntricos implícitos
en la economía y planteando alternativas que integran y
analizan no sólo la economía de mercado, sino toda
la actividad que permite el funcionamiento de la sociedad en su
conjunto, en particular, aquella cuyo objetivo es la
sostenibilidad y la calidad de la vida humana.

Las propuestas de la Economía
Feminista

La economía feminista parte de cambiar los
objetivos de la economía convencional. En lugar de
pretender maximizar las utilidades (beneficios o
"satisfacción" del consumidor) pone el centro de la
actividad económica en la reproducción, el
mantenimiento de la vida y en la consecución de una vida
digna para todos. Lo que se llaman trabajos domésticos y
de cuidados. Por tanto, podemos decir que sus propuestas son: que
la vida continúe en su dimensión humana, social y
ecológica para las presentes y futuras generaciones
(sostenibilidad); que sea una vida de calidad, una vida buena,
que abarca a toda la población y a los
ecosistemas.

"El feminismo está en la búsqueda de una
relación profunda entre la actividad y actitud de las
mujeres hacia el cuidado de la vida y el cuidado de la naturaleza
como base de toda la vida" (Bosch y otras, 2005: 325). De esto se
desprende una buena sintonía entre la economía
feminista y ecológica y un avance en la crítica del
antropocentrismo fuerte.

"Esta actividad -los trabajos domésticos y de
cuidados- según Cristina Carrasco (2006:46), "es la que
debería servir de referente y no el trabajo realizado en
el mercado… porque es el trabajo fundamental para que la
vida continúe. Esto representa un cambio de paradigma: el
eje central de la sociedad y, por tanto, del análisis
debería ser la actividad compleja realizada en el hogar,
que permite a las personas crecer, desarrollarse y mantenerse
como tales".

Esto conecta muy bien con la definición literal
del término "economía", cuya raíz griega
oikos quiere decir "casa", y todo el término se puede
traducir como "administración de la casa".

La economía feminista propone que el trabajo de
las mujeres, que ha sido invisibilizado durante mucho tiempo,
debe ser el centro de atención de la economía
porque la tareas de la mujer no solo se han ocupado de las
denominadas tareas domésticas (cocinar, limpiar, comprar,
etc.), o de las específicas y diferenciales de las mujeres
(gestación, alimentación y crianza de los
bebés), o en los cuidados dedicados a los niños y
niñas, a los mayores y a los enfermos, sino que han
proporcionado el equilibrio afectivo y emocional imprescindible
para la buena salud de los familiares y para su capacidad de
realizar otras tareas, sean o no productivas. ("Toda vida en
condiciones de humanidad necesita del amor y del cuidado", Bosh,
2005: 338).

En el caso de las mujeres de países empobrecidos,
además, realizan tareas de traídas de agua y
leña así como tareas de subsistencia en el campo.
Algunos datos nos pueden ayudar a comprender su situación
particular: "las campesinas tienen un papel fundamental en la
producción de alimentos; según la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación (FAO), son mujeres quienes producen el 70
por ciento de la alimentación familiar en los
países en desarrollo, y el 50 por ciento a nivel
planetario. A pesar de esto, la pobreza, el hambre y la falta de
reconocimiento profesional, afectan de una manera muy importante
a las campesinas de todo el mundo" (Congreso Mundial de la
Mujeres de la Vía Campesina, 2006)

En el Informe de Naciones Unidas sobre el estado de la
mujer en mundo (1985:1) se dice que "la mayoría de las
mujeres trabajan doble jornada y cultivan alrededor de la mitad
del alimento mundial, prácticamente carecen de terrenos
propios, encuentran dificultad en obtener préstamos,
están concentradas en las ocupaciones peor remuneradas y
todavía perciben menos de tres cuartos de los salarios que
los hombres por hacer un trabajo similar" Constituyendo la mitad
de la población, "realizan dos tercios del trabajo mundial
en términos de horas, ganan un décimo de lo que
perciben los hombres y son dueñas de un centésimo
de las propiedades que poseen los hombres".

  • PUNTOS RELEVANTES DE LA ECONOMIA
    FEMINISTA

Diferencia entre Género y Sexo

Las sociedades humanas se han organizado con sus propias
modalidades para garantizar su reproducción, desarrollar
la producción, regular sus intercambios y dar
jerarquía a sus integrantes en función del lugar
que ocupan y las actividades que desempeñan. Una de las
categorías que ha sido más determinante en la
organización social de todos los pueblos ha sido la
división entre lo femenino y lo masculino,
clasificación que se asienta sobre las diferencias
sexuales entre hombres y mujeres. A continuación veremos
la diferencia entre los términos de género y sexo,
así como la similitud y el papel que hacen
unificados.

La economía desde la perspectiva del
género se propone visibilizar las diferencias existentes
entre varones y mujeres. Al hacerlo desde la noción de
género, incluye la aceptación de que esas
diferencias no derivan estrictamente de la racionalidad
económica, sino que proceden de la construcción
social y cultural de las relaciones de género.

Sexo

En biología, el sexo es un proceso
de combinación y mezcla de
rasgos genéticos a menudo dando por resultado la
especialización de organismos en
variedades femenina y masculina (conocidas
como sexos). La reproducción sexual implica
la combinación de células especializadas
llamadas gametos para formar hijos que heredan rasgos
de ambos padres.

Género

El enfoque de género es el cuerpo teórico
desarrollado para analizar los significados, practicas,
símbolos, representaciones, instituciones y normas que las
sociedades y los grupos humanos construyen a partir de la
diferencia biológica entre varones y mujeres.

Papel

La mayoría de culturas construyen sobre las
diferencias biológicas entre hombres y mujeres (sexo), un
conjunto de atributos, comportamientos, roles, prescripciones,
prohibiciones, derechos y obligaciones (género), que
acaban siendo percibidos como "naturales". Queda así
arraigada la convicción de que es la naturaleza quien
determina estas construcciones y no se discrimina aquello que es
producto de procesos históricos y relaciones sociales.
Precisamente, el análisis de género comienza por
distinguir las diferencias biológicas entre hombres y
mujeres de aquellas construidas social y
culturalmente.

La consideración de este nivel de análisis
y sus implicancias introduce una mirada específica a la
realidad, denominada perspectiva de género, que permite
desentrañar aspectos que de otra manera
permanecerían invisibles. Es decir, no basta saber
qué hacen y qué tienen las mujeres y los hombres de
un grupo social determinado, sino que es necesario comprender el
significado de esta división: las relaciones de poder y
jerarquía que establece, las formas en que se legitima,
las vivencias que produce y las identidades que construye. Los
roles y expectativas de género cambian a través del
tiempo y en las distintas culturas. Cuestionar esa
división y las relaciones que de ella derivan significa
replantear relaciones de poder, tanto en la vida cotidiana como
en las esferas más abarcadoras de la sociedad.

Un análisis de género no significa
centrarse exclusivamente en las mujeres. Más bien, exige
estudiar qué les está pasando a los varones y a las
mujeres de manera comparativa. Y este tipo de análisis se
puede aplicar a áreas de estudio muy diferentes, desde la
filosofía o la psicología, hasta la economía
y el comercio.

Este enfoque pone de manifiesto las jerarquías
expresadas en una desigual valoración de lo femenino y lo
masculino, que deriva en una desigual distribución del
poder entre varones y mujeres. Para ello se han desarrollado
herramientas conceptuales que facilitan el
análisis.

El género en la economía feminista; es un
sistema de relaciones de género: instituciones, sociedad y
economía, otras instituciones (familia, escuela, iglesia,
justicia, etc.), mecanismos formales (leyes y organizaciones) e
informales (costumbres y tradiciones)

Se encarga de regulas las relaciones entre hombres y
mujeres (relaciones de género), así como sus
expectativas y aspiraciones en relación con los
demás.

La incorporación del concepto de género es
considerar personas con diferentes posiciones y roles sociales;
intereses y problemas distintos en el área
económica; existencia de sujetos con motivaciones y
racionalidades diferentes.

Enfoques del Género

  • 1. Distingue entre trabajo productivo y
    reproductivo.

  • 2. Da cuenta de la división sexual del
    trabajo predominante en las sociedades.

  • 3. Invisibilidad del trabajo de las mujeres y
    su concentración en la esfera reproductiva y no
    remunerada

  • 4. Implicancias para las condiciones laborales
    de las mujeres, participación en el ámbito
    público a nivel social y político (Beneria,
    2006).

  • 5. Análisis marxista,
    focalizándose en el debate acerca de la naturaleza del
    trabajo doméstico y su función dentro del
    sistema capitalista.

  • 6. Mantener y reproducir la fuerza de trabajo,
    las generaciones de trabajadores presentes y futuras y
    disminuir el costo de esta reproducción.

  • 7. A finales del año 1960 y principios
    de los 1970, hubo un debate sobre el Trabajo Doméstico
    (un enfoque marxista-feminista).

  • 8. Denunciaba la función del trabajo
    doméstico dentro del sistema económico como
    subsidiador del mantenimiento y reproducción de la
    fuerza de trabajo.

  • 9. No identificó ni analizó las
    relaciones de poder implícitas en el trabajo
    doméstico, ni cuestiones más específicas
    sobre desigualdad de género y
    reproducción.

Trabajo y Empleo

El trabajo asalariado, tanto del sector público
como privado, por cuenta propia, ya sea este formal e informal,
en distintos sectores de la actividad económica es siempre
remunerado. Este trabajo que se intercambia en el mercado por
empleo se valora social y económicamente, es visible para
la economía y se mide en las estadísticas
oficiales.

La mayor parte de las investigaciones actuales
relacionadas con la economía laboral se centran en el
empleo, las cuales tienden a considerar el trabajo remunerado y
las actividades domésticas de forma separada, como si
fueran dos actividades distintas sin relación alguna entre
ellas.

Las tareas no remuneradas quedan simbólicamente
asociadas al "no-trabajo" y excluidas del campo analítico
de la economía. El trabajo remunerado o empleo, es uno de
los factores de producción (teoría
neoclásica).

La equiparación entre trabajo y empleo no es
consecuencia, únicamente, de la evolución "natural"
del sistema económico, sino el resultado de un complejo
proceso de reconceptualización relacionado con la
división sexual del trabajo y con el modo en que se
conciben el "trabajo" y "lo productivo" desde la economía
teórica.

El trabajo remunerado o no remunerado se produce para el
mercado, para el hogar y la comunidad, para producir se requiere
trabajar en forma remunerada y no remunerada: ambos trabajos, son
formas de producción de bienes y servicios.

Los hogares en el análisis económico:
unidades de consumo (se consume pero no se produce). Sin embargo,
se trabaja para satisfacer necesidades, se producen bienes y
servicios para el consumo y disfrute de las personas, se
reproduce la fuerza de trabajo y las generaciones de futuros
trabajadores.

En la comunidad se trabaja para mejorar las condiciones
de vida de los niños, de los ancianos, de los más
pobres, satisfacer carencias que las políticas
públicas no resuelven.

La división sexual del trabajo en los hogares no
se reparte ni los bienes, ni el ocio, ni el tiempo de trabajo
remunerado y no remunerado, de manera equitativa entre todos los
miembros.

Las actividades productivas generan ingresos, en la
órbita del mercado y las vinculadas a la
reproducción social, ámbito doméstico y/o
comunitario.

El trabajo femenino es de dos tipos, remunerado y no
remunerado, la responsabilidad asignada socialmente a las mujeres
en la reproducción influye: en el acceso, en las formas de
inserción laboral y en los resultados
obtenidos.

La Pobreza

La identificación y cuantificación de los
individuos y hogares pobres se establece por tanto con
relación a un determinado umbral de ingresos o
línea de la pobreza. Dicha línea, suele definirse
en función del valor de una canasta de bienes y servicios
para los hogares de acuerdo a un nivel de vida básicamente
satisfactorio en un país y en un momento
determinado.

Para los países de América Latina, la
práctica ha consistido en la definición de una
línea de pobreza absoluta, al igual que en el caso de
Estados Unidos. Mientras tanto, los países de la
Unión Europea, utilizan líneas de pobreza relativa,
definidas en función del ingreso medio o mediano de la
economía.

La perspectiva de los derechos mínimos, en la
cual cierto ingreso básico se considera un derecho, sin
referencia a la utilidad, pero sí respecto a la libertad
de opción que proporciona, permite aproximarse a otros
aspectos del bienestar y la pobreza: si bien la carencia de
recursos no agota lo que se entiende por pobreza, puede resultar
una manera fácil y rápida, basada en
información disponible, para identificar a quienes son
pobres en dimensiones fundamentales como por ejemplo, la
nutrición, la salud, la educación.

El aporte no monetario de las mujeres pobres en sus
hogares en base al trabajo no remunerado, no se considera, pese a
que soportan la mayor carga de trabajo doméstico y el
cuidado familiar (niños, ancianos y enfermos), enfrentando
carencias asociadas a esas tareas, producto de la
marginación de las zonas en que habitan, como la falta de
agua, servicios de drenaje, combustibles, servicios sociales,
etc.

La perspectiva de género en el análisis de
la pobreza incorpora múltiples dimensiones y pone de
manifiesto las limitaciones del método del ingreso para
contribuir a una comprensión integral del tema.

El ingreso, es una medida homogénea del valor de
cambio, que permite comparar toda clase de bienes y servicios,
permite establecer comparaciones entre países y a
través del tiempo.

Las necesidades, o al menos una parte de ellas, pueden
considerarse independientes de la riqueza de los demás; si
estas necesidades no se satisfacen, ello refleja la
condición de pobreza de los individuos.

Habría un núcleo irreducible de
privación absoluta que se traduce en muerte por hambre,
desnutrición y penuria visible que demuestra la
situación de pobreza sin tener que indagar primero el
panorama relativo.

La pobreza absoluta se referiría a estados de
carencia, en los que se soslayan necesidades que todos por
compartir la calidad de seres humanos, tienen el derecho de
satisfacer, por lo cual no pueden ser relativizadas (GIMTRAP,
1994).

La pobreza relativa, considera que las necesidades
surgen a partir de la comparación de la situación
de unos individuos respecto a la de los demás. La
condición de pobreza depende del nivel general de riqueza
de una sociedad. La significación del concepto relativo de
la pobreza -más allá de la importancia de
determinar la pobreza absoluta-, no es ajena por ejemplo, a las
transformaciones que afectan al mundo; el proceso de
globalización internacionaliza cada vez más
aspiraciones y expectativas de los individuos; por su parte,
también se relaciona con un cierto ideal del bienestar, ya
sea construido política o ideológicamente, o a
través de la experiencia intergeneracional.

Las necesidades básicas insatisfechas se basan en
la incapacidad de satisfacer un cierto conjunto de necesidades de
nutrición, salud, vestuario, vivienda, educación,
etc.; supera las limitaciones del enfoque monetario, al
considerar varias dimensiones.

Tener una vida digna quiere decir que para todas y todos
estén cubiertas sus necesidades básicas.
Según Doyal, L. y Gough, I. (1994) "mientras que las
necesidades individuales básicas de salud física y
autonomía son universales, muchos de los bienes y
servicios que se requieren para satisfacerlas varían
según las culturas".

MUJERES DESTACAS

Joan Robinson

Fue una economista inglesa, participante del "Circus" de
John Maynard Keynes en la década de los treinta y
cuarenta. En las décadas siguientes, tras la muerte de
Keynes, Robinson formó parte de la denominada escuela
postkeynesiana de Cambridge, Inglaterra. Constituye un paradigma
de economista heterodoxa, ya que sus teorizaciones reunieron
elementos de las más diversas escuelas oponiéndose
generalmente a las distintas ortodoxias dominantes en la
economía a medida que transcurría el siglo
XX.

Sus primeros aportes en economía fueron en el
área de la competencia imperfecta, oponiendo una variante
a la tradición neoclásica-marshalliana que
dicotomizaba la economía en la competencia perfecta o el
monopolio absoluto.

La competencia imperfecta es la situación de
fallo de mercado en la que, a diferencia de la situación
de competencia perfecta, un solo agente de los que funcionan en
el mercado o unos pocos manipulan la condición del
producto y pueden afectar directa la formación de los
precios.

En una situación de competencia imperfecta las
empresas que residen en ese mercado pueden llegar a tener
suficiente poder de mercado para afectar al precio del mismo. Las
consecuencias principales de este poder de mercado que puede
haber son una repercusión negativa en el bienestar de los
consumidores y una pérdida de eficiencia.

Aunque también hay que tener en cuenta que bajo
determinadas circunstancias, el hecho de que las empresas
compitan en este tipo de entornos, no implica necesariamente una
pérdida de bienestar de los consumidores. En algunos casos
la competencia imperfecta se da por el poder para fijar precio de
los productores, tal como sucede en los oligopolios y monopolios.
Mientras que en otros la competencia imperfecta, es consecuencia
del poder de fijación de precios de los demandantes, tal
como sucede en los oligopsonios y monopsonios. También la
publicidad es fuente de competencia imperfecta, porque
distorsiona la homogeneidad del producto de los diferentes
productores y altera el prestigio y grado de conocimiento que los
consumidores tienen de los productos de manera que beneficia al
productor.

Robinson participó como colaboradora en la obra
máxima de Keynes publicada en 1936: la Teoría
general de la ocupación, el interés y el dinero
recibiendo el reconocimiento del autor en el prólogo de la
obra. En 1942 publicó un ensayo sobre economía
marxista intentando rescatar los aspectos conceptuales, puramente
económicos, de la obra de Karl Marx desligándose de
dogmatismos que impedían realizar una lectura
académica de El Capital.

Quizá sus aportes más reconocidos vinieron
de su trabajo en la teoría del capital y del crecimiento
económico en las décadas de cincuenta y sesenta. No
aceptó la teoría neoclásica del capital, la
cual había sido adoptada por los economistas de la
Síntesis Clásico-Keynesiana con Robert Solow y Paul
Samuelson a la cabeza. Protagonizó con dichos economistas
la llamada Controversia entre las dos Cambridges en
relación a la teoría del capital y sus implicancias
para la teoría del crecimiento.

Tal vez de Joan Robinson puede decirse que es el icono
de la mujer economista. Elaboró su inigualable trabajo en
un mundo de hombres entre los que encontró sus apoyos, sus
elementos en contra, sus amistades y pasiones personales y
profesionales, incluso su vida familiar. ¿Respetada como
un hombre más o discriminada por ser mujer? Ha habido
opiniones para todo, pero de una forma u otra, Joan Robinson ("la
Señora Robinson" llamada más a menudo que
"profesora Robinson"), líder de la Escuela de Cambridge y
destacada neo – ricardiana y post – keynesiana, fue
un elemento humano fundamental en el giro que realizó la
teoría económica en la década de 1930,
época en la que sus primeras investigaciones marcaron un
antes y un después en el análisis de la
competencia. Ciertamente, "si a un economista mayor de cuarenta
años le preguntásemos por el nombre de alguna
colega de fama mundial, con certeza respondería la
Señora Robinson" (Figueras, 2004, p.1).

Harriet Hardy Taylor Mill

Harriet Hardy nació el 10 de octubre de 1807. Su
madre se llamaba Harriet Hurst y su padre, Thomas Hardy, fue
cirujano y ginecólogo de profesión, actividad
laboral que le permitió obtener unos ingresos suficientes
para financiar la educación de sus numerosos hijos:
Thomas, Alfred, William, Harriet, Caroline, Edward y Arthur.
Según cuenta Hayek, Thomas Hardy era un hombre autoritario
y de mal carácter, aspectos de su personalidad que
pudieron favorecer el temprano matrimonio de Harriet
Hardy.

Las ideas de Harriet Taylor no pueden documentarse
plenamente sino a través de la Autobiografía de
John Stuart Mill, en la correspondencia que mantuvo a lo largo de
su vida y que se conoce gracias a Hayek, y en tres ensayos de
Taylor que son los que sirven de referencia a este trabajo. Los
dos primeros están escritos entre 1831 y 1832, uno sobre
el matrimonio y el divorcio, que escribió para
intercambiar ideas con Mill, que redactó
simultáneamente otro ensayo sobre la misma
cuestión. En el segundo escrito se refirió a la
importancia de romper con el conformismo social. En este segundo
ensayo se afirmaba la creencia de que no pasarían muchos
años para que las mentes diáfanas se multiplicaran
en número, abriendo el camino hacia una sociedad
moralmente perfeccionada. Los dos ensayos fueron editados por
Hayek en 1951, el primero está incluido en el
capítulo denominado Matrimonio y Divorcio y el segundo se
encuentra en el Apéndice II, titulado Un ensayo
temprano.

El primero está traducido al castellano y se
puede leer en dos publicaciones diferentes españolas. En
el año 2000 fue incluido en libro Ensayo sobre la igualdad
de los sexos de la editorial Antonio Machado Libros, que
además contiene el interesante estudio sobre la
relación intelectual entre Harriet Taylor y John S. Mill
de Alice S. Rossi, prologado por Victoria Camps y con un
apéndice de Emilia Pardo Bazán. La segunda
traducción es del año 2001, recogida en Ensayos
sobre la igualdad sexual, editada en Cátedra y con un
estudio introductorio de Neus Campillo.

El tercer ensayo que aquí se analiza es el
más extenso y el más conocido de Taylor, titulado
La liberación de las mujeres, publicado originalmente en
1851 en la Wenstminster Review y que se va a comentar más
adelante. Este ensayo fue recuperado por Alice S. Rossi en 1970 y
también se encuentra traducido en las dos publicaciones
citadas anteriormente y, asimismo, está recogido
íntegramente en el libro de Mujeres economistas 1816-1898,
editado por Delta en el año 2005, traducido por
María Olaechea y con una introducción de Elena
Gallego Abaroa.

Los principios utilitarios impregnaban el pensamiento de
Taylor, especialmente en los argumentos que desplegaba sobre los
derechos de igualdad, libertad y de autodeterminación de
las mujeres, deseos embebidos en alcanzar una vida más
plena y satisfecha, dirigidos a conseguir cotas de mayor
felicidad personal. Para abundar sobre esta cuestión
planteada asumía que las mujeres, como seres humanos que
son, podían valorar sus propios sentimientos. A lo que
añadía que, como cualquier otro individuo,
merecían decidir sobre su felicidad. Insistía
Taylor en que ningún ser humano debía disponer
sobre otro. Así lo indicaba en el último
párrafo del ensayo sobre el matrimonio y el divorcio,
cuando especificó la necesidad de las mujeres en cultivar
y desarrollar sus percepciones vitales "¿no hemos nacido
con los cinco sentidos, meramente como fundamento para otros que
podamos crear con ellos? (Pujol, 1995, 85).

Una crítica razonable que se le hace a Harriet
Taylor desde la posteridad discute la relevancia de sus
aportaciones dada la escasez de la obra escrita que tiene, y la
necesidad de recurrir a la palabra de John S. Mill para medir,
con generosidad, la talla intelectual de Taylor. En este trabajo
se recibe con naturalidad el mensaje de Mill y por tanto, se
acepta la colaboración intelectual de los esposos en las
obras que se indican en la Autobiografía: el ensayo Sobre
la libertad y el capítulo VII del Libro IV de los
Principios de Economía Política.

Taylor, como decía Mill, tenía la cualidad
de adelantarse a los tiempos en los que vivía, y
resultó que con este artículo fue una de las
primeras mujeres en la historia que apuntó a la igualdad
ciudadana sin distinción de sexos, exigiendo el derecho a
votar. Su actitud dejó una huella tan profunda en el
pensamiento de John S. Mill, que fue éste el primero en
solicitar en el Parlamento británico el voto para las
mujeres en el año 1866, época en la que fue
parlamentario.

Su solicitud fue rechazada sin mucho apoyo en la
cámara de los Comunes. Una relevante economista del XIX
estuvo presente ese día en la tribuna de invitados,
Millicent Garrett Fawcett, esposa de Henry Fawcett,
discípulo de Mill, profesor de Cambridge y también
parlamentario británico. El impacto que tuvo sobre ella el
discurso de Mill provocó el entusiasmo político de
Garrett Fawcett, que además de trabajar en favor de la
reelección de Mill en el Parlamento, cosa que no
ocurrió, llegó a ser la presidenta de la
Unión Nacional de Sociedades de las Mujeres Sufragistas
entre los años 1907 y 1919, por lo que tuvo la
satisfacción de ver reconocido el voto a las mujeres en el
año 1918 en la Gran Bretaña.

Beatrice Potter

Elaboró en 1909 un "Informe de la Minoría"
en la Commission on the Poor Laws en el que diseñó
uno de las primeras propuestas para un sistema de seguridad
social y de pensiones del estado que prefiguraba el estado de
bienestar que surgiría décadas más
adelante.

Elizabeth Schumpeter

  • Editó el libro póstumo de la "Historia
    del Análisis Económico" en 1954 de su marido,
    Joseph Schumpeter.

Mary Paley Marshall

Mary Paley Marshall: Una de las cinco primeras mujeres
que pudieron acceder a la Universidad de Cambridge, en
Inglaterra, especializándose en el estudio de la
economía.

Jane Marcel, Harriet Martineau y Milicent Garrett
Fawcett

Tres mujeres economistas británicas del siglo
XIX, que se atrevieron a escribir con rigor sobre cuestiones
económicas sin tener una formación académica
previa. Con ellas se abrió el proceso de
incorporación de las mujeres al estudio de la
economía política.

Elinor Ostrom

En 2009, se convirtió en la primera mujer en
recibir el  Premio Nobel de Economía.

La Real Academia de las Ciencias de
Suecia seleccionó a Ostrom "por su análisis de
administración económica y la organización
de la cooperación"afirmando que su trabajo demostró
cómo los bienes comunes pueden ser administrados de forma
efectiva por un grupo de usuarios." 

La economía feminista es una corriente
teórica que incorpora el género como
categoría de análisis, aporta visibilidad sobre la
esfera del cuidado. Ésta implica el trabajo y los recursos
necesarios para la reproducción de los seres humanos: su
cuidado, socialización y alimentación. Estas
actividades pueden desarrollarse en la esfera del estado, del
mercado o del cuidado, pueden ser formales o informales,
remuneradas o no. Sin embargo, en su mayoría son
realizadas por el trabajo no reconocido ni pagado de las mujeres,
en sus familias y comunidades.

La Economía Feminista ha manifestado un gran
aporte al desarrollo económico de la sociedad, demostrando
desde siglos anteriores la capacidad y la participación de
las mujeres de definir, implementar acciones y posibles
soluciones con las aportaciones a las teorías
macroeconómicas para el desarrollo económico,
así como la participación en los distintos
sectores.

Todas las aportaciones teóricas, acciones,
marchas y estrategias planificadas para dar a conocer las
aportaciones de las mujeres al desarrollo económico
social, han sido retribuidas en la actualidad cuando observamos a
las mujeres ocupando espacios en la sociedad junto al escuche de
su voz, que con anterioridad eran más que imposibles de
alcanzar.

El Capital Social

El capital social se refiere a las instituciones,
relaciones y normas que conforman la calidad y cantidad de las
interacciones sociales de una sociedad. Numerosos estudios
demuestran que la cohesión social es un factor
crítico para que las sociedades prosperen
económicamente y para que el desarrollo sea
sostenible.  El capital social no es sólo la suma de
las instituciones que configuran una sociedad, sino que es
asimismo la materia que las mantiene juntas.

El capital social como el conjunto de relaciones
sociales caracterizadas por actitudes de confianza y
comportamientos de cooperación y reciprocidad. Se trata,
pues, de un recurso de las personas, los grupos y las
colectividades en sus relaciones sociales, con énfasis, a
diferencia de otras acepciones del término, en las redes
de asociatividad de las personas y los grupos. Este recurso, al
igual que la riqueza y el ingreso, está desigualmente
distribuido en la sociedad.

En términos de uno de sus principales
teóricos, Robert D. Putnam el cual Nació el 9 de
enero de 1941 en Rochester, Nueva York. Es
un sociólogo y politólogo estadounidense.
Ejerce como profesor en la Universidad de Harvard. En sus
trabajos ha tratado especialmente los temas de la confianza
social, conciencia cívica y el capital
social.

Este definió el capital social como las
conexiones entre individuos –redes sociales y normas de
reciprocidad y confianza que se desprenden de ellas".

En esta definición hay que tener presente los dos
elementos que conforman el capital social; por un lado, redes
sociales, y por el otro, normas de reciprocidad y
confianza.

A pesar de las posibles diferencias en la forma de
definir y medir estos atributos, el capital social siempre apunta
hacia aquellos factores que nos acercan como individuos y a
cómo este acercamiento se traduce en oportunidades para la
acción colectiva y el bienestar del grupo.

Elementos del Capital Social

  • La Confianza: facilita las interacciones entre los
    miembros de una sociedad. En términos de los
    economistas, la confianza reduce los "costos de
    transacción" en un intercambio, ya que cuando se
    confía en los demás, no es necesario invertir
    tantas energías o recursos en averiguar los
    antecedentes de una persona que acabamos de conocer, o en
    imponer controles que me aseguren que si hago un trato con
    ella, éste será cumplido.

En términos más llanos, la confianza hace
que las interacciones al interior de una sociedad sean más
fluidas, ágiles y sencillas, además de mucho
más eficientes, puesto que me permite ir más
allá de mi círculo de allegados y encontrar a la
mejor persona para la tarea que necesito realizar. La confianza
facilita la cooperación, e inclusive –de acuerdo a
algunos autores- es un elemento esencial del desarrollo
económico.

  • Reciprocidad: La otra parte sin embargo, está
    compuesta por un sentimiento de reciprocidad que me hace
    pensar que los demás me aportan algo y que yo soy
    capaz de aportar algo a la sociedad.

La reciprocidad es la norma más importante en
términos de capital social y se le considera de dos tipos:
la reciprocidad equilibrada o específica y la generalizada
o difusa. La primera se da cuando ocurre un intercambio de
objetos o bienes cuyo valor se considera equivalente (un favor
por un favor, un regalo por otro). Además, ese
intercambio, aunque pueda repetirse, se acota como un evento
específico en el tiempo. La segunda establece una
relación permanente y continua de intercambio y, aunque en
un momento dado puede no ser equivalente, mantiene la expectativa
de que los beneficios serán mutuos y, a largo plazo,
equiparables

  • Redes sociales: La construcción de redes
    sociales ayuda a conectar una sociedad, a hacer mucho
    más sencillos los intercambios de información,
    a proveer apoyo a los miembros que lo necesiten, a movilizar
    grupos de personas que compartan intereses para un objetivo
    en particular, etc. La confianza y la reciprocidad son
    elementos que ayudan a construir estas redes.

Medición del capital social

La medición del Capital Social es una tarea
compleja por dos razones básicas: Por ser un bien no
tangible y un concepto joven, donde no hay uniformidad en su
concepción y abordaje. Por esta razón, la carencia
de un marco teórico desemboca en problemas
metodológicos para cuantificar empíricamente el
fenómeno.

Para James Coleman, el valor del Capital Social radica
en su utilidad para análisis cualitativos. Otras
instituciones o académicos prefieren medir el capital
social por medio de las redes sociales, es decir el número
de miembros de los grupos y las redes en que éstos
participan. Sin embargo para la medición de este
también se utilizan indicadores de confianza y normas
cívicas.

Se han diseñado pocas encuestas a largo plazo a
fin de medir el capital social, lo que ha llevado a
investigadores contemporáneos a reunir índices con
elementos aproximados, como la medida de confianza en el
gobierno, los índices de intención de voto, el
índice de participación en organizaciones
cívicas y el número de horas de
voluntariado. 

Si bien es difícil medir de manera precisa estos
elementos, podemos tomar ciertos indicadores: la membrecía
y participación en organizaciones de manera voluntaria, en
el caso de las redes sociales, y las creencias y actitudes de las
personas hacia los demás, en el caso de la reciprocidad y
la confianza.

Ventajas del capital social

El capital social facilita la vida en común,
fortalece la identidad al interior de un grupo, generando
solidaridad entre sus miembros, y al mismo tiempo, crea puentes
con grupos y personas fuera de nuestro propio círculo,
haciendo más sencillo enfrentar problemas compartidos,
circular información y fomentar el
entendimiento.

La presencia de Capital Social puede mejorar la
efectividad de los proyectos de desarrollo.

Desventajas del capital social

Sin embargo, el capital social también tiene
importantes desventajas, puesto que aquellas comunidades, grupos
o redes que están aislados o tienen intereses
exclusivamente locales o contrarios a los de una sociedad (por
ejemplo,  carteles de la droga, redes de corrupción)
pueden realmente frenar el desarrollo económico y
social.

Afinando los matices del concepto, el capital social no
tiene por que necesariamente producir cosas buenas, puede generar
discriminación sobre individuos o grupos. A veces el
capital social puede tener connotaciones negativas, como en el
caso de mafias diversas (los contactos y redes sociales
creados entre varias personas pueden idear cosas consideradas
negativas por una sociedad, como el crimen).

Aspectos teóricos del papel del Capital
Social

  • Origen y definición del Capital
    Social

Si bien en décadas recientes el término
Capital Social incursionó en el mundo académico con
fuerza y legitimidad, su origen y uso es anterior. En efecto,
Lyda Judson Hanifan, un joven educador norteamericano,
empleó este término a inicios del siglo pasado.
Como recuerda el sociólogo Robert Putnam, Hanifan era un
presbiteriano, rotario y republicano que llegó
progresivamente a la conclusión de que los graves
problemas sociales, económicos y políticos de las
comunidades en las que trabajaba sólo podían
resolverse reforzando las redes de solidaridad entre sus
ciudadanos.

Putman señala que la descripción del
Capital Social de Hanifan expone por adelantado casi todos los
elementos fundamentales de las posteriores interpretaciones del
concepto, y que, al parecer, su invención conceptual no
fue objeto de ninguna atención por parte de otros
monetaristas sociales, desapareciendo sin dejar rastro, y siendo
reinventado durante el resto del siglo XX, independientemente en
otras seis ocasiones por lo menos.

Recientemente, el Capital Social ha sido entendido de
varias maneras, y aún no hay precisión ni menos
convergencia en su concepción. Sin embargo se le atribuye
cualidades instrumentales para el desarrollo. Al respecto,
Francis Fukuyama (1997) postula que el Capital Social representa
el conjunto instantáneo de valores y normas informales
compartidos por miembros de un grupo de personas que les permiten
cooperar entre ellos. Así, si existe "confianza" entre
ellos, ésta sirve como lubricante para que el grupo
funcione eficientemente. Las normas y valores para que se forme
Capital Social incluyen virtudes tales como "decir la verdad",
"cumplir las obligaciones con el grupo" y "reciprocidad". El
concepto de Capital Social sitúa a las políticas e
instituciones en su contexto adecuado y nos evita albergar
ciertas expectativas ingenuas de que una fórmula
política relativamente sencilla conduzca en forma
inevitable al crecimiento económico.

Por su parte, la socióloga italiana Fortunata
Piselli considera que el Capital Social es un concepto
situacional y dinámico, que implica una visión
más abierta de la acción social, vinculada a
valores heredados, y más idónea para acoger las
innovaciones a través de la interacción social y el
desarrollo de nuevas formas de cooperación (2003:17). De
otro lado, la CEPAL (2001), lo conceptúa como el conjunto
de normas, instituciones y organizaciones que promueven la
confianza y cooperación entre las personas, las
comunidades y la sociedad en su conjunto. Asimismo, las Naciones
Unidas (2002:82-83) define el Capital Social como los valores,
las normas, las organizaciones, y los mecanismos de
asociación que facilitan las relaciones interpersonales y
que permiten la convivencia social.

Se puede sostener que las piedras angulares del Capital
Social son los valores convertidos en normas, como la confianza,
la solidaridad o la reciprocidad. A partir de estas normas se
construyen las redes, las organizaciones y las instituciones que
permiten la interacción social y el desarrollo de las
sociedades, las cuales además generan una serie de efectos
colaterales como las identidades o la información
social.

El Capital Social, caracterizado entonces como normas,
valores y relaciones que promueven la cooperación, surge
habitualmente asociado a fenómenos como la
religión, la experiencia histórica compartida y
otras condiciones culturales muy arraigadas que sólo
pueden configurarse con gran dificultad. Al respecto, el
sociólogo italiano Alejandro Pizzorno escribe que en
períodos de disolución de las relaciones sociales
que caracterizan a la sociedad en su conjunto (por
fenómenos de rápida movilidad social o de movilidad
geográfica tanto interna como externa) son los que dan
lugar a la creación de nuevas formas de Capital Social.
Este sociólogo italiano precisa que no todas las
relaciones sociales pueden constituir Capital Social.

Excluye las relaciones de intercambio, las de mero
encuentro entre personas que no continúan su
relación y a las de hostilidad, explotación o
conflictivas en general. Las que sí considera que
constituyen al Capital Social son aquéllas en las que es
posible que la identidad más o menos duradera de los
participantes sea reconocida, y que además manejen formas
de solidaridad o reciprocidad. Son Capital Social las relaciones
que establecen una potencial cooperación entre dos o
más personas con fines comunes (2003:44).

Así, una parte sustantiva del Capital Social la
conforman las instituciones que son necesarias para la
utilización de los capitales y las potencialidades
económicas. Los valores y las normas subyacen a las
instituciones, las cuales, definidas como reglas de la
interacción humana, se generan para resolver los problemas
colectivos materiales, sociales o morales. Se requiere de la
"acumulación" de instituciones para lograr ciertos
estándares de desarrollo local, regional y
nacional.

  • Formas de capital y tipos de Capital
    Social

No pocos científicos sociales consideran que el
Capital Social constituye un componente fundamental, tanto para
el desarrollo económico como para la estabilidad de la
democracia y la gobernabilidad de las localidades, regiones y
naciones. Vale la pena precisar, antes de continuar, que no debe
confundirse Capital Social con capital humano, y menos con el
capital entendido como capital físico. Entre los dos
primeros hay estrechas relaciones pero abordan dimensiones
diferentes.

  • Capital Social y cultura

Las personas, las familias y los grupos son portadores
de actitudes de cooperación, valores, tradiciones,
visiones de la realidad, que forman parte de su cultura e
identidades. Si esta premisa antropológica es ignorada o
eludida, la gente perderá importantes capacidades
aplicables al desarrollo y posiblemente se generen poderosas
resistencias. Si, por el contrario, se reconoce, explora, valora
y potencia su aporte, puede ser muy relevante y propiciar
círculos virtuosos con las otras dimensiones del
desarrollo.

Robert Putnam (1994), precursor del análisis de
Capital Social, en su difundido estudio sobre las disimilitudes
entre Italia del Norte e Italia del Sur, considera que
fundamentalmente éste está conformado por: 1) el
grado de confianza existente entre los actores sociales de una
sociedad; 2) las normas de comportamientovico
practicadas; y, 3) el nivel de asociatividad que caracteriza a
esa sociedad. Estos elementos evidencian la riqueza y la
fortaleza del tejido social interno de una sociedad. La
confianza, por ejemplo, actúa como un "ahorrador de
conflictos potenciales" limitando el "pleitismo". Las actitudes
en materia de comportamiento cívico, que van desde cuidar
los espacios públicos hasta el pago de los impuestos,
contribuyen al bienestar general. La existencia de altos niveles
de asociacionismo indica una sociedad con capacidades para actuar
cooperativamente, construir redes, concertaciones, sinergias de
todo orden en su interior. Cabe resaltar que este conjunto de
factores tendría, según las observaciones de
Putnam, mayor presencia y profundidad en Italia del Norte en
relación con Italia del Sur, y habría
desempeñado un rendimiento económico, calidad de
gobierno, estabilidad política, entre otros
beneficios.

Para otro de los precursores, James Coleman (1990), el
Capital Social se presenta tanto en el plano individual como en
el colectivo. En el primero, tiene que ver con el grado de
integración social de un individuo y su red de contactos
sociales. Implica relaciones, expectativas de reciprocidad y
comportamientos confiables; mejora la efectividad privada, pero
también es un bien colectivo. Por ejemplo, si todos en un
vecindario siguen normas tácitas de cuidado del otro y de
no agresión, los niños podrán caminar hacia
la escuela con seguridad, y el Capital Social estará
produciendo orden público. (Págs. 28-
29)2.

En breve, el Capital Social constituye un recurso
intangible pero de gran valor social, pues reside en la forma de
pensar e interactuar de las personas. Este facilita la
cooperación grupal e intergrupal. Existe pues una clara
relación positiva entre mayor desarrollo cultural y
Capital Social.

  • Funciones del Capital Social

Para el sociólogo Alejandro Portes, docente de la
Universidad de Princeton, es posible distinguir tres funciones
básicas del Capital Social, aplicables a una variedad de
contextos como fuente de: 1) control social; 2) apoyo familiar;
y, 3) beneficio a través de las redes extra
familiares.

El paradigma del Capital Social y del
neoinstitucionalismo (en que aquél se basa en parte)
plantea que las relaciones estables de confianza, reciprocidad y
cooperación pueden igualmente contribuir a tres tipos de
beneficios: 1) Reducir costos de transacción; 2) Producir
bienes públicos; y 3) Facilitar la constitución de
actores sociales y de sociedades civiles saludables.

Para el Banco Mundial (1998) la presencia de Capital
Social puede mejorar la efectividad de los proyectos de
desarrollo. Así mismo es factible estimular su
acumulación mediante intervenciones selectivas.

Para Coleman, el Capital Social productivo: "es un
recurso para la acción que hace posible al sector
(individual o colectivo) el logro de ciertos fines que de otro
modo (o con costos muy altos) serían
inalcanzables"

El concepto de Capital Social, sin embargo, no
está exento de limitaciones. Probablemente la
multiplicidad de definiciones, sea una de las principales. En
tanto realidad fáctica no constituye una panacea para
todas las fallas del mercado o grupo.

  • Medición de Capital Social

La medición del Capital Social es una tarea
compleja por dos razones básicas: Por ser un bien no
tangible y un concepto joven, donde no hay uniformidad en su
concepción y abordaje. Por esta razón, la carencia
de un marco teórico desemboca en problemas
metodológicos para cuantificar empíricamente el
fenómeno. Para James Coleman, el valor del Capital Social
radica en su utilidad para análisis cualitativos
(1990:300).

Cabe transcribir aquí las agudas apreciaciones
del sociólogo chileno-alemán Norbert Lechner sobre
las dificultades para cuantificar el Capital Social.

Sobresalen en concreto, tres dificultades. Primero, la
lista de indicadores. Aceptando la definición de Capital
Social como "redes, normas y confianza social que facilitan la
coordinación y cooperación en beneficio mutuo"
(Putnam 1995,67) ¿cuáles serían los
indicadores adecuados y su factibilidad operacional? Segundo, los
diversos niveles de Capital Social. Putnam se refiere a
ámbitos informales (familia, vecindario), a
membrecía en organizaciones secundarias, a
participación en la política nacional, a normas de
reciprocidad general. En definitiva ¿quién dispone
de Capital Social? A la asociatividad a nivel micro y medio se
agregan las normas de reciprocidad y los valores cívicos
vigentes al nivel macro. Es decir, el Capital Social
funcionaría como una "muñeca rusa". La
indeterminación del universo impide su análisis
empírico". (1999:9).

Por su parte, las economistas españolas Marta
Portela e Isabel Neira (2002) plantean una aplicación
econométrica para tratar de cuantificar si las variables
del Capital Social elegidas tienen influencia en el crecimiento
económico. Naciones Unidas, como vimos, privilegia la
asociatividad formal en su estimación del Capital Social
en el Perú. Otras instituciones o académicos
prefieren medir las redes sociales, es decir el número de
miembros de los grupos y las redes en que éstos
participan.

Hasta tiempos recientes para la economía
convencional dominante en las instituciones formuladoras de
programas de desarrollo las prácticas culturales que
apuntaban al fortalecimiento de lo colectivo eran segregadas o
invisibilizadas, pues se asumía que bloqueaban la
expansión del mercado y las iniciativas
individuales.

Hoy el Capital Social es el concepto de moda en diversos
lugares del planeta. Forma ya parte del argot académico,
periodístico y del uso común en ciertos sectores de
las clases medias globalizadas e intelectualidad. Como se ha
visto, está ligado a la confianza, a la asociatividad que
establecen las personas para alcanzar determinadas metas, pero
sobre todo está referido a cierto tipo de normatividad y
valores que apuntan o favorecen el accionar colectivo de la
gente. Existe un cierto consenso en definirlo como el conjunto de
normas, instituciones y organizaciones que promueven la confianza
y la cooperación entre las personas, las comunidades y la
sociedad en su conjunto.

Asimismo, existen diversas tipologías de Capital
Social, la más convencional es aquella que establece dos
tipos. Uno es el capital formal, y el otro el informal,
tipología que hemos utilizado en este trabajo para ver su
incidencia en la sociedad peruana. El Capital Social se presenta
en el plano individual (formas de pensar y actuar de los sujetos)
y en el plano colectivo (institucionalidad, asociatividad y
redes).

El Capital Social constituye un componente fundamental
tanto para el desarrollo económico como para la
gobernabilidad. En el sentido primero, facilita la
información, su circulación y consumo, reduce los
costos de transacción, amplía el mercado, produce
bienes públicos y favorece la formación de activos
familiares. De manera simultánea el mercado puede
convertirse en un elemento que socava las identidades
socioculturales sobre las que reposa el Capital
Social.

En el sentido segundo, más político, puede
contribuir a la estabilidad de la democracia ya que coadyuva la
construcción de actores y sociedades civiles
sólidas. Mal utilizado, o empleado distorsionadamente,
puede conducir a situaciones no previstas de autoritarismo y
dictadura.

Por otro lado, varios analistas han subrayado las
dificultades metodologías para su medición en
análisis cuantitativos. ¿Cuáles son los
indicadores más adecuados? ¿Sobre la base de
qué teoría nos servimos para interpretar las
evidencias empíricas? Cabe puntualizar que es en el
análisis de situaciones o realidades específicas en
donde se pueden observar las bondades y limitaciones de este
concepto y práctica social.

Se considera dentro de estas últimas que puede
haber exageración del control social grupal sobre los
individuos, coaptando su libertad de accionar en pro de lo
colectivo. O que el Capital Social sea utilizado para fines
ilícitos como es el narcotráfico o la
corrupción. Se trata pues de saber discriminar entre
formas positivas y negativas de Capital Social.

En los últimos años, en nuestro
país el enfoque y concepto de Capital Social viene siendo
utilizado en informes de consultorías, tesis
académicas y artículos periodísticos. No
obstante es preciso remarcar que sin mencionarlo era ya usado en
las ciencias sociales, en particular en la antropología,
pero con otros nombres. Y que un reto hoy para su mejor
entendimiento y correcta aplicación es construir enfoques
teóricos interpretativos y bases de datos serios y en
permanente actualización.

Finalmente, compartimos la premisa de contribuir a
rescatar las raíces sumergidas del Capital Social como
práctica entre la gente (memorias, identidades culturales,
etc.) temporalmente enterradas o reprimidas. Su
recuperación, como escribiera Norbert Lechner: "no
sólo depende de los lentos cambios culturales, es
más bien el resultado combinado de cambios estructurales y
estrategias deliberadas de los actores. Al crearse un entorno
favorable, se pueden construir relaciones de cooperación y
compromiso cívico en pocos años". Claro
está, precisamos nosotros, dentro de un proyecto nacional
consensuado y viable.

Aportes del capital social al
desarrollo:

El capital social tiene implicaciones importantes tanto
para la teoría como para la práctica y la
política del desarrollo. Las "recetas" convencionales para
mejorar las perspectivas económicas de las comunidades y
naciones incluyen: mejorar la educación y los servicios de
salud, construir instituciones políticas competentes y
responsables, y facilitar la aparición de mercados libres
capaces de competir en la economía global. El capital
social está relacionado con cada uno de estos
aspectos.

  • Capital social y educación: Las escuelas son
    más efectivas cuando los padres y los ciudadanos
    locales se involucran en sus actividades. Los maestros
    están más comprometidos, los estudiantes
    alcanzan mejores resultados y se usan mejor las instalaciones
    de las escuelas en aquellas comunidades en las cuales los
    padres y ciudadanos se interesan en el bienestar educativo de
    los niños.

  • Capital social y salud: Los médicos y
    enfermeras se presentan a trabajar y a cumplir sus
    obligaciones con más asiduidad en aquellos lugares
    donde sus actos son apoyados y supervisados por grupos de
    ciudadanos.

  • Capital social ya acceso a los mercados: Asegurar el
    acceso a los mercados es un paso crucial en el sendero hacia
    el avance económico de los pobres. Una de las
    características definitorias de ser pobre es la falta
    de conexiones con la economía formal, incluido el
    acceso a los recursos materiales e informáticos.
    Ayudar a los pobres a trascender sus redes de seguridad a fin
    de que puedan tener acceso a recursos adicionales es uno de
    los desafíos del desarrollo económico. De
    manera simultánea el mercado puede convertirse en un
    elemento que socava las identidades socioculturales sobre las
    que reposa el Capital Social.

Conclusión

En esta investigación hemos
observados los diferentes planteamientos de la diferentes
escuelas de pensamiento económico. Estos temas estaban
orientados a la teoría del desarrollo económico,
planteados por estas escuelas. Hemos planteados la
evolución del pensamiento económico relacionado con
el desarrollo económico, que es, en nuestros tiempos un
tema de mucha importancia en la economía mundial y los
problemas que a esta le afectan. Esta investigación
servirá de referencia para personas que deseen conocer
más sobre desarrollo económico y sus planteamientos
al pasar de la historia.

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Autor:

Román Taveras

 

Partes: 1, 2, 3, 4
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