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Filosofía de educación




Enviado por hernando



Partes: 1, 2, 3

  1. Introducción
  2. Filosofía
  3. Educación
  4. Filosofía de la
    educación
  5. Resumen
  6. Educación aristocrática:
    Nietzsche
  7. Desarrollo
  8. "Hombre nuevo": filosofía de la
    educación de Makarenko
  9. Filosofía de la "educación
    natural" de Rousseau
  10. Pedagogía india planteada por F.
    Reinaga
  11. Bibliografía

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REGISTRO DEPÓSITO LEGAL

4 – 4 – 2489 – 11

INSTRUCCIÓN:

El módulo Filosofía de la
Educación, se ha diseñado de acuerdo a las
exigencias de la educación superior; desde luego
está compuesto de cuatro unidades. Cada unidad es
una interpretación de los textos primarios, lo cual
supone que el participante está obligado a leer
dichos textos (se preparó para entregar a los
participantes cuatro textos y más uno de anexo como
materiales de apoyo). La formación universitaria por
su carácter riguroso exige el contacto con las
fuentes primarias, por esta razón el presente
módulo es la guía para el participante, desde
luego no es la verdad absoluta, pues si fuera así,
la grandeza del pensamiento
filosófico-pedagógico estaría
concluida.

Introducción

Las diferentes concepciones filosóficas engendran
diferentes conceptos educativos. De entrada la educación
plantea problemas, éstos tienen su fundamento en los
propósitos, en los fines y en los medios de la
educación.

Mientras los filósofos y los educadores no
encaren seriamente los urgentes problemas prácticos que en
una sociedad abierta y pluralista plantea la educación de
masas, la filosofía de la educación pesará
sobre las escuelas tal como una mano muerta.

Los intentos de resolver los problemas educacionales sin
la utilización del saber y del poder de la
filosofía están condenados al fracaso. Desde luego,
la práctica que no está guiada por la teoría
carece de meta.

En la práctica educativa como en cualquier otro
campo social su eficaz solución de los problemas requiere
siempre de una reflexión crítica y de una
acción deliberativa.

En toda sociedad, educación y filosofía
están inseparablemente relacionadas, pues la
educación es esencialmente una empresa
sociofilosófica. Como empresa filosófica, la
educación ha de basarse en el radical supuesto
epistemológico de que el conocimiento es posible, que es
posible enseñar y aprender y en el radical supuesto
axiológico de que es mejor saber que ser
ignorante.

¿Qué es filosofía?,
¿Qué es educación?, ¿Cuál es
la relación que va de la filosofía a la
educación, y cómo puede ayudar aquélla a
resolver los problemas educacionales? Son preguntas que hay que
despejar en el camino de la actividad
pedagógica.

Filosofía

La filosofía es una actividad muy singular, un
afán incesante y sin tregua, uno de los esfuerzos humanos
más originales y constitutivamente siempre expuesto al
fracaso y, por esto, condenado una y otra vez a volver a comenzar
desde el principio. La filosofía es siempre
búsqueda. Si hay un esfuerzo humano estricta y
constitutivamente problemático e incierto, ese esfuerzo es
la filosofía. Nunca un gran filósofo, por muy
grande que sea, es el poseedor de la verdad. El filósofo
busca la verdad, no lo posee. (R. Carrasco 99). La
filosofía gracias a sus categorías racionales, ha
permitido el nacimiento de las ciencias. La filosofía es
el pilar fundamental en la historia de la
civilización.

En lo que concierne al contenido la filosofía se
propone explicar la totalidad de las cosas, es decir, toda la
realidad, sin exclusión de partes o de
momentos.

En lo que concierne al método, la
filosofía aspira a ser una explicación puramente
racional de aquella totalidad que se plantea como objeto. A la
filosofía no le basta con constatar o comprobar datos de
hechos, reunir experiencias: la filosofía va más
allá del hecho, más allá de las
experiencias, para hallar causas, precisamente a través de
la razón, es decir, es la investigación racional de
los principios y causas últimas de la realidad.

El objeto de estudio de la filosofía es: Nada,
Todo y muchas cosas que no son nada. Dentro de ella netamente el
campo de la filosofía es: la Ontología,
Axiología, gnoseología y otras
disciplinas.

1. – Ontología.

Es la teoría del "ser". Es decir: el contenido de
la ontología de la filosofía se refiere, pues,
primeramente, al problema de la realidad, en un intento por
descubrir y describir, y a veces definir, qué es realidad
y qué significa ser real, conclusiones irreversiblemente
construidas en un sistema educacional.

2. – Axiología.

La axiología o teoría del valor es la
parte de la filosofía que se ocupa de lo bueno y lo malo,
lo correcto y lo incorrecto, los medios y los fines. Trata de
formular una teoría coherente para el comportamiento
ético.

Donde la ontología preguntaba qué es, la
axiología pregunta qué es bueno. La importancia de
esta pregunta o mejor de la respuesta reside en que una vez
definido lo bueno es posible hablar de moralidad, usar los
términos y los conceptos "de debe" y "de tendría
que". Por lo tanto, la axiología consiste en un
análisis de creencias, juicios y conceptos morales en la
creación o descubrimiento de una teoría del
valor.

Hay corrientes con respecto a la teoría del
valor: el objetivismo y el subjetivismo, que responden con
diferentes concepciones a esta pregunta: ¿Los valores son
independientes de la humanidad o dependen de ella? La primera
corriente responde que los valores son independientes del hombre
y de la sociedad; y la segunda afirma que los valores no pueden
existir con independencia de la humanidad.

El aspecto axiológico de la filosofía
reside, entonces, en la tentativa de ocuparse de lo bueno y lo
malo, lo correcto y lo incorrecto, y de moldear estos conceptos
dentro de pautas éticas y morales que guíen la
conducta humana y social, pautas que pongan en marcha y conmuevan
a todas las instituciones sociales, y muy particularmente a la
educación.

3. – Gnoseología.

La gnoseología o teoría del conocimiento
es la parte de la investigación filosófica que
trata de dar con el fundamento y la naturaleza de la verdad y del
conocimiento, y, quizá, la parte de la filosofía
que más interesa a los educadores, ya que la
mercancía que el maestro tiene sobre el mostrador
constantemente no es otra, con toda seguridad, que el
conocimiento.

La ontología pregunta por el SER; la
axiología por lo bueno, la epistemología, no
sin suspicacia, pregunta, ¿Cómo conoce usted?,
¿Qué conoce? ¿Cuándo se lo conoce?,
¿Quién conoce o puede conocer? Y
¿Cómo conocemos? Sin embargo, todas estas preguntas
están precedidas por esta pregunta fundamental:
¿Podemos conocer?

Con respecto a esta última pregunta hay tres
posiciones gnoseológicas fundamentales: el dogmatismo,
responde que sí, por supuesto, podemos conocer y
conocemos, y, lo es más, estamos seguros de ello. La
segunda es el escepticismo que niega la posibilidad de alcanzar
algún conocimiento y arroja así a la
epistemología y a la humanidad entera a la deriva en un
mar de incertidumbre y de mera opinión. La tercera
corriente se trata del falibilismo, que responde que sí
podemos conocer, pero nunca podremos tener esa clase de
conocimiento cierto o absoluto. Esta corriente afirma que la
filosofía debe imitar la postura de la ciencia y aprender
a conformarse con un conocimiento abierto al cambio en vez de
definitivo, relativo en vez de absoluto, probable en vez de
cierto.

La gnoseología, pues, es la tarea de la
filosofía, que procura identificar y examinar los
criterios del conocimiento y la verdad, criterios que
garantizarían suficientemente la afirmación "esto
que conocemos" o "esto es verdad". Es una tarea seguramente de
muy rico significado para la educación, puesto que las
metas mínimas de la educación, incluye, por cierto,
la adquisición de conocimiento y la búsqueda de la
verdad. Estos tres sectores de la filosofía no agotan el
contenido ni el significado de la filosofía.

Educación

La educación es una actividad consciente, como
toda actividad consciente tiene sus fines: el fin último
de la educación es la formación o desarrollo del
ser humano. Cada época y cada pueblo tienen sus fines
educativos propios. Así en la antigüedad la
educación griega tenía como fin general, la
educación cívica, política; en el
renacimiento, predomina la finalidad estética en Italia y
la intelectual en los países nórdicos; y en la
actualidad tenemos la educación democrática del
Occidente frente a las políticas totalitaristas. Pero
estos fines generales no son estáticos, definitivos, sino
que varían con el tiempo, que tienen carácter
histórico. Así vemos que en la misma Grecia hay un
periodo en que predominaba la educación de carácter
guerrero, reflejada en la Iliada, a la que sigue uno de
carácter cívico, determinado por la
polis.

Éste otro de carácter intelectual,
cultural, reflejado en Sócrates y Platón. Vemos
pues que el fin de la educación es variable como es la
sociedad y la cultura en que se apoya. La educación
depende esencialmente de la concepción de la vida y del
mundo de cada tiempo. Cada época y cada pueblo tienen sus
ideas sobre la vida, hombre y el mundo, que, de acuerdo a esas
ideas se plantean los fines pedagógicos para luego poner
en práctica.

El significado de la filosofía de la
educación y la solución de los problemas
educacionales se vuelven aparentes cuando tratamos de definir la
educación, pues esta definición depende en gran
medida de un conjunto de previas convicciones filosóficas
acerca del modo de ser de la naturaleza humana, del hombre y de
la sociedad.

Si se admite libremente que el hombre tiene por
naturaleza ciertas capacidades internas y se reconoce francamente
que la aculturación del hombre implica la
adquisición de hechos acerca del mundo exterior, pero
estas consideraciones se ubican bajo un criterio que esté
por encima de la limitación de los que definen la
educación como la manifestación de lo dado o como
la adquisición de lo que debe ser incorporado, se accede a
un tercer punto de vista, que encara la educación como una
transacción el proceso de dar y de tomar entre el hombre y
el medio. Es un proceso en el cual y por el cual el hombre
desarrolla o crea las aptitudes necesarias para modificar y
enriquecer tanto sus condiciones humanas como las condiciones del
ambiente, así como la formación de las aptitudes o
disposiciones que guían sus esfuerzos en esa
reconstrucción de la naturaleza humana. Esto ocurre dada
la plasticidad y la resistencia de la naturaleza
humana.

La educación como la transacción entre el
hombre y el medio para aumentar su familiaridad con las
condiciones humanas y del medio, se basa sobre una
concepción de la naturaleza del hombre y su universo. La
educación no puede restringirse a entrenar los
músculos de la mente o a organizar las células del
cerebro, sino que debe poner en juego al niño (hombre) en
su totalidad, en términos de su naturaleza individual y
social.

En resumen: Para responder a la pregunta
¿Qué es la educación? Debe contestarse antes
a la pregunta ¿Qué es el hombre?, lo cual a su vez,
requiere una previa respuesta a la pregunta ¿Qué es
la realidad? Una vez dada una posición ontológica
es posible una exposición sobre la naturaleza, y a partir
de estos comienzos filosóficos se hace posible desplegar
una definición de la educación que logre unir
adecuadamente la lucubración filosófica y la
práctica educacional.

Filosofía de
la educación

Filosofía y la educación caminan codo con
codo. Pues una filosofía de la educación es una
manera de observar, de pensar y de actuar en contextos
educacionales. Los primeros problemas de la educación son:
¿Educaremos?, ¿Por qué y cómo? Que
también son problemas filosóficos y no se puede
responder a ellos sin esbozar o crear una filosofía de la
educación.

La educación plantea dos problemas:
técnicos y generales.

a) Los problemas técnicos son problemas de
procedimientos y requieren el conocimiento de las situaciones
concretas y de los medios que pueden emplearse en vista de
ellas.

b) Los problemas generales son en el mayor parte de los
casos problemas de sentido y exigen una reflexión sobre
los diversos fines en vista de los cuales se dirige el proceso
educativo.

La cuestión de los fines, ha ocupado
principalmente a los que son, estrictamente hablando,
filósofos. El problema de los fines de la educación
es considerado habitualmente como una cuestión
filosófica. El examen de los problemas de los fines de la
educación es uno de los principales temas de la
filosofía de la educación.

La filosofía de la educación, tiene que
vérselas con problemas de la educación y los
problemas de la filosofía tal como se manifiestan en la
educación.

La misión del filósofo con respecto a la
educación es el examen y a aclarar de ciertas cuestiones
suscitadas por el proceso educativo. La filosofía de la
educación recurre a todas las ciencias para su
esclarecimiento. Cuando se trata de descubrir los fines de la
educación, el filósofo opera de acuerdo a ciertos
supuestos: como la idea del hombre, cual es su puesto del hombre,
muy determinante para indicar o determinar la finalidad
educativa.

De ahí las corrientes en la filosofía de
la educación: unos pues, destacan y fomentan la
espontaneidad y la libertad; otros la disciplina y la autoridad
(Cf. Ferrater M. J. DICCIONARIO DE
FILOSOFÍA
).

Resumen

La Pedagogía es la teoría de la
educación y una reflexión sobre la práctica
educativa. La Educación es la práctica de esa
teoría y la Filosofía de la Educación es una
reflexión sobre la pedagogía que busca la
teleología de la práctica pedagógica, sobre
las concepciones de hombre, universo, vida, etc.

CAPÍTULO I

Educación
aristocrática: Nietzsche

I. COMPETENCIA.

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Desarrollo

1. INTRODUCCIÓN.

Nietzsche constituye uno de los mayores cuestionadores
de su tiempo, especialmente de las formas tradicionales de
valoración, al mismo tiempo, es un vidente que anuncia o,
quiere profetizar la llegada de una nueva época de
vigorosidad y de rebeldía. Critica a casi todas las
manifestaciones de su época y, no se contenta tan
sólo con una argumentación fría y
esquemática, sino que su palabra irrumpe con fuerza y
fervor, y si aquella puede tener esto es, porque es un filosofar
con el "martillo".

En el terreno de la educación Nietzsche,
también deja ver su sentido crítico y, en este
caso, no sólo para puntos aislados u ocasionales, sino que
su mirada apunta a las bases y objetivos mismos de la
concepción educativa de su tiempo. La educación
alemana, según él, adolece de muchas fallas graves,
desconoce la autoformación creativa y no incentiva la
aparición o el parto -en palabras de Nietzsche-, del
SUPERHOMBRE. Esta clase de educación es lo que en
términos modernos podríamos denominar tradicional o
bancaria, es decir, al modo de una cuenta donde se deposita un
capital cada vez más acumulativo de conocimientos sin dar
lugar a una reflexión crítica del mismo.

2. DIAGNÓSTICO DE LA EDUCACIÓN ALEMANA,
HOY Y LA EDUCACIÓN SUPERIOR.

El diagnóstico que describe Nietzsche de la
educación superior alemana es duro, y en cada uno de los
calificativos con que la designa aparece siempre un tono
condenatorio. No es que sea según él simple
deficiencia sino que ha olvidado, quizá deliberadamente,
que el sentido de la educación tiene que reposar en todo
momento sobre el hombre mismo.

En este lugar veremos sucesivamente, los epítetos
caracterizadores de que se sirve Nietzsche para criticar la
educación superior.

2. 1. ADIESTRA PARA EL PROVECHO DEL
ESTADO.

En palabras de Nietzsche: "Lo que las escuelas
superiores de Alemania logran de hecho es un adiestramiento
brutal para hacer utilizable, aprovechable para el servicio del
Estado, con la menor pérdida posible de tiempo, un gran
número de jóvenes".

Este "adiestramiento" es una especie de direccionamiento
premeditado de las capacidades, una utilización de los
medios para que se desarrolle con cierta aptitud a un objetivo
supuestamente válido, que en este caso se reduce a las
pretensiones del Estado. Esto hace "aprovechable" sólo con
relación a las exigencias intrínsecas del propio
Estado y de su propio mantenimiento.

La educación forma parte de la estructura
estatal, ésta la ha disuelto en sí misma. De tal
manera que sólo cabe considerarla como mera
mediación; la "razón del Estado" se hiergue sobre
cualquier razón inminente de la educación. Esto es
precisamente lo que deplora

Nietzsche; no que el estado se haga cargo de la
subvención de la educación sino que quiera al mismo
tiempo fijar sus objetivos y su razón de ser.

Reflexión: El Estado siempre ha
constituido un peligro para la educación; nosotros tenemos
la experiencia de haber vivido tiempos en los cuales por razones
de seguridad en la política estatal se ha intervenido de
facto las instituciones superiores de enseñanza de nuestro
país. Este tipo de intervenciones de fuerza y de violencia
ha ocurrido especialmente en regímenes de gobierno
militarista y en otro caso motivado también por intereses
faccionalistas y conservadores que detentaban el
poder.

Pero el peligro puede estar dentro el sistema
universitario mismo, por ejemplo, en la confección y
fijación en los planes de estudio. Se puede excluir
contenidos o si es el caso, incluir otros que favorezcan o
entorpezcan la marcha misma de la asimilación
pedagógica.

Por otro lado la creación de institutos de
evaluación del nivel académico de las
universidades, externos a ella no sólo pudiese violar su
mentada autonomía de gestión, el peligro
está el hecho de aquellos que se conviertan en entidades
que usurpen el principio de autodeterminación de la
política educativa de las universidades.

2.2. ES MASIVA.

Nietzsche se pregunta: "¿Qué es lo que
condiciona la decadencia de la cultura alemana? El hecho de que
la educación superior no sea ya un privilegio".
"Educación superior y gran numero son cosas que de
antemano se contrapone".

Para Nietzsche educación superior y
"masificación" son incompatibles; cree ver en esto la
disminución en cuanto a la calidad de lo que se debe
enseñar. Por lo demás la educación superior
está reservada para unos pocos que pueden acceder a ella,
en este sentido su concepción es disgregadora y elitista.
De este modo toda aspiración a la cultura es un
"privilegio" de los que él llama "aristócratas del
espíritu". Nietzsche considera que la decadencia del
espíritu alemán, es una expresión del
democratismo cultural. Continúa afirmando "Nuestros
institutos repletos, nuestros profesores de institutos
sobrecargados, convertidos en unos estúpidos, son un
escándalo: para tomar la defensa de esas situaciones, como
lo acaban de hacer los catedráticos de Heidelberg, acaso
tengan causas, pero no hay razones".

Reflexión: Si bien hay algo de verdad en
que la apertura indiscriminada a las opciones de
formación, trajo consigo muchos problemas que van desde la
insuficiencia de infraestructura física o de equipamiento
de materiales pedagógicos hasta la dificultad de medir
adecuadamente el índice de progreso académico, no
se puede negar tampoco que la democratización cultural,
abrió canales de expresión y de transferencia
horizontal de contenidos concienciales y sociales cosa que la
democracia hoy no puede soslayar. Pero no debemos olvidar que
nuestros profesores universitarios se ven obligados a trabajar en
instituciones fuera de la universidad, para mejorar sus ingresos
económicos ya que la institución misma no puede
mejorar los salarios.

2. 3. ES MEDIOCRE.

Es otro de los adjetivos usados por Nietzsche: "Nuestras
escuelas superiores, todas ellas, están organizadas para
la mediocridad más ambigua, en sus maestros, en sus planes
de enseñanza, en las metas de su enseñanza". Este
es un reproche de desorganización y falta de orientaciones
responsables y serias que para Nietzsche es lo común del
sistema de enseñanza alemán, mediocre es lo que
ofrece poco, y los términos que se atribuye son mezquinos.
Mediocre aún en la reglamentación de los planes de
enseñanza. "Nuestras universidades son, contra su
voluntad, los auténticos invernaderos para esta especie de
atrofia de los instintos del espíritu".

Reflexión: ¿Podemos decir algo
semejante, guardando las distancias, sobre la concepción y
la marcha de nuestra educación? No existe, por lo menos,
haciendo una mirada somera a la trayectoria paulatina de
enseñanza-aprendizaje, una línea maestra (como
exigía Tamayo) que oriente cada uno de los momentos y
fases, de manera que se reconozca, a pesar de las
discontinuidades, la educación intensiva de esa matriz que
la educación debe plantearse.

Esta tarea no debe confundirse con las funciones
exclusivas del Estado ni tampoco otorgarle la potestad de la
decisión del sentido de la educación, antes bien se
debe presuponer que éste último es una tarea de una
especialización científica. No se requiere tampoco
la implantación de un "esquematismo" válido por
sí mismo: debe existir la necesaria flexibilización
que respete la consolidación de las vocaciones.

2. 4. PREOCUPADO POR EL TÍTULO.

Nietzsche condena el afán de mezquindad de la
"profesionalización", que degenera la esencia misma del
saber. El profesional es aquel que presupone haber "acabado" el
ciclo de su formación cultural, cumpliendo
únicamente con el calendario de materias. Por otro lado
cree haber agotado la fuente del conocimiento. Y, esto mata el
espíritu, el único bien del hombre, y,
además, no condice con el hombre superior, quien siempre
busca y da más de sí, no piensa nunca en haber
acabado; su tarea es infinita. "Una especie superior de hombre…
no ama las profesiones, precisamente porque se sabe con una
vocación".

Reflexión: No hace falta detallarlo,
sufrimos hoy la manía de la "profesionalización",
esta se ha convertido solamente en un medio de vida, en la
ridiculez del prestigio social. Profesiones las hay como
especialidades del conocimiento, pero al menos se debería
exigir un mínimo de responsabilidad científica, de
honestidad social con el ejercicio de las profesiones. En la
mayoría de los casos, nuestras universidades expulsan
profesionales son títulos brillantes, pero carentes de
vocación. Poniendo en peligro el desarrollo cultural del
país.

2. SE HA OLVIDADO LOS FINES Y LOS MEDIOS DE LA
EDUCACIÓN SUPERIOR.

3. 1. LA FINALIDAD DE LA
EDUCACIÓN.

Para Nietzsche lo fundamental es la instancia de la
"formación" del hombre por sobre otros objetivos y
resultados y, podemos decir, en contraposición al de
simple información y codificación de conocimientos.
Su fin es fundamentalmente humanista, puesto que hace como centro
de todas las preocupaciones el sujeto educativo mismo, la
educación es para el hombre, y este es también
partícipe de ello por propia iniciativa. Cuando
reflexionamos con respecto a nuestra educación, vemos que
no tiene una finalidad clara. Cada quien se plantea una
finalidad: el de superar al hombre, pero cuando se trata de
llevar a la práctica, se esfuma a causa de las
circunstancias de la vida y de la política
actual.

3. 2. MEDIOS.

Los medios de la educación superior son los
educadores que sepan y enseñen a "ver", a "pensar", a
"escribir" y a "leer". "Hay necesidad de educadores que
estén educados ellos mismos…". Y para ello es necesario
discriminar entre los verdaderos educadores y aquellos que fungen
serlo. La pretensión de Nietzsche es distinta: exige gente
no precisamente versada en "materia" (quizás
enciclopedismo) o que tengan la virtud de enseñar eso
mismo con elocuencia y autoridad. Sabemos que esos tenemos ya
bastantes. No tienen mucho que ofrecer. "Para lograr esa
finalidad son precisos los educadores, y no profesores de
institutos y doctos de universidad… no los doctos zopencos que
los institutos y las universidades ofrecen hoy, como nodrizas
superiores a la juventud".

Lo que se necesita son educadores del espíritu,
cosa distinta, y el espíritu no puede ser en ningún
momento un saber consumado.

El espíritu no es la sapiencia de una doctrina
que pretende estar ya constituida.

4. LA VERDADERA EDUCACIÓN.

Ya hemos visto que la educación es la
formación misma del hombre, una disciplina interior que es
como la capacidad de vencerse es sus impulsos. No es su esencia
el "adoctrinamiento", la sapiencia docta, o el enciclopedismo
vacío. Antes que esto el educador debe tener la virtud de
interiorizar en la juventud estos tres conceptos: aprender a ver,
a pensar y a escribir.

4. 1. VER.

Aprender a ver, "Esta es la primera enseñanza
preliminar para la espiritualidad". "Habituar el ojo a la calma,
a la paciencia, a dejar-las-cosas-se-nos-acerquen, aprender a
aplazar el juicio, a rodear y a abarcar el caso particular desde
todos los lados".

Esto significa habituar la "visión" en la
concentración de la atención, dar lugar a las
cosas, en su expresividad propia, el permanecer abierto al
mensaje de los fenómenos y, asimismo, a no prejuzgarlo; en
suma, aprender a juzgar nuestro sentido perceptivo. Todo ello se
puede ilustrar así:

  • Perceptividad,

  • Suspención del juicio apresurado y

  • Comprensión polifacética.

Sin embargo, para Nietzsche, lo esencial es el colocar
entre paréntesis el juicio apresurado y, esto es prueba
que se tiene enfrente una voluntad fuerte, que ha reconocido que
más vale una observación saturada de las cosas
mismas que una estigmatización por obra de la impaciencia.
Hacer esto, posibilita, sin duda, el logro de las otras actitudes
y nos faculta para comprensión más diversificada y
rica. Sólo puede aprender a ver aquel que puede dominar el
instinto del prejuicio y de la ligereza.

4. 2. PENSAR.

Del mismo modo que hay que aprender a ver ahora se trata
de aprender a pensar. No se trata de la especulación
luminosa del pensamiento, sino del uso inteligente del mismo. Y,
para ello se requiere de una disciplina, de una técnica
que le otorga formas de validez al pensamiento. "Para pensar se
requiere una técnica, y un plan de enseñanza, una
voluntad de maestría… que el pensar a de ser aprendido
como ha de ser aprendido el bailar".

  • No es casual que sea como una especie de "baile", es
    decir, hay que seguir el ritmo y el movimiento en que se
    traduce el pensar. Pensar es fundamentalmente movilizar los
    conceptos en su cadencia propia, es la inquietud de lanzarse
    de un punto a otro. De este modo se necesita:

  • Una técnica, que valide la coherencia y la
    consistencia del pensar.

  • La movilización del concepto, que es el arte
    de la rítmica del pensamiento.

4. 3. ESCRIBIR.

En la expresión de Nietzsche: "Escribir mejor
significa al propio tiempo pensar mejor, descubrir cosas dignas
de ser comunicadas… hacer que todo lo bueno se universalice y
que todo sea libre para los hombres libres, preparar, en fin, un
estado de cosas aún lejano en que los buenos europeos se
consagren a su grandiosa tarea: la dirección y vigilancia
de la civilización universal sobre la tierra".

Veamos esquemáticamente lo que significa el
aprendizaje del buen escritor, según Nietzsche:

  • Ante todo, claridad, pretender que lo que se
    comunica sea inteligible, no para sí mismo sino para
    los otros pueblos que tiene necesidad de comprendernos (a los
    alemanes).

  • Discriminación del contenido comunicativo,
    escoger las que seas dignas de ser llevados a la
    palabra,

  • Pero todo esto es una preparación a lo que
    los "buenos europeos" deben aspirar: la dirección y la
    vigilancia de la civilización universal sobre la
    tierra y, esta no es otra cosa que la universalización
    del espíritu libre.

Ya se ve, que el buen escribir tiene un sentido
universalizador que la anima, cosa que no puede lograrse si antes
el lenguaje no hace "comprensible", descifrable, además,
lo que se da entender el mismo tiene que estar adecuadamente
discernido en cuanto a sus contenidos (que comunicar), y todo
esto en vistas que la cultura europea sea la abandera de la
civilización del "espíritu libre". El escribir
significa para Nietzsche: realizar con pasión, y
compromiso, comprometiéndose existencialmente con lo que
se escribe. La escritura tiene que salir del alma, por
último es "bailar con la pluma".

Reflexión: en pocas cosas los educadores
ofrecen estos tres elementos que señala Nietzsche; no por
casualidad nuestros profesionales son intolerantes, es por que no
han aprendido a "ver" como señala Nietzsche; no por gusto
esperamos de los países occidentales los conocimientos
últimos, sino porque no se ha enseñado a pensar en
las universidades; no porque los bolivianos seamos descuidados al
tomar la pluma, sino porque no se ha aprendido a "bailar con la
pluma".´

III. RESUMEN.

El autor condena la educación superior por haber
olvidado tanto los fines como los medios de la educación.
Postula una educación aristocrática de corte
intelectual basada en la enseñanza selecta: aprender a
ver, a pensar y a escribir. Que los educadores deben
enseñar a la espiritualidad europea estas tres cosas
fundamentales.

IV. AUTOEVALUACIÓN

La filosofía de la educación planteada por
Nietzsche es de la aristocracia intelectual. ¿Ud.
considera que es posible aplicar en Bolivia esta filosofía
en el campo de la educación? Sí o No. Argumente su
respuesta desde los puntos de vista social, político y
pedagógico. Sobre la base del Autor escribe un
ensayo.

CAPITULO II

"Hombre nuevo":
filosofía de la educación de Makarenko

I. COMPETENCIA.

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  • INTRODUCCIÓN

Uno de los notables pedagogos es Makarenko, nacido en el
año 1888 en la ciudad de Belopolye, Ucrania.
Después de la Revolución del 17 de Octubre, en el
año 1920, emprende su labor pedagógica en una
colonia de menores infractores de la ley. Esa colonia
posteriormente se llamó "Colonia Gorki" en honor al gran
escritor ruso Máximo Gorki.

Makarenko logró la reeducación de los
infractores de la ley y de los niños vagabundos, aplicando
los siguientes medios pedagógicos: el trabajo, el
cogobierno, la disciplina, el régimen militar o civismo,
la confianza y la esperanza. Estos medios pedagógicos
aplicados por el autor en la reeducación de los
infractores de la ley y de los vagabundos, son valores
antropológicos subyacentes en el hombre. Por esta
razón, aplicados al campo de la educación se
convierten en valores pedagógicos.

La experiencia pedagógica de Antón
Makarenko, se sitúa fundamentalmente dentro de la
época de 1920 a 1928. Esta época se caracteriza por
el cambio introducido por la Revolución de 1917. Antes de
ésta, la organización política y social fue
diferente, los rusos estaban sujetos al poder del Zar; esto
implicaba la absoluta sujeción al poder y al dominio del
zarismo. "El período de transición (entre la
época de Zar y el comunismo) transcurrió en medio
de una aguda lucha ideológica, económica y
política entre el capitalismo moribundo y el comunismo
naciente".

En la época zarista, existían sectores de
la población que contaban con recursos económicos
sobreabundantes producto de la explotación a los obreros.
Esta forma de vida en la sociedad rusa de ese momento, ha llevado
a los pensadores rusos a replantear estrategias políticas
para mejorar la existencia humana.

"A fines del siglo XIX, la sociedad capitalista
entró en una nueva y última fase de su existencia:
el período del imperialismo. La lucha revolucionaria de
las clases trabajadoras entró también en una nueva
fase: la de la clase obrera y la que condujo al socialismo. En
esta época se desencadena una poderosa ola de movimientos
de liberación nacional contra el imperialismo y la
opresión colonial". A partir de la experiencia vivida de
los oprimidos y marginados, surgen movimientos sociales que
reivindican la libertad, la igualdad y la justicia. A la cabeza
de la clase trabajadora nace una nueva etapa del acontecer
social. La lucha se hace cada vez más seria y más
patente y llega a imponerse con la victoria del proletariado. En
palabras N. Krupskaya:

"Vivimos en una época de revolución
social, en un momento en que el viejo régimen capitalista
agoniza, se descompone, y nace un régimen nuevo,
comunista".

Todo cambio social genera tensión
política. Una lucha emprendida por la mayoría de
los obreros de ese país, generó verdaderos cambios
sociales. "El inmenso país con 150 millones de habitantes,
desperdigados en su gigantesca extensión, oprimidos,
faltos de derechos, por una nube de autoridades, policías,
espías: todo este país entra en efervescencia". Los
trabajadores conscientes de su situación social, de la
explotación y del marginamiento político, lograron
derrocar al Poder local; es decir, derrocaron la estructura
política del Zar. Con esto lograron el primer objetivo
para luego proseguir con el objetivo final y último:
implantar una nueva sociedad, la sociedad comunista.
"El
comunista es, ante todo, un hombre social, con instintos sociales
muy desarrollados, deseoso de que todos los hombres vivan bien y
sean felices".

El "medio" más eficaz -para los pedagogos rusos-
para alcanzar el objetivo planteado será la
"educación" y a través de ésta lograr el
advenimiento del "hombre nuevo". Pero, antes tomaron en cuenta lo
siguiente: "La burguesía educa de distinta manera a los
hijos de los trabajadores y a los hijos de los terratenientes y
capitalistas. De los primeros trata de hacer sumisos esclavos, y
de los segundos, jefes. La burguesía trata de hacer de
ellos individualistas que se contrapongan a la masa, a la
colectividad, y sepan dominarlas". Está clara la
concepción ideológica de la burguesía. Ellos
veían la naturaleza social histórica como un
acontecer predeterminado; se consideraron como hombres
predestinados a gobernar y a dominar, y pensaban que el obrero
era un esclavo fiel servidor a la causa de ellos. Partiendo de
esta concepción ideológica, la educación
respondía – para los burgueses – a los mandatos de los
capitalistas. En cambio, los socialistas postulaban una idea
totalmente diferente.

El hombre del sistema capitalista, es aquel individuo
que sólo vive en función de su propio "yo", es un
ser aislado al que nada importa la situación del "otro".
El "otro" es simplemente un medio para la subsistencia del
burgués. "La burguesía procura hacer de sus hijos
individualistas que ponen su "yo" por encima de todo y se
contraponen a la masa. Nosotros procuramos hacer de nuestros
hijos personas multifacéticamente desarrolladas
conscientes y sanos de cuerpo, que no sean individualistas, sino
colectivistas, que no se Contrapongan a la colectividad, sino que
construyan su fuerza y acrecienten su importancia"
-escribió Krupskaya. En contraposición al
individualismo del sistema capitalista, los comunistas plantearon
un hombre colectivista, personas conscientes y
multifacéticamente desarrolladas.

  • SITUACIÓN DE LA JUVENTUD Y DE LA
    NIÑEZ RUSA DE ESA ÉPOCA (INFRACTORES DE LA LEY
    Y NIÑOS VAGABUNDOS)

En esta situación (1920), Makarenko emprende su
labor pedagógica en la Colonia Gorki, con los niños
y adolescentes abandonados y vagabundos, descuidados, producto de
la guerra civil. "Se reunió allí a niños
vagabundos cuyos padres habían perecido durante los
años de guerra civil, a niños que el torbellino de
la guerra había arrastrado por todos los caminos de
Rusia". Después de la guerra civil, muchos niños
habían quedado sin padres, muchas familias habían
quedado desarticuladas en esa lucha política; al mismo
tiempo la labor pedagógica de Makarenko comienza en la
Colonia Gorki de esta manera:

"El 4 de diciembre llegaron a la colonia los primeros 6
educandos y me hicieron entrega de un sobre fabuloso, sellado con
cinco enormes lacres Este sobre contenía sus expedientes.
Cuatro eran enviados a la colonia por asalto a mano armada de una
casa y tenían 18 años y dos eran acusados de robo.
Nuestros educandos estaban espléndidamente vestidos;
pantalones de montar, botas elegantes, sus peinados eran de
última moda. En ellos no había absolutamente nada
de niños abandonados. Los apellidos de estos primeros
educandos eran Zadórov, Burún, Vólojov,
Bendiuk, Gud y Taraniets". Así empieza el pedagogo
Soviético, con un grupo de chicos que tenían
antecedentes criminales. En esos momentos dice Makarenko: "Mi
estado de ánimo era pésimo. Burún me
parecía el último detritus que podía
producir el basurero humano. No sabía qué hacer con
él. Había llegado a la colonia por su
participación en una banda de ladrones, cuyos miembros
mayores de edad habían sido fusilados casi todos.
Tenía diecisiete años".

Por otro lado, afirma Makarenko de sus educandos lo
siguiente: "Nuestros muchachos constituían, como
término medio, una amalgama de rasgos muy brillante de
carácter y un nivel bajísimo de
cultura".

Los educandos de Makarenko no fueron sólo seis,
sino su número iba aumentando poco a poco, como
describió el propio autor: "Una semana más tarde,
en febrero de 1921, traje en un carromato a quince muchachos
auténticamente abandonados y harapientos. Nos vimos
obligados a trabajar mucho para lavarles, vestirles de
algún modo, curarles las sarnas. En marzo teníamos
30 chicos y absolutamente inadecuados para la realización
del sueño de la educación socialista. De momento no
había en ellos esa capacidad peculiar de creación,
que, según se dice, asemeja el modo de razonar de los
niños al de los sabios".

Makarenko se caracterizó por ser un educador de
vocación, esto significa que supo ver la realidad desde
los diferentes ángulos de perspectiva, sin restringirse a
una sola teoría o simplemente aferrarse a las recetas
pedagógicas, sino más bien, examinaba un hecho
educativo sin antes hacer juicios de valor, como a
continuación dijo el autor: "Los colonos, sucios y
hambrientos, correteaban en busca de comida, me parecía un
objeto ingrato para la prédica de cualesquier clases de
moral con un motivo tan baladí como el robo en el mercado
de una rosquilla o de un par de suelas. Nuestra extraordinaria
pobreza tenía, sin embargo, un aspecto bueno (la voluntad
de los educandos de superar su situación de indigencia),
que después ya no existió jamás.

Igual de pobres y de hambrientos éramos
también nosotros, los educadores. Entonces casi no
percibíamos salario, nos contentábamos con el mismo
kondior y andábamos casi tan andrajosos".

En esa situación Makarenko observó el
carácter, el comportamiento, el temperamento y la
situación social de sus educandos y agregó:
"Naturalmente, se trata de verdaderos niños desamparados,
pero no eran los desamparados clásicos, por decirlo
así. El niño desamparado es, ante todo, un
filósofo y, además, sumamente ingenioso, anarquista
y destructivo, infractor de las leyes y enemigo irreconciliable
de todo los sistemas éticos". Esta observación tan
sutil que hizo el autor posibilitó el planteamiento de
nuevos métodos de la educación.

Partes: 1, 2, 3

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