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De la indignación a la revolución. El imprescindible salto del 15-M




Enviado por José López




    De la indignación a la revolución
    Monografias.com

    El año 2011 pasará a la historia como
    aquel en el que la chispa saltó. La indignación
    generalizada surgió en el Estado español alentada
    por la crisis capitalista y por las revoluciones incompletas de
    algunos países árabes y de Islandia. El movimiento
    15-M influenció a su vez al resto de países del
    llamado Primer Mundo hasta alcanzar al corazón del imperio
    capitalista. No cabe duda de que ha sido un gran logro de los
    indignados el haber, por fin, despertado a una parte del pueblo,
    el haber incluso traspasado fronteras. Es obvio que cuando miles
    de personas reclaman en las calles cambios sistémicos, la
    democracia real, se está ante los inicios de un posible
    proceso revolucionario. Lo que diferenció al movimiento
    15-M español de las revoluciones árabes era que se
    combatía contra la falsa democracia, la oligocracia
    disfrazada de democracia, en vez de contra una dictadura
    más burda, menos disimulada, como las existentes en
    Túnez o Egipto. Lo que diferenciaba al movimiento 15-M
    respecto de las protestas griegas era que, además de
    reivindicar una salida distinta a la actual crisis, se daba un
    paso adelante y se reivindicaba otro sistema, una democracia
    verdadera. Este importante salto cualitativo posibilitó el
    surgimiento del movimiento estadounidense "Occupy" que reivindica
    el poder del 99% frente al 1%, es decir, la democracia real dicha
    de otra forma. Por primera vez en varias décadas
    estamos ante un movimiento popular anticapitalista de cierto
    calado
    (cada vez más anticapitalista, cada vez
    más conscientemente anticapitalista), que
    empieza a organizarse (incluso internacionalmente) y a
    plantarle cara a la iniciativa del capital (llamada
    neoliberalismo) que ya lleva entre nosotros cierto tiempo y que
    se ha agudizado a raíz de la actual crisis. La lucha de
    clases se recrudece pues las clases bajas empiezan (muy
    insuficientemente aún), por fin, a defenderse del ataque
    de las clases altas, pero dicha lucha adopta nuevas formas. Poco
    a poco, a medida que los hechos hablan con contundencia, el
    proletariado redescubre que la sociedad es clasista, que la lucha
    de clases, lejos de ser un recuerdo del pasado, sigue muy vigente
    en el presente, que en nuestra sociedad actual la lucha de clases
    es el motor de la historia, que todas las clases (especialmente
    las más desfavorecidas) están condenadas a la
    guerra social mientras haya sociedad clasista. Las crisis
    muestran el verdadero rostro del sistema.

    Sin embargo, todavía estamos lejos de la
    revolución.
    En Islandia el pueblo ha logrado
    nacionalizar bancos, enjuiciar a algunos banqueros, decir NO
    mediante referendos al pago de la deuda odiosa e incluso hacer
    asumir ciertas responsabilidades a ciertos políticos. Lo
    más importante, sin embargo, es que el pueblo allí
    está protagonizando un nuevo proceso constituyente. La
    revolución social, el cambio del sistema
    político-económico, no puede hacerse en dos
    días, pero los pasos dados en aquella isla del
    Atlántico Norte, sin duda, van en la dirección
    correcta. Sin la revolución política no es
    posible la revolución económica, aunque sin esta
    última la primera no merece la pena. El gran objetivo a
    largo plazo debe ser un sistema más libre y justo donde la
    riqueza se distribuya más equitativamente, donde la
    riqueza generada por la sociedad sea disfrutada por toda
    ella, y no sólo por ciertas élites. La democracia
    sólo será real, plena, si alcanza a todos los
    rincones de la sociedad, sobre todo a la economía.
    Sin
    dudas, Islandia es un modelo a seguir. Lo cual no significa que
    no deba o pueda superarse los logros parciales alcanzados
    allí.

    En España ha surgido recientemente una iniciativa
    en pos de un proceso constituyente. El gran objetivo a
    corto/medio plazo del movimiento 15-M debe ser un proceso
    constituyente donde el pueblo decida libremente entre todas las
    opciones posibles, donde los ciudadanos participen activamente en
    la redacción de una nueva Constitución.
    Esta
    nueva transición debe ser hecha por el propio pueblo,
    desde abajo. No habrá democracia real sin una
    transición real. Y no habrá una transición
    real si el tema República vs. Monarquía no se
    plantea sin limitaciones ni tabúes. Todas las opciones
    deben tener las mismas posibilidades de ser conocidas por la
    opinión pública. El chantaje del año 1978
    que se le hizo al pueblo español ("Monarquía y
    democracia" o "nada") no debe repetirse. El pueblo tiene derecho
    a elegir libremente su forma de Estado. No se trata
    sólo de República vs. Monarquía, no
    se trata sólo de tener un jefe de Estado elegido
    democráticamente, pero también se trata de
    eso. No nos serviría de mucho tener una república
    parecida a la actual monarquía, en la que su "rey" fuese
    coronado cada X años. La cuestión republicana
    supone en verdad quitarle corsés al proceso
    democrático. No será posible alcanzar la democracia
    real con corsés, con restricciones. Las únicas
    limitaciones de la democracia son los derechos humanos, los
    cuales son inalienables para todos los seres humanos.

    El movimiento 15-M tiene ante sí grandes retos
    en este año 2012 que acaba de comenzar. En este año
    se juega su ser o no ser.
    Se juega el convertirse en un
    espejismo o en una realidad. Si dicho movimiento no se
    consolida y crece, tanto a nivel nacional como internacional,
    corre el riesgo de morir, de quedarse en una ilusión o en
    un bello recuerdo de lo que pudo ser y no fue.
    La chispa
    saltó en el año 2011, pero la chispa debe avivarse,
    expandirse, encauzarse. Actualmente parece que estamos en un
    momento de impasse. El movimiento nacido el 15 de mayo de 2011
    tiene, en los principios del año 2012, una actividad
    continua de baja intensidad (lucha contra los desahucios, actos
    simbólicos de denuncia de la dictadura de los mercados,
    desobediencia civil, ocupación de inmuebles,
    asambleas,…), la cual es necesaria, pero la cual es
    también claramente insuficiente. Tampoco es suficiente con
    convocar ciertos actos más masivos cada cierto tiempo.
    El sistema no cederá si no se le presiona mucho
    más y de manera mucho más continua. Se necesita dar
    un gran salto cualitativo para implicar a muchos más
    ciudadanos. Las distintas luchas parciales y
    dispersas contra el neoliberalismo deben confluir en una
    gran lucha total contra el sistema.
    Los trabajadores
    de todos los sectores, vistan mono o corbata, los funcionarios,
    los desempleados, los pensionistas, los estudiantes,…,
    deben todos ellos unirse en la lucha común, no sólo
    para defenderse del brutal ataque de las élites
    capitalistas sino que también para pasar al ataque, para
    reivindicar un nuevo sistema político (necesario, pero no
    suficiente, para empezar a transformar la sociedad a fondo). La
    lucha por la democracia real es la lucha del 99%, pero
    todavía no participa en ella el 99%. ¡Ni mucho
    menos!

    Alrededor del movimiento 15-M deben confluir los
    distintos movimientos populares que llevan luchando desde hace
    cierto tiempo contra el sistema capitalista y aquellos que,
    impulsados por la necesidad de defenderse frente al actual ataque
    del capital, han empezado a luchar ahora. Uno de los grandes
    retos de la "Spanish Revolution" es reunir alrededor de ella al
    movimiento republicano y a todos los colectivos ciudadanos
    afectados por el neoliberalismo, por el capitalismo más
    agresivo (aunque el capitalismo es siempre agresivo, su grado de
    agresividad ha aumentado notablemente en los últimos
    tiempos, y más que seguirá aumentando), en
    particular la clase trabajadora, sin la cual es imposible la
    revolución, pues sólo ella puede paralizar la
    producción de un país mediante huelgas (que es lo
    que más daño le hace al gran capital). ¿Para
    cuándo una gran huelga general internacional? Primero
    logremos una huelga general (o huelgas recurrentes) en nuestro
    país pero no perdamos de vista que al capitalismo hay que
    acosarlo globalmente, pues el problema es internacional.
    Cuando estos grandes retos de unificación de todas las
    luchas parciales, de unidad de todas las clases populares, se
    logren en grado suficiente es cuando, por fin, se dará el
    salto cualitativo de la indignación a la
    revolución.
    De hecho, ya existen iniciativas
    encaminadas a lograr esa necesaria unidad del 99% de los
    ciudadanos. Pero todavía no han dado resultados. Es
    imperativo lograr resultados concretos cuanto antes. El
    movimiento de los indignados debe trabajar prioritariamente en
    esta cuestión, en cómo revitalizarse, en
    cómo crecer, en cómo lograr una lucha
    global en la que participe la mayor parte de la
    ciudadanía de manera coordinada.

    Para hacer la revolución debemos tener claros
    los objetivos y las estrategias.
    El objetivo a largo plazo no
    puede ser otro que un sistema más libre y justo donde la
    igualdad de oportunidades sea real (sin la cual es imposible la
    libertad en la vida en sociedad), es decir, la gran meta no
    puede ser otra que superar el actual sistema capitalista
    . El
    problema es el capitalismo y no sólo el neoliberalismo. El
    capitalismo es en sí mismo una profunda crisis de la
    humanidad. Quien dice superar el capitalismo dice desarrollar
    la democracia
    , la verdadera enemiga del capitalismo, la
    dictadura económica. No es casualidad que el capitalismo
    se defienda involucionando la democracia. Las élites que
    nos gobiernan son muy conscientes del peligro que supone para
    ellas la democracia real. No hay más que recordar
    cómo reaccionaron dichas élites ante la propuesta
    del ex primer ministro griego de convocar un referéndum,
    el cual fue rápidamente retirado. No hay más que
    recordar cómo en nuestro país se reformó
    rápidamente y de espaldas al pueblo la "intocable"
    Constitución monárquica. El poder del pueblo es
    incompatible con el poder oligárquico. La democracia
    real es el enemigo mortal de la actual oligocracia.
    Pero
    dicho objetivo a largo plazo, la superación del actual
    sistema, un profundo cambio sistémico, no podrá ser
    algún día alcanzado si de camino no se alcanzan
    otros objetivos menos ambiciosos. El camino se hace al andar
    también. Necesitamos saber hacia dónde ir,
    cómo ir, pero también alcanzar algunas
    etapas intermedias.

    A corto/medio plazo el movimiento de
    indignación generalizada debe lograr la democracia
    política real. De aquí la importancia de
    un nuevo proceso constituyente protagonizado todo lo posible por
    el propio pueblo.
    Esto debe ocurrir en todos los
    países (por lo menos en la mayor parte de ellos,
    especialmente en Europa y Norteamérica, la
    "metrópolis" capitalista), pero obviamente no
    ocurrirá simultáneamente en todos ellos. Aquellos
    países más necesitados de cambios, como el nuestro,
    para bien y para mal, estarán (ya lo están) en la
    vanguardia. En España el objetivo a corto/medio
    plazo
    (además de pararle los pies a la ofensiva
    neoliberal, en verdad que es muy difícil hacerlo en el
    marco de la actual "democracia" pero hay que hacerlo, por lo
    menos intentarlo) no puede ser otro que la Tercera
    República, la cual sólo merece la pena que llegue
    si el pueblo la construye democráticamente.
    La
    democracia es al mismo tiempo fin y medio. La democracia real la
    alcanzaremos por etapas (primero se alcanzará la
    democracia política, sin cuya
    infraestructura no es posible la transformación
    radical de la sociedad) practicándola en el camino. Cada
    vez parece más cercano el advenimiento de la
    República en el Reino de España, pero el peligro
    que se cierne sobre las clases populares es que dicha
    República sea sólo un cambio de disfraz de la
    actual oligocracia para sobrevivir. Quienes abogamos por cambios
    sistémicos profundos, verdaderos, deberemos luchar por la
    República, pero por una auténtica República,
    donde su Constitución establezca unas reglas del juego
    realmente democráticas. Y quien dice democracia dice
    igualdad. Entre las ideas, entre los partidos
    políticos,…, entre las personas en general. La
    igualdad es el ADN de la democracia.
    Las actuales
    oligocracias no son realmente democracias porque la igualdad real
    brilla por su ausencia. De aquí se deduce que en un Estado
    realmente democrático no haya lugar para jefes de Estado
    elegidos por la voluntad "divina" y que sean inviolables e
    irresponsables (ver el artículo 56 de nuestra actual
    Constitución). Pero esto debe decidirlo el pueblo en un
    referéndum. No puede esperarse justicia de un sistema cuya
    ley de leyes pone al jefe de Estado por encima de la ley. La
    cuestión republicana es una cuestión
    básica, de principios, que tiene sus graves
    consecuencias prácticas, como la misma
    democracia. No puede esperarse gobiernos que gobiernen de
    acuerdo con el interés general sin una auténtica
    democracia.
    No puede esperarse ingenuamente que un partido
    político financiado por el poder económico tome
    medidas contra él cuando llega al gobierno. Se trata de
    cambiar el sistema, y no sólo el gobierno. Mientras no
    tengamos una democracia que merezca tal nombre no podemos esperar
    gobiernos que gobiernen para el pueblo. Algo muy obvio que es
    obviado (valga la redundancia) por muchos ciudadanos (una
    mayoría aún) que caen en la trampa bipartidista y
    siguen sustentando con su voto esta falsa democracia. Los
    indignados no podemos dar la espalda a esta cruda realidad. Lo
    que es muy obvio para nosotros no lo es todavía para una
    gran parte de nuestros conciudadanos. La semilla de la
    concienciación tiene aún mucho terreno para ser
    abonado.

    Pero tan importante como los objetivos por los que
    luchar son las estrategias a emplear. Sin estrategia no hay
    revolución.
    Uno de los motivos por el cual el
    movimiento 15-M surgió con fuerza, sorprendiendo a diestro
    y siniestro, superando a otros movimientos que ya llevaban unos
    cuantos años luchando por un sistema mejor, fue su
    estrategia general. Una estrategia basada en cuatro pilares:
    pacifismo, apartidismo (que no apoliticismo), asamblearismo y
    horizontalismo. Al desprenderse de banderas ideológicas,
    al practicar una lucha pacífica y ejemplar, mucha gente no
    sucumbió ante los prejuicios labrados en sus mentes por el
    sistema durante décadas y se apuntó a la causa de
    los indignados (al menos moralmente, uno de los retos del
    movimiento 15-M es que muchos ciudadanos que simpatizan con
    él se involucren activamente en él también).
    Dichos pilares no deben ser abandonados, todo lo contrario. El
    apartidismo del 15-M, que tan buenos resultados ha logrado en
    cuanto a superar dogmatismos y sectarismos, no significa que los
    partidos de la izquierda transformadora no tengan su papel. Sin
    embargo, la falta de liderazgo es también
    contraproducente, tiene sus ventajas pero también sus
    inconvenientes. Se precisa mucha más
    coordinación y la elección de
    portavocías
    que hablen en nombre del movimiento a la
    ciudadanía siempre que surjan las ocasiones (las cuales
    habrá también que buscar). Se necesitan
    "líderes" que simplemente se limiten a ejercer de
    portavoces y coordinadores. "Líderes" muy poco
    líderes, que estén controlados en todo momento por
    las bases, por las asambleas populares. "Líderes" elegidos
    democráticamente en dichas asambleas, rotatorios y
    revocables, que prácticamente se limiten a coordinar las
    acciones decididas en las asambleas. El movimiento debe
    también intensificar su lucha ideológica
    ,
    contrainformando (acaba de surgir un periódico del 15-M en
    Madrid, ¿por qué no uno a nivel estatal?),
    promocionando la prensa alternativa, repartiendo octavillas en
    las calles, en los centros de trabajo,…, además de
    trabajando intensamente en Internet, llamando la atención
    de los grandes medios de comunicación de tal manera que se
    despierte todavía más la simpatía e
    indignación de la gente en general. Nos queda
    todavía mucho trabajo por hacer para combatir el pesimismo
    y la apatía que aún están arraigados en
    altas dosis en nuestra sociedad. Hemos empezado con buen pie,
    pero podemos tropezar en el camino, tenemos todavía mucho
    camino por delante. Hemos conseguido arrancar (tal vez lo
    más difícil) pero debemos proseguir. Nada es
    imparable ni irreversible, como la historia nos ha
    enseñado tozudamente. Aprendamos de los errores cometidos
    por nosotros, pero también de las experiencias
    históricas. ¡No seamos nosotros mismos nuestros
    peores enemigos! ¡No caigamos en la
    autocomplacencia!

    En diversos escritos míos (ver algunos de ellos
    en las referencias al final del presente artículo) he
    intentado aportar mi granito de arena, mis opiniones, por
    supuesto cuestionables. Yo siempre incito a cuestionarlo todo,
    empezando por lo dicho por mí. En ellos desarrollo las
    ideas expresadas aquí muy someramente. Todos mis
    artículos y libros están disponibles en mi blog
    para su libre descarga y distribución. Todos podemos y
    debemos contribuir a la causa que nos interesa. A casi todos nos
    afecta, o nos afectará, en mayor o menor medida, el
    derrotero que está tomando el actual sistema. A casi
    todos, al 99%, nos corresponde derrocarlo. Cuando gran parte de
    ese 99%, cuando la mayor parte de ciudadanos estemos
    suficientemente concienciados, organizados y movilizados, nuestra
    indignación se transformará en revolución.
    De nosotros depende. El sistema que provocó nuestra
    indignación debe ser superado. La indignación
    nos servirá de bien poco si no da paso a la
    revolución.

    REFERENCIAS:

    • ¿Qué es la democracia real?
      Breve explicación para gente con prisas. ¿Por
      qué en España no tenemos una democracia
      real?

    • La estrategia de la #SpanishRevolution. Las
      líneas generales que debe tener la estrategia del
      movimiento 15-M en España. ¿Cómo luchar
      por la democracia real?

    • Los peligros de la #SpanishRevolution. Un
      repaso de los principales peligros que se ciernen sobre el
      movimiento 15-M y de cómo combatirlos.

    • Revitalizar el 15-M. El movimiento 15-M
      corre el serio peligro de quedarse parado, de dejar de
      moverse. Es imperativo concretar y centrarse en objetivos
      políticos de cierto calado a corto plazo.

    • El 15-M tras el 20-N. El resultado de las
      pasadas elecciones del 20 de noviembre en España
      demuestra que el movimiento 15-M tiene aún mucho
      trabajo por hacer.

    • #SpanishRevolution 5.0: La importancia de la
      portavocía.
      Como en cualquier movimiento social,
      la portavocía es fundamental. Gracias a ella mucha
      gente puede conocer y apuntarse a la causa del movimiento, o,
      por el contrario, desdeñarla. Una crítica
      constructiva de la intervención de Jon Aguirre,
      portavoz de ¡Democracia Real Ya!, en los desayunos de
      Televisión Española del día 20 de junio
      de 2011.

    • El papel de la izquierda en la
      #SpanishRevolution.
      El movimiento 15-M ha empezado con
      buen pie. Y ello se ha debido fundamentalmente a su
      carácter pacífico y apartidista, que no
      apolítico. Pero esto no significa que la izquierda
      deba quedarse de brazos cruzados.

    • La necesaria unidad proletaria. En el
      crucial momento histórico presente se necesita,
      más que nunca, la unidad de todos los trabajadores,
      vistan mono o corbata.

    • El problema es el capitalismo. … Y no
      sólo el neoliberalismo. La humanidad necesita
      imperativamente superar el capitalismo.

    • La explotación capitalista.
      ¿Por qué somos explotados en el sistema
      capitalista? No podemos luchar contra el capitalismo si
      primero no somos conscientes de que somos explotados. Quien
      no siente las cadenas no busca cortarlas. El capitalismo es
      la cumbre evolutiva del esclavismo, del
      totalitarismo.

    • La lucha anticapitalista. Las líneas
      generales de la lucha contra el capitalismo en el Estado
      español en el crítico momento histórico
      actual. Objetivos y estrategias.

    • Las falacias del capitalismo (libreto de 60
      páginas). En tiempos de crisis como el actual, el
      sistema se delata a sí mismo. Son momentos en los que
      las caretas se caen y muestran los auténticos rostros.
      Sin embargo, con un mínimo de observación, de
      información, de memoria, de razonamiento, de sentido
      común, no es tan difícil poner en evidencia las
      contradicciones y falacias del sistema capitalista, incluso
      en tiempos de aparente prosperidad. Es posible también
      quitarle las caretas al sistema sin esperar a que
      éstas se caigan por sí solas.

     

     

    Autor:

    José López

    9 de febrero de 2012

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