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La Investigación Histórica




Enviado por Lizet García Corona



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Periodización de la
    Historia
  5. Periodización de la Historia de
    Cuba
  6. Recomendaciones
  7. Bibliografía

Resumen

El trabajo aborda todo lo relacionado con la
periodización
en las investigaciones históricas
al referirse en los antecedentes históricos para seguir un
orden lógico en la cronología de los hechos,
fenómenos y acontecimientos.

Introducción

En el esfuerzo de conocer el pasado, los fines de los
historiadores y los alcances de su labor se han ido transformando
a través del tiempo. Los primeros escritores buscaban
más los objetivos literarios que los científicos,
transmitieron leyendas, relatos épicos, hasta que los
griegos consideraron en la historia la posibilidad de buscar la
verdad, atribuyéndole un carácter más
científico.

Los historiadores actuales tratan de recrear las
experiencias pasadas de la humanidad procurando no tergiversar
los hechos y condiciones reales de la época.
Reúnen, examinan, seleccionan, verifican y clasifican los
hechos de acuerdo a normas específicas, y se esfuerzan por
interpretarlos de manera adecuada y presentarlos en exposiciones
capaces de resistir la prueba del examen crítico. La
investigación histórica moderna representa una
búsqueda crítica de la verdad. El método
histórico de investigación puede aplicarse no
sólo a la disciplina que generalmente se denomina
historia, sino también se puede emplear para garantizar el
significado y confiabilidad de los hechos pasados en las ciencias
de la naturaleza, el derecho, la medicina, la religión o
cualquier otra disciplina, puesto que cuando se aborda un estudio
histórico, el investigador se entrega a algunas
actividades que son comunes a todos los trabajos de
investigación. Por lo general se consideran como etapas la
enunciación del problema, la recolección del
material informativo, la crítica de los datos acumulados,
la formulación de hipótesis para explicar los
diversos hechos o condiciones y la interpretación de los
descubrimientos y redacción del informe.

Desarrollo

La indagación histórica comienza cuando se
pretende entender algún hecho, desarrollo o experiencia
del pasado, de tal modo que el investigador debe considerar la
naturaleza y los alcances de la interrogante cuya respuesta desea
hallar. Después de tener una noción general
–inclusive confusa o vaga-, intenta aislar cada uno de los
elementos fundamentales que suscitan la incertidumbre, para
entonces formular un enunciado simple, claro y completo. Antes de
continuar verifica si el problema puede resolverse mediante
métodos de indagación y las fuentes de datos
disponibles.

Es importante que el investigador obtenga los mejores
datos disponibles para resolver el problema, para ello al inicio
del estudio se exploran los vastos y variados testimonios de la
actividad humana que proporcionan información acerca de
los sucesos pasados y entre ellos selecciona las pruebas que se
relacionan con su problema. Aunque se inicie buscando fuentes
secundarias, su objetivo final será el de localizar las
fuentes de carácter primario. En consecuencia debe ser
capaz de distinguir entre ambos tipos de materiales y
familiarizarse con los procedimientos mediante los cuales es
posible hallarlos.

Como el historiador no puede observar por sí
mismo los sucesos pasados procura obtener de las fuentes
primarias las mejores pruebas disponibles: el testimonio de
testigos oculares de los hechos pasados o el de personas que
hayan oído hablar acerca de ellos, y los objetos reales
que se usaron en el pasado y que se pueden examinar de manera
directa (con estas valiosas fuentes es posible llegar a una
comprensión del pasado de acuerdo a los pensamientos y
actividades de los hombres). Las fuentes primarias son los
materiales básicos de la investigación
histórica, pero a veces el historiador se ve obligado a
recurrir a las fuentes secundarias, es decir que debe servirse de
la información que proporcionan las personas que no
observaron directamente el suceso, objeto o condición.
Estos datos aparecen en las enciclopedias, diarios, publicaciones
periódicas y otros materiales de consulta. Algunas
informaciones incluidas en las fuentes secundarias se basan en
elementos de procedencia bastante remota. Cuanto mayor sea el
número de interpretaciones que se interpongan entre el
suceso pasado y el lector, menos confiable es su prueba, porque
durante el proceso de la transmisión, los hechos pueden
sufrir sucesivas modificaciones y distorsiones. No siempre es
posible clasificar las fuentes de manera rigurosa, porque en el
mismo informe pueden aparecer informaciones de primera y segunda
mano.El historiador responsable tratará de obtener la
información del testigo que se halle más cercano a
las condiciones o sucesos pasados, sin satisfacerse con el relato
de un periódico o una traducción. Debe atribuirle
gran valor a las fuentes primarias, ya que las secundarias deben
inspirarle cierta desconfianza, aunque le sean útiles:
puede valerse de ellas para obtener una visión global del
campo del que forma parte su problema, acumular antecedentes para
su estudio y forjarse una idea general en el que deberá
desarrollarse su trabajo.

Las fuentes que usa el historiador son, en su
mayoría, archivos preservados con la intención de
transmitir información. Hay diversos tipos de archivos de
ideas, condiciones y sucesos pasados, que se presentan de forma
escrita, pictórica y mecánica, como los archivos
oficiales (documentos legislativos, judiciales o ejecutivos,
elaborados por los gobiernos federales, estaduales o locales,
tales como constituciones, leyes, cédulas, actas y
decisiones jurídicas; listas impositivas y
estadísticas vitales; datos conservados por las iglesias
como actas de bautismos, casamientos, reuniones parroquiales y
registros financieros; información recopilada por los
departamentos federales y estaduales de educación,
comisiones especiales, organizaciones profesionales, consejos
escolares o autoridades administrativas tales como minutas de las
reuniones, informes de comisiones, órdenes o directivas
administrativas, estudios de escuelas, informes anuales,
presupuestos, cursos , horarios de clase, listas de sueldos,
registros de asistencia, archivos médicos, informe de
accidentes y registros atléticos), archivos personales
(diarios, autobiografías, cartas, testamentos, legados,
escrituras, contratos, notas para conferencias y borradores
originales de discursos, artículos y libros), tradiciones
orales (mitos, leyendas populares, cuentos de familia, danzas,
juegos, ceremonias, relatos de sucesos formulados por testigos
oculares y grabaciones), archivos pictóricos
(fotografías, películas, microfilmes, dibujos,
pinturas y esculturas), material de publicaciones
(artículos de diarios, folletos y publicaciones
periódicas; trabajos literarios y filosóficos) y
archivos mecánicos (grabaciones de entrevistas y
reuniones, discos fonográficos).A veces el historiador no
necesita recurrir a los archivos e informes o de confiar en las
palabras de terceros, porque puede servirse de objetos
procedentes del pasado. Estos restos o vestigios del pasado que
se conservan sin que exista la intención específica
de transmitir hechos o informaciones constituyen un testimonio
inconsciente de los sucesos de la vida de los pueblos: restos
físicos (edificios, instalaciones, muebles, enseres,
vestimentas, utensilios, joyas y restos de esqueletos), material
impreso (libros, formularios de archivos, contratos, formularios
de asistencia, boletines de calificaciones y avisos de diarios),
y material manuscrito (manuscritos, dibujos y ejercicios de
alumnos).Puesto que el investigador puede examinar directamente
los vestigios y restos, este tipo de fuentes resultan más
confiables que los archivos. No es posible clasificar las fuentes
de manera rigurosa, puesto que un determinado elemento puede ser
considerado tanto un archivo como un vestigio; ello depende de la
finalidad con que se lo emplee y de la intención de quien
produjo el documento o el vestigio.

Los ficheros y catálogos, los índices de
publicaciones periódicas, las bibliografías, las
reseñas históricas, las disertaciones y las
publicaciones que incluyen informes sobre trabajos de
investigación, proporcionan valiosos indicios en la
búsqueda preliminar de datos históricos. Por lo
general la investigación suele extenderse más
allá de la biblioteca local, hacia otras instituciones y
personas especializadas que posean documentos comerciales,
oficiales o privados relacionados con el problema que se desea
estudiar.

El historiador no presupone que un resto es genuino o
que un archivo expone con fidelidad los sucesos pasados. Por el
contrario, examina cuidadosamente cada uno de los elementos de
que dispone y procura determinar qué grado de
confiabilidad posee. Una parte esencial de su trabajo consiste en
verificar si un documento contiene errores involuntarios o es un
fraude deliberado. Cualquier investigador que no adopte estas
precauciones comete un grave error, porque cuando la
investigación se basa en fuentes poco confiables es
trabajo perdido. El historiador debe someter sus fuentes a una
rigurosa crítica externa e interna, a fin de proporcionar
a la humanidad un relato verídico de los sucesos
pasados.

Mediante la crítica externa se verifica la
autenticidad y la validez de un documento o vestigio, es decir
que comprueba si es lo que parece o dice ser, a fin de determinar
si puede considerárselo como prueba. Para descubrir los
orígenes de una fuente material se pregunta lo siguiente:
cuándo o por qué fue elaborado el documento,
quién fue el autor o creador, si escribió el
material el autor a quien se le atribuye, si es ése el
original o bien es una copia exacta del trabajo del autor (y en
su caso si es posible restaurar el texto original del documento.
Preguntándose infinidad de cuestionamientos se debe de
determinar cuándo, dónde y por qué fue
producido un documento o vestigio y verificar quién fue su
autor. La determinación de la autoría es una prueba
que el historiador debe realizar con frecuencia, puesto que
algunos documentos no incluyen el nombre del autor, ocultan su
identidad con un seudónimo, o bien mencionan como autor a
alguien que no tuvo en el trabajo ninguna participación
significativa. Para determinar la autoría es necesario un
trabajo riguroso de investigación para rastrear documentos
anónimos y sin fecha, descubrir falsificaciones o plagios,
hallar elementos identificados de manera incorrecta o devolver a
un documento su forma original. Durante la búsqueda de
indicios se deben examinar atentamente los materiales de que se
dispone y preguntarse si son tópicos de otros trabajos del
autor y del período en que fue escrito el documento, el
lenguaje, el estilo, la ortografía, el manuscrito y la
impresión de este último; si el autor manifiesta
una ignorancia impropia de un hombre con su formación
cultural, si escribió sobre sucesos, cosas o lugares que
un hombre de su época no podía conocer, si alguien
alteró el manuscrito con o sin intención al
copiarlo de manera incorrecta, o bien agregando o eliminando
pasajes; si se trata de un original o una copia del trabajo del
autor; si el manuscrito no tiene fecha o se desconoce al autor,
si hay algún indicio interno en el documento que revele su
origen. .Al examinar un documento o vestigio para determinar su
autenticidad, es necesario poseer un nutrido bagaje de
conocimientos históricos y de carácter general.
También se debe tener un buen sentido de la
cronología, una mente dúctil, sentido común,
capacidad para comprender el comportamiento humano y gran
paciencia y perseverancia. Para resolver ciertos problemas se
debe contar con ciertas nociones de filología,
química, antropología, arqueología,
cartografía, numismática, arte, literatura y
paleografía, además de conocer diversos idiomas
modernos y antiguos. Claro que el historiador no puede poseer una
formación ilimitada, pero sí una preparación
especializada en las disciplinas auxiliares que guardan
relación estrecha con el problema de estudio. Si no
está capacitado para afrontar ciertos aspectos de la
crítica textual, deberá buscar ayuda de expertos
competentes en ese campo.

Después de realizar la crítica externa de
una fuente, es momento de proceder a la crítica interna.
La primera se refiera a la determinación de la
época, lugar y autoría del documento, y procura
restaurar la forma original y el lenguaje empleado por el autor.
La crítica interna consiste en determinar el significado y
confiabilidad de los datos que contiene el documento. Para
verificar el contenido de una fuente, el historiador se pregunta
qué quiso significar el autor con cada palabra y cada
expresión, y si son dignos de fe sus asertos. La finalidad
de la crítica interna consiste en determinar las
condiciones en que se produjo el documento, la validez de las
premisas intelectuales sobre las que se basó el autor y la
interpretación correcta de los datos. La tarea de
determinar con exactitud el significado de una expresión,
término técnico o palabra arcaica es sumamente
compleja y requiere considerables conocimientos de historia,
leyes, costumbres e idiomas. Es más fácil leer un
documento "con los ojos del autor", si se está
familiarizado con el ambiente geográfico, social,
religioso y económico en que aquél vivió. Si
un investigador conoce el motivo que indujo al autor a redactar
un informe, se halla en condiciones de interpretar con más
exactitud el significado de este último. Cuando dispone de
tales informaciones, el investigador puede determinar si el autor
escribe seriamente, con humor, con ironía, o de manera
simbólica. También le será posible decidir
si el autor expresa sus verdaderos sentimientos o emplea frases
piadosas, gentiles o convencionales, para agradar al
público. Siempre que se realiza la traducción de un
documento histórico o la realiza +él mismo, debe
cerciorarse de que aquélla tenga el mismo significado que
el original. El historiador debe mantener su escepticismo con
respecto al contenido de una fuente hasta que pueda cerciorarse
de que el autor se hallaba en condiciones de expresar la verdad y
deseaba hacerlo. Para realizar esta indagación, se
pregunta si otras autoridades en la materia consideran al autor
como un observador competente y confiable; si contaba con los
medios, la preparación técnica y las condiciones
necesarias para observar los hechos acerca de los cuales pretende
informar; si es posible que factores tales como las tensiones
emocionales, la edad o el estado de salud ocasionaran errores en
sus observaciones o inexactitudes en su informe; si se basan sus
informaciones en la observación directa, en relatos ajenos
o en otras fuentes; si redactó el documento en el momento
en que realizó la observación o lo hizo semanas o
años más tarde; si lo redactó sobre la base
de notas tomadas cuando efectuó sus observaciones o
apeló a su memoria; si tenía prejuicios con
respecto a algún país, región, raza,
religión, persona, partido político, grupo social o
económico, organismo profesional, período
histórico, método de enseñanza o
filosofía educacional, que pudieran ejercer influencia
sobre su trabajo; si financió alguien su labor de
investigación, con la esperanza de obtener un informe
favorable a una causa determinada; si el autor trabajó en
condiciones económicas, políticas, sociales o
religiosas que pudieran hacerle ignorar, interpretar
incorrectamente o tergiversar ciertos hechos; si fue su trabajo
motivado por la malicia, la vanidad o el deseo de justificar sus
actos; si su objetivo consistió en lograr la
aprobación de las generaciones venideras o en agradar u
hostilizar a algún grupo; si distorsionó o
embelleció los hechos para obtener mejores efectos
literarios; si existen contradicciones en su trabajo, y; si
coinciden con su informe los escritos de otros observadores
idóneos de distintos antecedentes.

En muchos casos los investigadores emiten juicios
personales, al evaluar los documentos y rastros. Son de
considerarse algunas sugerencias de Woody como guía
general: Es necesario no tratar de hallar en los documentos
antiguos conceptos que corresponden a tiempos posteriores; no se
debe suponer que el hecho de que un autor no mencione ciertos
sucesos implica que no los conoce (el argumento del
silentio), o que no han ocurrido; subestimar una fuente
es tan erróneo como atribuirle un valor del que carece, y
no es mejor situar un suceso en una época anterior a
aquélla en que efectivamente se produjo, que ubicarlo en
un momento posterior a aquél en que ocurrió; una
sola fuente verídica puede servir para confirmar la
existencia de una idea pero, para poder probar la realidad de los
sucesos o hechos objetivos, se requieren otros testigos directos,
idóneos e independientes; la presencia de errores
idénticos prueba que las fuentes dependen una de otra, o
que derivan de una fuente común; si los testigos se
contradicen en un punto, uno u otro pueden estar en lo cierto,
pero también es posible que ambos se equivoquen; las
declaraciones de los testigos directos, idóneos e
independientes, que informan acerca del mismo hecho fundamental y
también sobre algunos incidentes colaterales, pueden
aceptarse en aquellos puntos en los que concuerdan; el testimonio
oficial, oral o escrito, debe compararse, siempre que sea
posible, con el que procede de las fuentes extraoficiales, porque
ni uno ni otro son suficientes por sí mismos; un documento
puede proporcionar pruebas confiables sobre ciertos puntos y, sin
embargo, carecer de valor con respecto a otros.

Los historiadores no reúnen documentos y restos
de manera azarosa para someterlos luego a una intensa
crítica y presentar al público una masa de hechos
(nombres, sucesos, lugares y fechas) como si fueran las cuentas
de un collar. Las informaciones parciales que no guardan entre
sí relación alguna, no permiten lograr un
significativo avance del conocimiento. Aunque los estudiosos
agrupen los hechos y luego organicen las diferentes
categorías en un orden lógico, no podrán
sino ofrecer una narración inconexa en la que los diversos
sucesos quedarán sin explicación. Los hechos
aislados carecen de significado, y en consecuencia los
investigadores no pueden limitarse a describirlos y clasificarlos
según sus características superficiales. Para
elaborar trabajos valiosos proponen distintas hipótesis
que expliquen los sucesos y condiciones. Buscan conexiones
ocultas, pautas fundamentales o los principios generales y, de
esa manera, procuran explicar o describir las interrelaciones
estructurales que existen entre los fenómenos.
Después de formular las hipótesis, buscan las
pruebas que las confirmen o las refute.

Una vez que han completado los descubrimientos, los
historiadores redactan los informes en los que exponen el
desarrollo de sus trabajos de manera organizada. La
exposición incluye el enunciado del problema, una
reseña de la literatura utilizada, los supuestos
básicos de la hipótesis, la formulación de
ésta, los métodos que se emplean para ponerla a
prueba, los resultados que se obtienen, las conclusiones que se
obtienen, las conclusiones a que se llega y la
bibliografía. La hipótesis ayuda al historiador a
determinar cuáles son los aspectos importantes para el
estudio y proporciona una estructura que permite exponer las
conclusiones de manera significativa. Dentro del marco de la
hipótesis, el historiador organizará su material
según un orden sistemático que puede ser
cronológico, geográfico, temático, o bien
una combinación de ellos. También deberá
decidir qué grado de importancia otorgará a las
diversas pruebas y qué espacio les concederá en su
informe. Si se expusiera la totalidad de los hechos, se
ofrecerá una imagen distorsionada del pasado. Para
determinar cuáles son los datos más significativos
y cuántos de ellos deben incluirse en la exposición
final, es necesario efectuar una reevaluación de la
hipótesis y de todo el estudio. La organización de
los datos debe ser coherente, organizada y amena, para que aparte
de lograr precisión también despierte el
interés en el lector, mediante un elevado nivel de calidad
literaria, evitando embellecer las narraciones con digresiones
dramáticas que distorsionen la verdad. Desarrollando las
habilidades creativas y críticas, el historiador puede
aprender a redactar narraciones lúcidas, lógicas y
llenas de vida, sin violar la rigurosidad del trabajo.

En el entendido de que el historiador sólo puede
ofrecer una imagen fragmentaria del pasado, y de que el
conocimiento histórico es parcial sobre la base de
conjeturas, se puede determinar en qué medida la historia
representa con exactitud la realidad pasada. La
investigación histórica tiene carácter
científico, dentro de ciertos límites: las
conclusiones a las que llega un historiador pueden ser
verificadas por otros estudiosos puede formular hipótesis,
reúne y analiza pruebas importantes para cerciorarse de
que su hipótesis proporciona una explicación
más satisfactoria que la ofrecida por las teorías
opuestas; se sabe que cada suceso depende de sus causas, de sus
condiciones para que aquél se produzca; el historiador
trata e seleccionar las condiciones que probablemente
precipitaron un suceso procura comprobar si una o más de
ella pueden haberlo originado. El historiador nunca tendrá
la seguridad de haber tomado en cuenta todos los factores
pertinentes, puesto que los hechos históricos tienen un
complejo esquema de interacción de los fenómenos,
porque no obedecen a una única causa. La
investigación histórica no puede probar sus
hipótesis mediante la experimentación o la
observación controlada, no puede recrear personalidades ni
condiciones que ya no existen con el propósito de
examinarlas y estudiarlas controlando todos los factores
importantes; los historiadores limitan sus exámenes a los
datos de que disponen e intentan obtener una mejor
comprensión de ellos mediante comparaciones
históricas y construcciones hipotéticas, comparan y
contrastan un suceso con otros similares para identificar
semejanzas y diferencias: la autenticidad y confiabilidad de las
fuentes históricas dependen de el sometimiento riguroso a
la crítica externa y a la interna de las fuentes, y del
grado de información obtenida respecto del pasado y el
presente para la reconstrucción de los sucesos. A
través de una amplia comprensión del pasado y del
presente es posible que el investigador no distorsione o
interprete erróneamente las pruebas importantes, y es
más probable que elabore un relato acorde a los sucesos
del pasado. El historiador no busca formular generalizaciones
como en las ciencias naturales, sino identificar los factores
singulares asociados con un determinado fenómeno y gracias
a los cuales éste se diferencia de otros sucesos, con la
posibilidad de proporcionar un conocimiento para elegir cursos de
acción alternativos en los quehaceres humanos, mostrar
indicios de comportamientos que anticipen ciertos acontecimientos
de acuerdo al proceder análogo entre el hombre del pasado
y el hombre del presente.

La investigación histórica trata de la
experiencia pasada, describe lo que era y representa una
búsqueda crítica de la verdad que sustenta los
acontecimientos pasados. El investigador depende de fuentes
primarias y secundarias las cuales proveen la información
y a las cuáles el investigador deberá examinar
cuidadosamente con el fin de determinar su confiabilidad por
medio de una crítica interna y externa. En el primer caso
verifica la autenticidad de un documento o vestigio y en el
segundo, determina el significado y la validez de los datos que
contiene el documento que se considera
auténtico.

Periodización
de la Historia

Es la división del tiempo histórico en
periodos, para marcar una etapa en las que se han desarrollado
diferentes procesos según Torres Bravo: es un espacio de
inteligibilidad de los procesos históricos. El tiempo
histórico es la duración de los hechos sociales,
políticos, culturales, etc. que han generado cambios. Ej.
antigüedad, la edad media, contemporánea por eso
periodizar es trazar líneas divisorias en el tiempo
histórico.

Se conoce como periodización al campo de
las ciencias sociales que trata de dividir la historia u otro
campo del conocimiento (la ciencia, la literatura, el arte) en
distintos periodos que posean unos rasgos comunes entre
sí, lo suficientemente importantes como para hacerlos
cualitativamente distintos a otros periodos.

No hay un acuerdo universal sobre la
periodización en Historia, aunque sí un consenso
académico sobre los periodos de la Historia de la
Civilización Occidental, basado en los términos
acuñados por Cristóbal Celarius (Edades Antigua,
Media y Moderna), que pone al mundo clásico y su
renacimiento como los hechos determinantes para la
división. La acusación de eurocentrismo que se hace
a tal periodización no debe impedir conocerla, por ser la
más utilizada.

El tiempo pasado es un objeto demasiado amplio y diverso
como para estudiarlo en conjunto como una sola unidad, por lo que
los historiadores lo han tratado de dividir en diferentes
escalas temporales
, épocas, siglos, décadas, en
las cuales aparecen como temas de estudio diferentes hechos que
definen unos y otros.

La única alternativa a la división
tradicional es la marxista, basada en el materialismo
histórico. Según esta periodización la
historia se divide en modos de producción, los
cuales pueden convivir en el tiempo y en distintas partes del
mundo; lo que permite una Historia no eurocéntrica. Pero
lejos de establecer unos modos de producción inmutables,
en el marxismo se ha discutido cuáles son y cómo
se suceden
, incluso si todas las sociedades han de pasar por
todos ellos.

Periodización marxista

  • comunidad primitiva

  • sociedad esclavista

  • Sociedad feudal

  • sociedad capitalista

  • sociedad comunista

La complejidad de modos de producción no
favorece la implantación de esta periodización,
pero el estudio de los modos de producción del pasado, en
los distintos países, es lo que permitirá hacer una
Historia no eurocéntrica que explique la realidad del
mundo de hoy.

En el caso cubano la periodización se produce
teniendo en cuenta los momentos más significativos de la
Historia de Cuba, sin dejar de tener en cuenta la
periodización marxista.

Periodización
de la Historia de Cuba

  • Etapa colonial (1492- 1898)

Esta etapa se define entre la llegada de los
españoles a Cuba hasta el fin de la Guerra Hispano-
Cubano- Norteamericana y la firma del Tratado de París,
donde se observar varias subetapas tales como:

  • Llegada de los españoles 1492

  • Cuba colonial 1510 hasta 1867

  • Guerra de los Diez Años 1868 hasta
    1878

  • Etapa de Tregua Fecunda 1878 hasta 1895

  • Guerra Necesaria 1895 hasta 1898

Terminada la Guerra Necesaria se inicia un proceso de
Ocupación Militar Norteamericana (1 de enero de1899 hasta
20 de mayo de 1902) que es la etapa de transito de la colonia a
la neocolonia, en la que el gobierno de Estados Unidos prepara
las condiciones para su futura dominación en la Isla de
Cuba.

  • Etapa neocolonial 1902 hasta el 31de diciembre
    de1958.

Subetapas

  • Formación de la República neocolonial
    1902 hasta 1925. En estos momentos dar los elementos
    característicos de la nueva república se van
    preparando las bases de las futuras luchas contra los males
    de la República.

  • Hacia una etapa superior del movimiento
    revolucionario cubano. La lucha contra los males de la
    República Neocolonial. La Revolución del 30
    (1925 hasta 1935).

  • Cuba desde 1936 hasta 1952 período de crisis
    permanente de la sociedad cubana, cambio en la
    política represiva de la olirgarquía nativa
    posiciones reformistas. Establecimiento de una dictadura
    militar.

  • La lucha contra la dictadura de Batista y la
    consolidación de la lucha revolucionaria. Triunfo de
    la Revolución. (1953 hasta 1958).

Con el triunfo revolucionario de enero de 1959, se
inicio un período de profundo y radicales cambios,
destinados a poner fin al régimen neocolonial existente en
Cuba.

  • Etapa Revolución en el poder. (1959 hasta la
    actualidad)

Subetapas

  • Etapa democrática, agraria, revolucionaria y
    antiimperialista (1959 hasta 1961), se inicia las
    transformaciones revolucionarias de la sociedad cubana. Se
    producen las primeras agresiones imperialistas y la
    burguesía nativa. Enfrentamiento del pueblo a la
    contrarrevolución interna y externa.

  • Etapa de construcción del socialismo, la
    Revolución avanza hacia el socialismo (1961 hasta la
    actualidad). Nuevas maniobras del imperialismo. Respuesta
    revolucionaria. Proceso de formación del Partido y
    reorganización del Estado. Desarrollo
    económico- social de Cuba hasta 1965.Logros y
    dificultades .Política internacional de la
    Revolución en esta período.

Recomendaciones

  • 1. Se deben tener en cuenta momentos claves que
    se dan en la vida del país en el orden político
    económico.

  • 2.  Reconocer e identificar los criterios de
    selección que faciliten la delimitación de los
    límites de inicio y terminación de los periodos
    o etapas.

  • 3. Tener en cuenta los criterios de autores y
    momentos de cambios transcendentales.

  • 4. Se debe tener en cuenta la
    periodización que da la Historia en el momento de
    referirse a los antecedentes históricos de la tesis
    para seguir un orden lógico en la cronología de
    los hechos, fenómenos y acontecimientos.

Bibliografía

  • 1. La Investigación histórica.
    [en línea]. Disponible en
    http://noemagico.blogia.com/2006/100101-la-investigacion-historica.php.
    Consultado 21 septiembre 2011.

  • 2. Plasencia Moro, Aleida. Método y
    metódica históricos. S.l., s.n.,
    s.a.

  • 3. Plasencia Moro, Aleida, Oscar Zanetti
    Lecuona y Alejandro García Álvarez.
    Metodología de la investigación
    histórica. La Habana, Pueblo y Educación,
    1985.

  • 4. Vladés López, Marta, Regla
    María Albelo Ginnart y Gisela Gallo González.
    Historia de Cuba : 9no. Grado : libro de texto. La Habana,
    Pueblo y Educación, 1991.

 

 

Autor:

Héctor C. Thompson
Wint

Lizzet Débora García
Corona

Iliana Romero
Lamorú

Yamilé Torres Ibonet

Enviado por:

Lizet García Corona

UCP "Raúl Gómez García".
Guantánamo. Cuba

Enero 2012

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