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Ismael Isaac Jacob José



  1. Revelación divina
    o producción cerebral
  2. Ismael
  3. Isaac
  4. Jacob
  5. José
  6. Fuente

Revelación
divina o
producción cerebral

La biblia ¿verdad o mentira?. No todo lo que
cuenta la biblia es verdad o mentira. En los tiempos en que se
escribieron los libros del Antiguo Testamento no existía
todavía la ciencia. Para contar algo complicado de manera
fácil y entendible a los pastores nómadas, que era
la mayoría de la población, se recurría al
mito.

La pregunta es qué: ¿si lo descrito en la
Biblia, que no es verdadero, sino irreal o mentiroso
también fue revelado por Dios?. ¿Si todo lo que se
nos ocurre no es elaboración del cerebro, sino
revelación de Dios, por qué solamente a la Biblia,
y no a todos los escritos humanos, se le da el carácter de
revelación divina?.

Lo que cuentan los escritores del Antiguo Testamento,
generalmente no sucedió así, pero tenían que
contarlo de forma que todos los que oyeran lo entendieran. Por
ejemplo hace 3000 años nadie sabía cuál era
el origen de la tierra y menos el del universo. Por ello lo
describían como ellos pensaban que podría haber
sucedido.

Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la
realidad de personajes como Abraham, Isaac y Jacob. Puede que
existieran realmente tal y como los presenta el Antiguo
Testamento y puede que sean personificaciones de hazañas
comunes.

El relato de José presenta tantos paralelismos
con literatura extrabíblica que no parece real. Más
bien parece ser una pieza literaria de carácter moralista.
Históricamente no hay ninguna prueba y todo parece una
invención novelada, pero el texto es muy bello y la
moraleja encantadora.

Sabemos que existió un gran tráfico de
personas entrando y saliendo de Egipto. En 1.470 a.C. el
Faraón Tutmosis III inició una brillante serie de
campañas militares y llevó gran número de
cautivos a Egipto, entre ellos varias tribus hebreas. Grupos de
nómadas hebreos, acuciados por hambruna, emigraron a
Egipto hacia el 1.700 a.C., y según la Biblia
permanecieron 400 años en ese país.

Ismael

Las tres religiones, hebrea, cristiana y musulmana,
consideran que Ismael fue el primer hijo de Abraham. La
tradición judeocristiana da preferencia a Isaac, la
musulmana a Ismael.

¿Intento de filicidio de Abraham con Ismael o
Isaac?

La Torá y la Biblia consideran que Isaac fue el
elegido para ser sacrificado por Abraham y el Corán da a
entender que se trata de Ismael.

La controversia parte de una supuesta
contradicción en los escritos bíblicos:" Toma a tu
hijo, a tu único hijo". Para los musulmanes el primer hijo
de Abraham fue con Agar, Ismael. Para los judíos y
cristianos, Ismael y su madre Agar habían sido expulsados
del hogar, por lo que Isaac, hijo de Abraham y Sara, nacido
después de Ismael pasó a ser su único
hijo.

Vida de Ismael

Isaac nació cuando Ismael tenía 14
años y Abraham 100. Ismael supuestamente tomó una
actitud de menosprecio hacia Isaac y fue expulsado junto a su
madre Agar del hogar de Abraham. Agar e Ismael vagaron por el
desierto de Beerseba, donde estuvieron a punto de morir
deshidratados. Un ángel les indicó el camino hacia
una fuente de agua, lo que les salvó la vida. Yahvé
les dijo: " del hijo de la sierva haré una
nación".

Ismael creció y se fortaleció en el
desierto de Parán, al sur de Canaán. Se casó
con una egipcia, fundó la ciudad Ismaelita y fue padre de
doce príncipes. Tuvo además una hija, que fue
esposa de Esaú, hijo de Isaac. Ismael e Isaac sepultaron
juntos a su padre Abraham.

Ismael murió a la edad de 137 años. Fue la
cabeza genealógica de sus descendientes, los ismaelitas,
que se establecieron entre la frontera de Egipto y el golfo
Pérsico. Según el islam, Ismael colaboró en
la construcción de La Meca.

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Isaac

Isaac llevó una vida similar a la de su padre
Abraham. Contrajo matrimonio alrededor de los cuarenta
años de edad con Rebeca, traída por Eliecer de Uhr
por mandato de Abraham. Isaac solicitó a Yahvé que
le permitiera tener hijos a Rebeca, quien era estéril, y
con sesenta años tuvo dos hijos gemelos: Esaú y
Jacob.

Jacob compró a Esaú la primogenitura por
un plato de lentejas, un día que éste llegó
hambriento a su casa. Tras un periodo de carencias, Isaac
emigró hacia Gerar, donde firmó un tratado de paz
con el rey filisteo Ajimelec, luego se estableció en
Beerseba.

Isaac murió a la edad de 180 años, 44
después de que bendijo a Jacob y lo envió a
Harán a trabajar, para su tío Labán, como
pago de sus dos futuras esposas, Lea y Rebeca. A la muerte de
Isaac, José contaba con 30 años, era liberado de
prisión y nombrado gobernador en Egipto.

Jacob

Jacob es otro patriarca hebreo. Yo amé a Jacob, y
odié a Esaú, dijo Yahvé.

De los hijos mellizos de Isaac y Rebeca, Jacob
nació después de Esaú. Rebeca y
Yahvé, siempre favorecieron a Jacob. Isaac, su padre
siempre favoreció a Esaú, porque fue un hombre de
campo y un gran cazador.

Jacob probablemente nació en Lahai-roi, unos
veinte años después del matrimonio de su padre
Isaac con Rebeca. Para ese tiempo su padre Isaac tenía 60
años y su abuelo Abraham 160 años. Al igual que su
padre Isaac, Jacob fue tranquilo, sencillo y muy
estudioso.

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Compró la primogenitura de su hermano Esaú
por un plato de lentejas, y a sus dos esposas Lea y Raquel, cada
una por siete años sucesivos de trabajo a su tío
Labán.

Por luchar contra el ángel Elhoim, Yahvé
le cambió el nombre de Jacob por Israel y lo nombró
padre de los israelitas.

Jacob tuvo doce hijos. Seis hijos y una hija de su
primera esposa Lea: Rubén, Simeón, Leví,
Judá, Isacar y Zabulón. Y su única hija
Dina.

De Zilpa, sierva de Lea, tuvo a Gad y Aser.

De Bilha, sierva de Raquel, tuvo a Dan y
Neftalí.

Por último, de su esposa favorita, Raquel, tuvo a
José y Benjamín.

Cada uno de sus doce hijos fue escogido como cabeza
genealógica de alguna de las doce Tribus de
Israel.

Los descendientes de Leví, llamados levitas,
fueron sacerdotes, y por lo tanto, no tuvieron tierras. Como
José había muerto en Egipto, fue sustituido como
cabeza de tribu por sus dos hijos Efraím y Manasés,
nacidos del matrimonio con Asenat.

La historia de hambre y del viaje a Egipto, de los hijos
de Jacob para comprar trigo, llevó al encuentro del
hermano José perdido.

El patriarca Jacob fue a Gosén, Egipto, con toda
su familia que sumaban 70 personas, a pedido de su hijo
José.

Llegando al fin de su vida, convocó a sus hijos
al lado de su lecho y los bendijo. Murió a la edad de 147
años. El cuerpo de Jacob fue embalsamado y llevado de
Egipto a la tierra de Canaán por sus hijos, donde fue
enterrado en la Cueva de Macpelá, de acuerdo a su
solicitud antes de morir.

José

Vendido y enviado a la cárcel

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José fue el undécimo hijo de los doce
hijos de Jacob. Por ser hijo de Raquel, fue el más querido
por su padre, lo que produjo la envidia de sus hermanos. Como era
el favorito de Jacob y su posible sucesor, le elaboró una
túnica de colores que lo distinguía. Esto
enfureció aún más a sus hermanos, quienes
buscaron una oportunidad para deshacerse de él.

Un día todos los hijos de Jacob llevaron a sus
animales a pastar a un lugar lejano de sus tiendas. Cuando
llegaron semidesnudaron y tiraron a José a un pozo de agua
vacío y lo mantuvieron allí hasta decidir
qué hacer con él. Al otro día pasó
por esos lugares una caravana de mercaderes que se
dirigían a Egipto y sus hermanos lo vendieron como
esclavo. Mojaron la túnica de José con sangre de
cordero, y de regreso le mintieron a Jacob, diciendo que
habían encontrado su túnica ensangrentada y que
seguramente había sido atacado y devorado por una bestia
del bosque. Jacob lloró la muerte de su hijo querido sin
consuelo, mientras José salía de Canaán y
llegaba a Egipto.

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Allí fue vendido y llevado a la casa de Potifar.
Éste, al ver que José sabía leer y manejaba
los números, le confió la administración de
su casa y lo convirtió en su mano derecha. Con el trabajo
de esclavo José se convirtió en un joven fornido, y
la esposa de Potifar, que se quedaba en la casa cuando
éste salía, se fijó en él e
intentó seducirle. Un día llamó a
José a su habitación y trató de tener
relaciones con él, pero José se resistió y
salió de la habitación dejando en las manos de la
señora su manto.

Al no lograr su objetivo, y sabiendo que José
podría denunciar su adulterio, la esposa de Potifar lo
acusó de intentar aprovecharse de ella, mostrando su manto
como prueba. Así que Potifar hizo enviar a José a
la cárcel.

Descifró los sueños del copero y del
panadero

En la cárcel José encontró un
copero y un panadero, prisioneros por haber robado una copa de
oro perteneciente al Faraón. Ambos habían tenido
sueños misteriosos, y José se los
descifró.

El copero le contó: Soñé que
tenía ante mí una vid con tres sarmientos, que
echaban brotes, subían, florecían, frutaban y
maduraban sus racimos. Exprimía con mis manos en la copa
los racimos y la entregaba al faraón. José le
respondió que los tres sarmientos representaban tres
días, al cabo de los cuales lo declararían inocente
y volvería a servir al Faraón.

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Viendo el panadero que José había dado una
respuesta favorable al copero, le pidió que también
le interpretara su sueño y le dijo: En mi sueño iba
caminando con tres canastillas llenas de pan sobre mi cabeza. En
la canastilla de encima había toda clase de colaciones que
hacían para el Faraón los reposteros, y que las
aves picoteaban y comían. José contestó que
las tres canastillas simbolizaban tres días, al cabo de
los cuales lo decapitarían, lo colgarían de un
árbol y los pájaros picotearían su cuerpo.
Todo se cumplió según lo predicho por
José.

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Interpretación de sueños al
faraón

El faraón se encontraba nervioso y atormentado
por sus sueños, preguntaba a sus adivinos y a todos los
sabios de Egipto, pero ninguno sabía cómo
interpretarlos.

El copero se acordó entonces de José y le
contó al faraón lo ocurrido en la cárcel. El
faraón mandó llamar a José a su presencia y
le dijo:

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Soñé que me encontraba a la orilla del
Nilo, y del agua salieron siete vacas gordas y hermosas que se
pusieron a pacer en la orilla, después salieron otras
siete vacas, feas y flacas, que devoraron a las primeras. En otra
ocasión soñé que de una caña de trigo
brotaban siete espigas hermosas y llenas de grano, pero tras
ellas brotaron otras siete espigas, vacías y quemadas por
el viento del desierto, que devoraron a las primeras.

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José dijo al faraón: Sus dos sueños
significan lo mismo: Las siete vacas y las siete espigas hermosas
son siete años de abundancia. Las siete vacas flacas y
malas que salían detrás de las otras, y las siete
espigas secas y quemadas por el viento del desierto, son siete
años de hambruna. Vendrán siete años de gran
abundancia en toda la tierra de Egipto, y detrás de ellos
vendrán siete años de escasez que acabarán
con todos los seres vivos. En cuanto a la repetición del
sueño por dos veces, significa que el suceso está
firmemente confirmado por Dios y que se apresurará a
ejecutarlo.

¿Y qué debo hacer preguntó el
faraón?. José le respondió: Faraón
busque un hombre inteligente y sabio, y póngalo al frente
del gobierno de Egipto. Nombre intendentes, que visiten los
campos y recojan el quinto de la cosecha de todo Egipto, durante
los años de abundancia. Haga reunir el producto,
especialmente de trigo, y consérvelo para mantenimiento de
las ciudades durante los siete años de hambre que
vendrán sobre Egipto, y así no perezcan de hambre
sus habitantes.

Todos parecieron conformes con las palabras de
José, y el propio faraón, impresionado por ello,
dijo: "Tú serás quien gobierne mi casa, y todo mi
pueblo te obedecerá, sólo yo mismo seré
superior a tí". Dicho esto, el faraón se
quitó su anillo y se lo puso a José, mandó
que lo vistieran con ropas blancas de lino, puso en su cuello un
collar de oro y ordenó que José montase el segundo
de los carros del faraón, y se le gritase expresiones de
reverencia. Finalmente, el faraón le entregó por
esposa a Asenat, hija de Putifar.

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Pasó el tiempo, y antes de que llegasen los
años de escasez José tuvo dos hijos varones con su
esposa Asenet. Llamó al mayor Manasés, y al menor
Efraím y jamás olvidó a su padre y hermanos,
ni perdió la esperanza de volver a verlos.

Reencuentro con sus hermanos y su padre

Al acabar los siete años de abundancia
llegó el hambre a Egipto y sus alrededores y mucha gente
fue a comprar trigo a Egipto.

De Beerseba, en Canaán, Jacob como patriarca de
su tribu envió a sus diez hijos mayores a Egipto a comprar
trigo dejando a Benjamín, el menor de todos, a su lado.
Los diez hermanos llegaron hasta la corte del Faraón a
pedir ayuda, y se presentaron ante José, al que no
reconocieron. José sí los reconoció, pero
disimuló y les preguntó de dónde
venían. Sus hermanos le contestaron que venían de
Canaán para comprar alimentos. Consternados le contaron
que eran todos hermanos, hijos de Jacob, que en realidad eran 11
y no 10, pero su hermano menor se había quedado junto a su
padre. José les dijo que llevarían alimento, pero
para probar la verdad de lo que ellos decían tenían
que volver y traer al hermano menor, Benjamín. Mientras
tanto hizo quedar a uno de ellos.

Cuando regresaron donde Jacob, les dijo que no los
dejaba volver con Benjamín, porque ya había perdido
a José y no soportaría perder a Benjamín, el
único hijo de Raquel que le quedaba. Pero la sequía
y escasez continuó y para no morir todos de hambre,
tuvieron que volver a Egipto esta vez con Benjamín.
José se alegró de ver a su hermano menor
después de mucho tiempo, ordenó que los hicieran
pasar al comedor donde los acomodó de mayor a menor.
Cuando ellos observaron la forma en que estaban ordenados se
sorprendieron.

Comieron y bebieron todos contentos, cargaron sus
animales con trigo, saludaron y se regresaron. José
había ordenado colocar una copa de oro en la bolsa que
pertenecía a Benjamín. Cuando estaban saliendo de
la ciudad los soldados los alcanzaron y les preguntaron si
habían robado una copa. Ellos sorprendidos contestaron: Si
alguno de nosotros tiene la copa, pueden apresarlo por
ladrón. Al revisarlos encontraron la copa en la bolsa de
Benjamín, entonces los soldados les dijeron: pueden irse
los demás y solo se quedará el
ladrón.

Como ninguno de los hermanos quiso aceptar esto,
tuvieron que llevarlos a todos ante la presencia de José,
quien les dijo: ¿Por qué defienden a su hermano
ladrón? Déjenlo aquí en la cárcel y
vuelvan con su padre. Inmediatamente los hermanos respondieron a
José: Preferimos morir que ver sufrir nuevamente a nuestro
padre, ya le ocasionamos el dolor de la pérdida de su hijo
querido José y no podrá soportar el dolor y la
culpa por la pérdida de Benjamín.

José viendo que sus hermanos ya habían
cambiado y que estaban dispuestos a dar la vida por
Benjamín, les dijo: ¡Hermanos! ¿Acaso no me
reconocen? Soy su hermano José, a quien vendieron como
esclavo. Sus hermanos se alegraron al reconocerlo, pero a la vez
se entristecieron porque pensaron que no los iba a perdonar,
entonces José les dijo: No se preocupen que todo fue obra
de Dios, fue necesario que yo viniera a Egipto para que nuestro
pueblo Israel sobreviviera en este tiempo de escasez y
hambruna.

Al enterarse el Faraón de lo sucedido
ordenó a José: que hiciera traer a su padre y su
pueblo y que se les diera tierras para que vivieran en Egipto,
esto en agradecimiento por lo que José había hecho
por los egipcios. Volvieron los hermanos de José y
contaron todo a su padre Jacob y colmados de alegría
regresaron con su pueblo a Egipto. José al ver a su padre
le dijo que se quedara con todo su pueblo a vivir sus
últimos años con él. Jacob aceptó con
la condición de que sus restos mortales fueran llevados
nuevamente a Canaán cuando su pueblo regresara a La Tierra
Prometida, y fueran enterrados junto a los de Lea.

Jacob y su familia vivieron entonces en la tierra de
Gosén, un lugar destinado al pastoreo del ganado en el
Alto Egipto y despreciada por los egipcios, muy cerca de la
ciudad de Ramesés, también llamada Avaris,
capital de las dinastías hicsas en el siglo
17 a. C.

Muchos años después cuando salió de
Egipto el pueblo de Israel guiado por Moisés, llevaron los
restos mortales de Jacob y José.

Los descendientes de Jacob se multiplicaron en dichas
tierras, aparentemente estuvieron 430 años en Egipto,
José falleció de 110 años de edad. Cuando
ascendió un nuevo Faraón que no conocía a
José, ordenó la esclavitud de los hebreos, cuya
explosión demográfica preocupaba a la clase
gobernante egipcia. Fueron sometidos a una brutal opresión
con leyes como la que ordenaba la muerte de todo niño
varón, hijo de extranjero. Uno de ellos, Moisés,
del linaje de Leví hermano de José, rescatado por
una hija del Faraón, organizó y dirigió el
regreso del pueblo judío a La Tierra Prometida.

Fuente

http://www.historialago.com/xto_05110_verdad_at_01.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Ismael

http://es.wikipedia.org/wiki/Jacob

http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_(patriarca)

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos

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