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El manga japones




Enviado por Danislady Mazorra




    El Manga: síntesis cultural de la sociedad japonesa
    Monografias.com

    El Manga: síntesis cultural de
    la sociedad japonesa

    Monografias.com

    El concepto moderno de manga surge después de la
    Segunda Guerra Mundial, durante el período de la
    Ocupación (1945–1952) y la Post-ocupación
    (1952- 1960) norteamericana en el archipiélago
    nipón. El manga aparece como un medio asequible para el
    divertimento de la nueva sociedad civil y a su vez funciona como
    un medio de reivindicación cultural y ética de los
    movimientos de izquierda. Formaba parte del movimiento de
    contracultura que surge en el dominio de la cultura de masas como
    un acto de resistencia ante la ruina política y moral y la
    paulatina renuncia de los valores propios en pos de asumir los
    del vencedor que se vivían en la sociedad japonesa. Las
    publicaciones mangas reflejaban que estaba pasando en la sociedad
    japonesa –en la política, la cultura, la
    economía y en las relaciones sociales y étnicas- al
    tiempo de la publicación. La violencia de la
    penetración cultural, la humillación del
    rendimiento incondicional, el traumático genocidio de
    Hiroshima y Nagazaki, los siete años de ocupación
    norteamericana y el entusiasmo nipón por el "milagro
    económico" del desarrollo industrial proporcionaron
    abundantes tópicos para la sátira del manga. A
    pesar de la censura del gobierno interventor, se gozó de
    un boom de publicaciones que duró alrededor de tres
    años.

    Las dos series paradigmáticas de este
    período, que definieron el desarrollo posterior del
    género, fueron Tatsuwan Atom (iniciada en 1951,
    conocida como Astro Boy en Occidente) de Osamu Tezuka y
    Sazae-san (iniciada en 1946) de Machiko Hasegawa. Ambos
    creadores renovaron y definieron el estilo del manga. Tesuka
    creó lo que se conoce como técnica
    cinematográfica, donde progresivamente se revelan detalles
    de la acción en una sucesión de cuadros que
    amplían o reducen el zoom de panorámico a close-up,
    simulando la sensación de movimiento del lente propio del
    cine. Combina así una animación lenta de cuadro a
    cuadro que produce no obstante un efecto de velocidad y rapidez
    de la acción. Otro de sus principales aportes fue el
    diseño de los ojos comúnmente grandes, ovalados,
    muy definidos y con colores llamativos de los personajes,
    característica inspirada en las producciones de Disney
    como Mickey Mouse.

    El mayor aporte de la dibujante Hasegawa fue focalizar
    su historia en la vida diaria de un personaje femenino. Sazae es
    una mujer liberal, afectiva y profundamente involucrada con su
    entorno familiar y social; posee un carácter fuerte y
    tenaz que contrasta con los principios neo-confucionistas de la
    docilidad y la obediencia femenina de la buena esposa y la
    madre sensata
    , norma ampliamente extendida en el
    régimen militar anterior a la guerra. Sazae se
    conivrtió en una heroína y dio origen al manga
    destinado a las féminas.

    Más allá de sus aportes individuales,
    ambas series presentaban características comunes que
    determinaron las pautas estéticas del manga de aquí
    en adelante: el diseño de los cuerpos estilizados y
    altamente sensuales, delgados pero de una fortaleza física
    asombrosa; en el rostro la nariz y la boca son pequeños y
    una amplia variedad de expresiones faciales son usados por
    caracteres para denotar estados de ánimo y pensamientos;
    el cabello cumple un rol protagónico en la
    caracterización formal y conceptual del personaje y se
    intenta individualizar los peinados, el color y el tipo de
    cabello, en diseños fantasiosos y altamente elaborados. Se
    fija también el estilo de animación limitada, en la
    cual se utiliza la menor cantidad de cuadros de animación
    por segundo posible: se mueven o se repiten los escenarios, los
    personajes se deslizan por la pantalla creando la ilusión
    de movimientos, se prefieren las escenas de diálogo donde
    solo es necesario animar los labios de los personajes y el resto
    de la pantalla permanece estática; se intenta en todo
    momento proporcionar la ilusión de movilidad de cuadros,
    cuando en realidad no lo hay. Lo que determina el movimiento es
    el tiempo que representa la imagen, que deja de convertirse en la
    representación de un instante y se convierte en
    duración. De igual manera se imitan los planos y enfoques
    cinematográficos mediante la simulación de
    ángulos y movimientos de cámara propios del
    celuloide.

    Con el surgimiento de estas dos series no solo se
    definían las principales características formales y
    dramatúrgicas del manga, sino también se
    distinguían los dos segmentos fundamentales del mercado:
    el shonen manga, destinado a un público joven masculino, y
    el shojo manga para una audiencia femenina. Desde estas
    décadas en adelante la industria del manga emergió
    como un fenómeno potente y arrasador que se
    convirtió en la forma de entretenimiento más
    popular en Japón, con impresos para todo tipo de
    público: niños, jóvenes, adultos, hombres,
    mujeres, estudiantes, trabajadores, etc.

    En los años 80, no obstante, fue cuando el manga
    alcanzó su legitimidad como entretenimiento. Se
    vivió un segundo boom y las ventas semanales y mensuales
    de las revistas alcanzaron los cielos. Nuevos comics para adultos
    vieron la luz y el manga alcanzó rápidamente un
    alto perfil. Este auge coincidió con la expansión
    económica japonesa, donde más de un 85% de la
    población se clasificaba en los años 80 como
    pertenecientes a la "clase media".

    Hoy en día el manga ha expandido su influencia
    más allá de los límites insulares nipones.
    La estética del manga inundó no solo las calles
    japonesas, sino que se dispersó a todo lo largo y ancho de
    ambos hemisferios y constituye en la actualidad la forma de
    animación más popular y novedosa, que funge
    también como el estandarte de los valores y principios de
    la cultura japonesa actual.

    Si analizamos la historia y las características
    del manga, podemos concluir que esta manifestación, como
    ninguna otra en la contemporaneidad, refleja el complejo
    entramado que define la cultura japonesa hoy día. Esta
    forma cultural ha creado un mundo estético único
    que combina elementos visuales distintivos con estructuras
    genéricas, temáticas y filosóficas nacidas
    en el contexto socio-cultural de la segunda mitad del siglo XX
    japonés. Este mundo es a menudo más provocativo,
    más trágico, más sexualizado y de mayor
    densidad dramática que el mundo real. En él se
    combinan los valores históricos y culturales del pueblo
    japonés con sus creencias, ritos, tradiciones y formas de
    vida.

    En primera instancia, el manga se encausa en la
    tendencia predominantemente visual y pictórica de la
    cultura de Japón. La combinación del cómic
    occidental con la tradición plástica japonesa y con
    el imaginario visual que la sociedad nipona comporta,
    desencadenó el fenómeno artístico-cultural
    más importante y significativo que se ha producido en
    Japón en los últimos años. Sin embargo,
    más allá de los préstamos, renovaciones e
    innovaciones formales que trajo consigo la aparición del
    manga y luego del anime, lo más interesante y original de
    este fenómeno, analizándolo hacia su interior, es
    que ambas estéticas encierran en sí mismas los
    valores básicos que sustentan la cultura japonesa. El
    manga y el anime no pueden ser entendidos tan solo como formas de
    entretenimiento, sino como genuinas expresiones de la vida y la
    filosofía niponas.

    El diseño de la historia y de los personajes
    responde a un acto consciente de representar los principios que
    rigen la dinámica espiritual y social nipona. Los
    conflictos de los personajes se focalizan en dilemas
    existencialistas, donde es recurrente el dilema
    pasado-presente-futuro, en el cual los personajes se afanan en
    conocer con precisión los sucesos de su vida pasada en pos
    de definir lo que son en el presente. El diálogo entre dos
    tiempos, ya sea desde un punto de vista histórico o
    individual, responde a la filosofía tradicional japonesa
    que desdibuja los límites temporales y entiende el pasado,
    el presente y el futuro en un mismo corpus dimensional. En la
    mentalidad y la espiritualidad japonesa el tiempo no se divide
    fragmentariamente, sino que este es una línea continua,
    que se desarrolla en loop, donde cada acto del pasado y del
    presente determina la proyección futura del desarrollo de
    la vida. De igual manera, el tiempo no es importante en su
    extensión cronométrica sino en la calidad del
    momento vivido. No es la sucesión de actos lo importante,
    sino la intensidad emocional de estos. Es por ello que en el
    anime y en el manga la dilatación temporal de la imagen
    fija es tan recurrente. La ralentización enfática
    contribuye a la expresión del instante detenido, intenso,
    que precede al desarrollo veloz de la acción. Este recurso
    tiene su antecedente en el teatro Kabuki, donde los gestos se
    desaceleran para aumentar la tensión y la
    implicación emocional.

    Otro factor que determina la estructura del manga es la
    ética marcial del código de conducta del Bushido.
    El conjunto de principios del "Camino del guerrero" ha influido
    casi todos los aspectos de la civilización japonesa, por
    lo que no es de extrañar que defina también la
    esencia del manga. Las historias tienden a combinar los aspectos
    del código ético samurái de tal manera que
    las acciones de sus protagonistas se rigen por él y los
    antagonistas o la fuerza del mal a derrotar lo incumplen
    continuamente. Los héroes pelean pero siempre tratan de no
    destruir su humanidad, dirigen y comandan sin perder el contacto
    con los valores básicos; la muerte es asumida como una
    realidad ineludible y confían en su carácter como
    constructora del destino. Las siete virtudes del Bushido de la
    rectitud, el coraje, la benevolencia, el respeto, la honestidad,
    el honor y la lealtad rigen pues la actitud de los personajes y
    el desarrollo de las tramas. Los protagonistas definen sus
    acciones a partir de la persistencia y la voluntad tenaz, y
    parten de la idea de que libre determinación y la
    elección de vida no pueden desligarse de los valores de la
    moral. Es por ello que el profundo sentido del deber presente en
    los personajes los lleva a buscar la felicidad no en la
    complacencia personal, sino en cumplir con la misión de
    sus vidas, seguir fieles a sus principios y centrarse en la
    búsqueda del camino espiritual interior.

    El manga acepta también los principios
    confucionistas de la lealtad y el respeto al soberano, que en la
    modernidad se traduce en el respeto, no ya al emperador, sino al
    superior al que se supedita el héroe, sea este un
    individuo o una organización. Esta relación de
    subordinación que propone el confucianismo se sintetiza en
    el concepto binario de Senpai-Kohai (tutor-trabajador) propio de
    la filosofía tradicional japonesa. Senpai se refiere al
    miembro de mayor experiencia, jerarquía, nivel y edad en
    la organización que ofrece su asistencia, amistad y
    consejo al miembro de recién ingreso o sin experiencia,
    conocido como kohai, quien debe demostrar gratitud, respeto y, en
    ocasiones, lealtad personal[1]Esta relación
    es prácticamente una norma en todas las historias mangas,
    donde cada protagonista u otro personaje son o fueron adiestrados
    y orientados por un maestro, figura que siempre cumple un rol
    determinante en la estructuración mental y psíquica
    del educado.

    A estos aspectos se le añaden también
    otros conceptos tradicionales como el énfasis en la vida
    cotidiana, la importancia de las relaciones humanas entre amigos
    y familiares y los valores éticos del sintoísmo de
    la afinidad y el amor por todas las cosas vivas. Este
    último aspecto deriva, a su vez, en el polémico
    debate sobre la relación entre la naturaleza y la
    tecnología. Las series catalogadas como mechas
    por la presencia de robots en un futuro cercano o las que se
    inscriben en la corriente ciberpunk[2]presentan
    cuestiones delicadas de índice moral en relación
    con el desarrollo militar y tecnológico, y destacan los
    peligros de un futuro apocalíptico.

    El fenómeno manga constituye, entonces, una parte
    importante de la cultura y el modo de vida japonés. Su
    esencia formal y conceptual es signo evidente de los diferentes
    procesos sociales, económicos, políticos y
    artísticos que ha sufrido Japón en las
    últimas décadas. La cultura de masas, la historieta
    occidental, la tradición pictórica japonesa y la
    filosofía tradicional se conjugaron en un producto que no
    por híbrido deja de ser excepcionalmente original. El
    manga moderno japonés revela no solo la crisis existencial
    que azotó a Japón luego de la derrota en la guerra
    y su posterior asunción de los códigos
    occidentales, sino que también refleja la capacidad de la
    cultura nipona de absorber de la cultura del otro, como lo
    hiciera antaño con China, para generar luego una cultura
    propia, auténtica y excepcional que tiene tanto del otro
    como de sí misma. De aquí se expande nuevamente, en
    revancha, hacia el otro, que ahora resulta el invadido
    culturalmente. Así sucedió con el manga y su
    derivado anime que, hoy por hoy, inundan todos los canales y
    estudios de animación del mundo occidental. Pero no es
    esto lo más importante del manga. Lo que es realmente
    trascendental es que el manga ha superado su función como
    medio de entretenimiento y se ha convertido en una forma de vida
    inherente al Japón moderno, en un mundo autónomo
    que aúna en una sola, las expresiones culturales de la
    sociedad japonesa.

    Bibliografía:

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    Honor». En
    http://es.geocities.com/kenshin1479_rk/filo_del_honor.htm.
    Consultado el 5 de junio del 2011.

     

     

    Autor:

    Danislady Mazorra Ruiz

    Universidad de La Habana. Facultad de Artes
    y Letras.

    [1] Davies, Roger J. y Osamu Ikeno:
    «Sempai-Kohai: Seniority Rules in Japanese
    Relations». The Japanese Mind: Understanding Contemporary
    Japanese Culture. Tuttle Publishing, 2002. En
    http://books.google.com/books?id=TW7lHYwXhS4C&pg=PA187&lpg=PA187
    . Consultado el 11 de junio de 2011.

    [2] Los personajes del cyberpunk
    clásico son seres marginados, alejados, solitarios, que
    viven al margen d la sociedad, generalmente en futuros
    distópicos donde la vida diaria es impactada por el
    rápido cambio tecnológico, una atmosfera de
    información computarizada ubicua y la
    modificación invasiva del cuerpo humano. Extraído
    de Person, Lawrence: Notas hacia un manifiesto del
    Postcyberpunk. En
    http://www.slashdot.org/features/99/10/08/2123255
    Consultado el 2 de junio del 2011

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