PRIMERA PARTE El fin de la Guerra Fría y el
carácter de la globalización “Desde sus
oscuros orígenes en los textos franceses y estadounidenses
de la década de 1960, el concepto de globalización
hoy encuentra expresión en los principales idiomas del
mundo”. La globalización es una idea, un concepto,
una determinada forma de ver el mundo. Si bien aun para algunos
autores la globalización carece de definición
precisa; la misma se ha convertido en un cliché. La gran
idea de la globalización es justamente que lo abarca todo.
“…abarca todo, desde los mercados financieros hasta
Internet, pero ofrece muy poca condición de la
comprensión humana contemporánea”.
PRIMERA PARTE Un primer enfoque plantea a la globalización
como la ampliación, profundización y
aceleración de una interconexión mundial de la
mayoría de los aspectos de la dimensión social
contemporánea de la vida humana. En el debate sobre la
globalización Held identifica tres grupos intervinientes:
los hiperglobalizadores, los escépticos y los
transformacionalistas. Los hiperglobalizadores sostienen que la
globalización contemporánea define una nueva era en
la cual los pueblos de todo el mundo están cada vez
más sujetos a la disciplina del mercado global (Ohmae,
1990, 1995).
PRIMERA PARTE Los escépticos de la globalización,
por su parte, afirman que los niveles contemporáneos de
interdependencia económica de ninguna manera carecen de
precedentes históricos; reconocen, en cambio, un
incremento en los niveles de internacionalización, o sea,
un incremento de las interacciones entre economías
aún predominantemente nacionales (Hirst, Thompson). Al
afirmar esta escuela que la globalización es un mito; se
basan, no obstante, en una concepción economicista del
sistema internacional, identificando la globalización solo
con un mercado global perfectamente integrado. Para este grupo de
intelectuales, la actividad económica está
experimentado más que una globalización, una
regionalización, con tres centros de poder definidos:
América del Norte, Asia-Pacífico y Europa. La
economía de hoy está considerablemente menos
integrada en comparación con la época de los
imperios mundiales, la economía global se ha vuelto mucho
menos global desde un punto de vista geográfico.
PRIMERA PARTE Tras los primeros años de fuerte apogeo, la
crisis del internacionalismo liberal se hizo presente ya pasados
los mediados de los noventa. Este proceso se cerró con los
atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. En el sistema
internacional, más allá del multilateralismo o el
uni polarismo, los procesos de integración o el
aislacionismo, se vuelven continuamente al Estado. Porque ni el
multipolarismo ni el uní polarismo existen sin el Estado
como así tampoco los procesos de integración o el
aislacionismo, pues ambos siempre son producto de una
decisión de Estado.
SEGUNDA PARTE 1. Enfoques sobre escenarios de Crisis 1.1. Crisis
como concepto y tipologías Se define “como crisis a
un momento de ruptura en el funcionamiento de un sistema, un
cambio cualitativo en sentido positivo o negativo. La
comprensión de una crisis se funda en el análisis
del estado de un sistema: la fase previa al momento en que se
inicia la crisis, la fase de crisis propiamente dicha, y por
último, la fase en que la crisis ha pasado y el sistema ha
asumido un cierto modelo de funcionamiento que no es ya el
anterior a la crisis. La disponibilidad de tiempo para dar
respuesta a la situación de crisis y en particular de
qué carácter es considerada y Indagar qué
miembros están presentes y qué juegos realizan esos
miembros en el sistema. Así visto, “Cada sistema se
funda en un conjunto de relaciones más o menos
estrechamente ligadas entre sus variados componentes, de modo que
un cambio en un componente del sistema genera cambios en todos
los restantes. Sin embargo, mientras que en los sistemas
mecánicos es posible valorar con cuidado el efecto y la
extensión de variaciones similares, y hasta medirlas, en
el ámbito de los sistemas sociales se está
todavía lejos de esto. Para valorar, en sentido amplio, la
incidencia de una crisis sobre un sistema social, sea como fuere
se requiere ante todo definir el estado de equilibrio de este
sistema.
SEGUNDA PARTE Estas conmociones del sistema hoy en día son
identificadas con la palabra “crisis”. Hay
tipologías de crisis y hay fases de crisis. Las crisis en
un sistema pueden considerarse fisiológicas cuando tocan
el funcionamiento y provocan su adaptación; y
patológicas cuando tocan la estructura del sistema y
provocan su mutación. Las crisis funcionales pueden ser a
su vez de dos tipos: crisis de sobrecarga cuando el sistema tiene
que hacer frente a más demandas que aquellas que las que
puede responder o crisis de carestía cuando el sistema no
alcanza a extraer de sus adentros o del ambiente los recursos
suficientes para su funcionamiento. Las crisis de funcionamiento
se vienen repitiendo desde hace una década en el sistema
internacional. Todo pareciera indicarnos que el proceso que se
está desarrollando en este sistema es el que comentamos en
el párrafo anterior. Las crisis se producen en el sistema
financiero internacional hasta que se alcanzan nuevos
equilibrios, sean estos estables o inestables, pero la crisis
continúa estando.
SEGUNDA PARTE Y la crisis repetida de funcionamiento, que se da
en economías estructuralmente dependientes, se está
transformado en patológica durante el transcurso de la
última década. Mientras tanto, en el corto plazo el
mundo tambalea de una a otra crisis, y todas ellas implican de
manera crucial el problema de generar suficiente Demanda
“México, Tailandia, Malasia, Indonesia y Brasil: un
país en desarrollos tras otro ha experimentado una
recesión que, ha descubierto que las respuestas
convencionales de política económica sólo
han servido para empeorar las cosas.
SEGUNDA PARTE Las crisis de los años noventa, han
presentado los siguientes patrones, de acuerdo a Chudnovsky,
López y Pupato131: Caídas fuertes en el PBI, que se
traducen en aumento de desempleo y del nivel de inequidad en la
distribución del ingreso Drásticos descensos en la
tasa de inversión doméstica Significativas
devaluaciones de la moneda nacional que, salvo en el caso de
México, no se traducen en aumentos, sino en descensos de
las exportaciones Prevalencia de altas tasas de interés
real Fuerte depreciación de los activos financieros
Aumento de los préstamos incumplidos en las carteras
bancarias Altos costos fiscales, derivados esencialmente del
rescate del sistema financiero, que agravan el deterioro de las
cuentas públicas, ya impactadas negativamente por la
propia contracción del nivel de actividad.
SEGUNDA PARTE A medida que los precios suben en una burbuja, hay
una cantidad de dinero para hacer en el corto plazo de manera
más rápida, aún cuando todos sepan que los
precios son demasiado altos y que finalmente deben caer. Todos se
lanzan a los mercados pensando que serán suficientemente
astutos de salir antes de que llegue el fin. Si alguien sale
demasiado pronto se pierde una cantidad posible de
ganancias.
MERCADOS DE CAPITALES Y VOLATIDAD La función básica
del sistema financiero y de los mercados de capitales es la de
conectar a los ahorristas con excedentes de capital, con aquellos
que necesitan capital para realizar sus inversiones. Esta
asignación de recursos implica un correcto funcionamiento
del sistema de precios (tasas de interés). En un mercado
eficiente los precios incorporan toda la información
económica financiera relevante y los riesgos asociados que
implican expectativas inciertas sobre el futuro (Stiglitz, 2002).
Un mercado eficiente, debe ser una buena correa de
transmisión de rendimientos y riesgos aceptables en
función de los rendimientos esperados y separar aquellos
riesgos que no desean asumir. Lo expuesto debería redundar
en un mercado continuo y líquido (Hopenhayn y Vanoli,
2002). Cuando ocurre una crisis se produce una situación
de distorsión, donde el riesgo se dispara, desaparece la
liquidez, no existen precios representativos y resulta imposible
realizar transacciones en los mercados financieros y de
capital.
MERCADOS DE CAPITALES Y VOLATIDAD En lo que respecta a las causas
de estas crisis cambiarias, se reconocen dos tipos de factores.
Un grupo está constituido por factores exógenos, y
un segundo grupo constituido por factores endógenos.
Factores exógenos: Cambios abruptos en las
políticas monetarias de los países centrales
transmisión por contagio133 Fallas en los mercados de
capitales. Sobre todo las asimetrías de
información. Al respecto Hopenhayn y Vanoli expresan:
“Estos cambios, que en general reflejan los ciclos de
crédito que acompañan los vaivenes
económicos, se manifiestan a través de las tasas de
interés y la disponibilidad de los créditos. En
estos casos, la crisis deviene tanto por el aumento del peso de
los servicios financieros como por el racionamiento de
créditos, que afecta el balance de pago y el sistema
financiero de los países que entran en crisis.
MERCADOS DE CAPITALES Y VOLATIDAD Factores endógenos: Este
fenómeno puede producirse por devaluaciones cambiarias. Un
claro ejemplo fue en el S. E. Deficiencias en políticas
macroeconómicas Fortaleza del sistema financiero y del
mercado de capitales Imprudencia en el manejo de la deuda
pública y privada. Hopenhayn y Vanoli nos recuerdan:
“En muchos casos, cuando los países tuvieron
problemas por mayores dificultades de acceso al crédito y
mayores costos, optaron por reducir el plazo de las colocaciones,
convertir la deuda en monedas fuertes, y colocar deuda a tasa
variable. México en 1994, y Brasil, en 1998, esto
generó una concentración de vencimientos, mayor
costo fiscal, percepción de un mayor riesgo de
percepción de la deuda, pérdida de reservas, todo
aquello que antecede a la devaluación de la moneda y al
incumplimiento o default.
MERCADOS DE CAPITALES Y VOLATIDAD La acumulación de
déficit y el nivel de endeudamiento generan, a su vez, una
salida de capitales que se va acelerando y desemboca en el
desbarranque de la moneda, el crédito y la actividad
económica en general. A esta situación que se
describe debe sumarse Argentina en el 2001. En el mercado de
capitales el proceso de expansión retracción
más reciente parte de la siguiente secuencia: Fase
expansiva: Baja tasa de interés y rentabilidad en los
mercados centrales Búsqueda de oportunidades de
inversión de corto y largo plazo en los mercados
emergentes Fuerte expansión del flujo de capitales
Apertura comercial con financiamiento fácil de los
desajustes del balance de pagos, de los déficits
públicos y de la revalorización de las monedas
nacionales ancladas formalmente (por ejemplo Hong Kong y
Argentina) o de hecho al dólar (el resto de las
economías del S. E. de Asia). Fuerte desequilibrio
externo, y en algunos casos también un fuerte
desequilibrio fiscal.
MERCADOS DE CAPITALES Y VOLATIDAD Fase contractiva: Desconfianza
de los inversores de corto plazo, con retiro de capitales o
ingreso sumamente limitado e insuficiente Crisis en un
país emergente considerado de los grandes Efecto
“contagio” sobre el resto de la franja de
países en desarrollo y la consecuente retracción de
capitales y programas de ajustes que causan la caída del
producto y del comercio.
MERCADOS DE CAPITALES Y VOLATIDAD Lo cierto es que en referencia
al capitalismo financiero, como sostiene Julio Sevares, la
consecuencia es la de un estado de crisis permanente. Debemos
reconocer que quizá los “otros capitalismos”
también hayan causado en un primer momento esa
concepción de crisis permanente. La inestabilidad del
mercado financiero internacional ya no es episódica sino
estructural (Sevares, 2000). El mercado es intrínsecamente
volátil y riesgoso, sometiendo a las economías
nacionales y específicamente a los sectores más
débiles de ellas a una presión permanente matizada
con frecuentes picos de crisis.
México: La primera crisis en mercados emergentes.
México ha sido un país clave en la última
década en el ámbito financiero. Como sostiene
Roberto Lavagna, “dos veces en poco más de una
década, en 1982 y 1994, México no pudo obtener
suficiente crédito “voluntario” para financiar
o refinanciar sus deudas”.
La crisis denominada del “Tequila” fue la primera
crisis de liquidez en los años noventa que puso en
entredicho el sistema financiero internacional y generó un
lógico temor al “efecto dominó” sobre
el resto de los mercados emergentes. Thurow nos aclara que en el
sistema financiero internacional, en cualquier momento puede
aparecer un eslabón más débil. Este parece
ser el caso de México en 1994-1995. La situación de
México es el costo de una visión miope que solo
miraba los méritos pero no los problemas que
subsistían y los nuevos que se estaban creando en la
economía. En este camino, el tipo de cambio real se
apreció fuertemente, desde 1988 y se acentuó en la
década del noventa. Las exportaciones crecieron, pero las
importaciones lo hicieron aun en mayor medida.
El papel del FMI. Tras los fracasos iniciales por restablecer la
confianza en el sistema financiero mexicano, el 9 de marzo de
1995 se dio a conocer un programa macroeconómico de
estabilización, con el respaldo de un acuerdo del tipo
stand-by con el FMI. Los objetivos claves pasaban por la
estabilización económica del país y la
recuperación de la confianza internacional. Algunos de los
principales elementos del programa fueron: Las medidas
fiscales incluían ajuste en los precios de los bienes
producidos por el sector público y reducción nivel
real del gasto público. Mantener un régimen de
flotación de la tasa cambiaria, utilizando la
política monetaria como herramienta para ayudar a
estabilizar los precios.
Efectos de propagación sobre el sistema financiero
argentino. El primer efecto que la devaluación produjo fue
un agravamiento de la generalizada desconfianza ya existente en
la economía mexicana, que rápidamente se
extendió a la gran mayoría de los mercados
emergentes Como consecuencia, algunos bancos provinciales,
cooperativos y mayoristas recibieron el impacto de la
pérdida de depósitos con extrema intensidad. Por
otro lado, otros bancos vieron crecer sus depósitos, en un
contexto de marcada incertidumbre sobre la futura
evolución de las entidades con problemas de liquidez. En
lugar de operarse en medio de una fuga o un retroceso de los
depósitos del sistema, este capítulo de la
transformación se dio en un período de crecimiento
de las imposiciones del orden del 30 %.
La crisis asiática: “Segunda ola” de crisis
financiera. La crisis asiática reviste importancia
considerando que lo que hoy es conocido como
“blindaje” o ayuda financiera internacional,
comenzó en 1997 y específicamente en la
región del Sudeste Asiático, cuando fue necesario
salvar a las economías de la región. La crisis de
Asia constituye un ejemplo de cómo las medidas del FMI
afectan las economías regionales, y cómo estas
medidas, en ocasiones, desequilibran las economías
nacionales de los países en desarrollo desencadenando a
corto ó mediano plazo un proceso devaluatorio. El blindaje
llegó a Tailandia, en julio de 1997, luego que la
devaluación de su moneda (bath) arrastrara a Corea del
Sur, Malasia170, Filipinas e Indonesia.
Las economías del Sudeste Asiático. El ingreso
masivo de capitales fue posible por la gran liquidez
internacional de la década de los noventa y el mayor
inversor fue el vecino Japón. También es importante
destacar que una parte sustancial de los créditos, que
llegaron a la región atraídos por el diferencial en
las tasas de interés. La aparente estabilidad de la
vinculación con el dólar alentó a los bancos
y negocios locales a endeudarse en dólares y convertir los
dólares en las monedas locales sin cobertura;
después los bancos prestaron a proyectos locales o
invirtieron en ellos, sobre todo bienes raíces. Para
desarrollar un modelo de crecimiento económico orientado a
la exportación. No cualquier país podía
transformarse en exportador de bienes manufacturados a partir
únicamente de la ayuda de Estados Unidos.
La crisis en Asia y la intervención del FMI. La crisis de
Asia a criterio de Stiglitz presenta dos patrones familiares. El
primero es justamente ilustrado por Corea del Sur. El segundo es
materializado por Tailandia. Corea del Sur, tras el naufragio de
la guerra de las “Dos Coreas”, el país
formuló una estrategia de crecimiento que aumentó
la renta per cápita en ocho veces en tan solo 30
años y a su vez avanzó significativamente en la
reducción de la brecha tecnológica que la separaba
de los países más desarrollados. Durante el
transcurso de la década del noventa había ingresado
a la Organización para la Cooperación y Desarrollo
Económico comúnmente identificada bajo la sigla
OCDE, el club de las naciones más desarrolladas como la
llaman muchos autores.
El “efecto arroz” sobre el sistema financiero
argentino. La internacionalización de la crisis
comenzó el 17 de octubre cuando Taiwan dejó de
intervenir en el mercado cambiario y que se depreciara su moneda;
se profundizó el 23 cuando se produjo la caída de
la bolsa de Hong Kong y 4 días más tarde (el 27 de
octubre) cayó el índice Dow Jones,
extendiéndose la crisis al resto del mundo. Por su parte,
las bolsas latinoamericanas cerraron con pérdidas. Esto
fue seguido de un crash bancario en Japón (producto del
cierre de dos importantes instituciones financieras el 17 y 24 de
noviembre) y de la devaluación de Corea en los primeros
días de diciembre.
El “caso argentino” y el cambio de paradigma global
SubLa crisis de Argentina, si bien responde a los patrones
secuenciales de evolución de las anteriores crisis, la
combinación de escenarios negativos constituye puntos de
particular de análisis a fin de descubrir matices en el
procesamiento de las características sin precedentes.
Entre los escenarios negativos inmediatos encontramos, un cambio
de paradigma económico global: La caída de Brasil
con posterioridad a la crisis rusa. La crisis de Turquía
con sus particulares similitudes para nuestro país. Y los
atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001
Antecedentes inmediatos: La caída de Brasil y de
Turquía Es así, como comenzó a circular
discretamente el temor de una mora en el pago de los
préstamos. El FMI se movió rápidamente y en
octubre ya habían dispuesto un programa de
préstamos de 41.600 millones de dólares Con la
crisis de Rusia en agosto de 1998, Brasil se vio sumamente
afectado. Las reservas se redujeron unos 30.000 millones de
dólares en los dos meses siguientes, mientras el gobierno
luchaba por contener el real y se pagaban los
préstamos.
La carta de intención firmada en noviembre de ese mismo
año por el Brasil lo comprometía a una serie de
objetivos entre ellos: La reducción del déficit
fiscal del 8 % del PBI al 4,5 %, lo cual se lograría por
el lado de los ingresos, elevando el impuesto a las transacciones
financieras, aumentando los aportes sociales de los empleados del
sector público, y aumentando la contribución de los
empleadores a la seguridad social. Del lado del gasto, el
objetivo fue una reducción de poco más de 7.000
millones de dólares; pero según algunos
observadores, la medida del FMI y la orientación
política, en especial sobre el tipo de cambio, aseguraron
el pago de las obligaciones con los bancos e inversionistas de
los países desarrollados sin pérdida alguna para
los inversionistas.
Contando con la mitad de las reservas y enfrentando a un mayor
déficit de cuenta corriente, en enero el gobierno
optó por aplicar una devaluación del 8%. El
aliviado mercado accionario de San Pablo inmediatamente
aumentó un 34%, pero los mercados del exterior bajaron,
revelando las percepciones de lo que se entiende como algo bueno
para los negocios. El gobierno, presionado por el FMI
elevó aún más las tasas de interés,
pero no logró tranquilizar a los inversionistas
internacionales, quienes decidieron que el real se estaba
desmoronando.
Las autoridades económicas argentinas intentaron marcar
las diferencias con Turquía sobre la base de diferencias
fiscales, monetarias, financieras, institucionales y de
estructura de la deuda externa, porque la deuda turca estaba
mayormente en manos de tenedores locales.
Inestabilidad institucional y crisis económica en los
noventa Los orígenes del acelerado endeudamiento externo
de la Argentina pueden remontarse a mediados de la década
de los setenta. Las Fuerzas Armadas en 1976, junto con el
disciplinamiento de la clase trabajadora, promovieron la apertura
comercial y financiera, y la aplicación de un plan
económico. La liberalización total de precios
Devaluación y congelamiento de salarios Entre las
principales medidas de política económica
adoptadas, encontramos: Reducción de aranceles aduaneros
Eliminación de reintegros a la exportación
industrial
El endeudamiento público destinado a sostener el sistema
mediante un constante ingreso de capitales y el endeudamiento de
carácter privado facilitado por la apertura de la cuenta
de capitales que se había dado a partir de 1976 –
1977, contribuyeron a la acumulación de una deuda externa
cada vez más elevada.
Algunos datos a tomar en cuenta nos permiten justificar lo
anteriormente expresado: En el período 1975 – 1983
la deuda externa creció de 7.800 millones de
dólares a 45.000 millones de dólares. En 1975, el
50 % de la deuda era pública. En 1983, el 70 % de la deuda
era privada Hasta 1979, el sector público se
endeudó poco, pero a partir de este año el
endeudamiento causó una sangría de divisas en un
país que cada vez recibía menos dólares del
exterior Desde 1981 hasta el retorno de la IED en la
década del noventa, el pago de utilidades e intereses de
la deuda es mayor al ingreso de capitales. La economía de
acumulación financiera tuvo un efecto desastroso sobre la
economía real, entre 1976 y 1983 el PBI creció a un
promedio anual de 1,4% La inflación se mantuvo. En 1977
los precios aumentaron un 176 %, en todos los años hasta
1983 la inflación siguió manteniendo tres
dígitos, con la sola excepción del año 1980
que esta se mantuvo en un 87,6 % anual promedio.
Ante la constante pérdida de reservas el gobierno
declaró en mayo del año 1988 una moratoria en el
pago de los intereses de la deuda externa. Ese mismo año
se lanzó un nuevo plan para evitar la escalada
inflacionaria. El Plan Primavera, que disponía un sistema
cambiario múltiple, plan que pronto fracasó. En
síntesis, en el período que va desde 1983- 1989, la
Argentina aumentó su deuda externa en casi un 50 %. Un
balance económico del gobierno de Raúl
Alfonsín, nos arroja los siguientes datos:
Caída del PBI en un 2 % promedio Desplome de la
inversión fija Aumento del desempleo de un 5,5 % a un 8,4
% Un tope máximo de inflación en 1989 de 4.900 %
Déficit del sector público en un 7,6 % del PBI Solo
presenta superávit el comercio exterior, pero esto no es
debido al aumento de las exportaciones, dado que apenas tuvo
variación, sino debido al brusco descenso de las
importaciones causado por la recesión interna
La Ley de Convertibilidad El 1 de abril de 1991 el tipo de
cambio equivalía a un dólar cada 10.000 australes.
En ese entonces se permitió la libre convertibilidad de
cada austral a dólares a la cotización establecida,
al aprobarse la Ley 23.928. La ley disponía que el Banco
Central de la República Argentina debía guardar
reservas de libre disponibilidad equivalentes a no menos del 110
% de la base monetaria. Para reforzar ésta relación
entre moneda nacional y divisa norteamericana se llego a
modificar incluso el Código Civil autorizando así
los contratos en moneda extranjera. A la par se prohibió
la indexación de los contratos para que la
inflación pasada no fuera trasladada al futuro, cortando
de esta manera la inercia inflacionaria.
En el sistema anterior existente, el Banco Central emitía
de forma libre en función de las necesidades del Estado.
El Tesoro se endeudaba con el Banco Central y cada año esa
deuda era cancelada. Bajo el sistema de convertibilidad, la
única manera posible que tenía el Estado de obtener
dinero era tomando prestado, emitiendo títulos de la deuda
interna o externa. La convertibilidad modificó
sustancialmente el funcionamiento del Banco Central de la
República Argentina
El último período El nuevo gobierno, resultante de
una alianza entre partidos políticos con eje en la UCR
(Unión Cívica Radical) y el Frepaso (Frente
País Solidario); en adelante, Alianza heredó una
situación económico – financiera sumamente
compleja. . “La Alianza” funcionó durante todo
su gobierno sin un plan auto centrado, por eso sus
políticas se basaron en responder, o al menos intentar
responder, las exigencias del FMI, de los grupos de poder
argentinos y las presiones sociales. Ni bien “La
Alianza” asumió el gobierno declaró
públicamente que el déficit fiscal consolidado era
de 10.000 millones de dólares. La aplicación
posterior de una política fiscal restrictiva,
acentuó la baja en la demanda interna.
Los malos resultados en materia fiscal a lo largo de 2000 crearon
fuertes tensiones con el FMI, y al interior de este organismo
crecieron las presiones para que fuera desplazado de su cargo el
Ministro de Economía.
Crisis y “solución final”: El blindaje
financiero. El blindaje en este contexto de deuda externa,
servía como reaseguro de que Argentina pagaría en
el 2001 los servicios de la deuda. La clave era que la Argentina
no tuviera que recurrir a ese préstamo especial porque
hacia fines del 2001, la historia volvería a repetirse en
condiciones agravadas. A escala interna, la operación
financiera servía para ratificar la vigencia del plan de
convertibilidad y permitía que bajasen las tasas de
interés para la economía. Situación que de
no aumentar la inestabilidad política, tendría que
acelerar el crecimiento económico. El blindaje
consistió para la Argentina, en un cronograma de aportes
financieros por un valor de 40.000 millones de dólares,
compuesto por fondos del FMI, de otros organismos y entidades
financieras internacionales y de gobiernos del grupo del G – 7,
con los que se esperaba afrontar el pago de la deuda de
2001.
Porcentaje deuda pública y deuda privada sobre la deuda
externa; y evolución de la deuda total (en millones de
dólares).
Los operadores financieros, se buscaba evitar que las condiciones
de incertidumbre derivaran en un comportamiento “en
manada” (sheep) de los tenedores de activos financieros en
busca de zonas más confiables, lo que comúnmente se
denomina “vuelo hacia la calidad” (flight to
quality).
El cambio sistémico internacional y su impacto en la
relaciónArgentina – FMI Los atentados ocurridos el
11 de septiembre de 2001, que a nuestro entender cierran la
década de los noventa, entendida ésta como la del
triunfo del “capitalismo y la democracia”, golpearon
las perspectivas de la economía global y la
economía argentina ya en dificultades. En este orden de
ideas Gabriel Rubinstein sostiene que: “el 11 de septiembre
será una fecha que no se borre fácilmente para la
economía”.
Con los atentados del 11/9 se da un cambio en la agenda de los
Estados Unidos. Se dejará así definitivamente la
“agenda de cooperación” iniciada en la era
Clinton y se pasará a una “agenda de
seguridad” que hasta el momento caracteriza a la
administración republicana. Este cambio de agendas
sobrevino cuando la Argentina presumía la llegada del
tiempo para comenzar a indagar en la reestructuración de
la deuda, “quizás la única receta capaz de
ayudar a reanimar la economía deprimida desde hace tres
años”.
El juego de las opciones y las diferencias Lo
importante del caso argentino es extraer lecciones de lo que se
debe hacer o no en materia financiera, y de los riesgos que
acarrea la conjunción apertura de capitales y tipo de
cambio fijo. El “caso argentino” demostraría,
finalmente, la inconsistencia de una paridad cambiaria fija que
restaba anualmente competitividad general a la producción
exportable y que sumada a una acelerada apertura comercial,
facilitó el ingreso por importaciones de bienes y
servicios que deterioraron progresivamente el aparato productivo
doméstico y ahondaron el desequilibrio de la balanza de
pagos