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Mercado emergente y crisis financiera internacional



Partes: 1, 2, 3

  1. El fin
    de la Guerra Fría y el carácter de la
    globalización
  2. Enfoques sobre escenarios de
    Crisis
  3. México: La primera crisis en mercados
    emergentes
  4. La
    crisis asiática: "Segunda ola" de crisis
    financiera
  5. El
    cambio sistémico internacional y la crisis
    argentina
  6. Conclusiones

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PRIMERA PARTE

El fin de la
Guerra Fría y el carácter de la
globalización

"Desde sus oscuros orígenes en los textos
franceses y estadounidenses de la década de 1960, el
concepto de globalización hoy encuentra expresión
en los principales idiomas del mundo". La globalización es
una idea, un concepto, una determinada forma de ver el mundo. Si
bien aun para algunos autores la globalización carece de
definición precisa; la misma se ha convertido en un
cliché. La gran idea de la globalización es
justamente que lo abarca todo. "…abarca todo, desde los
mercados financieros hasta Internet, pero ofrece muy poca
condición de la comprensión humana
contemporánea".

Quizás en realidad los cambios no sean tantos
respecto a épocas donde la mundialización
vía Imperio sometía territorios y economías.
Pero para descubrir esta cuestión, haremos referencia al
debate de la globalización, teniendo como marco que los
clichés muchas veces logran captar elementos constitutivos
de la experiencia vivida de una época
determinada.

Un primer enfoque plantea a la globalización como
la ampliación, profundización y aceleración
de una interconexión mundial de la mayoría de los
aspectos de la dimensión social contemporánea de la
vida humana.- En el debate sobre la globalización Held
identifica tres grupos intervinientes: los hiperglobalizadores,
los escépticos y los transformacionalistas.

Los hiperglobalizadores sostienen que la
globalización contemporánea define una nueva era en
la cual los pueblos de todo el mundo están cada vez
más sujetos a la disciplina del mercado global (Ohmae,
1990, 1995).

Los escépticos, por su parte, como Paul Hirst y
Thompson postulan que la globalización es esencialmente un
mito que oculta la realidad de una economía internacional
cada vez más segmentada en tres bloques económicos
importantes, en los cuales aun los gobiernos nacionales siguen
siendo muy poderosos.

Para los transformacionalistas, (cuyos representantes
principales son James Rosenau y Anthony Giddens), las pautas
contemporáneas de la globalización se conciben como
algo históricamente sin precedentes, de manera que los
estados y las sociedades experimentan actualmente un proceso de
cambio profundo, a medida que tratan de adaptarse a un mundo
más interconectado pero a la vez incierto.

Una cuestión a destacar es que ninguna de estas
tres escuelas explora directamente las posturas
ideológicas o las perspectivas mundiales. Entre las mismas
hay una gran diversidad de aproximaciones intelectuales y de
convicciones normativas. Posturas ideológicas sobre la
globalización se pueden encontrar en autores
latinoamericanos. Por tanto, en principio esbozaremos estas tres
escuelas antes mencionadas, y a continuación observaremos
como se ve la globalización desde nuestro
subcontinente

En lo referente a nuestro objeto de estudio, a partir de
las remodelaciones de los fines y estrategias al interior del
FMI, es que vemos como éste ha ido aumentando su poder y
sus ámbitos de decisión en detrimento del poder y
ámbitos de decisión de sus Estados parte.- Como han
sostenido autores de esta escuela (Gill, Ohmae, Strange, Cox); la
difusión global de la democracia liberal refuerza aun
más este sentido de la "civilización global
naciente", definida a partir de los estándares universales
de la organización política y económica en
proceso. Esta "civilización global" esta también
caracterizada por mecanismos propios de gobierno global, ya sea
que se trate del FMI o de sus disciplinas de mercado mundial, de
manera que Estados y personas son cada vez más sujetos de
nuevas autoridades, tanto públicas cuanto privadas, y de
distinto orden, sean éstas locales, regionales o
globales.

Lo que se debe tomar en cuenta es que para algunos de
los hiperglobalizadores (Ohmae, John Gray) la
globalización económica está generando un
nuevo modelo, tanto de ganadores como de perdedores de la
economía global. La globalización se puede
vincular, de esta manera, con una creciente polarización
entre aquellos que sacan sus frutos de la globalización y
aquellos que no los sacan. En esta economía global se
están desarrollando "lealtades de clase transnacionales
cimentadas por la adhesión ideológica a una
ortodoxia neoliberal" por parte de los ganadores.

No obstante el reconocimiento de esta
polarización mundial, el poder económico y el poder
político, para los hiperglobalistas, se está
volviendo efectivamente tan desnacionalizado y difundido que los
Estados-nación se están convirtiendo cada vez
más en "una forma de transición de la
organización para administrar los asuntos
económicos.

Para esta escuela, la globalización implica la
reconfiguración fundamental del marco de referencia de la
acción humana.

Los escépticos de la globalización, por su
parte, afirman que los niveles contemporáneos de
interdependencia económica de ninguna manera carecen de
precedentes históricos; reconocen, en cambio, un
incremento en los niveles de internacionalización, o sea,
un incremento de las interacciones entre economías
aún predominantemente nacionales (Hirst, Thompson). Al
afirmar esta escuela que la globalización es un mito; se
basan, no obstante, en una concepción economicista del
sistema internacional, identificando la globalización solo
con un mercado global perfectamente integrado. Para este grupo de
intelectuales, la actividad económica está
experimentado más que una globalización, una
regionalización, con tres centros de poder definidos:
América del Norte, Asia-Pacífico y Europa. La
economía de hoy está considerablemente menos
integrada en comparación con la época de los
imperios mundiales, la economía global se ha vuelto mucho
menos global desde un punto de vista
geográfico.

Los gobiernos no son las víctimas pasivas de la
internacionalización, sino por el contrario sus
arquitectos. Robert Gilpin considera que la
internacionalización es en gran parte un producto derivado
del orden económico multilateral buscado, e iniciado, por
Estados Unidos al fin de la Segunda Guerra Mundial.

Otros autores de esta escuela explican la reciente
intensificación mundial del comercio y la inversión
extranjeros como una nueva fase del imperialismo XXXV.
Occidental, en la cual los gobiernos nacionales, como agentes del
capital monopólico están profundamente implicados.
Entre los intelectuales marxistas que forman esta escuela
(Callinicos, Gill, Amin) la globalización se entiende como
la extensión del monopolio del imperialismo capitalista, o
alternativamente, como una nueva forma de capitalismo
globalizado.

Esta escuela también observa que la
internacionalización no ha ido acompañada por una
erosión de las desigualdades Norte-Sur, sino, al
contrario, por la constante y creciente marginalización de
muchos de los países del denominado Tercer Mundo; a medida
que se intensifican los flujos de comercio e inversión al
interior del Norte más rico, dejando de lado al Sur
más pobre.- Held sostiene que: "la posición
escéptica es un reconocimiento de las pautas profundamente
arraigadas de la desigualdad y la jerarquía en la
economía global, que en términos estructurales solo
ha cambiado marginalmente a lo largo del último
siglo.

Hirst sintetiza el mito de la globalización de la
siguiente manera: "La globalización casi siempre refleja
una explicación racional políticamente convincente
para la puesta en marcha de estrategias económicas
ortodoxas neoliberales que no son populares. Los países
objeto de análisis de este trabajo han sido casos testigo
de la argumentación de Hirst. El FMI ha utilizado como
argumento a la globalización para sus recomendaciones de
estrategias económicas ortodoxas neoliberales,
manifestadas en las denominadas reformas estructurales, las
cuales generan reacciones populares.

La tesis de la escuela transformacionalista sostiene que
la globalización es una fuerza impulsora decisiva
detrás de los rápidos cambios sociales,
políticos y económicos que están reformando
a las sociedades modernas y al orden mundial (Giddens, Castells).
Para los propulsores de esta perspectiva, los procesos de
globalización contemporáneos no tienen un
precedente histórico, de modo que los gobiernos y las
sociedades actúan en este nuevo mundo en el cual ya no hay
una clara distinción entre factores internacionales e
internos.

La globalización es por tanto concebida como "una
poderosa fuerza transformadora que es responsable de una
dispersión máxima de las sociedades, las
economías, las instituciones de gobierno y el orden
mundial.

La globalización es concebida como un proceso
histórico contingente, pero muy contradictorio para las
sociedades humanas actuales. La globalización está
asociada con nuevas pautas de estratificación en las que
Estados, sociedades y comunidades se interconectan en el orden
global.

Lo que caracteriza al sistema es una
reconfiguración de las relaciones de poder globales. A
medida que la división Norte-Sur cede paso a lo que los
autores de esta escuela denominan una "nueva división
internacional del trabajo", de tal manera que la "pirámide
familiar de la jerarquía de centro-periferia ya no es una
división geográfica de la economía mundial,
sino más bien una división social

Es difícil que puedan existir las redes sin
alguna clase de apoyo infraestructural. Las infraestructuras
pueden o no ser necesariamente físicas, reglamentaria o
simbólicas. Por ejemplo, en el terreno financiero, hay un
sistema de información mundial para las conciliaciones
bancarias, regulado por un régimen de reglas, normas y
procedimientos comunes que funcionan por medio de su propio
lenguaje técnico.

Las condiciones infraestructurales tienden a facilitar
la institucionalización de las redes, flujos y relaciones
globales. La institucionalización abarca la
regulación de las pautas de interacción y su
reproducción en espacio y tiempo. "Pensar en
términos de institucionalización de las pautas de
conexión global es reconocer las formas en las cuales las
redes y las relaciones globales se regularizan y se arraigan en
las practicas y las regulaciones de los actores

Estas dos dimensiones de infraestructura e
institucionalización se vinculan con una tercera
dimensión que es dada por los aspectos del poder56. Por
poder se entiende la habilidad de actores estatales o no de
mantener o transformar sus circunstancias y concierne a los
recursos que apuntalan su capacidad y a las fuerzas de la
estructura del sistema internacional que modelan su ejercicio e
influyen en él. De esta manera, y siguiendo a Waltz, la
estructura es vista como un conjunto de condiciones limitativas
que actúa como selector.

La estructura es vista como causa y efecto en sí
misma. Las conductas de los actores y los resultados de la
aplicación del poder por esos actores se encontraran por
tanto en la estructura del sistema mismo. Encontramos como
elementos tangibles a: La población, el territorio, los
recursos materiales y la capacidad industrial, la capacidad
agrícola, el poder militar y la capacidad de
movilización.

Dentro de los elementos intangibles encontramos:
dirección y personalidad, eficiencia burocrático
organizadora, tipo de gobierno, coherencia de la sociedad,
reputación, ayuda extranjera y dependencia y accidentes.
Los autores nos alertan que los elementos tangibles pueden
presentar características intangibles.

Por sistema entendemos: "una organización
completa, establecida jerárquicamente con partes
diferenciadas que desempeñan funciones
específicas".

El poder de un actor estatal o no, nunca existe de
manera aislada.

Siempre es en referencia a algo o a alguien y con base
en algo o alguien. Por tanto, el poder debe ser visto como un
fenómeno de relaciones. (Giddens, 1979; Roseneau, 1980).
El poder expresa al mismo tiempo y de una sola vez las
intenciones y los propósitos de los actores y las
instituciones y el relativo equilibrio de los recursos que pueden
desplegar unos respecto de otros.

La estratificación tiene tanto una
dimensión social como una espacial de jerarquía y
desigualdad. "La jerarquía se refiere a las
asimetrías en el control, el acceso y la
interconexión en las redes e infraestructuras globales,
mientras que la desigualdad denota los efectos asimétricos
de los procesos de los procesos de globalización. Estas
categorías proporcionan un mecanismo para la
identificación de las relaciones distintivas del dominio y
control globales en diferentes períodos
históricos.

También hay diferencias en las formas de
interacción dominantes dentro de cada época de la
globalización. Es posible distinguir entre los tipos de
interacción dominantes, imperialista o coercitivo,
cooperativo o competitivo, pacífico o conflictivo, y los
elementos de poder, sean estos tangibles o intangibles, y la
preponderancia entre los mismos.

El sistema social mundial, teniendo en su interior el
complemento del sistema interestatal político antes
mencionado, ha permitido echar las bases de un sistema que en su
propia síntesis y expresión genera las
desigualdades y las diferencias entre centros desarrollados y
periferias subdesarrolladas.

Ya por los años cuarenta, el autor inglés
Karl Polanyi63, había señalado que el propio Estado
liberal había sido una creación del mercado
autorregulado, porque la clave del sistema institucional del
siglo XIX se encontraba en las leyes que gobernaban la
economía de mercado64, en otras palabras, la
economía mundo capitalista.

En el último tercio del mencionado siglo,
había nacido para este autoringlés, la
institución que organizaría la conexión
entre organización política y organización
económica, la haute finance. La cual permitirá
asegurar una relación de relativa estabilidad
internacional gracias a los beneficios financieros tanto de la
paz como de la guerra. Es en la haute finance que encontramos el
antecedente de la banca internacional, factor considerado
principalmente como el impulsor de la denominada
"globalización financiera.

Como sostiene Bernal-Meza: "El siglo XIX había
sido el origen del desarrollo contemporáneo de la
expansión transnacional. Las primeras empresas globales
surgieron, en los países desarrollados, en el escenario de
la crisis del último tercio, ligadas al crecimiento de los
flujos financieros mundiales y al surgimiento del capitalismo
corporativo. La crisis se refleja en las políticas
imperialistas de las grandes potencias. Imperialismo,
multinacionales y proceso de transnacionalización frutos
vinculados históricamente por el capitalismo.

Nótese que un siglo después nos
encontramos en la misma situación descripta. La
política imperialista de las grandes potencias es reflejo
de la situación de crisis, en un contexto de
multinacionales y transnacionalización en constante
crecimiento.

Este desarrollo nos permite sostener que las tres
hipótesis principales que han sostenido los autores
latinoamericanos antes nombrados sobre la
globalización.

La existencia de la globalización es posible
sólo y dentro de un sistema mundial. Un sistema mundial
cuya característica estructural es el modo de
acumulación dominante (capitalismo-liberalismo); es decir;
la instancia económica y no la instancia
política.

El hecho que existan, al interior del sistema-mundo,
distintas unidades políticas se explica por la naturaleza
del orden mundial: una organización también estatal
pero cuyo vínculo fundamental es económico y no
político.

Sin embargo, el proceso de mundialización actual
tiene componentes esencialmente distintos (en términos de
actores), pero no por ello diferentes en la lógica que
fundamenta su gestión: la acumulación permanente;
así como los recursos a la ideología para imponer
las políticas necesarias, como instrumentos para impulsar
el mismo.

Tomando en cuenta lo hasta aquí señalado,
optamos por designar el concepto de mundialización para
identificar el proceso económico que da cuenta de las
nuevas formas que está asumiendo la acumulación
capitalista y el concepto de globalización para comprender
tanto a éste como al complejo de ideas que se integran en
una particular concepción del mundo.

Una vez finalizado el siglo XX corto (1914-1989),
según terminología del historiador inglés
Eric Hobsbawn, se dará inicio a una década en la
cual el Internacionalismo liberal democrático
estará a la orden del día y se verá
materializado en la idea de "democracia y
capitalismo".

El discurso oficial estadounidense tomó como
bandera la lucha por la democracia en el hemisferio y ésta
llegó a su máxima expresión, durante los
años de la Administración Clinton, en los cuales la
política exterior norteamericana pasó de la
contención.

La genuina revalorización de la democracia en
nuestra región facilitó la articulación
entre las fuerzas políticas y sociales latinoamericanas
democráticas y los funcionarios norteamericanos. De aliado
de las dictaduras en los sesenta y setenta, Estados Unidos
pasó a ser un socio importante -y en algunos casos
indispensables- para el logro de un objetivo democrático
compartido.

Charles Kigley se preguntaba si los cambios en el nuevo
sistema internacional de posguerra fría requerían
una revisión de nuestros paradigmas y sugería que
las transformaciones recientes en la política mundial han
creado un ambiente favorable para la reconstrucción del
realismo inspirado en el idealismo wilsoniano.

Con la caída del Muro de Berlín se daba
fin a un proceso comenzado en 1947, la Guerra Fría, se
fechaba como nacimiento de la misma un discurso del presidente
norteamericano Harry Truman en ese mismo año. Con el fin
de la Guerra Fría y del orden bipolar, surgirán
nuevas teorías para las relaciones
internacionales.

Aparecerán Francis Fukuyama y el "Fin de la
Historia", Samuel

Huntington con "El Choque de Civilizaciones, y otras
teorías que intentaban preservar el momento unipolar que
estaba comenzando, o bien, saber si era el momento para el
neoidealismo en las relaciones internacionales.

Al momento de las crisis de México y de S. E. de
Asia, la economía de

Estados Unidos se encuentra en expansión. La
administración Clinton infravalora al principio las
caídas en México y Asia. Una vez que se demostraba
que estas caídas eran verdaderos giros en el crecimiento
de estas economías, decidirá intervenir.
Había en Estados Unidos por aquel entonces una agenda de
cooperación en pos del capitalismo y la democracia y la
voluntad política de ayudar a estas economías. A
esto debe sumarse factores geopolíticos de importancia en
ambos casos, analizados en los respectivos capítulos y
procesos de integración ya iniciados en los dos casos, uno
formal como TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América
del Norte) con México y uno más informal el APEC
(Asia Pacific Economic Corporation) que incluye países con
costas en el Pacífico de Asia y América
Latina.

El internacionalismo liberal ha sido efectivo ejecutando
tareas económicas más que políticas, esto
más allá de los resultados de esa
liberalización en sí misma. Este internacionalismo
hizo de las denominadas tareas negativas del liberalismo112 su
bandera y su mayor logro. Fue el triunfo del libre mercado, se
logró establecer una sociedad económica
transnacional.

Pero en las tareas positivas113 del terreno
político no logró ejecutar con éxito sus
proposiciones. Los dilemas de la seguridad internacional son
muchos y caros, el surgimiento de nacionalismo va en contra del
orden liberal, y hay una delgada línea entre
autodeterminación-autogobierno114 e
intervención.

Muchas de las misiones positivas en el terreno
político llevadas a cabo por el internacionalismo liberal
después de 1945 fueron desarrolladas como parte esencial
en la guerra contra la amenaza totalitaria. Según Hoffman
fue una notable fusión entre realpolitik e
internacionalismo liberal.

En este orden de ideas, se daba un acercamiento a la
tesis kantiana de la "paz perpetua" en donde las democracias
liberales no van a la guerra. Las guerras entre Estados es
sólo uno de los perfiles del sistema internacional de pos
Guerra Fría, lo que estaba en juego ahora era la
naturaleza misma del Estado y cuando esa naturaleza era
justificativa para intervenir o no.

El impulso no intervensionista se vio reforzado por la
desaparición de la amenaza soviética y fue
racionalizado a partir del argumento que la extensión del
liberalismo político resultaría de la
extensión del liberalismo económico a escala
global.

Estados Unidos optó por abandonar la
intervención directa a cambio de la aplicación de
un fuerte poder cooptivo, materializado en las distintas agendas,
regímenes internacionales y organismos internacionales en
los cuales tenía la mayor proporción de voto de
acuerda a sus aportes. El poder cooptivo pasó a estar en
el lugar del poder activo.

Una variedad de temas económicos también
ha puesto trabas en el camino a la visión de Wilson. Al
enfrentarse a la falta de justicia social en la
distribución de la riqueza o de los beneficios
económicos y de los recursos entre y dentro de los
Estados, el liberalismo internacional se mantuvo casi en
silencio. Cuando levantó su voz lo hizo a favor de los
tipos más extremos de laissez-faire que dan
primacía a la eficiencia sobre la equidad, tienden a
mantener el statu quo mientras mantienen su confianza en la
teoría del derrame.

La nueva economía transnacional ha restringido el
poder de los estados, los privó de dar respuesta al
denominado caos desde abajo, y de programarlas políticas
necesarias en ámbitos como al educación y la salud.
También, han resultado más permeables a los
problemas como el tráfico de drogas y el
armamentístico. Todas estas cuestiones ponen en peligro la
gobernabilidad global. Hoffman concluye que: "el liberalismo
-exitoso en reducir el poder del Estado- ha creado un nuevo poder
que es anónimo pero formidable. Si bien a partir de la
formulación de la teoría de la Interdependencia
Compleja, se puso en discusión al Estado como actor
central de las relaciones internacionales, al incorporar a otras
instituciones –corporaciones consenso. Un Estado era
legitimado y viable si reflejaba el deseo de los individuos de
formar una nación libre de cualquier opresión por
parte de otras naciones. De esta manera autodeterminación
es vista como corolario de autogobierno liberal, esta
convicción transformó la visión de
armonía internacional en una en la cual se reflejaba
dentro de cada Estado-nación regímenes liberales.
Para transnacionales, instituciones intergubernamentales,
organizaciones no gubernamentales, etc. que influyen sobre las
acciones y toma de decisiones estatales, sigue siendo el Estado
el principal actor dentro del sistema internacional, aun no se ha
creado una nueva institución. Pero evidentemente, a pesar
de las críticas que se le realizan al Estado en este mundo
"globalizado", como el culpable de muchos de los males que
aquejan a las economías nacionales –Consenso de
Washington, sigue siendo el Estado el que formula las
políticas sociales, de desarrollo y exteriores para su
sociedad, y es quien da las respuestas ante los ciudadanos que
reclaman día a día por las consecuencias de la
aplicación de políticas económicas impuestas
desde los foros internacionales, cuyo impacto en el ámbito
social demostraron ser profundamente inequitativas y
excluyentes.

El sistema internacional sigue siendo
estatocéntrico. La respuesta continua pasando por el
estado. Recordemos que ante los ataques del 11/9 la respuesta
pasa nuevamente por el Estado. La administración Bush tuvo
tres desafíos: cómo responder a los responsables de
los ataques, cómo reducir la vulnerabilidad ante
potenciales ataques y cómo comprometerse con el mundo para
bajar el número de futuros atacantes. Y la base de toda
esta respuesta está en el Estado. Iván Auger
sostiene en referencia a Estados Unidos que: "para lograrlo,
entre otras cosas, se convirtió al Keynesianismo, y la
dogmática neoliberal fue súbito olvidada. El
presidente Bush dijo que se podía gastar a cargo del
déficit fiscal en caso de guerra, de emergencia o de
recesión. Para cerrar este período el 11 de
septiembre de 2001 no sólo demostró la
vulnerabilidad de los Estados Unidos sino el fracaso de la
combinación entre unilateralismo y aislacionismo, bases
del programa del presidente Bush.

Tras los primeros años de fuerte apogeo, la
crisis del internacionalismo liberal se hizo presente ya pasados
los mediados de los noventa. Este proceso se cerró con los
atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. En el sistema
internacional, más allá del multilateralismo o el
unipolarismo, los procesos de integración o el
aislacionismo, se vuelven continuamente al Estado. Porque ni el
multipolarismo ni el unipolarismo existen sin el Estado como
así tampoco los procesos de integración o el
aislacionismo, pues ambos siempre son producto de una
decisión de Estado.

SEGUNDA PARTE

Enfoques sobre
escenarios de Crisis

  • Crisis como concepto y
    tipologías

Se define "como crisis a un momento de ruptura en el
funcionamiento de un sistema, un cambio cualitativo en sentido
positivo o negativo.

La comprensión de una crisis se funda en el
análisis del estado de un sistema: la fase previa al
momento en que se inicia la crisis, la fase de crisis propiamente
dicha, y por último, la fase en que la crisis ha pasado y
el sistema ha asumido un cierto modelo de funcionamiento que no
es ya el anterior a la crisis.

Para una conceptualización más precisa se
requiere analizar otros tres aspectos:

1-la identificación del origen y de las causas
del acontecimiento que ha dado inicio a la crisis, y en
particular, si se trata de un factor interno, interméstico
o externo del sistema, de tiempo reciente o de largo
alcance;

2-La disponibilidad de tiempo para dar respuesta a la
situación de crisis y en particular de qué
carácter es considerada y

3- indagar qué miembros están presentes y
qué juegos realizan esos miembros en el sistema.
Así visto, "Cada sistema se funda en un conjunto de
relaciones más o menos estrechamente ligadas entre sus
variados componentes, de modo que un cambio en un componente del
sistema genera cambios en todos los restantes. Sin embargo,
mientras que en los sistemas mecánicos es posible valorar
con cuidado el efecto y la extensión de variaciones
similares, y hasta medirlas, en el ámbito de los sistemas
sociales se está todavía lejos de esto. Para
valorar, en sentido amplio, la incidencia de una crisis sobre un
sistema social, sea como fuere se requiere ante todo definir el
estado de equilibrio de este sistema.

En lo que respecta al análisis de la crisis
financiera, éste no se puede realizar sino se tiene en
cuenta dos cuestiones: Primero, es de carácter
internacional. Segundo, las crisis financieras se han convertido
en estructurales. Las conmociones -o crisis- en la estructura que
consecuentemente no produzcan un verdadero mejoramiento en la
distribución de este sistema serán fundamento para
continuar con nuevas conmociones. De esta manera,
explotación económica y conmoción
económica se enmarcarían como infraestructura y
estructura.-

Estas conmociones del sistema hoy en día son
identificadas con la palabra "crisis". Hay tipologías de
crisis y hay fases de crisis. Las crisis en un sistema pueden
considerarse fisiológicas cuando tocan el funcionamiento y
provocan su adaptación; y patológicas cuando tocan
la estructura del sistema y provocan su
mutación.

Las crisis funcionales pueden ser a su vez de dos tipos:
crisis de sobrecarga cuando el sistema tiene que hacer frente a
más demandas que aquellas que las que puede responder o
crisis de carestía cuando el sistema no alcanza a extraer
de sus adentros o del ambiente los recursos suficientes para su
funcionamiento.

"La sobrecarga puede derivarse del mero número de
las demandas, de la intensidad de las demandas, de la fuerza de
los componentes portadores de demandas y del tiempo disponible
para las respuestas. La carestía está estrechamente
ligada al tipo de apoyo que el sistema alcanza a dominar, apoyo
que representa el índice principal con el cual prever el
monto de recursos que el sistema puede extraer y movilizar. Otras
crisis de funcionamiento se consideran a partir del modo en que
el sistema selecciona la información, busca cambiar sus
fines y procura cambiar el ambiente interno y externo. La fase en
la cual el sistema ha alcanzado un nuevo equilibrio, estable o
inestable, marca el fin de la crisis, pero no necesariamente su
solución. La crisis puede estar simplemente adormecida,
retirada pero latente, y por consiguiente manifestarse nuevamente
en una fase sucesiva. Si esta cuestión se repite muchas
veces, es probable que haya una patología escondida en la
estructura del sistema, a corto o mediano plazo ese sistema
mutará.

Las crisis de funcionamiento se vienen repitiendo desde
hace una década en el sistema internacional. Todo
pareciera indicarnos que el proceso que se está
desarrollando en este sistema es el que comentamos en el
párrafo anterior. Las crisis se producen en el sistema
financiero internacional hasta que se alcanzan nuevos
equilibrios, sean estos estables o inestables, pero la crisis
continúa estando. Y la crisis repetida de funcionamiento,
que se da en economías estructuralmente dependientes, se
está transformado en patológica durante el
transcurso de la última década. Mientras tanto, en
el corto plazo el mundo tambalea de una a otra crisis, y todas
ellas implican de manera crucial el problema de generar
suficiente Demanda "México, Tailandia, Malasia, Indonesia
y Brasil: un país en desarrollos tras otro ha
experimentado una recesión que, ha descubierto que las
respuestas convencionales de política económica
sólo han servido para empeorar las cosas.

Roberto Lavagna nos plantea que las grandes crisis
internacionales pueden ser calificadas como crisis de oferta o
crisis de demanda. En las crisis de oferta, no hay capacidad
instalada suficiente, no hay factores de la producción
suficientes para satisfacer la demanda existente dentro de las
mejores técnicas de producción conocidas. Esta
situación de demanda Otro fenómeno común
también en las crisis internacionales es el de la crisis
en la crisis , mediante el cual a una crisis de una cierta
intensidad y de cierta duración puede superponerse una
nueva crisis.

Excedente está ligada a la escasez de ahorro e
inversión y a las subidas de precios ligadas con presiones
inflacionarias propias de toda situación en la que la
demanda supera la oferta. Se llega a este desequilibrio por
cuanto la masa de ahorro disponible no es suficiente, globalmente
considerada, para mantener la inversión necesaria para
ampliar la capacidad de producción.

Estas crisis de oferta no han sido muy recientes en los
últimos años al menos en lo que respecta al seno de
las economías desarrolladas. La razón básica
se debe al rápido e incesante cambio tecnológico
que determina las nuevas técnicas de producción que
permiten aumentar la productividad, entendida como más
producción por unidad de capital disponible.

En las crisis de demanda, hay capacidad instalada no
utilizada, hay factores de la producción disponibles,
existe una oferta excedente frente a la demanda solvente que se
manifiesta en el mercado. Se llega a esta situación luego
de períodos de redistribución regresiva, o sea,
menos igualitaria entre países y al interior de los
países.

Dentro de este grupo de crisis de demanda se colocan las
situaciones de inestabilidad financiera de la pasada
década. Lo que nos permite afirmar, siguiendo a Lavagna
que, siempre detrás de una crisis financiera hay una
crisis de demanda.

La crisis de demanda se dan por la no existencia de una
demanda solvente. Puede haber una demanda potencial pero no hay
una demanda solvente. La demanda potencial no tiene impacto
directo sobre los mercados. Resulta necesario distinguir crisis
de liquidez de crisis de solvencia.

Tomando en cuenta que ambas se encuentran dentro del
tipo de crisis de demanda. Al respecto, otros planteos proponen
que la "crisis de liquidez" resultan de un déficit de
recursos en el corto plazo para atender el compromiso de pagos
externos pero de una posición sólida visto desde el
largo plazo. A su vez, la iliquidez resultaría del
pánico infundado de los acreedores (Calvo y
Fernández Arias, 2000)128 .Las crisis de solvencia se ven
como una imposibilidad estructural en el largo plazo de poseer
capacidad de pago, es decir, presentan un alto nivel de
endeudamiento acumulado. Un shock externo temporario (por
ejemplo, la suba de las tasas de interés internacional)
puede producir problemas de liquidez en el corto plazo, y uno
más prolongado, de solvencia. Las crisis de liquidez
pueden transformarse en crisis de solvencia.

En la década del "90 las crisis tuvieron mucho
más que ver con cuestiones directamente vinculadas al
funcionamiento de los mercados de capital y a sus efectos en las
políticas domésticas en parte por la indudable
incidencia de las políticas monetarias de los
países centrales (Hopenhayn y Vanoli, 2002).

"La crisis de México, de los países del
este de Asia, de Rusia, de Brasil, de Turquía y de la
Argentina, si bien recogen elementos vinculados a crisis
cambiarias tradicionales , presentan factores que están
estrictamente vinculados a la naturaleza de los mercados y con
las distorsiones que genera el mal uso de recursos externos
abundantes, tanto por el destino que se dé a estos
recursos (consumo e inversión para el mercado interno o
para exportaciones), como para sus condiciones de tasa de
interés y plazo (las crisis se asocian, en general, con el
peso de los créditos de corto plazo).

Las crisis de los años noventa, han presentado
los siguientes patrones, de acuerdo a Chudnovsky, López y
Pupato131:

– Caídas fuertes en el PBI, que se traducen en
aumento de desempleo y del nivel de inequidad en la
distribución del ingreso

– Drásticos descensos en la tasa de
inversión doméstica

– Significativas devaluaciones de la moneda nacional
que, salvo en el caso de México, no se traducen en
aumentos, sino en descensos de las exportaciones

– Prevalencia de altas tasas de interés
real

– Fuerte depreciación de los activos
financieros

– Aumento de los préstamos incumplidos en las
carteras bancarias

– Altos costos fiscales, derivados esencialmente del
rescate del sistema financiero, que agravan el deterioro de las
cuentas públicas, ya impactadas negativamente por la
propia contracción del nivel de actividad.

Para comprender con más claridad cómo las
crisis impactan en los mercados de capitales, es menester
entender el funcionamiento de dichos mercados.

Lester Thurow, sostiene que si se analizan las crisis
financieras, la cuestión no es: ¿por qué los
mercados quiebran?. Si no, ¿cómo los precios del
mercado han alcanzado esos niveles insostenibles?.
Básicamente, ¿cómo no pueden advertir los
seres humanos inteligentes que los activos están
sobrevaluados?. La respuesta para Thurow está en la
codicia humana. La gente sabe lo que va ocurrir pero no puede
resistirse.

A medida que los precios suben en una burbuja, hay una
cantidad de dinero para hacer en el corto plazo de manera
más rápida, aún cuando todos sepan que los
precios son demasiado altos y que finalmente deben
caer.

Todos se lanzan a los mercados pensando que serán
suficientemente astutos de salir antes de que llegue el fin. Si
alguien sale demasiado pronto se pierde una cantidad posible de
ganancias.

2. Mercados de capitales y volatilidad

La función básica del sistema financiero y
de los mercados de capitales es la de conectar a los ahorristas
con excedentes de capital, con aquellos que necesitan capital
para realizar sus inversiones. Esta asignación de recursos
implica un correcto funcionamiento del sistema de precios (tasas
de interés).

En un mercado eficiente los precios incorporan toda la
información económica financiera relevante y los
riesgos asociados que implican expectativas inciertas sobre el
futuro (Stiglitz, 2002).

Un mercado eficiente, debe ser una buena correa de
transmisión de rendimientos y riesgos aceptables en
función de los rendimientos esperados y separar aquellos
riesgos que no desean asumir. Lo expuesto debería redundar
en un mercado continuo y líquido (Hopenhayn y Vanoli,
2002).

Cuando ocurre una crisis se produce una situación
de distorsión, donde el riesgo se dispara, desaparece la
liquidez, no existen precios representativos y resulta imposible
realizar transacciones en los mercados financieros y de
capital.

Lo anteriormente expuesto, a su vez, puede traducirse en
situaciones de pánico financiero, fuga de capitales, fuga
de depósitos, corridas bancarias, fuerte caída de
la actividad económica y episodios de alta tasa
inflacionaria unidos a crisis cambiarias, como ocurrió en
la crisis de la década del "30, en la década de los
"80 para Latinoamérica y en la pasada década del
"90 para México, economías del S. E.
Asiático, Rusia, Brasil, Turquía y a inicios del
siglo XXI en Argentina.

En lo que respecta a las causas de estas "crisis", se
reconocen dos tipos de factores. Un grupo está constituido
por factores exógenos, y un segundo grupo constituido por
factores endógenos.

Factores exógenos:

– cambios abruptos en las políticas monetarias de
los países centrales

– transmisión por contagio133

– Fallas en los mercados de capitales. Sobre todo las
asimetrías de información.-

Al respecto Hopenhayn y Vanoli expresan: "Estos cambios,
que en general reflejan los ciclos de crédito que
acompañan los vaivenes económicos, se manifiestan a
través de las tasas de interés y la disponibilidad
de los créditos. En estos casos, la crisis deviene tanto
por el aumento del peso de los servicios financieros como por el
racionamiento de créditos, que afecta el balance de pago y
el sistema financiero de los países que entran en
crisis.

Factores endógenos:

Este fenómeno puede producirse por devaluaciones
cambiarias. Un claro ejemplo fue en el S. E.

– deficiencias en políticas
macroeconómicas

– fortaleza del sistema financiero y del mercado de
capitales

– Imprudencia en el manejo de la deuda pública y
privada.

-Hopenhayn y Vanoli nos recuerdan: "En muchos casos,
cuando los países tuvieron problemas por mayores
dificultades de acceso al crédito y mayores costos,
optaron por reducir el plazo de las colocaciones, convertir la
deuda en monedas fuertes, y colocar deuda a tasa variable.
México en 1994, y Brasil, en 1998, esto generó una
concentración de vencimientos, mayor costo fiscal,
percepción de un mayor riesgo de percepción de la
deuda, pérdida de reservas, todo aquello que antecede a la
devaluación de la moneda y al incumplimiento o default. La
acumulación de déficit y el nivel de endeudamiento
generan, a su vez, una salida de capitales que se va acelerando y
desemboca en el desbarranque de la moneda, el crédito y la
actividad económica en general. A esta situación
que se describe debe sumarse Argentina en el 2001.

En el mercado de capitales el proceso de
expansión retracción más reciente parte de
la siguiente secuencia:

Fase expansiva:

– Baja tasa de interés y rentabilidad en los
mercados centrales

– Búsqueda de oportunidades de inversión
de corto y largo plazo en los mercados emergentes

– Fuerte expansión del flujo de
capitales

– Apertura comercial con financiamiento fácil de
los desajustes del balance de pagos, de los déficits
públicos y de la revalorización de las monedas
nacionales ancladas formalmente (por ejemplo Hong Kong y
Argentina) o de hecho al dólar (el resto de las
economías del S. E. de Asia).

– Fuerte desequilibrio externo, y en algunos casos
también un fuerte desequilibrio fiscal.

Fase contractiva:

– Desconfianza de los inversores de corto plazo, con
retiro de capitales o ingreso sumamente limitado e
insuficiente

– Crisis en un país emergente considerado de los
grandes

– Efecto "contagio" sobre el resto de la franja de
países en desarrollo y la consecuente retracción de
capitales y programas de ajustes que causan la caída del
producto y del comercio.

Lo anteriormente planteado introduce varios
interrogantes: Los mercados son de por sí inestables; o
bien los hombres no dejamos que funcione correctamente en su
distribución la mano invisible de Adam Smith. La
cuestión es que lo que se ha creado es un sistema
económico estructuralmente inestable.

Debemos también recordar que muchos estudiosos
han puesto el acento sobre la relación entre capital
financiero e industrial. La articulación directa entre y
uno otro en su forma más clásica la encontramos en
Rudolf

Partes: 1, 2, 3

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