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Pepe X Lata (Seleccion de Correspondencia) (página 2)



Partes: 1, 2

Hace apenas dos días le he escrito sobre la mala
pasada que le ha jugado la muerte a mi muy estimado amigo don
Eustaquio Silva, parece que la "carcancha" se ha propuesto cargar
con los que ya hemos cumplido 85 años y que al despuntar
el siglo presente nos reuníamos en amable
camaradería en ese jardín norteño que se
llama Chiclayo, que ostentaba en su Plaza Mayor los grandes y
coposos ficus, sus modestas bancas de madera, que eran preferidas
las que miraban la fonda del chino "ñato", don Pablo
Boggio, don Seledonio Lecca, las srtas. Monsalve así como
esa calle estrecha que era entonces, llamada de Pimentel, arteria
de la estación del ferrocarril a ese puerto y desde luego
en donde se encontraba la casona de don José María
Quiñones y Lastres, la del Dr. Martín Ostolaza y
camino obligado del patriarca Manuel María Izaga, por esas
empedradas calles podía aplaudirse la gallardía de
don Antonio Baca, cabalgando su caballo boer, alazán de
gran estampa y esos jamelgos esquilmados que montaban los
médicos como el Dr. don Wenceslao Salazar y un caballejo
rengo y desnutrido que arrastraba la pata como su propio
dueño que lo era el Dr. José Félix Arias;
han desaparecido los ficus, las bancas, las barbas de don Pablo
Boggio, los bigotes de Pancho Lastres, el caballo de Majestic y
sus capachos y, vamos al grano señor mío: A 86
años de plazo acaba de fallecer Salvador Cúneo
Salazar, pensar que este Salvador era distinto de sus hermanos,
alegre, cantor, graciosos, todo un flamenco, nos reuníamos
con frecuencia con Alberto Delgado, Antonio Negrete,
Víctor Aspillaga, el colorado Rojas, Miguel Escurra, el
cholo José Gonzales con sus negras barbas, el zambo Luis
Allende, el fotógrafo Enrique León, don Manuel
Baca, pacífico y moderado concurrente, algunas y escasas
veces don Pedro Pablo Samillán, recuerdo que Salvador
Cúneo era una castañuela de alegría,
remedaba a don Manuel Pestana, imitaba a Dalmua, Albeti Chasel y
era admirable en su imitación de don Aurelio Montenegro y
Juan Cuglievan. No es demás hacer conocer a Ud. joven
curioso, que Quiñones cocinaba divinamente, limpiaba un
terno en 5 minutos y los planchaba con rapidez. Cuando don Carlos
Salazar le decía: "Tú, José Domingo eres
hombre que sirve para todo, sabes cocinar, lavar y planchar y el
buen domingo contestaba: "Yo he sido entrenado, a mí me ha
criado un padrastro". Ya comprenderá Ud., señor don
José Arana Cuadra que lo que quiero pedirle es que me
envíe unos cuantos viejos de a 85 para no caer yo en la
redada que con su Guadaña estará tentándome
la "pelona". Con dos viejos que me remita Ud. o los ponga
allá en la terna, es suficiente para que me vea libre
durante 20 años de la cometida final, desde luego no me
vaya a mandar a Goyito Bulnes ni a Víctor Baca, menos a
Adriano que es mi gran amigo, ni se tropiece con José
María Quiñones que ya me mandó su
contribución con manzanilla, me encarga respetar al cholo
Alejandro Arias, que lo supongo con un pie en el nicho y el otro
en pan de jabón. (….).

JOSÉ VICENTE RÁZURI

Chiclayo, 6 de octubre de 1963

Señor

José Vicente
Rázuri

Lima

Muy querido y recordado amigo:

Oportunamente llegaron a mí poder sus amables
cartas del 8 y 10 de Agosto último en la que me expresaba
ud. su sentimiento por el fallecimiento de don Eustaquio Silva y
de don Salvador Cúneo, dos reliquias de aquel viejo
Chiclayo que se fue y acerca de quienes hace ud. los más
vivos recuerdos y sentidas reminiscencias, poniendo así al
descubierto una vez más la agilidad de su pluma de fino
escritor, así como su sentida nostalgia por los viejos
tiempos que idos ya, sin embargo reverdecen y podría
decirse florecen en su lucida imaginación.

No es que nos pongamos sentimentales, pero este problema
de la muerte en verdad que es un problemita que en todas las
épocas de la vida nos asalta. Pero ciertos tipos, entre
los que me cuento yo, este es el problema de todos los
días: la angustia de la existencia y del filudo
interrogante del más allá que tarde o temprano
debemos traspasar.

Para los epicúreos como Ud. y yo, este problema
es mucho más angustioso, sobre todo cuando pensamos que
tenemos que dejar este banquete de la vida que nosotros hemos
sabido apreciar tan bien en todos los platos, especialmente en el
de los lomos… vinos, música, mujeres decía
el poeta… y estas tres cosas las ha paladeado ud. tal vez
como pocos, que según me cuentan por ahí, era cosa
de temerle en aquellos sus buenos tiempos que con tanta saudade
recuerda ud. siempre en sus escritos.

Las estampas de aquel Chiclayo de finales de siglo
pasado y de principios del actual que ud. tan vivamente me
describen en sus cartas, son verdaderamente pintorescas y llenas
de colorido. Yo no había nacido aun, pues estaba
todavía cumpliendo una misión en los riñones
de mi papá, pero a través de las descripciones que
ud. me hace yo me traslado con la imaginación hasta
aquellas lejanías y como espectador, me embebezco y me
refocilo, sobre todo cuando me imagino verlo a ud. ágil y
sandunguero, sitiando con sus requiebros y sus zalamerías,
a las incautas de aquel entonces…

Ha escrito ud. muchos libros a cual más sabroso,
pero espero que esté escribiendo algunos otros en los que
desfile toda esa interminable galería de personas y
episodios en los ud. fue protagonista (…..).

MI madre me ha comentado que entre mis antepasados (por
la parte de mi padre, claro está…) había un
señor al que le decían "el malcriado Arana" por la
permanente pugna en que vivía con el Manual de
Carreño, no sé si Ud. lo haya conocido o llegara a
tener alguna referencia, pues al parecer, soy un digno pariente
de dicho señor. Pero mi madre no me ha contado acerca de
algún probable antecesor, natural o descendiente del
nombrado país de Laos.

Le digo todo esto porque debido a mi malacrianza o mi
haraganería, no contesto oportunamente las cartas que me
escriben, pero quiero rogar a ud. que aun cuando esto suceda, ud.
no debe dejar de escribirme (….).

JOSÉ ARANA CUADRA

Lima 27 de Noviembre de 1963

Señor

José Arana Cuadra

Chiclayo

Muy distnguido amigo:

Contesto sus dos apreciables cartas, del 6 de Octubre y
del 12 de noviembre. La primera la señalaré como el
APRA teniendo la segunda como el apéndice de ella, o sea
Odría.

En su primera me habla Ud. de Epicuro, creo si mal no
recuerdo haberlo conocido en Chiclayo confundido con su
filosofía con otros epicuristas, como Serapio Custodio,
Justo Pastor Seclén, Eulogio Arenas, Manuel García
Suñe y don Maximiliano Oyola, de quien don Víctor
E. García dijo:

"Lo que eres, en tu cara reverbera

un borracho inaudito,

ojos de fiera pantera

nariz de troncha de frito".

No es menester que Epicuro haya sido griego ni antecesor
de Venicelo y si estuvo en Chiclayo, debe haber llegado en busca
de don Antonio Scarpati, de don Juan Piccini, de don Ciriaco
Gervazi, posiblemente se encontró con don Eleodoro
Landivar y si tuvo amistades como la de Serapio Custodio es justo
que haya alternado con don Aniceto Segura y se haya recreado con
las largas patillas de don Pablo Boggio, empero de lo que estoy
seguro es que el tal Epicuro que de todos los placeres
tenía sus motivos, habría conquistado para
satisfacción el cariño de la Finquina, la
cáscara de queso o la Rosa Campos. Como no es mi
propósito historiar la vida de Epicuro en Chiclayo, dejo a
los que lo conocieron el derecho de calificarlo como emulador de
la vida de don Fernando Luque Seoane y pasamos a otra
cosa.

En la suya del 6 me toca el tema de un posible su
pariente que en el primero gobierno del General Cáceres
tuvo espectacular prestancia, el nombre de pila no lo recuerdo ni
hace al caso, empero el "malcriado Arana" fue Cajamarquino,
militó en la montonera de los "Colorados", afectos a la
revolución del General Cáceres contra don Miguel
Iglesias y que la iniciara el Dr. Puga. Arana era un montonero
valiente, activo y audaz, modestamente era Capitán de
Montoneros, no se le llamaba entonces el "malcriado".

Triunfante el General Cáceres al finalizar 1885,
una junta de gobierno, presidida por el Dr. don Antonio Arenas,
gobernó la República, mandó practicar
elecciones y el General asumió el poder el 10 de agosto de
1886; desde entonces Arana tenía una vara considerada como
las más altas; visitaba con frecuencia a doña
Antonia Moreno, esposa del General a quien obsequiaba con
exquisitas uvas de Surco, ya sea italias o moyares, melocotones
abridores y blanquillos, exquisita fruta de hueso que
producía en los alrededores de Lima, mísperos y
naranjas de Villacampa, muchas veces era portador de
choncholíes y que se confeccionaban del viejo camal de
Monserrate, Arana vivía abajo del puente en un sitio
llamado Limoncillo y consiguió que el Ministerio de Obras
Públicas le concediera permiso de construir un puente de
madera frente a la calle de La Palma en donde estaba la
estación del ferrocarril central, este puente comunicaba
el barrio bajopontino margen derecho del rio Rímac que iba
en dirección a la calle de Camaroneros de donde se pasaba
a la Plazuela de las Cabezas y por Boquerón a Malambo. El
puente ya citado lo trasponían acémilas y peatones,
se cobraba 5 centavos por acémilas y dos peatones; los que
no pagaban eran los Comisarios, el Alcalde de Lima y algunos
jefes militares.

Arana que administraba directamente su negocio, era
irascible y le confirmaron el apodo de "el malcriado Arana".
Además de malcriado era lambido, se tuteaba con todos los
comisarios, con los mayores de guardia, con el jefe de
estación de la Palma, con el prior de Santo Tomás,
con el Administrador de Correos, con los ayudantes del Prefecto y
Sub-Prefecto de Lima y desempeñaban en secreta actividad
un Comisario como servicios de inteligencia que tenía en
Palacio de Gobierno.

Viejas crónicas aseguran que el malcriado Arana
en su secreta actividad buscó el coche en el que el mayor
Cobos condujo a la Pampa de Teves, el cadáver del Coronel
Romero y Flores victimado en un calabozo de las Intendencia y que
al ser descubierto el cadáver mal enterrado, motivó
la denuncia del Diputado Luis Benjamín Cisneros que
hiciera intervenir a la Corte Suprema, que pidiera la
extradición de Cobos que se encontraba en Guayaquil y que
fuera traído bajo la custodia del Comandante Miguel Varea,
con cuidados y extraña compañía de don
malcriado Arana.

El tantas veces citado Señor Malcriado,
llegó a hacer fortuna con el puente, el General Canevaro
que como Alcalde de Lima hiciera construir en 1885 un puente de
madera para comunicar a pocos metros del de palo, un puente
municipal gratis; el gobierno lo hizo clausurar y el
impávido Malcriado siguió extorsionando a los dos
vecindarios y esto durante el gobierno de Cáceres y
Morales Bermúdez. Empero, no hay mal que dure cien
años y el 17 de Marzo de 1895, la revolución de
Piérola, ataca Lima, después de 3 días de
combate captura la ciudad, el 20 de marzo, asume el gobierno una
Junta presidida por Manuel Candamo y el 23 de Marzo el pueblo
bajopontino quema el puente del "Malcriado", rompe las puertas
que cierran el Canevaro; el malcriado desaparece ,el puente sigue
ardiendo por muchos días y poco a poco se va consumiendo
.El Malcriado se ha perdido, el malcriado se ha esfumado y las
gentes se preguntan: ¿Qué se hizo el "malcriado
Arana"? (…..).

JOSÉ VICENTE RÁZURI

Lima, 12 de Diciembre de 1967

Señor

Pepe Arana Cuadra.

Chiclayo

Varón ilustre de la siempre floreciente ciudad
norteña:

Hace mucho tiempo que me encuentro con don Nicanor,
llevando a cuestas una enormidad de meses que llegan a sumar
años, pasando sobre los días que van imprimiendo
molestias a la sesera y, sin lugar a dudas olvidando a los amigos
que como Nixa, el chino Ugáz y Ezequiel Bravo Lluncor
junto su ayudante Nepo, nos hacen poner a un lado afectos
antiguos de aquellos que se recuerdan en nuestras mentes cuando
el pan se compraba a 5 por medio, la leche en donde Eladio
Medina, don Bernardo Salazar, el doctor Navarrete y don
José María Quiñonez y Lastres vendían
a real la botella, cuando esa época el Chileno Soto,
Virgilio Pérez y los Menchola, encabezados por don
Rómulo, vendían muy campantes y sin regateo la
edición de "El Departamento", "La Tarde" y "El Martillo" a
5 centavos, cuando el plato de "sancochado", se vendía a
medio donde el "chino Ñato", cuando le daban una butifarra
de salchicha, que era una cuarta en "La Parrita", que por las
tardes presidia don Alejandro Leguía, don Uladislao Falla,
don Justiniano Paz y algunas veces, de casualidad don
Cristóbal Rusini, en esos tiempos, mi querido Pepe, cuando
doña Josefita Villalonga, conversaba a grito en la esquina
de don Nicolas Casareto y parecía que estaban pasando un
telefonema a Olmos, con intervención de doña Teresa
Aguilar, administradora de la oficina, propiedad de don Rafael
Arredondo. En aquel molde de tiempos aquellos se compraba el
cliente una salita donde don Miguel Marchese, por dos soles, don
Joaquín Mora, vendía sombreros de Máncora
que decía ser Mexicano, don Benito Cavero a quien le
decía tío el chino Polo, llamado José y esto
debe recordarlo quien está en los 99 años como el
chino Ugáz, lo que es Bravo Lluncor le va a dar la gana de
no acordase por ahora se le pasean las penas de don José
López con su mesa de muelas picadas, otros frasco con
culebras y su petate para sacar muelas con
tirabuzón.

Le escribo a ud. esta carta mi querido amigo, porque
solo falta para la octava dela purísima, pocos
días, pero así como si fuera un novenario de la
popular fiesta, se presenta un grato recuerdo para Chiclayo, el
novenario de Merceditas Cuadra, la traslación del Mariscal
Ureta al Mausoleo que le obsequia el gobierno, el recuerdo de don
Mariano Larios y luego escribanos que han sido el castigo de
Chiclayo como García Zuñe, Serapio Custodio y Justo
Pastor Seclén, recogedor de Capillos como José
Domingo Ortíz, que se tendía boca abajo a recoger
los centavos que en los bautismos votaba don Manuel Maria Yzaga o
José Manuel Chimpén, pero nunca votó centavo
alguno don José Russo ni menos don César Bianchi,
así como le llevaba ventaja don Pedro Pablo
Samilán.

Bueno pues, querido Pepe Arana de esas épocas del
antiguo vecino puede recordarse Nicanor, puede retozar por su
memoria de Víctor Vélez, Eulogio Arenas, don Eliseo
Maguiña, de don Manuel C. del Castillo y munchos de quien
los debe distinguir más que con memoria, con una empanada
que les ofrecía calientes Aurelio Vergara, ese viejo de
los recuerdos y de buena memoria como Bravo Lluncor, lo cierto es
que Lluncor, el chino Ugáz, el joven Ureta, después
Mariscal, ayudaban a cargar desde la casa del Maestro Gamarra el
castillo que se quemaba en honor de la virgen de la
purísima y ve si son viejos estos tres veteranos que
honrando la memoria de doña Mercedes, se inclinaran
reverentes ante ella para saludarla en mi nombre y entregarle el
regalo que por conducto del famoso peluquero le he mandado, y
exígeles que no se vayan a quedar con mi presente, Lluncor
ha de decir que no he mandado, porque ya lo conozco cuando le
robó al zapatero vecino de su establecimiento
(…..)

Un apretón de manos muy sincero para la
purísima concepción que este caso es para
mí, doña Merceditas Cuadra.

JOSÉ VICENTE RÁZURI

Chiclayo, 15 de enero de 1968

Señor Don

José Vicente Rázuri

LIMA

Querido y recordado amigo:

Sea mis primeras líneas para expresar a Ud. los
más sinceros votos que formulo al Hacedor par que lo tenga
bien de salud, en unión de todos los suyos y para que haga
figurar siempre en su espíritu el sol de la
alegría.

Sus cartas del 12 de diciembre último y la del 10
de este mes, ha llegado a mí poder oportunamente. La
primera nos trajo la gratísima sorpresa de sus recuerdos y
saludos por el día 14, cumpleaños de mi anciana
madre, cuyas vísperas hace la friolera de más de 60
años y cuando yo era aún un modesto espermatozoide,
las pasó ud. acá en plena jarana, bailando,
chupando y cantando de lo lindo en aquel Chiclayo inolvidable que
se nos fue y del que solo quedan lejanos recuerdos que ud. con su
prodigiosa memoria y su espíritu chispeante hace revivir
como si los hechos y escenas hubieran ocurrido ayer.

No contesté de inmediato la primera de sus
susodichas cartas por las razones que ud. ya conoce, o sea las de
haber nacido como un virtuoso de la ociosidad, la desidia, la
haraganería y la pereza.

Sin embrago, su segunda carta ha tenido la virtud de
darme ánimo para sentarme a la máquina y escribirle
estas líneas con las que a nombre de mis hermanos y en el
mío, le expreso nuestro agradecimiento por sus saludos tan
llenos de bondad, cariño y respeto para nuestra madre, que
también le agradece mucho sus generosas frases y
recuerdos. Ella con el favor de Dios continua en posesión
lucida de sus facultades mentales, aunque ya por la carga de los
años, empieza a tener serios achaques que nos tienen, como
es natural suponer, sumamente preocupados. Sus amigos y
compañeros de carpeta, Nicanor de la Fuente, Ezequiel
Bravo Lluncor, Félix Nepo, Paco Ugaz, siguen perdiendo la
memoria y ya caminan rengueando; solo salen a la calle de
día cuando hay buen sol, y antes de las 7:00 de la noche
ya están acostaditos, bien arropaditos, y con su panetela
o caspiroleta bien calientita en el estómago; usan un
ladrillo caliente a los pies de la cama para calentar las
extremidades inferiores y durante la madrugada no dejan de
carraspear, eructar y sonar…

A muchas de las personas que ud. menciona en sus cartas,
las alcancé a conocer de niño, como por ejemplo;
don Pedro José Soto, don Virgilio Pérez, don
Fernando Luque Seoane, don Nicolas Cassareto, los Menchola, los
Garcés Moncayo, don Pedro Pablo Samillán, don
Eliseo Maguiña, don Justo Vergara, don Manuel Corsino del
Castillo, don César Vergara, etc. y la evocación de
sus nombres trae a y mente recuerdos del Chiclayo de mi infancia.
No alcancé a los otros que ud. menciona, pero sus nombres
me son familiares, pues siempre oí hablar de ellos como
figuras arquetípicas de las costumbres de aquellos tiempos
(…..).

JOSÉ ARANA
CUADRA

Lima, 7 de Febrero de 1968

Señor

Pepe Arana Cuadra.

Chiclayo

Mi querido Amigo:

A mi memoria de viejo Chiclayano ha venido el cruel
olvido de lo que más contaba Chiclayo en aquellos tiempos,
estoy con Ud. cuando dice en sus crónicas sobre un
Chiclayo que se va, en efecto, la histórica calle Real se
pierde o se le olvida desde el portal de Idaegui, el Club
"Instrucción y Recreo", Maguiña y Ruiz sobretodo
Maguiña, don José Russo, el popular Hotel
América, don Alberto Vargas, las Reaño, esta vereda
ha desaparecido… Tropieza Ud. con la calle del Teatro, comienza
con don Ángel Valle, huido de ahí don Víctor
Delcarziy queda don Aurelio Montenegro, pasa Ud. al
establecimiento de don César Bianchi, don Pedro Pablo
Samillán, don Jesús López y pasando los
tiempos llegan la Campana de Chiclayo que hasta ayer la
representaba don Ezequiel Barvo Yúncor que tenía su
comparsa compuesta por Luis Baigorria, el chino más
mentiroso que ha surcado los arenales de Pimentel que es el Chino
Ugaz. No pasemos más allá porque podemos
tropezarnos con David Campodónico, Escaperlenda, Alejandro
Cabrera, Moisés Escurra, Cristóbal Leizini, don
German Gorvitz, el Chino Cavero y Ud. como es periodista, de la
nueva armada lo ponemos frente a frente a la panza de don
Rómulo Menchola.

He querido darle un pase de tanteo como le da un torero
al burel de su afición y es para recordarle y ponerle a
Ud. adelante no a Virgilio Pérez, con la "Tarde" ni menos
a don Juan Muro con el "Zurriago" y el chileno Soto con "El
Departamento", dejemos eso a un lado y póngase a cavilar
que ese distinguido hombre de números exactos que se
llamó don Fidel Arana fue el maestro de don Enrique de la
Piedra, por entonces un tío abuelo de Ud. era
administrador de Correos, una tía de doña Mercedes
Cuadra era sobrina de don Vicente Ubillús enamorada de don
Alberto Oscar Narváez, "pollo mojado" llamábase
Mujica, era modesto servidor del Correo, una estampilla
valía 5 chullos y el público abusivo con las cartas
marchaban con postrén al puerto de Eten con correo en
vapor caletero y llegaban bien, hoy día querido Pepe Arana
de dos soles y pico para arriba marcha una cartita que dicen ser
por avión y que hoy demoran más que las cartas que
despachaban "pollo mojado" y los Vapores de la P.S.N.C. y la
C.P.V.D. que los malvados de entonces llenaban esas siglas por
las de "Papa Sera Nuestra Comida" y la cambiaban con "peor
sería no comer", la compañía Inglesa. En la
Peruana le ponían "Carmona Pretende Vender Dique", todo
llegaba a tiempo y costaba mucho menos la correspondencia, no nos
permitíamos el lujo de hoy contestar carta por lo caro del
franqueo, y ni siquiera mentimos manifestando que estamos
enfermos y recurrimos a cosas de antaño. Para Ud. mi
querido Pepe Arana, un abrazo muy sincero de su amigo.

JOSÉ VICENTE
RÁZURI

Lima, 14 de Febrero de 1968

Señor

Pepe Arana Cuadra.

Chiclayo

Mí querido Amigo:

Hace 63 años me decía un amigo:

Mi querido y recordado Sapo:

Me miras ya como se mira a un trapo/, te escribo 20
cartas, 10 postales,/ y llevo gastados algunos reales/ en papel,
sobre y estampillas/ y una tarjeta más con mostacilla.
Tú con dos cartitas te contentas y tuviste también
la cortesía/ de saludarme a mano por mi día/, de
ninguna me olvido buen Sapito/ Pero, habla claro/ que tampoco te
parezca caro,/ porque un sobre y un papel como los tuyos/ solo
valen 7 chuyos/ y no se cuál sea el motivo del silencio
amigo.

Le trascribo el recuerdo de motivo esa carta y creo que
muy bien le cae a Ud. mañana que es el 15 de febrero fecha
en que nació Lora y Lora. La Prensa de ayer 16 registra
una pequeña carta dirigida por mí al Director
haciéndole presente la fecha de José Eufemio,
indicación que solo se refiere a mi carta y no a la
calidad del poeta que todo veneramos en la tierra norteña;
Así es la vida mi querido Pepe Arana, Gustavo Adolfo
Becquer para poder comer estaba chancando un premio que
había recibido, al sorprenderlo un amigo le pregunto:
¿Qué haces Gustavo Adolfo?, "Chancando Gloria para
comer pan" esto contesto el autor de "Rimas y Leyendas", casi
igual estuviera pasando en estos momentos a Lora y a los pocos
admiradores que le quedan por más composiciones
líricas que contenga "Anunciación", supongo que
siga caro el correo, que no sean los tiempos de don Vicente
Ubillús para que pueda contestar cartas dirigidas a Bravo
Lluncor y al Chino Ugáz.

Saludos para Merceditas Cuadra, que aún
continuamos en la misma edad. Reciba Ud. de su cuñada la
señora Consuelo gratos recuerdos encargados para
Ud.

Su amigo y servidor que mucho lo quiere:

José Vicente
Rázuri.

CARTA A JOSÉ VICENTE
RÁZURI, E LA ETERNIDAD

Chiclayo, 14 de Marzo de 1968

Sr. Vicente Rázuri

LA ETERNIDAD

Querido Amigo:

Tengo a la vista sus últimas cartas
del 1º, 7 y 14 de Febrero último, que oportunamente
llegaron a mí poder y que me escribió ud. como
siempre, llenas de jocundia, plenas de optimismo y con esa
permanente lucidez mental que era el sol de su
espíritu.

Empiezo está refiriéndome a
la última de sus susodichas cartas en la que
extrañándose y quejándose de la demora en
que yo venía incurriendo al no darle inmediata respuesta,
empezaba usted así:

Hace 63 años me decía un amigo:

Mi querido y recordado Sapo:

Me miras ya como se mira a un trapo/, te escribo 20
cartas, 10 postales,/ y llevo gastados algunos reales/ en papel,
sobre y estampillas/ y una tarjeta más con mostacilla.
Tú con dos cartitas te contentas y tuviste también
la cortesía/ de saludarme a mano por mi día/, de
ninguna me olvido buen Sapito/ Pero, habla claro/ que tampoco te
parezca caro,/ porque un sobre y un papel como los tuyos/ solo
valen 7 chuyos/ y no sé cuál sea el motivo del
silencio amigo.

En esta forma y con este versecillo, Ud. mi querido Don
José Vicente me reclamaba por no haberle contestado sus
dos cartas anteriores, pero… justamente cuando me
disponía hoy a darle respuesta, me llega la fatal
noticia… ¡Oh que triste noticia!… de su muerte de
su viaje a la eternidad.

Heme aquí ahora sentado a la maquina
escribiéndole estas letras, estas líneas cuajadas
de congoja, trazumantes de pesar, porque ellas ya no van a tener
la alegre respuesta que salpicaba de anécdotas y
rememorando nombres y hechos de pasadas épocas, daba ud. a
mis cartas anteriores. Nombres y hechos a los que se aferraba ud.
por su evocación traía emoción a su
espíritu y alegría a su corazón.

A muchos les chocará la dirección que he
puesto a esta carta. Pero a dónde dirigirla, cuando en el
preciso de escribirla parte ud. a la eternidad ?… Punto final
donde todos nos hundimos después de este cortísimo
pase que es la vida.

Osadía mía de dirigirle esta carta
allá, ¿pero qué quiere?… El corazón
se oprime y las lágrimas pugnan por salir incontenibles a
los ojos. Nuestro diálogo epistolar no debe quedar
trunco… por eso le escribo para dar respuesta a sus cartas
y también – hay que decirlo – porque como chiclayano estoy
en deuda con usted. Con usted mi noble amigo que vivió
siempre pendiente de este mi Chiclayo, porque también era
suyo. Sobre todo ese Chiclayo lleno de recuerdos y saudades, ese
Chiclayo, tranquilo, solidario, sencillo y feliz de principios de
siglo, en el que usted fue espadachín de la alegría
y del criollismo, que nos pinta usted con coloridas
anécdotas en sus libros y que con lento y silencioso pasar
de las horas, de los días y de los años, se fue
dejando sólo en su mente la repercusión del
recuerdo, como el galopar de un noble potro que se alejaba en el
sendero, pero cuya sombra y cuya luz aún perduran y se
proyectan imperecederos sobre este afiebrado Chiclayo de hoy que
– cual Vulcano – con su fragua, sus hornos y sus tenazas, sigue
indiferente y despreocupado, forjando su grandeza.

Ya Jequetepeque, San Pedro de Lloc, Pacasmayo, Chiclayo
y Piura no volverán a ver desfilar por sus calles esa
enhiesta y gallarda figura, con aires de noble barón, que
bastón al brazo y entocado con su sombrero de fieltro y
ribetes de Frégoli, caminaba siempre sonriente y
optimista, alegre y decidor. Su figura don José Vicente,
era la de un embajador, la del embajador de la amistad, cuya
presencia era saludada cordialmente a donde llegaba.

Tomó usted la vida en broma – a pesar de su
terrible fondo trágico, la comedia humana siempre es
comedia y por tomar la vida demasiado en broma, lo rebautizaron
con el eufónico apodo de "Lata" que a mi parecer le
caía a usted don José Vicente, de
perlas…

Sus cartas – las que con frecuencia en estos
últimos años – rezumaban su amor a Chiclayo, su
cariño para los viejos amigos, su leal amistad con mis
padres, y su preocupación por exaltar nuestros valores
humanos. José Eufemio Lora y Lora (Jelil), su amigo de
juventud, fue la honda preocupación de estos
últimos lustros de su vida.

Preocupación a la que Chiclayo no
respondió. Qué quiere don José Vicente
¿… Cosas de los tiempos, nos hemos deshumanizados
ante la avalancha del hombre-masa que ahora tiene en sus manos
las riendas de la res-pública y que aquí en nuestro
Chiclayo se ha enseñoreado. Estamos en la época del
grajo, del zapatazo y de la estulticia, de la ignorancia a nivel
universitario, del semi-analfabeto con el título de
"doctor", del renacuajo mental llegados a líderes y
dirigentes de infelices; y de qué se yo cuantas cosas
más que da grima el mencionarlas… Por eso el
Chiclayo de hoy no respondió al llamado de usted a su
invocación; no supo responder, y como iba saberlo cuando
ni siquiera saben quien es o quien fue Jelil?

Todas las líneas de estas sus tres últimas
cartas eran dedicadas a su querido Chiclayo y a los viejos
hombres ya desaparecidos de aquel Chiclayo de
añoranzas.

La misa que usted me pidió para Jelil el 15 de
Febrero fecha de su nacimiento, no se ofició. Tal vez el
año entrante. Los demás puntos de sus cartas, sus
recuerdos de Bravo Llúncor, a Julio Rivadeneyra, al Chino
Paco Ugaz, a Nicanor, para todo esto quisiera un párrafo
que nos encontremos en el vallete de Josafat…

Esta carta empecé a escribírsela el
día 14, pero solo la termino hoy 18; la he estado
escribiendo a ratos. Que quiere usted Idas y venidas, saltos y
sobresaltos, carreras, subidas y bajadas, tropezones y
resbaladas, marchas y contramarchas, vueltas y medias vueltas,
amén de no pocos sustos y desvelos, de todo esto
está compuesto mi diario vivir que ya no hay tiempo ni
para llorar, don José Vicente…

Usted perdone, pues mi demora y entre tanto que lo tenga
en su santa gloria y no muy cerca de las once mil
vírgenes…

"Su amigo y servidor que mucho lo quiere", así
con esta frase final término usted la última de sus
cartas.

Y así y aquí termino esta carta: Su amigo
fiel que siempre lo admiró y ahora lo recuerda.

(Instante final. Momento supremo. Umbral de la
Eternidad. Atropas corta el hilo. Vacío y silencio
eternos. Elevo mi plegaria a Dios: Padre nuestro que estas en los
cielos…)

José Arana Cuadra

 

 

Autor:

Miguel Ángel Díaz
Torres

Chiclayo – Perú

1994

Partes: 1, 2
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