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La política exterior de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe en la administración Obama




Enviado por ferve_2001



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Características de la política
    exterior de Estados Unidos hacia América Latina y el
    Caribe
  4. La
    Política Exterior de la Administración Bush
    (2001-2009) hacia América Latina y el
    Caribe
  5. Características de la política
    exterior de la Administración Obama, en particular
    hacia América Latina y el Caribe
  6. La
    Administración Obama, entre la retórica del
    discurso y la verdadera práctica de la política
    exterior de Estados Unidos en América Latina y el
    Caribe, en los años 2009 y 2010
  7. Conclusiones

Resumen

Estados Unidos es, sin duda, uno de los actores
más importantes en el actual contexto internacional, ya
que no solo cuenta con la fuerza militar más poderosa y
tecnificada del mundo, sino que además tiene una
influencia política muy fuerte. Y es tanto así que
no se podría hablar del actual sistema internacional sin
nombrarlo reiteradamente. Gracias a la historia se puede observar
que su política exterior cambia constantemente y siempre
responde a sus propios intereses.

Es fácil ver que bajo las proclamas discursivas
de libertad y democracia, de defensa y seguridad, los
estadounidenses, pese a sus diferentes matices, siempre han
buscado implantar sus valores y estilo de vida como único
camino hacia la paz y el progreso. En este escenario,
América Latina no ha sido un actor privilegiado de la
política exterior de Estados Unidos.

La historia nos indica que las relaciones
interamericanas han estado caracterizadas, por un lado, por la
intervención militar directa mediante en envío de
tropas a nuestros países, o a través de una masiva
intervención clandestina, mediante organismos
multilaterales como el FMI, el BM, la OMC, y de otros como
USAID.

Así, desde que la Administración Bush
(2001-2008) promulgó la nueva Estrategia de Seguridad
Nacional el 20/09/2002, luego de los atentados sufridos el 11 de
septiembre de 2001, el mundo ya no sería el mismo, puesto
que Estados Unidos desplegó la llamada guerra contra el
terrorismo.

Es en este escenario mundial que América Latina y
el Caribe no consta como un actor privilegiado de la
política externa estadounidense. Frente a esta realidad,
la elección de Barack Obama como presidente de EE.UU. ha
generado muchas expectativas entre los pueblos y gobiernos de
ALC.

De ahí que nos parece relevante abordar una
cuestión que es de importancia para los países de
esta región: La política exterior de Estados Unidos
hacia Latinoamericana y el Caribe en la Administración
Obama, 2009 – 2010 ¿Continuidad o
cambios?.

Para ello proponemos realizar un análisis
comparativo entre el discurso de Obama en torno a las relaciones
EE.UU.-ALC y la práctica de la política exterior de
Norteamérica hacia la ALC en los dos últimos
años (2009-2010).

Es decir, efectuaremos una evaluación de las
evidencias del funcionamiento de las relaciones EE.UU-ALC,
contrastadas con la retórica de la política
exterior norteamericana hacia la región, en la
teoría y en la práctica; en la cual nos atrevemos a
creer que, si bien habrá cambios, lo más probable
es que la política exterior estadounidense hacia
Latinoamérica y el Caribe continúe como en los
inicios de la gran nación norteamericana.

Introducción

Es necesario indicar que cualquier estudio en relaciones
internacionales es una labor bastante compleja pues estas no son
estáticas ni unidireccionales, al contrario, los actores
que entran en juego están en un permanente proceso de
construcción. Es claro que existen corrientes o posiciones
más influyentes que otras, sin embargo en cierto momento
muchas de ellas se anudan o se desatan de acuerdo a los intereses
de los actores más poderosos, llegando incluso a cambiar
el propio sistema internacional.

Estados Unidos de Norteamérica es uno de los
países más importantes en el actual contexto
internacional ya que todavía cuenta con la
supremacía militar, es la primera economía mundial
y posee una influencia política fuerte. Es decir, no se
podría hablar del actual sistema internacional sin
nombrarlo de forma preferencial.

Analizando la historia, se puede observar que su
política exterior se transforma constantemente y siempre
responde a sus propios intereses. Se puede deducir que bajo las
proclamas discursivas de libertad y democracia, de defensa y
seguridad, los estadounidenses, pese a sus diferentes matices,
siempre han buscado implantar sus valores y estilo de vida como
único camino hacia la paz y el progreso.

En este contexto, la política exterior de Estados
Unidos hacia América Latina y el Caribe ha estado
caracterizada por tendencias históricas de largo alcance,
que van de una política exterior aislacionista desde
inicios de la nación estadounidense, a una política
exterior que propugna el multilateralismo, como principio rector
de la política mundial.

Empezamos el ensayo analizando la Administración
de George W. Bush, quien promulgó la nueva Estrategia de
Seguridad Nacional el (20/09/2002), luego de los atentados
sufridos el 11 de septiembre de 2001, con el propósito de
que Estados Unidos tuviese las herramientas necesarias para
enfrentar nuevos tipos de amenazas emergentes, es decir, combatir
el terrorismo en cualquier parte del mundo en que este se
encuentre.

Por tanto, podemos indicar que en este escenario
América Latina no ha sido un actor privilegiado de la
política exterior de Estados Unidos durante el periodo
presidencial de Bush hijo, continuando una tendencia
histórica de largo alcance, que se agudiza
significativamente luego del fin de la Guerra Fría y,
sobre todo, después del 11 de septiembre de
2001.

Así, la elección de Barack Obama como
Presidente de Estados Unidos ha generado muchas expectativas
entre los pueblos y gobiernos de Latinoamérica y el
Caribe. Por ello, nos parece relevante abordar una
cuestión que creemos es de suma importancia para los
países de América Latina y el Caribe, es decir,
examinar los hechos desde un punto de vista teórico, que
nos permita deducir si habrá continuidad o cambios en la
política exterior de Estados Unidos hacia
Latinoamérica y el Caribe en la Administración
Obama, 2009 – 2010, y sus efectos y/o consecuencias en la
política interna.

Por tanto, en esta primera parte pretendemos examinar el
poder y la influencia de los Estados Unidos en sus relaciones con
los países de América Latina y el Caribe, a
través de políticas que incluyen, la
intervención militar, ya sea a través de terceros o
directamente mediante el envío de tropas a suelo
latinoamericano y caribeño, o mediante una masiva
intervención clandestina (económica,
política, social y cultural); y determinar la huella
dejada por la llamada Doctrina Bush en la política
exterior de los países latinoamericanos y
caribeños.

Sin embargo, creemos que antes de entrar de lleno al
análisis propuesto, debemos realizar un rápido
recorrido por las principales doctrinas que han caracterizado la
política exterior de Estados Unidos, desde la
aislacionista, presente desde los inicios de la nación
norteamericana, hasta el multilateralismo, implementado por
Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, en la
época denominada de la Guerra Fría.

De igual manera, tenemos la intención de
discutir, analizar e identificar determinadas
características de la política exterior de Estados
Unidos hacia los países de América Latina y el
Caribe (ALC) en la Administración Obama, 2009 –
2010.

Lo que pretendemos es indagar sobre los principales
elementos de la política exterior que Barack Hussein Obama
ha implementado desde que asumió el poder en enero de
2009, teniendo en cuenta que los principales participantes en la
formulación e implementación de la política
exterior hacia América Latina son el Presidente y el
Congreso de los Estados Unidos.

Por tanto, es probable que independientemente de
quién ocupe la Oficina Oval en la Casa Blanca,
sean republicanos o demócratas, en la política
exterior de Estados Unidos no habrá cambios
dramáticos, solo variaciones de matices o
tonos.

Por lo descrito, aspiramos a demostrar que existe una
gran distancia, una brecha difícil de salvar, entre el
discurso que mantienen los diferentes estamentos de la
Administración de Barack Hussein Obama, y la verdadera
práctica de la política exterior de Estados Unidos
hacia la región latinoamericana y caribeña en los
años 2009 y 2010.

Por esto, la pregunta central del ensayo es:
¿Cambio o continuidad en la política exterior de
Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe en la
Administración Obama, en el 2009 y 2010?.

Características de la política
exterior de Estados Unidos hacia América Latina y el
Caribe

En esta primera parte pretendemos examinar el poder y la
influencia de los Estados Unidos en sus relaciones con los
países de América Latina y el Caribe, a
través de políticas que incluyen: la
intervención militar, ya sea a través de terceros o
directamente mediante el envío de tropas a suelo
latinoamericano y caribeño, o mediante una masiva
intervención clandestina (económica,
política, social y cultural); y determinar la huella
dejada por la llamada Doctrina Bush en la política
exterior de los países latinoamericanos y
caribeños.

Sin embargo, antes de entrar de lleno al análisis
propuesto, debemos realizar un rápido recorrido por las
principales doctrinas que han caracterizado la política
exterior de Estados Unidos, desde una política
internacional Aislacionista, hacia un nuevo multilateralismo,
característico de la Era Obama.

  • a. La política exterior
    norteamericana y sus principales doctrinas: del Aislacionismo
    al Multilateralismo.

Tres intereses han determinado el contenido de la
política exterior de Estados Unidos por más de 200
años: la necesidad de proteger la seguridad de la
nación, las exigencias de la política interna y la
unidad para promover el desarrollo económico de EE.UU. y,
sobre todo, demuestra la actitud de superioridad de EE.UU. hacia
América Latina, tanto manifiesta como encubierta, y
cómo esta actitud debe cambiar si queremos lograr una
alianza hemisférica
constructiva[1]

Debemos indicar que los orígenes del
aislacionismo norteamericano se sitúan en el discurso de
despedida del Presidente George Washington en 1796 y en la
Doctrina Monroe (1823), hasta nuestros días. Ahora bien,
la política exterior norteamericana en la Primera y
Segunda Guerras Mundiales, puesto que sería el siglo XX el
que lanza a EE.UU. al intervencionismo con políticas de
contención del comunismo mundial y de ayuda al desarrollo
de Europa y Japón: El Corolario de Roosevelt; la
Diplomacia del dólar; y la política del Buen
Vecino.

Posteriormente surgen una serie de doctrinas que solo
las vamos a mencionar: Doctrina MacNamara (1962), Doctrina
Johnson (1965), Doctrina Nixon (1969), Doctrina Carter (1980),
Doctrina Kitkpatrik (1981) y Doctrina Weinberger (1984), La
Doctrina Reagan (1991).

  • b. Intervención militar
    directa norteamericana: mediante el envío de tropas o
    a través de acciones encubiertas en los países
    latinoamericanos y caribeños.

En este punto pretendemos realizar un análisis
crítico de las políticas y doctrinas implementadas
por Estados Unidos en su "patio trasero", los países de
América Latina y el Caribe.

Según Michael Kryzanek, profesor de la
Universidad de Massachusetts y especialista en política
latinoamericana y en las relaciones entre Estados Unidos y
América Latina: La decisión del Presidente Monroe
de reconocer a las nuevas naciones independientes de
América Latina señaló a las potencias
europeas que los Estados Unidos estaban interesados ahora en
desempeñar un rol mayor en los asuntos de esta
región[2]

Es importante señalar que Estados Unidos en el
siglo XIX se movió de manera cautelosa, midiendo fuerza
con los ingleses, pero ya en el siglo XX se lanzó
abiertamente a la conquista de lo que consideraba su
región. Mientras ocupan Puerto Rico (1899) colaboran con
la sublevación interna contra los españoles en
Cuba. Pero no bien los rebeldes cubanos triunfan, se enfrentan
ahora a Estados Unidos que les impone sus reglas. Entre 1989 y
1902 Estados Unidos impone un gobierno militar que le permite
garantizar ciertos acuerdos en su entero beneficio. El Congreso
estadounidense se apresura a aprobar la Enmienda
Platt[3]

El Corolario Roosevelt dio inicio al período al
que se suele describir como la Era del Gran Palo, durante la cual
la Administración Roosevelt empleó su nuevo rol de
policía hemisférico interviniendo en las naciones
del Caribe cuyos asuntos financieros y políticos estaban
en desorden[4]El ascenso a la presidencia de
Franklin D. Roosevelt (y su política de la Buena Vecindad)
en 1933 significó cambios importantes para nuestra
política latinoamericana. El primer signo tangible de este
cambio se produjo en 1934, cuando se abrogó la Enmienda
Platt y Cuba por primera vez desde 1901 pudo ejercer sus derechos
soberanos como nación Estado[5]

En 1941 se constituye el Comando de Defensa del Caribe
con sede en Panamá. Asimismo, la Escuela de las
Américas, centro de entrenamiento de los militares
latinoamericanos en labores de contrainsurgencia, se fundó
también en Panamá en 1946. Estos son los
antecedentes de la formación del Comando Sur en 1963,
conducido por su brazo naval bajo el apelativo de IV
Flota[6]ha tendido una nueva frontera en el mar: a
manera de envoltura para los de adentro, a manera de escudo para
los de afuera[7]

Las invasiones e intervenciones militares directas y
otras veladas o encubiertas fueron la tónica de la
política estadounidense a lo largo del siglo XX, en que
construyeron su posición de potencia hegemónica
mundial tratando de hacer realidad el sueño de
Monroe.

Las relaciones de Estados Unidos con
Latinoamérica y el Caribe han estado marcadas por
intervenciones directas con el envío masivo de tropas
norteamericanas. Así tenemos el caso de República
Dominicana, que en 1965 desembarcó a más de 42.000
soldados para impedir la restitución del presidente Bosch,
o el de Guatemala en 1954, que no requirió la presencia
directa de tropas, efectivos civiles fueron los encargados de
hacer el trabajo, abriendo la era de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA).

De acuerdo a Lars Schoultz, los militares argentinos
dieron un golpe de estado en 1976 y en los años 80, Luis
García Meza Tejada se tomó el poder por las armas
en Bolivia. Los Estados Unidos, a través de la CIA,
entrenaron a los "Contras" para derrocar al gobierno del Frente
Sandinista de Liberación Nacional, quien expulsó a
Somoza y tomó el poder en Nicaragua, en 1979. Así
también, para combatir a las guerrillas de Guatemala
(Unión General Revolucionaria de Guatemala) y de El
Salvador, el Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional[8]

Poniendo sus propias acciones dentro de la doctrina de
los E.E.U.U. de "Seguridad Nacional" en contra de la
"subversión interna," los regímenes autoritarios
que habían machacado la oposición izquierdista
comenzaron una transición hacia las políticas
económicas neoliberales. Chile se convirtió
así en un ejemplo de la "terapia del choque", bajo
supervisión de los llamados Chicago Boys,
influenciados por las políticas monetaristas de Milton
Friedman.

  • c. Masiva intervención
    clandestina: a través de los medios de
    comunicación, la Academia y los think
    thank
    .

El cine, la televisión y la música
norteamericana ejercen una poderosa influencia, como
también lo hacen las instituciones de educación
superior e investigación[9]

Sobre este aspecto Michael J.
Kryzanek[10]detalla el rol de los
periódicos, la televisión y lo que él
denomina los "tanques de pensamiento", y señala que,
aunque a estas instituciones no se las puede considerar grupos de
interés por sí mismas, no hay duda de que al
presentar las noticias, transmitir programas y dedicarse a la
investigación, los periódicos, la televisión
y la Academia son poderosos agentes de influencia (no
solo en Estados Unidos sino en el mundo).

En tanto, los académicos, sean de la universidad
o de los think thank de carácter privado, se han
interesado largamente en ALC y en la política
latinoamericana de los Estados Unidos. Los especialistas
latinoamericanos se encuentran en la mayoría de
universidades importantes y en los colegios, pero en el
área de la política, son los think thank
los más activos en la búsqueda de la influencia en
el proceso de toma de decisiones, mediante investigaciones,
publicaciones, seminarios, foros públicos y otras empresas
de la información.

Podemos decir que los think thank en Estados
Unidos hacen contribuciones valiosas al análisis y el
debate sobre la política actual, pero también son
prueba viviente de lo especializado e intrincado que se ha vuelto
el proceso de política
exterior[11]

La Política
Exterior de la Administración Bush (2001-2009) hacia
América Latina y el Caribe

En este punto vamos a analizar lo que significó
para los países de América Latina y el Caribe la
administración Bush (hijo), que se movió entre el
paternalismo y la indiferencia hacia nuestra
región.

El fin de la Guerra Fría dio paso a un periodo de
optimismo e incertidumbre. La caída del Muro de
Berlín, la reunificación de Alemania, la
liberación de Europa Oriental y la implosión de la
Unión Soviética transformaron la esfera
internacional y establecieron a Estados Unidos como la
única superpotencia restante. La desaparición de la
amenaza comunista a fines de los 80" e inicios de los 90" no
significó el fin de la perspectiva irracional e
ideológica de las relaciones de EE.UU hacia
ALC.

El punto culminante fue la creación del Plan
Colombia, bajo las administraciones de Bush (I) y Clinton
–del lado estadounidense- y Pastrana y Uribe –del
lado colombiano-. En el caso ecuatoriano la cúspide fue
cuando se firmó el Acuerdo de la Base de Manta, mediante
el cual se proporcionaba a las US Air Force una base
desde la cual puedan realizar operaciones de vigilancia e
intercepción antidrogas en la región
andina[12]

Es en este escenario de las relaciones EE.UU. – ALC que
la superpotencia mundial sufrió el ataque del 11 de
septiembre de 2001, lo que significó que un nuevo
régimen internacional surgiera y se transformaran las
relaciones interamericanas. Este acontecimiento devastador tuvo
un impacto significativo en las relaciones entre Estados Unidos y
América Latina y el Caribe[13]Según
Inmanuel Wallerstein, los actos del 11 de septiembre de 2011
representaron un cambio radical en la percepción del mundo
para Estados Unidos.

  • d. La Estrategia de Seguridad
    Nacional (ESN) de Estados Unidos en la Era Bush
    (II).

La denominada Doctrina Bush no es más que el
resultado de la influencia que ejercen los neoconservadores
(política que nace en los años 80 del siglo
anterior) en dicha administración. Esta nueva doctrina,
articulada explícitamente el 20 de septiembre de 2002 en
la Estrategia de Seguridad de Estados Unidos, establece en su
parte medular que:

Defender a nuestra nación de sus enemigos es el
primer compromiso fundamental del gobierno federal. Hoy, ese
cometido ha cambiado drásticamente. En el pasado, nuestros
enemigos necesitaban tener grandes ejércitos y grandes
capacidades industriales para poner en peligro a
Norteamérica. Ahora, redes oscuras de individuos pueden
traer gran caos y sufrimiento a nuestras costas por menos de lo
que cuesta comprar un solo tanque[14]

Así, es importante señalar que la
Estrategia de Seguridad Nacional de la Era Bush privilegia el
concepto de anticipación en sus acciones, pues consideran
que para evitar que el terrorismo ataque nuevamente el suelo
norteamericano es fundamental derrotar a quien lo ejerce y a
quien lo patrocina. Al respecto G. John
Ikenberry[15]sostiene que debido a que los grupos
de terroristas no pueden ser disuadidos, Estados Unidos debe ser
capaz de intervenir en cualquier parte del mundo y en cualquier
momento para que la amenaza pueda ser destruida con
anticipación. Es así que la anticipación o
denominada guerra preventiva se vuelve una pieza clave en el
combate al terrorismo para la Administración
Bush[16]

Características de la política
exterior de la Administración Obama, en particular hacia
América Latina y el Caribe

Partimos a identificar determinadas
características de la política exterior de Estados
Unidos hacia los países de América Latina y el
Caribe (ALC) en la Administración Obama, 2009 –
2010.

Por tanto, lo que pretendemos es indagar sobre los
principales elementos de política exterior que Barack H.
Obama ha implementado desde que asumió el poder en enero
de 2009, teniendo en cuenta que los principales participantes en
la formulación de la política exterior hacia
América Latina son el Presidente y el Congreso de los
Estados Unidos[17]Por eso, es probable que
independientemente de quién ocupe la Oficina Oval
en la Casa Blanca, sean republicanos o demócratas, en la
política exterior de Estados Unidos no habrá
cambios dramáticos, solo variaciones de matices o
tonos.

Por lo descrito, aspiramos a demostrar que existe una
gran distancia, una brecha difícil de salvar, entre el
discurso que mantienen los diferentes estamentos de la
administración de Barack Hussein Obama, y la
práctica en la política exterior de Estados Unidos
hacia la región latinoamericana y caribeña en los
años 2009 y 2010.

Sin embargo, debemos anotar que la magnitud y la
complejidad de los temas involucrados en esta temática son
muy amplias; por tanto, lo que nos proponemos hacer es solo
sintetizar un conjunto de reflexiones, con respecto a las
características de la política exterior de la
Administración Obama, en particular hacia los
países del Caribe, Centro y Sudamérica y,
principalmente, pretendemos realizar un análisis
comparativo entre el discurso y la práctica de la
política exterior de la administración Obama en
ALC, en la perspectiva de inferir si existen cambios importantes
en las relaciones hemisférica o simplemente es más
de lo mismo.

Según Eduardo Pastrana la cercanía
geográfica de América Latina y el Caribe con
Estados Unidos hizo que nuestros pueblos fueran directamente
influidos – y afectados- por estas ideas. Los renovados manuales
de doctrina de seguridad y defensa de Estados Unidos
establecían que -ahora- los enemigos eran el
narcotráfico y las migraciones de indocumentados, las
cuales amenazaban con crear ingobernabilidad en el sistema
político y desestabilizar la composición blanca,
anglosajona y protestante de su
sociedad.[18]

Según el autor, los cambios en el entorno
político tienen repercusiones en sus relaciones con ALC.
De hecho, el triunfo demócrata en las elecciones
legislativas de 2008 y la llegada de Obama a la Casa Blanca en
enero de 2009 produjeron una nueva constelación
política, que se expresa en la mayoría de ese
partido en ambas cámaras. Con Obama ha cambiado la agenda
y con ello las prioridades de la política exterior
norteamericana (Ver cuadro No. 1).

Cuadro No. 1

PRIORIDADES DE LA POLÍTICA
EXTERIOR DE LA ADMINISTRACIÓN OBAMA

Afganistán y
Pakistán

Reasignarán recursos a la
amenaza más grande para la seguridad como el
resurgimiento de Al Qaeda y los Talibanes en
Afganistán y Paquistán.

Armas Nucleares

El peligro más grave para la
población es la amenaza de un ataque terrorista con
un arma nuclear y la proliferación de armas
nucleares a regímenes peligrosos (Irán, Corea
del Norte).

Irán

Apoyó el ejercicio de un
diálogo directo con Irán sin condiciones
previas.

Lograr la Seguridad
Energética.

Estados Unidos debe ser un
líder en el esfuerzo global por combatir el
cambio

Climático liderando una nueva
asociación internacional sobre
calentamiento.

Israel

Afianzar una Alianza Fuerte entre
Estados Unidos e Israel y ayudar en el derecho de
autodefensa de Israel.

Luchar contra la pobreza.

Realizar los Objetivos del Milenio
(ODM) en el 2015.

Promover el Bipartidismo y la
transparencia en el ejercicio de la diplomacia.

Dialogar con amigos y
enemigos.

Eliminar la política en la
inteligencia.

Se aislará al Director de la
Inteligencia Nacional de la presión política
al otorgar al DNI un período fijo.

Elaborado por: el autor

Fuente: Eduardo Pastrana.- La política
exterior colombiana en materia de integración
,
2010.

Como podemos observar, la región latinoamericana
y caribeña no es parte de las prioridades en
política exterior de la Administración
Obama[19]sin embargo podemos deducir que
países como Brasil, México y Colombia serán
los principales interlocutores para el gobierno demócrata
de Barack Obama y, por encima de matices, diferencias, pugnas
ideológicas, el actual mandatario tiene el seguro e
inevitable reto de impulsar relaciones cordiales en tres grandes
áreas: energía, migración y lucha contra el
terrorismo.

Así, tiene gran significación el hecho de
que Obama se dirija en una dirección fundamentalmente
diferente a la de Bush, en los hechos y las palabras. Pero,
independientemente de lo que se piense de Obama como
individuo[20]las políticas de su
administración, tanto en lo doméstico como en lo
internacional, han sido y seguirán siendo modeladas no
solamente por preferencias, sino por desarrollos objetivos,
modificación en la correlación de fuerzas
mundiales, la correlación de fuerzas políticas
dentro del país y el resultado de la lucha entre las
fuerzas que se enfrentan en el seno mismo de la
administración[21]

En este sentido, el estudioso de la economía
mundial Wim Dierckxsens, del grupo Observatorio Internacional de
la Crisis, manifiesta:

Hay algo inevitable. Los EE.UU. compartirán por
siempre con América Latina y el Caribe este continente, y
lo sensato sería que aprenda a hacerlo sobre una base de
respeto mutuo e intereses compartidos (…). Esta fue la
esencia del mensaje del Presidente Obama a la región en
Trinidad Tobago. Si el gobierno estadounidense con Barack Obama y
Hillary Clinton plantean un cambio, cabe hablar en un contexto
hemisférico de esos "intereses compartidos" con
independencia de las discrepancias que existan, y pensamos que se
debe construir este dialogo
hemisférico[22]

Por supuesto, Obama y su mensaje de esperanza
representaron una visión alternativa y convincente de
cambio. Sin embargo, el Presidente heredó una
situación terrible. No solo dos guerras y la credibilidad
de los Estados Unidos en sus niveles históricamente
más bajos en el mundo, sino además una crisis
económica que corría el riesgo de convertirse en
otra Gran Depresión. El colapso del mercado de la
vivienda fue particularmente devastador para muchos, cuyo
principal capital estaba en su casa, por mucho tiempo considerada
una inversión segura para el futuro.

En todos estos casos, Obama quedó atrapado en una
posición muy difícil. Por un lado, ha tenido que
ser contundente en criticar a Washington, Wall Street y
Brithis Petroleum, pero, al mismo tiempo, necesitaba
trabajar con todos ellos para resolver los problemas de los que
eran responsables. Si él no era lo suficientemente
contundente, se alejaría de su base demócrata; pero
si era demasiado duro, antagonizaría con algunos pilares
fundamentales del establishment, cuya cooperación
le es crucial para llevar a cabo su agenda con
éxito[23]

El principal desafío para el gobierno de Obama en
su trato con América Latina será el de perseguir
intereses comunes y lograr un balance moderado, un término
medio que evite tanto el paternalismo como la indiferencia que,
alternativamente, caracterizaron la política de Estados
Unidos. Será un enorme test para el Gobierno, en un
contexto en el que Estados Unidos ha disminuido su capacidad de
incidencia en el mundo mientras que América Latina se vio
fundamentalmente transformada[24]

En las pasadas elecciones de noviembre de 2010, la
Administración Obama y los demócratas sufrieron un
serio revés, los republicanos obtuvieron una cómoda
mayoría en la Cámara de Representantes y en la
correlación de fuerzas en el Senado, si bien
todavía favorece a los demócratas, la diferencia no
es sustancial. Muestra de lo que va a suceder son las
declaraciones de la nueva presidenta del Comité de
Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de
EE.UU., la republicana Ileana Ros-Lehtinen, quien
manifestó que en 2011 propondrá recortes a la ayuda
al exterior, el aislamiento de Cuba y mano dura contra
"regímenes irresponsables"[25].

En todo caso, en sus primeros meses, la
Administración Obama ha reorientado la política
exterior de EE.UU. en América Latina y el Caribe, de la
"guerra contra el terror" a los retos más sobresalientes
de la región, incluidos el crecimiento económico,
la creación de empleo, la energía, la
migración y la gobernabilidad
democrática.

Existen motivos para pensar que el gobierno de Obama
seguirá adelante con las relaciones interamericanas.
Así mismo, podría reforzarse por la coincidencia
entre las visiones de las políticas sobre América
Latina y las prioridades internas del Gobierno, por la
composición del nuevo Congreso y por el prestigio y el
poder político con que cuenta el
Presidente[26]

Bajo distintas etiquetas, los nuevos gobiernos
norteamericanos, casi sin excepción, anunciaron nuevas
medidas para la región, en muchos casos con "bombos y
platillos". Pero la mayoría de las veces estas nuevas
iniciativas se malograron o simplemente no produjeron grandes
cambios. Este juego de tendencias define las relaciones entre
Estados Unidos y América Latina, independientemente de
quién se encuentre en la Casa Blanca.

Así, si bien el carácter interno de
América Latina y el Caribe ha cambiado con los
años, los objetivos de la política exterior de los
Estados Unidos no han sufrido transformación importante.
Este país sigue manteniendo la creencia de que su
relación con ALC debe fundarse en principios de
estabilidad política, de defensa contra la
intervención extranjera y en vínculos de
cooperación económica[27]

La
Administración Obama, entre la retórica del
discurso y la verdadera práctica de la política
exterior de Estados Unidos en América Latina y el Caribe,
en los años 2009 y 2010

Ahora bien, proponemos realizar un análisis
comparativo entre la retórica del discurso y la verdadera
realidad de la política exterior de Estados Unidos hacia
ALC durante los dos primeros años de la
Administración del presidente Obama.

Iniciamos con lo señalado por James Petras,
profesor en la Universidad del Estado de Nueva York en
Binghamton, quien ya en el 2008 advertía que los
medios de comunicación y los intelectuales de Estados
Unidos:

En lugar de denunciar las políticas
domésticas e internacionales reaccionarias del candidato
Obama, han preferido apoyarlo (…). Sus asesores sobre
América Latina proponen cambios cosméticos de
estilo y diplomacia, pero apoyo implacable de la
hegemonía. Por tanto, el triunfo presidencial ha generado
una gran expectativa en medios políticos,
económicos, militares, tanto en los propios Estados
Unidos, como en la comunidad mundial, y en nuestro caso en
América Latina y el Caribe[28]

Pero como todos conocemos y, pese a los
pronósticos en contra, el senador Barack Obama ganó
las elecciones presidenciales y se convirtió en el 44avo.
Presidente de los Estados Unidos, asumiendo la Presidencia el 20
de enero de 2009.

Así, Fander Falconí, docente de la FLACSO
y ex canciller del Ecuador, afirma: Que hay signos
esperanzadores, aún ambiguos y ambivalentes en la
política norteamericana, es un hecho: la elección
de Obama, antes impensable, lo prueba. Obama encarnó la
reforma que el ciudadano quería: ser un imperio ya es
demasiado costoso y acaso inútil, si se consume más
de lo que se produce y hasta sus bancos más grandes
quiebran. Con esa promesa triunfó Obama. Pero el ejercicio
del poder es otra cosa.

En este contexto, la elección de Barack Obama
resultó de los anhelos de cambio de una sociedad
(…), en la búsqueda de un proyecto basado en la
mayor igualdad y justicia, la vuelta al Estado de bienestar, la
asistencia sanitaria universal y la lucha contra el cambio
climático. "¡El cambio ha llegado a
América!", dijo Obama en el día de su triunfo
electoral[29]

La elección de Barack Obama significó el
rechazo del pueblo norteamericano a las políticas interna
e internacional de Bush. Esa victoria y, de hecho, la facilidad
de la misma en buena medida fue debido al creciente sentimiento
contra la guerra en Irak[30]y, en general, contra
la política exterior de Bush.

Nuevamente Fander Falconí dice: Pero la
expectativa que el mundo puso en la victoria de Obama se
desvanece de a poco. Los hechos acaecidos tras el primer
año de mandato (enero, 2009 – enero,
2010) demuestran que hay dos Obama. El primero, el que
ganó las elecciones y enfrentó el status
quo
norteamericano y el segundo, el que aceptó el
peligroso juego del imperio[31]

Continua el autor explicándonos que en el mandato
del presidente Barack Obama no han mejorado las relaciones entre
nuestra América y los Estados Unidos. No ha sido capaz de
cerrar el capítulo del bloqueo a Cuba; es más, la
volvió a incluir dentro de una "lista negra" de
países "patrocinadores del terrorismo". Así, el
autor nos dice que en el primer año de la
administración de Barack Obama ha quedado claro lo
difícil que será cambiar de forma significativa la
relación entre Estados Unidos y Latinoamérica. En
el mejor de los casos, serán necesarios años y
modificaciones importantes en las políticas y actitudes,
tanto de EE.UU. como de la región.

Concluye que el debut del presidente Obama en el
divisivo mundo de la política continental fue en la Cumbre
de las Américas (abril, 2009) celebrada en Trinidad y
Tobago. Y fue un buen comienzo. Obama aprovechó al
máximo la reunión para demostrar sus aptitudes
políticas y personales, así como su
intención de cambiar la dinámica de los lazos de EE
UU con América Latina.

A continuación revisemos el documento "Palabras
oficiales del Presidente de Estados Unidos Barack Obama, en la
ceremonia de apertura de la V Cumbre de las Américas", el
17 de abril de 2009[32]

Creo que todo el mundo reconoce que nos reunimos en un
momento crítico para el pueblo de las Américas
(…). Todos nosotros debemos renovar el interés
común que tenemos uno en el otro. Sé que las
promesas de asociación no se han cumplido en el pasado, y
que la confianza debe ser ganada a través del tiempo
(…). Así que estoy aquí para lanzar un nuevo
capítulo de compromiso que se mantendrá a lo largo
de mi administración.

Más adelante, el Presidente de Estados Unidos, en
su discurso, plantea varias áreas donde Estados Unidos se
ha comprometido ya a fortalecer la acción colectiva en
nombre de los objetivos compartidos. En primer lugar,
manifestó que es necesario "…estimular el
crecimiento y reiniciar el flujo de crédito que
ayudarán a crear puestos de trabajo y la prosperidad
dentro de nuestras fronteras y dentro de la suya". Luego dijo:
"También estamos comprometidos con la lucha contra la
desigualdad y por la creación de prosperidad desde abajo
hacia arriba". Expresó igualmente algunas ideas sobre el
cambio climático y las energías alternativas. Al
finalizar su disertación, Obama concluyó: "Los
Estados Unidos busca un nuevo comienzo con Cuba. Sé que
hay un largo camino que debe recorrerse para superar
décadas de desconfianza, pero hay pasos críticos
que podemos tomar hacia un nuevo
día"[33].

Sobre la presencia e intervenciones de Obama en la V
Cumbre de las Américas, el grupo Observatorio
Internacional de la Crisis, coordinado por el sociólogo y
economista holandés Wim Dierckxsens, refiere
que:

Con los EE.UU. de nuevo en crisis, en abril de 2009
Obama se dirigió a la región en la quinta cumbre de
las Américas con una retórica cordial y
conciliadora llamando a la unidad, al progreso común a la
alianza hemisférica. Hoy, el Pentágono debe haber
percibido con preocupación el reciente periplo de una
flota rusa en el mar Caribe, y la creciente presencia de Europa y
Asia en la región (…). La Cuarta Flota enviada en
2008 y la referida retórica de Obama en Trinidad y Tobago,
nos recuerdan la política de la "Zanahoria y el
garrote"[34]

Peter Hakim, quien es actualmente Presidente de
Diálogo Interamericano, el principal centro para
el análisis de políticas e intercambio para asuntos
del Hemisferio Occidental, plantea que: Sin embargo,
después de la Cumbre, Obama se dio de bruces con las
muchas barreras que han frustrado el cambio en las relaciones
hemisféricas. El partidismo de Washington retrasó
dos de los nombramientos diplomáticos cruciales de Obama:
el del responsable de la política hacia
Latinoamérica, Arturo Valenzuela, y el de Tom Shannon como
embajador en Brasil. Y también paralizaron los esfuerzos
de la administración por una respuesta coherente para la
crisis hondureña (…)[35].

Por ello, podemos atrevernos a decir que no es tarea
fácil determinar en este momento las diferencias entre la
retórica del discurso de Obama y la realidad tangible de
la política exterior en América Latina y el Caribe.
Para ello, revisemos el Cuadro No. 2:

Partes: 1, 2

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