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¿Por qué se calienta nuestro planeta?




    ¿Por qué se calienta nuestro planeta? –
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    ¿Por qué se calienta
    nuestro planeta?

    La Tierra (Nuestro amado y único
    Planeta) se está calentando, y se manifiesta en el cambio
    climático. Esto lo vemos a diario todos nosotros en las
    noticias, pero sabemos las causas y consecuencias de este
    fenómeno, creo que no. Según los especialistas, las
    causas de este calentamiento son variadas, y la gran
    mayoría tienen que ver con la actividad humana.

    La Tierra, como todo cuerpo caliente, superior al cero
    absoluto, emite radiación térmica, pero al ser su
    temperatura mucho menor que la solar, emite radiación
    infrarroja por ser un cuerpo negro. La radiación emitida
    depende de la temperatura del cuerpo. En el estudio del NCAR (
    National Center for Atmospheric Research) han concluido una
    oscilación anual media entre 15.9°C en Julio y
    12.2°C en Enero compensando los dos hemisferios, que se
    encuentran en estaciones distintas y la parte terrestre que es de
    día con la que es de noche. Esta oscilación de
    temperatura supone una radiación media anual emitida por
    la Tierra de 396 W/m2.

    La energía infrarroja emitida por la Tierra es
    atrapada en su mayor parte en la atmósfera y reenviada de
    nuevo a la Tierra. Este fenómeno se llama Efecto
    Invernadero y garantiza las temperaturas templadas del planeta.
    Según el estudio anterior de la NCAR, el Efecto
    Invernadero de la atmósfera hace retornar nuevamente a la
    Tierra 333 W/m2.

    Globalmente la superficie de la Tierra absorbe
    energía solar por valor de 161 w/m2 y del Efecto
    Invernadero de la Atmósfera recibe 333 w/m2, lo que suma
    494 w/m2, como la superficie de la Tierra emite (o dicho de otra
    manera pierde) un total de 493 w/m2 (que se desglosan en 17 w/m2
    de calor sensible, 80 w/m2 de calor latente de la
    evaporación del agua y 396 w/m2 de energía
    infrarroja), supone una absorción neta de calor de 0,9
    w/m2, que en el tiempo actual está provocando el
    calentamiento de la Tierra.

    La atmósfera de Nuestro Planeta es una
    trampa, sí, una trampa de calor, donde la energía
    que proviene del Sol en forma de radiación, tanto visible
    como invisible, se transforma en calor y no puede escapar
    completamente al espacio. A esta cantidad de calor atrapada en la
    atmósfera y a la temperatura que ésta alcanza se le
    conoce como Efecto Invernadero.

    El nombre invernadero proviene de las construcciones
    acristaladas utilizadas en las altas latitudes durante el
    invierno para atrapar el calor del Sol. Consiste en la
    combinación del carácter selectivo de la fibra de
    vidrio para dejar pasar la luz visible y reflejar la
    radiación infrarroja, y la propiedad de los cuerpos de
    emitir radiación en dependencia de su temperatura
    superficial. Cuando en un invernadero o construcción
    acristalada, incide la luz solar, ésta trae energía
    también en forma de calor y se produce el calentamiento de
    las superficies iluminadas en el interior. Sin bien el Sol tiene
    temperatura muy alta (~1,36 × 107 K) y por eso
    emite luz en el rango visible, los cuerpos que se calientan
    dentro del invernadero están a temperaturas en que la
    radiación que emiten es invisible, están en el
    rango del infrarrojo, por lo que no puede atravesar el vidrio
    sino que se refleja internamente; es decir queda atrapada y
    calienta las superficies de los cuerpos en que incide, con lo que
    va aumentando la temperatura en el interior de esta macabra
    trampa.

    El invernadero construido por nosotros los humanos no es
    el único que existe; también la atmósfera de
    los planetas, en dependencia de su composición se puede
    comportar como una especie de invernadero al reflejar o dispersar
    la radiación infrarroja emitida desde su superficie, o
    desde el exterior. Por ejemplo: el planeta Venus tiene un efecto
    invernadero muy marcado, este hace que su atmósfera
    alcance temperaturas superiores a los 290 grados Celsius, mayores
    que las de Mercurio (~240 grados Celsius) que no tiene
    atmósfera y está cerca del Sol; mientras que Marte
    al poseer una atmósfera muy tenue apenas manifiesta el
    efecto invernadero y las temperaturas en su superficie son muy
    bajas.

    En la Tierra, gracias a la composición y
    comportamiento complejos de su atmósfera, creada por los
    procesos geológicos, biológicos y
    meteorológicos, el efecto invernadero ha permitido la
    aparición de una trampa del calor del Sol que permite la
    circulación atmosférica y de los mares, el ciclo
    del agua y un intervalo variable de temperaturas en el que la
    vida en todo el planeta ha encontrado, a lo largo del tiempo,
    condiciones favorables para su desarrollo y equilibrio, tanto a
    escalas locales como para toda la Biosfera(.Conjunto de
    los medios donde se desarrollan los seres vivos).

    Con el comienzo de la Revolución Industrial en
    Inglaterra (segunda mitad del siglo XVIII), la actividad fabril
    ha desprendido un calor adicional al fenómeno ya
    mencionado, por lo que se ha calentado la atmósfera y han
    aumentado considerablemente las temperaturas cercana a dichas
    instalaciones; así apareció por el solo hecho de
    asfaltar las calles la llamada isla de calor, que
    consiste en un aumento de la temperatura superficial al disminuir
    las áreas verdes, fenómeno presente dondequiera que
    el ser humano ha hecho alguna construcción. También
    contribuyen a la isla de calor la emisión de
    calor de las instalaciones industriales, viviendas, edificios de
    todo tipo y los vehículos de transporte.

    Las principales fuentes de calor son las plantas
    generadoras de electricidad mediante procesos térmicos
    como: las termoeléctricas de combustibles fósiles y
    las nucleares.

    Mientras que el Sol alterna sus aportes de luz y calor
    con el paso de los días y las noches, el calor desprendido
    por la actividad energética humana es constante y ocurre a
    baja temperatura, es decir, se corresponde con el infrarrojo que
    es incapaz de abandonar nuestra atmósfera, y que aumenta
    cada vez más en dependencia de las exigencias de la
    sociedad en donde se viva. Hasta aquí he comentado
    brevemente que existe una trampa de calor atmosférica
    natural y que existen dos fuentes principales de
    calor:

    • El Sol.

    • La actividad industrial y energética de la
      sociedad.

    Las actividades de la sociedad moderna para la
    obtención de energía y realizar trabajo se basan en
    el aprovechamiento de las fuentes de energía existentes, y
    se estimulan por la actividad económica que permite ganar
    cada vez más dinero u obtener posiciones de fuerza
    geopolíticas; esto ha provocado con el transcurso del
    tiempo que la mayor generación de energía resida no
    en la que se recibe del Sol o de los procesos naturales como el
    viento y el agua, sino en la que se obtiene a partir de la
    generación térmica, ya sea de base Fósil o
    nuclear.

    Las fuentes renovables de energía y las nuevas
    tecnologías que las aprovechan emplean la energía
    que proviene del Sol, y al utilizarlas en la generación de
    electricidad o como fuerza de trabajo directa, facilitan procesos
    de transformación que no permiten el calentamiento global.
    Así, la energía que calienta el agua en los
    colectores solares no calienta el entorno, y evita que se consuma
    electricidad fósil para calentarla. Los elementos de
    sombra en las construcciones actuales facilitan la
    ventilación y evitan el gasto innecesario de
    energía, la iluminación natural también
    evita el consumo de electricidad fósil para alumbrarnos;
    el uso de la electricidad fotovoltaica desvía la
    energía que se iba a transformar en calor,
    convirtiéndola en una energía eléctrica que
    podemos llamar "fresca" y sustituye a la
    "caliente" proveniente de combustibles fósiles y
    nucleares. Cuando se utiliza la biomasa (materia
    orgánica originada en un proceso biológico,
    espontáneo o provocado, utilizable como fuente de
    energía) como combustible tiene sobre el fósil la
    ventaja de que no aumenta la cantidad de CO2 (dióxido de
    carbono) en la atmósfera, pues el carbono que se emite es
    el que se fijó por fotosíntesis en las plantas para
    crear la biomasa durante su vida, y no durante millones de
    años atrás como en el caso de los
    hidrocarburos.

    Los combustibles fósiles y nucleares constituyen,
    además, una fuente adicional de emisión de calor y
    de sustancias que aumentan el efecto invernadero en la
    atmósfera, los llamados gases de efecto invernadero
    (GEI):

    • El dióxido de carbono es el gas insignia
      entre los GEI y todas las referencias de las emisiones se
      hacen comparándolas con él. Cuando el
      dióxido de carbono está disuelto en la
      atmósfera contribuye a la dispersión del calor
      y evita que se escape al espacio.

    • Metano (CH4 ).

    • Óxidos de nitrógeno (NOx).

    • Óxidos de azufre (SOx).

    • Vapor de agua que muchas veces no se identifica como
      GEI porque no es contaminante en el sentido tóxico,
      aunque sí lo es en el sentido
      térmico.

    • Clorofluorocarbonos (CFCl3).

    • Ozono (O3).

    Fue alrededor de 1975-1980 cuando los científicos
    comenzaron a tener suficientes evidencias del efecto que los GEI
    estaban ocasionando al clima. Disponían de herramientas,
    conocimientos y técnicas suficientes para iniciar el
    estudio en profundidad del complejo sistema climático:
    satélites para observar la Tierra, redes mundiales de toma
    de temperaturas, vientos, precipitaciones y corrientes,
    así como ordenadores de gran potencia para desarrollar
    modelos climáticos. Entonces los científicos
    vislumbraron un posible cambio climático de
    dramáticas consecuencias. La opinión pública
    comenzó a conocer el problema alertada por los grupos
    ecologistas, los gobiernos se plantearon el problema e iniciaron
    acuerdos internacionales empujados por los resultados cada vez
    más inquietantes que los científicos iban
    desarrollando.

    Esto ha llevado a una interpretación
    errónea de la contribución que hace la
    energía nuclear al calentamiento global. Las plantas
    nucleares de generación eléctrica transforman como
    promedio 74% de la energía total en calor( en cuanto a la
    energía "perdida" no utilizada) que es disipado
    al medio a través del agua de enfriamiento, el vapor de
    agua, la radiación infrarroja y la conducción al
    terreno; sin embargo como nominalmente no emiten los GEI
    convencionales, con excepción del vapor de agua, se afirma
    que no contribuye con el calentamiento global y se proponen como
    una de las soluciones energéticas para el futuro
    próximo, y además como la única
    limpia,
    lo que evidencia que detrás de estas
    aseveraciones están los intereses económicos y
    geopolíticos.

    Los sucesos acontecidos en 2011en la central japonesa de
    Fukushima han provocado pánico por tratarse de una central
    en área de catástrofe (terremoto). Pero no se
    analiza que sin ocurrir el terremoto, ya la instalación
    representaba un gran peligro para el entorno. Cuando en los
    primeros días de la catástrofe la central
    ya no generaba electricidad el principal problema era enfriarla,
    es decir, eliminar el calor que emitía aunque no estuviera
    generando electricidad. Además si se funde la masa del
    reactor es imposible enfriarlo hasta que no se agote todo el
    combustible, y eso, como en el caso del desastre de
    Chernóbil (acontecido en dicha ciudad de Ucrania el 26 de
    abril de 1986, ha sido el accidente nuclear más grave de
    la historia, siendo el único que ha alcanzado la
    categoría de nivel 7 en la escala INES) puede durar miles
    de años.

    La década más calurosa del pasado
    siglo XX fue, con diferencia, la de los años noventa.
    Los que niegan que haya calentamiento encuentran culpable que
    muchos gráficos empleados para mostrar el calentamiento
    empiecen en 1970, cuando comienza a subir de nuevo la temperatura
    después de 36 años de un ligero descenso.
    Señalan que durante los años posteriores a la
    Segunda Guerra Mundial se incrementó mucho la
    emisión de los gases de efecto invernadero, y afirman,
    falsamente, que en la época predominó entre los
    especialistas la alarma por un posible oscurecimiento global o
    enfriamiento global a finales del siglo XX. La
    interpretación actual, dentro del emergente consenso
    científico sobre el cambio climático, del
    enfriamiento relativo de mediados de siglo, lo atribuye al
    aumento en las emisiones de aerosoles claros, que amplifican el
    albedo, determinando un forzamiento negativo. Su reducción
    siguió a la sustitución de combustibles y
    tecnologías por otros que emiten menos de estos aerosoles,
    en parte por las medidas de lucha contra la contaminación
    urbana e industrial y la lluvia ácida en los países
    desarrollados, de manera que el aumento en la emisión
    global de aerosoles se ha frenado.

    En los últimos 20.000 años el suceso
    más importante fue el final de la Edad de Hielo , hace
    aproximadamente 12.000 años. Desde entonces, la
    temperatura ha permanecido relativamente estable, aunque con
    varias fluctuaciones como, por ejemplo, el Pequeña Edad
    del Hielo (o Período de Enfriamiento Medieval).
    Según el IPCC, durante el siglo XX la temperatura
    promedio de la atmósfera se incrementó entre 0,4 y
    0,8 °C.

    Las temperaturas en la troposfera inferior se han
    incrementado entre 0,08 y 0,22 °C por decenio desde 1979
    (Lean y Rind, 2008). El aumento de la temperatura no
    sigue una ley lineal, sino que presenta fluctuaciones debidas a
    la variabilidad natural, siendo la más notable de ellas el
    fenómeno de El Niño. Durante el mismo
    periodo las temperaturas en la superficie terrestre muestran un
    incremento de aproximadamente 0,15 °C por
    decenio,

    El desarrollo del conocimiento de los GEI y del cambio
    climático ha seguido un largo camino de evolución
    científica que se resume a continuación:

    • En 1824 Joseph Fourier consideró que la
      Tierra se mantenía templada porque la atmósfera
      retiene el calor como si estuviera bajo un cristal. El fue el
      primero en emplear la analogía del
      invernadero.

    • En 1859 John Tyndall descubrió que el CO2, el
      metano y el vapor de agua bloquean la radiación
      infrarroja.

    • Svante Arrhenius, Premio Nobel de Química, en
      1896 calculó como el CO2 intercepta en la
      atmósfera la radiación infrarroja y
      concluyó que la duplicación de la cantidad de
      este gas en la atmósfera subiría la temperatura
      media del planeta entre 5-6ºC. También
      determinó que en un planeta más caliente
      habría mayor evaporación del agua del
      océano que incrementaría la
      concentración de vapor de agua en la atmósfera
      que a su vez bloquearía más energía
      infrarroja aumentando el efecto invernadero. Por contra
      también vio que habría más nubes y que
      por el efecto albedo reflejarían más rayos
      solares lo que enfriaría el planeta. Estas
      retroalimentaciones, aún hoy con las potentes
      herramientas de procesamiento, son difíciles de
      manejar.

    • Guy Stewart identificó en 1938 que el
      incremento del 10% del CO2 en la atmósfera, observado
      desde 1890 a 1938 (años de revolución
      industrial basada en la combustión del carbón)
      podría estar relacionado con la tendencia al
      calentamiento observado en el mismo
      período.

    • En 1958 Charles Keeling empezó a medir de
      forma precisa las concentraciones de CO2 en la
      atmósfera. Gracias a los nuevos instrumentos de medida
      en solo dos años tomó suficientes medidas que
      mostraban el aumento continuado del CO2 en el aire. En 1960
      presentó la curva Keeling.

    • El primer modelo estadístico de
      evolución del clima fue desarrollado en 1970 por
      Klauss Hasselmannn del Instituto Max Planck .

    Muchas organizaciones públicas, organizaciones
    privadas, gobiernos y personas individuales están
    preocupados por que el calentamiento global pueda producir
    daños globales en el medio ambiente y la
    agricultura.

    Esto es materia de una controversia considerable, con
    los grupos ecologistas, políticos y económicos
    favorables exagerando los daños posibles y los contrarios
    cuestionando los modelos climáticos y las consecuencias
    del calentamiento global —subvencionando ambos a los
    científicos para que también lo
    hagan—.

    Debido a los efectos potenciales en la salud humana y en
    la economía, y a su impacto en el ambiente, el
    calentamiento global es motivo de gran preocupación.
    Ciertos fenómenos, como la disminución de los
    glaciares, la elevación del nivel de los mares y los
    cambios meteorológicos se han considerado consecuencias
    del calentamiento global que pueden influir en las actividades
    humanas y en los ecosistemas. Algunas especies pueden ser
    forzadas a emigrar de sus hábitats para evitar su
    extinción debido a las condiciones cambiantes, mientras
    otras especies pueden extinguirse.

    Otro motivo de gran preocupación para algunos es
    la elevación del nivel de los mares. Los niveles de los
    mares se están elevando entre 1 y
    2 centímetros por decenio, a la vez que se agudizan
    los fenómenos climáticos extremos, y algunas
    naciones isleñas del Océano Pacífico, como
    Tuvalu, ya están trabajando en los detalles de una
    eventual evacuación. El calentamiento global da lugar a
    elevaciones del nivel marino debido a que el agua de los mares se
    expande cuando se calienta, además de que se produce un
    aumento de la cantidad de agua líquida procedente de la
    reducción de los glaciares de montaña y se teme un
    decrecimiento de los casquetes glaciares. En palabras del TAR del
    IPCC:

    Se prevé que el nivel medio global del mar se
    elevará entre 9 y 99 cm entre 1990 y 2100. […] y en
    caso de que todo el hielo de la Antártida se derritiera,
    el nivel del mar aumentaría 125 m.

    Conforme el clima se haga más cálido la
    evaporación se incrementará. Esto causaría
    un aumento de las precipitaciones lluviosas y más
    erosión. El IPCC pronostica un aumento de las
    precipitaciones en las regiones frías (latitudes altas) y
    en ciertas regiones tropicales lluviosas, a la vez que una
    reducción en las zonas secas de latitudes medias y
    tropicales, como la cuenca mediterránea o el nordeste
    brasileño. Es decir, un clima más extremo con la
    precipitación repartida de forma más
    desigual.

    El calentamiento global tendría otros efectos
    menos evidentes. La corriente del Atlántico norte, por
    ejemplo, se debe a los cambios de temperatura. Parece ser que,
    conforme el clima se hace más cálido, esta
    corriente está disminuyendo, y esto quiere decir que
    áreas como Escandinavia y Gran Bretaña, que son
    calentadas por esta corriente, podrían presentar un clima
    más frío, en lugar del calentamiento general
    global.

    Hoy se teme que el calentamiento global sea capaz de
    desencadenar cambios bruscos de temperatura, incluso a la baja.
    La corriente del Atlántico Norte data de la época
    del deshielo de la última glaciación (hace
    14.000 años). Hace 11.000 años esa
    corriente sufrió una interrupción que duró
    1.000 años. Esto provocó el miniperíodo
    glacial conocido como Dryas reciente —el nombre de una flor
    silvestre alpina, Dryas octopetala— que duró
    900 años en el noroeste de Norteamérica y el
    norte de Europa.

    El calentamiento global modificaría la
    distribución de la fauna y floras del planeta. Ello
    supondría la expansión de enfermedades de las que
    algunos de esos animales son portadores. Tal es el caso de la
    malaria, el dengue o la fiebre amarilla, cuyos vectores son
    ciertas especies de mosquitos que habitan principalmente en zonas
    tropicales.

    El calentamiento global también podría
    tener efectos positivos, ya que las mayores temperaturas y
    mayores concentraciones de CO2 pueden mejorar la productividad de
    los ecosistemas. Los datos aportados por satélites
    muestran que la productividad del Hemisferio Norte se ha
    incrementado desde 1982. Por otro lado, un incremento en la
    cantidad total de la biomasa producida no es necesariamente
    bueno, ya que puede disminuir la biodiversidad aunque florezcan
    un pequeño número de especies. De forma similar,
    desde el punto de vista de la economía humana, un
    incremento en la biomasa total pero un descenso en las cosechas
    podría ser una desventaja. Además, los modelos del
    IPCC predicen que mayores concentraciones de CO2 podrían
    favorecer la flora hasta cierto punto, ya que en muchas regiones
    los factores limitantes son el agua y los nutrientes, no la
    temperatura o el CO2 Tras ese punto, incluso aunque los efectos
    invernadero y del calentamiento continuasen, podría no
    haber ningún incremento del crecimiento.

    Otro posible punto de discusión es la influencia
    de los efectos del calentamiento global en el equilibrio
    económico humano norte-sur. Por ejemplo, si
    provocaría una mayor desertización de los
    países áridos y semiáridos y un clima
    más benigno en los países fríos, o bien si
    el efecto fuera diferente.

    Finalmente, una pregunta: ¿Por qué si el
    calor es un factor importante en el calentamiento global no se
    hace un inventario de las fuentes de emisión calor y se
    proyectan campañas para el uso de tecnologías
    más frescas?

     

     

    Autor:

    Jorge Alberto Vilches Sanchez

     

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