Monografias.com > Salud
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Potencial de la terapia génica en enfermedades virales




Enviado por liliana portilla



  1. Introducción
  2. Genes
    terapéuticos y vectores
  3. Usos de la terapia
    génica
  4. Mejoras y
    desarrollo en las estrategias de la terapia
    génica
  5. Terapia
    génica y SIDA
  6. Conclusión
  7. Referencias
    bibliográficas

Introducción

Un gen es aquel segmento de ADN que lleva la
información para transcribirse en un ARN mensajero que
posteriormente se traducirá a una proteína. Las
mutaciones, o cambios en la secuencia de ADN, tienen que
conllevar un aumento o disminución de la función de
la proteína para ser patológicas. Distinguimos
entre enfermedades monogénicas y poligénicas si se
originan por alteración de uno o más genes. El
concepto de terapia génica surgió en los
años ochenta como posible solución a enfermedades
monogénicas como la hemofilia A, en la que el gen del
factor VIII de coagulación está mutado
(1).

El concepto de terapia génica, es definida como
la introducción de material genético en una
célula con el propósito de aliviar o eliminar un
proceso patológico, surgió a nivel
ideológico a mediados de los años 60, incluso antes
del desarrollo de la tecnología del DNA recombinante. Su
apoyo experimental comenzó en los 80 con la
aparición de los vectores retrovirales. Las primeras
demostraciones in vitro de la potencialidad de esta
nueva tecnología generaron un optimismo desmesurado en la
comunidad científica que ha provocado, a lo largo de poco
más de una década, el establecimiento de más
de un millar de ensayos clínicos. Sin embargo, la euforia
inicial se ha traducido en prudencia e, incluso en cierto
escepticismo en algunos sectores, al no cumplirse las
expectativas temporales de evolución y consecución
de resultados. El fallecimiento de un joven paciente implicado en
uno de estos programas, junto con la aparición inesperada
de varios casos de leucemia inducida tras la integración
del transgen, ha provocado una dura crítica al desarrollo
que se está produciendo en este campo. En
contraposición, comienzan a obtenerse las primeras
evidencias de éxito terapeútico, además de
acumularse datos experimentales prometedores. Por otra parte, la
baja toxicidad de los tratamientos y las grandes posibilidades
aún por desarrollar, siguen justificando, e incitando, un
continuo avance en este apasionante campo de la
investigación biotecnológica (2).

OBJETIVO

El objetivo principal de los diversos abordajes de la
terapia génica es el transducir los genes
terapéuticos en la mayor parte de las células
diana. A nivel de enfermedades crónicas o
inmunológicas se requiere, asimismo, una expresión
estable de los genes terapéuticos y a nivel de las
células tumorales la eficiencia o porcentaje de
células transducidas condiciona el éxito de los
tratamientos. Por consiguiente, los vectores son uno de los
elementos básicos para optimizar los abordajes y
protocolos de terapia génica dado que sabemos que con el
empleo de liposomas menos del 10% de las células van a ser
transducidas, que con el empleo de retrovirus sólo se van
a infectar células en replicación y que con los
adenovirus va a haber una respuesta inflamatoria importante y una
transducción transitoria del gen terapéutico
(1).

Genes
terapéuticos y vectores

En cualquiera de los protocolos de terapia génica
hay que considerar dos elementos básicos: los genes
terapéuticos y los vectores. Los genes terapéuticos
pueden reemplazar genes que producen proteínas no
funcionales, inhibir el efecto de genes que están
patológicamente activos, o incluso pueden ser genes
tóxicos o suicidas capaces de eliminar células
tumorales. Los vectores son los vehículos que transportan
estos genes y de ellos depende el porcentaje de células
que expresan el gen terapéutico (eficiencia), el que la
expresión del gen sea continua o transitoria, así
como el que la expresión del gen sea lo más
selectiva y específica posible en las células
diana. El diseño de nuevos vectores es uno de los grandes
desafíos actuales en terapia génica (1).

3.1 Clases de vectores

Existen dos grandes grupos de vectores: virales y
no-virales. Los primeros incluyen todos aquellos que se han
obtenido a partir de un virus, tratando de eliminar sus
características patológicas y de adaptarlos a su
nueva función como transportadores de material
genético heterólogo. Pretenden aprovechar la
ventaja que aportan los virus como vectores naturales, que han
sufrido procesos de evolución complejos a lo largo de
millones de años para optimizar su función de
introductores de material genético en las células
que invaden. Los vectores no-virales siguen una estrategia
opuesta, de síntesis en lugar de modificación.
Parten de estructuras sencillas, conocidas, e intentan
reconstruir desde la base un sistema completamente artificial que
posibilite el transporte efectivo de genes en el interior de una
célula. Como resulta obvio, las opciones son muy diversas,
aunque todas ellas tienen en consideración puntos
equivalentes, que han de resolver, en el intento de incorporar
todos los elementos necesarios para la construcción de un
sistema de transferencia efectivo. Ambas estrategias tienen
ventajas y desventajas (2).

La baja eficiencia de transducción de un tumor es
un denominador común que explica en parte la escasa
respuesta clínica de las estrategias. Un vector
vírico que tuviese capacidad replicativa en la
célula tumoral podría paliar esta deficiencia. A su
vez la célula tumoral moriría por el efecto
citopático de la replicación. Esta área de
la biomedicina se denomina terapia viral del cáncer o
viroterapia. La viroterapia surgió a principios del siglo
XX, al observase curaciones en pacientes oncológicos que
contraían enfermedades víricas. Inicialmente se
inyectaron todo tipo de virus. El adenovirus se descubrió
en 1953 y se ensayó en 1956. Actualmente se usan virus de
ARN y ADN con propiedades oncotrópicas o diseñados
para replicarse selectivamente en tumores (1).

Usos de la
terapia génica

Por estas razones la terapia génica se
está aplicando a múltiples enfermedades. En
enfermedades no malignas causadas por la ausencia de una
función génica se requiere la expresión
estable del gen terapéutico. Las perspectivas de
éxito son mucho mayores si la corrección
genética confiere una ventaja selectiva a las
células modificadas (1), además la terapia
génica es una excelente alternativa para el tratamiento de
muchas enfermedades. La capacidad para manipular el DNA ha
permitido dirigir la terapia génica para corregir la
función de un gen alterado, aumentar la expresión
de un gen o activar la respuesta inmune. Así, se puede
proponer el uso del DNA como un medicamento capaz de controlar,
corregir o curar una enfermedad. La terapia génica contra
cáncer tiene un potencial enorme, y en la última
década se han obtenido resultados muy alentadores del uso
del DNA para controlar diversas neoplasias en modelos animales,
lo cual ha permitido su aplicación en protocolos
experimentales en humanos. Se reseñan los fundamentos de
la terapia génica y su aplicación en cáncer
cervical, desde el punto de vista de las alteraciones de la
respuesta inmune enfocadas al microambiente tumoral y el uso de
las citocinas como moduladores de la respuesta inmune
(3).

La terapia génica contra el cáncer propone
reemplazar o alterar la expresión de algunos genes que
promueven el proceso tumoral. Por ejemplo, la pérdida de
genes supresores de tumor (como el gen p53) y la
sobreexpresión de oncogenes (por ejemplo, K-ras) se han
identificado en varias neoplasias. Esto ha permitido corregir una
anormalidad genética por la inserción de una copia
del gen normal y la reversión del fenotipo maligno
asociado con la muerte de la célula tumoral. Sin embargo,
aunque estos resultados son alentadores, esta alternativa no ha
tenido aún el éxito esperado en su
aplicación en modelos in vivo. Así, con la
finalidad de incrementar la eficiencia terapéutica de este
tipo de procedimientos, será necesario implementar nuevas
estrategias para poder transferir genes a las células
malignas, y evitar que las células normales sean afectadas
(3).

En la actualidad el tratamiento contra diferentes
enfermedades oncológicas ha evolucionado a pasos muy
acelerados. Esto ha sido posible gracias a la influencia de la
ingeniería genética y de la genómica en la
medicina, que han permitido cambiar la perspectiva de los
tratamientos y terapias contra las neoplasias. En este sentido,
la terapia génica es una herramienta muy útil en la
biomedicina moderna y, gracias a la capacidad de transferencia de
DNA para corregir la acción de un gen alterado y favorecer
la activación de la respuesta inmune, tiene un potencial
enorme para el tratamiento, prevención o
eliminación de algunos tipos de cáncer
(3).

4.1Estrategias de la terapia génica

Las distintas estrategias de la terapia génica se
basan en la combinación de tres elementos clave, el
material genético a transferir, el método de
transferencia y el tipo celular que incorporará dicho
material genético. Inicialmente la atención se
centró en el tratamiento de las enfermedades hereditarias
monogénicas, pero posteriormente la mayor parte de los
ensayos clínicos (más de cuatrocientos) han
abordado el tratamiento del cáncer. En China se ha
aprobado un producto genético para su
comercialización: un adenovirus que transfiere la
versión correcta del gen supresor de tumores p53. Y a
finales de los 90, un grupo de niños con inmunodeficiencia
combinada severa fue exitosamente tratado mediante la
transferencia ex vivo a células de su médula
ósea de la versión correcta del gen alterado,
aunque algunos de estos niños han desarrollado más
adelante síndromes linfoproliferativos por la
activación de un oncogén en las células
corregidas. La terapia génica humana es factible y puede
ser útil, pero las herramientas necesitan ser
perfeccionadas para que pueda llegar a formar parte del arsenal
terapéutico habitual (4).

En el tratamiento de las infecciones por los virus de la
hepatitis B y C la terapia génica ha sido usada para
mejorar la actividad regional de distintas citoquinas, incluyendo
el interferón-a, el interferón-?, la interleucina,
o la interleucina, permitiendo reducir sus efectos adversos a
nivel sistémico. Esta estrategia podría ser
especialmente útil para pacientes que recaen tras una
respuesta inicial a los tratamientos disponibles. Por otro lado,
la transferencia génica puede hacer que las células
sean resistentes a la infección viral bloqueando el ciclo
vital del virus en distintos puntos. La interferencia con la
propagación del virus puede lograrse utilizando
moléculas antisentido, ribozimas o RNA interferentes, pero
ninguna de estas estrategias ha pasado a la fase de ensayos
clínicos (4).

La prevención de las infecciones puede abordarse
mediante la vacunación genética, consistente en la
transferencia de genes que expresan antígenos virales
inmunogénicos a tejidos con capacidad de despertar el
sistema inmune como la piel. En la actualidad hay en marcha
ensayos clínicos en fase I para valorar la seguridad y
eficacia de las vacunas genéticas para la
prevención de la infección por el virus de la
hepatitis B (4).

En general, los factores necesarios para conseguir que
la terapia génica sea efectiva no son diferentes que para
otras modalidades terapéuticas nuevas. Incluyen los
factores técnicos (la distribución y
expresión genética), clínicos (eficacia y
seguridad terapéutica) y factores socieconómicos.
Se está realizando un enorme trabajo en la actualidad para
mejorar la capacidad de los vectores para transducir
células de forma segura y específica, para aumentar
la capacidad de regulación de la expresión del
transgén por los promotores y para mejorar el conocimiento
de las condiciones más adecuadas para la transferencia
génica. Aún así, todavía es necesario
un gran esfuerzo para conseguir el éxito final. Los
resultados de la terapia génica deben tener beneficios que
pesen más que los riesgos y debe ofrecer ventajas sobre
los tratamientos convencionales, sólo así puede
llegar a ser aceptada en la práctica médica general
(4).

4.2 Dirección de la terapia
génica

La terapia génica va dirigida, en general, a
tratar la causa de la enfermedad cuando ésta es un error
en la información genética, a diferencia de la
mayoría de tratamientos médicos y
quirúrgicos, cuyo objetivo es el alivio de los
síntomas o el freno a la progresión del proceso. No
obstante, también se puede utilizar la terapia
génica para interferir en los mecanismos
patogénicos de las enfermedades, como tratamiento
único o como coadyuvante de otras intervenciones
médicas o quirúrgicas (5).

La gran mayoría de ensayos en terapia
génica infecciosa se han realizado en pacientes con SIDA.
La administración de ADN o ARN "antisense" o antisentido
va encaminada a bloquear el ADN nativo del virus y así
inhibir su replicación. También, se ha intentado la
transfección de genes suicidas o de genes estimulantes de
células inmunitarias contra el agente infeccioso. El
propio virus HIV1 y otros lentivirus se están ensayando
como vectores en muchos de estos ensayos. Los resultados no
están aún disponibles. Se han intentado
tratamientos de terapia génica con ADN antisentido en
hepatitis B, C, influenza e incluso en una enfermedad no
infecciosa, la enfermedad de Alzheimer, intentando bloquear la
producción de proteína precursora de la amiloide
(anti-APP) (5).

Mejoras y
desarrollo en las estrategias de la terapia
génica

5.1La interferencia por ARN (RNAi), (siARNs)

Desde hace 8 años se dispone de una nueva
herramienta molecular, que ha revolucionado al mundo
científico, la interferencia por ARN (RNAi), con la cual
se puede reducir (knock-donw) o perder
(knock-out) la expresión de un gen en
células de mamíferos (in vitro) e
inclusive en animales (in vivo). Esta interferencia se
logra, mediante la introducción a nivel celular de un ARN
de doble cadena pequeño de unos 21 – 27 pb (siRNA),
el cual es reconocido a nivel celular por una maquinaria
ancestral que media la degradación o supresión
específica del o los mRNA(s) que contiene la secuencia
complementaria al siRNA introducido o producido,
produciéndose principalmente una degradación del
mRNA citoplasmático y una disminución de la
traducción del mensaje. Recientemente ha sido publicado un
excelente artículo de revisión sobre la historia de
la interferencia por ARN y los microRNA (RNAi endógenos)
(6).

El silenciamiento génico vía interferencia
de ARN (ARNi) mediada por pequeños ARNs de interferencia
(siARNs), es una de las técnicas experimentales más
utilizadas de los últimos años. En el área
de la biología, el hecho de que las moléculas de
ARN puedan regular la expresión de genes es sin duda el
hallazgo más importante en décadas. La razón
de su éxito se debe a que es un mecanismo biológico
conservado que se encuentra presente en las células de una
gran cantidad de organismos, incluido el humano. Presentan un
enorme potencial fisiológico en áreas como la
terapia génica o el cáncer, en donde la
expresión de ciertos genes favorece la progresión
de la enfermedad. Además, se discuten los riesgos
derivados de la introducción y liberación de siARNs
en los organismos y la importancia del ARNi en un marco
clínico en donde es posible inhibir blancos, susceptibles
y no susceptibles a fármacos (7).

El ARN de interferencia (ARNi) es una respuesta
biológica conservada a ARN de doble hebra (dsARN) la cual
media la resistencia a ácidos nucleicos patógenos y
regula la expresión de genes. El mecanismo pudo haber
evolucionado para interferir con la replicación viral o la
actividad de transposones o para responder a otras formas
inapropiadas de expresión génica. Actualmente se
está utilizando para reducir la actividad de un gen
específico. Debido a que es un mecanismo biológico
presente en las células de muchos organismos, incluido el
humano, representa una estrategia novedosa y altamente
específica para la inhibición fisiológica de
la expresión de un gen en particular. El ARN de
interferencia es, por lo tanto, un mecanismo de silenciamiento
génico postranscripcional que inicia con la presencia de
siARNs. La maquinaria del ARNi opera a distintos niveles:
remodelación de la cromatina, inhibición de la
traducción y, el más conocido, inhibición y
degradación del mARN específico de un gen
(7).

Se ha demostrado que los siARNs pueden potencialmente
interferir con la replicación del VIH ya que, in
vitro,
la transfección de siARNs que inhiben rev,
gag, vif, nef, tat, env
o secuencias LTR virales inhibieron
efectivamente la replicación del virus en linfocitos
primarios de sangre periférica y en macrófagos.
Debido a que el VIH muta demasiado, las secuencias de los siARNs
deberán estar en un cóctel que cubra una amplia
gama de secuencias lo más conservadas posibles dentro del
genoma viral. Lo anterior fue evaluado por el grupo de Berkhout
cuando expresaron tres diferentes siARNs, dirigidos contra
secuencias virales, en un sólo vector y observaron una
mayor disminución en la producción de virus que en
el control (un vector con sólo un siARN) (7).

Con respecto a los estudios en virus de la hepatitis C,
se han diseñado siARNs que tienen como blanco secuencias
conservadas en la región 5" no traducida de su ARN
mensajero, la cual es crucial para el inicio de la
traducción de la proteína, y se observó una
fuerte inhibición en la producción del virus en
cultivos celulares (7).

Diversos estudios importantes destacan la
utilización de siARNs en el silenciamiento de oncogenes y
su efectividad en reducir la tumorogenicidad in vivo. El
primer oncogen en ser inhibido por ARNi fue K-Ras en el que se
observó una inhibición del crecimiento tumoral en
ratones desnudos atímicos. Después de éste,
siguió una gran lista de oncogenes disminuidos por ARNi en
diversos modelos, los cuales ya empiezan a ser probados in
vivo
con el objeto de encontrar mejores métodos para
infectar células blanco, evitar efectos secundarios y los
efectos off-target. Recientemente un estudio in
vitro
con células SGC-7901 de carcinoma
gástrico humano empleando siARN contra survivina (una
proteína inhibidora de la apoptosis sobreexpresada en
cáncer) demostró una inhibición en el
crecimiento del tumor y la inducción de apoptosis en esas
células (7).

Una organización del Instituto de
Investigación Genómica Traduccional en Maryland
realiza un análisis de células en cultivo y
células primarias para hallar blancos relacionados a la
biología y progresión de células cancerosas.
Estos avances entran en el terreno de la era postgenómica
ya que se analizan enormes cantidades de genes que puedan dar
indicio a la mejor comprensión del cáncer y de sus
blancos susceptibles a fármacos. Esta organización
utiliza una biblioteca de 10,000 siARNs contra 5,000 blancos
susceptibles a fármacos y cerca de 25,000 vectores que
producen siARNs. Además, con estos análisis es
posible evaluar el efecto de la inhibición de un gen
blanco sobre otros genes relacionados y así poder observar
posibles efectos colaterales y seleccionar aquellos que sean
altamente específicos (7).

Otros grupos especializados en el análisis o
screening de alto rendimiento (Galápagos
Genomics) analizan también el efecto de siARNs
contra 4,900 blancos susceptibles de fármacos en un rango
de enfermedades que van desde artritis reumatoide hasta asma o
enfermedad de Alzheimer. Este grupo utiliza virus para infectar
sus células en placas de microtitulación con lo que
consiguen análisis de alto rendimiento para la
validación de blancos terapéuticos mediante siARNs
(7).

Finalmente, se ha observado la presencia de miARNs
durante el desarrollo del cáncer, ya que éstos
pueden actuar como oncogenes o genes supresores de tumor al
disminuir la expresión de proteínas involucradas en
proliferación celular o apoptosis. Además, se ha
encontrado que estos miARNs funcionan en muchos aspectos de la
carcinogénesis (adhesión, angiogénesis e
invasión de tejidos) lo que indica la importancia del
mecanismo del ARNi en el desarrollo de los tumores
(7).

El ARNi ha emergido rápidamente como una
herramienta para identificar funciones de genes y terapia
génica. La tecnología del ARNi facilita el
análisis de vías de señalización
involucradas en el desarrollo de la obesidad, resistencia a
insulina y diabetes, además, de la identificación y
validación de nuevos blancos para la intervención
terapéutica del SIDA o el cáncer (7).

Finalmente, el ARNi, mediante el empleo de siARNs, nos
brinda una posibilidad insuperable de silenciar genes de forma
simultánea y rápida en diferentes modelos y
enfermedades. Es posible que en los próximos años
este tipo de terapias estén disponibles para el ser humano
(7).

5.2 Otros avances

La terapia génica es de gran esperanza para el
tratamiento de muchas enfermedades crónicas. Los avances
tecnológicos y los nuevos vectores pueden mejorar la
eficiencia y seguridad de esta terapia (8).

En el caso del tratamiento de enfermedades malignas se
han encontrado anticuerpos monoclonales con capacidad de
destrucción directa de las células tumorales, entre
los que destacan los anticuerpos anti-CD20 en el tratamiento de
linfomas. Se desarrollan, cada vez más, anticuerpos
monoclonales que tienen mecanismos indirectos de acción,
ya que no destruyen las células tumorales directamente,
sino que interfieren con factores tróficos necesarios para
la supervivencia y la proliferación de las células
tumorales, o bien con la vascularización del tejido
maligno (9).

Terapia
génica y SIDA

El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida
(SIDA), producido por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH),
ha adquirido características de pandemia y es motivo de
preocupación mundial. En el Perú, se han
diagnosticado más de 4,500 casos de SIDA y se calcula que
alrededor de cincuenta mil personas están infectadas con
el VIH. De estos últimos, aproximadamente el 75%
desarrollarán la enfermedad en los próximos cinco
años. Más de veinte millones de personas
están infectadas alrededor del mundo, siendo mujeres y
niños las poblaciones cuyas tasas de infección
están aumentando con mayor rapidez. La biología
molecular del virus ha sido bastante estudiada. La secuencia
genética del virus y la variedad de proteínas
virales que son sintetizadas son conocidas, así como la
regulación de la replicación viral.
Desafortunadamente, la terapia anti-VIH está lejos de ser
óptima. Las actuales combinaciones de drogas anti-VIH
retardan la progresión de la enfermedad y la
aparición del SIDA, pero el efecto a largo plazo no es
claro. Zidovudina, la primera droga anti-VIH que demostró
reducir la concentración de virus en plasma y la
recuperación de los linfocitos T, así como inducir
una aparente mejoría clínica en los paciente, no
demostró poder reducir la mortalidad por SIDA. Nuevas
drogas anti –VIH están siendo probadas con
diferentes protocolos de tratamiento; sin embargo, la posibilidad
de desarrollo de resistencia a estos medicamentos es aún
alta, debido a que el virus muta con una frecuencia
extraordinaria. Además los efectos adversos son bastantes
severos y frecuentes. Muchos pacientes no toleran estos efectos y
no pueden cumplir con el esquema de tratamiento (10).

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es capaz
de infectar macrófagos, una estirpe de células
diferenciadas terminalmente y que constituyen uno de los
reservorios del virus, además de infectar los linfocitos
T4, cuya consecuente destrucción es la causa directa del
SIDA. Estos últimos, aun no habiendo alcanzado un estado
de diferenciación terminal, se hallan normalmente en
estado no proliferativo (11).

Además de las medidas de prevención, es
necesario el desarrollo de nuevas y eficientes estrategias
terapéuticas para la infección por VIH. Nuevos
enfoques biológicos para el tratamiento de la
infección por VIH han sido propuestos, y entre ellos
está el uso de la terapia genética. La
infección por VIH puede ser considerada una enfermedad
genética adquirida, pues el virus se integra dentro del
genoma de la célula infectada, se replica con ella y tiene
el potencial de expresarse hasta que la célula muere. El
virus se transmite verticalmente de madre a hijos y la persona
infectada se convierte en mosaico para los genes del VIH. En
forma general, la terapia genética puede definirse como la
hematopoyéticas del paciente, translucirlas con el gen
protector y reinfundirlas al paciente, esperando regenerar la
población de las células del sistema inmune con
células protegidas contra la replicación del VIH.
Sin embargo, este sistema tiene aún importantes
limitaciones: la eficiencia de transducción es
relativamente baja y se requiere que la célula a
transducir esté dividiéndose. Varios grupos
están trabajando intensamente para reducir estas
limitaciones, probando diferentes métodos de
transducción con la ayuda de diferentes citoquinas y
ensayando nuevos vectores retrovirales que se integren en el
genoma celular sin necesidad de que la célula se
esté dividiendo (10).

En la infección por VIH, la terapia
genética está siendo aplicada para generar
linfocitos capaces de inhibir la replicación del virus. El
VIH infecta primordialmente linfocitos CD-4 positivos y
monocitos, en consecuencia, un gen terapéutico debe ser
transducido a estas células CD-4 positivas, a monocitos o
a células hematopoyéticas pluripotenciales. Si se
consigue conferir la protección anti-VIH a las
células hematopoyéticas, las células que se
diferencien de ella estarán protegidas y así esta
protección se mantendrá de por vida. El vector de
genes más apropiado para transducir células
hematopoyéticas es el retrovirus murino, porque existe ya
gran experiencia para la transducción de células
hematopoyéticas y porque la integración del gen
transducido es permanente. Así, el plan de tratamiento
consistiría en obtener células (10).

La extrema variabilidad de la secuencia del VIH ocasiona
un severo problema al sistema inmune. Las altas tasas de
replicación, mutación, y recombinación del
VIH le permiten escapar a la respuesta inmune natural o aquella
evocada por una vacuna. Existen además otras dificultades
técnicas en la investigación del VIH, como la
carencia de un modelo animal ideal, la existencia de
múltiples subtipos de VIH y dificultades en la
inducción de inmunidad en las mucosas, entre otras
(12).

Lo que sugiere que una vacuna exitosa no necesita
bloquear la infección completamente; bastaría con
que logre una rápida "depuración" o
reducción de la carga viral a un punto en el que no
produzca síntomas o permita la transmisión. La
vacuna ideal debe ser, segura, de fácil
administración, barata, estable, debe proteger contra
todos los subtipos de VIH, y debe requerir sólo pocas
dosis para brindar protección permanente. La meta global
de cualquier estrategia de inmunización es inducir una
respuesta inmune específica (contra el patógeno),
que sea potente y duradera, con el mínimo número de
inmunizaciones (12).

El objetivo de la terapia genética anti-VIH es
producir un sistema inmune con células resistentes a la
replicación viral, que a la vez sean funcionales y
combatan las infecciones por otros organismos (10).

A diferencia de las enfermedades genética, en la
cuales la terapia genética interviene para reemplazar un
gen defectuoso, y cuyos principales problemas son la
transferencia y la apropiada regulación del gen, las
estrategias de terapia genética para controlar la
infección por VIH y otras infecciones enfrentan variables
adicionales producidas por la biología de la
interacción entre el virus y nuestro cuerpo
(10).

Conclusión

La terapia génica hoy día constituye una
importante alternativa para el manejo clínico de
enfermedades hasta ahora incurables, entre ellas los errores
innatos del metabolismo. En la actualidad se adelantan
protocolos, que se encuentran en diferentes etapas
preclínicas y clínicas, para patologías como
la inmunodeficiencia combinada severa, hemofilias A y B, fibrosis
quística, enfermedad de Parkinson, algunas entidades
lisosomales como la enfermedad de Gaucher y varias
mucopolisacaridosis, así como algunas
aminoacidopatías como la fenilcetonuria, tirosinemia tipo
I, homocistinuria y deficiencia de ornitina transcarbamilasa.
Igualmente se han logrado importantes avances en el manejo de
desórdenes siquiátricos y del sistema nervioso
central. Sin embargo, problemas como la baja y transitoria
expresión del gen de interés, unido a la
aparición de reacciones adversas o fuertes respuestas
inmunológicas tras la administración del material
genético, han impedido alcanzar, por ahora, el
éxito propuesto por algunos investigadores
(13).

Referencias
bibliográficas

(1) Bonastre R, Barquinero J,.Ramón S y
Agueras C. Terapia génica: realidades actuales y
expectativas. Rev Clin Esp
2005;205(4):178-88.

(2) Fominaya J. Vectores de transferencia en
terapia génica. Biotecnología aplicada. 6°
Curso de Biotecnología aplicada. Pag. 85-100.

(3) Bermúdez V. Terapia génica con
citocinas contra cáncer cervicouterino. Salud
pública de México / vol.47, no.6,
noviembre-diciembre de 2005.

(4) Castellanos M y Sangro B. Terapia
génica: ¿Qué es y para qué sirve?.
An. Sist. Sanit. Navar. 2005; 28 (1): 17-27.

(5) Casanelles M. La terapia génica:
presente y futuro. Pediatr Integral 2002;6(9):831-837.

(6) Correa M, Adjounian H y Adjounian S.
Silenciamiento de genes mediante RNA interferencia. Archivos
Venezolanos de Farmacología y Terapéutica Volumen
27, número 1, 2008.

(7) Nakamura Y et all. Aplicaciones
terapéuticas del ARN de interferencia. Bioquimia, Vol. 34,
Núm. 1, enero-marzo, 2009, pp. 26-36 Asociación
Mexicana de Bioquímica Clínica, A.C.
México.

(8) Vera O. Terapia génica. Medicina
Interna de México Volumen 22, Núm. 5,
septiembre-octubre, 2006.

(9) Alfaro C. El potencial de la
inmunomodulación con anticuerpos monoclonales anti-CD137
(4-1BB) para terapia de enfermedades malignas e infecciones
virales crónicas. Anales del sistema sanitario de Navarra,
Vol. 29, Nº. 1, 2006 , pags. 77-96.

(10) Chinen J. Terapia genética para la
infección por VIH. Rev Med Hered 1997; 8:
72-77.

(11) Talavera A. El vih y otros retrovirus
complejos en la terapia génica de células en
reposo. Virología, Volumen 7, Número
1/2000.

(12) Cervantes J y Aguilar J. Perspectivas de la
vacuna contra el VIH. Rev Med Hered 9 (4), 1998,
pags.1463-150.

(13) Alméciga C , Sáenz2 H y
Barrera L. Estado actual, consideraciones éticas y
perspectivas de la terapia génica en errores innatos del
metabolismo. Rev. Acad. Colomb. Cienc. 30 (117): 525-540,
2006

 

Autor

Liliana Angelica Portilla Angulo

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter