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Principales figuras de la ciencia cognitiva



  1. Immanuel
    Kant
  2. Locke y Hume,
    Descartes y Leibniz
  3. Marvin
    Minsky
  4. Categorías
  5. Taxonomía
    china antigua
  6. Objetivistas
  7. Constructivistas
  8. Categorización de objetos de la tribu
    australiana Dyirbal
  9. Clasificaciones
    cladísta y fenética
  10. Clasificación de
    peces
  11. Nuestra
    taxonomía natural
  12. Fuente

Walter Truett Anderson (1933- ),
politólogo, psicólogo social y escritor
estadounidense. Su libro REALITY, Isn"t What It Used To Be,
traducido al español como: La Realidad Emergente. Ya nada
es como era, cuenta con el mayor número de ediciones y fue
galardonado como "Uno de los 100 libros más importantes
sobre el futuro".

Immanuel
Kant

Existen dos buenos motivos por los cuales se relaciona
el nombre de Immanuel Kant con la ciencia cognitiva: primero,
porque vaticinó que jamás existiría, y
segundo, porque parte de su obra es relevante a esta
disciplina.

Kant aseguraba que era imposible desarrollar una ciencia
de la psicología y que, de hecho, nunca llegaría a
existir. Sostenía que no era posible aplicar un enfoque
científico al estudio de la mente porque ésta se
vería directamente involucrada en el proceso.

Agregaba que, al no tener extensión en el
espacio, no permitía la experimentación, y que
además no había forma de cuantificar el
pensamiento. De esta forma aludió a los mismos problemas
que los conductistas pretendieron eludir en el siglo
veinte.

Locke y Hume,
Descartes y Leibniz

Su tarea comenzó a finales del siglo XVIII con
una cuestión tan polémica en su tiempo como lo es
hoy en día la oposición
objetivismo-constructivismo: el conflicto entre los
filósofos empíricos británicos, como Locke y
Hume, que consideraban al pensamiento como un simple instrumento
para comprender o utilizar la experiencia proveniente del mundo
real, y los filósofos continentales, como Descartes y
Leibniz, que conferían a la mente la función de
organizar y descubrir la realidad.

Desde ya, no se trata de un debate posmoderno. Ambas
partes consideraban que era factible alcanzar una verdad
universal e inalterable. El problema residía en
cómo hacerlo, y comenzaba ya a vislumbrarse la lucha entre
las ciencias exactas y las ciencias sociales, dos enfoques
opuestos.

El intento de resolver este conflicto constituyó
la contribución de Kant a la búsqueda del
conocimiento fundacional de la realidad, más allá
del relativismo histórico y cultural, pero se
traslucía en él una concepción de la mente
como creadora de la realidad, por lo que algunas personas lo
consideran el precursor del pensamiento posmoderno.

Kant describió la mente como un órgano
activo que ordena los datos que provienen de la experiencia en
base a su propia estructura. No se trata de la tabla rasa de
Locke, pero tampoco puede prescindir del estímulo externo.
Se la podría considerar una posición intermedia y
sin riesgos. Pero el aspecto subversivo del pensamiento de Kant
residía en que, para él, no experimentamos las
cosas en sí mismas sino representaciones de ellas:
fenómenos, nóumenos (objetos no fenoménicos,
es decir, que no pertenece a una intuición sensible, sino
a una intuición intelectual o suprasensible), apariencias,
sensaciones estructuradas por el pensamiento humano. No los
hechos reales del inescrutable mundo externo. A la manera de la
vieja filosofía, haciendo uso de la introspección,
la razón y las palabras, llegó a formular la
pregunta básica de la ciencia cognitiva: ¿de
qué forma la mente se representa el mundo externo a
sí misma?

Los científicos cognitivos contemporáneos
se dividen en dos grupos de acuerdo con la respuesta que dan a
esta pregunta.

Para quienes poseen una orientación objetivista,
la mente (o más bien el cerebro, como muchos
preferirían denominarlo) es el espejo de la naturaleza, y
existe con el fin específico de permitir al organismo
obtener información fidedigna acerca de su
entorno.

Pero existe otro grupo de científicos cognitivos
que asignan al cerebro un funcionamiento muy distinto, y de paso
ofrecen un nuevo enfoque a la pregunta Kantiana.

Marvin
Minsky

Marvin Minsky, por ejemplo, uno de los fundadores de la
inteligencia artificial, responde esta pregunta con la idea de
modularidad. Para Kant la mente era un solo órgano.
Según Minsky el cerebro está compuesto por varios
órganos cuyas funciones son muy similares, y agrega
además que sólo una porción del cerebro (los
órganos asociados con los sentidos) se ocupa de la
percepción. Sostiene que la mayoría de los
órganos del cerebro están conectados entre
sí, y no con el exterior, y su realidad corresponde a la
de aquellos órganos a los que están conectados. Es
por eso que afirma que se debe abandonar la idea de que la mente
mira hacia el exterior.

El cerebro procesa la información primaria a
través de una enorme cantidad de material, que incluye las
creencias y los valores impuestos por la sociedad. Las historias
que inventa acerca de los acontecimientos del mundo exterior
demuestran su capacidad creativa. Tomemos como ejemplo al joven
sujeto del experimento del doctor Gazzaniga que debió
explicar por qué se había puesto de pie y se
disponía a retirarse. El (para ser más preciso, la
parte de él que registraba las preguntas y elaboraba las
respuestas) no sabía por qué, pero sin el menor
esfuerzo siguió el camino inverso: a partir del efecto
buscó una causa justificada (al igual que los mitos sobre
la Creación pero en menor escala) y elaboró una
respuesta que hizo que su acción tuviese
sentido.

De esta forma Minsky echa por tierra uno de los
postulados básicos del pensamiento occidental, el Ser, al
afirmar que el Ser es sólo una parte de la mente que
confundimos con el todo
. Comprende que hayamos creado y
utilizado esta imagen de agente individual, pero advierte que no
debemos permitir que entorpezca nuestro camino hacia una mayor
comprensión de nosotros mismos. Escribió al
respecto:

Existen razones poderosas por las que resulta de gran
ayuda vernos como algo único. No obstante, no debemos
olvidar que cada persona tiene una identidad propia, ni tampoco
que es capaz de albergar creencias, proyectos y gustos muy
diferentes en forma simultánea. La imagen del agente
individual se ha convertido en un obstáculo para
desarrollar nuevas ideas en el campo de la psicología. La
tarea de comprenderse a sí misma es sin duda una de las
más difíciles que puede emprender la mente humana.
La leyenda del Ser único sólo sirve para desviarnos
de nuestro objetivo.

Así, algunas de las principales figuras de la
ciencia cognitiva desafían subrepticiamente dos de los
elementos básicos de lo que podríamos llamar la
realidad del sentido común: La concepción de la
mente como espejo del mundo externo y la del Yo, como
sinónimo de la mente.

Otras investigaciones también han puesto en
serios problemas a la división natural del mundo en
distintas categorías.

Categorías

La categorización constituye una parte esencial
de la cognición. Para lograr comprender su entorno, la
mente humana se ve obligada a crear clasificaciones. Nuestros
sistemas simbólicos, la mayor parte del lenguaje, la
matemática, son en esencia formas de describir y manipular
las categorías. Como consecuencia, el análisis del
proceso de clasificación se ha convertido en un importante
objeto de estudio para los lingüísticas y
antropólogos.

Taxonomía
china antigua

Jorge Luis Borges, el gran explorador argentino de los
confines de la imaginación humana, describió una
taxonomía del reino animal incluida en una antigua
enciclopedia china:

En sus remotas páginas está escrito que
los animales se dividen en (a) pertenecientes al emperador, (b)
embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechales, (e) sirenas, (f)
fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta
clasificación, (i) que se agitan como locos, (j)
innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo
de camello, (l) etc., (m) que acaban de romper el jarrón,
(n) que de lejos parecen moscas.

Una clasificación sin duda extraña y
caprichosa, muy diferente de la que aprendimos en la clase de
biología, pero citada muy a menudo en libros relacionados
con la ciencia cognitiva.

Objetivistas

Se expresan en los siguientes
términos:

  • Las categorías reflejan las propiedades de
    los objetos, y, por ende, son meras representaciones del
    mundo externo.

  • Podemos movernos bastante bien en nuestro entorno,
    hacer algo bien. Sostienen con cierta razón: el
    cerebro evolucionó para ayudar al organismo a
    sobrevivir en el mundo a través del conocimiento de
    los objetos que lo rodean. Por ejemplo, si una persona ve un
    escorpión, lo ubicará dentro de la clase de
    insectos venenosos y no en la de frutas comestibles, y
    actuará en consecuencia.

Buscan pruebas, y a veces las encuentran, de que
estructuramos las clasificaciones según las propiedades
del entorno, antes que según las formas prefabricadas por
las costumbres o el lenguaje.

Brent Berlín y Paul Kay,
antropólogos de la Universidad de California en Berkeley.

Berlín y Kay investigaron en profundidad la
respuesta de las personas a los colores y descubrieron que,
aunque existen grandes diferencias en la forma en que culturas
distintas designan los colores y también en la cantidad de
colores que consideran básicos, miembros de todas las
culturas eligen los mismos colores de un espectro para designar
un buen azul o un buen verde. Los Dano de Nueva Guinea poseen
sólo dos términos para designar colores, uno para
brillante/cálido y otro para
oscuro/frío.

Mediante otros experimentos, Berlín
descubrió que personas de culturas diferentes a la nuestra
comparten nuestra concepción jerárquica de la
naturaleza, pues tienden a agrupar las plantas y los animales
según el concepto occidental de género.

Estos resultados parecen confirmar el postulado
objetivista de que las estructuras conceptuales sólo
reflejan las propiedades de los objetos y, de hecho, se los suele
citar como pruebas del concepto de cognición
objetivista.

Constructivistas

Las categorías son construcciones sociales de la
realidad, tan subjetivas, que una clasificación
considerada perfectamente natural por un grupo de personas, puede
resultar tan extraña como la descrita por Borges para otro
grupo.

Reflexionan: ¿se tuvo en cuenta el significado
que las personas adjudican a una categoría, la realidad
que ellos experimentan, al establecerla como
característica común?, ¿como por ejemplo un
color primario?

Marshall Sahlins, antropólogo de la
Universidad de Chicago, critica las investigaciones de
Berlín y Kay por su falta de atención a la
significación cultural de los colores como códigos
de valor social, económico y ritual. Sostiene que el
significado de los colores nada tiene que ver con la forma en que
los individuos responden a fichas cromáticas, que no son
más que un producto de la técnica occidental, sino
que reside en su relación con conceptos tales como vida y
muerte, noble y vulgar, puro e impuro, el tipo de cosas al que
hacemos referencia cuando hablamos de oscuras intenciones, verde
de envidia, un día negro, una historia de color
rosa.

George Lakoff, lingüista de la Universidad
de California, en su libro ingeniosamente titulado: Mujeres,
fuego y objetos peligrosos; Women, Fire and Dangerous Things,
tomó los resultados obtenidos por su colega Berlín
y los utilizó para destruir el concepto de
categorización objetivista. En primer lugar
señaló que la fuente de identificación del
color se encuentra tanto en el sistema nervioso como en las
fichas cromáticas, una persona insensible a los colores no
podrá distinguirlos. En segundo lugar, que las
únicas clasificaciones primarias de nivel básico, a
medida que la persona madura, pasan a formar parte de sistemas
más complejos, historias que incluyen niveles más
altos de generalización, proporciones específicas
sobre miembros de las categorías y toda clase de
asociaciones de tipo cultural.

Lakoff sostiene que el análisis
sistemático de las categorías conduce
inexorablemente a la necesidad de dejar de lado muchos conceptos
familiares. La siguiente lista enumera algunas de las
proposiciones que Lakoff desearía dejar de
lado:

  • El sentido se basa en la verdad y la referencia;
    establece una relación entre símbolos y
    objetos.

  • Las especies biológicas responden a
    divisiones naturales definidas por propiedades esenciales
    comunes.

  • La mente es independiente del cuerpo y está
    separada de él.

  • La emoción no tiene contenido conceptual
    alguno.

  • La gramática es una cuestión puramente
    formal.

  • La razón es trascendental en tanto trasciende
    la forma en que piensan los seres humanos, o cualquier otro
    tipo de seres. Abarca las relaciones de inferencia entre
    todos los conceptos posibles en este universo o en cualquier
    otro. La matemática es una forma de realismo
    trascendental.

  • Existe una visión divina del mundo que
    constituye la única concepción correcta de la
    realidad.

  • Todos los seres humanos pensamos mediante el mismo
    sistema conceptual.

Lakoff prefiere el término experiencialista que
constructivista para referirse a su forma de ver las cosas.
Está muy interesado en hacer hincapié en la
naturaleza corporal de los seres pensantes, es decir, la
importancia de la experiencia física para la acción
creativa de la mente. De todas formas, su obra se encuentra
enraizada en la corriente constructivista.

Categorización
de objetos de la tribu australiana Dyirbal

Lakoff describe el lenguaje de los Dyirbal, una tribu de
aborígenes australiana. Los Dyirbal dividen todos los
objetos conocidos en cuatro categorías. Una de ellas, la
categoría femenina balan, incluye las mujeres, los perros,
los ornitorrincos, los erizos, algunos peces, la mayor parte de
las aves, las luciérnagas, los escorpiones, los grillos,
los gusanos peludos, todo lo relacionado con el fuego y el agua,
el sol y las estrellas, los escudos, algunas armas, algunos
árboles, etcétera. A primera vista, esta
clasificación parece tan extraña como la de Borges,
pero responde a un esquema lógico basado en la vida y las
costumbres de la tribu.

El elemento principal de la clase balan es la mujer, y
muchos de los otros elementos están incluidos en esta
clase porque se considera que guardan alguna relación con
las mujeres:

El sol es femenino para los Dyirbal, la luna es
masculina, y el fuego está relacionado con el
sol.

Las aves forman parte de la lista porque se las
considera espíritus de mujeres muertas.

La picadura de los gusanos peludos arde como una
quemadura por lo que también se la incluye en esta
categoría.

Lo mismo ocurre con el resto de los elementos,
relacionados por diferentes tipos de asociaciones que van desde
lo físico hasta lo mítico.

Podemos burlarnos de la clasificación primitiva
de los Dyirbal porque contamos con un método
científico para la clasificación de los seres
vivos, los sistemas de género y especie, y porque estamos
convencidos de que constituye una descripción objetiva de
la realidad. ¿Pero realmente es una descripción
objetiva?

Clasificaciones
cladísta y fenética

Stephen Jay Gould escribió un interesante
ensayo al respecto titulado: What, if anything, is a Zebra?
Según Gould, la biología cuenta con sus propias
disputas intelectuales:

Una de ellas es la que protagonizan la cladísta y
la fenética, dos escuelas filosóficas que se ocupan
de la clasificación de seres vivos.

La fenética concentra su atención
en las similitudes de forma, función y rol
biológico.

La cladísta clasifica de acuerdo con la
información del árbol genealógico, basada en
el curso de la evolución, o sea cladogramas.

Ambos enfoques convergen la mayor parte del tiempo,
excepto en el caso de la cebra. Existen tres especies de cebra:
la de Burchell, la de Brevey y la cebra de
montaña.

Según parece, las dos primeras especies
mencionadas tienen antepasados comunes mientras que la cebra de
montaña, a pesar de las rayas, comparte sus ancestros con
el caballo común.

De acuerdo con la cladística, no existe una
categoría biológica que incluya a todas y cada una
de las cebras. Gould agrega:

Si basáramos nuestras clasificaciones en
cladogramas, diagramas de árbol genealógico,
dejarían de existir algunos de los grupos más
comunes.

Clasificación
de peces

Según Gould no existe nada en la naturaleza que
responda al nombre de pez. Alrededor de 2.000 especies de
vertebrados presentan escamas y aletas y viven en el agua, pero
no conforman un grupo cladístico
homogéneo.

Algunos de ellos, en especial el pez dípneo y
celacanto, están relacionados genealógicamente con
las criaturas que se arrastraron fuera del agua para luego
convertirse en anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Si
debemos clasificar una trucha, un pez dípneo y un ave o
mamífero cualquiera de acuerdo con la concepción
cladística, el dípneo formará parte del
mismo grupo que el gorrión o el elefante. Los miembros de
la clase que responde al concepto vernáculo de pez
comparten sólo un origen común y, por lo tanto, no
conforman grupos cladísticos.

Nuestra
taxonomía natural

  • Otros elementos de nuestra taxonomía natural,
    como la definición de especie en términos de:
    la capacidad de sus miembros para cruzarse dentro de los
    límites de la misma, también resultan
    insostenibles a la luz de un análisis
    riguroso.

  • De esta forma, nuestra taxonomía
    representaría un conjunto de historias muy
    sofisticadas acerca de otros seres vivos, y acerca de
    cómo los percibimos, y no una reflexión
    objetiva de las condiciones de vida del resto de los seres
    vivientes.

  • Es importante sin duda para los biólogos, que
    siguen investigando en pos de nuevos y mejores sistemas
    descriptivos, la tendencia actual es el análisis
    genético, y también para todos aquellos
    interesados en las cuestiones políticas y sociales
    relacionadas con formas de vida animal.

  • La imprecisión de los límites entre
    especies hacen igualmente vagas las proposiciones de aquellos
    que intentan crear una legislación que proteja la
    integridad de las mismas, prohibir la mezcla de genes de
    especies diferentes.

  • Resulta harto difícil defender una postura
    ideológica fundada en lo natural.

  • También es importante, por supuesto, para
    todo aquel que esté relacionado con el aparentemente
    eterno conflicto entre evolucionistas y creacionistas. Un
    partidario del evolucionismo puede aducir que el argumento
    científico es mucho más útil que el
    argumento de la Creación, y que además cuenta
    con el aval de la mayor parte de las pruebas de las que
    disponemos, pero no puede ir muy lejos con sólo
    afirmar que es la única perfecta representación
    de los hechos.

  • Nuestra taxonomía de las formas vivientes es
    sólo una de las tantas estructuras intelectuales que,
    ante un análisis exhaustivo, resulta ser
    construcciones sociales de la realidad.

Fuente

La Realidad Emergente de Walter Truett
Anderson

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos

 

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