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El proceso de Integración entre la Familia y el Liceo en la actualidad (página 2)




Enviado por carlos



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

Desde el punto de vista etimológico, la palabra
participación proviene del latín parte "capere",
que significa tomar parte o tomar una parte. Se define para Rivas
(2003), como "acción y efecto de la participación;
es decir tener parte en algo, conversación o
discusión, gastos o ingresos, gestión etc." (p.
56), pedagógicamente, participar significa tomar parte
activa y sentirse afectado por lo que sucede en la clase y en el
medio escolar en general. Tomando como referencia estas
definiciones, Bastidas (2004), define la participación
"como un proceso social continuo y dinámico en virtud del
cual los miembros de cualquier contexto social toman parte
activa, bien individualmente o a través de sus
organizaciones legítimas y representativas, en la
búsqueda de un fin común". (p. 45). De este modo,
se hace evidente que la participación de los padres y
representantes es una necesidad para el proceso de aprendizaje
del niño.

Por lo tanto, es necesario que los dos ambientes
básicos para él, casa y escuela guarden una
estrecha coordinación; ya que manteniendo una buena
relación con la familia, existe más confianza entre
padres y profesores: se comunican inquietudes, dudas, deseos
sobre el comportamiento y evolución del hijo, así
los docentes conocen mejor a cada estudiante y su
desempeño escolar. Sin embargo, cuando la familia
participa en el proceso de aprendizaje, estarían
interactuando con el docente, con esto se podrá eliminar
en la medida de lo posible discrepancias y antagonismos a favor
de la unificación de criterios y apoyo mutuo,
además la participación de éstos les
permitirá estar informados del desarrollo y
evolución académica del niño, también
permite que éstos ayuden a resolver problemas dentro del
ambiente escolar.

Otro punto importante de dicha participación, es
que se estaría dando una relación funcional entre
maestros y representantes, con respecto al trabajo provechoso de
los educandos, incidiendo esto no solo en el logro de los
objetivos propuestos por el docente dentro de su
planificación de trabajo, sino la disposición del
padre y representante de apoyar el trabajo del maestro a
través de la colaboración y participación en
las actividades escolares que se planifiquen, para lo cual es
fundamental que exista entre ellos una comunicación
efectiva. Se es consciente de que los primeros años de
vida, junto a otras instancias socializadoras, la familia es lo
principal, lo único, lo irreemplazable. Por este motivo,
es fundamental la colaboración entre todos aquellos que
intervienen en el desarrollo y formación del niño.
Entre la escuela y la familia debe existir una estrecha
comunicación para lograr una visión globalizada y
completa del estudiante, eliminando en la medida de lo posible
las discrepancias y antagonismos a favor de la unificación
de criterios de actuación y apoyo mutuo, ya que por
derecho y por deber tienen fuertes competencias educativas y
necesariamente han de estar coordinados, y ser responsables de
construir una intencionalidad educativa común.

Por ello, García (2003), considera que si un
profesor quiere educar, no tiene más remedio que contar
con los padres y colaborar con ellos, para que los esfuerzos que
él realiza en las horas de clases tengan continuidad en el
resto del día; el hecho de que los padres carezcan de
preparación o se dediquen a plantear banalidades no cambia
el punto de partida, como tampoco cambia su enseñanza el
hecho de que los estudiantes a principio de curso carecen de
preparación, no implica que se pueda olvidar que en el
momento en que los profesores piensan que los únicos que
necesitan ser educados en la escuela son los estudiantes, y por
ello, no incluyen a los padres y a los mismos profesores.
Según todo lo expuesto anteriormente, es muy importante
que la familia y escuela se relacionen para orientar el proceso
educativo Veci y Jorganes (1988), estiman que existe gran
diversidad de motivos que lo justifican, uno de ellos es el
siguiente:

Los padres tienen esa sensibilidad innata…para
vivir con niños, para escuchar la mayor
insignificancia…trato y cariño que los maestros,
perdemos a veces, en aras de una excesiva
profesionalización…el padre que participa puede
cubrir mejor que los que no lo hacen su necesidad y su derecho a
ser más conscientes de su papel de educador, de
responsable último… Los maestros seremos los
expertos que les ayuden, pero ellos han de preocuparse de lo que
yo, maestro, haga con su hijo. (p.78).

Desde esta visión del autor, se entiende que, que
el estudiante es un ser global, y de la misma manera percibe y
vive la realidad que le rodea. Es necesario que los dos ambientes
básicos para él, casa y escuela guarden una
estrecha coordinación; ya que manteniendo una buena
relación con la familia, existe más confianza entre
padres y profesores: se comunican inquietudes, dudas, deseos
sobre el comportamiento y evolución del hijo, y así
los docentes conocen mejor a cada uno para ayudarle. Por ello
desde hace algunos años, acercar las familias a la escuela
es un tema de reflexión, y algunos modelos o
teorías psicológicas o pedagógicas han
destacado la importancia de la relación
familia-escuela.

Por ejemplo el modelo ecológico propuesto por
Bronfenbrenner (1979), destacaba la importancia que tiene el
estudio de los efectos de la participación
simultánea del sujeto en distintos contextos y de la
relación existente entre ellos, ya que además de
las influencias que cada uno de estos microsistemas pueda tener
por separado sobre el desarrollo del individuo, hay que prestar
atención a cómo pueden afectar a las relaciones que
se establecen en el hogar, al comportamiento en la escuela y
viceversa, o en qué medida las actividades realizadas en
casa pueden favorecer o entorpecer su desempeño escolar.
Para que la educación del niño se realice bien,
esos contactos vienen a hacerse necesarios.

Es decir, familia y liceo son dos mundos que, desde
ángulos distintos, ven a su manera al estudiante e
influyen sobre él; ambos deben completarse mutuamente,
tienen cosas que decirse y, deben estar muy interesados en
hacerlo. Visto de este modo, la participación de los
padres en el proceso educativo parece tener repercusiones tales
como una mayor autoestima de los hijos, un mejor rendimiento
escolar, mejores relaciones padres-hijos y actitudes más
positivas de los padres hacia el liceo. Los efectos se repercuten
incluso en los mismos profesores, ya que los padres consideran
que los más competentes son aquellos que trabajan con la
familia.

Beneficios de la Participación
Socio-Educativa de la Familia

La familia, conjuntamente con las comunidades educativas
constituyen una fuente inagotable de riqueza formativa, laboral y
hasta económica; mediante ellas se obtiene apoyo en el
proceso educativo, apoyo para la seguridad del plantel, apoyo
laboral en caso de suplencias y hasta económico por medio
de los artesanos y otros profesionales que pueden colaborar. Son
excelentes órganos para lograr y constituir un poderoso
eslabón cogestor entre el liceo, la familia y la
comunidad. La participación facilita el contacto personal
entre los padres y los docentes, canalizar las sugerencias e
iniciativas de padres, docentes y estudiantes.

Para lograr buenos estudiantes, hay que tener buenos
hijos y buenos padres, con familias armoniosas y funcionales. La
interacción entre la familia y el liceo constituye el nudo
central para la educación de los hijos que son los mismos
estudiantes. Por consiguiente, para este beneficio en particular
se nota la necesidad de formar a los padres, y la escuela de
padres juega el rol principal para esta función como un
eficaz proceso de integración y formación. La
integración de los padres y representantes al liceo, puede
ser una valiosa herramienta mediante la cual se pueden lograr
objetivos que permitan la solución de conflictos
educativos y pedagógicos, el reforzamiento mutuo del
proceso de socialización, de aprendizajes, vivencias y
valores.

Por lo tanto, todo centro educativo que busque la
calidad y la excelencia educativa ha de priorizar como eje
central de su gerencia social la integración entre escuela
familia y comunidad. Lograr la excelencia y la tan anhelada
calidad educativa será prácticamente imposible sin
la integración. Además, la participación
permite además, la identificación e
involucración real del docente, del estudiante, de los
padres y representantes y de todo el personal.
Integración es identificación, es orgullo,
es tradición, es cultura institucional. Tanto de los
docentes como los estudiantes y los padres y/o representantes y
hasta el personal administrativo y obrero, los proveedores, todas
las personas involucradas con la institución han de
sentirse orgullosas de decir que trabajan, estudian o se vinculan
con "nuestra" institución. Igualmente, estudiantes,
docentes, padres y/o representantes, obreros y administrativos
han de sentirse orgullosos de lucir la franela con el emblema del
liceo. Así como la participación permite el
sueño más anhelado de toda institución
educativa: aumentar el nivel de rendimiento y disminuir el nivel
de indisciplina. Con la integración se logra la gerencia
centrada en principios, participativa, valorativa, y humana del
siglo XXI.

Tipos de Colaboración entre Familia y
Educadores

Según Álvarez (2003), "la
colaboración entre padres y docentes es un fenómeno
muy rico que puede tener distintas manifestaciones". (p. 90),
pero con independencia del tipo de colaboración que tenga
lugar, un aspecto esencial de la relación entre familia y
escuela debe ser el sentido bidireccional de la
comunicación entre ambos contextos. Este modelo destaca la
oportunidad que padres y docentes tienen de intercambiar
información y aprender unos de otros y, define la
relación entre familia y escuela como un fuerte compromiso
a largo plazo que supone un respeto mutuo, una asunción
conjunta de responsabilidades y, una amplia implicación de
unos y otros en distintas actividades.

Otro aspecto igualmente importante, es el de la
continuidad en la colaboración. Cabe señalar
además, que la mayoría de los profesionales
coinciden en señalar un fuerte descenso en la
implicación de los padres conforme aumenta el nivel de
escolarización, de forma que los primeros años de
educación primaria o básica registran la mayor
participación. En consecuencia, la participación de
los padres en los órganos de gestión escolar: en
muchas de las legislaciones se contempla el derecho fundamental
de los padres de la participación a través de las
Asambleas Generales de Padres y/o Representantes y la Junta de
Padres y, entre sus funciones se pueden destacar la
elección de los órganos unipersonales que dirigen
al colegio, la aprobación del presupuesto, el reglamento
interno, la programación anual, el proyecto educativo,
supervisar la actividad general del colegio en los aspectos
administrativos y académicos, resolver los conflictos y
aplicar sanciones, o decidir sobre la admisión de los
estudiantes. Con este tipo de participación, se logra una
verdadera democratización de la educación y
constituye el marco básico en el que tiene que encuadrarse
la relación de los padres con el liceo.

No obstante, la colaboración entre familia y
escuela no puede limitarse a una participación de los
padres en los órganos de gestión del colegio. Apoyo
en casa de las tareas escolares, los padres como maestros de sus
hijos: Son muchas las cosas que pueden hacer los padres en este
sentido, algunas de carácter general, como crear un
ambiente familiar rico y estimulante a nivel
lingüístico y cognitivo y, otras más
específicas, como supervisar las tareas escolares,
plantear al niño actividades concretas entre otras. A
veces los padres no encuentran fácil realizar esta tarea,
por lo que resulta conveniente que desde el colegio se le oriente
en estas funciones.

Ello requiere reuniones y encuentros con bastante
periocidad de tal manera que las orientaciones sean lo menos
vagas y generales posibles, ajustándose a los contenidos,
los métodos, estrategias y actitudes que en ese momento
sean pertinentes. Algunos ejemplos son:

1. Los educadores pueden entregar a los padres al inicio
del año escolar un documento en el que se incluya, con un
lenguaje claro y sencillo, toda la información que el
docente considere fundamental en la relación con el
proyecto educativo del colegio, los proyectos pedagógicos
de aula, entre otras.

2. También resultaría interesante realizar
boletines trimestrales, mensuales o semanales, en los que se
concreten las sugerencias anteriores y se ajusten a los
aprendizajes que en ese momento se estén llevando a cabo
en el liceo.

3. Realizar reuniones o talleres con grupos de padres,
en los que se toquen en cierta profundidad temas de
interés como pudieran ser el aprendizaje de la
lectoescritura, la sexualidad en la adolescencia o las
perspectivas de futuro profesional y académico.

Asimismo, la colaboración de padres como
voluntarios: en la realización de determinadas actividades
escolares o extraescolares presenta un gran interés para
niños, niño, adolescentes, padres y docentes. Los
estudiantes pueden beneficiarse de alguna actividad que de otra
forma tal vez no pudiera llevarse a cabo, como un taller de
artesanía o manualidades, una excursión o visita
extraescolar, una escuela deportiva, entre otros. Mientras
más cauces de participación e integración se
abran entre la familia-escuela y la comunidad cabe esperar que
mayor sea la satisfacción de todos y mejor sea el
rendimiento del niño y su adaptación al
colegio.

Una de las maneras en que se propicia una
participación más activa y efectiva es comenzar a
reconocer la deseabilidad de la participación de la
familia y definir y establecer con ellos los niveles o formas
adecuadas y efectivos. Es necesario incorporar espacios de
diálogo continuo con los padres y ampliar las actividades
en las que se pueda desarrollar dicha comunicación. Los
maestros necesitan demostrar un interés sincero en la
participación activa de los padres de manera que se
sientan bienvenidos en esta relación escuela-padres. Ellos
son miembros importantes de la comunidad escolar y su
participación activa en la educación es el medio
para asegurar el éxito de sus hijos. El liceo y los padres
deben trabajar conjuntamente y en forma solidaria por el
bienestar de los estudiantes. De esta relación, es
necesario establecer compromisos de colaboración entre los
padres y el liceo.

Acciones de Participación Social de los
Docentes hacia la Familia en el Proceso de Orientación
Educativa

La implicación de la familia influye
positivamente en el rendimiento escolar, asistencia y disciplina,
en otros términos es un factor decisivo en el éxito
escolar, tal como lo señala Matos (2003):

1. Es el medio ideal de aproximación entre la
cultura escolar y la cultura familiar. Si el docente desconoce la
cultura del estudiante como puede aproximarse a este
efectivamente.

2. Para formar el pensamiento crítico y cultivar
valores es indispensable que ambos gestores de este proceso
– padres- actúen en concordancia y ninguno
desautorice al otro.

3. La participación de la familia es un
catalizador para la aceptación del cambio.

4. Es una forma eficiente, dinámica, fluida y
formadora de acercar el liceo a la sociedad, es un signo de
libertada, madurez y democracia.

5. La invitación a participar. La manera como se
invita a los padres, representantes y comunidad en general, es
muy importante de ello puede depender la participación.
Hay que ingeniar convocatorias llamativas, poner la creatividad a
mil para lograr mantener motivada a toda la comunidad.

Es decir, un centro educativo que busque la calidad y la
excelencia ha de invertir tiempo, trabajo y recursos en la
elaboración de actividades que contribuyan al proceso
integrativo; en cada actividad a realizarse siempre ha de
considerar realizar:

1. Campaña permanente de
motivación.

2. Objetivos o metas: Qué queremos lograr con
esta actividad.

3. Planificación: A quien va dirigida, lugar,
fecha, recursos humanos y materiales disponibles y
responsable.

4. Invitación a participar a miembros de la
comunidad.

5. Formación y renovación anual de
comisiones.

6. Procurar que en las comisiones esté presente
por lo menos un representante de cada uno de los componentes de
la comunidad educativa y hasta de la parroquia o la localidad en
la que esté ubicado el colegio.

Asimismo, cada escuela y cada salón de clases son
diferentes, por lo tanto; tienen necesidades particulares, pero
en lo que no son diferentes es en que todas las escuelas y todos
los salones de clases pueden funcionar mucho mejor al contar con
la participación activa de los padres. Las escuelas pueden
ser:

1. Apoyar y fortalecer el rol de los padres como los
primeros educadores de sus hijos.

2. Concienciar a los padres sobre sus deberes y
responsabilidades para con la educación de sus
hijos.

3. Crear un ambiente escolar abierto, útil y
amigable.

4. Comunicarse clara y frecuentemente con todos los
padres acerca de las normas de la institución educativa y
sobre el progreso de sus hijos.

5. Evaluar las necesidades de los
estudiantes.

6. Evaluar las necesidades de los padres.

7. Ofrecer talleres y reuniones a los padres donde se
brinden los temas seleccionados por ellos.

8. Estimular a los padres para que participen de los
talleres y reuniones.

9. Diseñar tareas que envuelvan a los
padres.

10. Crear organizaciones de padres que apoyen el proceso
enseñanza-aprendizaje.

11. Dar participación a los padres en el proceso
de toma de decisiones en el liceo.

12. Hacer un estudio de necesidades de las distintas
ocupaciones y/o profesiones de los padres para que estos a su vez
sirvan de recurso al liceo.

13. Fomentar y atraer la participación de
voluntarios, tanto padres como otros miembros de la
comunidad.

14. Crear alianzas entre padres y maestros para
desarrollar en los niños el proceso
enseñanza-aprendizaje.

15. Compartir materiales de estímulo con los
padres que podrán tener por un periodo de tiempo en sus
hogares y en forma rotativa, facilitando el proceso
enseñanza-aprendizaje.

16. Realizar visitas domiciliarias a aquellas familias
donde se visualizan más dificultades.

17. Formación de redes con los padres para
diferentes fines: ecológicos, de derechos,
artísticos-culturales, literarios, deportivos, etc. Redes
donde los docentes sólo sean apoyo, facilitadores del
proceso pero no los líderes ni mucho menos los
dueños de ello. Redes comunitarias o escolares enlazadas a
una red local y esta enlazada a una zona que a la vez parte de
una nacional y de otras que están a nivel
internacional.

18. Facilitar foros, encuentros, concertaciones o
encuestas de opinión donde su participación este
desde la propuesta y planificación hasta la
evaluación y difusión de los resultados obtenidos.
Donde discutan sobre políticas, legislación,
necesidades, problemas, metas y sueños.

Reto y Compromiso de la Familia en el Proceso
Educativo

La familia, asume de acuerdo a Lara (2003),
"fundamentalmente dos tipos de funciones: asegurar la
supervivencia de sus miembros y forjar sus cualidades humanas"
(p. 67). En ningún caso debe contentarse con satisfacer
las necesidades biológicas, eso no basta para el completo
desarrollo del individuo, que tiene necesidad de aportaciones
intelectuales y afectivas. La verdadera fuente de enriquecimiento
en este aspecto, se halla en la solidaridad que reina entre los
miembros de la familia, solidaridad expresada ante todo en la
unión madre-hijo y reflejada luego en las relaciones
individuo-familia y familia-comunidad. Concretamente los deberes
sociales que debe asumir la familia moderna son los
siguientes:

1. Proveer subsistencia y cubrir todas las necesidades
materiales que contribuyen a la supervivencia de sus miembros y
protegerlos contra los peligros exteriores, tarea evidentemente
más fácil de cumplir en un clima de unión
social y cooperación.

2. Permitir la solidaridad social, que está en
los orígenes de los vínculos afectivos en las
relaciones familiares.

3. Desarrollar la identidad personal ligada a la
identidad familiar, este lazo asegura la integridad
psíquica y la energía que facilitarán el
afrontamiento de nuevas experiencias.

4. Preparar para funciones sexuales, abriendo así
el camino a la madurez y la satisfacción
sexual.

5. Enseñar a cada uno el modo de integrarse en la
sociedad y aceptar las responsabilidades
correspondientes.

6. Educar y estimular la iniciativa individual y el
espíritu creativo.

Resulta evidente, que la estructura familiar determina
los diversos comportamientos que exigen los papeles de cada uno,
a saber el esposo, la mujer, el padre, la madre o el hijo. Estos
papeles solos adquieren significado propio en una estructura
familiar específica. De este modo la familia moldea la
personalidad de los individuos con arreglo a la misión que
tienen que cumplir en su seno, y cada miembro trata de conciliar
su condicionamiento inicial con las exigencias del papel que se
le imparte.

En tal sentido, la familia, la escuela, y la sociedad en
general, se encuentran en una nueva encrucijada de
responsabilidad compartida respecto de la formación de los
niños y jóvenes, que nos obliga a reformular el
sentido y la orientación de la educación, hacia la
enseñanza y la práctica de valores. La escuela no
es el único espacio, como se afirmaba en otras
épocas, donde se debe formar; aunque sí es el mejor
lugar que la sociedad ha asignado y aceptado, porque es
allí donde puede hacerlo de manera programada, planeada,
correlacionada, tomando como base que la formación empieza
en el hogar y sigue construyéndose en todos los
ámbitos de la vida social; lo cual implica el papel
fundamental de la familia y los profesores en la
enseñanza. Visto de esta forma, la familia como
célula de la sociedad, es la principal promotora de
condiciones para aprender a construir sistemas de valores y junto
con otras instituciones sociales, funcionan como agentes de
aprendizaje que inciden sobre la infancia y la adolescencia a
través de la reproducción y conservación de
los valores construidos en cada generación;
desempeñando la familia el papel tradicional de
transmitir, acrecentar y practicar los valores necesarios para
que los individuos puedan desempeñarse como seres humanos
capaces de vivir en sociedad, con conciencia moral y con respeto
a los derechos humanos. Desde esta perspectiva, la familia se
constituye para Rivero (2003):

Como un factor influyente en la formación de
valores, porque es en ella, donde los padres y madres de familia
son los modelos a seguir, aprenden a convivir con los
demás, a conocer que tienen derechos y obligaciones y
además a aprender a respetar y asentir afecto por los
demás (p. 23).

La escuela, al igual que la familia, es la otra
institución fundamental para la formación de las
personas, y se constituye en el espacio formal donde la familia
delega la función socializadora. Las interacciones
sociales entre sus propios compañeros, junto con la
acción de los profesores, son los escenarios más
naturales en la formación de la personalidad moral del
niño y el adolescente; pero, para la construcción
de dicha personalidad es necesario establecer un programa
transversal de educación en valores que atienda aquellos
aspectos del desarrollo y el aprendizaje en los ámbitos
afectivos, de los sentimientos y las emociones y de aquellos
relativos a la voluntad y al esfuerzo. Bajo estas premisas se
entiende que, en primer lugar, es requisito indispensable
entender que no puede separarse la vida del estudiante en la
escuela y la del hijo en el hogar, que la colaboración
escuela-familia es una respuesta necesaria, en la que escuela
adquiere una dimensión de servicio a las necesidades del
estudiante y sus familias, y éstas, aunque importantes,
contribuyen al rendimiento de los niños sólo como
"potenciales facilitadores". Mejorar la comunicación y
reflexionar sobre los instrumentos de intercambio de
información entre padres y profesores ha de ser un
objetivo prioritario en el camino hacia unas relaciones
caracterizadas por la "reciprocidad" (igualdad de estatus) y la
"mutualidad" (tener asuntos en común).

En segundo lugar, asumir como procedimiento la
diversidad de la vinculación conlleva un doble
requerimiento: (a) incrementar el conocimiento sobre las
principales dimensiones en las que las familias pueden variar
(configuración, diversidad étnica y cultural,
situaciones de estrés, miembros en situación de
vulnerabilidad, recursos) como proponen Procidiano y Fisher
(1992), la principales áreas de influencia de la familia
en el logro de los estudiantes y las necesidades, las creencias,
los valores y estrategias educativas de los padres (b) Aceptar
que existen diversas formas de vincularse la familia a la escuela
todas igualmente válidas, que los padres tienen diferentes
necesidades y aportan diferentes recursos. La meta debería
ser lograr un acuerdo entre lo que los padres y lo que las
escuelas perciben como factible de realizar, entendiendo por
factible aquellas formas que se consideran posibles y con las que
se encuentran cómodos.

En tercer lugar, no se debería minusvalorar el
impacto de los aspectos organizativos concretos que posibiliten
la integración como elemento esencial en el proyecto
educativo de centro, ni olvidar que la iniciativa debe partir de
la escuela. Algunas prácticas que han resultado ser
eficaces, según (Olmsteam, 1991):

  • 1. Discutir las actitudes del personal de la
    escuela hacia la integración.

  • 2. Incluir padres y profesorado en la
    dirección del programa.

  • 3. Escribir las propuestas, emplear una amplia
    variedad de medios para incrementar el intercambio de
    información y la asistencia de los padres a las
    reuniones, incentivar a las familias, recuperar los rituales,
    implementar algún componente en el programa en el que
    los padres sean vistos como educadores.

  • 4. Incorporar los agentes sociales y
    comunitarios.

  • 5. Favorecer la creación de redes de
    servicios (entre colegios, instituciones), adoptar
    procedimientos de evaluación y seguimiento.

Al respecto, especial atención merece la
implicación de la dirección del centro escolar y el
modo en que gestiona su situación intermedia entre padres
y profesores, y los apoyos de la Administración. En cuarto
lugar, no hay que perder el plano de lo particular y recordar que
el nivel que más interesa a los padres es el que
está directamente vinculado con su propio hijo, la
educación de los hijos se incrementa cuando los padres
creen que las prácticas escolares les ayudarán a
incrementar su conocimiento sobre determinadas áreas
críticas (p.e.), el aprendizaje de la lectura o hacer los
deberes), y cuando los programas responden a las necesidades de
los padres y no se centran en los problemas. En quinto lugar, es
necesario que la formación del profesorado incorpore
cuanto venimos diciendo, en especial el entrenamiento del
profesorado en habilidades de comunicación y en
actividades de colaboración con las familias.

Por lo tanto, las materias que abordan estas cuestiones
son prácticamente testimoniales en los planes de
formación inicial del profesorado. Se es consciente que
estas recomendaciones no son las únicas posibles y que no
son fáciles de incorporar a los modos de pensar y de
actuar. Se trata de un apunte más en el marco de las
políticas socioeducativas de atención a la infancia
y a sus familias. La multidimensionalidad de la
vinculación e integración de la familia a la
escuela tiene la potencialidad de iniciar procesos de cambio. Se
espera que la necesidad de la colaboración
padres-profesores forme parte del rol educativo de ambos, que se
incremente la percepción de eficacia, que nadie eduque sin
querer, que no se privaticen los intereses colectivos, que se
valla rompiendo el muro que unos y otros han levantado con cierta
complacencia, que nadie dimita en esta tarea.

Principios de las Relaciones Personales dentro
del Grupo Familiar

La autoestima, no es algo que se hereda, sino que por el
contrario se aprende, ya que todos los seres humanos vienen al
mundo sin ningún sentido del valor de sí mismo y es
en el seno familiar donde se aprende de las personas que nos
rodean y de sus experiencias. Este aprendizaje es importante para
la adolescencia, porque aunque el joven se desenvuelve en otros
medios, contextos e intereses, lo que aprende en la familia
será el factor que determina su conducta, la manera de
verse, de quererse, de relacionarse con el mundo, de sentir y de
trabajar.

El factor autoestima, se aprende dentro del hogar y va a
determinar su comportamiento en la escuela, si el joven posee una
alta autoestima, sabrá rechazar cualquier agresión
ajena, física o verbal, así como superar
obstáculos, imponiéndose a si mismo metas claras y
definidas hasta alcanzarlas, si por el contrario su autoestima es
baja, se convertirá en una victima incapaz de sobrevivir
en un mundo que el considera que no puede vencer, porque no tiene
en sus manos las herramientas necesarias para hacerlo, lo que
trae como consecuencia la deserción escolar, el bajo
rendimiento académico, se deja manipular y entra en
procesos conflictivos de adaptación y conducta.

Por consiguiente, Azanov (2000), plantea que los valores
morales que los padres poseen, debido a su educación y a
sus relaciones sociales, se reflejan en la vida familiar, se
refuerzan y se reproducen en las actividades conjuntas de sus
miembros, los hijos que inicialmente no tienen otra experiencia
social, obtienen en las relaciones interpersonales y va a
determinar la formación de su personalidad.

La Familia Moderna

Hoy día, la familia se ha convertido en una
especie de hotel, donde sus integrantes van a satisfacer sus
necesidades básicas y el resto de sus vidas la viven
fuera, no siempre acompañados por las mejores personas, en
la mayoría de los casos tanto el padre como la madre,
deben salir a la calle para buscar el sustento familiar, de
manera que existe poco tiempo de calidad para compartir y formar
lazos de amor que los unan y los hagan sentir queridos a largo
tiempo. En tal sentido, Sepúlveda (2006), afirma que la
familia:

Es como un microcosmos, si se quiere mejorar el mundo
necesitan rescatar los valores para tener un hogar donde se
formen individuos más equilibrados, haciendo uso del
ejemplo, los valores y las herramientas que les den en ella,
podrán salir a la vida para encontrar el lugar que les
corresponde (p. 28).

Con frecuencia, se suele decir que los niños son
el futuro de un país, así que el lugar donde
éstos se desarrollan y crecen es de vital importancia, los
padres deben asumir la responsabilidad en ese proceso, mostrar el
patrón de conducta a seguir, el mismo que copiarán
durante sus primeros años de vida. Como padres hay que
hacer ajustes en las actitudes a tomar sin sentir culpa alguna,
acercarse a ellos y reafirmar los lazos de amor, respeto,
confianza y aceptación que les permita estar a su lado y
apoyarlos cada vez que sea necesario

Herramientas que Fortalecen las Relaciones
Familiares

La familia, es un espacio a salvo, donde cada uno nace y
es aceptado con sus diferencias, producto del amor que existe en
ella, durante el tiempo que dure el crecimiento, desarrollo y
aprendizaje y hasta que todo individuo esté preparado para
afrontar la vida cuando sea adulto, las relaciones familiares a
brindar a cada ser los valores, el conocimiento y las
herramientas necesarias para ocupar el lugar que le corresponde
en la sociedad y así llegar a convertirse en un
instrumento positivo y participativo que comparte lo mejor de
sí mismo con los demás; dentro de esta perspectiva,
Sepúlveda (2006) señala algunas actitudes que los
padres y representantes, facilitadores y comunidad en general
deben tener con los estudiantes o adolescentes en
formación:

Buen trato: el padre debe reconocer las
cualidades del hijo y celebrar juntos los logros y los triunfos,
no debe descalificarlo o humillarlo, especialmente en
público e incluso si cometen errores, llamarle la
atención sin condicionarle, ni hacer comparaciones, se
debe estimularlo amorosamente para que aprenda a superar sus
limitaciones.

Siembra respeto: es muy importante que
los hijos sean tratados de la misma manera que los padres esperan
ser tratados, el ejemplo del adulto formará el
comportamiento y carácter del joven.

Momentos de calidad: es muy importante
que la familia comparta y disfrute momentos de diversión,
esto favorece la comunicación y el intercambio entre
todos, convirtiéndose más adelante estos momentos
en un apoyo para suavizar sus vidas.

Repartir responsabilidades: desde
pequeños los niños pueden comenzar a compartir las
tareas domésticas, de acuerdo a su edad y capacidad, esto
les hará copartícipes de la dinámica
familiar y creará en ellos un principio de responsabilidad
y colaboración.

Cumplir responsabilidades: esto
creará un clima de confianza que ayudará a
fortalecer los lazos existentes.

Expresar amor: contacto físico a
través de caricias y palabras amables y amorosas, les
hará sentirse queridos e importantes. No debe
maltratársele física o emocionalmente, pues la
violencia no es amor, además, cuando se abre una herida
tarda en sanar y los jóvenes crecen llenos de
resentimiento.

La Educación
Bolivariana

El sistema educativo, transita hacia un nuevo sistema
adecuado al modelo de la nueva República, establecido en
la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (CRBV) y revierte la tendencia neoliberal que se
caracterizó durante la década de los noventa (90);
es por ello, que se retoma como una visión pensada y
novedosa el estado docente; un estado social de derecho y de
justicia humanista que garantice el acceso a los derechos
esenciales de los más pobres, tal como lo sustenta el
artículo 3° de la Constitución, cuyo sustento
lo constituye el pensamiento Robinsoniano:

La educación es el vínculo principal de
promoción del saber, que es necesario difundir y
está vinculado a la formación de virtudes sociales,
unos a la patria, que es el bien común y el amor al
trabajo productivo, entendido como actividad liberadora (p.
19).

En tal sentido, se tiene que la educación es un
derecho humano y un deber social gratuito y obligatorio que
constituye la raíz esencial de la democracia; está
orientada hacia el desarrollo pleno de la personalidad para el
disfrute de una existencia digna, que transcurra con una
valoración ética del trabajo y con una conciencia
de participación ciudadana en la toma de decisiones. La
educación bolivariana es la nueva relación Estado-
Sociedad, desde la escuela como espacio de concreción de
las acciones y como principal forma organizada del poder del
estado y promueve la participación para lograr cambios
institucionales y culturales necesarios para consolidar el modelo
de desarrollo endógeno.

Políticas Educativas de la
Educación Bolivariana (Liceo
Bolivariano)

La población adolescente que ingresa a la
educación media y/o diversificada, ha sido
históricamente desatendida tanto con lo pedagógico
como en su desarrollo como ser social, producto de la
fragmentación administrativa, tanto en los niveles
educativos, como curriculares; es por ello, que el ministerio de
Educación Venezolano promueve un nuevo sistema educativo
centrado en el joven como una prioridad del Estado, el cual
promueve las siguientes políticas según el
Currículo Nacional Bolivariano (2007):

1. Garantizar el acceso, la permanencia y
prosecución de todos y todas en el sistema educativo. El
Estado, conjuntamente con la familia y la sociedad,
garantizarán el derecho a la educación como un
derecho a la educación humano y un deber social. Por lo
tanto, es necesario fortalecer el proceso de la
universalización de la educación de adolescentes y
jóvenes.

2. Los liceos bolivarianos constituyen los planteles del
estado que atiende al ser en la edad más frágil: la
adolescencia que ha estado desatendida durante
décadas.

3. La educación debe considerarse un continuo
humano localizado, que atiende los procesos de
enseñanza-aprendizaje como unidad compleja de la
naturaleza humana total e integral.

4. La concepción holística del ser humano
en desarrollo exige la articulación y continuidad
curricular y pedagógica entre cada nivel del sistema
educativo, incluyendo todas las modalidades.

5. Se debe permitir el fortalecimiento de cada educando
como persona; el conocimiento de sus propias capacidades y
potencialidades.

6. El proceso educativo debe estar orientado hacia el
fin de armonizar la educación con las actividades propias
del desarrollo social local, regional y nacional a través
de la formación de las niñas, niños
adolescentes y jóvenes, por y para el trabajo creador y
productivo con visión dignificadora de lo humano, que
permita satisfacer las necesidades básicas y contribuir al
desarrollo de la nación.

Evolución de la Construcción
Curricular

El Sistema Educativo Bolivariano transita hacia la
construcción del modelo de la nueva República,
donde el Estado ejerce la acción rectora de la
educación. En consecuencia, refundar la República
significa construir ese nuevo modelo de sociedad, plasmada en la
Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela; siendo la educación un pilar fundamental para
lograr tal fin. De manera que, la educación es concebida
como un proceso indisolublemente ligado a las fuerzas que
impulsan el crecimiento cualitativo y el desarrollo del
país. En este sentido, se identifica al SEB, como fuente
de las principales respuestas relacionadas a la
transformación que todos los venezolanos y todas las
venezolanas aspiran para la búsqueda de fórmulas
que contribuyan a la solución de los problemas.

El Sistema Educativo Bolivariano se encuentra en una
etapa de profundización, enmarcada en la
construcción de un diseño curricular que de
respuesta y concretice los procesos de aprendizaje acorde con las
necesidades e intereses de la nueva República. Este
diseño curricular tiene su origen en la Constituyente
Educativa de 1999, en la cual se valoró el impacto y
alcance de la Educación Bolivariana, plasmada en el
Proyecto Educativo Nacional (PEN: 1999), el cual
postula:

que la educación debe formar en la cultura de la
participación ciudadana y de la solidaridad social y
propiciar el diálogo intercultural…y el
reconocimiento a la diversidad étnica, que pone el acento
en el proceso de aprendizaje y postula un aprendizaje globalizado
e integral; concibiéndose la escuela como centro del
quehacer comunitario y la resistencia cultural y de contra
hegemonía, para enfrentar la penetración de valores
y saberes ajenos y como espacio para la adecuación del
currículo a la diversidad del contexto geográfico,
étnico y social (p. 89).

Desde el año 2002, el Sistema Educativo
Bolivariano ha estado signado por planes, políticas,
programas y proyectos dirigidos a garantizar la inclusión,
permanencia, prosecución, culminación y aumento de
la cobertura de todos y todas en el sistema, lo cual ha implicado
transitar hacia una educación emancipadora y dignificante
en el marco de los principios constitucionales. En este contexto,
surgen a nivel nacional los programas y proyectos bandera
(Simoncito, Escuela Bolivariana, Liceo Bolivariano, Escuelas
Técnicas Robinsonianas y Misiones), como medio para
garantizar la protección y la inclusión de los
grupos sociales que históricamente habían quedado
excluidos de los beneficios educativos. En éste
período, los logros más significativos en materia
educativas son: La implementación de la Escuela
Bolivariana, con una jornada integral de (08) horas en algunas
instituciones.

En esa misma línea de ideas, también se
encuentra la ejecución del programa de alimentación
Escolar (PAE); la eliminación del pago de la
matrícula escolar, la construcción y
rehabilitación de planta física; la
realización de los Seminarios de Desarrollo
Endógeno en los Liceos Bolivarianos; el desarrollo de
Proyectos de Aprendizaje (PA) en las Escuelas Bolivarianas, de
Proyectos Productivos en las Escuelas Técnicas
Robinsonianas y de Proyectos Educativos Integrales Comunitarios
(PEIC) en todo el país.

En este mismo contexto, no puede dejar de mencionarse la
implementación del Plan Nacional de Alfabetización
(Misión Robinsón 1) y la Misiones Robinson 2,
Ribas, Sucre y Vuelvan Caras, respectivamente; la garantía
del acceso a las nuevas tecnologías de la
información y la Comunicación (Tics) y su
incorporación como herramienta educativa, a través
de los Centros Bolivarianos de Informática y
Telemática (CBIT). Además, se continuó la
revisión y discusión curricular con un enfoque
abierto, flexible y contextualizado; lográndose, a partir
de la sistematización del Proyecto Simoncito, la
oficialización del Currículo de Educación
Inicial. Por otra parte, se realizaron discusiones curriculares
en las que participaron docentes, especialistas, familias,
instituciones y organizaciones locales y regionales de todo el
país; discusiones que fueron sistematizadas y que
arrojaron como resultado la existencia de importantes avances en
cuanto a la fundamentación legal y filosófica del
currículo del SEB, la cual constituyó la plataforma
de la actual propuesta curricular.

Conceptualización de Orientación
Educativa

Acerca del concepto de orientación educativa, son
diversos los esfuerzos que se han ejecutado para dar una
definición precisa de la misma. Se ha definido la
orientación desde diferentes puntos de vista, y en
función de la ayuda que se quiere dar al individuo. Es
así, que encontramos el concepto tradicional que se
manejaba al principio de este movimiento cuando se consideraba
como un servicio destinado a prevenir errores en la
selección de una ocupación y al cual se le
denominó orientación profesional. Este significado
luego fue ampliado y surgen conceptos sobre orientación
vocacional, orientación educativa y orientación
personal social, ya que se considera que en el comportamiento del
individuo influyen una serie de factores intrínsecos y
extrínsecos y sobre los cuales es necesario brindar ayuda
en el momento oportuno

En la actualidad nos encontramos una amplia gama de
autores que definen la orientación educativa y en todos
ellos se puede apreciar como lo alude Senta (1979), como:
"un proceso o conjunto de acciones para ayudar a otros en
la solución de situaciones críticas y conflictivas
o en la satisfacción de necesidades para el logro de un
estado de bienestar" (p. 169). Orientar no es dar órdenes,
la función de orientación es facilitar las cosas,
la decisión deberá tomarla el mismo orientado. Este
concepto, es muy completo ya que considera al individuo en su
totalidad, en forma holística, interesándose por
todas las áreas de su desarrollo. Además, se
aprecia que es un proceso para todos y no solo para aquellos que
presentan problemas o conflictos de cualquier índole, deja
de ser meramente curativa o remedial (enfoque tradicional) y se
trabaja en forma preventiva para alertar al individuo de la
presencia de factores que puedan influir negativamente en su
vida. También el concepto deja claro el hecho de ofrecer
orientación al estudiante en todos los grados y niveles
del sistema educativo y no sólo en determinados momentos
de su vida escolar, por ejemplo, cuando están en 3°
año de Educación Media o en 5to año o al
ingresar a la universidad. Del examen de las definiciones
citadas, se desprende que la diferencia fundamental entre
orientación y asesoramiento se hace en términos de
servicio. La orientación se define como un conjunto de
servicios o funciones especiales: estudio del estudiante,
información, colocación y seguimiento.
Habitualmente, el asesoramiento se describe como un servicio
más específico.

La orientación individual y/o en grupo, al cual
se alude frecuentemente como corazón y médula,
columna vertebral del programa de orientación. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que la calidad específica
de este servicio encierra su carácter distintivo; es por
ello, que la mayoría de los autores no hacen este tipo de
diferenciación tan sutil y consideran la
orientación individual y/o de grupo como un servicio o
actividad más del programa de orientación. Las
definiciones mencionadas anteriormente indican que la
orientación educativa es según Monroy (Ob.
Cit.):

1. Un proceso continuo.

2. Una relación dinámica, destinada a
ayudar a las personas a hacer mejores elecciones y
decisiones.

3. Un proceso de aprendizaje que conlleva a: (a) Mejor
desenvolvimiento de la personalidad, (b) Mayor conocimiento de
sí mismo, (c) Mayor conocimiento de las oportunidades que
se abren ante el orientado, (d) Una mejor percepción del
individuo como persona, (e) Una mejor percepción del rol y
una conducta más efectiva en el mismo.

4. Parte importante del currículum.

5. Parte importante de la función del
docente.

Principios que Rigen el Proceso de
Orientación Educativa

En todo proceso de orientación educativa, debe
prevalecer una concepción clara del hombre, del mundo y de
la vida y una actitud de reflexión ante los diversos
problemas que se le presenten al individuo. La orientación
como lo expresa Rendón (1985): "descansa en los principios
filosóficos que reconocen las potencialidades existentes
en el ser humano, y en los principios psicosociales que
condicionan la existencia del hombre en la vida" (p. 17). Los
principios que sustentan el proceso de orientación no
pueden reducirse a simples reglas o definiciones en virtud del
fin mismo de la orientación, el cual consiste en ayudar a
las personas en el proceso de su desarrollo. La tarea no es
sencilla, debido a que el individuo y el medio que lo rodea son
muy complejos. Sin embargo, la orientación ubicada en un
contexto amplio tiene su basamento en principios de índole
universal; como son:

  • 1. La dignidad humana.

  • 2. La autoestima.

  • 3. La unicidad.

  • 4. Las diferencias individuales.

  • 5. La autorrealización.

Estos son principios de carácter general, de los
cuales emergen los específicos; es decir, los que son
inherentes a las características de la comunidad y d los
estudiantes a quienes se les prestan ayuda a través de la
orientación. Así pues, la orientación se
fundamenta en la naturaleza misma del educando como persona en
proceso de formación que requiere de ayuda permanente para
su adaptación y adecuada autorrealización. Vista la
orientación desde esa perspectiva puede afirmarse que
responde a una fundamentación mas humanista, que concibe
al hombre como un ser psicosocial con intereses, necesidades, y
deseos de superación. Tomando en consideración que
la orientación se encuentra integrada al proceso educativo
como principal conformador del individuo, su filosofía
debe estar estrechamente vinculada a la filosofía
educativa del país y de manera particular de la
institución donde esta va a estar inserta. Los principios
constituyen el norte en los cuales se fundamenta la
orientación, deben ser considerados como verdades
fundamentales o doctrinas básicas aplicables a todo
programa que en realidad pretenda contribuir con el desarrollo
integral del individuo, de ahí que sea necesario tomarlos
en cuenta en el cumplimiento de toda actividad dirigida a brindar
ayuda o asesoramiento a las personas. Al respecto, algunos de los
principios o postulados generales sobre los cuales descansan los
procesos de orientación son los siguientes:

1. Cada persona es un organismo único y debe ser
visto con todo respeto y consideración a fin de que pueda
conseguir una ajustada personalidad y adaptación al medio
que lo rodea.

2. El individuo es considerado como un ser con
capacidades y potencialidades que deben ser
comprendidas.

3. Cada individuo tiene un concepto de sí mismo y
por lo general tiende a conducirse de acuerdo a ese concepto que
regula su conducta.

4. Todo individuo tiene la habilidad innata de aprender,
pero el ritmo de aprendizaje no es igual para todos.

5. El individuo tiene la capacidad creativa para tomar
decisiones, las cuales están en función de sus
valores, intereses y necesidades.

6. Se basa en las necesidades y en los deseos del
individuo, tomando en cuenta no solo su bienestar personal sino
también el social.

7. El individuo es un ser capaz de realizarse
ilimitadamente si encuentra situaciones que así se lo
permitan.

8. La conducta humana es aprendida y está sujeta
a modificaciones.

9. Toda conducta conduce a una meta y a un
propósito. La conducta del estudiante debe predecirse en
base a su estilo de vida.

10. La orientación debe darse a todos los
estudiantes, basándose en el hecho de que todos los seres
humanos tienen derecho a recibir la ayuda necesaria para alcanzar
su ajuste personal-social.

11. En el proceso de orientación es necesario
hacer énfasis en la prevención de los desajustes
del individuo, en lugar de tener que tomar medidas
terapéuticas remédiales.

12. La orientación ayudará al individuo
para conocerse mejor a sí mismo y poder guiarse en la
vida.

13. La orientación será un proceso
continuo y no una acción esporádica.

14. La orientación debe basarse en la
información exacta y oportuna de las posibilidades
educativas, ocupacionales y sociales.

En resumen, todo proceso de orientación educativa
tiene como propósito facilitar el desarrollo de la
persona, tomando como base para ese desarrollo los fundamentos o
principios que sustentan la presencia del individuo como un ser
con potencialidades y limitaciones. Todo orientador del proceso
educativo está llamado a familiarizarse con los principios
de la orientación, a fin de adquirir y poner en
práctica actividades que se enmarquen en el esquema propio
de la orientación en el ámbito de la
educación.

Necesidad de la Orientación
Educativa

La orientación como proceso de ayuda al individuo
como lo expresa Monrroy (Ob. Cit.), es parte integrante del
currículo escolar, y por lo tanto tiene su importancia y
razón de ser. Actualmente, la orientación en la
escuela se justifica más que en el pasado, y con esto no
quiere decir que anteriormente no se necesitaba de
orientación, pero si se puede asegurara que en la sociedad
actual este proceso de ayuda es más necesario. Debemos
partir comprendiendo que en esta sociedad los desafíos son
mayores que en el pasado, por lo que la orientación del
niño, joven y muchas veces hasta en los adultos se
presenta como un proceso indispensable. El papel que debe
enfrentar la educación es muy amplio y en el mismo deben
participar todos aquellos que de una u otra forma se ven
involucrados en la formación del individuo, en este caso
nos referimos a los padres y/o representantes, docentes y
demás adultos significantes de la comunidad. Es necesario
tener claro, que la necesidad de ayudar a las personas siempre ha
existido. Desde el mismo inicio de la humanidad, las personas han
requerido de alguien que los guíe y asesore en
determinados momentos de su vida.

Esa necesidad se ha ido extendiendo con el transcurrir
del tiempo, y a medida que la sociedad avanza se requiere de una
mayor orientación; ya que son múltiples y variadas
las razones que así lo exigen. Pueden mencionarse algunas
de ellas que quizás sean las que mayor peso representan:
La acelerada transformación social: esto ha producido
cambios en el campo de los valores normativos de la vida social y
particular, así mismo la complejidad creciente de la vida
familiar, social y escolar; lo cual reclama mayor ayuda y
atención para el educando que se encuentra confundido y
desorientado.

Asimismo, la explosión de patrones de conductas
contradictorios a los individuos y una mayor libertad del
individuo, las exigencias crecientes en el campo profesional, que
cada vez es más crítica y requiere de personas
aptas para participar en el proceso del desarrollo
económico y social del país; lo cual se hace
evidente en la pérdida de valores morales, éticos y
religiosos que a diario se observa en todos los ámbitos de
la vida social de nuestro tiempo, caracterizada por disturbios,
rebeliones, inseguridad, falta de respeto, rivalidad, miedo e
incertidumbre. El sistema político y económico
parece apreciar y dar prioridad a los logros materiales sobre los
valores humanos. La responsabilidad social, los valores
espirituales y el rescate de un verdadero proceso de bienestar
son los temas discutidos verbalmente en diferentes eventos y por
diferentes personalidades de nuestro entorno, pero en la
práctica estos no son valorados, premiados ni
recompensados. Se habla de igualdad mientras se observa mayor
desigualdad en todos los niveles sociales. Estas razones y otras
más, hacen del presente siglo una época
particularmente generadora de ansiedad, inseguridad,
confusión y por consiguiente de desorientación.
Constantemente se observa que son los niños y
jóvenes quienes presentan mayor dificultad para resolver
con éxito los problemas de la vida, por lo tanto, ellos
requieren de alguien que los ayude a comprenderse y tomar
decisiones más acertadas a sus necesidades. El orientador
especialista es el profesional que dentro de la
institución debe plantearse como meta la creación
de un ambiente adecuado para el desarrollo de las potencialidades
humanas y las relaciones cálidas entre los miembros de esa
comunidad.

En este mismo orden, el orientador debe utilizar su rol
de terapeuta destinado a solucionar problemas pasa a ser la de
asesor-consultor, no sólo de los estudiantes, sino de los
adultos significantes (padres y/o representantes, docentes); en
otras palabras, es él quien humanizará el proceso
educativo para el logro eficaz de los objetivos educacionales.
Sin embargo, existe la posibilidad que el docente cumpla
funciones que hasta ahora han cumplido aisladamente los
orientadores, por ser el docente quien pasa mayor tiempo con los
estudiantes, es lógico que este obtenga mayor conocimiento
de los mismos y pueda así ayudarlos en determinados
momentos que requieran asesoramiento, además el docente es
un punto de apoyo para los especialistas de orientación;
quienes encontrarán en ellos la colaboración para
desarrollar acciones con los estudiantes y sus
representados.

El Docente como Orientador del Proceso
Educativo

Según Monroy (Ob. Cit.), el docente es la figura
central en el programa de orientación, ya que el puede
identificar las necesidades de los estudiantes y posibilitar
cambios y crecimiento personal. Es una figura imprescindible en
el proceso enseñanza-aprendizaje, un modelo para los
educandos, especialmente en los primeros grados de
educación; por lo que sus formas de comportamiento, sus
estilos y características personales se reflejan
directamente en la conducta de los estudiantes. Los docentes en
servicio, así como aquellos que se encuentran en proceso
de formación se concientizarán acerca del papel que
deben desempeñar y de la necesidad de obtener una
formación adecuada que los capacite y ayude para cumplir
esta delicada tarea que espera de ellos muchas
responsabilidades.

Por lo tanto, el rol del orientador, es una
condición que no representa una nueva función; ya
que el docente siempre ha estado ligado a esta actividad, pero el
normativo lo desglosa de una forma más técnica,
donde el docente tendrá necesidad de capacitarse en
algunas áreas específicas que le ayuden a reforzar
y potenciar las cualidades propias que él posee y le
sirven para cumplir este rol. Por ello, el docente orientador
representa para el estudiante representa para el estudiante la
persona más cercana, debido a su diario compartir dentro
del aula, el los atiende y asesora en todas sus actividades, a la
vez que orienta a los padres y/o representantes de esos
estudiantes en la forma como brindarles apoyo en el hogar, y
así ayudarlos en su formación integral.

Sin embargo, todo docente al momento de planificar el
proceso enseñanza-aprendizaje tomará en cuenta los
niveles cognoscitivos, motivaciones, intereses y necesidades de
sus estudiantes; a fin de lograr la formación integral de
los mismos. Enfocar las acciones diarias, no solo en el aspecto
cognoscitivo o desarrollo de los contenidos programáticos,
sino destinar parte del tiempo a la atención del
estudiante como persona que tiene necesidades y
características particulares. Sin duda alguna, el
estudiante es el centro del proceso educativo, es un ser completo
ha quien ha de tratarse como tal, por lo tanto, se necesitan
educadores con una formación integral, que sepan
relacionarse con las personas, que interpreten los sentimientos y
aprovechen las emociones de los estudiantes para dar dinamismo al
proceso educativo. Un educador que facilite información y
ayude a los estudiantes a entender el significado de esa
información, logre despertar en ellos el interés
hacia el cambio de actitudes que se esperan lograr, y para el
cual el estudiante necesita sentirse seguro y libre de amenazas,
de ahí, que el docente debe actuar bajo un ambiente donde
reine el respeto, la libertad, la creatividad, la
comprensión, la aceptación y la autenticidad. En
consecuencia, los buenos resultados que espera obtener de la
relación entre el docente y los estudiantes depende
más de lo que el educador es, como de lo que dice en su
contacto diario con los mismos.

Todos los buenos profesores, orientan a sus estudiantes
y cuanto mejor lo hacen más facilitan su propio trabajo,
pues, el esfuerzo que se realiza a tiempo evita diversos
problemas que pueda presentar el estudiante a causa de no recibir
una adecuada y oportuna orientación. Los problemas que los
estudiantes llevan del hogar a la escuela afectan su aptitud para
aprovechar la experiencia escolar y obtener buen rendimiento. En
consecuencia, el conocimiento de estos problemas por parte del
docente y su actuación respecto a ellos influyen en la
actitud que el estudiante va a demostrar en la solución
del mismo. En ese diario actuar del docente, está presente
el rol del orientador, en el sentido de ayudar al estudiante a
comprender y manejar sus problemas y a elegir, con inteligencia
la decisión más conveniente.

Es por ello, que la orientación es una actividad
que siempre ha estado presente en las funciones del docente,
cuando se realiza en forma negativa; el docente influye
negativamente en los estudiantes, agravando las frustraciones,
debilitando la autoconfianza y el crecimiento personal, cuando la
orientación se realiza de forma positiva; puede ayudar a
solucionar los más difíciles problemas, ya que
estimula al estudiante, lo motiva, le brida confianza y por
consiguiente eleva la autoestima para seguir adelante. Los
estudios sobre crecimiento y desarrollo del niño que nos
presenta la psicología, aportan datos significativos sobre
las diversas características humanas, y sobre la amplia
gama de diferencias que existen en el individuo. Estos estudios
proveen al docente una buena base para determinar expectativas
razonables de cada estudiante en particular, lo cual tiene
consecuencias notables en el proceso de orientación. El
docente motivará para que cada estudiante desarrolle la
auto comprensión e incremente la habilidad para enfrentar
con confianza problemas futuros que se le puedan
presentar.

Es decir, la actividad de ayudar a los estudiantes para
que ellos mismos logren establecerse metas, resolver problemas y
tomar decisiones no puede verse separada de las funciones de
aprendizaje, él como profesor, encuentra que la
enseñanza se enriquece y se vitaliza cuando se adquieren
nuevas comprensiones de sus estudiantes, y estos se sienten
seguros cuando encuentran que su profesor los toma en cuenta y se
preocupa por ellos. El docente tendrá presente que en la
escuela hay otras personas que también pueden orientar con
las cuales ha de mantener una relación cooperativa. Entre
estas personas se encuentran los demás docentes, el
personal directivo de la institución y los especialistas
en áreas específicas.

El intercambio de información sobre los
éxitos y fracasos de los estudiantes, la
comunicación recíproca sobre las
características de cada uno de ellos, las sugerencias
sobre las posibles actividades, son cosas que es necesario
compartir; ya que proporcionan claves útiles para ayudar a
determinados estudiantes a vivir consigo mismo y con sus
compañeros, a establecerse metas razonables por las cuales
valga la pena trabajar y a verle sentido positivo a ala vida
desde el punto de vista individual y social. Por lo tanto,
conocer los recursos con los cuales cuenta la institución
es importante para una efectiva labor de orientación, por
cuanto esta no es una actividad aislada, sino la confluencia de
muchos factores y esfuerzos. Nerecí (1976)
refiriéndose a esta labor establece:

El apoyo y comprensión del personal directivo es
quizás, el más valioso recurso del docente para
ejecutar las funciones de orientación. Sin esa ayuda, todo
programa será débil e ineficaz. El director debe
guiar al docente en el desarrollo de sus habilidades y procurarle
las condiciones y recursos indispensables para cumplir con las
responsabilidades de la orientación, reconocer los
esfuerzos del docente y brindarle ese apoyo que le de un
sentimiento de seguridad (p. 46)

El director es esencial para el desarrollo del programa
de asesoría por cuanto le compete proveer el liderazgo y
el soporte personal y suministrar las facilidades necesarias para
el desarrollo de un programa de este tipo, así como
propiciar el clima para las relaciones humanas en el liceo.
Más aún, él establece y facilita el contacto
entre el orientador y el educador, sin su apoyo,
participación y compenetración, la filosofía
y el programa serían insignificantes. Para que el programa
de asesoramiento sea exitoso, es necesario contar con el pleno
apoyo del personal directivo y docente.

En consecuencia, es muy importante que el
asesor-consultor ayude a la dirección a facilitar el
surgimiento de una atmósfera que produzca el máximo
crecimiento de todos los participantes en la función
educativa. Además debe promover el pensamiento creador, la
espontaneidad y los nuevos enfoques de la tarea educacional. Los
docentes serán un gran recurso para el desarrollo de las
actividades de orientación en la escuela, pero han de
estar preparados y dispuestos a cumplir esa función; en
tal sentido Johnston (1977), al tratar ese aspecto señala
lo siguiente:

La eficacia de un programa de orientación depende
de la existencia de docentes entusiastas y preparados, con una
adaptación personal segura, preocupados por sus alumnos a
fin de que estos reciban una formación integral, se
capaciten para trabajar en armonía con los demás y
aprendan a resolver sus propios problemas (p. 21).

El docente, es la figura central en el programa de
orientación como asesoramiento, puesto que él debe
identificar las necesidades y posibilitar cambios y crecimiento.
Le interesa desarrollar experiencias significativas a
través de la relación maestro-estudiante.
También provee experiencias planificadas de
orientación a través del proceso educativo. El
docente ya no podrá ser el transmisor de conocimientos,
dador de clases o expositor de hechos y teorías, sino que
deberá desempeñarse como un facilitador de
oportunidades que propicia experiencias de aprendizaje, un
orientador, un promotor, un investigador. El orientador y el
docente deben estar conscientes de que cada individuo desarrolla
su creatividad en función de distintas iniciativas,
optando cada cual por las actividades que más correspondan
a su estado de crecimiento y a sus particularidades
físicas y psicológicas.

La labor de la orientación, no es la de condenar
ni limitar las iniciativas individuales, sino enfocadas hacia
aquellas actividades que permitan cada persona desarrollar sus
habilidades en un ambiente de compañerismo;
cooperación y respeto por las diferencias individuales. En
tal sentido, El Normativo de Educación Básica
(1983), cuando hace referencia al perfil del docente
establece:

En su rol de orientador, el docente proporciona al
educando atención como persona, toma en cuenta sus
características, necesidades e intereses, fomente el
conocimiento de sí mismo, de los demás y del
ambiente que lo rodea y le ayuda en la exploración y
orientación vocacional (p. 29).

La orientación personal social que el docente da
al estudiante, es una de las funciones más importantes de
la escuela moderna es la adaptación de los estudiantes al
medio social donde les toca actuar, y una manera de contribuir a
esta función es asesorar a los estudiantes en su
adaptación a las diferentes situaciones del
triángulo hogar, escuela, comunidad. La orientación
vocacional profesional es un largo proceso que se realiza de
acuerdo con los niveles de maduración, o tareas del
desarrollo del estudiante, en el cual se requiere que a
éste se le suministre una adecuada información
sobre sí mismo, sobre la realidad profesional y la
participación activa del sujeto en la
interpretación y asimilación de la
información para así llegar a una toma de
decisiones exitosa. De igual manera, señala las funciones
a desarrollar para el logro de ese objetivo, por lo cual el
docente centrará sus esfuerzos en:

1. Estimular en los individuos el espíritu de
superación, fomentar en los educandos y demás
miembros de la comunidad el cultivo de valores concernientes a la
persona, la familia y la nación, por medio de tareas para
detectar y corregir deficiencias, propiciando un clima adecuado
que facilite la comunicación interpersonal e
interinstitucional ayudando a los estudiantes a comprender y
asimilar los rápidos cambios producto de la
dinámica social, estimulando la crítica por medio
de la reflexión y el análisis, relacionado con lo
hábitos de trabajo, la toma de decisiones para
incorporarlos a la vida laboral o en la continuación de
estudios, contribuyendo a la formación para la vida, con
énfasis en los roles que debe cumplir el individuo como
ciudadano, estudiante, profesional, padre de familia y
otros.

Condiciones Personales del
Docente-Orientador del Proceso Educativo

El docente orientador es un profesional que por la
naturaleza de las funciones que cumple es deseable que
reúna ciertas características y actitudes
personales que le permitan interpretar y desempeñar su rol
de asesor de los estudiantes, tanto en aspectos personales como
académicos. El hecho de asumir la responsabilidad de la
formación integral de los ciudadanos de un país, le
hace estar claro y consciente del papel que ha de
desempeñar frente a este proceso el cual exige de
él, esfuerzo, dedicación y madurez emocional para
relacionarse y tener confianza en sí mismo. Algunas de las
condiciones personales y actitudes necesarias de las funciones de
orientación son las siguientes:

  • 1. Habilidad para tratar con la
    gente.

  • 2. Tener iniciativa y liderazgo, donde
    esté presente la empatía.

Es decir, capaz de sentir y comprender a los estudiantes
y establecer el mantenimiento de la confianza de los educandos y
de las demás personas de la comunidad educativa y a la
capacidad de adaptación a nuevas situaciones, donde se
evidencie la comprensión, tolerancia y discreción
con quienes trata, especialmente con los estudiantes, donde
esté presente la sensibilidad para saber cómo y
cuándo actuar con honestidad para no decepcionar a los
educandos, padres y/o representantes, aceptándolos como
son, con una actitud no directiva, evitando dar consejos
haciéndolo solo en casos especiales siendo
auténtico y responsable en el desempeño de sus
funciones.

Sin embargo, estas actitudes y condiciones personales en
su mayoría son comunes para el docente en cualquiera de
sus roles, pero en el de orientación, donde se debe ganar
la confianza del estudiante, es necesario que los docentes sean
humanitarios, que aprendan a vivir consigo mismo y reconozca sus
limitaciones y potencialidades y como seres emocionalmente
maduros, se sientan seguros y confiados es su desempeño
profesional.

Funciones del Docente Orientador del Proceso
Educativo

Según la UNEFA – Trujillo (2008), las
funciones del orientador como parte del equipo de profesionales
de ayuda, es responsable de brindar atención personal,
académica, vocacional y familiar al estudiante que
solicite personalmente el servicio o que sea referido por
autoridades, profesores o equipo de trabajo. Entre sus funciones
están:

1. Cumplir y hacer cumplir las normas y reglamento
interno dentro y fuera de las instalaciones, sirviendo de
guía y ayuda a los estudiantes en situaciones referentes
al rendimiento académico, visitando las aulas para
realizar notificaciones y orientaciones generales llevando el
control de casos atendidos, brindar atención y
compañía a servicios médicos al estudiante
que lo amerite.

2. Orientar a los padres y /o representantes de los (as)
estudiantes en cuanto a las novedades presentadas y elaborar
informes de casos atendidos, planificando charles, talleres, en
actividades del núcleo como apoyo a otras dependencias,
llevando el control y registro de los distintos programas que
incluyen becas, así como también asesorar al
estudiantado en la orientación y decisión
vocacional.

Principios y Criterios de La Orientación
Educativa

El presente trabajo se sustenta en unos principios y
criterios que son utilizados como punto de referencia para la
interpretación de la situación y
delimitación de los objetivos y medidas a desarrollar por
el orientador. Son presentados en el informe del Plan de
Orientación Educativa realizado por Castillo y León
(2006), los cuales se pueden resumir de la siguiente
forma:

Globalidad: se concibe la
orientación educativa como una actividad necesaria para
dotar a la educación del estudiante con un carácter
global. La acción educativa implica la
planificación de unos contenidos, pero considerando el
proceso desde una perspectiva amplia y global. La
orientación contribuye a preservar esta dimensión
global de la educación, propiciando el desarrollo integral
del estudiante como persona.

Generalización: la trascendencia
de la acción orientadora hace que se debe llevar a cabo de
forma generalizada, aplicándose al conjunto del
estudiantado.

Continuidad: se concibe la
orientación como un proceso continuo, que se realiza de
forma permanente durante toda la escolarización del
estudiante, aunque se intensifica en determinados momentos de
transición y toma de decisiones.

Sistematicidad: la acción
orientadora será desarrollada de forma sistemática,
siendo objeto en cada caso de una planificación,
desarrollo y evaluación en función de los objetivos
propios del ámbito educativo.

Adecuación: la
intervención ha de perseguir la adecuación a las
características de cada caso, por lo que debe llevarse a
cabo con criterios de gran flexibilidad y adaptabilidad,
desarrollándose según distintos niveles de
concreción.

Prevención: las acciones
propugnadas no se limitarán a la intervención y
compensación de las dificultades ya existentes, sino que
contemplarán su prevención para disminuir el riesgo
de aparición en un futuro.

Personalización: la
orientación es un factor que debe propiciar la
personalización del proceso educativo. Se procurará
una atención orientadora específica que considera
las necesidades educativas propias del alumnado, en
función de sus diferencias en capacidades, motivaciones,
intereses y circunstancias particulares.

Corresponsabilidad: la
orientación educativa es responsabilidad de toda la
comunidad educativa, aunque las funciones y responsabilidades son
diferentes para los distintos integrantes.

Especialización: la complejidad
técnica de la orientación en el sistema educativo
actual hace necesario que el proceso de orientación
disponga del apoyo y asesoramiento técnico a cargo de
profesores especializados en orientación
educativa.

Funcionalidad: Que subordina la
organización a las funciones de orientación que se
precisan, de acuerdo con las características y necesidades
propias de los centros educativos.

Los Objetivos de la Orientación
Educativa

Los objetivos señalados por Castillo y
León (ob. cit), se tomarán en cuenta cuando se
trabaje en función de que el educando obtenga un adecuado
rendimiento escolar, es uno de los grandes objetivos que toda
institución educativa debe trazarse y para el cual
planificará las estrategias necesarias logrando la
participación de todos los integrantes de la comunidad
educativa; entre ellos el docente y el orientador, ya que la
orientación es parte del proceso de formación
integral del individuo. Estos objetivos son:

  • 1. Lograr una orientación de calidad
    para todos los estudiantes que cursan educación
    media.

2. Asimismo, propiciar a través de la
acción orientadora y tutorial el pleno desarrollo de sus
posibilidades como personas, para que el orientador contribuya a
que el estudiante reciba una atención personalizada en
función de sus necesidades educativas, la cual facilita la
pronta detección del alumnado que presente
características educativas diferenciales además
propiciar el desarrollo de iniciativas y programas de
intervención adecuadas a las necesidades de
orientación de los centros educativos y asegurar una
oferta formativa, que posibilite la actualización
científica y didáctica del profesorado en
relación con su responsabilidad orientadora para que pueda
facilitar la difusión de experiencias de especial
significación sobre respuestas de orientación
desarrolladas en los centros educativos, previa
planificación de los adecuados medios y recursos
específicos en función de las necesidades de
orientación detectadas.

Teorías que apoyan a la
Investigación

La orientación educativa, tiene como
propósito atender a los individuos en su integralidad, en
forma holística, con intereses en todas las áreas
de su desarrollo; trabajando de forma preventiva con respecto a
aquellos factores que pueden influir negativamente en su vida. En
el aspecto sociológico, debe propiciar la
capacitación en la toma de decisiones que le permitan
emprender acciones participativas, ajustadas al entorno social, a
los fines de satisfacer sus necesidades materiales, espirituales,
tanto del individuo como de la sociedad.

Es por ello, que el Ministerio Educación, Cultura
y Deporte (2004) señala: "el sistema educativo debe
garantizar a todo ciudadano una buena orientación con la
finalidad de incrementar en los individuos los principios de
democratización y desarrollo autónomo" (p. 23), a
través del principio de democratización
proporcionará igualdad de oportunidades a toda la
población para la formación de un ciudadano con
actitudes y valores que fortalezcan el sistema
democrático. Aunado a lo expuesto, la orientación
educativa, en su fundamento psicológico se focaliza
al reconocimiento de las diferencias individuales desde una
perspectiva de la diversidad de las capacidades humanas, del
desarrollo evolutivo y psíquico del descubrimiento del yo,
en concordancia con la riqueza del mundo interior y de su
relación con el entorno; con base en las teorías
psicológicas y sociológicas que permiten comprender
el comportamiento individual y social en las diferentes etapas
del desarrollo humano y social.

En su fundamentación pedagógica, la
orientación, complementa la finalidad intrínseca
del hecho educativo, como es el desarrollo pleno de las
potencialidades humanas, y la comprensión de su espacio
vital. En tal sentido, Curcho (2001), establece los objetivos que
en lo pedagógico se deben alcanzar, al respecto
señala los siguientes:

  • 1. Contribuir a la formación integral
    del educando.

  • 2. Formar individuos críticos que asuman
    normas y valores de la sociedad para que vivan
    armónicamente.

  • 3. Facilitar experiencias de aprendizaje que
    permitan el desarrollo de las potencialidades del educando,
    con el fin de lograr su autorrealización.

  • 4. Garantizar la atención
    individualizada, que asegure el éxito de la
    acción educativa. Integrar a la comunidad a fin de
    lograr su participación activa en el proceso
    educativo.

Así pues, la orientación educativa debe
capacitar a cualquier niño, niña o adolescente en
edad escolar para vivir una experiencia acorde con sus
necesidades, intereses y capacidades. Debe facilitar
atención y apoyo al educando de manera continua, a lo
largo de todo su desenvolvimiento escolar,
complementándose con el aspecto vocacional y profesional,
para garantizar su plena realización como persona y lograr
la máxima aspiración que es la felicidad del ser
humano.

Teoría Humanista de Carls
Rogers

La obra de Rogers, se encuentra suficientemente
representada en dos obras fundamentales, "psicoterapia centrada
en el cliente" (1952) y "El proceso de convenirse en persona"
(1961). Rogers comienza exponiendo algunas de sus convicciones
básicas, de las que la más significativa es su
defensa de la subjetividad del individuo "cada persona vive en su
mundo específico y propio, y ese mundo privado es el que
interesa a la teoría, ya que es el que determina su
comportamiento" (p. 101). Todo individuo vive en un mundo
continuamente cambiante de experiencias, de las cuales él
es el centro. El individuo percibe sus experiencias como una
realidad, y reacciona a sus percepciones. Su experiencia es su
realidad.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5
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