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Psicología social: El señor de las moscas




Enviado por Rita Gotardo



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Caracterización de los
    personajes
  3. Sobre la
    institución
  4. Institución
    y tabúes de por medio
  5. El concepto de
    Grupo
  6. La
    problemática del sujeto en la temática
    grupal
  7. A modo de
    conclusión…
  8. Bibliografía

Introducción

"… La invitación es por la tanto a ser
parte protagónica de este "contrato de trabajo" donde
vamos a investigar conjuntamente un tema que nos compete, nos
implica y nos cierra… la institución"…

Estas fueron algunas de las palabras que la jefa de
cátedra escribió en su carta de bienvenida y que a
lo largo del año se fueron poniendo en juego en cada uno
de nuestros encuentros: pensar y reflexionar, desde una postura
psicoanalítica, acerca de las instituciones, de los
malestares que en ellas se generan, cuáles son los
tabúes que giran a su alrededor, creencias, imaginarios,
sin olvidarnos de los grupos y sujetos que la
componen.

En muchas oportunidades compartimos, además de la
lectura de distintos autores, experiencias propias, las cuales
nos ayudaron en dicha reflexión. A su vez, evidenciamos
que hoy más que nunca nuestras instituciones están
siendo atravesadas por una crisis, producto de la oleada
neoliberal y de la que aun sigue siendo
víctima.

La propuesta de la cátedra era entonces poder
plasmar todas estas ideas mediante el análisis de una
novela. En mi caso, elegí El Señor de las
Moscas
de William Golding, en donde me propuse trabajarlas
desde la historia de un grupo de escolares que deben aprender a
sobrevivir en una isla desierta, sin adultos, reglas,
límites, y lejos de la civilización.

En dicho trabajo hubo conceptos, tales como el de
institución y de grupo, que atravesaron constantemente mi
análisis, y que en más de una oportunidad me
hicieron reflexionar acerca de mi propia experiencia.

¿Hasta qué punto se puede vivir sin
límites?; ¿tenemos la capacidad suficiente de crear
nuestras reglas?…; cuestiones que no fueron ajenas de la
historia y que también pueden pensarse desde nuestras
situaciones actuales, en aquellos sujetos que no reciben las
llamadas de atención ni los límites necesarios por
parte de los adultos.

Realizar este trabajo me permitió reflexionar,
articulando en lo posible, cada categoría con situaciones
puntuales de la novela, y a la vez con situaciones personales,
muchas de las cuales "me hicieron ruido".

"-¿Dónde está el
hombre del megáfono?-

El muchacho rubio sacudió la
cabeza.

-Estamos en una isla desierta. Por lo
menos eso me parece. Lo de allá afuera, en el mar, es un
arrecife. Me parece que no hay personas mayores en ninguna
parte-"

El Señor de las moscas de William
Golding[1]trata sobre las formas de comportamiento
y maneras de supervivencia de un grupo de niños, quienes a
raíz de un accidente aéreo, se ven obligados a
permanecer en una isla desierta. El mayor de ellos no supera los
doce años, y es así que se encuentran condicionados
a sobrevivir sin personas mayores, creando sus propias
reglas.

La novela se divide en doce capítulos. El primero
de ellos El toque de la caracola presenta a los
personajes, haciendo a la vez una breve caracterización de
la isla en la que se encuentran. Los dos primeros niños
que aparecen son Ralph y Piggy, siendo ellos dos los encargados
de llamar a los demás mediante la ayuda del sonido de una
caracola que encuentran cerca del lugar.

Comienzan a acercarse el resto de sobrevivientes:
Johnny, los gemelos (Sam y Eric), Simon, Percival, los "peques"
(denominación de los más pequeños), Maurice,
Roger, Jack y su coro (quienes asumen en un primer momento el
papel de cazadores, de salvajes y por último de
asesinos).

El vocerío se fue acrecentando, y es así
que el grupo de escolares se organiza alrededor de Ralph, elegido
como jefe, situación que enfada a Jack.

Raplh propone normas basadas en las costumbres
civilizadas, en el orden y la responsabilidad; también
mantener encendida una hoguera en lo alto de una isla ya que para
él el fuego simbolizaba el rescate, sentimiento que se
acrecentaba con el recuerdo de su hogar.

Esto es lo primero que se acuerda entre los miembros del
grupo: "mantener el fuego encendido como una señal
permanente para orientar a sus posibles salvadores".
También se acuerda acatar las normas, construir refugios y
explorar la isla, pero luego de un descuido se provoca un
incendio lo cual hace desaparecer a uno de los peques (el
niño de la mancha en el rostro). Esta sería la
primera muerte.

Debido a la rivalidad entre Ralph y Jack, van surgiendo
divisiones al interior del grupo; para unos el objetivo es la
seguridad, la responsabilidad, el orden, el rescate y para otros
la caza, la diversión, "jugar a ser salvajes". Esto se ve
claramente cuando Ralph denuncia a Jack de no haber cuidado el
fuego, y éste a su vez le reprocha en la cara haber
conseguido carne para el almuerzo.

Poco a poco empiezan a sufrir los efectos de estar en la
isla, de la falta de la gente mayor y algunos de ellos, sobre
todo los más pequeños, comienzan con
pesadillas.

Surgen distintos miedos ya sea a serpientes, fantasmas,
monstruos, materializándolo en una figura a la que
denominan "la fiera", pero que en realidad se trataba de un
paracaidista muerto al que sólo miran desde lejos. Es
así que los dos rivales salen en busca de la fiera y se
encuentran con el cadáver que cuando soplaba el viento se
levantaba la cabeza y parecía que estaba vivo.

Se acrecientan las disputas entre Ralph y Jack, quien
toma la decisión de separarse con sus cazadores y formar
su "propia "tribu", convirtiéndose en salvajes, pintando
sus cuerpos y rostros, ejecutando danzas rituales y ofrendas a la
fiera. Una de esas ofrendas fue la cabeza de jabalí puesta
sobre un palo, la cual produce un mosquerío a su
alrededor; es en este momento en que Simon tiene una
extraña experiencia con el "Señor de las
moscas":

"-Eres un niño tonto- dijo el Señor de
las Moscas-. No eres más que un niño tonto e
ignorante-

Simon movió su lengua hinchada, pero no dijo
nada.

-¿No estás de acuerdo?- dijo el Seor
de las Moscas-. -¿No es verdad que eres un niño
tonto?_

Simon le respondió con la misma voz
silenciosa.

-Bien- dijo el Señor de las Moscas-, entonces
¿por qué no te vas a jugar con los demás?
Creen que estás chiflado. Tú no quieres que Ralph
piense eso de ti, ¿verdad? Quieres mucho a Ralph,
¿no es cierto? Y a Piggy y a Jack.

Simon tenía la cabeza ligeramente alzada. Sus
ojos no podían apartarse: frente a él, en el
espacio, pendía el Señor de las
Moscas.

-¿Qué haces aquí solo?
¿No te doy miedo?-

Simon tembló.

-No hay nadie que te pueda ayudar. Solamente yo, Y
yo soy la Fiera-

Los labios de Simon, con esfuerzo, lograron
pronunciar palabras perceptibles.

-Cabeza de cerdo en un palo.

-¿Qué ilusión, pensar que la
Fiera era algo que se podía cazar, matar!_ dijo la cabeza.
Durante unos momentos, el bosque y todos los demás lugares
apenas discernibles resonaron con la parodia de una risa-
Tú lo sabías ¿verdad? ¿Qué soy
parte de ti? ¡Caliente, caliente, caliente!
¿Qué soy la causa de que todo salga mal? ¿De
que las cosas sean como son?

La risa trepidó de nuevo.

-Vamos- dijo el Señor de las Moscas- vuelve
con los demás y olvidaremos lo ocurrido."

Simon era el que dudaba de la existencia de la fiera y
por eso había decidido acercarse para descubrir la verdad.
Cuando vive esta experiencia, corre para comunicarlo,
interrumpiendo un frenético ritual de los salvajes, pero
éstos no lo reconocen confundiéndolo con la fiera y
terminan asesinándolo.

Con Ralph solo quedan Piggy y los gemelos. Los salvajes
se van consolidando, estableciendo normas impuestas mediante
sanciones y castigos, e incluso azotes. Ya no hay asambleas donde
se tomen decisiones en común sino que Jack, secundado por
Roger, decide lo que se va a hacer.

Una noche roban las gafas de Piggy ya que éste
era el único elemento con el que contaba el grupo para
encender el fuego. Ralph, Piggy y los gemelos enfrentan a los
salvajes, pero estos los amenazan con palos afinados como
lanzas,

Piggy trata de esclarecer los dos aspectos del
grupo:

"-¿Qué es mejor, ser una panda de
negros pintarrajeados como vosotros o tener sentido común
como Ralph?

-¿Qué es mejor, tener reglas y estar
todos de acuerdo o cazar y matar?"

Luego de las palabras de Piggy, las cuales sonaron como
una llamada a la reflexión y darse cuenta de una vez por
todas de que todo se les estaba yendo de las manos, Roger le tira
una roca produciendo su muerte y la destrucción de la
caracola. Pareciera haber una necesidad de destruir todo para no
sentir el abandono y de no enfrentarse con la verdadera
realidad.

Los salvajes obligan a los gemelos a formar parte de la
tribu quedándose Ralph solo. Jack manda a matarlo, y como
no lo encuentran incendian gran parte de la isla para que salga
de su escondite. Ralph pasa mucho tiempo escondido entre los
arbustos hasta que lo encuentran. Y cuando ya casi lo
tenían aparece un oficial de marina quien arriba a la isla
debido al incendio provocado.

El grito de los cazadores, último
capítulo de la novela, es el grito de auxilio, del
rescate, de la protección del mundo adulto, y esto es lo
que les permite deprimirse y llorar el aislamiento, la
pérdida, la desprotección y la soledad.

Caracterización de los
personajes

Antes de caracterizar a los personajes principales de la
novela, plantearé brevemente los conceptos de
socialización primaria y secundaria ya que ambos pueden
ayudar a pensar sobre las diferentes formas de comportamiento de
los pequeños escolares, muchas veces producto de estas
cuestiones. Para ello retomaré, en primer lugar y desde
una postura más sociológica, aportes del
Interaccionismo Simbólico, cuyos representantes
principales son Berger y Luckman.

En la Construcción social de la realidad
(1979), los autores definen a la socialización como la
"inducción amplia y coherente de un individuo en el
mundo objetivo de una sociedad o un sector de
él"
[2]. A su vez plantean dos tipos de
socialización:

La socialización primaria es la primera
por la que atraviesa la niñez. Suele ser la más
importante ya que toda la base de la socialización
secundaria debe asemejarse a ella.

Todo individuo nace dentro de una estructura social
objetiva en la cual encuentra a los otros significantes,
encargados de su socialización. El niño se
identifica con ellos en una variedad de formas emocionales, pero
la internalización se produce solo cuando se da lugar la
identificación.

El niño acepta los roles y actitudes de estos
otros significantes, es decir, los "internaliza"
apropiándose de ellos, y de esta manera se vuelve capaz de
identificarse con él mismo.

"El individuo llega a ser lo que los otros significantes
lo consideran" (un proceso dialéctico entre la auto
identificación y la identificación que hacen los
otros).Esto quiere decir que el niño aprende que él
es lo que lo llaman, lo cual implica una ubicación social
determinada. Recibir una identidad comporta adjudicarnos un lugar
específico en el mundo.

Tanto la sociedad como la identidad y la realidad se
cristalizan subjetivamente en el mismo proceso de
intenalización, que a la vez se internaliza con el
"lenguaje". Éste constituye el contenido más
importante y el instrumento más significativo de la
socialización.

En este momento no existe ningún problema de
identificación ya que son los adultos quienes disponen las
reglas de juego; el niño no interviene en la
elección de sus otros significantes,
identificándose con los que tiene casi
automáticamente.

El niño internaliza el mundo como "el" mundo, el
único posible. Un papel fundamental lo tienen la familia,
ya que se encarga de transmitirle este mundo, lo cual se hace
posible también mediante el afecto.

La socialización primaria es más que un
aprendizaje ya que tiene una enorme carga emocional. En este
momento el sujeto aun no tiene la posibilidad de
elegir.

La socialización secundaria, la segunda
por la que pasa el niño, consiste en la
intenalización de submundos instituidos o basados sobre
instituciones. Dichos submundos suelen contrastar con el mundo de
base adquirido en la socialización primaria.

La socialización secundaria siempre presupone un
proceso previo de socialización primaria (un yo formado y
un mundo ya internalizado) la cual presenta un problema ya que la
realidad internalizada tiende a persistir porque suele existir un
problema de coherencia entre las internalizaciones originales y
las nuevas. Éste sería el momento de la
contradicción ya que hay una multiplicidad de espacios en
donde el sujeto continuamente ocupa y elije.

La socialización secundaria tienen que ver con el
espacio social, el cual comprende a las instituciones (entre
ellas la escuela), y los grupos sociales.

Una vez aclarado esto, me remitiré a caracterizar
a los personajes:

Ralph, es quien muestra las conductas más
adaptadas en el grupo, haciéndose cargo de los peligros y
enfrentándolos, tratando de establecer normas, organizando
y protegiendo a los demás. Transmite una actitud de
confianza y seguridad, siendo esta una de las razones por la que
lo elijen jefe. Insiste en mantener el fuego encendido en la
esperanza de ser rescatado. Se identifica con su padre, de quien
tienen su imagen constante y la esperanza de que vaya
rescatarlo.

Piggy, simboliza la inteligencia, pero que al
padecer asma y por su aspecto físico es ignorado. Se
identifica con una figura femenina: su tía, ya que luego
de morir sus padres es ella quien lo cría.

Simon, es quien percibe la angustia que moviliza
al grupo. Si bien formaba parte del grupo de cazadores se
encuentra más cercano a Ralph. De todas maneras mantiene
en general una actitud distante de ambos líderes. El es el
único que sabe lo que está sucediendo y siente
anticipadamente la verdad, pero lamentablemente no puede
comunicarla porque es asesinado por sus propios
compañeros.

Jack, es el líder agresivo, e rasgos
violentos y autoritarios. Desde un principio es movilizado por la
envidia y la competencia, sobre todo respecto de
Ralph.

Roger, es el verdugo de la tribu y "mano derecha"
de Jack. Es el ejecutor de la muerte de Piggy.

Percival, representa la pérdida de
identidad ya que en la primera asamblea se presenta con su nombre
completo y dirección, pero cuando llega el rescate apenas
puede balbucear su nombre.

Teniendo en cuenta las cualidades propias de los
niños y sus distintas maneras de encarar la
situación, uno puede pensar que aquellos niños que
se identifican con figuras paternas que inculcaron el sentimiento
de responsabilidad, obediencia, pero que a su vez fueron
internalizadas por medio del afecto, de alguna manera lo tratan
de sostener. En cambio aquellos niños que se identifican
con padres sádicos, autoritarios, se convierten en
ejecutores de aquello de lo que se sintieron o aun se sienten
víctimas. El ejemplo más explícito es el de
Jack.

Ralph piensa continuamente en su padre, dando por
supuesto de que irá por su rescate. A simple vista
también se identifica con una buena imagen femenina: "su
visión de la isla es la de una isla buena que les
dará refugio, protección y finalmente rescate".
También a la hora de pensar en las reglas, basadas en el
orden, el cuidado y la seguridad.

Por su parte, Piggy tiene muy presente la imagen de su
tía y sus recomendaciones, como por ejemplo, respecto de
su asma. Tanto en Piggy como en Ralph hay un gran sentimiento de
responsabilidad, de interrogarse acerca de lo que
sucedería si los mayores se enteraran de que no
están siguiendo con las reglas. Éstas eran lo
único que tenían y que en cierta forma les daba
seguridad y certezas de cómo sobrevivir. Hay una
insistencia de mantener una continuidad tanto con la
socialización primaria como con la secundaria.

Jack se opone a esto, sólo piensa en la caza,
matar cerdos, divertirse, comportándose de manera
agresiva, lo cual se potencia una vez que el y su grupo de
cazadores pintan sus rostros y cuerpos, liberándose de la
vergüenza y la responsabilidad. Se puede decir que tratan de
imitar el mundo de los adultos a su manera.

En general, se trata de un grupo de niños que
apenas han aprendido a convivir en sociedad con determinadas
normas sociales y que de repente debieron sobrevivir asiladamente
sin sus familias, y que si bien comenzaron conviviendo
civilizadamente como seguramente se les fue enseñado desde
su nacimiento, más tarde son arrastrados por el salvajismo
del ambiente.

En la novela, también se encuentran elementos que
pueden ser considerados como símbolos importantes y con
una función especial. En primer lugar, la caracola,
que simboliza la palabra, la autoridad, la que da derecho a
hablar a aquel que la tenga en sus manos. Representa la
unión, y a su vez el símbolo de la técnica,
que junto a las gafas de Piggy y el cuchillo de Jack son los
elementos constructivos y destructivos con que cuenta el
grupo.

La hoguera, el fuego, que simboliza la esperanza
y la ilusión del rescate, mediante el humo mensajero y el
calor del hogar que a ellos les transmitía, en especial a
Raplh.

Las cabañas, como una necesidad de
resguardo y protección. Tener sus propios refugios como si
fuesen sus propios hogares.

El mar, lo que les impide llegar a casa.
Simboliza la frontera, la soledad, el abandono.

Por último, lo que le da nombre a la historia,
El Señor de las Moscas (la cabeza de jabalí)
que simboliza el miedo y la diversión, pero a su vez la
verdad y la muerte.

Sobre la
institución

El concepto "institución" fue una constante en
las clases de Psicología Social. Autores como Cornelio
Castoriadis, Lidia Fernández, René Kaes, entre
otros nos ayudaron a pensar y reflexionar acerca de su
significado y la manera en que se va poniendo en juego en la vida
de los sujetos. A continuación realizaré un breve
recorrido por estos autores, estableciendo a la vez algunas
relaciones con la novela.

El primer autor que retomaré será Cornelio
Castoriadis. En Instituciones primeras de la sociedad e
instituciones segundas
el autor comienza cuestionando acerca
de si existe una "teoría de la institución", a lo
que responde de que no, ya que para él la teoría es
la mirada que se pone frente a algo y lo inspecciona, y nosotros
no podemos colocarnos frente a la institución e
inspeccionarla ya que los recursos que podrían usarse son
a su vez parte de la institución.

"¿Cómo podría hablar de la
institución en un lugar que quisiera ser riguroso,
formalizado o formalizable al infinito, etc desde el momento en
que este mismo lenguaje es una institución, quizás
la primera y más importante de las
instituciones?"[3]

A lo que se está refiriendo es que no se puede
llevar a cabo una teoría de la institución ya que
uno mismo se encuentra al interior de ella. Todos somos un
fragmento ambulante de la institución de la sociedad y
complementarios unos de otros.

Castoriadis plantea a su vez de que hay polisemia del
término lo cual produce un cierto malestar, ya que todo es
institución. Ésta es lo que provee el sentido de
los individuos socializados, pero además les brinda
recursos para constituir ese sentido para ellos
mismos.

Cuando el autor habla de "institución primera de
la sociedad" se refiere al hecho de que la sociedad se crea a
sí misma como sociedad, otorgándose instituciones
animadas por significaciones sociales específicas de la
sociedad considerada. Ésta institución primera se
articula e instrumenta a través de "instituciones
segundas", a las que el autor divide en dos categorías:
las que de un modo abstracto, son transhistóricas, como el
lenguaje o el individuo; también lo es la familia o la
educación.

A su vez existen instituciones segundas que son
específicas de sociedades dadas y que tienen en ellas un
rol central. Dos ejemplos dados por el autor son la polis griega
y la empresa capitalista, dos tipos de instituciones segundas que
hacen posible la existencia del mundo griego antiguo y del
sistema capitalista, aportando la textura concreta de la sociedad
considerada. La institución es la que hace posible la
continuidad de la existencia humana dentro de la
sociedad.

Hay otro concepto que Castoriadis trabaja y que me
interesa retomar ya que en un momento de la novela sale a la luz.
Éste es el de "imaginario social", al cual define como la
existencia de estructuras significantes y de significación
que no responden a lo real sino que se tratan de formas de
organización simbólica y de sentido que forman
parte en sí mismo, generando cohesión y
organización dentro del complejo tejido social. Es una
creación humana cuyo valor está en el sentido que
transmite a los sujetos que la comparten.

Retomando palabras de Ester Díaz, el imaginario
social "es el efecto de una compleja red de relaciones entre
discursos y prácticas sociales… interactúa
con las individualidades. Se constituye a partir de las
coincidencias valorativas de las personas. Pero también de
las resistencias…"
[4]; es decir que
tiene que ver con un conjunto de conductas propias de una cultura
y que son fomentadas para asegurar su permanencia,
instalándose a la vez en distintas instituciones que
componen la sociedad.

En la novela, el grupo de niños tiene muy
presente el imaginario de las instituciones de las que provienen,
así como del imaginario social inglés predominante
no sólo para ellos sino para el resto del mundo: "el
imaginario de que son los mejores".

"… Después de todo, no somos salvajes.
Somos ingleses, y los ingleses somos siempre lo mejores en
todo…"

Se trata de un imaginario social atravesado por un orden
conservador, normas rígidas y autoritarias, lo que
influyó también en Golding ya que El
Señor de las Moscas,
es de alguna manera, la imagen
de una época que le tocó vivir, especialmente desde
su rol de docente y de marino mercante durante la Segunda Guerra
Mundial.

Estas categorías dan ciertas pautas que ayudan a
pensar y a reflexionar sobre la institución en sí;
pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de
institución?… Parafraseando a Lidia Fernández,
una institución es en principio una cuota de poder social,
ya sea nos refiramos a las normas-valor que adquieren fuerza en
la organización social de un grupo o a la
concreción de las normas-valor en
establecimientos.

Tiene que ver con una formación cultural que
expresa la posibilidad de lo grupal o colectivo para regular el
comportamiento individual. El nacimiento y acontecer del sujeto
se produce en una trama de relaciones y sucesos pautados por
instituciones, las cuales pasan a formar parte de su
subjetividad, funcionando como un regulador social interno ("un
marco que establece límites").

La autora plantea que las instituciones internalizadas
poseen una potencia reguladora proveniente de dos
hechos:

  • Las interiorizaciones más profundas se hacen
    en los primeros períodos de la vida, cuando el ser
    humano es más indefenso,

  • La primera autoridad (paterna) se hace carne,
    combinando el peligro que significa para el niño
    desestimar las órdenes del padre y los riesgos
    fantaseados e investidos por errores arcaicos. El
    núcleo del terror queda disponible para expresarse
    como culpa y remordimiento frente a la transgresión,
    funcionando como un organizador para el resto de las normas
    sociales.

Toda institución posee sus normas las cuales se
presentan al individuo de manera múltiple, y que funcionan
como un código, estableciendo a su vez un cierto orden.
Violar los marcos que establecen las instituciones significa, la
mayoría de las veces, correr el peligro de ser excluido
del grupo, derivando a una posición de
extranjero.

En El Señor de las moscas se puede
pensar que el orden está planteado tanto para Ralph como
para Jack (las dos figuras de líderes) de distinta manera;
mientras Ralph establece reglas elegidas mediante el consenso y
la responsabilidad, Jack las piensa de una forma más
autoritaria.

A su vez, Piggy continuamente se encuentra bajo el temor
acerca de lo que ocurriría si los adultos se enterasen de
que no están respetando las reglas. Hay una gran
preocupación por mantener el orden.

Por otra parte, Jack y sus cazadores piensan en otro
tipo de orden; un orden basado en la rigurosidad, el
autoritarismo y la violencia, en general producto del abandono y
el aislamiento. Me parece importante retomar algunos de los
puntos del esquema descriptivo que Fernández plantea al
hablar de institución:

  • un conjunto de sujetos humanos y su particular forma
    de organización que les permite asegurar las
    necesidades básicas para subsistir: abrigo, alimento,
    cuidados, afecto, etc;

  • un conjunto de producciones culturales que procuran
    sostener esta organización porque ha demostrado ser
    útil;

  • una tensión inevitable entre los deseos de
    los individuos ya la necesidad de amoldarlos a la forma
    social admitida;

  • un conjunto de producciones culturales destinadas a
    convencer y generar la decisión que exige el deseo de
    sacrificio individual en pro de la estabilidad
    colectiva.

En la novela, especialmente en los primeros
capítulos, aparecen cuestiones que marcan una cierta
continuidad con el mundo civilizado, sobre todo con el paso de
los niños por las instituciones, entre ellas la escuela,
cuyo núcleo singular, según Fernández, tiene
que ver con un conjunto de órdenes que promueven la
enajenación del individuo en las características de
su grupo empujándolo a una inserción cultural
prefijada a su deseo, pero que al mismo tiempo al basarse en la
transmisión de conocimientos entrega la llave para acceder
a la conciencia de la individuación.

La situación educativa es una clara
situación social de intervención institucional que
provoca un movimiento destinado a su regulación y control.
Se trata de instituciones complejas que encierran en su mismo
movimiento todas las paradojas de la vida social. A
continuación retomo, a modo de ejemplo, algunos
fragmentos:

"El muchacho rubio se detuvo y se estiró las
medias con un ademán instintivo, que por un momento
pareció transformar la selva en un bosque cercano a
Londres".

"A cada momento llegaban más. Siguieron el
ejemplo involuntario de Johnny y se sentaron a esperar en los
caídos troncos de las palmeras. Ralph siguió
lanzando estallidos breves y penetrantes. Piggy se movía
entre el grupo, preguntaba su nombre a cada uno y fruncía
el ceño en un esfuerzo por recordarlos. Los niños
le respondían con la misma sencilla obediencia que
habían prestado a los hombres de los
megáfonos."

"-Y otra cosa. No puede hablar todo el mundo a la
vez. Habrá que levantar la mano como en el
colegio-"

"Obedecían a las llamadas de la caracola, en
parte porque era Ralph quien llamaba y tenía los
años suficientes para enlazar con el mundo adulto de la
autoridad, y en parte porque les divertía el
espectáculo de las asambleas."

"-Necesitábamos una asamblea. Y no para
divertirse. Tampoco para echarse a reír y que alguien se
caiga del tronco- …Para nada de eso sino para poner las
cosas en orden-"

Esto da cuenta de que las instituciones tienen que ver
con un conjunto de prácticas determinadas que influyen e
impactan en los sujetos, localizándolos en determinados
lugares, y de las marcas fuertemente instituidas de su paso por
ellas. Al respecto, Fernández habla de dos fuerzas
intervinientes, aporte que toma de las corrientes
institucionalistas francesas:

lo instituido: lo fijo, estable, lo normado y pautado.
Es lo que establece un orden y permite que permanezca en el
tiempo. Puede estar escrito o no pero en definitiva permite que
la institución se mantenga. Esta idea es remarcada
permanentemente por el jefe del grupo, Ralph, insistiendo en
hablar de a uno por vez u obedecer a las llamadas de la caracola;
cuestiones que ya tenían incorporadas y que les
permitía la estabilidad del grupo.

lo instituyente: el cuestionamiento, la crítica,
la transformación, el intento de cambiar lo instituido, lo
cual a veces es positivo pero también puede resultar ser
negativo. Jack y sus cazadores rompen las reglas instituidas
imponiendo otras basadas en la agresión, el salvajismo e
impuestas de forma autoritaria. "¡Al diablo con las
reglas!", "¡Al diablo con la hoguera!" era mencionado a
cada rato por el pequeño.

El grupo de cazadores, o mejor dicho de salvajes, fueron
instituyendo otro tipo de orden que nada tenía que ver con
el que se quiso mantener al principio.

Siguiendo con las fuerzas intervinientes, existe entre
el instituido y el instituyente, una tensión que produce
un "proceso de institucionalización". Es decir, que cuando
el instituyente logra el cambio, por medio de dicho proceso se
vuelve en instituido; se trata de la dimensión del
comportamiento humano que expresa la tensión entre las
tendencias a proteger y a cambiar lo establecido.

Por su parte, Cornelio Castoriadis también
identifica estos dos movimientos como antagónicos en la
institución: el movimiento impulsado por el deseo
instituyente, innovador y el orden institucional contra el que
choca. Para el autor se trata de una dialéctica que
asegura la vida de las instituciones en su conflictualidad
esencial entre orden y transgresión.

El autor nos habla del "imaginario social instituyente"
y del "imaginario social instituido". En coincidencia con los
planteos de Fernández, el primero tiene que ver con la
posibilidad de establecer algo nuevo, la invención, "un
poder de creación", mientras que el segundo se refiere a
la repetición, la reproducción, lo que trata de
mantener la continuidad de la cultura.

Esto da cuenta de que somos parte de un sistema de
prácticas y discursos propios de la sociedad en que
vivimos y de las instituciones que formamos parte, como la
familia, la escuela o el grupo al que pertenecemos.

Nuestra constitución subjetiva continuamente gira
en este círculo, oscilando entre la invención y la
repetición. Así como creamos y planteamos cosas
nuevas, también estamos atados a modelos y patrones de
conductas los cuales repetimos más de una vez. Pero de lo
que se trata es de preguntarnos hasta qué punto lo nuevo,
la fuerza instituyente, es bueno o no.

En la isla se mantuvo, hasta donde se pudo, una
continuidad con el mundo civilizado, de la educación
familiar y del paso por las instituciones, pero el mismo ambiente
salvaje fue instituyendo otra forma de vida, que para algunos era
el correcto, el más divertido, o tal vez la excusa
perfecta para no darse cuenta de la gravedad de la
situación.

El grupo, en general, comenzó a acostumbrarse a
ese nuevo tipo de vida, con los pelos largos, sucios, con la ropa
andrajosa. Era esto lo que se estaba naturalizando e
instituyendo.

Otro de los autores que nos habla acerca de la
institución es Rene Kaes; en Complejidad de los
espacios institucionales y trayectos de los objetos
psíquicos
, la define como "el orden por el cual
se funda un colectivo con el objeto de realizar una tarea
útil, necesaria para el funcionamiento social:
reproducción de la vida, educación, salud, trabajo,
defensa colectiva, sistema religioso, cultural, basados en
representaciones compartidas"
[5] En otro de
sus escritos, La institución y las instituciones.
Estudios psicoanalíticos,
realiza un interesante
recorrido retomando aportes del psicoanálisis, Freud,
Castoriadis, entre otros autores, para dar cuenta de las
dificultades que existen acerca de concebir a la
institución como objeto de pensamiento, y cómo
sufren los sujetos que forman parte de ella.

Plantea de que la institución es antes que nada
una formación de la sociedad y la cultura, el conjunto de
las formas y las estructuras sociales instituidas por la ley y la
costumbre, que regula nuestras relaciones, nos preexiste y se
impone a nosotros inscribiéndose en la permanencia. Pero
de todos estos planteos, lo que me interesa retomar para mi
trabajo es la categoría de "formaciones intermediarias",
de los espacios psíquicos comunes que la
institución fomenta, produce y administra a partir de las
cargas que ella exige de sus sujetos.

Se trata de formaciones entre el espacio psíquico
del sujeto y el espacio psíquico constituido por su
agrupamiento en la institución, las cuales no pertenecen
como propiedad ni al sujeto singular ni al grupo sino a la
relación entre ellos.

Un rasgo constante y determinante de estas formaciones
es su "carácter bifronte", la reciprocidad que inducen
entre los elementos que las ligan, la comunidad que consolida
mediante pactos, contratos y consensos inconscientes, articulando
de esta forma las relaciones del elemento y el conjunto en
figuras diversas (ensamble, inclusión mutua, co-inherencia
o invención continua).

Kaes plantea la categoría de lo intermediario y
si ella puede ayudar en la articulación psicosocial.
"Intermediario" es lo que está en medio, entre; medio
entre espacios, tiempos, unidades, etc.

Marta Souto, en Las formaciones grupales en la
escuela"
(1994), retoma esta cuestión de Kaes,
puntualizando sobre dos caracteres:

  • Como una función de lo articular, que se da
    en un campo discontinuo en el que hay separación de
    elementos. Como dice Kaes, esta característica tiene
    un valor heurístico y puede ser utilizada en
    situaciones de crisis y ruptura donde las articulaciones se
    quiebran.

  • Como génesis, movimiento,
    transformación, que permitirá dar cuenta del
    origen y del proceso de pasaje y
    transformación.

La función de articulación puede darse en
distintos tipos de conjuntos heterogéneos u
homogéneos, dentro de un mismo conjunto, sistemas o entre
sistemas, etc. Es una noción que va más allá
de una lógica de pensamiento estructural, de una
lógica de objeto discreto, ya que plantea justamente la
conexión, el puente entre lo diferente, lo
distinto.

En este sentido, es asimilable a una perspectiva
epistemológica que intenta captar a otra en el psiquismo
individual y en las formaciones intersubjetivas.

"Hace puente entre un pensamiento y otro, entre una
representación y otra". Tiene un carácter de "doble
faz", que permite ser mirado desde un lado o desde otro, que
pueden expresar presencias y ausencias. Es también una
"formación de compromiso", de carácter
sintomático que permite expresar sentidos ocultos o
pensamientos inconscientes, entre elementos contradictorios y
paradójicos.

Lo intermediario, al estar entre, participa de la
diversidad de los conjuntos que articula y toma significados de
ambos, representando en cada uno al otro, sin identificarse con
él. Por eso lo intermediario "crea nuevos sentidos",
ligando y estableciendo articulaciones entre lo social, lo
institucional y lo subjetivo.

"Dice Kaes, reelaborando el uso del sentido de
intermediario en Freud: ¿es porque se trata de un ser en
crisis y de ruptura, que el ser humano es un ser de palabra y de
cultura, un creador de
intermediarios?"[6]

Otra cuestión relacionada con este concepto de lo
intermediario permite comprender la transmisión cultural
como acto de transmitir. En dicho acto, lo intermediario juega
una función en tanto permite hacer puente entre lo pasado
y lo presente, estableciendo una cadena mediante eslabones que se
articulan para que el sujeto pueda ser sujeto para sí
mismo y eslabón de la cadena de la herencia
cultural.

En la novela, un elemento que a simple vista
cumplió esta función de intermediario es la
caracola, teniendo esa función de "doble faz", asegurando
presencias y ausencias, ya que por un lado los unía como
grupo, y a la vez, les hacía recordar el sonido del
megáfono del avión, siendo ésta una de las
posibles causas que hacía que su sonido sea
respetado.

"… se colocó frente a la asamblea y
llevó la caracola a sus labios.

Los demás aguardaron aquella señal y
enseguida se acercaron".

De alguna manera, la caracola cumplía el papel de
articulación, de ligar lo diferente, ya que cada vez que
sonaba había un momento de respeto, de escuchar al otro,
siendo éste el inicio de búsqueda de posibles
soluciones para el grupo en general. Es decir el intermediario
entre la palabra y el grupo.

A su vez, también el jefe, conductor o
líder de un grupo cumple funciones psíquicas de
intermediación. De alguna manera, Ralph tenía la
función de unirlos a los demás como grupo,
ejerciendo la función de lo intermediario entre
ellos.

Es interesante el análisis que realiza Kaes
cuando plantea, retomando a Freud, el tema de la
"identificación" como lo intermediario que también
opera dentro del grupo. Ésta indica aquello que se pierde
y se gana para el sujeto en dicho proceso y lo que de ello
resulta en el conjunto así formado.

Desde Freud: "la identificación es aquello
que es común a dos o varios sujetos, lo que se coloca y se
desplaza desde el uno hacia el otro"[7].
En
el grupo de escolares se pusieron en juego distintos tipos de
identificaciones, la más notoria, sobre todo en un primer
momento, fue hacia Ralph quien representaba una imagen paternal
lo cual hacía que los demás se identificaran con
él. A su vez se puede pensar que el aislamiento, la
soledad y el abandono como un tipo de identificación
manifestado en el grupo. Una identificación fundada en la
capacidad o voluntad de ponerse en una situación
idéntica.

"El grupo-en cuanto formación intermediaria-
es lo que en el seno de la institución vincula entre
sí, en una realización de tipo onírico y por
la comunidad de síntoas, fantasmas e identificaciones, a
los sujetos de la institución, de manera que puedan cargar
en ella sus deseos reprimidos y encontrar los medios deformados,
desviados, disfrazados, de realizarlos o de defenderse contra
ellos. De este modo, se ligan a la institución, a su
ideal, su proyecto, su espacio[8]

Institución y tabúes de por
medio

Hemos visto que toda institución tiene que ver
con un conjunto de prácticas, discursos, reglas, lo cual
trata de establecer un cierto orden, que la mayoría de las
veces implica prohibiciones referidas a lo que se puede o no
decir o hacer.

Se trata de los llamados "temas tabú" que rigen
en toda institución, grupo y sociedad en general, los
cuales inspiran un cierto respeto, pero a la vez miedo o angustia
en el caso de ser violado.

Esto da cuenta de que las instituciones encuadran
distintas representaciones o supuestos que precisan, de alguna
manera, ser cumplidos como una forma de contribuir con su
continuidad.

En Tótem y Tabú (1913), Freud
esquematiza la forma en que se constituye la institución
originaria de la sociedad humana mediante la instalación
de distintos tabúes, transmisión de costumbres,
ceremonias, preceptos y representaciones construidas luego del
"asesinato originario".

Freud analiza el término "tabú" haciendo
un recorrido desde sus orígenes. Plantea que dicho
concepto entraña una idea de reserva manifestada en
prohibiciones y restricciones que no tienen que ver con
prohibiciones de tipo moral o religioso ya que no emanan de
ningún mandamiento divino ni de un sistema de leyes. Estas
prohibiciones tabú carecen de todo fundamento, cuentan con
un origen desconocido y muchas veces resultan incomprensibles
para muchos debido a que a simple vista parecen naturales bajo su
imperio.

Freud retoma a Wundt, quien afirma que el tabú es
el más antiguo de los códigos no escritos de la
humanidad.

A lo largo de la historia, la palabra tabú
designó tres nociones: el carácter sagrado de
personas u objetos, la naturaleza de la prohibición que
dicho carácter emana y la santidad o impurificación
resultante de la violación de la misma.

Freud plantea que han existido tabúes
permanentes, pero también temporales. Los sacerdotes y
jefes, al igual que los muertos, pertenecen a la primera clase.
Por su parte, los tabúes temporales se enlazan a estados y
actividades como la menstruación y el parto, el estado
guerrero antes y después de la expedición, etc. Por
ejemplo: el precepto-tabú de que los guerreros
debían, a la hora de pelear, olvidarse de sus esposas para
poder luchar, despejados y sin la añoranza de los
ausentes.

Se trata en general de una serie de limitaciones a las
que se han sometido los pueblos primitivos, ignorando sus razones
y sin preocuparse de investigarlas ya que son consideradas como
algo natural, bajo el convencimiento de que si son violados les
atraería los peores castigos.

Partes: 1, 2

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