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Sustitución de importaciones y fomento de exportaciones



Partes: 1, 2

  1. Colonia,
    ocupación y neo colonia
  2. Comienzos de la
    etapa revolucionaria
  3. Los años del
    CAME
  4. En el
    período especial
  5. Cambios a partir de
    2004
  6. Los sucesos
    más recientes
  7. Medidas en
    MINCEX
  8. Surgimiento del
    ALBA
  9. Retos para el
    comercio exterior cubano
  10. Conclusiones

Hay quienes piensan que lo primero es exportar para
obtener divisas frescas y otros piensan que lo primero debe ser
sustituir importaciones para ahorrar recursos con que ya se
cuenta. Aunque aparentemente esta disyuntiva es falsa, su
planteamiento encierra un enfoque conceptual.

En realidad, para un país en desarrollo como el
nuestro estas dos actividades son inseparables una de la otra y,
si hubiera que elegir, sustituir importaciones debe ser lo
primero, dado que economiza recursos con los que ya se cuenta,
contribuye a ser menos dependiente el país del sector
externo, a desarrollar la producción nacional, genera
empleos y fomenta producciones que pueden convertirse en nuevos
fondos exportables.

Colonia,
ocupación y neo colonia

Aunque el esfuerzo por sustituir importaciones ha tomado
un nuevo impulso en los últimos años, este
propósito no es nuevo y ya desde los años
coloniales de nuestra historia se enfocaba esta necesidad cuando
mermaban los ingresos por las exportaciones de nuestros productos
tradicionales, fundamentalmente el azúcar según los
vaivenes del mercado internacional.

Obviamente, tanto España primero, como los
Estados Unidos (EE UU) después, a través de todos
los medios posibles, en el caso de España con el monopolio
del comercio por parte de la metrópoli y después,
igual que los EE.UU., a través de tratados comerciales,
trataron de impedir el desarrollo de producciones nacionales que
compitieran con las suministradas por ellos, a excepción
de rubros como el azúcar, el tabaco, el ron, las maderas,
las pieles y algunos productos de consumo local con poco peso
económico.

Se registra por ejemplo el caso anecdótico de
Domingo Goicuría, que allá por la década de
los 90 del siglo XIX, abrió una fábrica de clavos
en Casablanca para hacerle competencia a los clavos importados y
tuvo que cerrar su fábrica por el boicot de los
comerciantes minoristas habaneros.

Durante la república neocolonial, con fines
muchas veces demagógicos, los gobiernos de turno lanzaban
la consigna de la sustitución de importaciones, inclusive
con el propósito de presionar y chantajear al gobierno de
los EE UU para el logro de un fin inmediato con esta velada
amenaza, partiendo de que era nuestro principal
mercado.

En la década del 50 del siglo XX se llegó
a la creación de instituciones como el Banco de Fomento
Agrícola e Industrial (BANFAIC), el Banco Nacional de
Desarrollo Económico y Social (BANDES) y el Banco para el
Comercio Exterior (BANCEX), que tenían entre sus
propósitos declarados propiciar el desarrollo y
diversificación de la producción nacional, la
sustitución de importaciones y la diversificación
de las exportaciones aunque en realidad a lo que estaban
fundamentalmente destinados era a enriquecer a los gobernantes de
turno y sus partidarios con el financiamiento de proyectos
propios.

Comienzos de la
etapa revolucionaria

El primero de enero de 1959 fue testigo de la huida del
tirano Fulgencio Batista y del inicio de la etapa revolucionaria
en nuestro país.

A comienzos de la revolución se popularizó
la consigna de Consuma Productos Cubanos y se organizó el
tren que recorrió todo el país con una
exposición de lo que en aquel momento se producía y
que podía potenciarse para sustituir importaciones
innecesarias.

Durante todo el año 1959, la organización
del comercio exterior mantuvo un status legal semejante al
existente en la etapa capitalista, dado que los medios de
producción eran aún de propiedad privada. Sin
embargo, se implantó un control de cambio en ese
año, a través del Banco Nacional, lo que
permitió un control indirecto de las importaciones de
mercancías con carácter suntuario.

En esta primera etapa (1959 hasta inicios de 1960), se
pusieron en vigor otras medidas, tales como:

  • La Ley 557 del 15 de septiembre de ese año,
    modificando el Arancel de Aduanas en cuanto a su estructura,
    nomenclatura, notas de aplicación y
    adeudos;

  • La Ley 566 del 23 de septiembre de 1959,
    estableciendo recargos aduanales de carácter temporal
    en mercancías de importación, para fortalecer
    las reservas monetarias de la nación;

  • La Resolución 94 del Instituto Nacional de la
    Reforma Agraria (INRA), del 21 de noviembre de 1959, creando
    el Departamento de Industrialización al cual, entre
    otras funciones , se le otorgaron las de importación
    de maquinarias y equipos necesarios para el establecimiento
    de nuevas industrias;

  • La Resolución 124 del INRA, del 15 de enero
    de 1960, delegando en el Jefe del Departamento Legal la
    facultad de suscribir la escritura pública, para la
    adquisición de maquinarias e implementos
    agrícolas con una entidad determinada;

  • La Ley 757 del 11 de marzo de 1960, creando la Junta
    Central de Planificación, entre cuyas funciones estaba
    orientar la política exterior de Cuba, incluyendo la
    política arancelaria y cambiaria, los tratados
    comerciales, las negociaciones de empréstitos y la
    ayuda técnica extranjera y la participación del
    Estado y organismos paraestatales en el comercio
    exterior;

  • La Ley 793 del 25 de abril de 1960, creando el Banco
    para el Comercio Exterior de Cuba (BANCEC).

El BANCEC surgió como un organismo
autónomo estatal de crédito para el comercio
exterior, con personalidad jurídica y patrimonio propio y
con un objetivo fundamental: garantizar las importaciones
necesarias para la economía de Cuba y cooperar con la
política que el Estado Revolucionario venía
trazando en materia de comercio internacional.

Con la creación del BANCEC, se sustituyeron dos
entidades vinculadas al comercio exterior que existían
antes del triunfo de la Revolución: el Banco Cubano del
Comercio Exterior establecido en 1954 por la Ley-Decreto No.1425
y la Empresa Transformadora de Productos Agropecuarios S.A.,
dependiente del BANFAIC.

A este último que en la etapa capitalista
debía funcionar como organismo estabilizador de la
producción agrícola, se le había otorgado en
1959 la facultad de importar frijoles, papas y manteca, como
vía para garantizar la importación y
distribución de productos alimenticios esenciales para su
distribución a la población.

De inmediato comenzó la guerra económica
de los Estados Unidos contra Cuba, con el objetivo reconocido de
producir "el hambre, la desesperación y el derrocamiento
del gobierno" revolucionario, según se señala en un
documento oficial del Departamento de Estado fechado el 6 de
abril de 1960. Comenzó así el conocido y genocida
bloqueo económico que ya dura más de 50
años.

En consecuencia, nuestro país se vio obligado a
reorientar su economía y su comercio exterior. El 23 de
febrero de 1961 por la Ley No. 930 se declaro extinguido el
BANCEC. En la misma fecha, el Consejo de Ministros dictó
la Ley 934 creando el Ministerio del Comercio Exterior (MINCEX)
con la finalidad de ampliar, sobre bases de mutuo respeto y
beneficio, las relaciones de cooperación económica
con todos los países y favorecer así la estabilidad
y desarrollo de la economía nacional.

En abril de 1961 se declaró el carácter
socialista de la revolución. En esta etapa comenzaron a
desarrollarse las relaciones económicas y comerciales con
los países socialistas europeos y
asiáticos.

La década del sesenta y un poco
más

La creación del MINCEX en febrero de
1961 fue una expresión del avance y profundización
del proceso revolucionario y surgió como respuesta a una
necesidad objetiva de la economía nacional, una vez
nacionalizada la industria exportadora básica del
país y asumidas por el Estado las funciones comerciales de
importación y exportación. En aquellos momentos, el
establecimiento del monopolio estatal del comercio exterior
reflejaba el tránsito a la fase socialista de la
Revolución Cubana.

En 1962 se elaboró el primer plan de comercio
exterior. Uno de los propósitos fundamentales de este
plan, teniendo en cuenta el bloqueo económico que
venía aplicando el imperialismo norteamericano, fue
instrumentar la reorientación geográfica del
comercio exterior de Cuba y muy específicamente de las
importaciones del área capitalista hacia los países
socialistas, especialmente la Unión
Soviética.

La URSS había brindado su apoyo al comprar el
azúcar que hubo que desviar del mercado de los Estados
Unidos, a causa de las medidas tomadas por ese gobierno,
así como vender el petróleo y sus derivados que
tampoco las empresas estadounidenses querían suministrar,
respondiendo a las decisiones de su gobierno.

Ahora, ¿realmente se logró avanzar en el
propósito de sustituir importaciones?

Indudablemente que sí, sobre todo porque el
bloqueo norteamericano a partir de 1960 convirtió la
sustitución de importaciones en una alternativa de vida o
muerte para la independencia del país.

Sin embargo, como muchas otras cosas, careció de
una implementación sistemática necesaria y
perdió la prioridad que requería al encontrarse un
mercado en los países socialistas europeos y
asiáticos que proveía un amplio surtido de
mercancías, si bien no siempre de muy buena calidad, en
muchos casos si con facilidades de pago sumamente atractivas para
nuestra situación. Al mismo tiempo eso significaba niveles
de endeudamiento que aun pesan en el momento de adquirir nuevos
compromisos de compra.

Así se llegó al hecho de que alrededor del
80-85 % del intercambio comercial se realizaba con países
socialistas europeos y en particular con la Unión
Soviética.

El 15% restante del intercambio externo se efectuaba en
las condiciones del mercado mundial y en moneda convertible. Sin
embargo este intercambio tenía un carácter
complementario muy importante, pues amortiguaba limitaciones
(ocasionales o permanentes) en la oferta del área
socialista y también aportaba recursos.

Los años
del CAME

La década del setenta se caracterizó por
un cambio cualitativo en el comercio exterior debido a la
incorporación de Cuba al Consejo de Ayuda Mutua
Económica (CAME) a partir del XXVI período de
sesiones celebrado en Moscú del 10 al 12 de julio de 1972.
Con este paso, la colaboración económica entre Cuba
y la comunidad socialista entró en una fase superior: la
de la integración.

Los precios preferenciales que se obtenían en el
comercio con los países socialistas para algunos de
nuestros productos de exportación más los
créditos blandos concedidos estimularon la
importación a niveles sin precedentes y también la
exportación de rubros tradicionales y no
tradicionales.

A pesar de los esfuerzos realizados a partir de 1959, la
estructura de las exportaciones era similar a la heredada de la
época colonial con la preeminencia de productos
básicos como el azúcar, el tabaco, el café,
las mieles, el ron, el níquel y después una
miscelánea de renglones en pequeños
volúmenes que representaban menos del 20% del total. Al
calor de la necesidad de sustituir importaciones y desarrollar el
país surgieron o se potenciaron en las décadas de
los 60 y los 70 ramas de la economía como la industria
sideromecánica, la electrónica, la pesca en gran
escala, la marina mercante, la industria química, la de
derivados del azúcar, etc., que no solo lograron sustituir
importaciones sino incrementaron nuestras
exportaciones.

Se estabilizaron nuevas ramas de la economía
nacional, se estimularon otras y, paralelamente, se
diversificaron las importaciones con el crecimiento de renglones
prácticamente inexistentes antes como las plantas
completas o que ocupaban un lugar secundario como maquinarias y
equipos.

Después se diversificaron en menor medida las
exportaciones con el crecimiento importante de las ventas de
cítricos y cemento y el surgimiento de exportaciones
nuevas como ollas de presión, refrigeradores,
ventiladores, cafeteras, cocinas de gas y keroseno, tableros de
bagazo, otros derivados de la industria azucarera y maquinarias e
implementos agrícolas. Se llegaron a incluir equipos
industriales como las cosechadoras y alzadoras de caña,
maquinarias y piezas para la industria azucarera y centrales
azucareros completos, demostrando que si se puede.

Pero, ¿fue suficiente? Evidentemente
no.

El comercio exterior de bienes del país,
básicamente por las importaciones, dio un salto
espectacular pasando de 579,9 millones de pesos en 1960 a 7 432,5
millones de pesos en 1990.

Fidel Castro, en el I Forum de Energía de 1984
señalaba:

"La mentalidad de los cuadros, de todo el mundo, es
importadora. Hasta ahora, en general, la mentalidad de los
cuadros, de todo el mundo es importadora; necesito esto, necesito
lo otro, me hace falta esto, me hace falta lo otro. Todo el
mundo. Quiero tal equipo, quiero tal máquina, quiero tal
computadora, quiero tal materia prima. Nadie dice nunca: voy a
dar esto; vamos a producir esto para exportar. Nos hemos
acostumbrado realmente a solicitar importaciones. Cada vez que
vemos un problema, lo queremos resolver con importaciones; cada
vez que tenemos una necesidad, la queremos resolver con
importaciones. A veces creamos necesidades que generan
importaciones, y casi nunca se piensa en lo contrario: generar
productos para exportar, generar exportaciones. Luego, es
fundamental, y en eso se ha estado ya trabajando, y no se debe
perder un minuto. Se venía haciendo este esfuerzo; pero
ahora hay que hacerlo con mucha más conciencia, con mucha
más eficiencia, con mucha más sabiduría. Y
en el plan de inversiones, prioridad absoluta
—repito— a las producciones que sustituyan
importaciones o generen exportaciones."

En el
período especial

De tal manera ha sido así que si bien en el
periodo pre revolucionario en general la balanza comercial fue
positiva, a partir de 1959 las importaciones de bienes y
servicios comenzaron a separarse cada vez más de las
exportaciones, creciendo el déficit comercial y de pagos,
producto fundamentalmente de la fuerte política
inversionista en medios de producción.

Sin embargo, a finales de los años 80 ya
había señales del endurecimiento de las condiciones
de intercambio de manera desfavorable para Cuba por parte del
campo socialista europeo y de la URSS en proceso de derrumbe.
Así se crearon mecanismos para una mayor
priorización del trabajo económico, entre otros la
existencia del llamado Grupo Central adscrito al Comité
Ejecutivo del Consejo de Ministros que contaba con un subgrupo
orientado a impulsar las exportaciones y otro subgrupo que
trabajaba en la búsqueda de la sustitución de
importaciones.

La desaparición del modelo de relaciones con los
países del CAME en junio de 1991 (su última
reunión, celebrada en Budapest, Hungría) no
sólo fue el factor desencadenante de la crisis de la
economía cubana, sino que dio fin a un modelo de
integración económica basado en la
colaboración y no en intereses puramente comerciales. Con
su desaparición, consecuencia de la desaparición
del campo socialista europeo, se iniciaba un período de
relaciones comerciales "salvajes", en las que sólo
primaría el interés del más fuerte por
obtener mayores ganancias.

Los acontecimientos en la esfera internacional llevaron
a la economía cubana a una profunda crisis y marcaron el
inicio, a partir del año 1991, del llamado Período
Especial en Tiempo de Paz.

Surgió así la necesidad de realizar un
conjunto de transformaciones en la esfera económica que
permitieran resistir, frenar la caída de la
economía nacional en todos los sectores y ramas, y
comenzar un proceso de recuperación que hiciera que las
empresas, basadas fundamentalmente en sus propios esfuerzos y
condiciones de eficiencia y competitividad, lograran la
reinserción en la economía mundial, manteniendo su
esencia de economía socialista.

Por segunda vez en tres décadas, la
economía cubana tuvo que enfrentar condiciones externas
extremadamente adversas que en la práctica significaban un
doble bloqueo.

Se perdieron los mercados seguros de exportación
y los precios favorables que se habían alcanzado. En dos
años el país perdió el 50% de su capacidad
de compra y, consecuentemente, redujo sus importaciones anuales
en un 75%, de más de 8 000 a unos 2 000 millones de
pesos.

En 1993 el intercambio había tenido un
decrecimiento estimado en un 11.1 % con relación a 1992 y
de 72.7 % en comparación con 1989.

Producciones vinculadas a exportaciones tradicionales se
redujeron, como el azúcar que pasó de 7,6 millones
de toneladas en 1989 a 2,2 millones en 1992.

En 1990 la prensa nacional se hacía eco con
bastante frecuencia a la necesidad de la sustitución de
importaciones en condiciones del llamado "Periodo
Especial".

En los lineamientos de la Resolución
Económica del V Congreso del Partido Comunista de Cuba
celebrado en 1997, el ahorro en el consumo material, la necesidad
de mejorar los rendimientos en la producción de alimentos
y los resultados de sectores como combustible y energía,
alimentos y medicamentos, fueron priorizados en la
consecución de estos objetivos de carácter
estratégico.

En las transformaciones del régimen de
importación que esta situación generó
pudieran diferenciarse dos etapas de acuerdo al grado de
centralización de la actividad. La primera se
enmarcó desde 1990 hasta 2003 y se caracterizó por
un proceso descentralizador.

Cambios a partir
de 2004

La segunda etapa, iniciada en el año 2004, se ha
caracterizado por el fortalecimiento de los mecanismos
centralizadores en la gestión del comercio
exterior.

Para el 2005 el comercio exterior de Cuba ya
había crecido un 23%, y el intercambio comercial se
acercó a los 10 000 millones de pesos, con lo cual se
superó lo registrado en 1991. El crecimiento de las
exportaciones de bienes y servicios en 2005 compensó los
gastos de las importaciones.

Durante el 2006 el comercio exterior cubano
continúo su ritmo de crecimiento, sobresaliendo entre los
cambios ocurridos el aumento del peso de los servicios que ya
alcanzaron 70% del total de las exportaciones del
país.

El 2007 fue un año importante para el comercio
exterior cubano. Nuestras exportaciones continuaron la
dinámica ascendente desde el 2004 y en el 2007 hubo un
incremento bastante significativo, ello fundamentalmente debido
al incremento del precio del níquel y al aumento de las
exportaciones de gasolina.

Ese año concluyó con un intercambio de
bienes y servicios por un monto de más de 22 000 millones
de pesos, de los cuales algo más de 8 000 correspondieron
a servicios y 14 000 a bienes, aproximadamente. Esto
significó un incremento del intercambio de bienes
aproximadamente del 11% en comparación con las cifras
alcanzadas en el 2006. Este aumento se reflejó tanto en
las exportaciones como en las importaciones.

Las importaciones continuaron creciendo, esta vez un 6%,
para un total de 10 000 millones de pesos, destacándose
las compras de combustibles y lubricantes (24%), máquinas,
equipos y partes (23%), alimentos (17%), metales y manufacturas
(6%) y los vehículos y materiales de transporte
(6%).

En la distribución por zonas geográficas
América se consolida como el primer socio comercial,
seguida de Europa, Asia y Medio Oriente, África y
Oceanía.

Según el documento "Proyecto de Estrategia
Nacional de las Exportaciones" elaborado por el Centro de
Promoción del Comercio Exterior y la Inversión
Extranjera de Cuba (CEPEC) en abril del 2009, en el periodo
2001-2007 el valor de las exportaciones de bienes y servicios
creció a un promedio anual del 16,1 %, lo cual
significó un crecimiento de más de 7 000 millones
de pesos.

Los bienes incrementaron sus exportaciones en el periodo
2001-2008 en 2 080 millones de pesos para un crecimiento anual de
11,2 %.

Este crecimiento en los bienes, sin embargo, no fue
suficiente para alcanzar el valor logrado en 1990 (5 420 millones
de pesos contra 3 664 en 2008), y su dinámica fue muy
inferior al de las importaciones de bienes. Esto provocó
una ampliación del déficit comercial de bienes,
cuyo valor superó los 6 000 millones de pesos, y que fue
financiado fundamentalmente por la exportación de
servicios, las cuales revierten la tendencia hasta alcanzar un
superávit a partir del 2004.

La balanza comercial ha continuado su tendencia positiva
alcanzando un superávit de 3 900 millones de pesos en
comparación con los 2 000 millones de pesos en el
2009.

En el caso de los servicios, continuó el
crecimiento de la dinámica de los "otros servicios" siendo
estos 2.5 veces superior a los ingresos reportados por el turismo
en el 2007.

La actividad turística fue la principal fuente de
ingresos hasta el 2003 pero con la puesta en práctica de
los acuerdos de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América (ALBA) los ingresos por otros servicios
tuvieron un crecimiento considerable y su valor se
multiplicó por 7 en los años 2003-2007.

Entre estos se destacaron los servicios profesionales
vinculados a la salud, telecomunicaciones, deportes,
educación, agricultura, industria, construcción,
cultura e informática, entre otros.

El sector de los servicios representa en Cuba más
del 70% de los ingresos del comercio exterior.

Los sucesos
más recientes

En los años 2008 y el 2009, como consecuencia de
desastres naturales y la crisis económica a nivel
internacional, la situación comenzó a cambiar y el
comercio exterior decreció, limitándose nuevamente
las importaciones e impulsándose la política de
sustitución de importaciones y el fomento de las
exportaciones.

Venezuela ha adquirido un peso considerable en las
relaciones económicas de Cuba. Del intercambio total de
bienes y servicios Venezuela abarca aproximadamente el 20 % del
total y del total de la exportación de servicios casi un
70%.

Pareciera que la política de limitación de
las importaciones, sustitución de las mismas é
incremento de las exportaciones comienza a dar resultados aunque,
en este último caso lo determinante ha sido el incremento
en los precios en algunos renglones de nuestras exportaciones
como el níquel y los combustibles.

Los esfuerzos más serios para la
sustitución de importaciones se hicieron quizás a
partir del 2007 cuando se elaboró, bajo la
dirección del MINCEX, un balance de las posibilidades de
producciones para sustituir importaciones con un saldo de
más de 200 millones de pesos anuales y eventualmente un
ahorro de más de mil millones de dólares en el
corto plazo. Este balance sigue vigente y es lo que ha servido de
base para este capítulo del Plan de la Economía
Nacional 2011- 2015.

Sin embargo se mantiene una dependencia importante,
inconveniente, de la importación de alimentos y de
combustible. Las importaciones de alimentos que eran de alrededor
de 1000 millones de dólares cada año, han crecido a
2000 millones de dólares debido a la tendencia al alza de
los precios y es una importación insuficiente porque las
necesidades son mayores en base a la distribución social e
igualitaria que se hace de los mismos.

Se produce también una importación de
combustibles que evidentemente va creciendo. En la medida que el
país crece, crece la demanda de combustible. Ha crecido
nuestra producción nacional, pero tenemos que importar
más de 6 millones de toneladas al año.

Caso aparte ha sido el de las exportaciones.

En 1989 se concentraba en los países socialistas
el 63% de las exportaciones de azúcar, el 73% del
níquel, el 95% de los cítricos y el 100% de las
piezas y componentes electrónicos. De esa área se
importaba el 63% de los alimentos, el 86% de las materias primas,
el 98% de los combustibles el 80% de las maquinarias y equipos y
entre el 72 y 75% de las manufacturas.

Las exportaciones se redujeron de 5 392 millones de
pesos en 1989 a 1 779 millones en 1992 mientras que las
importaciones disminuyeron de 8 124 millones a 2 315 millones.
Las exportaciones por tanto se redujeron un 67% y las
importaciones un 72%.

En 1998 las importaciones crecieron en un 19,9 % y las
exportaciones apenas un 0,6 %, tendencia insostenible para un
país sin acceso estable a otras fuentes de financiamiento.
El déficit comercial de bienes no se cerraba,
incrementándose de manera alarmante hasta el año
2004, cuando esta tendencia comenzó a revertirse, como
veremos más adelante, compensándose con las
exportaciones de servicios.

A lo largo del período, las exportaciones
reflejan un comportamiento errático con niveles muy por
debajo de las importaciones, lo que provocó la presencia
de déficits cada vez mayores en la balanza
comercial.

Se aprecia aún una significativa preponderancia
de los productos tradicionales que por su peso económico,
resultan determinantes en los resultados globales en torno a la
eficiencia y eficacia de este indicador.

No obstante dentro de las exportaciones no –
tradicionales se destaca, por su peso e importancia
económica, un conjunto de familias de productos que
determinaron aproximadamente el 76% y 84% de las mismas en los
años 2000 y 2001. Estas familias de productos en orden de
importancia incluyen:

* Cítricos frescos e industrializados

* Productos de la industria
siderúrgica

* Medicamentos genéricos y
biotecnológicos

* Productos de la industria alimenticia

* Combustibles minerales y aceites

* Chatarra

* Piedras, metales preciosos y joyería

* Miel de abejas

* Máquinas, aparatos y artefactos
mecánicos

* Productos varios de la
metal-mecánica

* Alambres, cables eléctricos y
telefónicos

* Productos de la industria textil y de
confecciones.

En su dinámica de crecimiento comparativo
correspondió a los medicamentos genéricos y
biotecnológicos el mayor crecimiento, lo que constituye un
gran desafío.

En el año 2007 las exportaciones registraron un
incremento bastante significativo del 27%, alcanzando un total de
unos 8 000 millones de pesos y manteniendo la dinámica de
crecimiento iniciada en el 2004, cuando alcanzó un valor
por encima de los 3000 millones.

En este crecimiento se destacó el níquel
con un 56% debido al aumento favorable de los precios en el
mercado internacional. Sin embargo, en este período
decrecieron otros renglones tradicionales como el tabaco (6%) y
el azúcar y sus derivados (8%), también
influenciados por la disminución de sus
precios.

Dentro del grupo de productos no tradicionales crecieron
los combustibles, fundamentalmente con el aumento de las
exportaciones de gasolina. Igualmente, la exportación de
minerales, aceites y su destilación presentaron un saldo
favorable. En su conjunto las exportaciones de estos productos
crecieron en un 27%.

Los principales destinos de las exportaciones cubanas
han sido Venezuela, China, Canadá, Holanda y
España, seguidos por Rusia, Brasil y varios países
del Caribe, Europa Occidental y Asia.

A partir del 2008, como ya se mencionó, el
comercio de bienes y servicios disminuyó su tendencia
creciente como consecuencia de las nuevas y serias afectaciones a
la economía cubana producto de fenómenos naturales
devastadores y la crisis económica internacional, que
obligaron a congelar cuentas de suministradores extranjeros en
Cuba y reducir drásticamente los recursos destinados al
comercio exterior y las inversiones.

Sin embargo, las exportaciones han manifestado una
tendencia al crecimiento y las importaciones se han reducido,
fundamentalmente debido a precios crecientes en las exportaciones
y políticas restrictivas en las importaciones, pero el
volumen total se ha mantenido estable.

Como consecuencia de la actual situación
económica de Cuba, la composición de las
exportaciones ha sufrido variaciones muy importantes. Mientras en
1989 el 73% de las exportaciones estaba constituido por el
azúcar y sus derivados, en 1998 el peso de estos productos
solo alcanzó el 42%.

En este contexto el incremento de la exportación
de servicios reviste una especial relevancia para el desarrollo
estratégico de nuestra economía y en la
política de diversificación de las exportaciones.
Las exportaciones de servicios deben conducir a un equilibrio
entre el total de las importaciones y las exportaciones
cubanas.

Ciertas exportaciones de bienes pueden propiciar la
exportación de los servicios relacionados y viceversa y
constituyen una vía para el fomento de ambas
modalidades.

Medidas en
MINCEX

En 1977 el Ministerio del Comercio Exterior creó
la Dirección de Promoción de Exportaciones, la
cual, diez años después, tenía en cuenta
más de 90 renglones con posibilidades de ser desarrollados
para la exportación.

A finales de la década del 90, dándole un
nuevo impulso al desarrollo de las exportaciones, el CEPEC inicio
un Programa Nacional de Incentivos para el Fomento de las
Exportaciones al calor del cual se instituyó el Premio
Nacional al Exportador.

En abril del 2009 se propuso una Estrategia Nacional de
Exportaciones y se elaboró un Programa de Fomento de las
Exportaciones 2010-2015 que trabaja con más de 90
productos en su primera etapa.

Por su parte el MINCEX ha elaborado programas
específicos de desarrollo de los fondos exportables. Estos
programas son los relacionados con las frutas y los vegetales
frescos, las conservas, los hemoderivados, los productos de la
acuicultura y la camaronicultura así como la miel de
abejas orgánica.

Aunque los programas integrales de desarrollo de las
exportaciones de los cinco grupos de productos están
concebidos para que se observen los logros en un plazo de 3 a 5
años, ya se palpan mejoras cualitativas tales como las
coordinaciones entre los integrantes de las cadena de valor de
los productos, un carácter más integral de los
programas de acción y un mayor compromiso para la
solución de los problemas.

Existe una comisión gubernamental presidida por
el ministro de Economía y Planificación y con la
participación de vicepresidentes, ministros y otros
funcionarios del gobierno, y grupos de trabajo que se encargan de
analizar la marcha de la sustitución de importaciones y el
fomento de las exportaciones y adoptar las medidas que se
requieran.

Igualmente, en sentido territorial, existen Comisiones
de Sustitución de Importaciones y Fomento de las
Exportaciones con la participación del Partido, el
Gobierno, los delegados del MINCEX, de la Asociación
Nacional de Economistas y Contadores (ANEC) y los delegados
territoriales de los organismos productores, exportadores e
importadores.

El trabajo del MINCEX en el desarrollo y
promoción de la oferta cubana de bienes y servicios ha
estado dirigido fundamentalmente hacia:

  • La detección y solución de problemas
    internos que obstaculizan las exportaciones.

  • La identificación de oportunidades de
    negocios.

  • Facilitar a los empresarios el acceso a los mercados
    extranjeros.

En los próximos años y con el objetivo de
alcanzar un más rápido desarrollo de las
exportaciones, se requerirá del estudio, evaluación
y puesta en práctica de un grupo de medidas adicionales,
entre las que sobresalen:

  • Crear el servicio de seguro al crédito a la
    exportación.

  • Introducir nuevos incentivos a las
    exportaciones.

  • Priorizar y apoyar de manera efectiva la
    producción de renglones para la sustitución de
    importaciones y la exportación.

  • Dirigir la inversión extranjera a la
    creación de empresas mixtas o asociaciones
    económicas internacionales con proyectos cuyo objetivo
    sea la exportación.

  • Fomentar el uso del comercio electrónico para
    la comercialización de bienes y servicios de
    exportación.

Por otra parte, los lineamientos del VI Congreso del PCC
establecen objetivos para la sustitución de importaciones
y el fomento de las exportaciones, los que pueden apreciarse en
otras páginas de esta publicación.

En el proceso de sustitución de importaciones se
aprecian avances en los energéticos, con el uso creciente
del petróleo crudo nacional en sustitución del fuel
importado. También hay un discreto incremento de la
presencia de productos cubanos en los abastecimientos al
turismo.

Surgimiento del
ALBA

Inspirada en las ideas del libertador Simón
Bolívar, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América (ALBA) surgió oficialmente el 14 de
diciembre de 2004, cuando los presidentes de Cuba y Venezuela
suscribieron el acuerdo, en coincidencia con el décimo
aniversario de la primera visita de Hugo Chávez a La
Habana.

En diciembre de 2004, los mandatarios de Cuba y de
Venezuela firmaron una Declaración Conjunta en apoyo al
ALBA, nueva forma de integración económica entre
los países de la región, sobre bases de
cooperación, igualdad y respeto mutuo, propuesta por el
Presidente Hugo Chávez en contraposición a los
intentos de constituir el Área de Libre Comercio para las
Américas (ALCA), con su enfoque neoliberal, bajo el
patrocinio de los Estados Unidos de América.

En abril de 2005 se firmaron 49 acuerdos para poner en
vigor los principios del ALBA entre Cuba y Venezuela. Bajo este
proyecto de integración, se han constituido Petrocaribe,
Telesur y se sigue avanzando en los intentos de impulsar el
desarrollo económico de la región con nuestros
propios esfuerzos.

En el área económica se constituyeron
varias empresas conjuntas, como la Constructora ALBA para
edificar obras sociales y objetivos económicos en
Venezuela y más tarde en Cuba y otros
países.

El sector bancario también se favoreció.
Se crearon el Banco de Exportación de Cuba en Venezuela,
filial del Banco Exterior de la Isla, y el Banco Industrial
Venezolano en Cuba.

Nuestro país se beneficia de la compra de
petróleo a Venezuela sobre las bases del Pacto
Energético de Caracas, cuyos fundamentos se aplicaron en
la constitución de Petrocaribe, para el suministro a
naciones caribeñas con precios y condiciones de pago
preferenciales y también con importantes inversiones como
las del Polo Industrial de Cienfuegos.

Durante la VI Reunión de la Comisión Mixta
celebrada en Caracas en el 2005, se aprobó un presupuesto
de 834 millones de dólares para ejecutar 209 proyectos en
esferas clave del desarrollo económico y social
bilateral.

A partir de 2006 se fueron incorporando al ALBA
sucesivamente Bolivia, Nicaragua, Dominica, Ecuador, Antigua y
Barbuda, y San Vicente y las Granadinas.

Uno de los planes más importantes del ALBA es
garantizar el desarrollo energético de la
región.

La creación de empresas regionales de
petróleo, como Petroandina, Petrocaribe y Petrosur, con
facilidades de pago, y el llamado Gran Gasoducto del Sur, con la
incorporación de Venezuela, Argentina, Brasil y Bolivia,
para lograr la liberación energética de
América Latina, ejemplifican la expansión de las
ideas contenidas en esta forma de integración.

Retos para el
comercio exterior cubano

Sin embargo, lo anterior es aún
insuficiente.

A pesar de los esfuerzos realizados después del
triunfo de la Revolución de 1959, Cuba sigue siendo y
parece que lo seguirá siendo durante bastante tiempo, un
país dependiente de su comercio exterior, tanto de bienes
como de servicios.

En este contexto, en que además, las
importaciones tradicionalmente tienen un peso mayor que las
exportaciones de bienes, ha sido, y sigue siendo un imperativo no
logrado, reducir las importaciones a través de su ahorro,
uso más eficiente, su sustitución y el incremento
de las exportaciones.

Por esto, debe reiterarse que en la actual coyuntura
económica internacional que caracterizará nuestro
futuro inmediato, la producción de alimentos se ha
convertido en un tema de seguridad nacional, y la
sustitución de importaciones y la exportación en
necesidades estratégicas.

No hay que olvidar que antes de 1959 Cuba exportaba no
solo azúcar sino otros productos, aunque en
pequeñas cantidades como minerales, calzado, manufacturas
de cuero, cigarrillos, productos químicos y
farmacéuticos, aceites y grasas, perfumería, aguas
minerales, refrescos, cemento, sogas y productos agroindustriales
como huevos, frutas frescas, carne, pescados, mariscos y
productos lácteos, legumbres, cereales, tubérculos
y granos, madera, flores frescas, dulces y confituras, alimentos
en conserva.

Asimismo en la década del 80 del siglo pasado
llegó a exportar productos industriales desde maquinaria
agrícola como las combinadas cortadoras y alzadoras
cañeras, cables eléctricos, tableros de bagazo y
acumuladores hasta cafeteras, ollas de presión y
refrigeradores.

Sabemos por experiencia que es más fácil
decirlo que hacerlo pero hay que hacerlo si queremos mantener
algún grado de independencia económica.

Obviamente la sustitución de importaciones tiene
que estar basada en la competitividad y calidad de la
producción nacional al igual que la destinada a las
exportaciones por lo que, en primer lugar, el reto es productivo,
o sea que la industria, la agricultura y toda la cadena
productiva sean capaces de modernizarse y
desarrollarse.

Esto lleva a su vez al concepto que no debe haber, como
norma, ninguna gran inversión en Cuba que no esté
orientada en alguna de sus etapas a la sustitución de
importaciones y a la exportación de manera paralela, dada
la escala de la economía de nuestro país. Esto
conllevará la ventaja de que nuestro pueblo, tras largos
años de espera, también disfrutara de productos de
calidad para su consumo.

La posibilidad de lograr lo anterior se avizora en la
venta de productos nacionales en la tiendas de comercio en
divisas del mercado interno, la que todavía es
insuficiente (menos del 60% el total) e inestable.

Aun con productos de diferentes niveles de calidad es
posible sustituir algunas importaciones y exportar a partir de
diferentes niveles de precios. El país tuvo experiencias
positivas en la década de los años 80, donde fue
capaz de vender un surtido bastante amplio de renglones
exportables no tradicionales aplicando diferentes técnicas
que incluyeron operaciones de trueque y pago de deuda e
identificación de más de 90 nuevos renglones con
posibilidades de desarrollo como fondos exportables o de
sustitución de importaciones.

O sea, resumiendo, opino que el país es capaz de
vender casi todo lo que produzca claro que sobre la indispensable
base de la rentabilidad porque las posibilidades de subvenciones
son muy limitadas e indeseables salvo por razones de
interés nacional.

Desde luego que lo anterior implica el uso eficiente y
el desarrollo de las capacidades productivas, la obtención
de financiamiento para el desarrollo y la ejecución de
proyectos y la adecuada retribución a los productores y
proyectistas. Implica también el uso eficiente y el
desarrollo de la infraestructura necesaria mas una
política audaz y creadora que priorice a nivel nacional
estos objetivos.

Paralelamente es necesario hacer más eficiente la
gestión del comercio exterior donde la
descentralización generalizada y la improvisación
de cuadros y técnicos nos han conducido a costosas
ineficiencias y deformaciones, viejas y nuevas.

Todo lo anterior no quiere decir que no se haya
trabajado en estas direcciones y que no se hayan obtenido avances
pero aun son insuficientes.

El Ministerio del Comercio Exterior y la
Inversión Extranjera por su parte tendrá que
continuar perfeccionando sus estructuras, métodos y
concepciones de trabajo para orientar el gigantesco
esfuerzo.

Por tanto, nuestros objetivos más inmediatos y
perspectivos son continuar el proceso de sustitución de
importaciones, el incremento de las exportaciones de bienes
tradicionales, no tradicionales y de servicios, persistir en la
diversificación de la orientación geográfica
de nuestro intercambio comercial y el establecimiento de
relaciones comerciales crecientes con países y empresas
comercializadoras extranjeras,

Es también necesario seguir incrementando la
eficiencia de nuestras empresas y de todo el sistema del comercio
exterior, entre otros medios, por la vía de la
capacitación cada día más especializada de
todos los trabajadores, y derrotar definitivamente el criminal
bloqueo económico y comercial que el imperio
norteamericano ejerce de manera cada vez más feroz contra
nuestro pueblo.

El comercio de servicios es un tema con sus
particularidades específicas. La experiencia cubana en
este sentido puede ser válida, para muchos.

Partes: 1, 2

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