Introducción
La interacción entre antígeno y anticuerpo se estabiliza
mediante enlaces débiles, como puentes de hidrógeno, fuerzas de Van der Waals,
interacciones electrostáticas e hidrofóbicas. La
suma de todos estos enlaces genera una interacción estable
entre el lugar de unión del anticuerpo (parátope) y
el lugar de unión del antígeno (epítope).
Estas fuerzas son inversamente proporcionales a una potencia de la
distancia entre los grupos
interactuantes, lo que implica que epítope y paratope
deben presentar estructuras
complementarias para obtener una energía de unión
suficiente como para resistir la disrupción termodinámica. La suma de estas fuerzas de
atracción y de repulsión se conoce como afinidad
del anticuerpo.
La avidez o avidez funcional representa la fuerza neta de
unión de poblaciones de anticuerpos y es determinada por
la afinidad que depende también de otras propiedades que
son independientes de la reacción de unión
primaria. Los anticuerpos son moléculas multivalentes en
su interacción con el antígeno, es decir las
moléculas de inmunoglobulina presentan un máximo de
10 (IgM) y un mínimo de 2 sitios de unión con el
antígeno. Esta interacción multivalente entre
antígeno y anticuerpo permite es una de las propiedades
principales que tiene influye sobre la avidez de una población de anticuerpos.
Especificidad y reacción
cruzada
La complementariedad existente entre epítope y
paratope condiciona la relación específica entre
antígeno y anticuerpo. En general los anticuerpos son
altamente específicos, siendo capaces de "discernir" entre
pequeñas variaciones del antígeno, tanto a nivel de
estructura
primaria como de conformación estérica o
configuración óptica
del mismo.
Los anticuerpos con capacidad para unirse a epitopes
estructuralmente relacionados (determinantes diferentes
reconocidos por el mismo anticuerpo) se denominan
polifuncionales, y dan lugar a reacciones cruzadas de tipo I,
mientras que el termino multiespecífico se utiliza para
anticuerpos con reactividad frente a antígenos muy
diferentes que comparten epitopes (reactividad cruzada de tipo
II).
Métodos directos e
indirectos
Métodos directos
Los métodos
directos consisten en que el primer anticuerpo o anticuerpo
primario se encuentra unido a algún tipo de marcador que
permite identificar los lugares de la preparación donde se
ha unido. Este método
requiere un marcaje del anticuerpo primario, para lo que es
necesario disponer de una cantidad importante (aprox. 1mg). Tiene
como ventaja que sobre una misma preparación se pueden
incubar tantos anticuerpos como se desee, o tantos como sistemas de
marcaje diferentes podamos emplear. En el caso de la
inmunofluorescencia el límite de marcadores
simultáneos estará fijado por el número de
juegos de
filtros discriminantes entre fluorocromos que
tengamos.
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