- Las suprarrenales (las dos
primeras rosas) - El Bazo
(tercera rosa) - La
Tiroides (quinta rosa) - La
Pituitaria o hipófisis (sexta rosa) - La
Pineal o Epífisis (séptima
rosa)
Las suprarrenales
(las dos primeras rosas)
Son dos glándulas de color pardo que
en forma de sombrero se encuentran ubicadas en la parte superior
de los riñones, recubriéndolos. Cada una de ellas
se halla compuesta por una corteza exterior y una médula
interna, estando la primera formada por tejido de naturaleza
semejante a la de los órganos reproductores, con el
mesodermo como antecesor común, el cual forma la capa
media de las células
embrionarias; en cambio, la
médula, se desarrolla a partir del ectodermo o corteza
exterior de las glándulas que conforman el embrión,
y, aunque tiene relación con el sistema nervioso
voluntario, es de igual naturaleza que los tejidos que
componen el de naturaleza simpática.
Todos los grupos de
vertebrados disponen de glándulas suprarrenales. Sus
dimensiones, en términos medios,
podrían ser las siguientes: 7,5 cm. de largo por 4 de
ancho, y un peso aproximado de 17 gramos.
A lo largo de la vida intrauterina son de tamaño
enorme; en la primera mitad del segundo mes ocupan un volumen doble del
que ocupan los riñones; ello es debido al ensanchamiento
de la corteza, si dicho predominio sobre la médula no se
produjera, tal cual ocurre en los animales, no
podría desarrollarse normalmente el cerebro, por lo
que el nuevo ser llegaría al mundo como un monstruo sin
mente. Su secreción es denominada cortical. La corteza
está en íntima relación con el cerebro, con
el sexo y con la
composición química de la
sangre, por lo
que cualquier anomalía en ella devendría en
subsiguientes inconvenientes para aquéllos..
La médula, o porción interna, se encuentra
conectada por medio de numerosas células nerviosas con el
sistema nervioso
simpático y la sustancia que segrega es la adrenalina, la
cual, al tiempo que es
un poderoso estimulante del corazón,
también actúa de modo reconfortante sobre el resto
del cuerpo. Las emociones
desatadas traen consigo una disminución de su reserva
glandular mientras aumenta su presencia en la sangre, hecho que
produce aumento de vigor y tensión sobre el sistema
nervioso. Las células nerviosas, por tanto, se tornan
tanto más sensitivas al estímulo cuanto más
azúcar
es volcado en la sangre desde el hígado y más
cantidad de corpúsculos rojos circulen a través del
hígado y el bazo.
Entonces, mucha de la sangre es retirada de estos
órganos y llevada tanto al cerebro como a los
músculos que dominan el esqueleto. Estas glándulas
suelen ser llamadas "glándulas de combate" porque en su
manifestación son masculinas, es decir, afectan a la
voluntad, incrementándola. La acción
de la adrenalina es tan formidable que, una débil
solución sobre pequeños vasos sanguíneos, es
capaz de detener una hemorragia una vez aplicada a la zona
afectada, si bien sus efectos son de corta duración. En
determinadas distorsiones, y de forma especial en presencia de
tumores, estas glándulas envían excesiva
secreción al torrente sanguíneo produciendo
singulares efectos en el sistema genital como otras
irregularidades en el resto del organismo. Si la
distorsión tiene lugar en el feto,
éste desarrollará una condición de falso
hermafroditismo, pues en realidad el nuevo ser tenderá a
los hábitos del sexo contrario al manifestado
externamente. Si la distorsión tuviese lugar tras el
nacimiento, la simetría de los sexos se será
alterada, si bien conllevará una maduración
física y
mental altamente precoz de efectos asombrosos.
La personalidad
del tipo "suprarrenal" está en posesión de un
sorprendente vigor, energía y persistencia; se
tratará siempre de alguien que progresa por medio de una
lucha en la que lo normal sea el triunfo. Si atañiese a
una mujer,
ésta tenderá a ejercer en una línea cercana
a la masculinidad, es decir, dominante, con gran energía y
determinados rasgos viriles.
La insuficiencia suprarrenal se manifiesta en que el aprendizaje
resulta difícil y en un crecimiento lento, con
fácil fatiga, con debilidad y pereza, con irritabilidad,
con un apetito escaso e indecisión de naturaleza
crónica ante los acontecimientos de la vida.
Las suprarrenales están regidas por Júpiter, por lo
que cuando un individuo a
través de su desarrollo
espiritual se pone en contacto con la nota-clave de dicho
planeta, se sentirá despejado, amplio, cabal y expansivo,
llevándole a expresarse en sus acciones con
sentido de benevolencia, expansión, optimismo, honor,
filantropía, cortesía, generosidad, habilidad y
alegría, además de con capacidad creativa junto a
la expresión de ideas de alto valor y
contenido ético.
Actualmente, la humanidad se encuentra conectada al
trabajo de
Júpiter en relación con el plano físico, por
lo que el Ego, utilizando el poder
espiritual que generan las suprarrenales, alcanzará la
fuerza precisa
para perfeccionar su cuerpo físico y lograr la conquista
de este mundo tridimensional. El centro espiritual de estas
glándulas vibra y se sostiene sobre un contexto
azul.
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