- Resumen
- Caracterización
del cambio de mentalidad - El caso
peruano - Modelos
de hombre latinoamericano - Estrategias
para el cambio de mentalidad - Referencias
Resumen
Se analizan los diversos modelos
descriptivos y explicativos de la mentalidad del hombre
peruano. Se postula la necesidad de un cambio de
mentalidad con el fin de resocializar al hombre actual para
desarrollar el nuevo peruano que requiere una sociedad
moderna del Siglo XXI.
Palabras clave: Actitudes,
cambio de actitudes, mentalidad de los pueblos,
modernización del hombre.
Abstract
Analyze the diverse descriptive and explanatory models
of the mentality of the Peruvian an the necessity of a change of
mentality with the purpose of resociability to the present man is
postulated to develop the new Peruvian man who requires a modern
society of the Century XXI.
Key Words: Attitudes, Chan ge of attitudes, Mentality of
the towns, Modernization of the man.
El proceso de
modernización de las sociedades del Tercer Mundo
plantea a la Psicología actual un complejo
desafío, vinculado con la necesidad de diseñar y
aplicar estrategias
interdisciplinarias y generacionales encaminadas al cambio de
mentalidad de la población en ellas involucrada. Tal proceso
requiere un profundo y exhaustivo esfuerzo, no solamente de los
profesionales de la Psicología, sino de
los científicos sociales en general, de tal modo que
cada especialidad contribuya en base a sus teorías
y métodos a
la creación de condiciones favorables para el desarrollo del
Hombre Moderno que ha de funcionar eficazmente en el contexto de
la Sociedad Peruana Moderna del Siglo XXI.
La mentalidad de un pueblo es concebida
(Durán,1978) como el conjunto de actitudes o modos de
reaccionar al que están acostumbradas las personas o
grupos. Su
origen es el resultado de la combinación y
sedimentación histórica de diversos factores
sociopolíticos y culturales. El componente de la
mentalidad, la actitud, se
define como la organización relativamente estable de
una serie de procesos psíquicos que resultan de una
propensión a actuar en determinada dirección con respecto a un objeto
dado.
Por ello, la naturaleza
esencial del cambio de mentalidad implica un cambio de actitudes
(Durán ,1978). Se trata de un tema que en la
mayoría de los programas
políticos y de reforma educativa sólo se menciona
de manera tangencial y fragmentaria, como si se tratara de un
tabú, que entrase en conflicto con la
disposición de los políticos a inflar la autoimagen
positiva del pueblo y a no motivarlo para la autocrítica;
y como si dicho tema les recordara a los científicos
sociales las limitaciones de sus instrumentos para acometer
una empresa por
muchos considerada como utópica.
En una sociedad tradicional, la mentalidad está
poderosamente cargada de tradiciones, es decir, de un conjunto
(Sobrevilla, 1994) de representaciones, creencias culturales,
sentimientos y costumbres que se transmiten de una manera
viviente de unas generaciones a otras. Es necesario efectuar
un inventario crítico de nuestras tradiciones, con el
fin de determinar cuáles son de función
proactiva, es decir, que contribuyen a potenciar un proceso de
modernización, y cuáles son reactivas, por el
hecho de obstaculizarlo. Las tradiciones proactivas requieren ser
reforzadas por el sistema
educativo formal y los medios de
comunicación masiva y las reactivas requieren ser
sometidas al análisis crítico público con
el fin de facilitar su extinción paulatina. Puede
considerarse como un ejemplo de tradición proactiva
el trabajo
comunitario andino, y, de una reactiva, el machismo o la violencia
intrafamiliar.
La superación de múltiples tradiciones que
dificultan la realización plena de las
potencialidades humanas va aparejada con el proceso de
desarrollo. Originalmente, se entendió este concepto como un
cambio económico y como un crecimiento medido por el
incremento en el PNB o en el Ingreso Nacional. Actualmente,
(Seers, 1972) se lo ha enriquecido, definiéndolo como
una profunda transformación estructural de la sociedad en
procura de los objetivos considerados deseables por la
colectividad con el fin de crear las condiciones para la
realización de la
personalidad humana.
Frecuentemente se confunden los conceptos de
Modernización y Modernidad. Berry
(1980) establece una distinción entre ambos al
considerar a la modernización como el proceso de cambio
social a lo largo del tiempo y a la
modernidad como el estado resultante del proceso de
modernización.
Otra distinción importante, entre desarrollo y
modernización, fue aportada por Touraine (1995),
calificando a la modernización como la capacidad que tiene
un sistema social de
producir la modernidad, mientras que caracteriza al desarrollo
como la voluntad que tienen los actores sociales, o mejor
aún, políticos, de transformar su sociedad. La
modernización es un proceso, el desarrollo es una política.
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