Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

¿Es posible el cambio organizacional sin cambio de mentalidad? (página 2)



Partes: 1, 2

Como veremos mas adelante, el análisis sincró­nico y
diacrónico de las mentalidades existentes en la realidad
peruana, permitirá detectar la existencia de un conjunto
de actitudes
tradicionales que consti­tuyen frenos tanto para el desarrollo
como para la modernización y que requieren ser modificadas
por el sistema
educativo formal e informal para facilitar y acelerar la
llegada al Paradigma del
Desarrollo.

Paradigma del
Desarrollo

Un intento de dar respuesta a la interrogante so­bre
las características que constituyen el modelo de
llegada al que requieren encaminarse los esfuerzos en pro del
desarrollo y la modernización fue estruc­turado por
Berry (1980) en base de una integración de rasgos comunes de las
sociedades
modernas. El Paradigma resultante implica un incremento
de:

a .  La capacidad de una sociedad para
organizarse con el fin de lograr sus propios objetivos mas
eficazmente.

b.  La capacidad de una sociedad para tomar
deci­siones mucho más complicadas y de realizar
ta­reas más complejas.

c.   La integración
nacional.

d.   El desarrollo de una estructura
política
altamen­te diferenciada.

e.   La estabilidad
política.

f.   La expansión del poder
político potencial a gru­pos cada vez más
amplios de la sociedad a todos los ciudadanos adultos.

g.   El debilitamiento de las elites
tradicionales.

h.   El crecimiento de la producción y de la riqueza.

El modelo anteriormente descrito puede ser
con­siderado como un punto de partida para la
reflexión en círculos académicos y sociales
con el fin de de­terminar su adecuación,
practicabilidad y acepta­bilidad en relación con la
posibilidad de ser consi­derado como parte de un proyecto nacional
para el Siglo XXI.

Peligros de la Modernidad

Una simple inspección a la realidad conflictiva
de los países del Primer Mundo nos sugiere la
exis­tencia de un conjunto de peligros de la modernidad que no
pueden ser soslayados en la construcción de la sociedad peruana futura,
y que han sido subraya­dos por Villoro (1992). Ellos
son:

a.   Expoliar y degradar la naturaleza,
cuando la pers­pectiva ecológica es dejada de
lado.

b.   Refugiarse en el sinsentido, el absurdo y
el nihi­lismo, cuando la nueva situación no contempla
una reformulación de metas existenciales.

c.   Agravamiento de la miseria y la
opresión y el sur­gimiento de los estados depresivos,
cuando la automatización elimina puestos de trabajo, lo
cual origina descontento y protestas de los desplaza­dos,
desórdenes sociales y respuesta represiva de los
gobiernos. A ello contribuye el crecimiento explosivo de la
población y la escasa velocidad de
una creación paralela de puestos de trabajo. Se instaura
un darwinismo social mediante que mi­nimiza el sentimiento de
autoestima y
las posibi­lidades de supervivencia en los
desempleados.

d.   Política como mera ingeniería de poder. Se deja de lado la
concepción de la política como el uso del poder en
armonía con el saber, al servicio del
desarrollo de las potencialidades humanas.

e.   Resultados ambivalentes:
Humanización de las cosas o la cosificación del
hombre.

A lo anterior podría agregarse la
concepción del mundo en la que el Tener se torna mas
importante que el Ser, y en donde el hombre se
reduce a un simple chip en la urdimbre de la tecnología.

Caracterización
del
Cambio de
Mentalidad

La existencia de una interrelación: 1) entre
es­tructura social y el carácter; y, 2) entre el marco
nor­mativo-institucional de una sociedad y el tipo de
mentalidad que prevalece entre los miembros de di­cha
sociedad es un axioma (Durán, 1978) que fun­damenta
una acción
transformadora de la mentali­dad de un pueblo. Una sociedad
subdesarrollada tiende a producir en sus habitantes el tipo de
menta­lidad subdesarrollada que requiere para
autoper­petuarse. Similar proceso ocurre
en el caso de las sociedades modernas, las que, mediante sus
respec­tivos sistemas
educativos, producen el ciudadano de la calidad requerida
para actuar funcionalmente en su seno.

Para el logro del cambio de mentalidad, se re­quiere
la existencia de una congruencia entre las conductas de personas
y grupos con
los valores
que inspiran el cambio estructural. El riesgo de no
lo­grarlo lo constituye la permanencia de una mentali­dad
tradicional como factor de retardo en el proce­so de
modernización.

Se plantea así (Durán, 1978) la necesidad
de un cambio de mentalidad correlativo causado por: 1) las
variaciones estructurales mismas, y, 2) las ac­ciones
específicas para el cambio de mentalidad.

Condiciones indispensables para ello son:

a.   Fijar de antemano el tipo de desarrollo
que se desea, para lo cual puede tomarse en cuenta el Paradigma
del Desarrollo arriba descrito;

b.   Conocer la situación actual de la
mentalidad en base a diagnósticos existentes o por
proyectar.

c. Desarrollar nuevos estilos de pensamiento y
nue­vas tendencias conductuales.

d.   Reconocer que, si no cambia la
mentalidad, son escasas las posibilidades de supervivencia del
cambio estructural.

e.   Efectuar ajustes sucesivos entre estructura
social y mentalidad en las diversas etapas del
proceso.

f.   Aceptar el hecho de que el desarrollo
requiere cambios duraderos, no aislados y que funcionan en una
variedad de situaciones.

El Caso
Peruano

Al analizar la realidad psicosocial de nuestro
país, nos confrontamos ante el problema de la uni­dad
vs. la pluralidad, es decir: si existen una o va­rias
mentalidades peruanas.

La importancia de dilucidar este problema se
vin­cula con tres opciones para el diseño
de estrate­gias: 1) Una estrategia
única y común para todos los peruanos; b) Diversas
estrategias
adecuadas a la realidad de cada subsistema social; y c) Una
estra­tegia global que comprenda factores comunes a
to­dos los sub sistemas acompañado de estrategias
es­pecíficas para cada subsistema.

Para el efecto, se requiere iniciar el análisis
en base al conocimiento
del estado actual
de la mentalidad y los factores que en ella influyen.

Obstáculos Psico-Sociales para el
Desarrollo

El estado actual de la
investigación sobre este tema nos permite
únicamente identificar la existencia de ciertas actitudes
que constituyen barreras para el avance del proceso de
modernización en el Perú. Solo es posible detectar
su presencia, mas no su magnitud o distribución geográfica. Sus
orígenes pueden rastrearse en las características
de la Socie­dad, el Estado y
las Culturas involucradas en el ámbito de nuestra historia.

1.Fatalismo.- Entendido como una cosmovisión
determinista que afirma que todo está configu­rado de
antemano por una instancia superior:

Dios, el Apu, el Huamaní, la Raza, el Destino o
la Suerte. Se expresa en creencias populares tales como las de
que «unos nacen con estrella y otros nacen
estrellados» o de que «cada uno nace con su chapa y
nadie puede escaparse de ella». Contribuye a anular
cualquier intento de superación, considerándolo
fútil debido a los designios incontrovertibles de la
instancia superior. Constituye a veces una racionalización
para no emprender ningún proyecto de desarrollo dado que
es instrumental para el propósito de «buscar buenas
razones para no hacer nada». Se vincula con la existencia
de «mitos
enmascaradores» existentes en la cultura
tradicional de la Dominación Dependencia (Salazar Bondy,
1966), tales como el de que «Al Perú no lo salva
nadie».

2.Autoritarismo.- Consistente en la concentración
de la toma de
decisiones en el líder o
jefe o figu­ra de autoridad
(padre, maestro, sacerdote, etc), con participación escasa
o nula de los seguido­res. Genera arbitrariedad e injusticia,
y alimenta la desconfianza entre gobernantes y gobernados. El
autoritario confía solo en los «leales»,
enten­diendo la lealtad como incondicionalidad. Por ello, en
el otorgamiento de puestos, prebendas y todo tipo de favores
prefiere a los allegados fa­miliares, políticos,
regionales o de raza para ro­dearse de gente que «le
defienda el puesto». Se generaliza el uso del nepotismo, la
vara y el tarjetazo para ingresar y ascender en las
organi­zaciones. El criterio para otorgar favores no es la
capacidad entrenada, sino criterios adscriptivos tales como
«la confianza», entendiéndola como la
sumisión acrítica a los designios del
«mandón» de turno.

Quienes desean obtener los favores del autorita­rio
recurren al arribismo (Delgado,1967), con­sistente en el
intento de ascender en la escala social
utilizando los instrumentos del «sobe», o
adulación genuflexa hacia las figuras de autori­dad, y
el «raje», o crítica
destructiva, destinada desacreditar a los rivales en la lucha por
la ob­tención de prebendas. De esta forma, se
consoli­da la mediocracia y se restan posibilidades al
desarrollo de la meritocracia que es consustan­cial a la
modernidad.

El actuar del arribista se basa en creencias tales como
las de que: «No vale tanto cuánto sabes sino a
quién conoces», «hay que estar bien con
todos», «estando bien con Dios los santos son
inquilinos», etc. Al hacer gestiones, tratará de
congraciarse con las cabezas, rigiéndose por la idea de
que: «no converses con los payasos sino con el dueño
del circo».

Tanto el nepotismo como el arribismo son
conse­cuencia de una Sociedad caracterizada por la
feudalización política (Cotler, 1978) y por un
Es­tado (Rubio, 1993) donde el poder político
pro­mueve el clientelismo, es decir, el otorgar puestos a
cambio de votos, y donde los partidos
políticos actúan como agencias de empleo, en
base a la pre­misa de que es necesario crear bases de poder
administrativo y electoral motivadas por la gratitud al partido
que les otorgó el puesto. De esta forma, se potencia el
gasto
público, la burocratización, la corrupción y la ineficacia
estatal.

La proyección de hostilidad hacia grupos
socia­les considerados como «ajenos al Yo» genera
un conjunto de prejuicios sociales, raciales,
políti­cos, regionales y sexistas mediante los cuales
se discrimina a las personas en función de
su clase, raza,
afiliación política, procedencia geográfica
o sexo que
operan como mecanismos de margi­nación
social. Expresión de ello es el requisito de «buena
presencia» en los avisos de recluta­miento de personal, o las
creencias de que: «in­dio, paloma y gato, animal
ingrato», cuando de raza se trata. Las estereotipias
regionales abun­dan y se expresan en las frases de «dar
posada al peregrino, menos al cajamarquino», o la de:
«arequipeño, ni grande, ni pequeño».
Por otro lado, la preferencia por el paisano («el paisano
está antes que Dios») o del correligionario
«carnetizado» crea condiciones favorables para la
burocratización y la ineficiencia del aparato
estatal.

El prejuicio
sexista se expresa en la actitud del
machismo, afincada en la convicción de la
supe­rioridad masculina sobre la mujer. Origina
con­ductas tales como la aventura sexual, que consi­dera
a la mujer como trofeo
y la fertilidad com­pulsiva, que utiliza la fecundidad como
expre­sión de varonía, que contribuye
poderosamente a la explosión demográfica y a la
deserción pa­terna. A ello se agrega la agresividad,
expresada como la tendencia a lavar con sangre cualquier
mancha contra el propio honor y que puede cul­minar en
delirios celotípicos y en el maltrato y hasta homicidio de la
cónyuge.

El autoritarismo se afinca: 1) en una estructura social
de dominación y dependencia (Cotler, 1978), que incluye
una alta jerarquización social y una tendencia la discriminación social;2) en un Es­tado
Centralista donde ha predominado el caudillismo y
donde la norma ha sido la repre­sión (Rubio, 1993); y,
3) en una Cultura Política donde tradicionalmente se ha
excluido a diver­sos sectores (Barrig, 1987) del pleno goce
de sus Derechos
Civiles.

3.  Escasa necesidad de realización.- La
necesidad de realización (o de logro) (McClelland, 1961)
es la disposición a competir con un nivel de
ex­celencia. Constituye la base de la mentalidad empresarial,
cuyos componentes son: la iniciati­va, el planeamiento y la
aceptación de niveles moderados de riesgo. McClelland la
considera un factor crucial para el desarrollo.

Cuando el proceso de socialización de los niños y
adolescentes
de un país no incluye la estimu­lación de la
necesidad de realización, se desa­rrollan, por el
contrario, tendencias a: 1) la me­diocridad, definida como un
nivel medio o bajo de aspiraciones en la vida; 2) el
cualquierismo, que se basa en la idea de que cualquiera puede
hacer cualquier cosa y que el hacerla bien no tie­ne
importancia. Ello corre aparejado con el des­precio o la
indiferencia hacia el esfuerzo que construye el desempeño óptimo en una
especia­lidad profesional. Una tercera consecuencia la
constituyen: 3) la envidia y la mezquindad, que orientan la
conducta
preferentemente a la des­trucción o descrédito
de la persona exitosa
(«En el Perú tener éxito
es un delito») o
hacia la polí­tica del «perro del hortelano, que
no come ni deja comer», prefiriendo que un recurso
permanezca desperdiciado o subutilizado antes de entregarlo a
quien mejor pueda utilizarlo. 4) La improduc­tividad, una de
cuyas manifestaciones es el des­precio por el trabajo
manual y el
culto al ocio y la holgazanería, que pueden rastrearse
hasta la sociedad colonial y al régimen esclavista donde
el trabajo era considerado como una maldición
bíblica.

En la cultura criolla existen creencias vincula­das
con el desprecio al trabajo tales como: «el vivo vive del
zonzo y el zonzo de su trabajo» que desalientan el esfuerzo
denodado. No ocu­rre ello en la cultura andina,  donde
el trabajo comunitario es tradicional y donde el ocio es fuente
de rechazo social.

4) La viveza criolla, que se define como la
utiliza­ción de la inteligencia y
de la creatividad al
ser­vicio de la violación de las normas. El vivo
crio­llo es activo, muy listo e independiente. No va­cila
en sacrificar a los demás para lograr sus ambiciones. Se
vincula con una orientación interpersonal de tipo
explotador que sirve para «hacer cholito» al incauto,
especialmente al pro­veniente de la Sierra, cuando
está «recién baja­do».

El perfil del criollo (Alva, 1965) incluye los rasgos
de:

a. Ventajismo y manipulación, que lo orienta
hacia el lograr todos los privilegios, con el mínimo
esfuerzo y en el mínimo tiempo
posi­ble, utilizando el ingenio, la picardía y la
sorpresa. Un instrumento para ello es el uso de la coima o de la
«cutra» que contribuye a la generalización de
la corrupción, debilita la viabilidad de una
sociedad y la credibilidad de los gobiernos, distorsiona las
inversiones,
encarece el funcionamiento de la Administra­ción
Pública y envilece al ciudadano.

b. El arribismo, arriba descrito, y que le permi­te
escalar posiciones sin tener escrúpulos de ninguna clase,
con oportunismo, tretas e irres­ponsable
osadía.

c. Improvisación y postergación de las
obliga­ciones para último momento, haciendo las
co­sas «a la criolla», descuidadamente, con falta
de rigor, sin previsión aunque muchas veces con ingenio e
inventiva.

d. Presentismo, que lo lleva a aprovechar y go­zar
del momento. Creencias fundamentantes son las de: «que viva
la jarana aunque no se coma mañana» o la de:
«a bailar, a bailar, que el mundo se va a
acabar».

e. Fatalismo, ya descrito mas arriba y que le
im­pide proyectarse con claridad y seriedad ha­cia el
futuro.

La viveza criolla encuentra sus fuentes en la
cul­tura de la dominación-dependencia (Salazar Bondy,
1966), en especial en los rasgos de: mistificación de los
valores,
inautenticidad de las actitudes e improvisación de los
propósitos.

Modelos de Hombre para el Siglo XXI.

La elaboración conceptual y las investigaciones
de campo han permitido estructurar diversos Mode­los de
Hombre que pueden servir como base de re­flexión para
delinear objetivos educacionales enca­minados hacia la
formación del Hombre Peruano Moderno del Siglo XXI, que
requerirá interactuar eficaz y funcionalmente con la
estructura sociocultural moderna en vías de
plasmación en nuestro país

  Los modelos
propuestos son: 1) el del Hombre Moderno; 2) Los del Hombre
Latinoamericano; y ,3) los del Hombre Peruano.

1. Modelo del Hombre Moderno (Inkeles, 1966)

Emerge de una investigación
de campo realizada en seis países: Argentina, Chile,
Pakistán Oriental (hoy Bangladesh), India,
Israel y
Nigeria. A los encuestados se les formularon una serie de
preguntas vinculadas con sus aspiraciones respecto a la
modernidad. La in­formación obtenida se sometió
al análisis factorial, lo que permitió detectar que
las aspiraciones predomi­nantes relacionadas con el Perfil
del Hombre Moder­no se agrupaban en los siguientes
rubros:

a. Apertura hacia la innovación.- Disposición hacia
nuevas experiencias y actitud favora­ble al
cambio.

b. Ampliación de la perspectiva vital.- Mayor
disposición respecto a un gran número de
pro­blemas y asuntos que emergen no solamente de dentro sino
también de fuera de su ambien­te inmediato.

c. Democratización.- Una mayor conciencia de la
diversidad de actitudes y opiniones en el propio entorno, en
lugar de cerrarse en la creencia de que todos piensan
parecidamente entre sí y lo mismo que nosotros.

d. Orientación presentista y futurista.-
Aban­dono del culto al pasado y preocupación por la
construcción del futuro.

e. Planificación y organización.- Condiciones que constituyen
la base de la eficacia
perso­nal y social.

f. Eficacia.- La creencia de que el ser humano puede
aprender en grado sustancial a domi­nar su ambiente para
hacer progresar sus pro­pios propósitos y metas, en
lugar de ser total­mente dominado por su ambiente.

g. Delegación de funciones.- Mayor
confianza en la calculabilidad, es decir: en la creencia de que
el mundo es calculable, y que otras personas en torno suyo pueden
ser dignas de que se les confíe el desempeño de sus
respec­tivas funciones y responsabilidades. Ello im­plica
asimismo un rechazo por la creencia en el destino o el capricho,
y apunta a creer en un mundo razonablemente sujeto a leyes bajo el
control
humano.

h. Fe en la ciencia y
la tecnología.- Disposi­ción favorable a
sustituir el fatalismo, la ma­gia y la superstición
por la perspectiva de la ciencia como
saber demostrable.

i. Fe en la justicia
distributiva.- Referente a la creencia de que las recompensas
deben ser dadas en función de la contribución
brindada y no de acuerdo con el capricho o de
particu­laridades especiales de las personas, no
rela­cionadas con su contribución.

Inkeles estima que, si las anteriores cualidades son
desarrolladas, el hombre afectado por los estí­mulos
educativos correspondientes se tornará un tra­bajador
más productivo en su organización, un
ciu­dadano más eficiente en su comunidad, un
esposo más satisfecho y satisfactorio y un mejor padre
para sus hijos.

Los individuos que logran la modernidad men­tal,
especialmente en sociedades menos desarrolla­das donde este
carácter no es aún la norma predo­minante,
adoptan diferentes roles sociales a los de sus connacionales
menos modernos. Son más acti­vos en organizaciones
voluntarias y participan más en política, practican
el control de la natalidad más regularmente y tienen menos
hijos. Como resulta­do, son más rápidos para
adoptar prácticas innova­doras en la agricultura y
son más productivos como trabajadores en las industrias,
mantienen a sus hijos más tiempo en la escuela y los
ayudan a adoptar ocu­paciones más técnicas,
y, en general, presionan mas hacia el cambio social (Inkeles y
Smith, 1974).

Las personas pueden ser modernas (Níkeles, 1977)
sólo deviniendo o llegando a ser modernas median­te la
maduración o la socialización, o ambas. De todas
maneras, si cualidades tales como la inteligen­cia,
dominancia y asertividad,
dinamismo, curiosi­dad o flexibilidad son en parte
disposiciones inna­tas, entonces ellas pueden influenciar la
moderni­dad individual.

2. Modelos de Hombre
Latinoamericano

a.   Modelo de Durán (1978).- Postula
las caracte­rísticas deseables de:

(1)        
Racionalidad funcional, que implica el pre­dominio de
criterios de eficiencia en las
re­laciones del sujeto con su medio ambiente
social y físico.

(2)        
Innovatividad, que caracteriza a la persona como proclive a
buscar y aceptar nuevas combinaciones de recursos para
hacer fren­te a los problemas que
el medio ambiente le plantea.

(3)        
Cosmopolitismo, que connota a una propen­sión a buscar
contactos e información mas allá de los
círculos sociales próximos a la persona.

(4)        
Logro, que se relaciona con la lucha de la persona por aplicar lo
mejor de sí misma al cumplimiento de cada actividad, no
porque obtenga recompensas externas sino porque al proceder
así responde a una necesidad interior de
auto-realización.

b.   Modelo de Harrison (1989).- Plantea las
siguien­tes transformaciones a nivel humano:

(1) Un cambio en la visión básica del
mundo, que incorpore una mayor identificación con las
demás personas en base a la confianza, el compromiso, la
autodisciplina, la justicia, la cooperación y el derecho
al disentimien­to.

(2) Un mayor rigor en el sistema
ético para ob­tener un equilibrio y
reciprocidad en las re­laciones sociales.

(3) Un desarrollo de nuevas actitudes hacia el trabajo,
basadas en la creatividad, la plani­ficación y el
trabajo duro.

3.   Modelos de Hombre Peruano

a.   Modelo de Williams (1969).- En base a
estudios de campo efectuados en el valle de Chancay, Williams
detectó la necesidad de un conjunto de cambios en las
percepciones, valores y creencias en el hombre peruano, que
incluyen

1)   Mayor:

(a) Capacidad para diferenciar los objetos y los
acontecimientos en el propio medio.

(b) Confianza en el logro, antes que en la
ma­quinaria orientada hacia la atribución en lo
relativo al proceso de desarrollo de la co­munidad, familia u otra
estructura social.

(c) Extensión de la afiliación a
organizaciones de grupo
distintas de la familia del
indivi­duo, y mayor confianza en la ayuda que sea posible
obtener a través de tal afiliación.

(d) Confianza en individuos con los que no se tiene
lazos de parentesco y mayor capaci­dad de discriminación respecto a los
indivi­duos en quienes se puede o no confiar, en lugar de
generalizar la desconfianza a todos los individuos de ciertas
categorías o en cier­tas circunstancias.

(e) Disposición a determinaciones realistas con
respecto a metas futuras e interés en
los mecanismos de acceso a dichas metas, así como
suscripción a las mismas metas.

(f)     Voluntad por intentar, o,
por lo menos, con­siderar, nuevas relaciones o
actividades.

2) Menor:

(a)     Confianza en la estereotipia
y mayor volun­tad de cambiar la evaluación
de individuos, objetos u acontecimientos a medida que van
agregándose nuevas informaciones al
siste­ma.

(b) Fe en el destino o en la suerte, y mayor
con­fianza en la propia capacidad o en la del gru­po del
que forma parte.

  b. Modelo de la Reforma de la Educación
Perua­na.

La Reforma de la Educación Peruana
propuesta durante el período del Gobierno Militar
del Gral. Velasco Alvarado (1970) debía propender a formar
un Hombre dotado de las siguientes
características:

(a) Ser crítico, para desarrollar el sentido de
la observación y de la reflexión
racional y ob­jetiva que les permita entender al mundo y
operar eficazmente sobre él.

(b)     Ser creativo, para expandir
su personalidad y
contribuir a enriquecer la existencia.

(c)     Ser cooperativo, para
fortalecer una autén­tica comunidad humana y
desarrollar una conciencia de responsabilidad cívica y so­cial e
inducir a participar activamente en las tareas de desarrollo de
las comunidades de base y vigorizar en ellos el sentido de la
co­laboración y ayuda mutua.

Niveles de coincidencia entre Modelos

Es posible detectar una mayor incidencia de
re­querimientos comunes entre los modelos descritos que se
agrupan en los rubros de:

a.   Creatividad y disposición
favorable hacia la in­novación.

b.   Cosmopolitismo, que involucra la
ampliación de la perspectiva vital y la extensión
de afiliaciones a grupos extrafamiliares.

c.   Racionalidad funcional, que incorpora la
plani­ficación, la formulación de metas
realistas y la
organización.

d. Eficacia, afincada en el logro, la cooperación
y el trabajo duro.

e. Actitud científica, que implica una mayor
capa­cidad crítica, una fe en los aportes de la
ciencia y de la tecnología y una menor fe en el destino y
la suerte.

f. Desarrollo moral, que
involucra un mayor rigor del sistema ético y una fe en la
justicia distributiva.

Estrategias para el
Cambio de Mentalidad

El diseño de estrategias incluye un enfoque
mix­to, en el que se sugieren acciones
generales enca­minadas a introducir cambios en la Sociedad,
el Estado, y la Cultura y acciones especificas dirigi­das a
los subsistemas de: la Investigación, la Reli­gión, el
Liderazgo, la
Salud, la
Educación, la For­mación Profesional, la
Familia, los Medios
Masi­vos y las Prácticas Administrativas.

1. Consideraciones Generales

1.1. Aplicar estrategias que aseguren cambios
du­raderos en la mentalidad y que no reviertan como
consecuencia de la inestabilidad política de nuestro
país.

1.2. Aprender a reconocer resistencias
al cambio de mentalidad e idear nuevas formas de
superarlas.

1.3. Crear condiciones favorables (Durán, 1978)
para que los sectores cuya actitud se considere conveniente
modificar, puedan decidir las con­diciones generales en que
deba darse ese pro­ceso, con el apoyo de los técnicos
que abogan por la realización de dichos cambios

2. Investigación

2.1.    Integrar programas de
investigación sobre cam­bio de mentalidad, dejando de
lado enfoques fragmentarios.

2.2.     Promover la acción
interdisciplinaria ante problemas complejos,
multifacéticos y multicausa­les, tales como el de la
corrupción, que requie­ren del concurso de
historiadores, politólogos, psicólogos sociales y
educacionales, antro­pólogos, educadores y
comunicadores sociales.

2.3. Idear nuevos métodos de
investigación que per­mitan una
aproximación integral a esta
proble­mática.

2.4. Diseñar los Modelos de la Sociedad y del
Hom­bre Peruano Moderno para el Siglo XXI, que sean el
resultado de la integración de los apor­tes de la
investigación en ciencias
humanas efectuadas hasta el presente con la información
proveniente de una investigación de campo a efectuarse
sobre una muestra nacional
que per­mita detectar las aspiraciones de modernidad del
pueblo peruano.

3. Sociedad

3.1. Sustituir el centralismo por
la descentralización legal, administrativa y
política asociada con una eficiente
regionalización.

3.2. Favorecer la interrelación y la
intercomuni­cación en sentido vertical y horizontal a
nivel nacional mediante la generalización de la red vial y de telecomunicaciones.

3.3. Sustituir la mediocracia por la meritocracia,
mediante la cual el ascenso social se dé en base a la
capacidad entrenada de las personas y no en base a criterios
adscriptivos tales como: raza, apellido, clase social, ideología, sexo o proce­dencia
geográfica.

3.4. Evitar la repetición de los mismos errores
(Sinha,1986) en que han incurrido las socieda­des modernas
del Primer Mundo, protegiendo la ecología, promoviendo
la reformulación de objetivos vitales, reduciendo la tasa
de natali­dad y promoviendo la inversión de modo tal que se minimice la
desocupación ,y reafirmando el valor de la
dignidad
humana.

4. Estado

4.1. Modernizar los partidos políticos,
desalentando la hegemonía cupular, promoviendo la
capaci­tación interna para el liderazgo y la
solución creativa de problemas nacionales, reduciendo la
corrupción interna y la obsolescencia de las
ideas.

4.2. Desalentar el clientelismo y sus derivados,
ta­les como el nepotismo y el arribismo, y sustituirlos por
una evaluación objetiva de la capacidad entrenada de las
personas.

5. Cultura

5.1. Efectuar un inventario
crítico de las culturas peruanas, detectando pautas
culturales proactivas, que contribuyen a acelerar el pro­ceso
de modernización-tales como la recipro­cidad y el
trabajo comunitario-(Montoya, 1987) o aquellas reactivas, que lo
retardan y que cons­tituyen diversos mitos enmascaradores,
tales como la creencia en la inferioridad de la mujer.

5.2. Reforzar, mediante el sistema educativo y los medios de
comunicación de masas, las pautas proactivas y
desalentar las pautas reactivas.

5.3. Favorecer la construcción de una identidad
co­mún basada en el orgullo por los logros
comu­nes a obtenerse en base al éxito de los
esfuer­zos de modernización social.

5.4. Analizar los efectos del hibridismo cultural
so­bre la modernización, tal como la influencia de la
religiosidad popular en sus diversas varieda­des de
catolicismo serrano sobre la economía, el ahorro, el
alcoholismo y
el crecimiento de la población.

6. Religión

6.1.    Enfatizar la potencialidad de la
religión
(Harrison, 1989) como agente de cambio cultu­ral positivo en
la medida de que: 1) reafirme el futuro y el concepto del
progreso; 2) estimule un código
ético que ayude a ampliar el grado de confianza en una
sociedad; 3) desaliente el autoritarismo y el dogmatismo; y 4)
estimule la creencia de que los seres humanos pueden
con­trolar sus destinos.

7. Liderazgo

7.1. Subrayar la necesidad (Harrison, 1989) de que los
líderes reconozcan el poder que tienen para influir en los
valores y actitudes de su socie­dad, incluyendo el cambio de
mentalidad como parte explícita y prioritaria de su
programa de
gobierno.

8. Salud

8.1. Desarrollar un sistema de salud que proteja al
pueblo de las enfermedades que debilitan y
matan.

8.2. Desarrollar programas multifocales (Pollit, 1982)
de rehabilitación nutricional que contemplen los aspectos
nutricionales, educativos y sanitarios para superar en parte los
déficits cognitivos oca­sionados por la desnutrición crónica
severa.

9. Educación

Alentar:

9.1. La instauración de una Educación para
Todos, para la Paz, la Democracia y
la Modernidad.

9.2. La pedagogía participativa

9.3. La aplicación de programas de desarrollo
cognitivo temprano.

9.4. El fortalecimiento de la autoestima y la
so­ciabilidad.

9.5. A los niños para estudiar, trabajar y jugar
en grupos.

9.6. La detección y el desarrollo temprano de la
capacidad del liderazgo, con el fin de formar elites directrices
para que contribuyan a ace­lerar el proceso de
modernización y de regionalización.

9.7. El desarrollo del espíritu empresarial y sus
componentes (McClelland y Winter, 1969), ta­les como: la
iniciativa, la capacidad para la crítica constructiva, la
planificación, la crea­tividad, la innovación,
la aceptación modera­da de riesgos, el
respeto por el
trabajo duro y el espíritu competitivo.

9.8. La fe en la ciencia y en la tecnología y la
ac­titud experimentalista.

9.9. El desarrollo de la conciencia moral y de los
valores de: la justicia distributiva, el juego limpio,
el sentido de autenticidad y de res­ponsabilidad
social.

9.10. La promoción de la igualdad entre
los sexos, la emancipación de las mujeres y la
elevación de su nivel de aspiraciones humanas y
profe­sionales.

9.11. La incentivación del mérito y del
éxito.

9.12. Una visión cosmopolita del mundo y de la
vida.

Desalentar:

9.13. La adhesión a una cosmovisión basada
en el fatalismo y  el determinismo.

9.14. El autoritarismo, el dogmatismo, el machis­mo
y la orientación explotadora en la
ense­ñanza.

9.15. La mentalidad ceremoniosa (López,1982), la
adhesión a la solemnidad, a la fastuosidad y al
ritualismo.

9.16. La improvisación y la
mediocridad.

9.17 El pensamiento rutinario y tradicionalista, la
mediocridad, el cualquierismo, la envidia y la
mezquindad

9.18. El culto al pasado y sustituirlo por la
preocu­pación por la construcción del
futuro.

9.19. Las actitudes de xenofilia y de xenofobia en
la adopción
de innovaciones provenientes de otras culturas.

10. Formación profesional

10.1. Efectuar inserciones curriculares en los
pro­gramas de formación básica de las
universi­dades e institutos superiores en donde se plan­tee y
discuta el problema del cambio de men­talidad, los procesos de
modernización, de influencia social y de comunicación intercultural.

11. Familia

11.1. Promover los programas de paternidad
res­ponsable y planificación familiar

11.2. Reducir el dominio paterno y el autoritaris­mo
familiar.

11.3. Promover la integración familiar, confianza
y el respeto mutuo entre los cónyuges y la igualdad de
derechos de los hijos, sin privile­gios basados en la edad o
el sexo.

11.4. Combatir la explotación y el trabajo de los
niños, el descuido y la exposición
a los ries­gos de la calle.

11.5. Combatir la promiscuidad y la
drogadicción, la compraventa de menores y la
receptividad ante estímulos provenientes de
ideologías subversivas.

11.6. Desalentar formas restrictivas de crianza
ta­les como el fajamiento (Castillo Ríos, 1974), que
impide un adecuado desarrollo motor.

11.7. Eliminar en la crianza del niño los
castigos crueles y las amenazas de castración.

11.8. Desarrollar la creatividad mediante la
estimulación de la curiosidad, las facultades
críticas, el disentimiento y un trato justo.

12. Medios masivos

12.1. Contribuir (Harrison, 1989) a la formación
de un consenso nacional sobre el cambio de men­talidad y a la
producción de ese cambio.

13. Prácticas administrativas

13.1.     Crear un nuevo tipo
(Harrison,1989) de ad­ministrador que sea promotivo,
comunicati­vo, incentivador, que promueva la
coopera­ción y la identificación con sus
puestos en los trabajadores y que cree un clima de libre
dis­cusión y análisis de los
problemas.

REFERENCIAS

Alva, J. (1965). Lenguaje
Popular y psicología: Aproximación al estudio
del Criollo. Mimeo. 

Barrig, M. (1987). En: Julio Cotler ,(Ed.) Para
afir­mar la Democracia en el Perú, Lima:
IEP. 

Berry,J.W.(1980). Social and Cultural Change. En:
Triandis, Harry C. y Walter Lenner (Eds.): Handbook of
Cross-Cultural Psychology. Vol. 5, Cap 6. Allyn and
Bacon,Inc. Boston. 

Castillo,C.(1974). Los niños del Perú.
Lima: Reali­dad Nacional. 

Cotler, J. (1978). Estado y Nación
en el Perú. Lima. Instituto de Estudios
Peruanos. 

Delgado, C. (1967) Para una sociología del Arribismo. Revista Amaru,
UNI, Lima, No.4, Oc.Dic. 

Durán, F.(1978). Cambio de Mentalidad-Requisito
del Desarrollo Integral de América
Latina.DESAL. Barcelona: Herbor 

González, R. (1995). Psicología del
niño peruano. Cuadernos de Psicología III. Universidad de
Lima, Facultad de Psicología. 

Harrison, L. (1989). El subdesarrollo
está en la men­te. México:
Limusa. 

Inkeles, A. (1996). The Modernization of
Man. En: Myron Weiner, (Ed.): Modernization: The Dynamics of
Growth. Voice of America Forum Lectures, Voice of
America,Washington. 

Inkeles, A. & Smith D.H. (1974). Becoming modern.
Cambridge, MA, Harvard Univ. Press. 

Inkeles, A.(1977). Understanding and
mis­understanding individual modernity.- Journal of
Cross-Cultural Psychology, Vol 8, No. 2, June, pp. 135-
176. 

López, S. (1982). El Mundo Escindido de la
Cultu­ra Criolla. Lima: CISEPA, Universidad
Católica. 

Matos Mar (Ed.) Dominación y Cambios en el
Perú Rural. Lima: Instituto de Estudios
Peruanos. 

McClelland, D. (1961). The Achieving Society.
N.Y. Van Nostrand. 

McClelland, D. & Winter, D. (1969). Motivating
Economic Achievement. New York. The Free Press. 

Ministerio de Educación (1970). Comisión
de Re­forma de la Educación.- Reforma de la
Educación Peruana: Informe General.
Lima: Universo

Montoya, R. (1987). La Cultura Quechua, Hoy. Lima: Hueso
Húmero. 

Pollitt, E. (1982). Desnutrición, inteligencia y
polí­tica social. Lima: Studium. 

Rubio, M. (1993). Estado y Violencia en
el Perú. En: Violencia en la Región Andina: Caso
Perú. Lima: Asociación Peruana de Estudios e
Investiga­ción para la Paz. 

Salazar, A. (1966). La Cultura de la Dependencia. Lima:
Instituto de Estudios Peruanos. 

Seers, D. (1972). What are we trying to measure? Journal
of Development Studies,8,21-36. 

Sinha, D. (1986). Psychology in a Third World
Country:  The Indian Experience. New Delhi:
Sage. 

Sobrevilla, D. (1994). Tradición y
moderni­dad en las culturas peruana y sociedad. En: David
Sobrevilla y Pedro Belaúnde M.: ¿Qué
modernidad deseamos?: El conflicto
entre nuestra tradición y lo nuevo. Lima: Epígrafe,
S.A 

Touraine, A. (1995). ¿Qué es el
Desarrollo? Facul­tad de Ciencias
Sociales, U. Católica del Perú, Lima: Temas de
Sociología. 

Villoro, L. (1992). El pensamiento moderno.
Méxi­co, El Colegio Nacional. 

Williams, L. (1969). Algunos correlatos
sicológicos y sociales de los sistemas de
dominación. En: José  

 

 

 

 

Autor:

Álvaro González
Riesle

Psicólogo Social

URL: www.alvarogonzalezriesle.com

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter