- La guerra
abierta - y la consulta
- Organización
de la resistencia
política
de la sociedad
civil - La insurgencia
civil - Consideraciones
Finales
El conflicto
social que se desata en México a
partir del levantamiento zapatista del 1º de enero se ha
convertido en el punto de referencia obligado para cualquier
estudioso o participante en la historia nacional
contemporánea. El año de 1994, como ningún
otro, contiene una variedad y secuencia de acontecimientos
trascendentes que es necesario mantener ubicados
cronológicamente. Esta síntesis
pretende convertirse en un elemento de apoyo en torno a los
hechos que consideramos de mayor relevancia para la
comprensión y seguimiento del movimiento
social que genera o que confluye con el EZLN y que comprende,
entre otros, los magnicidios de dos destacados miembros del
partido de estado. El
recuento se organiza en cuatro periodos de tonalidad
política distinta que, en conjunto, marcan la dinámica de la construcción de la historia cotidiana de
este movimiento que, por su envergadura y carácter, ha cimbrado todos los aspectos de
la vida nacional y se ha convertido ya en un hito dentro de la
historia de los movimientos sociales en el mundo.
I. La guerra
abierta
El primer periodo, el de guerra abierta, dura apenas
doce días pero doce días decisivos. Acaso desde
1968 el país no vivía un estado de incertidumbre,
expectación y movilización de tal envergadura.
Durante este periodo el tema de todos los días, de todas
las horas, en todos los espacios, fue sólo uno: lo de
Chiapas.
En el transcurso de estos doce días las estructuras
políticas del país se cimbran en lo
más hondo. Se derrumba la imagen de
México que se tenía en el extranjero,
cuidadosamente promovida por Carlos Salinas de Gortari y el
grupo
gobernante, en el que ocupa un lugar indudablemente destacado el
ciudadano francés Joseph Marie Córdoba. Cae el
mito del
último milagro mexicano y de la economía que crecía incorporando y
beneficiando simultáneamente al gran capital y a
las mayorías trabajadoras. Se destruye la creencia en las
bondades innatas del TLC, contra el
cual se levantan expresamente los indígenas chiapanecos.
La figura de Salinas, a quien los rebeldes llaman usurpador, se
transforma y abre la cuña que permite ir perfilando la
justa valoración de su sexenio.
Destacan en este periodo al menos siete hechos decisivos:
- El primero es desde luego la toma militar de los
municipios de San Cristóbal, Ocosingo, Chanal,
Margaritas, Oxchuc, Huistán y Altamirano (plazas que
constituyen el 25% del territorio chiapaneco), hecho sin
precedentes en la historia moderna de nuestro
país. - La tardanza y ambigüedad con la que Salinas de
Gortari emite su primer mensaje a la nación, el 3 de enero: "las acciones
violentas retrasan la verdadera solución de las
necesidades sociales y oscurecen el encuentro de la
divergencia"; en contraste con los rápidos calificativos
empleados por funcionarios públicos al referirse a los
alzados: traidores a la patria, defensores de intereses
extranjeros, transgresores de la ley, lo cual muestra el
desconcierto reinante en los círculos
oficiales. - La casi total ausencia del candidato del PRI, Luis
Donaldo Colosio. Sólo hasta el 6 de enero sale a escena,
en forma por demás desafortunada, al proponer la
suscripción de una declaración conjunta a los
otros 8 candidatos, rebasados también por la
situación; salvo el caso de Rafael Aguilar Talamantes
tal vez, que de candidato paraestatal se propone como candidato
del EZLN. - Destaca desde los primeros momentos el papel mediador
desempeñado por la Iglesia,
particularmente por la diócesis de San Cristóbal,
encabezada por su obispo Samuel Ruíz. - Obviamente la participación decisiva de la
así denominada sociedad civil
que rebasó con creces a partidos y organizaciones
políticas. En este brevísimo espacio de tiempo la
sociedad civil pasa de una pasividad casi mineral, del
conformismo, la desesperanza y el miedo a una
movilización sin precedentes y al apoyo franco de las
demandas del EZLN. Aunque
muestra una cierta incomodidad frente a la lucha armada, es
necesario remarcar que de ella surgieron los primeros vivas
al EZLN y a Marcos, que
rápidamente dejaron atrás los inocuos Viva
Chiapas,
promovidos por los partidos. - La presencia también protagónica de las
organizaciones no gubernamentales (ONGs)
que hasta entonces no habían conseguido una
representación sustancial en la sociedad mexicana. Lo
mismo ocurre, evidentemente con su carácter y
dinámica específicos, con la prensa, que se
incorpora de tal manera a la cobertura periodística que
se convierte en un actor más del conflicto,
particularmente en el proceso de
pacificación. - Para un pueblo ajeno por completo a la guerra debe
destacarse la confusión reinante en torno a los partes
militares, que más que informar desinfoman,
sumándose a la avalancha incontenible de consejas y
rumores desatados por el propio gobierno con el
objetivo de
desprestigiar el movimiento zapatista. Entre éstos
destacan las acusaciones de ser un movimiento manipulado por
extranjero y la de pertenecer a Sendero Luminoso. Asimismo, en
el caso de los partes militares, la Sedena consigna hasta el
último día ataques al cuartel de Rancho Nuevo
mientras que el EZLN sólo reconoce
el fallido ataque del 2 de enero.
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