- Turbulencias
economicas - Conmociones
políticas - Virajes
ideológicos - Neoliberalismo
y antiimperialismo - La batalla
contra el alca - La
incertidumbre del mercosur - Brasil y
argentina - Venezuela,
cuba y el alba - El planteo
socialista
El socialismo es
posible y necesario en Latinoamérica, pero resulta indispensable
incorporar esta meta a los proyectos de los
movimientos de lucha. Es mucho más productivo
reflexionar sobre el socialismo que dilucidar si alguna vez
podrá emerger "otro capitalismo"
en la región
El ALCA, el
MERCOSUR y el
ALBA son las
principales iniciativas de asociación regional actualmente
debatidas en América
Latina. La discusión de estas alternativas presenta
dos peculiaridades en comparación a las reflexiones
tradicionales sobre la integración: suscita atención de los movimientos sociales y se
desenvuelve en una coyuntura de agudos desequilibrios.
Las organizaciones
populares han incorporado a su agenda popular un tema que en el
pasado solo estudiaban los diplomáticos, los empresarios y
las elites gobernantes. Este cambio ilustra
una nueva percepción
de los caminos a recorrer en la batalla por reformas sociales.
Entre los movimientos de trabajadores, campesinos y pobladores se
ha generalizado la convicción que para afianzar cualquier
conquista de
los oprimidos a escala nacional
serían necesarios también logros zonales. Esta
visión regional incluye un cuestionamiento de la vieja
balcanización que ha sufrido América
Latina.
La integración goza de popularidad pero no tiene
implicancias espontáneamente progresivas. Todo depende del
modelo que
asuma y de los intereses sociales que defienda. Compartir cierta
vecindad geográfica facilita esa convergencia, pero no
asegura su legitimidad. Lo que impulsa a distintos pueblos a
compartir un proyecto
histórico es la existencia de una meta emancipatoria
común. Por eso el carácter de la unidad regional depende del
programa, las
prioridades y los sujetos involucrados en ese
proyecto.
El ALCA, el MERCOSUR y el ALBA plantean distintas
propuestas frente a la crítica
realidad latinoamericana. En la región se conjugan
colapsos económicos, convulsiones políticas,
rebeliones sociales y virajes ideológicos de gran
envergadura. ¿Qué tipo de integración
podría emerger en estas condiciones? ¿Los proyectos
en juego son
convergentes o incompatibles? ¿Podría confluir el
ALCA con el MERCOSUR y esta segunda asociación con el
ALBA? ¿Qué propósito persiguen los tratados
bilaterales y las negociaciones multilaterales que complementan a
ambas iniciativas? El objetivo
central de este ensayo es
responder a estas preguntas y el sentido de este capítulo
inicial es caracterizar el contexto en que se dirimen las
distintas opciones.
TURBULENCIAS
ECONOMICAS
Los tres proyectos de asociación aparecen al cabo
de veinte años de modelo económico neoliberal, es
decir cuándo las consecuencias de este esquema
están a la vista. En el terreno financiero, el principal
efecto de esa política ha sido el
aumento de la vulnerabilidad. Los ciclos de prosperidad y
crisis han
quedado más sujetos que en el pasado a la afluencia y
salida de los capitales externos. Cuándo la rentabilidad
decrece en los circuitos
bancarios o bursátiles de las economías avanzadas,
fondos especulativos arriban a la región y cuándo
esta tendencia se revierte retornan a sus lugares de origen. Este
vaivén provoca agudas turbulencias.
Actualmente predomina una corriente de ingresos de
capital que
favorece la recuperación del PBI y genera una
impresión de estabilidad. Pero bajo la superficie de
cierta calma, el problema de la deuda externa no
ha quedado resuelto y los desequilibrios que condujeron a la
cesación de pagos no se han disipado. El monumental
default que protagonizó la Argentina no fue un hecho
excepcional. Afectó anteriormente a otros países
(Ecuador,
Perú, Bolivia,
Brasil,
México) y
su repetición será una posibilidad siempre latente
mientras continúe la acumulación de pasivos
impagables.
La refinanciación constante de estas deudas se ha
tornado más gravosa con la nueva política de
superávit fiscal, que
los países latinoamericanos implementan para pagar
intereses y reducir pasivos con organismos
multilaterales.
El neoliberalismo
potenció también en la órbita comercial la
fragilidad de la región. Mediante una drástica
apertura se afianzó el papel subordinado en la
división internacional del trabajo y se
consumó la desarticulación del viejo complejo
industrial a favor de las actividades de ensamblaje que realizan
las grandes corporaciones. Estas compañías lucran
con la fuerza de
trabajo abaratada y con la completa ausencia de regulaciones
ambientales.
La reducción de aranceles
consolidó, además, la especialización
exportadora en productos
agro-mineros y bienes
manufacturados básicos o intermedios. Este perfil
acentúo la dependencia regional del vaivén
internacional que sufren los precios de las
materias primas. El crecimiento del PBI de los últimos
años la región obedece en gran medida al alto nivel
de estas cotizaciones.
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