- Etapa, fase y crisis
- Mundialización e
imperialismo - El significado
de las fases - Una crisis
peculiar - El enfoque
multicausal - Las
contradicciones de la realización - Interpretaciones
financieras - Tres frentes de
rebelión popular
Para esclarecer las transformaciones del capitalismo
contemporáneo hay que partir de la periodización
del sistema mismo.
Una nueva etapa comenzó a perfilarse en la última
década, pero este período no se ha consolidado
porque el repunte de la tasa de ganancia agravó la
estrechez de los mercados. Este
desequilibrio es visible en la esfera del consumo,
dónde la ofensiva del capital ha
derivado en una erosión
del poder de
compra. También la polarización imperialista, la
expansión geográfico-sectorial del capital y el
avance de la mundialización acentuaron el desacople entre
la recuperación de la rentabilidad y
la contracción del poder adquisitivo. La misma
contradicción obstruye el progreso de la revolución
tecnológica y potencia las
conmociones financieras.
El estudio de las fases contribuye a explicar esta
situación porque indaga las razones del predominio de
períodos prolongados de auge, depresión
o indefinición del nivel de actividad. La fase actual de
bajo crecimiento contrasta con la prosperidad de posguerra, pero
no se asemeja a la depresión de entreguerra. Prevalece un
tono gris, especialmente signado por las nuevas contradicciones
surgidas de la crisis del 70.
En la actual coyuntura recesiva internacional se puede observar,
además, una peculiar fractura del mundo en cuatro
áreas de evolución económica
divergente.
Recurriendo a una teoría
multicausal de la crisis se puede comprender cómo se
entrecruzan los obstáculos a la valorización del
capital con los límites a
la realización del valor de las
mercancías. En el actual contexto de frágil
recuperación de la tasa de ganancia y retracción de
la demanda, el
aumento de la explotación y la reducción de los
salarios
coexisten con depuraciones limitadas de los capitales obsoletos.
Por eso se extiende la sobreproducción y se multiplican
los descalabros financieros.
Estos desequilibrios están agotando el auge de la
ideología neoliberal, en un marco de
rebeliones periféricas, recomposición de la
clase obrera y
avances del movimiento de
protesta global. Si se observan las tendencias subyacentes en
esta crisis también se pueden percibir rasgos
prefiguratorios de un devenir socialista.
ETAPA, FASE Y
CRISIS
Existe la generalizada percepción
que en las últimas dos décadas se registraron
cambios significativos en el funcionamiento del capitalismo, pero
resulta difícil precisar cómo modificaron la
dinámica de este sistema. La
discusión de estos problemas
tiende a sesgarse en función
del estado de
ánimo prevaleciente entre los economistas del
establishment. En los momentos de entusiasmo por la "nueva
economía" se magnifican las
transformaciones al punto de augurar el fin del ciclo
económico, mientras que en las coyunturas de pesimismo se
habla de colapsos financieros y de invariable
estancamiento.
Un obstáculo para caracterizar al período
en curso radica en la endeblez de las referencias
históricas comparativas. El desempleo,
la pobreza y
el retroceso salarial de los años 80 y 90 conforman un
marco totalmente opuesto a la prosperidad de posguerra. Pero este
contexto tampoco se asemeja -en los países centrales- al
derrumbe social de la entreguerra. ¿Cuáles son las
singularidades del capitalismo reciente? ¿Es un sistema
"financiarizado", "excluyente" o "informacional"?
¿Corresponde definirlo por su alcance "global" y por la
hegemonía de la prédica "neoliberal" ? ¿Se
caracteriza por una nueva dominación "imperial",
"transnacional" o "unipolar"?
Las respuestas a estas preguntas requieren caracterizar
el período en curso para esclarecer si las formas de
acumulación han dado lugar a una etapa de funcionamiento
diferenciado del sistema.
EL PROBLEMA DE LAS ETAPAS
Estudiar una etapa implica analizar cómo se
articulan en cierto cuadro histórico las leyes que rigen
al capitalismo. Esta indagación exige cierta
conceptualización de los acontecimientos, para definir si
han aparecido puntos de ruptura en el molde de acumulación
vigente.
Este tipo de periodización exige jerarquizar la
explicación y clasificar los sucesos de acuerdo a sus
implicancias y no en función de su estricta temporalidad.
El registro
secuencial de los hechos -que caracteriza a la cronología-
constituye aquí solo un aspecto auxiliar del análisis. Un ejemplo de este esquema
analítico de etapas es la delimitación que
establece E.Hobsbwan entre el "siglo XX corto" (1914-89) y su
precedente "siglo XIX largo" (1789-1914) o entre los
períodos de "catástrofe" (1914-45), "edad de
oro" (1945-73)
e "incertidumbre" (1973-actualidad).
La periodización se sitúa a un nivel de
elaboración más abstracto que el estudio concreto del
capitalismo en un país, una circunstancia o un momento
determinado. Por eso presenta ciertas semejanzas
metodológicas con la indagación de las "formaciones
económico-sociales" de un mismo modo de producción. La periodización apunta
a conceptualizar los cortes temporales que separan procesos
históricos diferenciados, pero a la vez resultantes de los
mismos principios que
guían el curso del capitalismo .
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