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Etapa, Fase y Crisis (página 3)




Enviado por Claudio Katz



Partes: 1, 2, 3

La supremacía del capital
financiero es un proceso
acotado, que no expresa el predominio de un "régimen de
acumulación rentista". Si bien es cierto que el
endeudamiento de los industriales potencia
periódicamente la preeminencia de los financistas,
también los desplomes bancarios recortan el poderío
de este último grupo. Y a
este mismo vaivén están sujetos los poseedores de
títulos, acciones u
obligaciones
negociables que circulan en el mercado sin
contrapartida equivalente en el plano productivo. Tal como ocurre
con cualquier otro segmento del capital-dinero, el
capital ficticio se valoriza y desvaloriza en función
del comportamiento
de la tasa de beneficio.

Al despegar el análisis de la crisis de sus
raíces productivas, las teorías
que exageran el papel del capital rentista, financiero o ficticio
propagan imágenes
superficiales del capitalismo,
que simplifican inadecuadamente el análisis de este
sistema.

CRISIS POR ARRIBA, DECLIVE DEL
NEOLIBERALISMO

El enfoque marxista multicausal de la crisis brinda el
fundamento teórico para comprender la tónica gris
de la fase y las causas que bloquean la consolidación de
una nueva etapa del capitalismo. Esta explicación remarca
que la recuperación parcial de la tasa de ganancia basada
en el aumento de la explotación y la reducción de
los salarios no ha
sido acompañada por una depuración nítida de
capitales. Además, ese repunte del beneficio
acentuó la retracción del poder adquisitivo, en
condiciones de variada superproducción y agudos picos de
especulación financiera.

En este marco, el experimento neoliberal derivó
en la última década en una pérdida de
legitimidad política de las
instituciones
de la clase
dominante. Este desgaste de la dominación burguesa, que se
manifiesta en la abstención electoral o el
desinterés por la gestión
pública, es consecuencia de la fractura social (desplome
del "estado de
bienestar") y del avance de la mundialización (erosión de
la autoridad
nacional por transferencias de soberanía a los organismos
supranacionales).

Esta crisis alcanzó al propio neoliberalismo, cuya supremacía entre los
grupos de
poder tiende a declinar. Este desencanto se evidencia en el estado de
ánimo de los economistas del establishment. G.Soros ya no
ensalza el universo de
las finanzas,
J.Sachs cuestiona las cirugías financieras que ejecutaba
en los 90 y J.Stiglitz critica los ajustes que anteriormente
diseñaba. La decepción que comenzó con los
desplomes del Sudeste Asiático y Latinoamérica se acentúa con la
expansión de la crisis hacia el centro del
capitalismo.

La doctrina neoliberal ya no define la agenda del
capital. Sus predicadores continúan prevaleciendo, pero no
despiertan el entusiasmo thatcherista de hace algunos
años. Los cuestionamientos a la desregulación, el
escepticismo con las privatizaciones y la reaparición del
discurso
proteccionista insinúan incluso un eventual resurgimiento
del keynesianismo.

El neoliberalismo constituye una ideología burguesa en todas las acepciones
del término. Sintetiza creencias ("soberanía del
consumidor",
"gravitación del accionista", "mano invisible"), intereses
explícitos (ofensiva del capital), programas
(modificar las relaciones de fuerza) y
"falsas conciencias" ("desapareció el estado", "se
disolvieron las fronteras"). Ha cumplido un significativo rol
como un instrumento de propaganda de
la clase capitalista para romper la cohesión social de los
trabajadores. Y esta función es vital, porque la
burguesía no puede ejercer su dominación sin la
carga de mitos que
divulgan los dueños del poder.

Pero la crisis actual afecta todas las creencias
neoliberales. En primer lugar, las ilusiones en los "beneficios
de la
globalización" naufragan frente a las evidencias de
polarización mundial. Particularmente la fractura entre el
centro y la periferia erosiona el discurso de pasividad fatalista
frente al saqueo imperialista.

En segundo lugar, el aumento de la desigualdad
social y de la explotación socavan el entusiasmo por
el "estilo de vida
estadounidense" que exaltan los medios de
comunicación, mediante el culto al dinero y
la apología de los negocios. Esta
reivindicación del utilitarismo individualista choca,
además, con la resistencia
popular al descarado intervencionismo del gendarme
norteamericano, cuyas "misiones civilizadoras" resultan cada vez
menos creíbles.

En tercer lugar, la quiebra del
"cyberoptimismo" ha propinado un severo golpe a las expectativas
neoliberales en el "futuro digital" de la "nueva economía". Ambas fantasías decrecen
al compás del desplome del Nasdaq en Wall Street . Ya es
evidente que el mercado no se diluye en las redes, que la propiedad no
se disuelve en las conexiones y que la riqueza no emerge de los
activos
intangibles. El declive conjunto del neoliberalismo y de la
"tecnoeuforia" contribuye a colocar nuevamente el estudio de la
realidad objetiva del capitalismo en el centro de la
investigación, contrarrestando el escapismo
posmoderno. Por eso, las teorías referidas a una "sociedadred" ubicada más
allá del tiempo y del
espacio pierden adhesión y auditorio .

En cuarto lugar, la justificación neoliberal del
desempleo en
la teoría
del "fin del trabajo" se ha
tornado insostenible, porque es evidente que la desocupación es un mecanismo de
reducción salarial y no un efecto coyuntural del avance
tecnológico. El aumento de la exclusión y la
regresividad solo contribuye al aumento de la explotación
de los trabajadores en que asienta el capitalismo.

La reversión del auge neoliberal representa un
golpe para la dominación capitalista, pero no introduce un
cataclismo anímico en la clase dominante. Esta creencia no
llegó a constituirse en la ideología sólida
de una etapa, como sí ocurrió por ejemplo con el
optimismo racionalista de fin de siglo XIX. A diferencia de esa
época, la burguesía recuperó muy
limitadamente la confianza en el futuro o la ilusión de
encarnar una misión
histórica. Por eso los mitos del neoliberalismo declinan
sin provocar el gran impacto de un desmoronamiento
abrupto.

TRES FRENTES DE
REBELIÓN POPULAR

Una secuencia exactamente inversa al auge y declive del
neoliberalismo ha seguido la resistencia popular de las
últimas dos décadas. El período inicial de
fuerte retroceso social y político de los trabajadores
tiende a ser sustituido por crecientes manifestaciones de
rebeldía. Pero el impacto de esta irrupción sobre
el curso de la fase y la etapa debe ser analizado evitando las
lecturas subjetivistas y objetivistas. Mientras que el primer
enfoque exagera la incidencia de la acción
popular sobre el proceso de acumulación, la óptica
objetivista presenta el rol de los explotados como un hecho
apenas complementario del desarrollo
capitalista.

Una variante contemporánea del subjetivismo
realza, por ejemplo, la "insubordinación del trabajo",
caracterizando que el capital se "fuga hacia las finanzas" para
contrarrestar el poder de los explotados. Pero olvida que el
régimen social predominante se sostiene en la propiedad
privada de los medios de producción y en el ejercicio cotidiano del
"poder del capital". Sólo en situaciones excepcionales de
ascenso revolucionario, colapso económico o descalabro del
estado, el "capital se escapa" del circuito productivo . Por su
parte, la tesis
objetivista aparece en los razonamientos funcionalistas de los
teóricos del ciclo Kondratieff, que observan las
confrontaciones sociales como reflejos mecánicos de
procesos
predeterminados por la lógica
de la acumulación .

Para evitar ambas distorsiones conviene delimitar
analíticamente la esfera objetiva de las leyes del capital
de la órbita subjetiva de la lucha de clases para definir
en que marco se desenvuelve el antagonismo entre capitalistas y
trabajadores. Este condicionamiento es sustancialmente diferente
en períodos de prosperidad o estancamiento, pero no
determina directamente la vigencia de ascensos o reflujos de la
lucha popular. Este signo está en gran parte dictado por
las tradiciones de lucha y los niveles de organización y conciencia de la
clase trabajadora . Utilizando un esquema de análisis, que
no disuelva la lógica del capital, ni ignore la
acción de las clases explotadas: ¿Cómo se
pueden ubicar los resultados de la lucha de clases en el cuadro
de la etapa y la fase actual del capitalismo?

El punto de partida es reconocer que todas las
transformaciones inauguradas por el neoliberalismo se apoyaron en
ciertas derrotas claves de la clase obrera europea (Fiat-Italia en
1979-80, huelga minera
en Gran Bretaña en 1984-85) y norteamericana
(controladores aéreos 1980), así como en el reflujo
revolucionario en América
Latina (caída del Sandinismo en 1990) y frustraciones
populares equivalentes en Africa
(disgregación de los procesos nacionalistas ) y en
Asia (desastre
de Camboya). Estos acontecimientos -que dieron aire a la
ofensiva capitalista- fueron adicionalmente apuntalados por la
implosión de la URSS, el giro pro-capitalista de China y por la
identificación popular del comunismo con las
tiranías del ex "bloque socialista" .

Pero este contexto ha quedado radicalmente modificado
desde la segunda mitad de los 90 por el avance de la resistencia
popular en tres planos. En primer lugar, las luchas
antiimperialistas de la periferia que se multiplican como
alternativa superadora de los trágicos enfrentamientos
étnicos o raciales de las últimas décadas
(Ruanda, Balcanes, Asia). Especialmente en América
Latina se localiza esta recuperación de la acción
antiimperialista.

En segundo lugar, existe una clara recomposición
de las huelgas y movilizaciones de la clase obrera, que tienden a
revertir el retroceso precedente. Gran parte de los países
europeos (como Italia o España)
que fueron epicentros del atropello reaccionario se han
convertido hoy en escenarios de la resistencia obrera, cuyo
significado estratégico es decisivo, porque este sector -y
no la "multitud" o la "ciudadanía"- es el principal agente de la
transformación social. La recuperación obrera no
pone fin a la crisis social e ideológica del proletariado
de los últimas décadas (desempleo y descreimiento
en proyectos
anticapitalistas), pero inaugura la reversión del
reflujo.

En tercer lugar, el movimiento de
protesta global -al desafiar a los dueños del mundo en su
propio terreno- ha cambiado el clima
político internacional. Esta acción ofrece una
alternativa progresista frente a la mundialización del
capital y por eso canaliza el resurgimiento del internacionalismo
y el desarrollo de una embrionaria conciencia anticapitalista. En
estas protestas, la juventud
vuelve a ganar protagonismo, se verifica el nuevo rol de la mujer en la
batalla social y sectores oprimidos -como el campesinado-
encuentran un canal de convergencia de sus aspiraciones, con el
conjunto de la población explotada.

Esta triple reacción de los pueblos periféricos, la clase trabajadora y el
movimiento de protesta global está modificando el contexto
internacional. La nueva situación no revierte aún
la tónica desfavorable de las relaciones de fuerza para
los trabajadores, pero le ha quitado sostén a la ofensiva
del capital.

¿Cuál será el impacto de este giro
en la conciencia de los trabajadores? ¿Se
recompondrá un proyecto
político emancipatorio propio de la clase obrera con
influencia e implantación masiva? ¿Se
recuperarán los niveles medios de conciencia socialista de
los grandes períodos revolucionarios? Por ahora no hay
respuestas nítidas. Pero ya es posible afirmar que la
izquierda ha dejado de nadar contra la corriente y que sus
planteos encuentran mayor eco entre los explotados. Los proyectos
socialistas renovados comienzan a despertar
adhesión.

PREFIGURACIONES SOCIALISTAS

Diagnosticar el cuadro de la etapa y de su fase con el
auxilio de la teoría de la crisis contribuye a comprender
las tendencias del capitalismo contemporáneo. ¿Pero
cuál es el objetivo de
esta interpretación?

Los marxistas de principio de siglo XX analizaban estos
temas para esclarecer las contradicciones del sistema y para
vislumbrar indicios prefigurativos del futuro socialista. El
análisis actual debe preservar ambas metas, evitando dos
modalidades del fatalismo. La primera presenta el devenir
socialista como el paso subsiguiente de una inevitable "etapa
final" del capitalismo. Esta visión siempre interpreta que
la "última fase" no es el período más
reciente de este sistema, sino su estadio terminal. Olvida que
los acontecimientos del siglo XX confirman que las crisis del
capitalismo no desembocan necesariamente en el socialismo. La
implantación de este régimen es deseable y
factible, pero no inexorable y su conquista
dependerá del empalme de la lucha social con acertadas
estrategias
políticas de transformación
revolucionaria.

Existe otra variante de fatalismo que renuncia a indagar
la perspectiva socialista, estudiando exclusivamente los
mecanismos de autoreproducción del capital. El
énfasis en investigar comparativamente los distintos
"regímenes de acumulación" es un ejemplo de esta
óptica. Pero al eliminar el horizonte socialista del
análisis para concentrar exclusivamente las reflexiones en
torno a las
formas de regulación del capitalismo, la labor
teórica se torna estéril o deviene en un recetario
de consejos para gestionar la explotación de los
trabajadores. En explícita oposición a ambos
enfoques, los socialistas indagamos etapas, fases y crisis para
contribuir a la lucha emancipatoria de los oprimidos.

En este estudio hay que observar como ciertas
contradicciones del capitalismo ilustran cierta direccionalidad
objetiva hacia un porvenir socialista. La percepción
de estos rasgos no supone descubrir impulsos teleológicos,
sino captar un devenir posible. Cómo ya ocurrió en
el pasado, observar anticipaciones equivale a reconocer
características embrionarias de sistemas futuros.
Este tipo de precedentes fue visible en el origen del capitalismo
y vuelve a notarse en el ocaso de este modo de
producción.

En la actualidad, la tendencia a la socialización de la producción
está a la vista en el avance de la
internacionalización productiva y en la enorme
gravitación de los conglomerados de corporaciones en
cualquier punto de la actividad económica. Este
entrelazamiento objetivo de los procesos de fabricación,
circulación y distribución de las mercancías
ilustra el creciente impulso hacia una gestión
socializada. Pero esta tendencia choca con el reinado de la
ganancia y de la propiedad privada de los medios de
producción. En última instancia, todas las
tensiones económicas creadas por la cruzada privatista del
neoliberalismo deriva de este conflicto
entre fuerzas tendientes a la planificación y coordinación social del proceso productivo
y presiones opuestas, que apuntan a ampliar las normas
capitalistas del beneficio y la explotación .

Pero el principal terreno de prefiguración
socialista es la conciencia de los trabajadores, explotados y
oprimidos. Allí se procesa el gran desafío de la
etapa: alumbrar un proyecto socialista que atraiga el entusiasmo
de las nuevas generaciones. Concluidas dos décadas
signadas por el neoliberalismo y el derrumbe de los ex
"países socialistas", existen condiciones para lograr
sustanciales avances en este objetivo. La derecha pierde
energía, autoridad y consenso a medida que avanza la
rebelión popular en la periferia, se recompone la
acción de la clase obrera y se masifica la protesta
global. La caracterización de etapas, fases y crisis
apunta a mejorar nuestra preparación teórica y
política frente a estos acontecimientos.

Noviembre de 2002.

Notas

Economista, Profesor de la
UBA, Investigador del Conicet. Miembro del EDI (Economistas de
Izquierda). Varios temas sintetizados en este texto pueden
consultarse en: www.eltabloid.com/claudiokatz

Hobsbawn Eric. Historia del siglo XX,
Crítica, Buenos Aires 1998
(Introducción)

Ver la excelente presentación metodológica
de estos problemas en:
Jessop Bob. "What follows fordism?". Albritton R,
Itoh M, Zuege A. (eds). Phases of capitalist development. Boom,
crisis and globalisation , Palgrave, London , 2001.

Callinicos describe la existencia de tres líneas
críticas de la periodización. En primer lugar, los
partidarios de la "corriente de la derivación", que
intentan analizar todos los procesos del capitalismo mediante la
extensión de la "lógica del capital" a otras
categorías del análisis (mercancía, estado,
dinero). En segundo lugar, el enfoque de R.Brenner centrado
exclusivamente en los mecanismos de la sobreproducción. En
tercer término, los autores influidos por el
posmodernismo, que objetan la omisión "esencialista" del
impacto de "múltiples factores" en los estudios de las
etapas. Pero

este mismo cuestionamiento se podría extender a
cualquier esfera del análisis, lo que
imposibilitaría por completo el
conocimiento. Callinicos Alex. "Periodizing
capitalism and analyzing imperialism: classical Marxism and
capitalist evolution". Albritton R, Itoh M, Zuege A. (eds).
Phases of capitalist development. Boom, crisis and globalisation
, Palgrave, London , 2001.

Lipietz Alain. "The fortunes and misfortunes of
Post-Fordism". Albritton R, Itoh M, Zuege A. (eds). Phases of
capitalist development. Boom, crisis and globalisation ,
Palgrave, London , 2001.

Arrighi Giovanni, Moore Jason. "Capitalist development
in world history perspective". Albritton R, Itoh M, Zuege A.
(eds). Phases of capitalist development. Boom,
crisis and globalisation , Palgrave, London , 2001.

Dumenil y Levy estiman que el punto de partida de esta
ofensiva fue el "golpe monetarista" de 1979. Henewood considera
que el contexto favorable al capital inaugurado por Reagan se
mantuvo en Estados Unidos
durante la gestión de Clinton. Dumenil
Gerard, Levy Dominique. Crise et sortie de la crise, Actuel
Marx-Puf,
Paris, 2000. Henwood Doug. "The new economy and the
speculative bubble". Monthly Review, 52, n 11, april
2001

Se calcula que en 1880 el PBI per capita de las naciones
avanzadas ya duplicaba a los subdesarrollados y en 1913 esta
diferencia se había triplicado. Pero la brecha
saltó a cinco veces en 1950 y a siete veces en 1970.
Hobsbawn Eric. La era del imperio, Crítica, Buenos Aires
1999 (cap 1)

Desde la finalización de la segunda guerra hasta
1983 se registraron en la periferia 100 conflictos
bélicos que condujeron a la muerte de
20 millones de personas.

El aumento de la productividad en
la industria
norteamericana en comparación con la reducción de
los salarios desde los años 80 ilustra este
desacople. Ver Editors "The new face of capitalism".
Monthly Review, vol 53, april 2002. Tabb William. "The new
economy. Same irrational economy". Monthly Review, 52, n 11,
april 2001. Editors "The new economy. Myth and reality". Monthly
Review, 52, n 11, april 2001.

Petras se equivoca al negar este alcance. Petras James.
"La revolución de la información, la globalización y otras fábulas".
Voces y
culturas, n 17, 1er. semestre 2001.

El primer enfoque sobre la productividad evalúa
el comportamiento de un "multifactor productivity" que se
cuantifica siguiendo el tradicional "residuo" de la
función de producción neoclásica. La segunda
visión está emparentada con el análisis de
la composición técnica del capital y apunta a
determinar como impactó la fuerte reducción de los
precios de los
insumos informáticos sobre el flujo de inversiones.
El tercer cálculo es
muy controvertido, porque mientras que algunos investigadores
observan fuertes subas (Ollinder, Sichel, Jorgenson, Sitroh),
otros (Gordon) estiman que estas mejoras corresponden a una
subestimación del índice precedente y a una
revisión de los cálculos de inflación.
Además, subrayan que el avance ha sido coyuntural
(pro-cíclico) y se ha concentrado en el segmento de
bienes
durables o en la fabricación de computadoras. Olinder Stephen, Sichel
Daniel. "The resurgence or growth in the late 1990. Federal
Reserver Board, may 2000. Jorgenson Dale, Sitroh Kevin. "Raising
the speed limit", may 2000. Harvard University, Federal Reserve
Bank of New York. Gordon Robert."Does the new economy measure utp
to the great inventions of the past". Journal of Economic
Perspectives, vol 14, n 4, fall 2000.Gordon Robert. "Has the New
Economy rendered the productivity slowdown obsolete?.
Northwestern University and NBER, june 19999.

Las discusiones técnicas
sobre el incremento de la productividad que han prevalecido desde
mitad de los 90 son muy complejas y están muy vinculados a
la forma de computar la depreciación, la forma de evaluar los
impactos cualitativos en actividades de servicios y la
distribución de la mejoría entre las distintas
ramas. Ver las últimas estimaciones generales (La Nación,
12.5.01, 11-8-01, 9-9-01), el informe McKinsey
(Clarín 21-10-01), las opiniones de P Samuelson
(Clarín 24-6-01) y P Krugman (Página 12,
15-8-01).

Es por ejemplo el caso de: Clairment Frederic. "La
resaca después de la fiesta". Le Monde Diplo, mayor 2001.
Buenos Aires.

Por ejemplo: Dumenil Gerard, Levy Dominique.
"Periodizing capitalism: techonology institutions and
relations of productions". Albritton R, Itoh M, Zuege A. (eds).
Phases of capitalist development. Boom, crisis and
globalisation , Palgrave, London , 2001.

El planteo de Tapia es un ejemplo reciente de este
rechazo. Luego de repetir la tradicional objeción
neoclásica (" a las ondas largas no
las ví nunca, ni con microscopio, ni
con macroscopio"), cuestiona el análisis de las fases de
largo plazo junto a cualquier investigación del "estadiaje" inaugurado
por Lenin. Tapia Granado José. "Katz , Mandel , Mattick,
las ondas largas y las fluctuaciones cortas" (New School, 2 de
marzo de 2002).

Astarita puntualiza correctamente este hecho, en un
análisis que sin embargo asocia equivocadamente a Mandel
con Kondratieff. Astarita, Rolando. "Un análisis
crítico de sobre las tesis de las ondas largas".
Cuadernos del sur 32, noviembre 2001.

Johsua Isaac. "La crise de 1929: priemiere entre toutes,
unique et pourtant exemplaire". Crises structurelles et
financieres de capitalisme au 20 siecle", Syllepse, Paris
2001.

Malloy Mary, Post Charlie. "A reply to Robert Brenner"
Against the current, n 79, March/ April 1999. Amin Samir. "The
political economy of the twentieth century" Monthly Review n 2,
vol 52, june 2000

Dumenil Gerard, Levy Dominique. "Sortie de crise,
menaces de crises et noveau capitalisme". Une nouvelle phase du
capitalisme? Syllepse, Paris 2001. Bocarra Paul. "Pour un
création monétaire partagée". Le Monde, 2
ocotobre 2001. Wilno Henri. Un nouvel ordre productif ?. Imprecor
n 451, octobre 2000. Husson Michel. "Nouvelle economie:
capitaliste toujours". Critique Communiste n 159-160,
Eté-automme 2000. Husson Michel. "Annes 70: la crise et
ses lecons". Crises structurelles et financieres de capitalisme
au 20 siecle", Syllepse, Paris 2001. Rigacci Gianni. "Le systeme
capitaliste ná pas surmonté l´onde longue de
stagnation" . Imprecor n 451, octobre 2000. Went
Robert. Globalisation, IIRE- Pluto Press, 2000.

Esta caracterización no es compartida por los
autores que prefieren hablar de una "fase final del ciclo
Kondratieff descendente" (Wallerstein) o que pronostican que esta
caída alcanzará su punto terminal en los
próximos 10 años (Arrighi).
Wallerstein Immanuel. Mondialisation our ere de
transition?". Une nouvelle phase du capitalisme?
Syllepse, Paris 2001. Arrighi Giovanni, Moore Jason.
"Capitalist development in world history perspective".

Albritton R, Itoh M, Zuege A. (eds). Phases of
capitalist development. Boom, crisis and globalisation ,
Palgrave, London , 2001.

Bujarin interpretaba que esta mutiplicidad de
contradicciones se sintetizaba en el choque entre las tendencias
internacionalizantes y proteccionistas del capital, en la
compulsión a la guerra interimperialista y en el
enfrentamiento de la URSS con sus enemigos capitalistas. Bujarin
Nikolai. imperialismo y
la acumulación de capital. De Tiempo Contemporáneo,
Buenos Aires, 1973.(cap 5). La economía
mundial y el imperialismo. Pasado y presente n 21, Buenos
Aires, 1971.(cap 1,2,3,8,13). Ver también:
Andreu Maurice. Que faire des theories sur la plusvalue.
Congres Marx International III, Paris, 26-29 septembre
2001.

Rosldolsky, Roman. Génesis y estructura de
El capital de Marx. Siglo XXI, México,
1979 (cap 30).

-Mandel, Ernest. Cien años de controversia en
torno al Capital, Siglo XXI, Madrid, 1985.(
143-152, 151-156, 196-198). El Capitalismo tardío (cap n 1
y 12). ERA, México, 1976. "Une modele socio-economique
alternative". Le capitalisme tardif, Nouvelle Edition, La Pasion,
Paris, 1998.

Altvater E. "La crisis de 1929 e o debate
marxista sobre a a teoria da crise". Historia del marxismo, vol
8, Paz e terra, Rio de Janeiro, 1987. Itoh Makoto. La crise
mondiale, EDI, Paris, 1987. (cap 5).

En un análisis empírico Sherman ilustra
como inciden ambas esferas en el ciclo económico
norteamericano. Mientras que en la recuperación los
ingresos se
elevan más aceleradamente que los costos, en la
prosperidad estas relaciones se invierten y en la crisis, el
primero se desploma y el segundo comienza a subir hasta que el
ingreso remonta en condiciones de costos aún bajos.
Sherman, Howard. The Business Cycle. Princenton University
Press, New Jersey, 1991. "Realization and costs: reply to
Goldstein". Review of Radical Political Economy vol 34, n 2
Spring 2002.

Laibman presenta este modelo. Por un
lado reconoce la existencia de crisis de valorización
(ascenso de la composición del capital), de
realización (a nivel de la demanda y en
función de la participación de las ganancias en el
ingreso) y de "liquidación" (desplazamiento de capitales
sobreacumulados en la esfera financiera). Pero por otra parte,
también describe como la acción de esos sucesivos
desfasajes pueden analizarse en sus distintos ámbitos de
localización. Laibman David. "El capitalismo como
historia". Arriola J, Guerrero D. La nueva economía
política de la globalización. Universidad de
País Vasco, Bilbao 2000. Un ensayo
sobre la estructura y la dinámica de la sociedad capitalista I, II y
III. Realidad Económica, n 135, 136 y 137, noviembre de
1995, diciembre 1995 y enero 1996, Buenos Aires.
"Capitalism as history: a taxonomy of crisis potentials".
Science and society vol 63, n 4, winter 1999-2000.

Moseley Fred. "The Unites States economy at the turn of
the century: entering a new era of prosperity" Capital and class
67, spring 1999. Wolff Edward. "The recent rise of profit in the
United States" Review ofr Radical Political Economics, vol 33, n
3, summer 2001.

Este dato no es menor, porque define la
depuración de los capitales que condiciona el ascenso de
la tasa de ganancia. Mientras que algunos autores (Malloy,
Hossein, Gabb) destacan que el repunte del beneficio pudo
consumarse sin la desvalorización masiva que
precedió los grandes booms de largo plazo, otros analistas
(Dimicoli) puntualizan que la ausencia de esta depuración
obstaculiza la vigencia de una fase expansiva.
Malloy Mary. On Brenner"s politics os U.S. decline".
Against the Current, July-august 1995, Detroit. Hossein Zadeh
Ismael, Gabb Anthony, "Making sense of the currente expansion of
the US Economy. A long wave approach and a critique" Review of
Radical Political Economics, vol 32, n 3, september 2000.
Dimicoli Yves. "Une nouvelle economie?" Congres Marx
International III, Paris, 26-29 septembre 2001.

Distinguir la evolución de la tasa de ganancia de largo
plazo de su equivalente de corto plazo es vital para estudiar las
fases de cada etapa, porque la ley de Marx se
aplica al primer tipo de variable. Shaik utiliza la masa de
ganancia como referencia analítica de esta misma
investigación. Shaik Anwar. "La onda larga de la
economía mundial". Arriola J, Guerrero D. La nueva
economía olítica de la globalización.
Universidad de País Vasco, Bilbao 2000.

Wallersteien se equivoca al estimar que predomina el
aumento y no la reducción de los costos.

Las "tendencias sistémicas" que resalta
(declinación del ruralismo, desequilibrios
ecológicos y expansión de la
democratización) no operan por sí mismas, sino a
través de su impacto sobre la plusvalía, el capital
variable y el capital constante. Al omitir este análisis,
observa encarecimientos dónde se registraran
abaratamientos de costos. Wallerstein I "A left politics".
Monthly Review 8 v 53, January 2002.

Algunos economistas inspirados en Kalecki clasifican
esta variedad de situaciones en dos tipos de modelos:
"economías impulsadas por salarios o por ganancias". Pero
desvinculan esta descripción de las contradicciones del
capitalismo y no explican porqué aparecen y decaen estos
modelos. Taylor, Lance.
"Crecimiento
económico, intervención del estado y teoría del
desarrollo. Pensamiento Iberoamericano, n 29,
enero-junio 1996. Blecker Robert. "International competition,
income distribution and economic growth". Cambridge Joural of
Economics, vol 13, n 3 1989. Marglin Stephen, Bhaduri Amit.
"Unemployement and the real wage". Cambridge Economic Journal,
vol 14, 1990

Rasselet, Gilles. "L'analyse marxiene de crise de
superproduction". Actualiser l'economie de Marx. Congres Marx
Internacional. PUF, 1996.

Ver: Husson, Michel. Misere du capital. Syros, Paris,
1996. (Cap 1 y 2). Husson Michel. "L´ecole de la
regulation, de Marx a la fondation Saint Simon: un aller sans
retour?" . Bidet Jacques, Kouvélakis Eustache. Dictionaire
Marx Contemporaine, Puf, Paris 2001.

Rosenthal atribuye una equivocada significación a
la capacidad de compra de los capitalistas.
Rosenthal John. "Value and consumption". Capital and class
n 51, autoumm 1993.

Un trabajo reciente de su principal exponente es:
Brenner Robert. "The economy after the boon". Against the
current, n 98, may-june 2002.

Las grandes corporaciones inflaron utilidades
registrando transacciones ficticias para aumentar la
capitalización bursátil de las
compañías y mejorar las remuneraciones de
los ejecutivos con la complicidad de los auditores. Cuando el
divorcio entre
los balances y realidad de las empresa ya no
pudo sostenerse sobrevino el desplome accionario, que golpea
también a los grandes bancos acreedores
de las empresas en
quiebra. La petrolera Enron inauguró esta secuencia de
convulsiones, pero ya ha sido superada por World.Com y en el
mismo pelotón se ubican compañías de
telecomunicaciones (Global Crossing),
líderes de fusiones
(AOL-Time Warner) y gigantes de todos los sectores (Xerox,
Adelphia, Quest, Dynergy, Implcare). El derrumbe accionario
afecta a la masa de pequeños ahorristas y especialmente a
los trabajadores que apostaron su próxima
jubilación a Fondos de Inversión embarcados en el casino
bursátil. Gran parte de la
administración de Bush está implicada en
algún delito
relacionado con el encubrimiento o con el tráfico de
información confidencial. Estas vinculaciones provocan una
pérdida de confianza en la conducta de las
empresas, es decir en principios
ético que el capitalismo vulnera sistemáticamente,
pero que la población norteamericana mayoritariamente
respeta. Las críticas al "debilitamiento de las
regulaciones" se multiplican, mientras el gobierno intenta
preservar la impunidad de
los estafadores, mediante cambios superficiales que no impiden a
los financistas continuar operando indiscriminadamente en
cualquier segmento del mercado.

Un generalizado pesimismo embarga a los creyentes de la
"nueva economía", que auguran ahora el fin del cambio
informático. Esta mutación anímica no ha
modificado, sin embargo, "tecnodeterministas" de sus
teorías, que postulan la sustitución del ciclo
económico por un nuevo "ciclo tecnológico"
dependiente del mercado bursátil. Mandel Michael J.
Depressao.com, Record Sao Paulo, 2000 (cap 1 a 4).

También decrece la influencia de los
teóricos del nuevo "capitalismo cognitivo" que
reemplazaría la producción de bienes por la
coordinación de las actividades informacionales,
convirtiendo al conocimiento
en la fuente principal de valorización. Esta
concepción olvida que la generación de ganancias
depende de la producción material y de la
explotación de los asalariados. La creciente
gravitación del "trabajo informacional" no implica su
preeminencia como fuente de plusvalor. Qué ciertas
contradicciones del capitalismo se desplacen hacia la esfera
informática solo confirma el creciente
choque entre la socialización y la mercantilización
del conocimiento, porque el mayor entrelazamiento del proceso
productivo (y el consiguiente uso compartido de la
información) coexiste con la apropiación privada de
los frutos de esta actividad.

Ver Moulier-Boutang Yann. "Marx en Californie: le
troisieme capitalisme et la vielle economie politique". Congres
Marx International III, Paris, 26-29 septembre 2001.
También: Lojkine Jean. "L´espirit du capitalisme a
l´epreuve de ses practiques: une approche sociologique de
la crise du capitalisme informationnel". Congres
Marx International III, Paris, 26-29 septembre 2001.

Resulta especialmente fallido el intento de Holloway de
presentar la "financiarización especulativa" actual como
una manifestación de esta fuga, porque no logra demostrar
cuáles son los nexos que vinculan las luchas populares con
la hinchazón financiera. Estas conexiones no se han
observado en ningún caso concreto de la
última décadas, ni en el tequila mexicano, ni en el
desplome ruso, ni en la debacle tailandesa. Holloway John.
"Valor, crisis
y lucha de clases". Herramienta 15, otoño 2001.

Esta visión tuvo numerosos exponente entre los
teóricos de la II Internacional y sus sucesores
stalinistas, que identificaban las leyes del capital con
principios naturalistas, determinantes de un avance inexorables
hacia el socialismo.

Mandel utilizó este esquema para analizar la
interacción entre condicionamientos
económicos y acciones de la clase obrera. También
lo aplicó a su caracterización de las ondas largas,
señalando que las fases ascendentes de estos
períodos derivan de algún desenlace
estratégico "exógeno" de la batalla social
favorable a la burguesía, mientras que las fases
descendentes surgen de la acumulación de contradicciones
"endógenas" del capitalismo. Sobre este aspecto se
concentran en cambio los estudios que por ejemplo vinculan la
duración de un período al tipo de
industrialización predominante (liviana, pesada o de
consumo
durable).Ver: Albritton Robert. "Capitalism in the
future perfect tense". Albritton R, Itoh M, Zuege A. (eds).
Phases of capitalist development. Boom, crisis and globalisation
, Palgrave, London , 2001.

Si Holloway invierte esta realidad con su tesis de la
"insubordinación del trabajo", Negri recurre a una
distorsión mayor cuando presenta a la globalización
como un resultado de los "deseos de liberación" de los
trabajadores que buscan emanciparse de las tiranías
disciplinarias del taylorismo. En esta inversión, un
mecanismo de intensificación de la concurrencia entre los
trabajadores es visto como un canal de satisfacción de los
impulsos emancipatorios del pueblo, desconociendo que la
expansión geográfica del capital es la antítesis y no la coronación de las
batallas sociales de los oprimidos. Negri Antonio, Hardt Michael.
Imperio, Paidos, Buenos Aires, 2002. (cap 11 y 12)

 

 

 

 

Autor:

Claudio Katz


  

Economista, profesor de la Universidad de Buenos Aires e
investigador del CONICET

URL: http://katz.lahaine.org

Partes: 1, 2, 3
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