- Fundamentos
filosóficos - Idealismo (primer
paso) - Ruptura (segundo
paso) - Creación
(tercer paso) - Una
excepción
No existe obra que pueda actuar como mayor antídoto para espantar cualquier entusiasmo
que la de Federico Nietzsche.
Ello,porque nada hay en él que se pudiera parecer al
filósofo tradicional, al que hemos estado
acostumbrados a conocer a través de toda la historia de la literatura
filosófica, al quese afana por refugiarse en alguno de los
tantos sistemas
filosóficos hasta ahora conocidos, al que de uno u otro
modo se encuentra atrapado en los rigores de
losconvencionalismos, etc. Por eso, será necesario
advertir a los lectores, no familiarizados con la lectura de
los textos de Nietzsche,que una de las primeras dificultades que
tendrán que enfrentar, será vérselas con los
juicios contradictorios del filósofo, al encontrar en sus
textos pasajes sobre un mismo tema, difíciles de
relacionar con interpretaciones encontradas en anteriores
escritos.
En un cuadro así, fácil será imaginar a
un lector confundido, quien no acabará de entender el por
qué en forma tan recurrente el filósofo expresa
juicios tan distintos y contradictorios sobre un mismo tema.
Quizá, al cabo de las primeras páginas, nuestro
imaginario lector tendrá la esperanza de que, en las
siguientes, el filósofo pueda aclarar tan inusual actitud.
Esperanza vana, porque lejos de aclarar nada, Nietzsche
hará cerrada defensa de sus cambios de posición, al
afirmar que los compromisos adquiridos de por vida son un
absurdo, en cuanto el que los suscribe irá experimentando
evoluciones en su personalidad
que bien podrían justificar decir que, después de
algunos años, la persona que
conocíamos es otra; incluso más, de algunas hasta
podríamos decir que han sido varias a la vez.
Más aún, el desconcierto del lector será
mayor, del momento que gran parte de su obra la desarrolla en una
escritura
aforística la que contiene una engañadora
antonimia: por un lado, la concisión perentoria de sus
afirmaciones apodícticas dan la impresión de
entregarnos una verdad íntegra y, por otro, la
dialéctica infinita y perspectivesca que la misma
encierra, abren las posibilidades de interpretaciones
múltiples que anularían cualquier intento de
sentencia admonitoria. Así, acostumbrado el lector a
asimilar los textos mediante procesos de
incorporación intelectual, se le hará
difícil comprender que las contradicciones deberán
ser soportadas y mantenidas hasta el final por el ideal de
hombre que el
filósofo Nietzsche preconiza. Asumiendo éste que
sus contradicciones están a la vista y se asomarán
controvertidas para sus lectores, advertirá que nadie
tendría por qué llamarse a escándalo por
ello no encontrándose, en modo alguno, obligado a tener
que dar explicaciones ante cada interpelación que se le
requiera sobre el asunto. Más aún,
reivindicará esta condición paralos demás,
dejando ver que mientras los demáslas ocultan, él
las deja al descubierto.
Entonces, para comprender el por qué de sus
contradicciones, el asunto requerirá de una
explicación más particularizada si queremos servir
de ayuda a los que no se encuentran familiarizados con la
lectura de los
textos filosóficos, y para el caso, en particular, con los
textos de Nietzsche. Esto, será importante tenerlo
presente para evitar que potenciales lectores se confundan y
defrauden tempranamente con sus textos, puesto, que aún
hoy, cuando contamos con suficientes elementos intelectivos e
interpretativos que hace un tiempo
atrás no teníamos, esta imagen responde a
un cuadro que aún se sigue repitiendo; una realidad que ha
llevado a que muchos lectores preenjuicien de antemano sus ideas,
aún sin haberlo leído en sentido estricto.
FUNDAMENTOS
FILOSÓFICOS
"Hay cabezas esquemáticas, de aquellas que tienen un
conjunto de pensamientos por más verdadero si se deja
inscribir en esquemas o tablas de categorías previamente
diseñadas. Innumerables son las formas de engañarse
a sí mismo en este terreno: casi todos los grandes
sistemas tienen aquí su lugar. El prejuicio
fundamental es, sin embargo: que el orden, el carácter sinóptico, lo
sistemático tendrían que ser inherentes al
verdadero ser de las cosas y que, por el contrario, el desorden,
lo caótico, lo imprevisible solamente se
presentarían en un mundo falso o tan solo incompletamente
conocido -en una palabra, que son un error- :lo cual es un
prejuicio moral
extraído del hecho de que el hombre
veraz y digno de confianza suele ser un hombre del orden, de las
máximas y en general previsible y pedante. Ahora bien, que
el en-sí de las cosas se comporte conforme a esta receta
de burócrata ejemplar es, sin embargo algo completamente
indemostrable" (Fragmento póstumo)
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