- El Régimen Preestablecido y el
Contexto Histórico de la película - Sociedad
y Opresión en la Época de Rosas
La película está basada en un hecho real, la
historia de
amor entre
Ladislao Gutiérrez y Camila O´Gorman que se
desarrolla durante el régimen de Rosas. Él,
un sacerdote sustituto, ella la hija de un acaudalado
terrateniente. A pesar de ser simples mortales, y de ser fieles a
sus propias convicciones, fueron tildados de sacrílegos y
debieron sufrir el castigo de un estado
terrorista, cuyos únicos medios de
asegurarse la retención del poder fueron
las repetidas violaciones a los derechos humanos
y los episodios represivos. Fueron brutalmente penados, como todo
el que se revela contra las injusticias en una sociedad
injusta. La película refleja con maestría lo que
sucede en una sociedad donde el gobierno no es
representativo del pueblo: el dictador defiende los intereses de
los poderosos, y para eso utiliza a la iglesia como
adminículo esencial para llevar a cabo sus
confabulaciones. A su vez, la película nos
permitió, a través de su eximio reflejo de la
sociedad rosista, vislumbrar las similitudes y paralelismos que
el gobierno de Rosas, mantiene con otras dictaduras nacionales, y
con los regímenes dictatoriales en general.
La presencia del espíritu crítico, es casi
inquebrantable en este film. Un hecho que nos llamó
poderosamente la atención, fue el enterarnos de que esta
película había sido nominada para el oscar luego de
su estreno. Es increíble que una película que se
caracteriza por la crítica
a los estratos altos de la sociedad, haya estado nominada para un
premio otorgado por el Imperio Estadounidense, que como todo
imperio, intenta aplacar toda opinión antitética a
sus intereses. Creemos sin dudas que fue la intachable
trayectoria de María Luisa Bemberg, y sus notables
condiciones como cineasta lo que llevaron a esta película
a estar reconocida con este "galardón".
La historia de amor entre Camila y Ladislao Gutiérrez,
no es un suceso cualquiera, fue decisivo y crucial dentro de la
historia
argentina, ya que fue el desencadenante de la caída de
Rosas.
Como en una tragedia griega la "desmesura" del acto,
debía ser castigada para poder restablecer la
"armonía". Pero en las tragedias quienes castigan son los
dioses, y al atribuirse el papel de Dios, el mismo Restaurador
caía en una desmesura que también iba a necesitar
su expiación. Entre tantos horrores cometidos por la
mazorca y aceptados por él, esta historia de amor de
inocentes víctimas de intereses políticos -como
dice en un momento la madre de Camila, "¿Alguien piensa en
salvar a mi hija? La iglesia piensa en su buen nombre, vos
pensás en tu honor (al padre de Camila), Rosas en su
poder, los unitarios en cómo derribarlo utilizando este
escándalo"- , iba a convertirse con el tiempo en el
suceso más imperdonable de su gobierno. Como
sucedió a Lavalle con el fusilamiento de Dorrego, el
crimen cometido con Camila y Ladislao sería para Rosas el
comienzo del fin.
Asimismo, la película nos revela particulares de la
sociedad de época, el papel de la mujer, la
sumisión de la iglesia a los intereses del gobierno.
Para entender los hechos más importantes de la
película, es necesario entender primero el contexto
histórico en el que suceden, para así poder
realizar un análisis adecuado.
El Régimen
Preestablecido y el Contexto Histórico de la
película
En vías de procurar un acercamiento
fidedigno y auténtico al certificado desarrollo de
los procesos
políticos, económicos, sociales e institucionales
de nuestra nación
durante las épocas aledañas al período en el
que transcurre la película "Camila", que forjaron el
peldaño básico del que derivaron las posteriores
organizaciones
y disposiciones nacionales en todos los rangos que hacen a un
Estado, resulta imprescindible, ineludible y substancial
profundizar en la célebre figura de Juan Manuel de Rosas,
sagaz dictador que mantuvo la supremacía de su poder
durante casi dos décadas.
Nacido en el seno de una acaudalada familia de la
ciudad de Buenos Aires,
Rosas comenzó su participación política y militar
luego de amasar gran fortuna como ganadero y exportador de ganado
vacuno; ya a mediados de 1820 su figura se iba ensalzando con
gran aval proveniente, en primera instancia, de los grupos que
concentraban el poder económico y financiero, ligado a
intereses foráneos, provenientes de las potencias
mercantiles y comerciales de aquella época, cuyo sector
más próspero involucraba, en primer rango, a
corporaciones británicas y francesas; en tanto, mediante
sus perspicaces mañas políticas
y su apego a los intereses de los capitales externos, fue
acaparando el fuerte consentimiento de los sectores estancieriles
principalmente porteños, esenciales e imprescindibles para
el sustento de su modo gubernativo autoritario y persistente.
Cabe señalar que no es casual ni fortuita
la interrupción de la estadía de Rosas en el
gobierno bonaerense (primer período: 1829-1832; segundo:
1835-1852), sino que ésta surge como resultado de
maquinaciones políticas premeditadas: luego de abandonar
el cargo estatal, tras rechazar continuar en él debido a
la imposibilidad de obtener la renovación de sus
"facultades extraordinarias", reviste, disfraza y recubre sus
aspiraciones políticas protagonizando la conquista del
desierto, que obtuvo con rotundo éxito,
convenciendo y aparentando, de este modo, que se mantenía
ajeno a las controversias entre las facciones políticas
federales (estas llamadas "facultades extraordinarias" no eran
más que la mera aprobación de su régimen
dictatorial por parte de la clase
dirigente y terrateniente); empero, simultáneamente,
sustentaba un fuerte contacto con la política
porteña gracias a una fluida correspondencia con su
esposa, Encarnación Ezcurra, quien, respondiendo a
disposiciones de su marido, estimulaba la movilización de
sectores urbanos y rurales, creando fuerzas de choque que
atemorizaban a aquellos que no mostraran una total
adhesión a Rosas. ¿No es acaso ésta una
evidente, perspicua y claramente manifiesta estrategia
política? Pues así es como luego, ya en el
año 1835 y tras un lapso de constantes altercados y pugnas
entre los mismos federales y más específicamente,
como hecho puntual, el asesinato de Quiroga en Córdoba,
Rosas retorna al gobierno, impulsado por la ausencia de un
conductor eficiente y con significativo consenso en el interior y
por el pánico
que cundió en la Legislatura
bonaerense generado por el asesinato de Quiroga que acabó
por completo con la resistencia que
previamente había conservado este órgano al
rechazar otorgarle a Rosas facultades extraordinarias para
gobernar, pues veía en ello la legalización de la
dictadura.
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