Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina
Parte
1
Para poder analizar
las Bases de Alberdi, es necesario primero ubicarnos en el
contexto histórico en el cual fueron realizadas. En primer
lugar, Alberdi fue un miembro de la llamada "Generación
del 37", un grupo de
jóvenes provenientes de las elites ilustradas de Buenos Aires y el
interior que se propusieron organizar el país y llevarlo
al progreso teniendo en cuenta causas que hasta el momento nadie
había considerado, causas que para ellos eran los males
que retrasaban el proceso
transformador originado con la Revolución, causas básicamente
económicas y sociales. Tal como se verá a lo largo
de toda la obra de Alberdi, los problemas eran
fundamentalmente la falta de población, de comunicaciones, de comercio
exterior, la tradición española, y más.
Las bases fueron escritas en 1852, año en el cual se
realizó el Acuerdo de San Nicolás (31 de Mayo) que
dispuso la reunión de un Congreso general constituyente en
la ciudad de Santa Fe en el mes de agosto. Este acuerdo es
mencionado en sucesivas partes de la obra de Alberdi.
A partir de este libro, Alberdi
propone fijar ciertas bases de criterio para marchar en la
cuestión constitucional. En primer lugar, señala:
"…nos hallamos como en 1810 en la necesidad de crear un
gobierno
general argentino, y una constitución que nos sirva de regla de
conducta a ese
gobierno. (…) Un cambio obrado
en el personal del
gobierno presenta menos inconvenientes cuando existe una
constitución que pueda regir la conducta del gobierno
creado por la Revolución. Pero la
República Argentina carece hoy de gobierno…".
Alberdi entonces cree que hubo un retroceso en el tiempo, y
quiere cambiarlo.
El autor dice que la Argentina es el último país
que queda por constituirse, pero no por ello el más
perjudicado: puede aprender de los errores realizados por las
demás constituciones, ya que considera que ninguna
constitución de Sudamérica puede ser tomada como
ejemplo.
Divide la historia constitucional de
América
en dos etapas: la primera, de 1810 a la Guerra de
Independencia
contra España, y
la segunda que abarca desde ese momento hasta el momento en que
él escribe. Las constituciones realizadas en la primera
etapa fueron expresión completa de la necesidad de ese
tiempo: acabar con el poder político que Europa
había ejercido en este continente, la conquista y el
coloniaje. Sin embargo, el autor señala que esos objetivos han
cambiado y que la riqueza, el progreso material, el comercio, la
población, la industria,
todos los intereses económicos que eran cosas accesorias y
habían quedado relegados a un segundo papel, son para
él los más importantes y los que llevan al progreso
y a la prosperidad. Alberdi critica la Revolución
Francesa y la de la República Norteamericana, ya que
considera que su influjo en las constituciones de América
del Sur fue desfavorable. Por un lado, porque la
Revolución Francesa desconoció la libertad de
comercio y se acostumbró a vivir de tarifas,
protección y prohibiciones. Por otro lado, porque una de
las grandes miras constitucionales de los Estados Unidos
fue la defensa del país contra los extranjeros. Alberdi
señala que a Estados Unidos bien le convino esta política, mas no a
nosotros. En este sentido estoy de acuerdo con el autor; cada
país debe valerse de su propia constitución ya que
cada país tiene distintas políticas,
distintas costumbres y poblaciones. Sin embargo, no creo, como
Alberdi, que el comercio y todo lo relacionado a lo
económico es lo más importante y lo único
que se debe tener en cuenta.
Para demostrar el cuadro constitucional de América del
Sur y cómo para él éste presenta grandes
fallas, analiza algunas constituciones, las más conocidas
de Sudamérica.
En primer lugar analiza la constitución Argentina de
1826, la cual considera una reproducción de la de 1819. Lo que
más le interesa a Alberdi es analizar la política y
gobierno exteriores, los cuales considera política y
gobierno de regeneración y progreso. No concuerdo con esta
posición tan extremista que toma Alberdi respecto de la
política exterior, que ésta es lo más
importante, que gracias a ésta puede lograrse el progreso
y el avance del país. Un país puede abrir su
política y comercio al exterior pero en su interior
encontrarse en plena guerra civil. Esto no es un avance ni un
progreso en lo más mínimo. Alberdi señala
que los fines de aquella constitución; la libertad y la
seguridad,
deberían ser reemplazados por el progreso material, la
población, la riqueza, los intereses económicos,
que para su tiempo "son todo". Nuevamente, la línea del
pensamiento
liberal de Alberdi sale a la luz de una forma
a mi parecer equívoca: la libertad y la seguridad siguen
siendo fines tan importantes como los otros y debieran hallarse
todos en un mismo nivel. Critica, a su vez, que no se les otorgue
ciudadanía a todos los extranjeros sino
solo a aquellos que lucharon por la República, y que pueda
quitarse la ciudadanía por diversas causas. Según
sus palabras: "naciones en formación, como las nuestras,
no deben tener exigencias que pertenecen a otras ya formadas; no
deben decir al poblador que viene de afuera: Si no me
pertenecéis del todo, no me pertenecéis de
ningún modo. (…) Es preciso conceder la
ciudadanía sin exigir el abandono absoluto de la
originaria. Pueblos desiertos, que se hallan en el caso de
mendigar población, no deben exigir ese sacrificio….".
En primer lugar, Alberdi se refiere a un "desierto" (al cual se
refiere a lo largo de toda su obra) que realmente no existe como
tal. Alberdi considera un desierto la República Argentina
tan solo porque para él las personas "capaces", aquellas
que pueden llevar al país adelante, son pocas. Es por eso
que es un desierto. Porque no hay suficientes inmigrantes,
suficientes europeos que puedan ayudar a la prosperidad
económica; por el contrario, los indígenas, los
gauchos, no son
útiles, son incapaces de impulsar un verdadero desarrollo
industrial. Por otro lado, plantea que una nación
en formación no debe tener exigencias a las ya formadas.
Piensa que tiene que abrirse de forma completa al exterior.
Lamentablemente este pensamiento se cumple en la mayor parte del
mundo, es por eso que hay tanta desigualdad y tanta diferencia y
contraste entre los distintos países. Si un país
subdesarrollado le permite con plena libertad actuar en él
a un país desarrollado no sería extraño que
pronto ese país subdesarrollado se transformara en
dependiente del otro. Alberdi no pensó, cuando
postuló su teoría,
que tanta libertad muchas veces también lleva a la ruina;
no pensó en un punto medio sino en un extremo, y los
extremos siempre son peligrosos.
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