Artículo publicado en la Revista Nexos
No. 355 • Julio de 2007
Los medios de
comunicación son indispensables para la democracia.
Por ello la decisión de la Suprema Corte de declarar
inconstitucionales algunos artículos relevantes de las
leyes de
radio y
televisión y telecomunicaciones abre un horizonte para que los
medios
electrónicos cuenten con una regulación más
acorde con el interés
público. Raúl Trejo nos ofrece una
reconstrucción del debate sobre
dichas leyes y de la manera en que, ante la impugnación de
47 senadores, la Corte atendió ese asunto
fundamental.
El martes 5 de junio por la tarde Javier Corral Jurado
bromeaba en un noticiero de radio: "Estamos tentados a pagar en
la sección de clasificados del periódico
un anuncio que diga: Damos las gracias a Televisa y TV
Azteca por los favores recibidos". Unas horas antes los nueve
ministros de la Suprema Corte de Justicia que
discutieron la Ley Televisa
habían abrogado los artículos más
importantes de esas reformas a las leyes de Telecomunicaciones y
Radio y Televisión
aprobadas por el Senado en marzo de 2006. Corral y otros 46
senadores presentaron un recurso de inconstitucionalidad que fue
ventilado en medio de la mayor atención que, posiblemente, haya suscitado
jamás discusión alguna de ese tribunal.
Las sesiones de la Corte fueron transmitidas en el Canal
Judicial y el Canal del Congreso, ambos en televisión de
paga. Antes de ser discutidas, las 546 cuartillas de la ponencia
que elaboró el ministro Salvador Aguirre Anguiano en
respuesta a esa solicitud de inconstitucionalidad estaban
disponibles en internet. Esa
deliberación, con tal apertura, significó un
ejercicio inédito de la Corte. Frente a ella
contrastó el comportamiento
de las televisoras privadas que, cuando comenzaron las
discusiones de los ministros, desataron una campaña contra
Corral y Manuel Bartlett, dos de los ex senadores cuya
insistencia permitió que la Corte se ocupara de tales
reformas.
Los noticieros de Televisa anunciaron, con gran despliegue,
que un juez en Chihuahua había condenado a Corral a pagar
varios anuncios de campaña difundidos tres años
antes, cuando era candidato a gobernar ese estado. Sin
embargo, no dijeron que el comité estatal del PAN no
había pagado esos anuncios porque la filial de Televisa en
Chihuahua se negaba a entregar la factura
correspondiente. Televisión Azteca, por su parte, lo
acusó porque, cuando era senador, había suscrito
una iniciativa que proponía para las telecomunicaciones un
organismo similar al que ahora objetaba en las impugnaciones a la
Ley Televisa. Esas propuestas no eran similares pero lo que
buscaban Azteca y otros medios era presentar a Corral como
inconsecuente. Cuando solicitó espacio para aclarar esas
inexactitudes, Azteca se burló del ex senador.
Los ministros dedicaron ocho sesiones, entre el 24 de mayo y
el 7 de junio, a discutir las impugnaciones a esas reformas. Las
versiones estenográficas de tales discusiones, que
abarcaron casi 24 horas, suman 544 páginas.
Desde el 3 de mayo, cuando el ministro Aguirre Anguiano dio a
conocer su proyecto de
dictamen, los ejes de la Ley Televisa estaban cuestionados en la
Corte. Entre los argumentos fundamentales de ese documento se
encuentran la defensa de la conducción estatal sobre las
telecomunicaciones y la crítica
a la concentración excesiva de los medios de
radiodifusión en manos de pocos empresarios. Con las
reformas aprobadas en 2006, indicaba Aguirre, "se está
privando al Estado de la rectoría para planear una
eficiente y eficaz administración del espectro
radioeléctrico a corto, mediano y largo plazo, al
permitirse que, a pesar de constituir un bien del dominio
público escaso, su uso sea determinado mediante las
peticiones formuladas por los concesionarios".
El desarrollo
tecnológico en la radiodifusión permite que en el
espacio aéreo en donde hasta ahora se ha difundido un
canal de televisión, quepan tres o cuatro canales de
televisión
digital. También es posible transmitir, en ese mismo
espacio, señales
de internet o telefonía inalámbricas, entre otras
opciones. Las posibilidades de comunicación que hasta ahora se encontraban
reducidas a pocos canales de televisión, pueden
diversificarse gracias a la compresión de señales
con tecnología digital.
La Ley Televisa ponía esas ventajas tecnológicas
al servicio de
las empresas que ya
tienen concesiones de radiodifusión. El artículo 28
de la Ley Federal de Radio y Televisión les daba la
posibilidad de utilizar como quisieran el espacio adicional que
habrá en cada frecuencia, sobre todo en la
televisión que es el medio que requiere de más
anchura dentro del espectro radioeléctrico.
Bastaría con una notificación a la autoridad
administrativa para que las televisoras pudieran difundir, en
esas frecuencias, servicios de
telefonía o internet. Y por ese aprovechamiento adicional
del espacio que tienen concesionado no sería obligatorio
que le pagasen nada al Estado. Por otro lado, los medios no
comerciales "televisoras educativas y culturales, radiodifusoras
comunitarias, estaciones oficiales" estaban excluidos del
aprovechamiento del espacio adicional que resultará cuando
los medios
electrónicos experimenten la transición de la
radiodifusión analógica a la de carácter digital.
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