Informe sobre la aplicación de la ley 3/2004 de medidas de lucha contra la morosidad a los tres años de su aprobación
- Introducción
- La Ley
3/2004, de 29 de diciembre de lucha contra la
morosidad - Propuestas para mejorar
la aplicación práctica de la ley contra la
morosidad en el día a día de la realidad
empresarial
Introducción
Las restricciones de liquidez y el mayor rigor de las
entidades financieras para otorgar créditos, sumados a la constante subida de
los tipos de interés,
se ha vuelto a despertar el virus de la
morosidad que hasta hace poco vivía aletargado.
Las estadísticas de los últimos meses
demuestran un fuerte aumento de los impagos empresariales y de
los retrasos en el pago de las facturas vencidas. Este problema
se está agudizando de forma preocupante en algunos
sectores, especialmente en la construcción. Las perspectivas para el
año 2008 vislumbran que los impagados empresariales van a
continuar aumentando de forma progresiva sin que la Ley 3/2004 de
Lucha Contra la Morosidad en las Operaciones
Comerciales vaya a servir para frenar la avalancha de
impagos.
En el mes de noviembre 2007, el Índice Crédito
y Caución de Incumplimiento, que refleja la evolución de los impagos en las operaciones
comerciales entre empresas
españolas, refleja un empeoramiento del 33,1% en
relación con el mismo mes del año anterior. Tras
este comportamiento
de noviembre, los datos acumulados
durante los once primeros meses de 2007 sitúan el
crecimiento de los niveles de impago empresarial en el 13,6%
frente al mismo periodo de 2006. Se trata del valor
máximo de este indicador desde que Crédito y
Caución comenzó a registrar los primeros
síntomas de un cambio de
tendencia, a finales de 2005.
Por otro lado en diciembre la patronal CONFEMETAL (una de las
más importantes de la CEOE con 200.000 empresas)
lanzó un serio aviso sobre el problema del incremento de
los impagados, al afirmar que el 70% de la industria
detecta ya problemas de
morosidad en los cobros y advirtió que la morosidad en las
empresas crece a ritmos anuales del 34%.
Además, según datos del INE, en octubre de 2007
el importe de los efectos impagados asciende a 1.202 millones de
euros, lo que representa un incremento del 33,8% en
relación con el mismo mes de 2006. El crédito
otorgado por los proveedores en
forma de aplazamientos de pago constituye una de las fuentes de
financiación del activo circulante más importantes
de las empresas españolas, y en muchos casos son las
pymes las que
están financiando a empresas más grandes. Una de
las inversiones
más importantes que hacen las empresas es la efectuada en
cuentas de
clientes dentro
del realizable, puesto que los derechos de cobros y
créditos comerciales suelen representar una inversión muy importante y en los balances
de las empresas españolas se aproxima a un 30% del activo
total.
Un estudio reciente realizado por Banque de France, en el
Observatoire des entreprises, revela que en España la
masa patrimonial total de las cuentas por
cobrar en los balances de las empresas españolas, en
promedio, es el triple de la masa de créditos comerciales
que tienen las empresas alemanas en sus activos
circulantes.
Asimismo la rentabilidad
de todo negocio depende en gran medida de la duración del
período de maduración del dinero, es
decir del tiempo que
transcurre entre que el dinero sale
de la empresa hasta
que vuelve. El ciclo de maduración depende en gran parte
del tiempo que tarda la fase de cobro a clientes y de la
evolución del flujo de cobros. El objetivo que
ha de tener toda empresa es
acelerar al máximo la entrada de los cobros y para ello
debe adoptar los procedimientos
que optimicen los flujos de cobro de las ventas, y a su
vez aumentar la liquidez y mejorar la tesorería reduciendo
los gastos
financieros y las necesidades de financiación de los
recursos
invertidos en cuentas de clientes.
Desde la perspectiva de las finanzas
operativas, la explicación a lo que está ocurriendo
es muy simple; muchas empresas que están sufriendo cierres
del grifo pecuniario por parte de sus entidades bancarias,
están sustituyendo la financiación a corto plazo
por el alargamiento sine die de los pagos a
proveedores.
Esta espiral puede desencadenar un efecto dominó de
impagos en cascada. El incremento de los tipos de interés
está encareciendo el coste de los clientes morosos que
aparecen en el balance. Además la actual inflación
nos permite refrescar una máxima en finanzas: El dinero
con el paso del tiempo pierde valor, y a mayor inflación,
más valor pierde. En consecuencia, una factura
impagada no sólo supone un coste financiero para el
acreedor que la tiene que mantener en deudores, sino que
además, en el supuesto que el moroso acabe pagando
dos meses más tarde todo el importe adeudado, el acreedor
sufre una merma de valor debido a la inflación desbocada
que hoy por hoy existe.
Los impagados pueden poner en peligro los beneficios de
una empresa y
si aumentan excesivamente puede provocar una situación de
insolvencia que en el peor de los casos conduce al cierre del
negocio. Como la legislación actual ha demostrado ser
incapaz de solucionar la problemática de la morosidad, la
mejor manera que dispone una empresa para enfrentarse a la
ola de impagados que se avecina es que su personal tenga la
formación y conocimientos adecuados para evitar los
futuros morosos y recuperar los impagados que se puedan generar
lo antes posible.
La Ley 3/2004, de 29 de
diciembre de lucha contra la morosidad
Página siguiente |