Del Materialismo Histórico a la Ontología Hermenéutica: Anomalías de la Dialéctica Ser-Devenir
- Introducción.
- Los
estadios de la cultura y del conocimiento. - La
progresividad del conocimiento y de la historia. - Las
anomalías del materialismo
histórico. - Segunda parte: la
anomalía del estado y de la creatividad estética.
Objetividad, arte y violencia de hegel a
heidegger. - El
ambito sociopolítico: virtudes y vicios tanto de la
unión como de la fragmentación. - Epílogo.
Introducción.
El tema del seminario que nos
ocupa (1), enunciado como El Fin de la Filosofía de la Historia, resulta
enormemente ambiguo en su titulación, si es que no
redundante. Al decir el fin, ya puede verse una primera
matización necesaria, pues con fin de la filosofía
de la historia se aludiría tanto a la idea de que la
filosofía de la historia ha quedado obsoleta, ha
finalizado, terminado, o ya no tiene sentido, como, al contrario,
que hubiese una finalidad, una causa final o meta predeterminada
en la filosofía de la historia, esto es, una meta o
finalidad oculta e inserta ya en el objetivo o
tarea teórica de explicar el cambio a nivel
ontológico u estructural.
El título de la ponencia de la que hoy me ocupo no es
menos problemático que el que da origen al seminario, si
bien se sitúa en una determinada tradición desde la
que concretar lo general con lo particular y poner en juego el
tránsito de las esencias a los fenómenos y de los
fenómenos a las esencias, sin el cual toda
filosofía restaría incompleta, cuando no
vacía. El título El materialismo
histórico y sus anomalías, nos remite por un lado a
esa tradición supuestamente bien conocida que denominamos
materialismo
histórico y con la cual se pretende calificar la
teoría
marxiana acerca del devenir de la materia, sobre
la que haré algunas indicaciones a continuación.
Respecto al término anomalías, nada que ver con la
anomalía salvaje de Toni Negri y, tan sólo por sus
resonancias, podría verse alguna afinidad kuhniana en el
uso que hago del término, que aquí empleamos,
simplemente, como sinónimo de errores, fallos, grietas en
la teoría, a nuestro juicio nunca sistemáticamente
presentada ni acabada por Marx, del
materialismo histórico; una teoría necesaria pero
de la cual, desgraciadamente, se ocuparía finalmente una
mente analíticamente más débil que la del
fundador de la idea, la de Federico Engels, y que desde que
quedó esbozada con sus aporías en los Grundrisse
hasta nuestros días, no habría hallado quien se
hiciese cargo del problema teórico que contiene,
encontrando eso sí, quienes se desentendieran del asunto y
quienes lo tergiversaran hasta el delirio.
Analizar la expresión materialismo histórico nos
revelará el profundo dilema teórico que contiene,
pues bajo semejante expresión, no se viene sino a
reflexionar en una ontología regional y fundamental, que se
concretará en el marco óntico de la economía
política, uno de los problemas
fundamentales de la filosofía, desde que en Grecia se
comenzó con la funesta manía de pensar.
I. Los estadios de
la Cultura y del
Conocimiento.
Al plantear la división de la Historia en estadios o
edades se intenta con ello dar cuenta del cambio, pero a menudo
olvidando la exposición
del motor del cambio.
La mera exposición sincrónica de los estadios
sucesivos pasa por la explicación del cambio mismo. Veamos
algunos ejemplos: En Comte se nos ofrece el tránsito en
tres estadios: teológico (o mágico-mítico) –
metafísico – positivo. En Kierkegaard: estético –
ético – religioso (estadios existenciales-individuales).
La geología
dividirá en estadios los procesos de
desarrollo de
la naturaleza
mineral; la paleontología dividirá en estadios
biológicos la prehistoria,
atendiendo a los fósiles vegetales y animales. Ya en
Darwin los
estadios se acompañan del motor del cambio: especies
biológicas – vegetales – animales – humana (cambio por
selección natural; introducción del azar -mutaciones- y
eliminación de la teleología). En Freud la
teleología se nos cuela en su programa de
desarrollo individual cuando aparece orientado a la
resolución del complejo de Edipo, mientras que es
simplemente la necesidad (ananké) la que a su juicio rige
el cambio cultural y social; estadios sociales: animismo –
totemismo – politeísmo – monoteísmo –ciencia; Fases
del desarrollo psico-sexual individual: -fase oral- fase
anal-fálica- fase genital: hasta la resolución del
complejo de Edipo. El antropólogo evolucionista L.H.Morgan
(a quien seguirá Engels en su tardía
Dialéctica de la naturaleza) reproduciría el
esquema positivista comtiano-freudiano: salvajismo – barbarie –
civilización; al igual que el sociólogo T. Parsons:
sociedad
primitiva – primitiva avanzada – industrializada, que
añadiría la noción de universales
evolutivos, como elementos presentes en todo el proceso. Al
llegar a Marx vemos que la división en edades o estadios o
etapas, se realizará a tenor de la economía y del concepto de modo
de producción: comunista – asiático –
esclavo – feudal – capitalista – comunista. Proceso en el que la
lucha de clases en sociedad (y la contradicción
dialéctica en la teoría), se nos ofrecerá
como motor de la historia. También en pensadores
contemporáneos, como Habermas, existe una
teleología de herencia
hegeliana al presuponerse el entendimiento como el télos
de la
comunicación; si bien hay que distinguir entre
teleología y finalidad u objetivo, puesto que lo primero
se tiene por necesario, mientras que lo segundo es contingente y
bien podría no darse.
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