- Introducción /
resumen - El amor en
tiempos de globalización - La
comunicación como baluarte en las relaciones
actuales - Resistencia al nuevo
amor por sus formas de inicio - Un
triple refugio - Cotidianeidad y
encuentro - Nuevos
escenarios para viejos dilemas - Bibliografía
INTRODUCCIÓN /
RESUMEN
La Red se ha
transformado entre otras cosas en un lugar que abre a
posibilidades de conocer gente y enamorarse en formas más
simples que lo que permite el ritmo de vida actual. El presente
artículo aborda la cuestión del amor online
dando cuenta de sus similitudes con las relaciones de amor
cotidianas de la modernidad.
Este amor que comienza como comunicación tecleada puede resultar
también un refugio, trabajándose este aspecto en
tres acepciones de refugio. Sin embargo, juzgar las
(im)pertinencias de los amores por sus formas de inicio digitales
pareciera ser un enfoque intelectual soberbio al cual no resulta
grato adscribirse.
Este enfoque deja de lado la novedad, las nuevas maneras de
estar en el mundo globalizado. A través de la Red suele
haber manifestaciones muy intensas, de fuerte compromiso
emocional a pesar de la ausencia de contacto físico, a
pesar de lo virtual.
El amor en pantalla permite la huída pero no pareciera
diferir mucho de las relaciones que se establecen en los
territorios de conquista como
ser bares, pubs y discotecas.
A diferencia de tiempo
atrás donde el amor
fantaseado moría en la propia fantasía, a
través de lo online es posible dar una vuelta más a
la imaginación y encontrar dialogado de fantasías,
paliar las soledades, dar inicio a infidelidades, lograr
encuentro y por qué no amor también. El amor online
o el simple flirteo puede romper la monotonía del matrimonio, de la
rutina y abrir brechas que solo el tiempo determinará sus
dimensiones.
El amor en tiempos de
globalización
Unidas por la fibra
óptica de norte a sur y este a oeste las identidades
de las sociedades
intentan acomodarse frente al trastorno identitario generado por
la
globalización.
Para muchos este proceso
globalizador ha sido causa de esta suerte de vuelta sobre
sí mismos de los pueblos, como defensa frente a la
inminente licuidificación de la identidad
cultural (Castells, 1996; Giddens, 1999). Las denuncias sobre
este tipo de sociedades vueltas sobre sí mismas,
hedónicas, narcisistas, se hacen oír desde hace
años. Al tiempo que eso sucede las personas mientras
tanto, se vuelven también de variadas formas sobre
sí mismas para reencontrarse.
Asistimos entonces a infinitos procesos de
búsqueda y reforzamiento identitarios que van desde las
sociedades hasta los individuos particulares. Las diferencias
tienden a borrarse y los grupos humanos de
un mundo cada vez más pequeño se uniformizan
buscando a la vez recobrar las raíces perdidas por causa
del proceso globalizador.
La velocidad de
los cambios es vertiginosa y la incertidumbre es lo más
certero de ser encontrado en el camino. La tecnología impacta
fuertemente y las personas buscan adaptar sus modos de vincularse
tradicionales a los tiempos que corren. La globalización con su consecuente
"empequeñecimiento del mundo" ha abierto la posibilidad de
conocer gente de casi cualquier lugar del planeta con solo poseer
una conexión telefónica y una computadora.
Internet permite
compartir espacios virtuales con miles de personas alrededor del
mundo y volver a encontrarse eliminando las distancias:
físicas y psicológicas.
En estos nuevos, virtuales, espacios psicosociales (Balaguer,
2003) sin locación física, los sujetos
se encuentran, se conocen y hasta se enamoran. Allí
entonces comienza el amor online.
La
comunicación como baluarte en las relaciones
actuales
Similar al fuerte debate
generado en torno a los
menores y su acceso a la pornografía a través de la red, el
tema del amor online, las relaciones a través de la computadora
ha dado y está dando que hablar.
Muchos programas
radiales, de televisión, revistas de actualidad y de
variedades, han incorporado el tema por lo candente que resulta
en la vida social actual cada vez más tecnificada.
Las historias de parejas que se han casado, divorciado,
conocido a través de Internet, inundan las páginas
y las conversaciones acerca de la red, alimentando mitos y
contribuyendo al desarrollo de
la cibercultura.
La Red cada vez más se transforma en un lugar que abre
a posibilidades de conocer gente y por tanto enamorarse. Estamos
hablando de enamorarse frente a la computadora, o sea a solas
desde un punto de vista material, físico.
La pregunta que recorre la mente de muchos entonces es si esta
vuelta sobre sí mismos, esta nueva forma de conocer gente
se corresponde con una posición autoerótica,
narcisista, autística. Si esto fuera así,
¿es acaso el amor online un síntoma de
ello?
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