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Fundamentos para la evaluación de la educación en territorios indígenas (página 2)



Partes: 1, 2

En Colombia la
diversidad étnica y cultural está representada por
la existencia de diferentes grupos
étnicos: indígenas, afrocolombianos, raizales, rom
o gitanos, inmigrantes de países europeos,
asiáticos y latinoamericanos, y una gran mayoría
mestiza con marcadas diferencias culturales y regionales.

La diversidad indígena se evidencia en la existencia de
más de 80 pueblos que hablan 67 lenguas
diferentes y cuyo número de habitantes se
calculó  para 1997 en 701.860 personas, lo que
equivale al 1.75% de la población total del país (Arango y
Sánchez, 1998: 19). Colombia ocupa, después de
Brasil, el
segundo lugar en América
Latina en cuanto a diversidad de pueblos indígenas.
Sólo dos pueblos sobrepasan las 100.000 personas: los Nasa
(118.845) y los Wayúu (144.003), y hay varios en inminente
peligro de desaparición,  pues no superan las 100
personas, entre ellos los Taiwano (19), los Pisamira (54) y los
Makaguaje (50). (Arango y Sánchez, 1998: 115 y sgts.).

La conquista y
colonización europeas y cinco siglos de sometimiento y
mestizaje que significaron la desaparición de muchos
pueblos, no lograron eliminar la diversidad, antes bien,
generaron nuevas formas de diferenciación social y
cultural a partir de las estrategias de
supervivencia, de las diferentes formas de resistencia y del
tipo de relaciones establecidas con la sociedad
dominante.

Muchos pueblos conservan, en parte, su territorio ancestral y
sus prácticas sociales y espirituales. Otros se han
asimilado al campesinado en diversos grados. En la mayoría
de los pueblos indígenas, en los últimos treinta
años se observa un proceso de
revitalización étnica y cultural, siendo la
dinámica de estos procesos
diferente en cada caso.

Donde más se evidencia la diversidad indígena es
en el aspecto lingüístico, tal vez único en
América: las 67 lenguas inventariadas
actualmente pertenecen a trece familias diferentes; hay lenguas
de las grandes familias lingüísticas suramericanas:
Arawak, Carib, Quechua, Chibcha; lenguas regionales: Tukano,
Chocó, Guahibo, y lenguas aisladas: Andoke, Nasayuwe,
Yaruro, Kamëntsá (Landaburu, 2000)[2].

La diversidad se expresa también, en las diferentes
formas económicas (agricultores, pescadores, pastores,
cazadores, recolectores y otros que articulan distintas formas
productivas); en la
organización familiar y social; en las diferentes
cosmovisiones; en los procesos de socialización y en los procesos
etnoeducatios.

En Colombia, los grupos étnicos históricamente
han sido objeto del etnocidio, la negación, la
opresión y la discriminación. Esta situación se ha
agravado en los últimos años como consecuencia de
globalización, la violencia y
los desplazamientos derivados del conflicto
armado que afecta al país, generando, desarraigo
desintegración y da nacimiento a nuevas identidades.

2.                 
MARCO LEGAL

La Constitución Nacional de 1991 reconoce la
diversidad étnica y cultural como elemento constitutivo de
la nacionalidad
colombiana. Este principio, "lejos de ser una declaración
puramente retórica, es el principio fundamental de
diversidad étnica y cultural que proyecta en el plano
jurídico el carácter democrático y participativo
de nuestra República" (Cifuentes, E., citado por Angarita
y Otros, 1995). Por esta razón, "El reconocimiento de la
diversidad étnica y cultural en la Constitución
supone la aceptación de la alteridad ligada a la
aceptación de multiplicidad de formas de vida y sistemas de
comprensión del mundo diferentes de los de la cultura
occidental" (Ibídem). La Constitución contiene
diversos artículos que consagran los derechos de los pueblos
indígenas en materia de
educación
y cultura[3].

La Ley 115 de 1994,
Ley General de Educación, define la educación para
grupos étnicos como aquella que se ofrece a grupos o
comunidades que integran la nacionalidad y
poseen una cultura, una lengua, unas
tradiciones y unos fueros propios y autóctonos[4]. La
mencionada Ley señala que los programas de
etnoeducación deben ceñirse a los criterios de
integralidad, interculturalidad, diversidad lingüística, participación
comunitaria, flexibilidad y progresividad. Debe afianzar los
procesos de identidad,
conocimiento,
socialización, protección y uso adecuado de la
naturaleza,
sistemas de organización, uso de las lenguas
vernáculas, formación
docente e investigación en todos los ámbitos
de la cultura (art. 56). Reconoce las lenguas indígenas
como oficiales en los respectivos territorios indígenas y
ordena que debe ser tomada como base para la enseñanza de la lecto-escritura
(art. 57).

El Decreto 1860 de 1994, reglamentario de la Ley 115, ordena a
cada establecimiento educativo elaborar el Proyecto
Educativo Institucional (PEI) como un mecanismo para alcanzar los
fines de la educación de acuerdo con las condiciones
sociales, económicas y culturales.

El Decreto 804 de 1995 reglamentario de la Ley 115 determina
que la educación para los grupos étnicos se
sustenta en un compromiso de elaboración colectiva, donde
los distintos miembros de la comunidad
intercambian saberes y vivencias con miras a mantener, recrear y
desarrollar un proyecto global de vida de acuerdo con su cultura,
lengua, tradiciones fueros propios y autóctonos; determina
los fundamentos del currículo (territorialidad,
autonomía, lengua,  concepción de la vida de
cada pueblo, historia e identidad
según sus usos y costumbres; define criterios para
elaboración de currículos, alfabetos oficiales,
organización y funcionamiento del gobierno escolar,
calendarios e infraestructura física, y
elaboración de materiales
educativos y recursos
didácticos.

El Decreto 1860 De 1994 reglamenta parcialmente la Ley 115 de
1994, en los aspectos pedagógicos y organizativos
generales, ordenando que cada establecimiento educativo debe
elaborar el Proyecto Educativo Institucional (PEI) como un
mecanismo para alcanzar los fines de la educación de
acuerdo con las condiciones sociales, económicas y
culturales. El Decreto 230 De 2002, dicta normas en materia
de currículo, evaluación
y promoción de los educandos y
evaluación institucional").

Desde finales de los años setenta del siglo pasado se
han adelantado diversos programas de etnoeducación,
impulsados por el Estado, las
Organizaciones, las iglesias y las ONG. Estas
experiencias se han caracterizado por una gran diversidad debido
a factores como: origen de la iniciativa, enfoque de los
programas y niveles de participación comunitaria.
Después de más de 20 años de
etnoeducación se ha acumulado una valiosísima
experiencia, pero al mismo tiempo
subsisten aún graves problemas que
deben ser corregidos con el fin de fortalecer los procesos de
identidad de los pueblos indígenas y desde esas
experiencias aportar a la educación general en el
país.

En Colombia existe un movimiento
indígena consolidado y fuerte que se inició de
manera organizada desde los años setenta del siglo pasado,
cuando los indígenas se vincularon a la Asociación
Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), pero en 1982 se
conformó la Organización Nacional Indígena
de Colombia -ONIC.

Tanto las organizaciones regionales como la ONIC plantearon
desde sus inicios la exigencia de una educación propia. En
el Primer Congreso Indígena Nacional, en 1982, se
planteó la urgencia de rescatar las formas de
educación propia asumir gradualmente el control de la
educación, investigar y profundizar la propia historia y
fortalecer la lengua y la tradición oral como mecanismos
de transmisión de la cultura.

3         
FUNDAMENTOS DE LA EVALUACION

3.1       Concepto de
Educación

En Colombia los pueblos indígenas han asumido que el
derecho a la diferencia está directamente ligado a la
capacidad de decisión de cada pueblo sobre el tipo de
educación que quiere para sus hijos. Por esa razón
las organizaciones locales, regionales y nacionales han incluido
la educación como uno de los componentes fundamentales en
sus propuestas de autonomía.

En el análisis de la educación, los
indígenas reconocen que la escuela ha sido
uno de los factores decisivos para la desintegración
cultural al imponer ritmos, tiempos, conocimientos y valores que
alteran profundamente las pautas de socialización. La
escuela, igualmente, ha contribuido a subvalorar la
concepción cultural del territorio, las formas de comunicación y los conocimientos
tradicionales, socavando el sentido de pertenencia y de
identidad. Pero, al mismo tiempo ha brindado alternativas de
supervivencia y de resistencia frente a la sociedad dominante, al
posibilitar el aprendizaje
del español,
las matemáticas y otros conocimientos
requeridos para la interacción con los demás
grupos.

Pese al papel desintegrador de la escuela, muchos pueblos han
mantenido  y desarrollado sus formas de vida comunitaria, su
cultura y visión del mundo, los procesos de
socialización, la oralidad  y una serie de practicas
cotidianas y espacios educativos propios. De alguna manera se han
apropiado de la institución escolar y la defienden,
reconociéndola como factor de prestigio y  ascenso
social. "… la escuela ya es considerada como algo propio. Ahora
uno no puede decir que va a quitar la escuela porque le mandan
una tutela"[5].

Partiendo de estos análisis los indígenas han
concluido en la necesidad de apropiarse de la escuela y
reorientar su misión de
manera que responda a las características y necesidades de
los diferentes pueblos. Han visto que la educación formal,
además de coadyuvar a la defensa del territorio, la
autonomía y las formas de organización y gobierno,
debe contribuir a fortalecer las lenguas autóctonas, a
conocer y a valorar la historia y las costumbres de cada pueblo,
sin dejar de lado la relación con otros pueblos y otras
culturas.

Entre las principales características atribuidas por
los indígenas a la educación  se pueden
señalar:

-          De
manera reiterada proponen una educación que "enseñe
a los niños a
respetar sus autoridades, a valorar su cultura, a observar las
normas de convivencia con la madre tierra y con
las personas que los rodean" (ONIC, 1997).

-          Frente
a la educación oficial interesada por imponer otros
valores proponen una educación que fortalezca su identidad
y su sentido de pertenencia: "Cuando hablamos de educación
propia entendemos aquella educación donde aprendemos a ser
indígenas Sikuani, Wayuú, Tule, Nasa, Embera,
Uitoto, Wiwa, Curripaco, Pijao, Zenú y  todo ser
indígena en general…" (ONIC, 1998a).

-          Frente
a la visión oficial tradicional que equipara
educación con aula, sostienen que la educación se
realiza "en los hogares, en los espacios y momentos de encuentro
de la kankurua[6], de la maloca, del río, del
fogón" y que existen muchos modos de enseñar: "a
través de las historias, los sueños, los consejos,
la ley de origen, la palabra de los sabios y la acción
conjunta de la comunidad" (0NIC, 1997).

-          Es un
proceso permanente que "se inicia antes de nacer el niño y
va mucho más allá de la
muerte".

-          Es
integral (holística) porque tiene en cuenta la realidad en
toda su complejidad, sin parcelarla, y en sus diferentes
dimensiones, analizando los hechos y procesos dentro del contexto
total.

-          Se
fundamenta en una espiritualidad profunda puesto que considera al
hombre como
parte de la naturaleza, con la misión de cuidar, proteger,
respetar y defender la madre tierra, manteniendo la
armonía entre el hombre y el
cosmos, bajo la guía de las autoridades tradicionales y
los sabios, depositarios de conocimientos y saberes milenarios
(Ibídem).

-          Es una
estrategia de
resistencia y de lucha por la autonomía: "Por eso hoy
necesitamos educarnos para la acción externa sin dejar de
ser lo que somos y ante todo sin perder el objetivo de
lucha y resistencia. De hecho hoy debemos reflexionar cómo
seguir preparando y formando a nuestros hijos para continuar
luchando y resistiendo para seguir ejerciendo ante todo el
control territorial y la conquista de la autonomía"
(Ibídem).

-          Debe
preparar a los individuos para afrontar los retos del mundo
actual: "En un mundo en el que la
globalización y la modernización son cada
día más fuertes y aplastantes, no se puede
pretender que los pueblos indígenas vivamos soñando
vivir el tiempo pasado de tranquilidad [que vivieron] nuestros
antepasados… al contrario, el contacto con lo externo ha sido
siempre nuestro gran desafío… (ONIC, 1997).

En síntesis,
la educación en los pueblos indígenas debe cumplir
una función
socializadora, de transmisión de la cultura,
enseñando a las nuevas generaciones los conocimientos
valores, actitudes y
creencias de su grupo social
para lograr su inserción en él. Pero,
además, debe capacitar a los individuos para interactuar
con el mundo moderno asumiendo la relación y el diálogo
con otras culturas como un ejercicio permanente. Esto lo han
expresado los indígenas cuando declaran que la finalidad
de la educación debe ser  fortalecer la identidad en
contextos interculturales.

3.2.      Ejes o Dimensiones de la
Identidad

El análisis de los procesos organizativos de los
pueblos indígenas de Colombia muestra como en
medio de la diversidad que los caracteriza, dichos pueblos han
definido unos elementos comunes básicos en torno a los
cuales se ha consolidado el movimiento indígena colombiano
desde los años 70 del siglo pasado.Estas dimensiones son:
Territorialidad, Autonomía, Lengua y Pensamiento y
Sentido Comunitario (Comunitariedad). Ellas constituyen el eje de
las reivindicaciones de los pueblos indígenas, han sido
reconocidas por la Constitución y las leyes del
país y por diferentes Convenios Internacionales suscritos
por Colombia, y están presentes en las cosmovisiones de
los diferentes pueblos como expresión de maneras
específicas de relación del hombre con los seres
del universo. Sobre
estas dimensiones se sustentan los Planes o Proyectos de Vida
y los Proyectos Educativos y, en consecuencia, deben ser los
referentes fundamentales  de cualquier proceso de
evaluación de la educación indígena.

"       Territorio

El territorio no es sólo parcela para la producción, no es meramente un bien
apropiable, un objeto de compraventa y de ganancia
económica. Es la fuente de la cultura y de la
vida:"La tierra es
la esencia de nuestra existencia y sin ella no podemos hablar de
ninguna cultura porque de nuestra tierra madre sale toda la vida;
por ello debemos amarla y hacerla respetar. La lucha por la
recuperación de nuestra madre tierra constituye el eje de
unión entre las comunidades indígenas del
país"(ONIC, 1982). Para los indígenas el territorio
es un espacio codificado, pleno de significado en el que se
inscriben las relaciones sociales y espirituales del grupo, en el
que está escrita su historia y su devenir. Es un espacio
en el que se convive con los demás seres de la naturaleza
con los cuales se establecen relaciones, con las personas del
pasado y del presente, con los animales, las
plantas, los
espíritus y con los dueños de los seres del
universo, todo ello dentro de las normas de reciprocidad y de
respeto
mutuo.

El territorio se concibe no solamente como un espacio
geográfico, sino como una proyección cósmica
que refleja una forma particular de ver y entender el mundo donde
todos sus elementos tienen un significado social y religioso:
cerros, ríos, lagunas, raudales, valles y montañas
tienen carácter sagrado, como sitios donde habitan los
espíritus de la naturaleza o vivieron los antepasados.

El reconocimiento del territorio va más allá de
trazar unos límites
sobre un mapa  y definirlos legalmente: implica el
reconocimiento de que ese territorio es de un pueblo que tiene
unidad social, jurídica y política, es decir,
un pueblo con capacidad para ejercer decisiones fundamentales
sobre ese territorio.

Cada pueblo tiene una forma específica de
apropiación del territorio, determinada por las formas
económicas que establecen los diferentes espacios de uso,
por los calendarios ecológicos y ceremoniales que
determinan la movilidad del grupo  y por el carácter
sagrado de algunos lugares. Estas zonas donde se prohíben
las actividades productivas y que significativamente coinciden
con espacios de mayor biodiversidad,  se constituyen entonces en
reservas biológicas que se deben cuidar y respetar.

Hoy día los territorios ancestrales de la
mayoría de comunidades se han reducido y están
amenazados por las expectativas de explotación
económica fuera de los límites de equilibrio de
los recursos del subsuelo y de su biodiversidad. También
están amenazados por la colonización, la
pérdida de conocimientos y el cambio de
valores hacia la naturaleza. En consecuencia, la
restitución y garantía de los territorios de los
pueblos indígenas es requisito necesario para el
fortalecimiento de la autonomía.

"       Autonomía

La autonomía es un concepto integral que abarca todos
los aspectos de la vida. Está ligada a otras dimensiones
como lo territorial y lo comunitario. Sin embargo atiende al
contexto histórico, político y social. En esa
medida es algo relativo y así, lo que para un pueblo o
comunidad es pérdida de autonomía puede no serlo
para otros, porque se está atendiendo a los contextos.

La autonomía es una construcción permanente tanto del individuo como
de la comunidad que nace de la espiritualidad y se construye en
la relación con la alteridad, con el otro. La
autonomía fortalece la identidad, pero ella no significa
cerrarse a lo externo, sino conocerlo, reinterpretarlo,
resignificarlo. La autonomía no sólo es
resistencia, también es proyección, es decidir
hacia dónde se quiere ir. La autonomía debe
plantearse desde la cosmovisión, desde la forma de ver el
mundo, desde el pensamiento de los pueblos.

Como derecho de los pueblos indígenas, la
autonomía implica el reconocimiento del grupo
étnico como unidad político-administrativa, con
autoridad
sobre un territorio definido y con capacidad de decisión
en los diferentes ámbitos que integran la vida. Esto
significa el ser reconocidos como unidades
político-administrativas, con capacidad de decisión
para elaborar y ejecutar su planes de vida, con sus formas de
organización interna referidas al gobierno local, a las
actividades productivas, a la organización del trabajo
doméstico, la vida familiar y comunal, los mecanismos de
socialización y los ámbitos de expresión
simbólica. Significa también el derecho de los
pueblos a definir el papel de sus propios especialistas, con el
fin de aprovechar los recursos con que cuentan para la
elaboración autónoma de sus planes o proyectos de
vida. La autonomía es, igualmente, el derecho de los
pueblos indígenas en cuanto colectividades a obtener plena
legitimidad como interlocutores válidos ante el Estado y ante
el resto de la sociedad nacional.

Esta autonomía se ve amenazada por las políticas
estatales, por la violencia, la colonización y la
presencia cada vez mayor de multinacionales en los territorios
indígenas con sus planes de exploración y
explotación de los recursos
naturales. Igualmente se ve amenazada por los procesos de
globalización que difunden el capital, la
tecnología, las comunicaciones
y pretenden imponer modelos
hegemónicos de comportamiento[7].

Los Planes de Vida dentro de los cuales deben estar
articulados los Proyectos Educativos Institucionales (PEI) y
Proyectos Educativos Comunitarios (PEC), constituyen
expresión auténtica de la autonomía y
ejercicio de la capacidad de los pueblos de decidir su propio
desarrollo[8].

"       Lengua y Pensamiento

El lenguaje es
una de las formas de expresión del pensamiento y la
cosmovisión de los pueblos, una manifestación de su
identidad y un medio de interacción social. Si los pueblos
indígenas, a través de su lengua conservan la memoria
histórica, también guardan su visión de
futuro y las estrategias para alcanzarlo. La lengua sirve para
comunicar conocimientos y emociones,
recuerdos y pensamientos acerca de los hombres y de todos los
seres del universo.

La riqueza de la tradición oral constituye un patrimonio
irremplazable pues en ella se centra la pedagogía tradicional. Por su naturaleza
misma la tradición oral se enriquece permanentemente en su
confrontación cotidiana con la realidad y no se puede
entender como un corpus fijo, sino como un ser vivo que crece
constantemente. Leyes de origen, rezos, consejos, cuentos,
conforman un bagaje cultural lleno de enseñanzas para
todos los ámbitos y momentos de la vida y su recreación
debe ser un proceso que acompañe el desarrollo de la
escuela.

Si bien la escritura se está implementando en las
últimas décadas en casi todas las lenguas, su
función social es todavía restringida y la
oralidad  sigue siendo el rasgo cultural más
característico de los pueblos indígenas. Los
procesos de  transmisión de los saberes y memoria cultural
e histórica, el ejercicio del liderazgo, la
toma de
decisiones, se dan a través de la interacción
directa. El uso oral de la lengua cobra una importancia
crucial.

Las lenguas indígenas están en proceso de
llevarse al ámbito de la escritura lo que implica un
cambio de gran significación al pasar de una
tradición oral a una escrita que no niegue la oralidad. El
uso de la escritura es considerado de gran importancia por los
pueblos indígenas pues permite ampliar los ámbitos
de uso de las lenguas tanto en la escuela como en los espacios
sociales de interacción con la sociedad mayor. Como
resultado de las luchas indígenas las lenguas
indígenas han sido reconocidas como oficiales en sus
territorios, por lo cual muchas de ellas están en proceso
de normatización y planificación lingüística. El
castellano es
también patrimonio de las comunidades indígenas y
deberá enseñarse con una metodología específica como segunda
lengua, de manera que se garanticen las competencias
lingüísticas básicas: escuchar, hablar, leer,
escribir.

"       Sentido Comunitario
(Comunitariedad)

A diferencia de las concepciones del pensamiento occidental
que sitúan al hombre por encima de la naturaleza, y
separan hombre y mundo, en el pensamiento de los indígenas
el hombre forma parte de un conjunto o totalidad que trasciende
su vida individual y cuya conservación sólo es
posible si se garantiza la existencia de los otros seres, de
acuerdo con sus necesidades específicas y de conformidad
con lo establecido en las leyes de origen y en la
tradición. Lo comunitario así entendido es lo que
algunas culturas han definido como "armonía" del hombre
con la naturaleza: "cada monte, cerro, bosque, río es
nuestro hermano, cuando nuestro hermano muere, nuestra muerte esta
también cercana" (Mamo Romualdo Gil, cfr. ONIC,
1998b).

El sentido comunitario es una dimensión fundamental de
la cultura de los pueblos indígenas que se expresa en
todos los aspectos de la vida: en el considerar el territorio
como parte de la comunidad y compartirlo porque ha sido entregado
para usufructo colectivo, no individual; en la producción
colectiva; en la espiritualidad reflejada en una comunión
estrecha con todos los seres de la naturaleza; en los rituales y
celebraciones; en el ejercicio de la autoridad y en la toma de
decisiones, porque cuando se presenta un problema todos deben
pensar en él y buscarle solución; en la
jurisdicción especial centrada en la corrección
colectiva que ayuda a direccionar la conducta de
individuos y comunidad; en los procesos de socialización
de los niños y niñas; en el conocimiento que se
construye entre todos, así como en la construcción
colectiva de los sueños y esperanzas para mejorar 
las condiciones de vida.

Los sistemas de pensamiento o cosmovisiones dan coherencia y
significación a toda la vida intelectual, social y
moral de las
comunidades y sus individuos y de ellos se derivan una serie de
premisas fundamentales como el sentido de comunitariedad, el
carácter sagrado del territorio, el sentido de
reciprocidad como principio de regulación de los
intercambios sociales y de los intercambios entre los seres del
universo.

El sentido de comunitariedad, el cual está basado en
una espiritualidad profunda, en las Leyes de origen,  va
desapareciendo en los pueblos y comunidades como consecuencia de
la influencia de la sociedad mayoritaria que educa para la
competencia, no
para la solidaridad.

4         
Reflexiones Finales

Territorio, Autonomía, Lengua y Pensamiento y
Comunitariedad (Sentido Comunitario) han sido definidos por los
pueblos indígenas como elementos fundamentales de su
identidad. Esto es posible deducirlo del análisis de los
procesos organizativos de los indígenas colombianos, los
cuales no obstante reconocer la gran diversidad de culturas
existentes en los más de 80 pueblos, han llegado
también a la conclusión de que las dimensiones
antes señaladas sintetizan sus exigencias fundamentales y
les han permitido la unidad dentro de la diversidad.

La educación, entendida por los pueblos
indígenas colombianos como fortalecimiento de la identidad
en contextos interculturales debe tener como referentes
fundamentales estos ejes o dimensiones. Sin embargo y como los
mismos pueblos indígenas lo entienden, esto debe hacerse
en el marco de la interculturalidad, entendida esta como un
dialogo de
saberes, en donde cada una de las partes implicadas en el
diálogo reconoce que su interlocutor tiene algo que
aportar. En este caso el dialogo entre las culturas debe partir
de la base de que las culturas indígenas tienen mucho que
aportar a la sociedad actual, al igual que las otras
culturas  pueden contribuir al enriquecimiento de las
culturas indígenas.

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* Antropólogo, Magíster en Planeación
Urbana y Regional, saristig[arroba]hotmail.com

** Antropóloga, Magíster en Sociología, leoduit[arroba]hotmail.com

*** Doctor en Antropología,
fortiz[arroba]col1.telecom.com.co

[1] La Ley 115 de 1994, Ley General de Educación,
establece que, de conformidad con el artículo 67 de la
Constitución Nacional, la evaluación de los
docentes debe
formar parte de la evaluación de la calidad de la
educación y debe incluir a todos los docentes en ejercicio
contratados con dineros del Estado.

[2] Las lenguas con un número importante de hablantes y
con una distribución en territorios amplios,
generalmente presentan variaciones dialectales, las cuales en
algunos casos son muy importantes dentro de la estructura
social ya que permiten identificar grupos de descendencia
como clanes y, por tanto, definir rangos sociales. Otro nivel de
complejidad es la diversidad de contextos
socio-lingüísticos: por ejemplo en la Sierra Nevada
de Santa Marta, se encuentra el Teyzhuan, lengua sagrada de los
antiguos Tayrona, que no debe escribirse y se conserva en el
plano de la oralidad; el Koguian, la lengua cotidiana, el Damana,
la lengua franca, el Kakatukua la lengua perdida de los
Atanqueros y finalmente el español, la lengua de la
modernidad.

[3] Entre los principales aspectos pueden
señalarse:  la obligación del Estado y de las
personas de proteger las riquezas culturales y naturales de la
Nación
(art.8); el reconocimiento de las lenguas y dialectos de los
grupos étnicos como oficiales en sus territorios y la
obligación de la enseñanza bilingüe en las
comunidades con tradición lingüística (art.
10º); la educación como un derecho de la persona y un
servicio
público con función social; la formación de
los ciudadanos por medio de la educación en el respeto a
los derechos humanos,
a la paz y a la democracia
(art. 67); el derecho de los integrantes de los grupos
étnicos de tener una formación que respete y
desarrolle su identidad cultural (art. 68º, inciso 5º);
el reconocimiento de la diversidad cultural como fundamento de la
nacionalidad y la igualdad y
dignidad de
todas las culturas que conviven en el país (art. 70º,
inciso 2º); la obligación del Estado de promover
la
investigación la ciencia, el
desarrollo y la difusión de los valores culturales de la
Nación
(art. 70, inciso 2º); la obligación del Estado de
proteger el patrimonio
cultural de la nación y reconocer los derechos
especiales que puedan tener los grupos étnicos asentados
en territorios de riqueza arqueológica (art.
72º).

[4] A partir de la Ley 115 la etnoeducación incluye
también a los grupos afrocolombianos.

[5] Rosalba Jiménez, Intervención en Primera
Mesa de trabajo, Bogotá, agosto de 2000.

[6] Espacio ceremonial de los Arhuacos de la Sierra Nevada de
Santa Marta.

[7] La globalización ha traído otras
consecuencias que pueden tornarse positivas: "Por primera vez en
la historia conocida todas las culturas del mundo tienen hoy,
potencialmente, la posibilidad de estar en contacto directo, de
enriquecerse y fecundarse recíprocamente" (Bonfil, 1992:
8). Sin embargo, lo grave es que este ha sido un proceso de
imposición de unos pocos que excluye a la gran
mayoría.  La globalización es la amenaza
contra la autonomía de los pueblos, pero es también
el gran desafío de no encerrarse en sí mismos sino
de buscar la convergencia con otros pueblos para un fecundo
diálogo intercultural.

[8] El Fondo Indígena para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas de América Latina y el Caribe, se
está adelantando un programa de
formación y concertación sobre planes y
políticas de desarrollo indígena para los 16
países, atendiendo al mandato de la III Asamblea del Fondo
y al Plan de Trabajo 1999 – 2001. En cumplimiento de este
mandato, en Colombia se ha venido siguiendo un proceso de
análisis de las políticas de desarrollo
indígena que se vienen adelantando en el marco del
desarrollo propio de los pueblos que los mismos indígenas
han denominado "planes de vida".

 

 

Autor:

Silvio Aristizábal Giraldo

Leonor Lozano Suárez

Francisco Ortiz Gómez

Bogotá, Colombia, Octubre de 2.002.

http://www.naya.org.ar/congreso2002/ponencias/silvio_aristizabal.htm

Partes: 1, 2
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