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Chinos mambises desde el 68 al 78. 30 años en el Ejército Libertador de Cuba. (página 2)



Partes: 1, 2

"después se introducían con habilidad
en las ciudades para reclutar entre los de su raza, sin que las
autoridades pudieran reconocerlos, por lo difícil de
distinguir unos de otros"(8)

Se sabe que los primeros chinos que se incorporaron a la
Revolución fueron los de la zona de Manzanillo, lugar al
que habían sido llevados para la construcción de
las trochas locales y la trocha transversal. Estos mismos fueron
protagonistas de unas de las hazañas mas audaces del
General Maceo, en el año 1873, cuando el Titán de
Bronce atacó la guarnición de la villa de
Manzanillo en lo que se llamó desde ese momento "el
ataque de los chinos
". Se sabe que los chinos mambises se
infiltraron en la población y lograron confundir a los
españoles, haciendo muy efectiva y rápida la toma
de la guarnición y la red de fortines que ellos mismos
habían ayudado a construir.

En uno de los documentos mas importantes que describen
la contienda insurrecta, "Episodios de la Revolución
Cubana", Manuel de la Cruz hace referencia al rescate del
brigadier Julio Sanguily, apresado por el sargento español
Mont, quien al conocer la identidad de su prisionero
inválido le dice, asombrado

"-!Vaya que eres guapo! Mentira que un chico como
tú esté viviendo en las maniguas entre tanto negro
y tanto chino…
" (9)

Al morir Agramonte, su mando es ocupado por el general
Máximo Gómez, quien dirige victoriosamente una
serie de combates contra el enemigo español, siendo la mas
destacada la de Las Guásimas, batalla que duró
cuatro días y en la cual 3000 españoles de todas
las armas fueron derrotados por 1300 mambises, entre los cuales
había unos 500 chinos, se destaca en esta tropa el
capitán Juan Sánchez, de nombre Lam Fu King, que
había sido soldado en China durante una de las tantas
insurrecciones campesinas y tenía experiencia
militar.

Precisamente en la tropa de Máximo Gómez
se alistaba el chino Jose Bu Tang, que alcanzó los grados
de capitán en esta guerra y se conocía que era
amigo y hombre de confianza del futuro general en jefe del
Ejercito Libertador. Bu Tang fue práctico y correo
personal de Gómez

Son muchos los testimonios de la presencia y el valor de
los chinos en los campos de batalla de la Guerra de los Diez
Años, muchos los ejemplos de hechos de armas en que
descollaba no solo el coraje sino también el humor y lo
curioso del actuar de los chinos, vistos desde la perspectiva del
cubano. No siempre fue posible identificar a los chinos, algunos
no aparecían registrados con sus nombres originales sino
con los del empadronamiento o de sus antiguos dueños, tal
es el caso del capitán Juan Díaz, conocido por el
Apolo chino por su tez casi blanca, o Pancho Moreno, quien en la
toma de Mayajigua fue el sitiador mas atrevido, según
relata Gonzalo de Quesada:

Cargaba su trabuco (Pancho Moreno) con doble
munición, y de día y de noche, aquel hombre,
él solo, los retaba: "Baja la plasa españó,
y pelea." (10)

Qué decir de otro chino mambí, el teniente
Tancredo, que vivía en la zona de las Villas y fue hecho
prisionero. El español, al verlo, con desprecio, dijo:
"Este es un chino manila." Y cuál no sería su
asombro al escuchar la respuesta digna del chino herido, apoyado
en un árbol y sangrando: "No es un chino manila, no: es un
teniente del Ejercito Libertador de Cuba" y su voz vibró
ardiente de coraje y decisión:
"!Fusílenme!"

Otro ejemplo de fidelidad a la causa cubana fue
protagonizado por el chino Juan Anelay. Lamentablemente cayo en
manos de los españoles en Santa Teresa y fue horriblemente
muerto apaleado, amarrado a un árbol mientras gritaba
"!Viva Cuba libre!" Poco antes, en prueba de su bien ganada
reputación en el campo insurrecto fue comisionado por sus
compañeros villareños para hablar ante diputados de
la Asamblea y el Gobierno en Armas como su representante. El
valeroso Anelay supo decir las verdades con el habla singular de
los chinos

"Ciudadano cubano tó: Tó la gente
ta'quí jabla bonito na má. Tú dise nosotlo
va pa la Camagüey, tú no da nosotlo life, tú
no da pa nosotlo cásula, tú no da sino poquito
póvola, no da bala, no da papé, no da pomo,
pobesito nosotlo gente La Villa. (…) Yo digo, junto tó
nosotlo, tó gobieno, tó la gente camina pa la
Camagüey, ayá mucho que comé, mucho baca,
luego sigue pa La Villa, tó life, to gobieno, to la
Lepública: luego: !Viva Cuba libe!" (11)

Los chinos y el
Zanjón

Los chinos mambises competían en heroicidad y
valentía con los cubanos. Un ejemplo era el capitán
Liborio Wong, de nombre Wong Seng, que fue ayudante del general
Modesto Díaz, pasa a servir a las órdenes del
general Maceo, al producirse el triste Pacto del
Zanjón.

La tregua fue firmada el 10 de febrero de 1878, entre el
General Arsenio Martínez Campos y los generales del
Comité del Centro, en el campamento de San Agustín,
Camagüey. Entre los acuerdos de este doloroso pacto se
consigna, en su tercer artículo, una concesión
raigal que otorga

"Libertad a los esclavos o colonos asiáticos
que se hallen hoy en las filas insurrectas."(12)

Muchos de los 6 mil chinos que se afirma pelearon en la
Guerra de los Diez Años, se negaron a aceptar la tregua
del Zanjón y se unen a las tropas de los generales
intransigentes. Según afirma Juan Jiménez Pastrana
en su libro "Los Chinos en la Historia de Cuba,
1847-1930"

"El grueso de esos soldados de la libertad
(
opuestos al Zanjón) estaba integrado por chinos.
a estos les resultaba difícil presentarse a las
autoridades españolas; a tal punto que, a mediados de
1878, cuando capitularon las últimas fuerzas insurrectas,
no pocos de esos chinos prefirieron convertirse en cimarrones
antes de sufrir nuevamente en sus carnes los maltratos e
injusticias de la esclavitud." (13)

1879-1880 otra
guerra

Fue en la región oriental que prendió la
chispa de la guerra, impulsada por los ánimos de algunos
jefes mambises exiliados, quienes no tomaron en cuenta las
condiciones de Cuba en aquel momento ni fueron conscientes de la
necesidad de madurar y consolidar el proceso libertario. Los
chinos, como era de esperar, dieron el paso al frente.

Desde el comienzo de la Guerra Chiquita, muchos chinos
formaban parte de las tropas del Oriente y el Centro a donde se
extendió la llama de la insurrección, entre ellos
el capitán José Tolón (Lai Wa) y el
comandante Siam, el chino mas viejo de la Guerra de los Diez
Años.

Las autoridades coloniales intentaron por todos los
medios refrenar la insurrección. Hay referencias a bandos
publicados por las autoridades coloniales, en chino y en
español, solicitando que se entregarán a los jefes
mambises. En Las Villas se ofrecía una recompensa a los
chinos contratados y a los negros esclavos de 500 pesos fuertes
para quien entregara al general Francisco Carrillo, quien
según los españoles, se mantenía activo "con
cuatro negros y veinte chinos."

Otro famoso fue el teniente Pío Cabrera, un chino
que se alzó inmediatamente en armas al estallar la guerra.
Participó en varios combates y escaramuzas ganando
prestigio y respeto. En la acción de Buena Vista fue
encargado de proteger la retirada con algunos soldados. Su muerte
en aquel hecho es digna de un héroe:

"Vienen ya las tropas españolas: en la
calzada los espera el soldado chino, la cabeza descubierta,
rodilla en tierra, rifle al hombro. (…) Cada vez que dispara,
cae en tierra un enemigo. Casi sobre él están 50
hombres. Pío, imperturbable, carga, apunta, dispara con
regularidad matemática. Una bala le rompe la pierna, y
Pío tendido en la tierra colorada y húmeda, con la
misma calma, con la misma certeza mortal, carga, apunta, dispara.
Cada vez que se oye la detonación de su arma, cae un
uniforme mas. Cesa de tirar. Sus enemigos se lanzan sobre
él; con un supremo esfuerzo les arroja el rifle al rostro,
el rifle sin balas; ¡diez tenía el corazón
del heroico chino!" (14)

Destacado fue el capitán José Cuán,
conocido por Kow Kong Cuan, es decir, Cuan del poblado de Kow
Kong, que murió a manos de los españoles,
reía y gritaba "Pañol no pué con lo
chino cubano insulecto."

Pero a pesar del empuje inicial, la Guerra Chiquita
declinó y en 1880 los últimos combatientes
depusieron las armas

La tregua
fecunda

Durante los años de tregua, hasta el 95, las
condiciones Cuba en lo social y lo económico van cambiando
y propician un nuevo estallido anticolonial, impulsado por la
certera organización de la guerra realizada por
Martí y el Partido Revolucionario Cubano.

Por este tiempo, los chinos no ven mejoradas sus
condiciones de vida, aunque en noviembre de 1977 se había
firmado el Convenio de Pekín que entre otras,
prohibía la contratación de colonos chinos y
estipulaba que la emigración debía ser voluntaria y
libre, y

"El Gobierno de Su Majestad el Rey de España
ofrece al de la China tratar a los súbditos chinos que se
hallen en Cuba, o que vayan en lo sucesivo, de igual modo que a
los extranjeros de la misma categoría, súbditos de
la Potencia mas favorecida."(15)

El 26 de octubre de 1879 arriba a La Habana una
delegación presidida por Lin Liang Yuang y Chung Sen Yin,
cónsul general y vicecónsul respectivamente. El
Consulado fue instalado en la calle de la Industria esquina a la
de San Rafael en febrero de 1880. El Viceconsulado radicó
en la ciudad de Matanzas. Estos dos ministros chinos
tenían la misión de informarse si se cumplía
los términos del convenio y estrechar los lazos de
unión entre España y China.

Por el año 1860, los chinos comienzan a asentarse
en la zona aledaña a la Zanja Real, cruzando la calle de
Galiano y muy cerca de los grandes talleres de despalillado de
tabaco donde laboraban de sol a sol. Va surgiendo el conglomerado
semiurbano que con el paso de los años se
convertiría en el Barrio Chino mas próspero y
populoso de América Latina. Los chinos se dedican al
cultivo de viandas y hortalizas y dan sus primeros pasos en el
comercio y los restaurantes, sin olvidar, los mas humildes, su
sangre guerrera y los años de bregar en la manigua
insurrecta.

A la manigua en
el 95

Gracias a la certera dirección y
organización de Martí, la guerra estalla el 24 de
febrero de 1895, acentuando su carácter unánime.
Los chinos veteranos, principalmente, se unieron a la
insurrección: el capitán José Tolón
(Lai Wa), el comandante José Bu Tack, éste bajo las
órdenes del Mayor General José Miguel Gómez,
el futuro tristemente célebre Tiburón.

El 13 de mayo de 1895, los generales Antonio y
José Maceo lograron una de las primeras victorias mambisas
de la Guerra: la Acción de Jobito, en la que
participó activamente el capitán Tolón con
12 chinos. Y dos meses después se volvieron a destacar en
el combate de Peralejo, una de las mas brillantes muestras de la
estrategia militar cubana de todos los tiempos, donde fue
derrotado el general Martínez Campos. Muchos de estos
chinos se ganaron el honor de pertenecer a la escolta de Antonio
Maceo en la invasión a Occidente.

También logró merecidos galones el chino
Andrés Li Ma, en territorio villareño. Su tropa
participó activamente en la acción de Palo Prieto,
bajo la dirección del general Serafín
Sánchez. El combate se inició sobre las ocho de la
mañana con el ataque de la caballería mambisa,
seguidamente entró la infantería y en ella se
lució, según testimonios de participantes directos,
la compañía dirigida por el capitán Li Ma.
Otro tanto hizo en el combate de Paso de las Damas, compartiendo
honores militares con coterráneos suyos como el
capitán Facundo, al frente de la infantería del
brigadier José González Planas, y en las fuerzas de
la escolta del general Francisco Carrillo.

Li Ma también tuvo una destacada
participación en Arroyo Blanco, también en la
región villareña. Se dice que en lo mas encarnizado
del combate, cuando las balas españolas mas arreciaban, la
tropa china de Li Ma avanzaba impávida hacia el frente
enemigo y a golpe de mandoble destruyeron totalmente las
líneas. Al finalizar la guerra este bravo chino se
dedicó, con absoluta humildad y sencillez, a cultivar la
tierra en una modesta colonia de caña, en
Morón.

Matanzas también fue testigo del hacer de los
chinos mambises. Conocidos son el teniente Achón, el
sargento José, el teniente Manuel Pau. Y en La Habana, el
general Adolfo Castillo tenía una nutrida tropa de chinos
y se dice que él hablaba el idioma por lo que se
entendía muy bien con ellos, especialmente con uno llamado
Víctor Arocha, facilitando la convivencia y las acciones
en la batalla.

Este Arocha fue protagonista de un hecho curioso.
Siempre llevaba su machetón en bandolera y lucía
una larga trenza de pelo muy negro. Un día, mientras
cabalgaba, fue sorprendido por una patrulla española,
rápido, hincó los ijares de la bestia y se
lanzó al galope, mientras los rayadillos gritaban: !Date,
chino! !Date, chino! Y Víctor, disparando sin cesar y
riendo, gritaban en respuesta – Si pué, coge, y si no,
leja.

En la escolta del Generalísimo Máximo
Gómez figuraba el capitán Jose Bu Tack, que tuvo en
su haber una actuación casi humorística, pero al
que su valor, honradez y fidelidad a la causa le confirió
un altísimo honor: pudo ser elegido presidente de la
república al terminar la guerra. José, al igual que
Arocha, fue sorprendido por una patrulla, pero en el tiroteo
logró derribar al capitán español y como los
soldados se dieron a la fuga, regresó a recoger las
municiones y las armas, cuál no sería su sorpresa
al encontrar entre las propiedades del oficial enemigo un
delicioso, y acabado de robar seguramente, pollo asado.
José fue comiendo trocitos de aquel manjar durante dos o
tres días, y cuando alguien le pedía una
porción, respondía alegremente -?
quiele pollo? Mata capitán pañol.

No siempre los asuntos de las Revolución andaban
a la luz del día. Un bravo cubano, de nombre Benigno
Souza, apoyaba la insurrección en la vida civil y en una
ocasión se encontró con el sargento Luis
Achón, de la tropa de Máximo Gómez. Este
chino se incautó un bello alazán, propiedad de
Souza, para sumarlo a su patrulla. El criollo rápidamente
intento recuperar el animal pero se puso un poco violento y
Achón, ni corto ni perezoso, cargó su tercerola y
se dispuso a disparar. Souza, salvado gracias a la
intervención rápida de un oficial mambí que
sabía de sus actividades, requirió al chino con
dureza:

– !Pues no faltaba mas sino que los chinos vinieran
ahora a matar a los cubanos!

La respuesta del asiático no se hizo esperar. Con
mayor rudeza, con una mirada de desprecio, dijo:

– Yo so má cubano que tú. Yo tá
peliá… !tú ta la casa…! (16)

Los chinos no solo participaron en la Guerra del 95 como
combatientes, se sabe que algunos comerciantes hicieron aportes
monetarios a la causa, y muchos entregaron víveres y
géneros para alimentar y vestir a los soldados de la
libertad.

Al concluir la Guerra, con la libertad truncada por la
entrada de los estados Unidos, y el acuerdo enajenante de
París, los chinos se incorporan a la vida civil en la
naciente república. El artículo 65 de la Carta
Fundamental de 1901 franqueaba el derecho a dos chinos a ser
elegidos presidentes: el capitán José Tolón
y el Teniente Coronel José Bu Tack, por haber servido mas
de diez años en las filas insurrectas y haber peleado en
las tres guerras.

Después de
1901

La presencia de los chinos en la Revolución
Cubana no se limitó a su participación en las tres
guerras por la independencia. Destacable es además la
figura del comunista chino José Wong, Huan Tao Pay, quien
junto a otros de una tendencia progresista, fundan en 1927 la
Alianza Protectora de Obreros y Campesinos, en el Barrio Chino de
La Habana, y editan el periódico mimeografiado y
clandestino Grito Obrero Campesino a partir del año 1929
(17). José Wong fue asesinado en el Castillo del
Príncipe el 13 de agosto de 1930. Y 30 años mas
tarde, un grupo de descendientes y naturales chinos fundan la
Milicia Popular China Brigada José Wong, en
recordación a este mártir de la libertad cubana,
con Pedro Eng y Rufino Alay a la cabeza, esto fue en el onceno
aniversario de la fundación de la república Popular
China, el 1 de octubre de 1960.

La insurrección popular que nació el 26 de
julio de 1953, y continuó en la Sierra Maestra,
acogió la presencia china en la guerrilla comandada por
Fidel. Es conocida la participación de Moisés Sio
Wong en diversas acciones y es hoy general de brigada de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias, y preside la Asociación
de Amistad Cuba-China, no siendo el único descendiente en
ostentar este alto grado militar.

Al triunfo de enero, muchos miembros de la Comunidad
China en Cuba se suman a la nueva democracia popular. Los chinos
se integran a las nacientes Milicias Nacionales Revolucionarias,
a las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del
Interior. Debemos mencionar los nombres de Rufino Alay, Fausto y
Pedro Eng, Guillermo Chiu. Muchos chinos cumplieron misiones
internacionalistas en diversos países del mundo, llevando
la solidaridad cubana, sentimiento humanista de su segunda
patria. Otro descendiente que alcanzó prestigio en las FA
es el capitán de navío (r) Jorge Alay Jo, que en la
actualidad es uno de los profesores de idioma chino en el seno de
nuestra Comunidad.

Conclusión
casi necesaria

Los chinos forman parte indisoluble de la nacionalidad
cubana, de su espíritu de libertad e igualdad, de la
confraternidad universal que nace de la mesticidad de nuestra
cultura. A lo largo de casi 160 años, su aporte ha estado
presente en todos los ámbitos de la realidad nacional: la
cultura, el deporte, la culinaria, el comercio, la
religión, etc. Los chinos y sus descendientes,
continúan este proceso de intercambio e influencias mutuas
con el resto de los grupos étnicos que conforman el ajiaco
cultural cubano, al decir del sabio Don Fernando
Ortíz.

En abril del año 1946 fue oficialmente inaugurado
el obelisco que se consagra a la memoria de los chinos que
participaron en las Guerras de Independencia, auspiciado por la
Asociación de Veteranos. (El monumento se construyó
en 1931, pero su inauguración de retrasó debido al
ataque japonés a la Manchuria en septiembre de ese
año.) Para la ocasión se reimprimió el
ensayo de Gonzalo de Quesada y en la introducción, el
historiador Juan Luis Martín escribió estas
palabras:

"Para ellos (los chinos) los cubanos no
solo tenemos la gratitud que expresamos con la recordación
de sus grandes y generosos hechos, sino también la
gratitud mas honda y sentida, que está en nuestros
corazones y que con tanta vehemencia expresó Gonzalo de
Quesada"(18)

Para la celebración fue invitada una unidad naval
china, compuesta por 8 unidades de guerra, y contó con la
presencia del entonces presidente de la República, el
doctor Ramón Grau San Martín y el Ministro chino Li
Ti-Tsun. En aquella memorable fecha se develó la tarja que
contiene las certeras palabras de Gonzalo de Quesada

"No hubo un chino cubano
desertor;

no hubo un chino cubano
traidor"

Notas

  • (1) Juan Pérez de la Riva. Demografia.
    1975. pág 480. Tomado de José Baltar
    Rodríguez. "Los chinos de Cuba. Apuntes Etnograficos.
    . Fundación Fernando Ortíz, Ciudad de La
    Habana, 1997, pág 28.

  • (2) Gonzalo de Quesada "Los chinos y la
    Revolución Cubana" Enero de 1892, Reimpreso en
    Septiembre de 1946, Úcar, García y Cía.
    La Habana, Cuba. pág 17

  • (3)  (Diario de la Marina jueves 22 de
    junio de 1854, pag 4)

  • (4) (Diario de la Marina, sábado 29
    de abril de 1854)

  • (5) (Diario de la Marina, martes 4 de abril
    de 1854)

  • (6) Gonzalo de Quesada op. cit. pág
    16

  • (7) Tomado de Juan Jiménez Pastrana,
    "Los chinos en la Historia de Cuba. 1847-1930" Editora
    Política. La Habana, 1983. pág 82

  • (8) Gonzalo, op. cit. pág 18

  • (9) Manuel de la Cruz. "Episodios de la
    Revolución Cubana"

  • (10) Gonzalo, op cit. pág 21

  • (11) Gonzalo, op cit. pág 22

  • (12) Jiménez Pastrana, op. cit.
    pág 106

  • (13) Jiménez Pastrana, op. cit.
    págs 107-108

  • (14) Gonzalo, op cit.

  • (15) Jiménez Pastrana, op cit pag
    112

  • (16) Dr Benigno Souza y Rodriguez.
    "Biografía de un regimiento mambí. El
    regimiento Calixto García." Academia de la Historia de
    Cuba. Imprenta El siglo XX. 1939. Págs
    94-95

  • (17) Baltar Rodríguez, op. cit.
    págs 70-71

  • (18) Juan Luis Martin, Introducción y
    notas. Gonzalo , op. cit. pág 11

 

 

Autor:

Julio Gerardo Hun Calzadilla

Escritor, Director de Radio e Investigador de la
Presencia China en Cuba

En este mismo sitio tiene "La Danza del León
Chino en Cuba" (conjuntamente con Carlos A. Alay Jo), "Las
Sociedades Chinas en Cuba: escudo y sostén" y Teatro Chino
de Cuba: un destino diferente."

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