- Causas
de la pérdida de biodiversidad - Estrategia
Española para Conservación y el Uso Sostenible de
la diversidad Biológica - Destrucción de
hábitats - Referencias
La pérdida de la diversidad genética,
de especies y de ecosistemas es
uno de los mayores peligros para el futuro de la
humanidad.
Desde el pasado día 7 de abril y hasta el 19 del mismo
mes, se celebra en La Haya (Holanda) la Sexta Conferencia de
las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica,
pocos meses antes de la Conferencia Río+ 10, que se
celebrará en septiembre en Johannesburgo
(Suráfrica). La Conferencia coincide con la puesta en
marcha del Protocolo de
Kioto (el cambio
climático es una de las mayores amenazas para el futuro de
la biodiversidad), y el Plan
Hidrológico Nacional (los embalses y el trasvase del Ebro
previstos en el PHN afectarían negativamente a nuestra
diversidad biológica) y el proceso
imparable de construcción de nuevas infraestructuras de
transporte,
como autovías, autopistas y líneas de alta velocidad.
Otra de las amenazas más insidiosas es el desarrollo de
los cultivos
transgénicos, y que puede tener graves consecuencias a
lo largo del siglo XXI, si la presión
ciudadana no frena su desarrollo.
Cada año desaparecen miles de especies y con ellas
nuevas posibilidades de culturas agrícolas, productos
industriales o medicinas para curar las enfermedades. Con la
pérdida de diversidad, aumenta la uniformidad, la
dependencia de unas pocas variedades de plantas para
alimentarnos, y sobre todo crece la vulnerabilidad ante las
plagas y las enfermedades.
La biodiversidad se pierde debido al deterioro y
fragmentación de los hábitats, a la introducción de especies, la
explotación excesiva de plantas, animales y
peces,
la
contaminación, el cambio climático, la agricultura
(reducción de las variedades empleadas, plaguicidas) y
repoblaciones forestales con monocultivos de rápido
crecimiento.
A las consecuencias indeseables del desarrollo
económico, del crecimiento demográfico, de la
desigual distribución de la renta y del consumo
insostenible de recursos, hay que
añadir las causadas por las nuevas biotecnologías y
el desarrollo de la ingeniería
genética, el reducido espectro de productos
agrícolas, forestales y pesqueros comercializados, y las
políticas económicas que no
atribuyen su debido valor a los
recursos. La mayor parte del germoplasma de las especies y
variedades agrícolas y ganaderas puede llegar a
desaparecer.
Las especies inventariadas alcanzan la cifra de 1.750.000,
pero algunos autores señalan que probablemente superen los
111 millones de especies, aunque la cifra media hoy se estima en
13.620.000 especies, según la Biblia de la biodiversidad,
el Global Biodiversity Assessment, informe de 1.140
páginas publicado en inglés
por el PNUMA en 1995. Pero lo único seguro es que
nadie sabe cuántas especies existen. Entre las especies ya
descritas hay 270.000 plantas, 4.300 mamíferos, 9.700 aves, 6.300
reptiles, 4.200 anfibios, 19.000 peces, 72.000 hongos (se cree
que el número de especies debe superar 1,5 millones),
1.085.000 artrópodos (950.000 insectos descritos, aunque
el número de especies debe ser superior a 8 millones),
5.000 virus y otras
4.000 bacterias (una
ínfima parte de los más de 400.000 virus y 1
millón de bacterias que se cree que existen).
Los bosques tropicales, que sólo cubren el 7 por ciento
de las tierras emergidas, albergan entre el 50% y el 90% del
total de las especies. El promedio de extinción era de una
especie de mamíferos cada 400 años y de una especie
de aves cada 200 años, pero las extinciones documentadas
en los últimos 400 años indican que han
desaparecido 58 especies de mamíferos y 115 de aves.
Estas cifras representan solo las extinciones conocidas. Las
poblaciones afectadas pueden resistir durante algunas
generaciones, pero están condenadas a la
desaparición cuando su número total cae por debajo
de un punto que no puede soportar la dureza de una sequía,
una enfermedad, una depredación y otras clases de
fenómenos.
Una especie debe tener una población de al menos varios miles de
individuos para sobrevivir a largo plazo. Alrededor del 12 por
ciento de las especies de mamíferos y el 11 por ciento de
aves fueron clasificadas como especies en peligro en 1990.
El 90 por ciento de nuestra alimentación procede
de 15 especies de plantas y 8 especies de animales. El arroz,
según la FAO, aporta el 26% de las calorías, el trigo el 23% y el maíz el
7%. Las nuevas especies sustituyen a las nativas, uniformizando
la agricultura y destruyendo la diversidad genética.
Sólo en Indonesia se han extinguido 1.500 variedades de
arroz en los últimos 15 años. A medida que crece la
uniformidad, aumenta la vulnerabilidad. La pérdida de la
cosecha de la patata en Irlanda en 1846, la del maíz en
Estados Unidos
en 1970 o la del trigo en Rusia en 1972,
son ejemplos de los peligros de la erosión
genética y muestran la necesidad de preservar variedades
nativas de las plantas, incluso para crear nuevas variedades
mejoradas y resistentes a las plagas.
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