- Solar
fotovoltaica - Solar
térmoeléctrica - Eólica
- Biomasa
- Biogás
- Biocarburantes
- Hidráulica
- Geotermia
- Hidrógeno
- Empleo en el
sector energético
Bajo la denominación de energías renovables,
alternativas o blandas, se engloban una serie de fuentes
energéticas que a veces no son nuevas, como la leña
o las centrales hidroeléctricas, ni renovables en sentido
estricto (geotermia), y que no siempre se utilizan de forma
blanda o descentralizada, y su impacto ambiental
puede llegar a ser importante, como en los embalses para usos
hidroeléctricos o los monocultivos para biocombustibles.
Actualmente suministran un 20% del consumo
mundial, siendo su potencial enorme, aunque dificultades de todo
orden han retrasado su desarrollo en
el pasado.
Con la excepción de la geotermia, la totalidad de las
energías renovables derivan directa o indirectamente de la
energía
solar. Directamente en el caso de la luz y el calor
producidos por la radiación
solar, e indirectamente en el caso de las energías
eólica, hidráulica, mareas, olas y biomasa, entre
otras. Las energías renovables, a lo largo de la historia y hasta bien
entrado el siglo XIX, han cubierto la práctica totalidad
de las necesidades energéticas del hombre.
Sólo en los últimos cien años han sido
superadas, primero por el empleo del
carbón, y a partir de 1950 por el
petróleo y en menor medida por el gas natural.
Aún hoy, para más de dos mil millones de
personas de los países del Sur, la principal fuente
energética es la leña, afectada por una
auténtica crisis
energética, a causa de la deforestación y al rápido
crecimiento demográfico. La biomasa, y fundamentalmente la
leña, suministra un 14% del consumo energético
mundial, cifra que en los países del Sur se eleva al 35%
globalmente, aunque en Tanzania llega al 90% y en India supera
el 50%; en el país más rico, Estados Unidos,
representa el 4% del consumo global, porcentaje superior al de la
energía
nuclear, en la Unión
Europea el 3,7% y en España es
el 3%.
En agosto de 2005 el Consejo de Ministros aprobó el
Plan de
Energías Renovables 2005-2010 en España, donde se
establecen los objetivos para
el periodo 2005-2010. Dado el desarrollo actual, podemos afirmar
que con las políticas
actuales, el Plan se cumplirá en algunas áreas,
como solar fotovoltaica, eólica y biogás, pero es
difícil que se alcancen los objetivos de biomasa. El
importe total de los incentivos a la
producción de electricidad con
renovables ascenderá a 1.828 millones de euros en el
año 2010, como compensación por las externalidades
evitadas, dado que las renovables evitan la emisión de
millones de toneladas de CO2, reducen nuestra dependencia
energética y crean miles de empleos. Otro cuello de
botella es el acceso a la red eléctrica. Los
proyectos
puestos en servicio hasta
el año 2010 supondrán una inversión de 23.598 millones de euros, y
tan sólo el 2,9% de los fondos invertidos
corresponderán a fondos públicos (680,9 millones de
euros). El sector agrupa a unas 1.400 empresas, la
mayoría de tamaño pequeño y mediano, aunque
el 4% cuenta con más de 500 trabajadores.
Las energías renovables en el año 2005
representaron sólo el 5,8% del consumo de energía
primaria (8.402 ktep sobre un total de 145.094 ktep), debido a
que fue un mal año hidráulico, cifra muy alejada de
las 20.552 ktep en el año 2010 (12,5% del consumo de
energía primaria) previstas en documento del gobierno titulado
Planificación de los sectores de
electricidad y gas 2002-2011.
Revisión 2005-2011. La Directiva 2001/77/CE de promoción de la electricidad renovable
prevé producir el 29,4% del total en el año 2010
con renovables, y el Plan de Renovables eleva esta cifra al
30,3%. El Plan pretende que el consumo de biocarburantes llegue a
2 Mtep, representando el 5,83% del consumo de gasolina y
gasóleo del transporte,
algo superior al 5,75% del objetivo de la
Directiva 2003/30/CE sobre biocarburantes. Las tablas 1, 2 y 3
muestran la evolución reciente en España de las
energías renovables.
Solar
térmica
El colector solar plano, utilizado desde principios de
siglo para calentar el agua hasta
temperaturas de 80 grados centígrados, es la
aplicación más común de la energía
térmica del sol. Países como Alemania,
Austria, Japón,
Israel, Chipre o
Grecia han
instalado varios millones de unidades. En países como
España producir agua caliente
con colectores solares sale aún más caro que
hacerlo con gas natural o productos
derivados del
petróleo, debido a que los colectores solares se
fabrican en pequeñas series, lo que sin duda encarece los
costes, aunque con la entrada en vigor del Código
Técnico de la Edificación (CTE) la situación
cambiará radicalmente.
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