- Contaminantes
atmosféricos de criterio - Características y
origen de los contaminantes atmosféricos - Efectos
sobre la salud - Criterios
para medir la calidad del aire - Técnicas para
medir contaminantes atmosféricos - Plan de
acción para mejorar la calidad del aire - Discusión y
conclusiones - Referencias
Durante la primavera de 1998 se vivió en México una
contingencia atmosférica que afectó a gran parte
del país. La carencia de una red de monitoreo del
aire en la
mayoría de las ciudades del país nos impidió
conocer cuantitativamente los niveles de contaminación
atmosférica que se alcanzaron durante la primavera de
1998. Este fenómeno también alcanzó a la
ciudad de Puebla. En la ciudad de México existe una
especial y necesaria atención a los problemas de
contaminación atmosférica. Por tal
razón, pudimos enterarnos que la contingencia
atmosférica no sólo se presentó por las
altas concentraciones de ozono (O3), sino también por las
altas concentraciones de partículas suspendidas en la
atmósfera.
Las fuentes de
partículas suspendidas son diversas y abarcan desde las
naturales, como polvo volcánico y tolvaneras, hasta las de
origen antropogénico (provocadas por el humano) como la
combustión de motores y las
actividades industriales. Esta crisis
atmosférica tuvo su origen en la excesiva
concentración de partículas a nivel de la
superficie, producto de
las emisiones industriales, de la combustión de motores,
de diversos factores climáticos y de los incendios que
se presentaron en amplias zonas del país. Las
partículas suspendidas con diámetro menor a 10
micras* resultan peligrosas para el ser humano, debido a que se
las puede inhalar. En la ciudad de México existe una norma
para partículas menores a 10 y mayores a 2.5 micras. Sin
embargo, la peligrosidad de estas últimas es mayor debido
a su composición y a que por su tamaño penetran
hasta los alvéolos pulmonares.
Existen otros contaminantes atmosféricos que
también afectan la salud del ser humano y que,
en zonas urbanas, se encuentran en concentraciones por arriba de
lo normal. Estos contaminantes son el dióxido de azufre,
los óxidos de nitrógeno, el monóxido de
carbono, los
hidrocarburos,
además del ozono.
En este trabajo
exponemos una serie de consideraciones importantes para medir la
calidad del
aire en una zona urbana, en especial en la ciudad de Puebla.
Hacemos énfasis en la descripción y el origen de las
partículas suspendidas por dos razones: por su
peligrosidad cuando se rebasan los índices permitidos en
sus concentraciones y porque éstas estuvieron asociadas a
la reciente crisis atmosférica que se extendió a
una gran parte de nuestro país.
CONTAMINANTES
ATMOSFÉRICOS
Los agentes contaminantes del aire se encuentran en forma de
gases y
partículas de materia y son
introducidas a la atmósfera desde fuentes naturales y
fuentes antropogénicas. Existen los denominados primarios,
que son emitidos directamente al aire por las fuentes de
emisión; por ejemplo:
compuestos de azufre (SO2, H2S)
compuestos de nitrógeno (NO, NH3)
compuestos de carbono (hidrocarburos HC, CO)
compuestos de halógeno (halocarbonos, fluorocarbonos,
etcétera)
Estos contaminantes se dispersan y son transportados a
diferentes lugares de la zona urbana, sufriendo transformaciones
físicas y químicas que dan origen a los
contaminantes secundarios. Ejemplos de éstos son el ozono
troposférico y las partículas de materia como los
sulfatos.
Los contaminantes atmosféricos se remueven por
precipitación y/o reacción, teniendo impacto
negativo en diversos receptores como los seres humanos, ecosistemas
acuáticos, vegetación y materiales.
CONTAMINANTES
ATMOSFÉRICOS DE CRITERIO
Los contaminantes más abundantes y peligrosos para el
ser humano reciben el nombre de contaminantes de criterio y
sirven como referencia para la medición de la calidad del aire. Para ellos
se han establecido normas que pueden
variar de un país a otro y de una ciudad a otra.
El gobierno de
México ha establecido criterios para la calidad del aire
en la zona metropolitana del Valle de México. Éstos
reciben el nombre de Índice Metropolitano de Calidad del
Aire (IMECA). En esta escala, valores de 100
corresponden a la norma permitida para cada contaminante; valores
de 500, corresponden a concentraciones que producen daños
en la salud de la población. El daño
que puede causar un contaminante no sólo depende de su
concentración, sino del tiempo de
exposición y de la sensibilidad de cada
persona al
contaminante en cuestión.
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