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Antología de José Martí




Enviado por Andrea Armdiaz



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Carrera Política
  3. El
    Partido Revolucionario Cubano
  4. El
    Plan de la Fernandina
  5. Camino
    a la Guerra
  6. Muerte
  7. Visión
    política
  8. Enfermedades
  9. Pensamiento Religioso
  10. Descendencia
  11. Poemas de José
    Martí
  12. Conclusiones
  13. Referencias

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Introducción

Este personaje de la poesía no
solamente se dedica a la poesía también es
pensador, periodista, filosofo, poeta cubano de origen
español.

Yo este personaje lo conocí por un
poema que titulo "Cultivo una Rosa Blanca" ese poema yo lo
dedique el día de las madres a tan solo a la edad de 7
años.

Es un poema muy hermoso, corto y lindo ya
que es fácil de aprender aquellos que aman la
poesía y les gusta leer libros de poemas u
obras.

En esta Antología podrán
saber todo acerca del pensador, periodista, filósofo y
poeta de origen español, José Julián
Martí Pérez, como sus carreras en la
política, sus obras, etc.

Conozcamos a José Martí uno
de los grandes personajes de la poesía de origen
español.

Cultivo una Rosa Blanca

Cultivo una rosa blanca

En Junio como en Enero,

Para el amigo sincero,

Que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca

El corazón con que
vivo,

Cardo ni ortiga cultivo

cultivo una rosa blanca

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Carrera
Política

Estudios y primera deportación

José Julián Martí
Pérez nació en la calle Paula No. 41, La
Habana, el 28 de enero de 1853, hijo de Mariano Martí
de Valencia y Leonor Pérez Cabrera,
de Tenerife, en Canarias.

En 1866 se matrícula en el
Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Ingresa
también en la clase de Dibujo Elemental en la Escuela
Profesional de Pintura y Escultura de La Habana, más
conocida como San Alejandro.

El 4 de octubre de 1869, al
pasar una escuadra del Primer Batallón de Voluntarios por
la calle Industrias No. 122, donde residían los
Valdés Domínguez, de la vivienda se oyen risas y
los voluntarios toman esto como una provocación. Regresan
en la noche y someten la casa a un minucioso registro. Entre
la correspondencia encuentran una carta dirigida a
Carlos de Castro y Castro, compañero del colegio que, por
haberse alistado como voluntario en el ejército
español para combatir a los independentistas, calificaban
de apóstata.

Por tal razón, el 21 de
octubre de 1869 Martí ingresa en la Cárcel
Nacional acusado de traición por escribir esa carta, junto
a su amigo Fermín Valdés Domínguez.
El 4 de marzo de 1870, Martí fue condenado
a seis años de prisión, pena posteriormente
conmutada por el destierro a Isla de Pinos(actual Isla
de la Juventud), al suroeste de la principal isla cubana. Llega
allí el 13 de octubre. El 18 de
diciembre sale hacia La Habana y el 15 de
enero de 1871, por gestiones realizadas por sus padres,
logró ser deportado a España.
Allá comienza a cursar estudios en las universidades de
Madrid y Zaragoza, donde se gradúa de Licenciado
en Derecho Civil y en Filosofía y Letras.

Del 2 de enero al 24 de febrero de 1877
estuvo de incógnito en La Habana como Julián
Pérez. Al llegar a Guatemala trabaja en la
Escuela Normal Central como catedrático de Literatura y de
Historia de la Filosofía. Retorna a México,
para contraer matrimonio con Carmen el 20 de diciembre de 1877.
Regresa a Guatemala a inicios de 1878.

Segunda deportación

Concluida la guerra llamada «De los
10 años» en 1878 vuelve a Cuba, el 31 de agosto,
para radicarse en La Habana, y el 22 de noviembre nace
José Francisco, su único hijo. Comenzó sus
labores conspirativas figurando entre los fundadores del Club
Central Revolucionario Cubano, del cual fue elegido
vicepresidente el 18 de marzo de 1879. Posteriormente el
Comité Revolucionario Cubano, radicado en Nueva
York bajo la presidencia del Mayor General Calixto
García, lo nombró subdelegado en la
isla.

En el bufete de su amigo Don Nicolás
Azcárate conoce a Juan Gualberto Gómez. Entre
el 24 y el 26 de agosto de 1879 se produce un nuevo levantamiento
en las cercanías de Santiago de Cuba. El 17 de
septiembre Martí es detenido y deportado nuevamente a
España, el 25 de septiembre de 1879, por sus
vínculos con la conocida como Guerra Chiquita,
liderada por el citado general García. Al llegar a Nueva
York, se establece en la casa de huéspedes de Manuel
Mantilla y su esposa, Carmen Miyares.

El Partido
Revolucionario Cubano

Martí logró llevarse consigo
a su esposa e hijo el 3 de marzo de 1880. Permanecen juntos hasta
el 21 de octubre, en que Carmen y José Francisco regresan
a Cuba. Una semana después resultó electo vocal del
Comité Revolucionario Cubano, del cual asumió la
presidencia al sustituir a García, quien había
partido hacia Cuba para incorporarse a la fallida Guerra
Chiquita.

Entre 1880 y 1890 Martí
alcanzaría renombre en la América a
través de artículos y crónicas que enviaba
desde Nueva York a importantes periódicos: La
Opinión Nacional, de Caracas; La Nación,
de Buenos Aires y El Partido Liberal, de
México. Posteriormente decide buscar mejor acomodo en
Venezuela, a donde llega el 20 de enero de 1881. Fundó
la Revista Venezolana, de la que pudo editar sólo dos
números. En esa época trabajó para la casa
editorial Appleton como editor y traductor.

El 30 de noviembre de 1887 fundó una
Comisión Ejecutiva, de la cual fue elegido presidente,
encargada de dirigir las actividades organizativas de los
revolucionarios. En enero de 1892 redactó las Bases y los
Estatutos del Partido Revolucionario Cubano. El 8 de abril de
1892 resultó electo Delegado de esa organización,
cuya constitución fue proclamada dos días
después, el 10 de abril de 1892. El 14 de ese mes
fundó el periódico Patria, órgano oficial
del Partido. Entre 1887 y 1892, Martí se
desempeñó como cónsul
de Uruguay en Nueva York.

El Plan de la
Fernandina

En los
años 1893 y 1894 recorrió
varios países de América y ciudades
de Estados Unidos, uniendo a los principales jefes de la
Guerra del 68 entre sí y con los más
jóvenes, y acopiando recursos para la nueva contienda.
Desde mediados de 1894 aceleró los preparativos del Plan
Fernandina, con el cual pretendía promover una guerra
corta, sin grandes desgastes para los cubanos. El 8 de diciembre
de 1894 redactó y firmó, conjuntamente con los
coroneles Mayía Rodríguez (en
representación de Máximo Gómez) y Enrique
Collazo (en representación de los patriotas de
la Isla), el plan de alzamiento en Cuba. El Plan Fernandina fue
descubierto e incautadas las naves con las cuales se iba a
ejecutar. A pesar del gran revés que ello
significó, Martí decidió seguir adelante con
los planes de pronunciamientos armados en la Isla, en lo que fue
apoyado por todos los principales jefes de las guerras
anteriores.

Camino a la
Guerra

El 29 de enero de 1895, junto con
Mayía y Collazo, firmó la orden de alzamiento y la
envió a Juan Gualberto Gómez para su
ejecución. Partió de inmediato de Nueva York
a Montecristi, en República Dominicana, donde lo
esperaba Gómez, con quien firmó el 25 de marzo de
1895 un documento conocido como Manifiesto de Montecristi,
programa de la nueva guerra. Ambos líderes llegan a Cuba
el 11 de abril de 1895, por Playitas de Cajobabo, Baracoa, al
noroeste de la antigua provincia de Oriente.

Tres días después del
desembarco, hicieron contacto con las fuerzas del Comandante
Félix Ruenes. El 15 de abril de 1895 los jefes allí
reunidos bajo la dirección de Gómez, acordaron
conferir a Martí el grado de Mayor General por sus
méritos y servicios prestados.

El 28 de abril de 1895, en el campamento de
Vuelta Corta, en Guantánamo (extremo este de la provincia
de Oriente), junto con Gómez firmó la circular
«Política de guerra». Envió mensajes a
los jefes indicándoles que debían enviar un
representante a una asamblea de delegados para elegir un gobierno
en breve tiempo. El 5 de mayo de 1895 tuvo lugar
la reunión de La Mejorana con Gómez y
Maceo, donde se discutió la estrategia a seguir. El 14 de
mayo de 1895 firmó la «Circular a los jefes y
oficiales del Ejército Libertador», último de
los documentos organizativos de la guerra, la que elaboró
también con Máximo Gómez

Muerte

El 19 de mayo de 1895 una columna
española se desplegó en la zona de Dos Ríos,
cerca de Palma Soriano, donde acampaban los cubanos.
Martí marchaba entre Gómez y el Mayor
General Bartolomé Masó. Al llegar al lugar de
la acción, Gómez le indicó detenerse y
permanecer en el lugar acordado. No obstante, en el transcurso
del combate, se separó del grueso de las fuerzas cubanas,
acompañado solamente por su ayudante Ángel de la
Guardia. Martí cabalgó, sin saberlo, hacia un grupo
de españoles ocultos en la maleza y fue alcanzado por tres
disparos que le provocaron heridas mortales. Su cadáver no
pudo ser rescatado por los mambises (soldados cubanos).
Tras varios entierros, fue finalmente sepultado el día 27,
en el nicho número 134 de la galería sur del
Cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.

Visión
política

Su visión política era
liberal y demócrata. Además, su obra
política y de propaganda muestra estas tres
prioridades: la unidad de todos los cubanos
como nación en el proyectovico
republicano de postguerra; la terminación del dominio
colonial español; y evitar una
expansión estadounidense. Es casi unánime la
información sobre su gran capacidad de trabajo
y frugalidad, lo que, siendo evidente, junto a su
palabra persuasiva, le valió reconocimiento por la
mayoría de sus compatriotas.

Enfermedades

La salud de José Martí no era
buena. Estudios recientes realizados han mostrado que
padecía sarcoidosis, diagnosticada
en España a los 18 años. Probablemente a
partir de esta enfermedad padeció afectaciones oculares,
del sistema nervioso, problemas cardíacos
fiebre. También se ha investigado que
padecía un sarcocele (tumor de testículo, de
tipo quístico), con abundancia de líquido
alrededor del tumor. Para aliviar sus dolores los
médicos puncionaban el tumor con periodicidad. Finalmente
fue operado por el Dr. Francisco Montes de Oca, que le
realizó una exéresis total del testículo,
extirpando el tumor.

Fue precursor del modernismo, junto
a Manuel González
Prada (Perú), Rubén
Darío (Nicaragua), Francisco Gavidia (El
Salvador), Julián del Casal(Cuba), Manuel
Gutiérrez Nájera (México), Manuel
de Jesús Galván (República
Dominicana), Enrique Gómez
Carrillo (Guatemala), José Santos
Chocano (Perú) y José Asunción
Silva (Colombia), entre otros. Es todavía tema de
debate entre los especialistas su importancia relativa en el
modernismo.

Pensamiento
Religioso

José Martí no asume una
posición antirreligiosa, sino que hace críticas a
las religiones establecidas, por sus desviaciones, por el
abandono en un momento de su desarrollo histórico de los
principios que la originaron y de los fundamentos de la
religiosidad.

"Un pueblo irreligioso morirá,
porque nada en él alimenta la virtud. Las injusticias
humanas disgustan de ella; es necesario que la justicia celeste
la garantice."

Habiendo recibido Martí una
educación religiosa fue capaz de darse cuenta y
profundizar en las diferencias estimadas por las distintas
religiones, logró demostrar a través de su propia
experiencia lo necesario de la conciencia, la razón y la
voluntad, elementos que relaciona con claridad en la
actuación del hombre en la vida, la que siempre
concebía relacionada a la honradez, la justicia y los
sentimientos humanos. Las convicciones religiosas las veía
con agrado cuando estaban en defensa de los aspectos expresados
anteriormente, todo lo que fomentara su limitación y
desarrollo constituían un elemento de freno al pensamiento
sano y creador del hombre.

Influencia de
Martí

Su influencia en los cubanos es grande. En
general es considerado por sus compatriotas como el principal
modelador de la nacionalidad cubana tal como la
conocemos hoy. Su prestigio se refleja en los títulos que
popularmente se le conceden. «El apóstol de la
independencia» y «el maestro» son los
más usados.

Descendencia

Martí tuvo un solo hijo: José
Francisco Martí Zayas-Bazan, apodado "Ismaelillo"
(1878-1945). José Francisco se alistó en el
Ejército Cubano durante la guerra de 1895, a los 17
años tan pronto como averiguó que su padre
había muerto. En ese momento estudiaba en Rensselaer
Institute of Tecchnology, en Troy, New York. Se unió a las
fuerzas del general Calixto García y con gran modestia
declinó usar a Baconao, el caballo blanco de su
padre, el cual le había sido enviado por Salvador Cisneros
Betancourt. Calixto García lo promovió a
capitán por su valor en la batalla de Las Tunas. Fue
asistente de William Taft antes de que éste fuera
presidente de Estados Unidos. Durante la república,
alcanzó el rango de general y fue Secretario de Defensa y
de la Marina, bajo el mando de su amigo íntimo Mario
García Menocal, en 1921. En 1916 se casó con
María Teresa Vancés, la pareja no tuvo
hijos.

Poemas de
José Martí

Penachos
Vívidos
 

Como taza en que hierve

Ora en carreras locas,

De transparente vino

O en sonoros relinchos,

En doradas burbujas

O sacudiendo el aire

El generoso espíritu;

El crinaje magnífico;-

Como inquieto mar joven

Así mis pensamientos

Del cauce nuevo henchido

Rebosan en mí vividos,

Rebosa, y por las playas

Y en crespa espuma de oro

Bulle y muere tranquilo;

Besan tus pies sumisos,

O en fúlgidos penachos

Como manada alegre

De varios tintes ricos,

De bellos potros vivos

Se mecen y se inclinan

Que en la mañana clara

Cuando tú pasas -hijo!

Muestran su regocijo,

 

Valle Lozano 

Dígame mi labriego

Otros, con dagas grandes

¿Cómo es que ha
andado

Mi pecho araron:

En esta noche lóbrega

Pues, ¿qué hierro es el
tuyo

Este hondo campo?

Que no hace daño?

Dígame de qué
flores

Y esto dije -y el niño

Untó el arado Riendo me
trajo

Que la tierra olorosa

En sus dos manos blancas

Trasciende a nardos?

Un beso casto.

Dígame de qué
ríos

Regó ese prado,

Que era un valle muy negro

Y ora es lozano?

 

Homomagno

Homomagno sin ventura

La hirsuta y retostada
cabellera

Con sus pálidas manos se
mesaba.

"Máscara soy, mentira soy,
decía;

Estas carnes y formas, estas
barbas

Y rostro, estas memorias de la
bestia,

Que como silla a lomo de
caballo

Sobre el alma oprimida echan y
ajustan,

Por el rayo de luz que el alma
mía

En la sombra entrevé, – no son
Homomagno! 

Mis ojos sólo; los mis caros
ojos,

Que me revelan mi disfraz, son
míos:

Queman, me queman, nuca duermen,
oran,

Y en mi rostro los siento y en el
cielo,

Y le cuentan de mí, y a mí
de él cuentan.

Por qué, por qué, para
cargar en ellos

Un grano ruin de alpiste mal
trojado

Talló el Creador mis colosales
hombros?

Ando, pregunto, ruinas y
cimientos

Vuelco y sacudo, a delirantes
sorbos

En la Creación, la madre de mil
pechos,

Las fuentes todas de la visa
aspiro:

Muerdo, atormento, beso las
calladas

Manos de piedra que golpeo.

Con demencia amorosa su
invisible

Cabeza con las secas manos
mías

Acaricio y destrenzo: por la
tierra

Me tiendo compungido y los
confusos

Pies, con mi llanto baño y con mis
besos.

Y en medio de la noche,
palpitante,

Con mis voraces ojos en el
cráneo

Y en sus órbitas anchas
encendidos,

Trémulo, en mí plegado,
hambriento espero,

Por si al próximo sol respuestas
vienen;

Y a cada nueva luz -de igual
enjuto

Modo, y ruin, la vida me
aparece,

Como gota de leche que en
cansado

Pezón, al terco ordeño,
titubea,-

Como carga de hormiga,- como
taza

De agua añeja en la jaula de un
jilguero."

 Remordidas y rotas, ramos de
uvas

Estrujadas y negras, las
ardientes

Manos del triste

Homomagno
parecían! 

Y la tierra en silencio, y una
hermosa

Voz de mi corazón, me
contestaron.

 

Amor de Ciudad Grande

De gorja son y rapidez los
tiempos.

Corre cual luz la voz; en lata
aguja,

Cual nave despeñada en sirte
horrenda,

Húndese el rayo, y en ligera
barca

El hombre, como alado, el aire
hiende.

¿Así el amor, sin pompa ni
misterio

Muere, apenas nacido., de
saciado!

Jaula es la villa de palomas
muertas

Y ávidos cazadores!

Si los pechos

Se rompen de los hombres, y las
carnes

Rotas por tierra ruedan, no han de
verse

Dentro más que frutillas
estrujadas!

Se ama de pie, en las calles, entre el
polvo

De los salones y las plazas;
muere

La flor que nace.

Aquella virgen

Trémula que antes a la muerte
daba

La mano pura que a ignorado
mozo;

El goce de temer: aquel
salirse

Del pecho el corazón; el
inefable

Placer de merecer; el grato
susto

De caminar deprisa en
derechura

Del hogar de la amada, y a sus
puertas

Como un niño feliz romper en
llanto;-

Y aquel mirar, de nuestro amor al
fuego,

Irse tiñiendo de color las
rosas,-

Esa, que son patrañas!

Pues ¿quién tieneTiempo de
ser hidalgo?

Bien que sienta

Cual áureo vaso o lienzo
suntuoso,

Dama gentil en casa de
magnate!

O si se tiene sed, se alarga el
brazo

Y a la copa que pasa se la
apura!

Luego, la copa turbia al polvo
rueda,

Y el hábil catador, – manchado el
pecho

De una sangre invisible,- sigue
alegre,

Coronado de mirtos, su camino!

No son los cuerpos ya sino
desechos, 

Y fosas, y jirones! Y las
almas

No son como en el árbol fruta
rica

En cuya blanda piel la almíbar
dulce

En su sazón de madurez
rebosa,-

Sino fruta de plaza que a
brutales

Golpes el rudo labrado madura!

¡La edad es ésta de los
labios secos!

!De las noches sin
sueño!

¡De la vidaEstrujada en
agraz!

¿Qué es lo que faltaQue la
ventura falta?

Como liebreAzorada, el espíritu se
esconde,

Trémulo huyendo al cazador que
ríe,

Cual en soto selvoso, en nuestro
pecho;

Y el deseo, de brazo de la
fiebre,

Cual rico cazador recorre el
soto.

¡Me espanta la ciudad! ¡Toda
está llena

De copas por vaciar, o huecas
copas!

¡Tengo miedo ¡ay de
mí!

De que este vino

Tósigo sea, y en mis venas
luego

Cual duende vengador los dientes
clave!

¡Tengo sed,- más de un vino
que en la tierra

No se sabe beber! ¡No he
padecido

Bastante aún, para romper el
muro

Que me aparta ¡oh dolor! De mi
viñedo!

¡Tomad vosotros, catadores
ruines

De vinillos humanos, esos
vasos

Donde el jugo de lirio a grandes
sorbos

Sin compasión y sin temor se
bebe!

!Tomad! ¡Yo soy honrado: y tengo
miedo!

 

Musa Traviesa

 Mi musa? Es un diablillo

Contándolo, me inundaCon ala de
ángel.

Un gozo grave:-!Ah, musilla
traviesa,

Y cual si el monte alegre,Qué
vuelo trae!

Queriendo holgarse

Al alba enamorando

Yo suelo, caballero

Con voces ágiles, 

En sueños graves,

Sus hilillos sonoros 

Cabalgar horas luengas

Desanudase, Sobre los
aires.

Y salpicando riscos,

Me entro en nubes rosadas,

Labrando esmaltes, 

Bajo a hondos mares,

Refrescando sedientas

Y en los senos eternos

Cálidas cauces,

Hago viajes. Echáralos
risueños 

Allí asisto a la
inmensa

Por falda y valle, - 

Boda inefable,

Así, al alba del alma

Y en los talleres huelgo

Regocijándose,

De la luz madre: Mi espíritu
encendido

Y con ella es la oscura

Me echa a raudales

Vida, radiante,

Por las mejillas secas

Y a mis ojos los antros

Lágrimas suaves.

Son nidos de ángeles!

Me siento, cual si en
magno 

Al viajero del cielo

Templo oficiase:¿Qué el
mundo frágil?

Cual si mi alma por mirra

Pues, ¿no saben los
hombres

Virtiese al aire;Qué encargo
traen?

Cual si en mi hombro
surgieran!

Rasgarse el bravo pecho,

Fuerzas de Atlante;

Vaciar su sangre,

Cual si el sol en mi
seno 

Y andar, andar heridos

La luz fraguase: - Muy largo
valle!,

Y estallo, hiervo,
vibro, 

Roto el cuerpo en harapos,

Alas me nacen!Los pies en
carne,

Hasta dar sonriendo

Suavemente la puerta-!No en tierra!-
exánimes!

Del cuarto se abre,

Y entonces sus talleres

Y éntranse a él
gozosos

La luz les abre, Luz, risas,
aire.

Y ven lo que yo veo: Al par da el sol en
mi alma

¿Qué el mundo
frágil?

Y en los cristales:Seres hay de
montaña!,

Por la puerta se ha entrado

seres de valle,

Mi diablo ángel! 

Y seres de pantanos

¿Qué fue de aquellos
sueños,

Y lodazales?. De mi viaje,Del papel
amarillo,

De mis sueños
desciendo,

¿Del llanto
suave? 

Volando vanse,

Cual si de mariposas 

Y en papel amarillo

Tras gran combate 

Cuento el viaje.

Volaran alas de oro

 Por tierra y aire,

Mis libros lance, 

Así vuelan las hojas

Y siéntese
magnífico

Do cuento el trance.

Sobre el desastre,

Hala acá el travesuelo

Y muéstreme riendo,

Mi paño árabe; Roto el
encaje-

Allá monta en el lomo -!Qué
encaje no se rompe

De un incunable; En el
combate!-

Un carcax con mis plumas

Su cuello, en que la risa

Fabrica y átase;

Gruesa onda hace!

Un sílex persiguiendo

Venga, y por cauce nuevo

Vuelca un estante,

Mi vida lance,

Y !allá ruedan por
tierra

Y a mis manos la vieja

Versillos frágiles,
Péñola arranque,

Brumosos pensadores,

Y del vaso manchado

Lópeos galanes! La tinta
vacie!

De águilas diminutas !

Vaso puro de nácar:Puéblase
el aire: Dame a que harte!

Son las ideas, que ascienden,

Esta sed de pureza:Rotas sus
cárceles!

Los labios cánsame!

¿Son éstas que lo
envuelven

Del muro arranca, y
cíñese,

Carnes, o nácares?

Indio plumaje: La risa, como en
taza

Aquella que me dieron

De ónice árabe,

De oro brillante,

En su incólume seno

Pluma, a marcar nacida

Bulle triunfante:Frentes
infames!,

Hete aquí, hueso
pálido,

De su caja de seda Vivo y
durable!

Saca, y la blande: Hijo soy de mi
hijo!

Del sol a los requiebros

El me rehace!Brilla el
plumaje,

Que baña en aúreas
tintas

Pudiera yo, hijo mío,

Su audaz semblante.

Quebrando el arte

De ambos lados el rubio Universal,
muriendo

Cabello al aire,

Mis años
dándote,

A mí súbito
viénese

Envejecerte súbito,

A que lo abrace.

La vida ahorrarte!-

De beso en beso escala

Mas no: que no verías

Mi mesa frágil;

En horas graves!Oh, Jacob,
mariposa,

Entrar el sol al alma

Ismaëlillo, árabe!

Y a los cristales!

¿Qué ha de haber que me
guste

Hierva en tu seno puro

Como mirarle

Risa asonante:De entre polvo de
libros

Rueden pliegues abajo

Surgir radiante,

Libros exangës:Y, en vez de acero,
verle

Sube, Jacob alegre,

De pluma armarse,

La escala suave:

Y buscar en mis brazos

Ven, y de beso en beso

Tregua al combate?

Mi mesa asaltes:-

Venga, venga Ismaelillo

!Pues ésa es mi
musilla,

La mesa asalte,

Mi diablo ángel!

Y por los anchos pliegues !

Ah, musilla traviesa,

Del paño árabe

Qué vuelo trae!

En rota vergonzosa

 

Canto de Otoño

Bien; ya lo sé!: -la muerte
está sentada

A mis umbrales: cautelosa
viene,

Porque sus llantos y su amor no
apronten

En mi defensa, cuando lejos
viven

Padres e hijo.-al retornar
ceñudo

De mi estéril labor, triste y
oscura,

Con que a mi casa del invierno
abrigo,

De pie sobre las hojas
amarillas,

En la mano fatal la flor del
sueño,

La negra toca en alas
rematada,

Ávido el rostro, – trémulo
la miro

Cada tarde aguardándome a mi
puerta

En mi hijo pienso, y de la dama
oscura

Huyo sin fuerzas devorado el
pecho

De un frenético amor!

Mujer más bellaNo hay que la
muerte!:

por un beso suyo

Bosques espesos de laureles
varios, 

Y las adelfas del amor, y el
gozo

De remembrarme mis niñeces
diera!…

Pienso en aquél a quien el amor
culpabletrajo a vivir,

– y, sollozando, esquivo de mi amada
los brazos:

– mas ya gozode la aurora perenne el bien
seguro.

Oh, vida, adios: – quien va a morir, va
muerto.

Oh, duelos con la sombra: oh,
pobladores

Ocultos del espacio: oh
formidables

Gigantes que a los vivos
azorados

Mueren, dirigen, postran,
precipitan!

Oh, cónclave de jueces, blandos
sólo

A la virtud, que nube
tenebrosa, 

En grueso manto de oro
recogidos,

Y duros como peña, aguardan
torvos

A que al volver de la batalla
rindan

-como el frutal sus frutos-

de sus obras de paz los hombres
cuenta,

de sus divinas alas!…

de los nuevosárboles que
sembraron,

de las tristeslágrimas que
enjugaron,

de las fosasque a los tigres y
vívoras abrieron,

y de las fortalezas eminentesque al amor
de los hombres levantaron!

¡esta es la dama, el Rey, la
patria, el premioapetecido,

la arrogante moraque a su brusco
señor cautiva espera

llorando en la desierta espera
barbacana!:

este el santo Salem, este el
Sepulcro 

de los hombres modernos:

-no se viertamás sangre que la
propia!

No se batasino al que odia el
amor!

Únjase prestosoldados del amor los
hombres todos!:

la tierra entera marcha a la
conquista

De este Rey y señor, que guarda el
cielo!

Viles: el que es traidor a sus
deberes.

Muere como traidor, del golpe
propio

De su arma ociosa el pecho
atravesado!

¡Ved que no acaba el drama de la
vida

En esta parte oscura! ¡Ved que
luego

Tras la losa de mármol o la
blanda

Cortina de humo y césped se
reanuda

El drama portentoso! ¡y ved, oh
viles,

Que los buenos, los tristes, los
burlados,

Serán een la otra parte
burladores!

Otros de lirio y sangre se
alimenten:

¡Yo no! ¡yo no!

Los lóbregos espaciosrasgué
desde mi infancia con los tristes 

Penetradores ojos: el misterio

En una hora feliz de sueño
acaso

De los jueces así, y amé la
vida

Porque del doloroso mal me
salva

De volverla a vivi.
Alegremente

El peso eché del infortunio al
hombro:

Porque el que en huelga y regocijo
vive

Y huye el dolor, y esquiva las
sabrosas

Penas de la virtud, irá
confuso

Del frío y torvo juez a la
sentencia,

Cual soldado cobarde que en
herrumbre

Dejó las nobles armas; ¡y
los jueces

No en su dosel lo ampararán, no en
brazos

Lo encumbrarán, mas lo
echarán altivos

A odiar, a amar y a batallar de
nuevo

En la fogosa y sofocante
arena!

¡Oh! ¿qué mortal que
se asomó a la vidavivir de nuevo quiere? …

Puede ansiosaLa Muerte, pues, de pie en
las hojas secas,

Esperarme a mi umbral con cada
turbia

Tarde de Otoño, y silenciosa
puedeIrme tejiendo con helados copos

Mi manto funeral.No di al
olvido

Las armas del amor: no de otra
púrpura

Vestí que de mi sangre.

Abre los brazos, listo estoy,
madre

Muerte:Al juez me lleva!

Hijo!…Qué imagen miro?
qué llorosa 

Visión rompe la sombra, y
blandamente

Como con luz de estrella la
ilumina?

Hijo!… qué me demandan tus
abiertosBrazos?

A qué descubres tu
afligido Pecho?

Por qué me muestran tus
desnudos

Pies, aún no heridos, y las
blancas manos

Vuelves a mí?Cesa! calla!
reposa!

Vive: el padre

No ha de morir hasta que la ardua
lucha

Rico de todas armas lance al
hijo!-

Ven, oh mi hijuelo, y que tus alas
blancas

De los abrazos de la muerte
oscura

Y de su manto funeral me
libren!

 

Bosque de rosas

Allí despacio te diré mis
cuitas;

Allí en tu boca escribiré
mis versos!-

 Ven, que la soledad será tu
escudo! 

Pero, si acaso lloras, en tus
manos 

Esconderé mi rostro, y con mis
lágrimas 

Borraré los extraños versos
míos.

Sufrir ¡tú a quien yo amo, y
ser yo el casco 

Brutal, y tú, mi amada, el lirio
roto?

Oh, la sangre del alma, tú la has
visto? 

Tiene manos y voz, y al que la
vierte 

Eternamente entre la sombra
acusa.

 ¡Hay crímenes ocultos,
y hay cadáveres 

De almas, y hay villanos
matadores! 

Al bosque ven: del roble más
erguido 

Un pilòn labremos, y en el
pilòn 

Cuantos engañen a mujer
pongamos!

Esta es la lidia humana:

la tremendaBatalla de los cascos y los
lirios!

Pues los hombres soberbios ¿no son
fieras?

Bestias y fieras! Mira, aquí te
traigo

Mi bestia muerta, y mi furor
domado

-Ven, a callar; a murmurar; al
ruido

De las hojas de Abril y los
nidales.

Deja, oh mi amada, las paredes
mudas

De esta casa ahoyada y ven
conmigo

No al mar que bate y ruge sino al
bosque

De rosas que hay al fondo de la
selva.

Allí es buena la vida, porque es
libre-

Y la virtud, por libre, será
cierta,

Por libre, mi respeto
meritorio.

Ni el amor, si no es libre, da
ventura.

¡Oh, gentes ruines, las que en
calma gozan

De robados amores! Si es ajeno

El cariño, el placer de
respetarlo

Mayor mil veces es que el de su
goce;

Del buen obrar ¡qué orgullo
al pecho queda

Y còmo en dulces lágrimas
rebosa,

Y en extrañas palabras, que
parecen

Aleteos, no voces! Y ¡qué
culpaLa de fingir amor!

Pues hay tormento

Como aquél, sin amar, de hablar de
amores!

Ven, que allí triste iré,
pues yo me veo! 

Ven, que la soledad será tu
escudo!

 

Flores del cielo

Leí estos versos de Ronsard:"Je
vous envoie un bouquet que ma main 

Vient de trier de ces fleurs
épanouies", y escribí
esto: Flores?

No quiero flores! Las del
cielo Quisiera yo segar!

Cruja, cual falda 

De monte roto, esta cansada
veste 

Que me encinta y engrilla con sus
miembros 

Como con sierpes,- y en mi alma
sacian 

Su hambre, y asoman a la cueva
lòbrega 

Donde mora mi espíritu, su
negra 

Cabeza, y boca roja y
sonriente!- 

Caiga, como un encanto, este
tejido

 Enmarañado, de
raíces!

-Surjan Donde mis brazos
alas,-

y parezca Que, al ascender por la
solemne atmósfera, 

De mis ojos, del mundo a que van
llenos, 

Ríos de luz sobre los hombres
rueden!

Y huelguen por los húmedos
jardines 

Bardos tibios segando
florecillas:- 

Yo, pálido de amor, de pie en las
sombras, 

Partes: 1, 2

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