- Se apoderaron del
mar Caribe - Seducción
militar - Mentiras era para
masacrarnos a tiros - Recuerdos de los
anteriores desembarcos de infantes - El derecho de
disfrutar de nuestros mares territoriales - En cuyo
cráter desgarrado - Los muertos de la
patria le pedían cuentas del mar - Recuerdos que lo
atormentaban - Su
aturdimiento - Sus manos
milagrosas - Pero nadie lo
creía - Un presidente
improbable - Una casa
extinguida donde las vacas andaban sin ley - Presencia de su
imagen y su voz - Sus rutinas en la
casa presidencial decrépita - Ruidos y visiones
ficticias - Su primera entrada
a la casa mostrenca del poder - Los
cadáveres del presidente Lautaro Muñoz, su
esposa y su hija - Se quedó
dormido dentro del estanque del patio
privado - Fuente
Gabriel José de la Concordia García
Márquez (1927 – ) es un escritor, novelista,
cuentista, guionista y periodista colombiano. En 1982
recibió el Premio Nobel de Literatura. Es conocido
familiarmente y por sus amigos como Gabo.
Se apoderaron del mar
Caribe
de modo que se apoderaron del Caribe en abril, se
apoderaron de él en piezas numeradas por los
ingenieros náuticos del embajador Ewing para
administrarlo lejos de los huracanes en las auroras de sangre
de Arizona,se apoderaron de él con todo lo que
tenía dentro, mi general,con el reflejo de nuestras ciudades,
nuestros ahogados tímidos,
nuestros dragones dementes,
a pesar de que él había apelado a los
registros más audaces de su astucia
milenariatratando de promover una convulsión nacional
de protesta contra el despojo,pero nadie hizo caso mi general,
no quisieron salir a la calle ni por la razón
ni por la fuerzaporque pensábamos que era una nueva maniobra
suya como tantas otras para saciar hasta más
allá de todo limite su pasión irreprimible de
perdurar,pensábamos que con tal de que pase algo que
se apoderen del mar, qué carajo,que se apoderen de la patria entera con su
dragón, pensábamos,
Seducción
militar
insensibles a las artes de seducción de los
militares que aparecían en nuestras casas disfrazados
de civily nos suplicaban en nombre de la patria que nos
echáramos a la calle gritando que se fueran los
gringos para impedir la consumación del
despojo,nos incitaban al saqueo y al incendio de las tiendas
y las quintas de los extranjeros,nos ofrecieron plata viva para que saliéramos
a protestar bajo la protección de la tropa solidaria
con el pueblo frente a la agresión,pero nadie salió mi general porque nadie
olvidaba que otra vez nos habían dicho lo mismo bajo
palabra de militar
Mentiras era para
masacrarnos a tiros
y sin embargo los masacraron a tiros con el pretexto
de que había provocadores infiltrados que abrieron
fuego contra la tropa,así que esta vez no contamos ni con el pueblo
mi general y tuve que cargar solo con el peso de este
castigo,tuve que firmar solo pensando madre mía
Bendición Alvarado
Recuerdos de los
anteriores desembarcos de infantes
nadie sabe mejor que tú que vale más
quedarse sin el mar que permitir un desembarco de
infantes,acuérdate que eran ellos quienes pensaban las
órdenes que me hacían firmar,ellos volvían maricas a los
artistas,ellos trajeron la Biblia y la
sífilis,le hacían creer a la gente que la vida era
fácil, madre,que todo se consigue con plata,
que los negros son contagiosos,
trataron de convencer a nuestros soldados de que la
patria es un negocioy que el sentido del honor era una vaina inventada
por el gobierno para que las tropas pelearan
gratis,
El derecho de
disfrutar de nuestros mares territoriales
y fue por evitar la repetición de tantos
males que les concedí el derecho de disfrutar de
nuestros mares territorialesen la forma en que lo consideren conveniente a los
intereses de la humanidad y la paz entre los
pueblos,en el entendimiento de que dicha cesión
comprendía no sólo las aguas físicas
visibles desde la ventana de su dormitorio hasta el
horizontesino todo cuanto se entiende por mar en el sentido
más amplio,o sea la fauna y la flora propias de dichas
aguas,su régimen de vientos,
la veleidad de sus milibares, todo,
pero nunca me pude imaginar que eran capaces de
hacer lo que hicieron de meter con gigantescas dragas de
succión en esclusas numeradas mi viejo mar de
ajedrez
En cuyo cráter
desgarrado
en cuyo cráter desgarrado vimos:
aparecer los lamparazos instantáneos de los
restos sumergidos de la muy antigua ciudad de Santa
María del Darién arrasada por la
marabunta,la nao capitana del almirante mayor de la mar
océana tal como yo la había visto desde mi
ventana, madre,estaba idéntica, atrapada por un matorral de
percebes que las muelas de las dragas arrancaron de
raízantes de que él tuviera tiempo de ordenar un
homenaje digno del tamaño histórico de aquel
naufragio,se llevaron todo cuanto había sido la
razón de mis guerras y el motivo de su
podery sólo dejaron la llanura desierta de
áspero polvo lunarque él veía al pasar por las ventanas
con el corazón oprimido clamando madre mía
Bendición Alvarado ilumíname con tus luces
más sabias,
Los muertos de la
patria le pedían cuentas del mar
pues en aquellas noches de postrimerías lo
despertaba el espanto de que los muertos de la patria se
incorporaban en sus tumbas para pedirle cuentas del
mar,sentía los arañazos en los muros,
sentía las voces insepultas,el horror de las miradas póstumas que
acechaban por las cerradurasel rastro de sus grandes patas de saurio
moribundoen el pantano humeante de las últimas
ciénagas de salvación de la casa en
tinieblas,caminaba sin tregua en el crucero de los alisios
tardíos y los mistrales falsos de la máquina de
vientosque le había regalado el embajador Eberhart
para que se notara menos el mal negocio del mar,
Recuerdos que lo
atormentaban
veía en la cúspide de los arrecifes la
lumbre solitaria de la casa de reposo de los dictadores
asiladosque duermen como bueyes sentados mientras yo
padezco, malparidos,se acordaba de los ronquidos de adiós de su
madre Bendición Alvarado en la mansión de los
suburbios,su buen dormir de pajarera en el cuarto alumbrado
por la vigilia del orégano, quién fuera ella,
suspiraba,madre feliz dormida que nunca se dejó asustar
por la peste, ni se dejó intimidar por el amor ni se
dejó acoquinar por la muerte,
Su
aturdimiento
y en cambio él estaba tan aturdido que hasta
las ráfagas del faro sin mar que intermitían en
las ventanas le parecieron sucias de los muertos,huyó despavorido de la fantástica
luciérnaga sideralque fumigaba en su órbita de pesadilla
giratoria los efluvios temibles del polvo luminoso del
tuétano de los muertos,que lo apaguen, gritó, lo
apagaron,mandó a calafatear la casa por dentro y por
fuera para que no pasaran por los resquicios de puertas y
ventanas ni escondidos en otras fraganciaslos hálitos más tenues de la sarna de
los aires nocturnos de la muerte,se quedó en las tinieblas, tambaleando,
respirando a duras penas en el calor sin aire,
sintiéndose pasar por espejos oscuros, caminando de
miedo,hasta que oyó un tropel de pezuñas en
el cráter del mar y era la luna que se alzaba con sus
nieves decrépitas, pavorosa,que la quiten, gritó, que apaguen las
estrellas, carajo, orden de Dios,pero nadie acudió a sus gritos, nadie lo
oyó, salvo:los paralíticos que despertaron asustados en
las antiguas oficinas, los ciegos en las
escaleras,los leprosos perlados del sereno que se alzaron a su
paso en los rastrojos de las primeras rosaspara implorar de sus manos la sal de la salud, y
entonces fue cuando sucedió,
Sus manos
milagrosas
incrédulos del mundo entero, idólatras
de mierda, sucedió que él nos tocó la
cabeza al pasar, uno por uno,nos tocó a cada uno en el sitio de nuestros
defectos con una mano lisa y sabia que era la mano de la
verdad,y en el instante en que nos tocaba
recuperábamos la salud del cuerpo y el sosiego del
alma y recobrábamos la fuerza y la conformidad de
vivir,y vimos a los ciegos encandilados por el fulgor de
las rosas,vimos a los tullidos dando traspiés en las
escalerasy vimos esta mi propia piel de recién nacido
que voy mostrando por las ferias del mundo enteropara que nadie se quede sin conocer la noticia del
prodigio y esta fragancia de lirios prematuros de las
cicatrices de mis llagasque voy regando por la faz de la tierra para
escarnio de infieles y escarmiento de libertinos,lo gritaban por ciudades y veredas, en fandangos y
procesiones,tratando de infundir en las muchedumbres el pavor
del milagro,
Pero nadie lo
creía
pero nadie pensaba que fuera cierto,
pensábamos que era uno más de los tantos
áulicos que mandaban a los pueblos con un viejo bando
de merolicospara tratar de convencernos de lo último que
nos faltaba creer que él había
devueltoel cutis a los leprosos, la luz a los ciegos, la
habilidad a los paralíticos,
Un presidente
improbable
pensábamos que era el último recurso
del régimen para llamar la atención sobre un
presidente improbablecuya guardia personal estaba reducida a una patrulla
de reclutasen contra del criterio unánime del consejo de
gobierno que había insistido que no mi general, que
era indispensable una protección más
rígida,por lo menos una unidad de rifleros mi general, pero
él se había empecinado en que nadie tiene
necesidad ni ganas de matarme,ustedes son los únicos, mis ministros
inútiles, mis comandantes ociosos,sólo que no se atreven ni se atreverán
a matarme nunca porque saben que después
tendrán que matarse los unos a los otros,de modo que sólo quedó la guardia de
reclutas para una casa extinguida
Una casa extinguida
donde las vacas andaban sin ley
donde las vacas andaban sin ley desde el primer
vestíbulo hasta la sala de audiencias,se habían comido las praderas de flores de
los gobelinos mi general, se habían comido los
archivos, pero él no oía,había visto subir la primera vaca una tarde
de octubre en que era imposible permanecer a la intemperie
por las furias del aguacero,había tratado de espantarla con las manos,
vaca, vaca, recordando de pronto que vaca se escribe con ve
de vaca,la había visto otra vez comiéndose las
pantallas de las lámparasen un época de la vida en que empezaba a
comprender que no valía la pena moverse hasta las
escaleras para espantar una vaca,había encontrado dos en la sala de fiestas
exasperadas por las gallinas que se subían a
picotearles las garrapatas del lomo,así que en las noches recientes en que
veíamos luces que parecían de
navegacióny oíamos desastres de pezuñas de
animal grande detrás de las paredes
fortificadasera porque él andaba con el candil de mar
disputándose con las vacas un sitio donde dormir
mientras afuera continuaba su vida pública sin
él,
Presencia de su
imagen y su voz
veíamos a diario en los periódicos del
régimen las fotografías de ficción de
las audiencias civiles y militaresen que nos lo mostraban con un uniforme distinto
según el carácter de cada
ocasión,oíamos por la radio las arengas repetidas
todos los años desde hacía tantos años
en las fechas mayores de las efemérides de la
patria,estaba presente en nuestras vidas al salir de la
casa, al entrar en la iglesia, al comer y al
dormir,
Sus rutinas en la
casa presidencial decrépita
cuando era de dominio público que apenas si
podía con sus rústicas botas de caminante
irredentoen la casa decrépita cuyo servicio se
había reducido entonces a tres o cuatro
ordenanzasque le daban de comer y mantenían bien
provistos los escondites de la miel de abejasy espantaron las vacas que habían hecho
estragos en el estado mayor de mariscales de porcelana de la
oficina prohibidadonde él había de morir según
algún pronóstico de pitonisas que él
mismo había olvidado,permanecían pendientes de sus órdenes
casuales hasta que colgaba la lámpara en el
dintely oían el estrépito de los tres
cerrojos, los tres pestillos, las tres aldabas del dormitorio
enrarecido por la falta del mar,y entonces se retiraban a sus cuartos de la planta
baja convencidos de que él estaba a merced de sus
sueños de ahogado solitario hasta el
amanecer,pero se despertaba a saltos imprevistos, pastoreaba
el insomnio, arrastraba sus grandes patas de aparecido por la
inmensa casa en tinieblasapenas perturbada por la parsimoniosa
digestión de las vacas y la respiración obtusa
de las gallinas dormidas en las perchas de los
virreyes,
Ruidos y visiones
ficticias
oía vientos de lunas en la oscuridad,
sentía los pasos del tiempo en la
oscuridad,veía a su madre Bendición Alvarado
barriendo en la oscuridad con la escoba de ramas verdes con
que había barrido:la hojarasca de ilustres varones
chamuscadosde Cornelio Nepote en el texto original,
la retórica inmemorial de Livio
Andrónico y Cecilio Estato que estaba reducida a
basura de oficinas
Su primera entrada a
la casa mostrenca del poder
la noche de sangre en que él entró por
primera vez en la casa mostrenca del podermientras afuera resistían las últimas
barricadas suicidas del insigne latinista el general Lautaro
Muñoz a quien Dios tenga en su santo reino,habían atravesado el patio bajo el resplandor
de la ciudad en llamas saltando por encima de los bultos
muertos de la guardia personal del presidente
ilustrado,él tiritando por la calentura de las
tercianas y su madre Bendición Alvarado sin más
armas que la escoba de ramas verdes,subieron las escaleras tropezando en la oscuridad
con los cadáveres de los caballos de la
espléndida escudería presidencialque todavía se desangraban desde el primer
vestíbulo hasta la sala de audiencias,era difícil respirar dentro de la casa
cerrada por el olor de pólvora agria de la sangre de
los caballos,vimos huellas descalzas de pies ensangrentados con
sangre de caballos en los corredores,vimos palmas de manos estampadas con sangre de
caballos en las paredes,
Los cadáveres
del presidente Lautaro Muñoz, su esposa y su
hija
y vimos en el lago de sangre de la sala de
audiencias el cuerpo desangrado de una hermosa
florentinaen traje de noche con un sable de guerra clavado en
el corazón, y era la esposa del presidente,y vimos a su lado el cadáver de una
niña que parecía una bailarina de juguete de
cuerda con un tiro de pistola en la frente, y era su hija de
nueve años,y vieron el cadáver de cesar garibaldino del
presidente Lautaro Muñoz,el más diestro y capaz de los catorce
generales federalistas que se habían sucedido en el
poder por atentados sucesivos durante once años de
rivalidades sangrientaspero también el único que se
atrevió a decirle que no en su propia lengua al
cónsul de los ingleses,y ahí estaba tirado como un lebranche,
descalzo, padeciendo el castigo de su temeridadcon el cráneo astillado por un tiro de
pistola que se disparó en el paladar después de
matar a su mujer y a su hija y a sus cuarenta y dos caballos
andalucespara que no cayeran en poder de la expedición
punitiva de la escuadra británica,
Se quedó
dormido dentro del estanque del patio privado
lo había padecido a solas la mala
mañana en que se quedó dormido dentro del
estanque del patio privado cuando tomaba el baño de
aguas medicinales,soñaba contigo, madre, soñaba que eras
tú quien hacía las chicharras que se reventaban
de tanto pitar sobre mi cabeza entre las ramas florecidas del
almendro de la vida real,soñaba que eras tú quien pintaba con
tus pinceles las voces de colores de las
oropéndolascuando se despertó sobresaltado por el eructo
imprevisto de sus tripas en el fondo del agua,
madre,despertó congestionado de rabia en el
estanque pervertido de mi vergüenza donde flotaban los
lotos aromáticos del orégano y la
malva,flotaban los azahares nuevos desprendidos del
naranjo,flotaban las hicoteas alborozadas con la novedad del
reguero de cagarrutas doradas y tiernas de mi general en las
aguas fragantes, qué vaina,pero él había sobrevivido a esa y a
tantas otras infamias de la edad y había reducido al
mínimo el personal de servicio para afrontarlas sin
testigos,
Fuente
El otoño del patriarca de Gabriel García
Marqués
Texto adecuado para facilitar su
lectura.
Enviado por:
Rafael Bolívar Grimaldos