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El dilema del 2012: Recortes o crecimiento (¿y por qué no, las dos cosas?) Parte I (página 8)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

No obstante, esta resurrección de Keynes, aunque
duró más de tres días, terminó pronto
y a principios de 2010 los organismos internacionales y muchos
Gobiernos se convirtieron a la austeridad fiscal. Con lamentos
nostálgicos, algunos piensan que este cambio de
orientación de la política fiscal ha sido
prematuro, critican que se haya abandonado el objetivo del
"empleo" por el de la "consolidación fiscal" y abogan por
mantener e, incluso, ampliar los programas de estímulo
fiscal puestos en funcionamiento en 2008-2009, señalando
que los recortes fiscales no conseguirán estabilizar y
reducir la deuda pública. No comprenden que es un error
plantear la discusión sobre política
macroeconómica alrededor de una dicotomía falsa
("empleo" frente a "consolidación fiscal") y que, en las
condiciones actuales, en muchos de estos países, no hay
alternativa a la austeridad fiscal. Javier Andrés ya ha
explicado por qué aquí. Pero no está de
más repetirlo en un tono admonitorio, que Javier, por su
natural carácter bondadoso, prefiere evitar.

La falsa ilusión de la austeridad
fiscal

Paul Krugman es uno de los exponentes más
cualificados de la posición contraria a la austeridad
fiscal. Sostiene Paul que la austeridad fiscal es contractiva
porque subidas de impuestos y reducciones del gasto
público producen una mayor disminución de la
demanda agregada, ya que familias y empresas también
reducen su consumo e inversión ante el aumento de la tasa
de desempleo y, en consecuencia, la tasa de crecimiento del PIB
se reduce y la tasa de endeudamiento público (la ratio
deuda pública/PIB) no disminuye sino que aumenta.
Así, con los recortes de gasto y subidas de impuestos no
se consigue el objetivo perseguido de mejorar la posición
fiscal de estas economías.

Su argumento tiene un cierto respaldo empírico.
Un estudio reciente del departamento de investigación del
FMI muestra que los efectos de un ajuste fiscal en el corto plazo
(unos cinco años, digamos) dependen de muchos
condicionantes, tales como el nivel de endeudamiento, la
orientación de la política monetaria, la
situación de la economía internacional y las
expectativas de crecimiento futuro. Solo en circunstancias muy
excepcionales, cuando el ajuste fiscal se combina con reformas
estructurales que recuperen la confianza del sector privado y las
expectativas de crecimiento, la situación económica
internacional es boyante, no hay restricciones de crédito
y la política monetaria ayuda con bajadas del tipo de
interés y depreciaciones del tipo de cambio, cabe esperar
que un ajuste fiscal tenga efectos expansivos.

En la situación actual, en nuestro país,
los "mitigadores monetarios del dolor" no están
disponibles, lo que significa que para aminorar los efectos
contractivos del ajuste fiscal hay que complementar dicho ajuste
con medidas a favor del crecimiento de la productividad. Es por
ello, por lo que, como se ha insistido muchas veces en este blog,
las reformas estructurales adquieren una importancia aún
más capital, sobre todo cuando algunas de dichas reformas
se justifican también por razones de equidad.

La infantil confianza en los
estímulos públicos

El mundo es complejo, ni lineal, ni simétrico. Ni
más es mejor, ni lo contrario tiene efectos opuestos.
Aún cuando la austeridad fiscal fuera contractiva, no
tiene por qué ocurrir que los estímulos fiscales
puedan, siempre, impulsar una recuperación
económica.

En primer lugar, tras un impulso fiscal, para que
consumidores y empresas pudieran aumentar su consumo e
inversión, respectivamente, sería necesario que su
situación patrimonial estuviera saneada y que hubiera
más crédito a tipos de interés más
bajos, lo que no ocurrirá en el horizonte inmediato, ni
siquiera con una profunda reestructuración del sistema
financiero. En segundo lugar, para que un aumento del gasto
público no se perciba como un lastre aún mayor en
términos de impuestos futuros, familias y empresas
deberían anticipar un crecimiento económico
más elevado y menos incierto. Finalmente, para que buena
parte de dichos estímulos no se conviertan en aumentos de
las importaciones y en un mayor déficit exterior,
sería necesario que los estímulos fiscales fueran
coordinados internacionalmente (como bien aprendieron los
socialistas franceses en 1982), que no hubiera problemas de
competitividad y que los tipos de cambio y de interés
coadyuvarán, con una depreciación, en el primer
caso, y una reducción, en el segundo.

En definitiva, pocos países
están en condiciones actualmente de seguir esta
estrategia, y entre ellos no están muchos países
europeos, ni siquiera Estados Unidos, próximo a alcanzar
su techo de endeudamiento público y bloqueado por un
Presidente que propone recortes ridículos de gastos (video
explicativo aquí) y un poder legislativo que no acepta
subidas de impuestos, que allí son una necesidad
urgente.

Cuando Churchill se quejaba de que Keynes destacaba
entre los economistas porque parecía tener más de
una opinión sobre cuestiones económicas concretas,
éste se justificaba diciendo que cuando cambiaban los
datos, él cambiaba de opinión. Si alguien tiene
línea directa con el más allá, podría
averiguar si Keynes ha vuelto a cambiar de opinión sobre
la magnitud de los multiplicadores fiscales, a la vista de la
situación actual de las economías avanzadas.
Mientras tanto, si alguien se encuentra con su profeta más
renombrado en la Tierra, Paul Krugman, no debería perder
la ocasión de tratar de que explicara cómo es
posible basar la recuperación económica en aumentos
del gasto público, cuando hablamos de países que
están metidos hasta el cuello en una crisis de deuda
soberana, con tasas de endeudamiento público superiores al
60% del PIB, con familias y empresas también excesivamente
endeudadas, con tipos de interés al alza, con la deuda
denominada en moneda extranjera (o lo que es lo mismo, sin
control de la política monetaria), con problemas de
competitividad, e inmersos en un proceso galopante de
envejecimiento de la población, que implicará
aumentos del gasto en el futuro y una disminución de la
población entre la que repartir la carga de la deuda. (Yo
lo he intentado con otros economistas keynesianos que citan a
Krugman y suscriben punto por punto sus argumentos, pero, o bien
eluden la pregunta, repitiendo ad nauseam que la austeridad
fiscal es contractiva, o bien son incapaces de articular una
respuesta coherente. Si alguien consigue una, por favor, que la
comunique).

(Agosto 2011) Estados Unidos intenta evitar la
suspensión de pagos

"El presidente de Estados Unidos, Barack Obama,
anunció hoy que los líderes del Congreso y la Casa
Blanca han llegado a un acuerdo para elevar el techo de la deuda
y evitar así que el país entre en suspensión
de pagos el 2 de agosto. El plan, que debe ser votado en ambas
cámaras del Congreso, fue considerado por la Casa Blanc
"un triunfo para la economía y la disciplina
presupuestaria", y no está desprovisto de elementos
polémicos, como el primer gran recorte al presupuesto de
Defensa desde los años 90"…
Los principales puntos
del plan de EEUU para atajar la crisis de deuda (Gaceta.es –
1/8/11)

El presidente autoriza al Congreso a elevar el techo de
la deuda por un valor mínimo de 2,1 billones de
dólares. Habrá recortes presupuestarios en Defensa
y una reforma fiscal.

Los elementos principales del plan:

Elevación del techo de la deuda: el presidente
autoriza al Congreso a elevar el techo de la deuda por un valor
mínimo de 2,1 billones de dólares. Esto garantiza
que el límite no deberá alzarse de nuevo hasta
2013, para evitar nuevas luchas bipartidistas en el tramo final
de la campaña electoral y no perjudicar la
recuperación económica.

Reducción del déficit en al menos 2,5
billones de dólares durante los próximos 10
años. El acuerdo impone inmediatamente un recorte del
déficit por valor de 1 billón de dólares,
basado en varios ejes. El primero de ellos el ahorro de
más de 900.000 millones de dólares a lo largo de
una década en gastos domésticos no imprescindibles.
Esto reducirá el gasto doméstico anual al nivel
más bajo desde la presidencia de Dwight Eisenhower
(1953-1961). Le sigue un recorte de 350.000 millones de
dólares al presupuesto base de Defensa, que supone el
primer golpe a las arcas del Pentágono desde los
años 90 y que se implementará de acuerdo con una
revisión de las misiones de Estados Unidos. Además,
habrá un nuevo comité bipartidista en el Congreso
se encargará de presentar antes de noviembre un plan que
reduzca el déficit en 1,5 billones adicionales.

El Congreso deberá votarlos antes del 23 de
diciembre de 2011. El acuerdo incluye un mecanismo para asegurar
que antes de 2013 se consiga al menos una reducción del
déficit de 1,2 billones de dólares.

Esa cláusula contempla un recorte dividido entre
programas civiles y de defensa y no afectará a la
Seguridad Social. Asimismo, incentiva las negociaciones en el
comité bipartidista para encontrar nuevos medios para
reducir el gasto y actualizar el plan. De no tomar ninguna
acción, el mecanismo agregará
automáticamente otros 500.000 millones en recortes al
presupuesto de Defensa, y recortará programas de
infraestructura y educación, entre otros.

El mecanismo entra en vigor el 1 de enero de 2013, el
mismo día que caducan los recortes de impuestos a los
altos ingresos que aprobó George W. Bush y que Obama
extendió el pasado diciembre. En caso de que el presidente
considere que el plan no es equilibrado, decidirá no
extender esos recortes de impuestos y sumará así
alrededor de 1 billones de dólares a la reducción
del déficit, según la Casa Blanca.

La reforma fiscal. En la segunda fase de la
reducción del déficit, el comité
bipartidista considerará poner en marcha una reforma
fiscal para poder aumentar los impuestos, algo que rechazan los
republicanos, al tiempo que considera cambios a programas
sociales, a lo que se oponen los demócratas. Evitar
así que el país entre en suspensión de pagos
el 2 de agosto (2011).

No comment (VII): lecturas recomendadas (el que
quiera entender que entienda)

– Nos morimos por encima de nuestras posibilidades
(Libertad Digital – 26/9/11)

(Por Ignacio Moncada)

Oscar Wilde vivió entregado al
dispendio como modo de vida. Y cuando llegó la factura de
su última botella de champán, postrado en
París por la enfermedad y la insolvencia, acertó a
decir: "Dios mío, me muero por encima de mis
posibilidades".

El otro día escuché una curiosa
anécdota. Cuentan que Oscar Wilde, cuando estaba en su
lecho de muerte, pidió una botella del mejor
champán francés. El polémico escritor
irlandés, pese a que llegó a ganar mucho dinero
durante su vida, siempre estaba arruinado. Vivió entregado
al derroche en lujos y placeres, al dispendio como modo de vida.
Y cuando llegó la factura de su última botella de
champán, postrado en París por la enfermedad y la
insolvencia, acertó a decir: "Dios mío, me muero
por encima de mis posibilidades".

Pocas frases pueden resumir mejor el estado actual de
las economías occidentales. Y es que, como le
sucedió a Oscar Wilde, economías como la
española han estado viviendo muchos años por encima
de sus posibilidades. El mantenimiento de tipos de interés
artificialmente bajos durante los años de la burbuja
generaron la falsa señal económica de que los
recursos no tenían coste. Los bancos centrales iniciaron
una alocada carrera de inyección de dinero que fue a
parar, por supuesto, a manos de quienes los controlan: los
políticos. Y éstos creyeron que podían
gastar cuanto quisieran. Eran tiempos en los que un alcalde
creía que podía cambiar todas las infraestructuras
de una ciudad en una legislatura, tiempos en los que toda
subvención o pago político caía en una balsa
presupuestaria que nadie controlaba, pues sobraba el dinero. Sin
embargo esa sensación era irreal. Pese a que la
manipulación de la moneda alteraba el coste inmediato de
los recursos, a medio plazo se puso de manifiesto que
éstos no eran gratis. De alguna manera había que
pagarlos. Por ese motivo entramos en la crisis. Había
miles de empresas e inversiones que no eran sostenibles con los
costes reales, y millones de trabajadores tenían sus
puestos de trabajo en actividades que quedaron abocadas a la
quiebra.

Todas las crisis económicas siguen patrones muy
similares. Pueden cambiar los sectores más afectados, pero
todas se deben, en esencia, a que la estructura productiva se ha
distorsionado respecto a las necesidades reales de los
consumidores. Salir de una crisis supone reconocer que los
despilfarros de la burbuja no sólo eran insostenibles y
hay que corregirlos, sino que además debemos dinero. Y
aquí vuelve ese "efecto Oscar Wilde" del gobernante
actual, que consiste en creer que podemos seguir
permitiéndonos el nivel de despilfarro de tiempos de la
burbuja. Los keynesianos, yendo más allá,
incluso afirman que el problema se soluciona… ¡gastando
más!
De esa manera, muchos estados europeos, entre
ellos España, siguen desafiando al precipicio de la
bancarrota negándose a recortar drásticamente el
gasto público. Mientras países como España
ya no podrían afrontar sus pagos si no fuera por las
inyecciones del BCE y la garantía de Alemania, sus
políticos siguen gastando como si el dinero siguiera
siendo gratis. Y es que, como le sucedió Oscar Wilde, nos
morimos por encima de nuestras posibilidades.

(Ignacio Moncada es ingeniero industrial por ICAI y
trabaja como analista financiero de inversiones en Nueva
York)

– Contra los estabilizadores automáticos
(Libertad Digital – 14/10/11)

(Por Juan Ramón Rallo)

El problema de fondo de los estabilizadores
automáticos es el de pensar que un agente que copa el 40%
o el 50% de toda la economía podrá aislarse y no
sufrir los achaques de la gestación y el pinchazo de una
burbuja que impregna a toda esa economía.

Uno de los logros de los que se
encuentran más orgullosos todos los keynesianos es de
haber instaurado un sistema de "estabilizadores
automáticos" que actúen como contrapeso contra los
movimientos cíclicos de la economía. Dentro de esta
categoría se incluyen los impuestos vinculados a la
actividad económica, especialmente cuando son progresivos
(IRPF y en menor medida Sociedades o IVA) y los subsidios de
desempleo. Así las cosas, cuando la economía va
bien, los ingresos fiscales aumentan y el gasto en prestaciones
de paro se reduce, y cuando la economía va mal, los
ingresos fiscales se hunden y el gasto asistencial aumenta. En
definitiva, en tiempos de bonanza, el Estado amasa un
superávit presupuestario y enfría al sector privado
retirándole "poder adquisitivo", mientras que en tiempos
de depresión el Estado incurre en déficit para
recalentar al sector privado cobrándole menos tributos y
otorgándole más subsidios de desempleo. Desde el
punto de vista del gasto el asunto es muy sencillo: sube el gasto
privado, el Estado lo rebaja; cae el gasto privado, el Estado lo
incrementa. Asunto terminado: como el Estado contribuye a
estabilizar la demanda merced a estos instrumentos no
discrecionales, también contribuye a estabilizar la
economía. Son, pues, estabilizadores automáticos.
Sencillo, ¿no? No tanto, pues el marco keynesiano es lo
que tiene: que es falso.

Empecemos por los felices tiempos de bonanza. Si nos
encontramos en la cresta de un ciclo económico causado por
la excesiva expansión crediticia de los bancos, es verdad
que la economía privada tiende a recalentarse y a
inmovilizar los recursos en una dirección que más
adelante se nos revelará como errónea, de modo que
a priori podría parecer una buena idea que el Estado les
arrebatara parte de esos recursos para prevenir su despilfarro.
Sin embargo, es un poco ingenuo pensar que mientras el sector
privado se encontrará sumergido en un clima
burbujístico, nuestros gobernantes serán capaces de
mantener la cabeza fría y, en lugar de utilizar esos
ingresos tributarios extraordinarios para iniciar nuevos
programas de gasto que dilapiden el capital tanto o más
que en el sector privado, los destinarán
íntegramente a incrementar su ahorro, minorando su
endeudamiento anterior. Los políticos son personas que,
como todas, pueden caer bajo el influjo de la orgía
crediticia, consolidando una estructura de gastos que, para
más inri, puede extenderse en el largo plazo y que luego
puede resultar mucho más complicada de adelgazar y
reajustar que en el caso del sector privado.

Por el contrario, en el foso de la depresión, la
economía privada debe reajustarse creando nuevos modelos
de negocio que permitan amortizar la acumulación de deuda
privada pasada y satisfacer las necesidades más urgentes
de los consumidores. Si en esos momentos el Estado comienza a
endeudarse masivamente para impedir que decaigan las demandas de
quienes han dejado de producir riqueza y deben proceder a
reajustarse, no sólo se ralentiza el proceso de
recomposición del sector privado, sino que se ceba el
endeudamiento público, añadiendo todavía
más pasivos a una sociedad que necesita minorar el monto
de sus obligaciones totales. En otras palabras, el inconveniente
de los estabilizadores automáticos durante la
depresión es el mismo que el de todo programa estatal para
incrementar el gasto en esa coyuntura, pero con un agravante:
obran de oficio, sin necesidad de que nadie los ponga en marcha
como si de un Plan E se tratara, lo cual los vuelve bastante
más rígidos e inflexibles ante la nueva
situación económica. Ni siquiera aquellos
políticos que se dan cuenta de que la explosión del
endeudamiento público no contribuye a superar la crisis
sino sólo a enquistarla y agravarla, tienen margen para
volverse austeros; lo deseen o no, las cuentas se les descuadran
por defecto y en unos volúmenes
elevadísimos.

El problema de fondo de los
estabilizadores automáticos es el de pensar que un agente
que copa el 40% o el 50% de toda la economía como el
Estado podrá aislarse, primero, y no sufrir los achaques,
después, de la gestación y ulterior pinchazo de una
burbuja crediticia que impregna a la práctica totalidad de
esa economía. La Administración será
igualmente víctima de la euforia irracional, primero, y
del deterioro de su crédito, después. No puede
estabilizar la economía porque forma parte muy sustancial
de esa economía (y menos de manera automática…
como si el gasto por el gasto sirviera para descubrir
cuáles son los nuevos modelos de negocio que necesitamos),
de modo que si aquélla entra en crisis, él
también lo hará por necesidad, y si aquélla
se sobredimensiona, éste se verá impelido a hacer
lo propio. Con una diferencia fundamental: el sector privado,
gracias al mecanismo de los precios y al instituto de las
quiebras empresariales, es mucho más ágil que el
sector público tanto a la hora de detectar los errores
cometidos como a la hora de corregirlos.

La solución última a
dinámicas crediticias distorsionadoras no vendrá de
la planificación ingenieril de expansiones o contracciones
automáticas del gasto (público o privado),
especialmente cuando esa planificación tiene su fundamento
en una teoría económica deficiente como la
keynesiana. Si queremos evitar de verdad los auges expansivos
artificiales y salir lo antes posible de las depresiones, basta
con que nos concentremos en que, en su origen, el crédito
no se expanda desligándose del ahorro real y que, en su
destino, las malas inversiones puedan reajustarse lo antes
posible sin el sostenimiento artificial del crédito
estatal. Los estabilizadores automáticos son más
bien desestabilizadores automáticos.

(Juan Ramón Rallo es doctor en Economía y
profesor en la Universidad Rey Juan Carlos y en el centro de
estudios Isead)

– 1.000 días de la presidencia Obama (Libertad
Digital – 23/10/11)

(Por Mike Brownfield – Fundación
Heritage)

Lo que hemos visto de la
administración Obama es más gobierno, más
regulación y cantidades abrumadoras de gasto gubernamental
con la esperanza de que eso estimulase la economía. El
problema es que no ha funcionado y las cifras lo
demuestran.

El lunes 17 se cumplieron 1.000 días de la
presidencia de Barack Obama y, desafortunadamente para Estados
Unidos, esos días se han visto marcados por profundos
déficits, pérdida de empleos, prolongado desempleo
y un gobierno más grande. Mientras tanto, muchos de
aquellos encargados de estar al frente del gobierno federal
prácticamente han abdicado de sus
responsabilidades.

La deuda nacional está en $ 14.9
billones, de los cuales, se han añadido $4.2 billones
desde que Obama juró su cargo. Catorce millones de
americanos están desempleados, eso es el 9.1% de la fuerza
laboral. El índice de desempleo ha estado por encima del
9% durante 840 de los 1.000 días y el trabajador
desempleado promedio ha estado sin trabajo por más de
nueve meses. Todo sea dicho, 2.2 millones de empleos se perdieron
durante el mandato Obama a pesar de las aseveraciones de la Casa
Blanca de que el estímulo de $ 787,000 millones del
presidente crearía 3.3 millones de empleos netos para
2010.

Desafortunadamente, en vez de llevar a Estados Unidos
hacia la cordura fiscal y una economía más
sólida, el presidente está llevando al país
en la dirección opuesta. La pasada semana, su
última propuesta para "estimular" la economía con
otros $ 447,000 de gasto no logró la aprobación del
Senado, pero en vez de admitir que más impuestos y gasto
no es lo que Estados Unidos quiere o necesita, Obama está
redoblando esfuerzos. Hoy, el presidente está preparando
otro viaje en autobús por el país para vender una
versión diferente del mismo plan, esta vez, dividida en
trozos con impuestos y gastos todavía lo suficientemente
grandes como para asfixiar un caballo. Es el mismo plan, solo que
con envoltorio distinto. El excongresista Ernest Istook explica
los peligros:

Incluso se pueden utilizar versiones fraccionadas del
plan de $ 447,000 millones de Obama para colarles lo peor del
plan. Esto es así porque es casi imposible conseguir que
la Cámara y el Senado promulguen versiones
idénticas de la propuesta de ley, lo que requerirá
una conferencia de las cámaras para "resolver las
diferencias", lo que a veces resulta en tener que añadir
detalles desagradables.

Aunque es una buena noticia que el Senado haya rechazado
el plan de empleo del presidente, las malas noticias son que el
Senado ha fracasado totalmente en poner a Estados Unidos de
vuelta por el camino de la salud fiscal. El senador Jeff Sessions
(R-AL) y el presidente del Comité de Presupuesto de la
Cámara de Representantes, Paul Ryan (R-WI), señalan
que han pasado 900 días sin que los demócratas del
Senado hayan adoptado un presupuesto formal y lo denominan "una
desgracia nacional".

Como exige la ley, los republicanos de la Cámara
de Representantes presentaron un presupuesto en comité, lo
pusieron a votación y lo aprobaron, esta primavera. Era un
plan sincero, detallado, concreto, que pondría nuestro
presupuesto de camino al equilibrio y a nuestra economía
de camino a la prosperidad. Pero los demócratas del
Senado, durante este tiempo de crisis nacional, ni siquiera
presentaron un plan presupuestario, en abierto desafío a
la ley y al público que sirven.

Lo que hemos visto de la administración Obama es
más gobierno, más regulación y cantidades
abrumadoras de gasto gubernamental con la esperanza de que eso
estimulase la economía. El problema es que no ha
funcionado y las cifras lo demuestran. Obama prometió que
su estímulo de $ 787,000 millones salvaría o
crearía 3.5 millones de empleos para finales de 2010. No
fue así y, dado que se perdieron empleos, se quedó
corto de su objetivo en 7.3 millones de trabajos. Su plan de
atención médica, más conocido como
Obamacare, no redujo los costos de los cuidados de salud como
prometió y es de hecho responsable de costos crecientes en
2011. Además de eso, la ley forzará a salir del
pleno empleo a muchos trabajadores no cualificados debido al
encarecimiento de su mano de obra.

Y estos son sólo los grandes elementos. En los
últimos 1.000 días, Estados Unidos ha visto el
aumento de las regulaciones, una ley ómnibus de 9.000
páginas, un rescate financiero de los sindicatos
gubernamentales, una ley de reforma de Wall Street que
hará más daño que bien, un tratado de armas
nucleares que va en detrimento de nuestra defensa antimisiles, la
negativa a aumentar la producción nacional de
energía, la extralimitación federal en la
educación, el menoscabo del Estado de Derecho y un oscuro
nubarrón sobre el futuro de nuestras fuerzas militares
debido al fracaso en garantizar un adecuado gasto de
defensa.

En el Wall Street Journal de ayer, James Freeman escribe
acerca de una entrevista con el milmillonario Mortimer Zuckerman
-demócrata, magnate inmobiliario y propietario del diario
New York Daily News-. "Entre los ejecutivos que apoyaron a Barack
Obama en 2008, (dice (Zuckerman), hay una grandísima,
enorme ansiedad sobre el liderazgo político del
país". Zuckerman informa de que entre los
demócratas, "la sensación es que las
políticas de este gobierno han fracasado". Dado el
historial de la administración Obama de los últimos
1.000 días, podrían estar en lo cierto. El gobierno
aún más grande de hoy en día no ha puesto a
Estados Unidos en el rumbo a una mejor fiscalidad, no ha creado
empleos y no ha construido una economía más
fuerte.

Hay un camino mejor y se llama Para
Salvar el Sueño Americano, es el plan de Heritage que
marca el rumbo para arreglar la deuda, reducir el gasto y
restaurar la prosperidad. Rediseña los programas de
derechos a beneficios, garantiza la asistencia para aquellos que
la necesitan y preserva el sueño americano para las
generaciones futuras. Si el Congreso y el presidente quieren que
la nación avance, cree nuevos empleos y anime a las
empresas para que crezcan e inviertan, entonces acumular
más deuda, aumentar los impuestos e incrementar el gasto
no son la respuesta, no importa cuánto desee el presidente
Obama que así sea.

Manos tijeras: el Plan de "recortes" de Ron Paul (R)
(¿anticipando la era post Obama?)

"Este mes, el congresista por Tejas y candidato
republicano a la presidencia de Estados Unidos Ron Paul
presentó en Las Vegas un plan de choque para equilibrar el
presupuesto federal en tres años. El ambicioso programa
contempla, entre otras medidas, la reducción del gasto
público en un billón de dólares durante el
primer año, así como el fin de las guerras en
Afganistán e Irak, la eliminación de la ayuda
externa y de cinco departamentos y varias agencias federales. Ron
Paul propone combinar estos recortes de gasto con rebajas en
varios impuestos, perseverando en los ideales liberales que lleva
más de treinta años defendiendo
elocuentemente"…
Ron Paul desvela cómo
recortar 1 billón de dólares de gasto
público en un año (Libertad Digital –
30/10/11)

Sus compañeros republicanos suelen criticarle por
su rechazo al intervencionismo militar. Paul, veterano de la
Fuerza Aérea y de la Guardia Nacional Aérea,
replica que el Partido Republicano se caracterizó siempre
por su aversión a las guerras y que son los demás
candidatos los que han traicionado al partido. En este sentido,
llama mucho la atención que el único candidato
republicano en posicionarse siempre contra las guerras sea el que
más donaciones recibe de los soldados en esta
campaña, como sucedió ya en 2008. Durante este
tercer trimestre, igual que en el anterior, ha conseguido
más donaciones de militares que todos los demás
republicanos juntos.

Ron Paul, doctorado en medicina en 1961, ha ejercido la
ginecología y tocología en su consulta privada
rebajando precios e, incluso, trabajando gratis y
negándose siempre a aceptar los pagos de los sistemas
públicos del Medicaid y Medicare. Desde entonces, ha
asistido a más de 4.000 partos, muchos de ellos mientras
compaginaba su profesión con la de congresista.

Junto a la obstetricia y le ginecología, otra de
las pasiones de Paul es la Escuela Austríaca de
economía. En Washington es conocido como Dr. No porque
siempre vota en contra de aumentar el gasto público, los
impuestos o cualquier otro tipo de intervencionismo. Cada
año devuelve, aproximadamente, 50.000 dólares del
dinero que se asigna a su oficina del Congreso.

En las múltiples encuestas que se realizan, Paul
está quedando entre los cuatro primeros puestos en las
filas republicanas. Sin embargo, los grandes medios de
comunicación le ignoran completamente. La ley del silencio
contra Ron Paul ha llegado a ser tan descarada que un famoso
presentador nada afín a los republicanos como Jon Stewart
denunció el boicot.

El Plan para restaurar América

Propone reducir el gasto público en un
billón de dólares el primer año y continuar
con más reformas en todos los frentes hasta alcanzar el
equilibrio presupuestario (próximo al 10% del PIB) nada
menos que en tres años, antes de agotar la primera
legislatura.

La plantilla de empleados federales debería
reducirse en un 10% y la paga del presidente se recortaría
hasta los 39.336 dólares, un nivel que según el
candidato tejano es "aproximadamente igual a la renta personal
mediana del trabajador americano". Defendió esta propuesta
explicando que él ya lleva muchos años renunciando
a los privilegios económicos propios de los congresistas:
"Cuando fui al Congreso por primera vez, en los años
setenta, elegí no participar en el fondo de pensiones (de
los congresistas) porque creí que era abusivo e injusto
con el contribuyente".

"Nos deshacemos de cinco departamentos, eso para
empezar", concretamente, Energía, Vivienda y Desarrollo
Urbano, Comercio, Interior y Educación, además de
varias agencias, entre ellas la Administración de
Seguridad de Transportes (TSA). En cuanto a las demás
agencias públicas y departamentos se congela el gasto,
pero no a los niveles actuales, sino a los de 2006, que coincide
con la última vez que los republicanos tuvieron el control
pleno del presupuesto federal. Así se conseguiría,
en un trienio, alcanzar el equilibrio fiscal. "Aprenderemos a
vivir con mucho menos Gobierno", afirmó en la
presentación del plan.

Los recortes serían del 30% para la Agencia de
Protección del Medioambiente (EPA), que en 2010 dispuso de
un presupuesto de 10.486 millones de dólares; la
reducción sería del 40% para la
Administración de Alimentos y Drogas (FDA), cuyo
presupuesto en 2008 fue de 2.300 millones; la ayuda externa, que
en 2009 ascendió a 47.700 millones, se eliminaría
por completo.

Monografias.com

En cuanto a la Seguridad Social, el plan "honra nuestra
promesa a nuestros mayores y veteranos, mientras permite que los
jóvenes trabajadores (menores de 25 años) opten por
salirse". De esta forma, se sientan las bases para que
paulatinamente el Seguridad Social pase a ser un sistema
voluntario. Paul comentó que había expuesto la idea
a "audiencias en las que había muchas personas de
más de 25 años y todo lo que hacían era
decir ¿y qué tal si me incluyes a mí?", pero
"en los campus no puedo recordar a nadie acercándose a
mí para decirme eh, no quiero hacer eso,
¡sálvame! Quiero pagar la Seguridad Social porque
sé que es un buen negocio, quiero jubilarme por la
Seguridad Social. ¡Nunca!".

Otro importante recorte es el de Defensa. Según
Paul, "sólo para mantener la guerra en Afganistán,
sólo en Afganistán, son 12 millones de
dólares por hora". Paul propone acabar con ésa y
con la de Iraq. Es consciente de que no sólo en este
asunto sino en los recortes de gastos, en general, nadie va tan
lejos. "Los otros candidatos no han ofrecido esto, no creo que
piensen que es muy importante, creen que pueden hacer arreglillos
en los bordes, pero yo creo que el pueblo americano está
listo para el pensamiento honesto y las reformas honestas. Y no
es demasiado difícil para mí hacer esto porque yo
tengo creencias personales; afortunadamente, mis creencias
personales coinciden con lo que dice la
Constitución".

Su plan contempla que algunas de las tareas que el
Gobierno federal dejaría de ejercer podrían pasar a
ser responsabilidad de los diversos estados, de tal forma que
"todo lo que no se menciona explícitamente en la
Constitución debería poder ser eliminado", en
referencia a la Décima Enmienda de la Constitución,
según la cual "los poderes no delegados a los Estados
Unidos por la Constitución, ni prohibidos por ella a los
Estados, quedan reservados o a los Estados o al pueblo,
respectivamente".

Paul reduciría el impuesto de Sociedades a un
máximo del 15%, eliminando la imposición sobre las
ganancias de capital, los dividendos y la repatriación de
capitales. Todos los recortes de impuestos establecidos en la era
Bush se perpetuarían. Al igual que sus rivales
republicanos, revocaría la reforma sanitaria de Obama,
así como la regulación financiera Dodd-Frank del
año pasado y la ley Sarbanes-Oxley de 2002, que aumenta el
control contable sobre las empresas. "No necesitamos más
regulaciones. Necesitamos más regulaciones sobre el
Gobierno, eso es lo que realmente necesitamos".

Su plan no incluye eliminar la Reserva Federal, como
piden muchos seguidores de Paul, pero sí realizar una
auditoría completa "para que sepamos qué hacen con
todo ese dinero que crean de la nada", propuesta que Paul lleva
tiempo promoviendo. De hecho, recientemente en un artículo
en el Wall Street Journal acusó a la Reserva Federal de
ser la culpable de la crisis financiera.

Sin embargo, el plan sí "sienta las bases para la
verdadera reforma y dejar obsoleta a la Reserva Federal mediante
la legalización del dinero constitucional, divisas en
competencia que facilitarían la transición".
"Nosotros honramos el principio bíblico del dinero
honesto", concepto sobre el que ha escrito extensamente Gary
North:

1. El envilecimiento monetario es malo: "Tu plata se ha
tornado en escorias, tu vino está mezclado con agua"
(Isaías 1:22).

2. El endeudamiento múltiple, que es la base de
la reserva fraccionaria de la banca, no debe permitirse: "Si
tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo
devolverás antes de ponerse el sol" (Éxodo
22:26).

3. Y no deben alterarse los pesos y las medidas:
"Tendréis balanzas justas, pesas justas, un efa justo (22
litros) y un hin justo (3,7 litros). Yo soy el SEÑOR
vuestro Dios que os saqué de la tierra de Egipto"
(Levítico 19:36).

Monografias.com

– El nuevo modelo (Negocios.com –
8/12/11)

(Por Santiago Niño Becerra) Lectura
recomendada

Una crisis sistémica se produce cuando el modelo
que se ha estado utilizando se agota. Entonces se manifiesta la
crisis. Mientras suceden cosas más o menos horribles se va
diseñando un nuevo modelo que, paulatinamente se va
implantando. Cuando se ha logrado estabilizar la situación
el modelo ya está implementado, y a la vez: la completa
implantación del modelo estabiliza la situación.
Llegados a este punto la crisis puede darse por concluida. Como
ya comentamos cuando empezó a hablarse del tema, esto que
se ha dado en llamar "Gobierno Económico Europeo" es parte
del nuevo modelo.

No, no ha habido un error: conscientemente lo repito:
para que lo lean con calma, para que lo repasen, para que no
quede ni una brizna de duda. (Hay un par de añadidos al
final).

Recordemos. Una crisis sistémica se produce
cuando el modelo que se ha estado utilizando se agota. Entonces
se manifiesta la crisis. Mientras suceden cosas más o
menos horribles se va diseñando un nuevo modelo que,
paulatinamente se va implantando. Cuando se ha logrado
estabilizar la situación el modelo ya está
implementado, y a la vez: la completa implantación del
modelo estabiliza la situación. Llegados a este punto la
crisis puede darse por concluida. Como ya comentamos cuando
empezó a hablarse del tema, esto que se ha dado en llamar
"Gobierno Económico Europeo" es parte del nuevo
modelo.

Lo que ha sido brillante ha sido como se
ha montado en invento. ¡El euro está en peligro!.
¡Salvemos al euro porque, sino, Europa se romperá!.
Pienso que el euro jamás ha estado en peligro por la
sencilla razón de que a nadie le interesa de que el euro
capote, y mucho menos que Europa se rompa: que levante la mano el
país que ha perdido con el euro más de lo que ha
ganado.

Claro que no era muy lógico que en una zona
monetaria conviviese tantas políticas fiscales como
miembros, pero es que se montó así porque
así tenía que ser para posibilitar que entonces se
hiciese negocio: ¿se imaginan en 1999 a un juez dando
palos a quienes sobrepasasen un déficit previamente
fijado?, no, ¿verdad?, porque entonces los negocios
debían hacerse cada uno por su lado a fin de aprovechar
las posibilidades -las oportunidades, se decía- que en
cada miembro se presentasen, y posibilitando que así
fuese.

Cuando en Maastricht se vio que sólo
cumplían los países del Área del Marco
llegó M. Valéry Marie René Giscard d"Estaing
y dijo aquello de que "lo importante era estar en la senda de que
se cumpliese", y fue la solución para que todo el mundo
entrase… porque era conveniente que todo el mundo entrase.
Luego, cuando en el 2003 Alemania y Francia incumplieron el
límite del déficit preguntaron si había
algún problema y todo el mundo se calló. Pero
entonces era entonces y ahora es ahora, y ahora lo que toca es
"marchar francamente, y yo el primero, por la senda
constitucional" (¿Recuerdan quién dijo
eso?).

Ahora lo que toca es fijar, determinar,
regular, fiscalizar, prefijar, imponer, y sancionar a quienes no
cumplan. Es lógico: antes se supusieron cosas que ahora se
sabe que no son, o se quiso creer que eran, tanto da, como que la
capacidad de endeudamiento era infinita o como que el precio de
la vivienda iba a continuar aumentando indefinidamente: son dos
de las caras de la misma moneda.

Ahora lo que toca es administrar lo
escaso, ponerse todos de acuerdo por las buenas o por las malas,
mejor por las buenas, pero dejando claro que quienes no quieran
estar les esperan "las tinieblas exteriores
". La
excepción es The UK. En The UK hay quienes quieren un
referéndum porque no quieren estar debido a que ese
Gobierno Económico Europeo reduce, socaba, la
soberanía y la independencia porque, de momento, iguala y
le quita movilidad a quien ya la tiene: "Inglaterra no tiene
aliados, Inglaterra tiene intereses", ¿recuerdan?.
Si
ese referéndum llegase a hacerse, si yo fuese
británico, votaría "No" a la pregunta si
quería el nuevo acuerdo. Es la excepción a la
regla: no conviene que The UK se incorpore, ya, al pacto
(¿sabían que the pound ya tiene asignada letra en
los billetes en euros?), y las reglas que el pacto supone The UK
las incorporará a su manera: y será bueno que
así sea: para algunos, para algunos.

Las reglas. Fijar el 3% de déficit: hoy,
mañana el cero. Control jurídico de los Tribunales
Constitucionales: se constitucionaliza el déficit: la
nueva versión del régimen imperante en las Edades
Medias: entonces de teocratizaba todo, ahora, como eso ya no
vende debido a que la división de poderes es más
útil se le da un barniz constitucional. Control del
supertribunal de Luxemburgo, de momento sin poder de veto a los
presupuestos nacionales, de momento, luego vendrán las
"sugerencias previas", las "orientaciones normativas", "las
directrices ex ante": "sería conveniente que cuando
elaborase su presupuesto tuviese en cuenta……..".
Todos juntos, todos juntos: quien hace algo mal perjudica al
conjunto, por eso tiene que ser reconducido al conjunto, y quien
no quiera… "el llanto y el rechinar de
dientes".

El fundamento es lógico: los recursos son
escasos, luego deben administrarse de forma eficiente: eso es lo
que dice la razón, pero el corazón va a tener que
elegir cosas, va a tener que tomar decisiones feas. Por eso la
directiva de ese Gobierno Económico Europeo va a estar
formada por los Jefes de Estado y de Gobierno: para darle una
cierta legitimidad democrática a fin de lavar la cara a lo
sucedido en Italia: el Gobierno ha sido elegido por un
señor que fue elegido por otro señor que no fue
elegido directamente por el pueblo; por eso se arrumba a la
Comisión, cuando lo lógico era que ese Gobierno lo
formase la Comisión y sus expertos. Las formas siguen
siendo importantes, de momento.

Por eso a "los mercados" se les ha
dejado muy claro que no van a haber más impagos como los
habidos con Grecia: para eso va a servir el Gobierno
Económico Europeo: para asegurar al auténtico poder
económico que se van a cumplir las reglas: que no se va a
gastar más de lo que se genere tras haber sido fijado el
beneficio a obtener: para asegurar que ese beneficio puede ser
pagado: si no hay impago no será necesario rescatar a
nadie y no hará falta distraer recursos para ello. (Ya:
hará falta la quita final: casi nadie puede pagar la
totalidad de lo que debe, pero eso es algo que ya se verá
mañana).

Y, bueno, queda la población. A
las ciudadanías se les ha tenido que vender la necesidad
de todos estos cambios. Con el miedo, claro: el miedo motiva: "si
no se hace tal y cual será el fin del euro y vendrá
el diluvio", pero con el miedo sólo se consigue gente
sumisa, no convencidos, para ello la población está
teniendo que hacer suya la idea: asumir el cáncer,
sí. Hasta Mayo del 2010 el milagro era posible; hasta
Agosto de este año que se acaba existían
posibilidades porque se fomentaban las ambigüedades; a
partir de Agosto esas mismas gentes ya dicen que "las cosas
están muy mal" y que "esto va para largo", hasta los hay
que afirman que "tenemos para diez años"; y lo reafirman:
"ya lo decía yo" (cuando ayer decían lo contrario).
Sí, los mismos que hace un año afirmaban que era
cuestión de seis meses, los mismos que confiaban en los
que decían que era cuestión de seis
meses.

La población: será
más pobre porque es quien tiene que pagar los ajustes.
Pero asumirá lo que viene: porque no hay alternativa, ya,
pero porque ya ha dejado de contar para otra cosa: hasta hace
cuatro días se hablaba de crecimiento: había que
crecer, era necesario crecer; ya no se habla del tema porque se
sabe que sólo es posible crecer muy selectivamente, porque
ya no es necesario crecer más, sólo recortar:
aquello que no es necesario para crecer lo necesario. Eso es la
crisis, y el nuevo modelo. Triste, ya.

Y, bueno, en el ínterin, hasta
que se dicte lo que hay que hacer, el BCE podrá mantener
la barra abierta a fin de que no haya tensiones extra, y como ya
ha quedado clarísimo que es independiente, pues lo que
decida hacer bien decidido estará.

¿Se preguntaban cómo
sería el nuevo modelo?, pues ya lo están viendo.
Bastante diferente, ¿no?.

(Me lo han pasado. En The UK, un informe recomienda al
gobierno que controle a los pacientes que están recibiendo
quimioterapia para, en determinados casos, obligarles a volver al
trabajo y ahorrarse pagar la baja laboral. En The Guardian de
hace dos días: aquí. ¿Dónde se halla
el límite?).

(Y, ligando con lo de antes: "los miniempleos": mini
trabajos teóricos: Alemania 2003, con minisalarios:
aparcar a personas no necesarias o que no acepten lo que se les
pide que hagan. Si en Alemania fueron 400 euros, aquí
¿cuánto serán?, ¿315? De eso hablamos
aquí: reproduje un mail que me remitió un lector:
personas subempleadas y por días pegadas al
teléfono esperando una llamada para ir a recoger hojas a
un parque durante dos días, y vuelta al teléfono.
¡Pero así bajarán las tasas de desempleo!.
Será un subsidio de desempleo sin estarlo efectivamente.
¡Por favor!).

(Santiago Niño-Becerra. Catedrático de
Estructura Económica. IQS School of Management.
Universidad Ramon Llull)

El "cuento moralista" de los austeros alemanes ("Das
mädchen" Angie y los cinco sabios)

(Medicina medieval. Hay que sangrar al paciente para que
se cure. Que los gastadores paguen por sus excesos con dolor y
sacrificio. La "ley seca" de la Unión Europea)

(Febrero de 2011) Merkel lanza su "Pacto de
Competitividad" para los E.U. de Europa

"Angela Merkel ha dejado claro este jueves, durante
su visita a Madrid con motivo de la Cumbre Bilateral
Hispano-Germana, que su objetivo no es sólo solucionar la
situación actual, en la que la estabilidad del euro
peligra como consecuencia del comportamiento de algunos de los
países del área (Grecia, Irlanda, Portugal,
España…). La finalidad de la canciller alemana es salir
de esta crisis con un conjunto de normas completamente renovado
que impidan la repetición de las turbulencias de los
últimos meses"…
Merkel avanza en Madrid su plan
para crear los 'Estados Unidos de Europa' (Libertad Digital –
4/2/11)

Su diagnóstico es claro: tiene que haber una
armonización entre los países de la eurozona en
muchos más aspectos que el déficit o la deuda
pública. De esta manera, se evitará que haya una
Europa a dos velocidades que impida el normal desarrollo del
euro. ¿Cómo? Mediante la creación de un
súper-estado europeo.

Para Merkel, la economía alemana es ya
inseparable de la moneda única y no puede estar al albur
de los caprichos o la irresponsabilidad de los gobernantes de los
países del sur de Europa. Por eso, tiene que controlar a
estos últimos y piensa aprovechar la actual coyuntura, con
muchos de sus socios pasándolo muy mal para imponerles una
medicina que quizás no quieran probar.

El contenido del "Pacto"

Merkel ha apuntado hacia tres objetivos a la hora de
hablar del contenido de la nueva asociación, para la que
espera no necesitar un nuevo tratado comunitario:

1. Armonización fiscal: es el más
polémico de todos, puesto que obligaría a los
estados miembros de la eurozona a amoldar su legislación
fiscal respecto a las empresas a los gustos alemanes. Merkel no
exigiría un tipo único para todos, pero sí
un "rango" en el que todos deberían mantenerse.

De esta manera, se eliminaría la competencia
fiscal entre estados. Irlanda, con su 12,5% en el Impuesto de
Sociedades, está en la mente de todos cuando se habla de
estos temas. Aunque desde la isla se defiende que ha sido
precisamente este nivel impositivo una de las claves del
espectacular crecimiento de su economía en el
último cuarto de siglo.

2. Igualación de pensiones y salarios: Merkel
quiere que las normas sobre la jubilación de los europeos
sean homogéneas en todos los países. En su
opinión, de esta manera se evitarían injusticias
como que los alemanes tengan que rescatar Grecia, cuando los
helenos se jubilan hasta cinco años antes que ellos. Su
idea es que la edad de retiro se fije en los 70 años, con
un cálculo para la pensión de toda la vida laboral.
Esto implicaría una reducción aún más
fuerte que tras la reforma que prepara el Gobierno
español.

El Plan alemán también incluye
disposiciones para mantener los salarios más o menos
equiparados entre los 17 socios. Esto parece bastante más
complicado de conseguir, dadas las actuales diferencias en rentas
per cápita, precios o nivel de vida, y tampoco han
trascendido los detalles de cómo se llevaría a
cabo.

3. Sanciones a los incumplidores: nada de todo lo dicho
hasta ahora tendría sentido sin un sistema de control y
sanción a los países que no cumplan con las normas
comunes. Por eso, Merkel quiere imponer una especie de
pre-aprobación comunitaria sobre los presupuestos de cada
país. Es decir, que las instituciones europeas (es decir,
Berlín y París) tendrían la posibilidad de
meter mano en los presupuestos de aquellos gobiernos que fuesen a
desmandarse.

También querría implantar un sistema
estadístico homogéneo para todos los gobiernos,
para que las alarmas salten en el momento en que cualquiera de
ellos sobrepase una de sus líneas rojas. Además,
las multas a los países díscolos sí se
aplicarían, no como ha sucedido hasta ahora con el Pacto
de Estabilidad del euro.

No comment (VIII): lecturas recomendadas (el que
quiera entender que entienda)

– Gracias a la crisis, que nos ha enseñado tanto
(Libertad Digital – 5/10/11)

(Por GEES)

Este ominoso periodo de socialismo o
gasto público desbocado, nos ha enseñado las bien
fáciles lecciones de la crisis. Basta con constatar lo que
ha hecho el socialismo y hacer, decididamente, lo
contrario.

Podría parecer otra cosa, pero a lo que se
dedican los responsables europeos últimamente es a
calcular las quitas de la quiebra de Grecia y cuándo
hacerla efectiva.

Francia se oponía a que sus bancos, que dentro
del euro poseen más deuda griega, perdieran más del
21% decidido en julio. Ayer, su ministro de Hacienda dijo que
quizá deberían asumir más. Fuentes alemanas
y comunitarias vienen dejando caer la cifra del 50%. De
ahí las dificultades de ciertos bancos como Dexia. Estamos
en pleno proceso de amortiguar el golpe. La conciliación
de la posición alemana con la francesa se espera de una
reunión el domingo entre Merkel y Sarkozy.

Grecia dijo que tenía liquidez hasta octubre,
pero también era mentira, y sus socios, cada vez
más irritados, le han obligado a admitir que puede
aguantar más. Entretanto han pospuesto la reunión
del 13 de octubre para liberar un tramo de 8.000 millones
pendiente todavía del primer rescate de mayo de
2010.

Por su parte la ampliación y modificación
del fondo de rescate, alentados por incesantes rumores, eran
desmentidos. Primero Trichet afirmó que el BCE no
prestaría al fondo y luego Eslovaquia, un miembro del euro
que ha pasado por dos cambios de moneda, retrasó para el
25 de octubre la votación sobre sus
condiciones.

Primera lección. La izquierda no sólo
española, sino el socialismo cuyas medidas han reinado
últimamente están muy deprimidos, señal de
que algo bueno está sucediendo. Esto: se está
empezando a constatar que la presunta solución de arrojar
dinero del contribuyente a los problemas los hace más
graves. No hay que tomar pues en serio las literalmente
increíbles propuestas recientes desde esos desesperados
sectores, de rebajar tipos o incrementar inflación, que
tanto la UE como la OCDE sitúan por encima del 3%. Que
hayamos tenido que caer tan bajo para desechar las irracionales y
empobrecedoras medidas keynesianas es triste, pero lo es menos si
efectivamente lo hacemos.

La otra lección del momento es que durante
más de un año, desde el primer rescate griego, no
se ha hecho nada nuevo salvo discutir en círculo sobre las
mismas ideas. Desde los rescates expresos –operados
mediante el fondo europeo– hasta los encubiertos mediante
la compra de bonos por el BCE, como los sufridos por
España e Italia -cuya diferencia, como reconoció el
ministro italiano Tremonti, es que en España se espera un
cambio pronto-. Y lo único que ha funcionado ha sido
recortar con tino como están haciendo Portugal y, sobre
todo -sin agravar impuestos-, Irlanda, que ya crece más
que España.

Como Sieyès durante la Revolución, hemos
vivido. O sea, nuestra maltrecha cabeza sigue sobre nuestros
hombros. Así que este ominoso periodo de socialismo o
gasto público desbocado, nos ha enseñado las bien
fáciles lecciones de la crisis. Basta con constatar lo que
ha hecho el socialismo y hacer, decididamente, lo
contrario.

(GEES, Grupo de Estudios Estratégicos)

– Volver al Euro (Libertad Digital –
12/10/11)

(Por GEES)

Ahora que estos keynesianos de todos los
partidos están perdiendo batallas por doquier es
fundamental que su derrota sea total, para que nunca más
vuelvan a alterar los fundamentos del bienestar.

El problema no es el euro, sino la
tendencia impuesta por ciertas elites a la opinión
pública de que hay atajos artificiales y públicos
para el crecimiento económico. Ahora que estos keynesianos
de todos los partidos están perdiendo batallas por doquier
es fundamental que su derrota sea total, para que nunca
más vuelvan a alterar los fundamentos del
bienestar.

Salvar a Grecia pasará por la
recapitalización, pública o no, de los bancos
privados que pierdan en sus inversiones de deuda griega. Nada
más normal, ni distinto a lo que debió hacerse en
origen. Pero la receta de los poderes dominantes, que no son
tanto los políticos como aquellos que, en una
reversión al Antiguo Régimen, forman opiniones
públicas dependientes, apropiándose del pensamiento
no apto para los pobres y mortales contribuyentes, fue una
orgía de gasto público financiado con deuda y
artilugios financieros de dudosa eficacia
cortoplacista.

Esta historia empieza mucho tiempo ha
cuando en 1971 Estados Unidos, y el mundo detrás,
abandonó el patrón oro permitiendo crear dinero sin
respaldo de riqueza real. Abriéronse las puertas a la
expansión crediticia y al recurso inmoderado a la deuda
pública. Los políticos podían dar rienda
suelta al crecimiento nominal contentando a todos. Al crearse el
euro se intentó impedir que los bancos centrales
rescataran a los países irresponsables, que con adecuados
incentivos son todos, de sus políticas demagógicas.
Tipos de interés bajos, abstrusas políticas de
liquidez ilimitada, y estímulos públicos no
contribuirían ni al pleno empleo ni al crecimiento. En
cambio, una política monetaria independiente debía
proporcionar moneda estable, sin devaluaciones ni expansiones
crediticias infundadas. Esto no eran defectos del euro, eran su
objetivo. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento, núcleo
del tratado de Maastricht, nunca fue cumplido plenamente pero,
meramente acercándose a sus compromisos, Europa pudo
crecer y desarrollarse como la segunda zona más
próspera del mundo.

Lo que se prepara –que los
acreedores asuman sus pérdidas– es una manera, la
única, de volver a los principios fundadores. Evita el
rescate perpetuo y obliga al cumplimiento de las obligaciones
jurídicas. La unión fiscal no implicaría una
Europa más ortodoxa sino una Europa griega, como resultaba
evidente desde el principio dada su defensa por la izquierda
desaprensiva, y una costosa salida del euro haría cundir
el ejemplo provocando otras.

La salvación detrás de
la que correr es la capacidad europea de someterse a una
disciplina racional regulada en Derecho que promueve crecimiento
y estabilidad, y no el conjuro al vudú financiero de la
"libertad" monetaria o la "economía dirigida por la
política", modelos garantistas de miseria, eso sí,
controlada por poderes públicos. Hay que someterse a una
moneda seria, ya sea de papel, y dejar de escuchar a sirenas y
brujos antediluvianos comprometidos con poderes con
vocación de absolutistas. Por ventura, el dramático
y evidente fracaso de las políticas que fomentaron
podría devolver Europa a sí misma. Que así
sea.

(GEES, Grupo de Estudios Estratégicos)

– La misión cumplida de Merkel (Libertad Digital
27/10/11)

(Por GEES)

Ninguna decisión
burocrática puede resolver el problema: la losa de la
deuda pública que carga a las generaciones futuras con la
factura de las presentes en un ejemplo de egoísmo sin
precedentes.

El debate subyacente a la cumbre del Euro y crisis
deudora occidental es ¿quién es el motor de la
economía, el estado o el sector privado?

Merkel ha vencido contra los obsesos en
simpatizar con la posición de deudor y la voluntad de
convertir a Alemania en prestador de último recurso
permanente. Hasta este verano la quiebra de Grecia era
intolerable, impensable requerir pérdidas a inversores
privados y la unión fiscal, o constante dependencia
crediticia de Alemania, proclamada solución
universal.

La suspensión de pagos es hoy punto de partida
indiscutible, los bancos asumirán quitas de más del
50% y no habrá unión fiscal.

Es curioso que, desbrozando el conjunto de inanidades
publicadas por medios oficialistas durante la crisis, en el GEES
fuésemos descubriendo por dónde se encauzaba la
solución llevándoles, sencillamente, la
contraria.

Predijimos la quiebra griega el 25 de mayo cuando no se
quería oír hablar de ella porque, según se
chantajeaba a Merkel, lo pondría todo patas arriba ("Esto
implica lo que (…) se llama una suave reestructuración
de la deuda en la forma de un retraso en sus pagos") y el 8 de
junio ("el resto de los acreedores han caído en la cuenta
de que más vale anotarse las pérdidas de la
restructuración griega cuanto antes porque esperar no
mejora las expectativas").

Predijimos la recapitalización consecuencia de
esta: "si no es factible la unión fiscal, ni la
solución inflacionista (…) no es imposible que se llegue
por la fuerza de lo inevitable a la solución ortodoxa:
reestructurar la deuda… recapitalizando acaso los bancos
afectados".

Y la imposibilidad de la unión fiscal no prevista
en los tratados más allá del uso del fondo de
estabilidad como seguro y agencia de colocación de deuda:
"por mucho que entusiasme a la elite (…), apoyada por una
prensa activista, se enfrenta con un pequeño
inconveniente. Es ilegal, es despótica y es
económicamente infructuosa".

Y explicamos que solo volviendo al euro more Maastricht,
obligando al cumplimiento de los criterios de convergencia, se
podría acometer el futuro: "Una política monetaria
independiente debía proporcionar moneda estable, sin
devaluaciones ni expansiones crediticias infundadas. Esto no eran
defectos del euro, eran su objetivo".

Pero ninguna decisión burocrática puede
resolver el problema: la losa de la deuda pública que
carga a las generaciones futuras con la factura de las presentes
en un ejemplo de egoísmo sin precedentes. No es relevante
que acertáramos, sino que lo hiciéramos
contradiciendo a los medios dominantes encargados de confundir
para promover una opción ideológica letal, el
socialismo, heredero democrático del comunismo que merece
el mismo final. El camino está señalado por las
costumbres financieras germánicas, falta recorrerlo
revitalizando el sector privado mediante austeridad
pública e incentivación de la actividad. Que los
contendientes en las primarias republicanas americanas
estén compitiendo por la más ingeniosa propuesta de
tipo impositivo único y reducciones de cargas muestra el
horizonte. Enterrar el consenso socialdemócrata, y su
divinización del estado, permitiría mirarlo con
esperanza. Merkel ha tenido valor. Que sigan otros.

(GEES, Grupo de Estudios Estratégicos)

La Europa de Merkel: queda prohibido traspasar el
déficit estructural del 0,5%

"El comunicado conjunto de los jefes de Estado de la
zona euro consagra la prohibición de que los países
no puedan traspasar el umbral del 0,5% de déficit
estructural y advierte que habrá "consecuencias
automáticas" para aquellos que superen el 3% de
déficit presupuestario. Los líderes apoyan
introducir la regla de oro sobre equilibrio presupuestario en las
constituciones y crear un mecanismo de corrección
automática para casos de desviación"…
El
déficit estructural no podrá superar el 0,5% (Cinco
Días – 9/12/11)

La primera parte de la cumbre de jefes de Estado de la
zona euro de diciembre de 2011 se ha cerrado con mal sabor de
boca. Sin embargo, algunas cuestiones sí han quedado
acordadas para los 23 países que han suscrito el
comunicado conjunto: los 17 países del euro y otros seis
no miembros (Bulgaria, Dinamarca, Letonia, Lituania, Polonia y
Rumanía).

En primer lugar, alcanzaron un pacto que consagra la
necesidad de que los déficits no superen el 0,5%. Aquellos
países en esta situación deberán remitir a
la Comisión y al Consejo Europeo un programa detallado con
reformas estructurales que permitan una corrección
"duradera y efectiva". Además, se prevén
"consecuencias automáticas", "pasos y sanciones" cuando un
país traspase el umbral del 3% de déficit, a no ser
que se oponga una mayoría cualificada de los Estados
miembros. Además, los países cuya deuda supere el
60% del déficit deberán comprometerse a cumplir la
regla del 1/20 (es decir, reducir esta cantidad en un 5% cada
año durante un periodo de tres), una regla que
resultará particularmente gravosa para países muy
endeudados como Italia.

En el comunicado conjunto, evidentemente, tampoco faltan
las buenas palabras acerca de la necesidad de ir avanzando hacia
una política económica común para asegurarse
de que todas las "grandes reformas de la política
económica que planeen países de la zona euro se
discutirán y coordinarán en la zona euro".
Habrá cumbres de jefes de Estado de la zona euro al menos
dos veces al año.

Respecto del polémico punto de la
participación del sector privado, los jefes de Estado de
la zona euro se adherirán "estrictamente" a los principios
y prácticas del FMI. Es decir, se abandona de forma "clara
y definitiva" la participación privada en las eventuales
reestructuraciones de la deuda soberana y afirman que el caso
griego fue "único y excepcional".

– La nueva dictadura europea (Libertad Digital –
12/12/11)

(Por Manuel Llamas) Lectura recomendada

El funcionamiento del Fondo de Rescate
Europeo Permanente podrá influir de forma sustancial en
los presupuestos nacionales de los países miembros, con la
consiguiente cesión implícita de
soberanía.

De las diversas medidas acordadas durante la Cumbre
Europea del pasado viernes, destacan sobremanera dos que han sido
poco difundidas. Por un lado, la imposibilidad de volver a
aplicar quitas soberanas como las aprobadas recientemente en el
caso de Grecia. En este sentido, los líderes europeos han
enfatizado que la suspensión de pagos aplicada a Atenas es
"excepcional" y "única" -es decir, no volverá a
pasar-, en un intento a la desesperada por tratar de tranquilizar
a los inversores. Sin embargo, un anuncio de estas
características, aparte de resultar poco creíble
para el mercado, implica que Bruselas mantiene la firme
convicción de extender su estrategia de rescates soberanos
y bancarios cueste lo que cueste, con el consiguiente perjuicio
para el contribuyente europeo, al tiempo que supone la
rendición de Alemania a la hora de tratar de imponer su
plan inicial de quiebra ordenada de países y
bancos.

Asimismo, otro de los puntos destacados de la Cumbre
radica en adelantar la puesta en marcha del Fondo de rescate
europeo permanente (ESM por sus siglas en inglés) a 2012
cuando, inicialmente, se concebía para 2013. Y es,
precisamente, esta decisión la que cobra especial
relevancia dentro del citado plan de rescates indiscriminados. No
en vano, ¿conocen realmente los europeos qué
implica este mecanismo? Para empezar, el citado Fondo cuenta con
un Tratado propio, aprobado el pasado julio, cuyas claves son las
siguientes:

Artículo 8: capital social autorizado de 700.000
millones de euros.

Artículo 9: los miembros del ESM, de forma
irrevocable e incondicional, se comprometen a abonar el capital
que les corresponda en siete días.

Artículo 10: la junta de gobernadores del ESM
tendrá autoridad para modificar el capital autorizado
inicialmente y, por tanto, cambiar el artículo
8.

Artículo 27: el ESM goza de inmunidad judicial y,
además, las leyes de ningún otro gobierno o
parlamento se pueden aplicar sobre la organización y
funcionamiento del propio Fondo, gozando así de un estatus
jurídico específico y extraordinario.

Artículo 30: los gobernadores, consejeros,
directores y personal del ESM serán inmunes a todo
procedimiento judicial.

Así pues, el citado documento supone una profunda
reforma encubierta de la zona euro y de la UE, ya que su
funcionamiento podrá influir de forma sustancial en los
presupuestos nacionales de los países miembros, con la
consiguiente cesión implícita de soberanía.
Y ello, a través de un particular cuerpo de
burócratas no electo que, como gestores del ESM,
gozarán de inmunidad judicial, sin necesidad de rendir
cuentas ni ante los tribunales ni ante los electores.

El vídeo explicativo sobre las claves del citado
Fondo, disponible también en español, ha alcanzado
una gran difusión en países como Alemania y Holanda
en las últimas semanas. No es de extrañar que entre
los contribuyentes del norte de Europa arraigue con fuerza un
creciente sentimiento antieuropeísta a la vista de
cómo actúa el Gobierno de la UE: rescates
indiscriminados, inmunidad judicial, cesión de
soberanía presupuestaria… ¿Es ésta la
nueva Europa que pretende imponer Bruselas? ¿Un ente
difuso y opaco con plena capacidad para decidir el rescate de
países o bancos sin necesidad de consultar previamente a
los contribuyentes y sin ningún tipo de supervisión
ni control?… ¿Será éste el germen de la
nueva dictadura europea? Habrá que esperar a su
configuración definitiva, pero sus actuales
términos arrojan muchas más sombras que
luces.

La opción inflacionaria (máxima
"socialización" de las pérdidas)

– Bernanke nos exporta su inflación (Libertad
Digital – 4/3/11) Lectura recomendada

(Por Juan Ramón Rallo)

Frenar la caída ha significado
frenar el reajuste, de modo que hemos terminado
estrellándonos contra el mismo cuello de botella que ya
estranguló el crecimiento mundial en 2008.

Los hay que han visto en la advertencia de Trichet de
que tal vez subirá los tipos de interés en abril un
soberano despropósito. "La economía española
renqueante y Trichet encareciéndonos el coste de la deuda;
¿por qué no aprenderá de su cuate, el
inflacionista Bernanke?". Aseguran que ante una inflación
de costes como la que vivimos -los precios suben porque el
petróleo y otras materias primas se encarecen-, aumentar
los tipos de interés no servirá de nada. Al cabo,
restringir el acceso al endeudamiento encareciéndolo
sólo sería de utilidad si la inflación fuera
consecuencia de que ese endeudamiento creciera (recalentando
entonces la demanda), pero hoy nadie está obteniendo
nuevos créditos a pesar de estar los tipos de
interés al 1%, ¿a qué viene subirlos aun
más?

Reconozco que, como en 2008, Trichet tiene poco margen
de maniobra combatiendo una inflación que, en gran medida,
le viene de fuera. Si acaso, el único freno al
encarecimiento del petróleo vendrá vía
revalorización del euro frente al dólar: si este se
aprecia aun más, el barril nos costará menos. Algo
que, sin embargo, puede convertirse en una alegría
pasajera si los mayores tipos de interés abocan al impago
a países como España y Portugal y, por tanto, la
cotización del euro se hunde.

Podría parecer entonces que los
monetaristas-inflacionistas están en lo cierto y que
Trichet está combatiendo moscas a cañonazos. El
problema es que Trichet, dentro de sus parcas posibilidades,
está apuntando hacia la dirección adecuada: la
subida de tipos de interés. Quien está obrando de
mala manera y está conduciendo a la economía
mundial a una situación límite no es Trichet, sino
Bernanke. Suya, y de su política monetaria
extraordinariamente expansiva, es la responsabilidad de que las
materias primas estén subiendo y de que, por tanto, se
esté extendiendo una inflación a escala
internacional.

El proceso es el siguiente: al bajar los
tipos de interés y monetizar casi todo aquello que fuera
monetizable, Bernanke no sólo ha permitido financiar el
derrochador y billonario déficit de Obama, sino que
además ha permitido, por un lado, que la economía
de Estados Unidos no se reconvirtiera en la dirección de
ahorrar o producir más materias primas y, por otro, que
China y el resto de países que le venden mercancías
sigan hiperdesarrollándose a costa del endeudamiento de
los estadounidenses (que no otra cosa significa que Estados
Unidos mantenga un déficit exterior merced a las laxas
facilidades internas de endeudamiento).

Desde la crisis de 2008, el dogma monetarista ha
consistido en afirmar que, a diferencia de lo que
sosteníamos los austriacos, las economías mundiales
no necesitaban reajustarse a gran escala. Todo se trataba de un
problema de expectativas que habían llevado a los agentes
a atesorar masivamente dinero y a que las economías
operaran por debajo de su potencial. La respuesta, pues,
debía ser incrementar la cantidad de dinero por parte de
los bancos centrales para que la gente siguiera gastando como
antes, permitiendo una rápida recolocación de los
recursos ociosos.

Mas hete aquí que cuando lo han hecho, la
economía mundial efectivamente se ha estabilizado y ha
comenzado a remontar el vuelo, pero… se ha topado de bruces con
la realidad de unas estructuras productivas que para funcionar
necesitan consumir más materias primas de las que ahora
estamos capacitados para producir. Es decir, hemos vuelto a
mediados de 2008, antes del estallido de la crisis, pero con un
volumen de deuda pública infinitamente mayor.

Cualquier persona que sostenga la disparatada
teoría de que el problema que padecemos es esencialmente
monetario y no real, debería plantearse estas tres simples
preguntas:

1. ¿Alguien creía que podíamos
recuperarnos manteniendo casi intacta la estructura productiva de
2007-comienzos de 2008 sin que el precio de las materias primas
se disparara?

2. ¿Alguien cree que esa estructura productiva de
2007 es viable con los elevadísimos precios actuales de
las materias primas?

3. Si ambas respuestas son negativas, entonces
¿no estamos ante una crisis real que hay que corregir por
el lado de la oferta? ¿A qué viene cebar sin ton ni
son la demanda como si el problema estuviera
ahí?

En definitiva, la respuesta monetarista ha sido una
calamidad. Frenar la caída ha significado frenar el
reajuste, de modo que hemos terminado estrellándonos
contra el mismo cuello de botella que ya estranguló el
crecimiento mundial en 2008. Bernanke jamás debería
haber acomodado tanto como lo hizo las necesidades de unos
deudores que o debían reducir su consumo de materias
primas o incrementar su producción de las mismas, y que
gracias a la expansión crediticia del Helicóptero
Ben han podido no hacer ni lo uno ni lo otro.

Nuestras iras deberían dirigirse,
pues, no contra Trichet, quien tímidamente está
haciendo lo correcto, sino contra Bernanke y los monetaristas,
quienes desde un comienzo no comprendieron de qué iba esta
película y, tras el fracaso de los planes de
estímulo keynesiano que ellos mismos ayudaron a sufragar,
tomaron el relevo a la hora de estrecharnos, aún
más, la soga alrededor del cuello.

El programa oculto de la Fed: la "solución final"
de la crisis

"La palabra que tal vez mejor reflejaba la actitud
de la Reserva Federal de Estados Unidos respecto a la
inflación antes de los disturbios en Medio Oriente y la
crisis en Japón era: relájense"…
La Fed
vuelve a barajar el naipe inflacionario (The Wall Street Journal
26/3/11)

Con tanta gente sin empleo y tantas fábricas,
oficinas y centros comerciales vacíos, pocas personas
pueden obtener grandes incrementos salariales y pocas
compañías pueden subir los precios.

De acuerdo, en el primer trimestre del año 2011,
los precios de los alimentos han subido, pero nada que
esté a nuestro alcance va a hacer que el sol brille o que
las lluvias caigan en el momento adecuado para que crezca la
producción agrícola. Los precios de las materias
primas están subiendo, pero eso se debe a la alta demanda
de los mercados emergentes. Sí, estamos inyectando miles
de millones de dólares en los mercados financieros, pero
vamos a retirar ese dinero antes de que genere presiones
inflacionarias. Y, por favor, no nos culpen por la
inflación en China, India o el Reino Unido. Combatir la
inflación allí es un trabajo que le corresponde a
las políticas fiscales, monetarias y cambiarias de esos
países, no a nosotros.

Entonces, mientras la gente crea que la Fed no va a
dejar que la inflación trepe mucho, y actué
conforme a eso, no lo hará.

Luego ocurrió lo de Túnez, lo de Egipto y
lo de Libia. El petróleo Brent de referencia pasó
de US$ 90 por barril en diciembre a US$ 115.

Después golpeó el terremoto de
Japón. Eso está tensando las cadenas de suministro
y deprimiendo la demanda de los consumidores y las empresas
japoneses.

¿Entonces, cuál es la palabra que mejor
describe la inflación a finales de marzo (2011)? La
respuesta no es obvia. Los vientos económicos soplan en
dos direcciones al mismo tiempo. La demanda ha sido golpeada.
Aunque acaba de ser superada por China, la economía de
Japón es equivalente a las del Reino Unido y Francia
combinadas. Consumirá un poco menos por un tiempo, lo
mismo que las empresas y consumidores de otras partes, muchos de
los cuales serán un poco más cautelosos que
antes.

El alza en los precios, por otra parte, golpea el
bolsillo. Cada moneda extra que se gasta para llenar el tanque no
se destina a otra compra. Por cada diez dólares que sube
el precio del barril, los economistas calculan que el crecimiento
de EEUU se reduce en 0,2%. Mientras más débil la
demanda, menos probable es que la inflación despegue.
Habitualmente.

Pero la oferta también importa. Los precios del
petróleo han subido, no debido a la robusta demanda global
sino a la ansiedad imperante sobre el flujo de crudo desde Medio
Oriente. Las fábricas cerradas, la escasez de autopartes
fabricadas en Japón y de los chips para computadoras
limitan la oferta. Cuanto menor sea la oferta, más
presión habrá para que suban los precios.
Habitualmente.

La Fed ha aprendido con el tiempo que no es sensato
apresurarse a subir las tasas de interés cuando los
precios del petróleo reflejan un shock de la oferta. Eso
intensifica el dolor y no reduce los precios del petróleo
rápidamente. En la medida que los consumidores y las
empresas vean cualquier alza del petróleo como temporal,
la inflación no infectará la
economía.

"El desenlace más probable es que el reciente
aumento en los precios de los commodities llevará, como
mucho, a un aumento temporal y relativamente modesto en los
precios al consumidor en Estados Unidos", dijo el presidente de
la Fed, Ben Bernanke, en el Congreso el 1 de marzo
(2011).

Sin embargo, ¿qué podría salir
mal?

Primero, la Fed aún no ha tenido que optar entre
combatir la inflación y combatir el desempleo, sus dos
tareas, y ha mantenido abierto el grifo del crédito.
Espera de que el crecimiento se acelere y que el desempleo caiga
antes de que aparezca una amenaza inflacionaria. Pero las
corrientes cruzadas del mes de marzo (2011) podrían
producir un escenario menos agradable: menos crecimiento y
más inflación, acompañados de un desempleo
aún alto.

Segundo, durante la crisis financiera Bernanke
consideró tan baja la inflación que vio una amenaza
deflacionaria. Se propuso acelerar la inflación y tuvo
éxito. Como la política monetaria funciona con un
cierto rezago, la Fed tiene que restringir el crédito
antes que la inflación llegue a su meta de 2%. "Tenemos
que estar por delante de lo que vaya a pasar", dijo el 22 de
marzo Richard Fischer de la Reserva Federal de Dallas.

Pero si la inflación sorprende, la Fed no
está en una buena posición para moverse
rápido: planea seguir inyectando fondos en la
economía mediante la compra de valores públicos
hasta junio y ha prometido mantener las tasas de interés
bajas "durante un período extendido".

La monetización de la deuda: una estrategia que
favorece a la banca y perjudica al ciudadano

"La inflación sube impulsada por la
política ultraexpansiva de la banca central. Esto favorece
a la gran banca y perjudica a la clase media"…
Los bancos
centrales alimentan la inflación mundial (Libertad Digital
12/4/11)

Uno de los argumentos actuales de mayor peso para
justificar la intervención del gobierno en la
economía es la cuestión de la desigualdad. Se dice
que una economía de mercado por sí sola
generaría niveles de desigualdad en renta indeseables
según las preferencias de la sociedad. Para evitar esto,
el sector público arbitra un conjunto de medidas, tanto a
través de impuestos progresivos como de "gasto social",
destinadas a reducir esa desigualdad, redistribuyendo
deliberadamente la renta de aquellos más pudientes a
aquellos con menos recursos.

Sin embargo, este argumento da por sentado que es el
mercado el que genera la desigualdad extrema, y que tiene que
venir el estado a resolver estos problemas. Pero,
¿qué pasa si las políticas gubernamentales e
intervencionistas generan una mayor desigualdad de rentas, y lo
que puede ser peor, crea privilegiados a expensas del
resto?

Pensemos en la inflación y sus efectos más
sutiles, que van más allá de las consecuencias
económicas que acarrea la subida sostenida en los
índices de precios, y que muchas veces son olvidados por
los medios.

No hace falta irse a los economistas más oscuros
para advertir de estos efectos. De hecho, el economista
británico John Maynard Keynes no lo pudo expresar
más claramente cuando caracterizó al proceso
inflacionario como una confiscación arbitraria de la
riqueza, beneficiando a algunos y perjudicando a otros, donde
entre los más perjudicados se encontraban las clases
medias, pero también los "proletarios".

Como sostiene el economista George Reisman, a
través de la inflación (que definimos en forma
resumida como el aumento en la cantidad de dinero a través
del sistema bancario capitaneado por el banco central) se puede
producir un aumento notable y artificial de las desigualdades de
renta -donde el estrato más rico de la población
parece incrementar dramáticamente su riqueza en
relación al resto y los beneficios corporativos se
incrementan a ritmos superiores al de los salarios-,
fenómeno que tan ampliamente es relacionado al
"capitalismo feroz" y el laissez-faire.

Y es que, el proceso por el cual se inyecta el dinero en
la economía es gradual, es decir, unas personas, empresas
o sectores reciben el dinero fresco en primer lugar, mientras que
los demás lo recibirán, también
gradualmente, en un periodo posterior. Así, los más
beneficiados por la inflación son quienes reciben el
dinero primero, ya que son ellos quienes, al demandar bienes o
servicios o comprar activos financieros, empujan los precios
hacia arriba, traspasando ese mayor coste a quienes reciban el
dinero más tarde, ya que se verán perjudicados por
el alza de precios (pérdida de poder
adquisitivo).

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
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