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Escabiasis, diagnóstico y tratamiento




Enviado por Nayeli Zárate



  1. Introducción
  2. Justificación
  3. Desarrollo del
    tema: escabiasis
  4. Tratamiento
  5. Complicaciones
  6. Conclusiones
  7. Bibliografía

Introducción

La escabiasis o sarna es causada por el ácaro
Sarcoptes scabiei hominis (del griego sárx,
carne, y kopto, yo corto), éste parásito
muy pequeño, de forma oval, el macho mide entre 200-250
µ de largo y la hembra de 300-450 µ. Generalmente el
macho se mantiene sobre la piel, junto a las ninfas y fecunda a
la hembra, la cual una vez grávida excava largos y
tortuosos túneles en la epidermis del hospedero, ayudada
de su aparato bucal y de sus patas. Conforme excava pone sus
huevecillos y defeca. Los huevecillos eclosionan en los
túneles y las larvas y ninfas empiezan a perforar nuevas
galerías conforme se desarrollan. Posteriormente alcanzan
la superficie de la piel, el ciclo de vida tiene una
duración de una a dos semanas. La hembra puede sobrevivir
fuera del hospedero durante 2 a 3 días a temperatura
ambiente y tiene una longevidad de 30 días.

En su historia, la escabiasis fue conocida desde tiempos
de Aristóteles (384-322 a.C.), quien utilizó el
término akari, para designar al "ácaro
mordedor de la madera". Hay también documentos tan
antiguos como el manuscrito en árabe del médico Abu
el Hasan Ahmed el Tabari, que vivió alrededor del
año 970 en Tabaristán, con la descripción de
este ectoparásito. Entre 1685 y 1687, en el Balneario de
Livorno, estudiaron la morfología y fisiología de
Sarcoptes scabiei, para explicar su naturaleza contagiosa, como
lo demuestran los dibujos hechos por Bonomo del parásito y
sus huevos, tras haberlos observado en el microscopio. En su
libro dice lo siguiente: "Con la punta de una aguja, hemos tenido
la oportunidad de extraer y observar al microscopio un
pequeño glóbulo apenas visible, vivito y coleando,
que se parece a una tortuga blanca con un poco de negro en el
dorso, largos pelos, 6 patas y una cabeza puntiaguda terminada en
2 cuernos". Bonomo determinó acertadamente que el
parásito excavaba túneles, se arrastraba bajo la
piel, ponía huevos y persistía 2 o 3 días en
la ropa. Erró el número de patas (el ácaro
tiene 8, no 6) y el lugar donde se debe buscar el bicho (Bonomo
dice que en las vesículas o las pústulas, algo que
es incorrecto, como sabemos en la actualidad). Así pues,
Bonomo, en colaboración con Cestoni, fue el descubridor
del agente etiológico de la escabiasis, y demostró
por primera vez que un organismo microscópico podía
ser el causante de una enfermedad, y el iniciador de una nueva
era dentro de la historia de la medicina.

Estadísticamente, de 1700 a 1945, con la
finalización de la Segunda Guerra Mundial, se situó
entre el tercero y el quinto lugar en la lista de las afecciones
dermatológicas más comunes. Estos enfermos ocupaban
la mayoría de las camas en el hospital Saint-Louis de
París: De 1804 a 1814, 700 camas, de los casi 900 enfermos
internados, estaban destinadas a los sarnosos.

Actualmente tiene una distribución mundial, y
está aun entre las dermatosis más frecuentes. En
México hubo más de 50, 000 casos en 1995 y
más de 70, 000 en 1996, sin embargo la tendencia en el
país es descendente, en el año 2000 se presentaron
87, 155 casos y en el 2009 se registraron 59, 542 casos con una
incidencia de 55 enfermos por 100, 000 habitantes.

Justificación

La realización de esta monografía es
inicialmente con fines académicos, de investigación
y actualización en escabiasis, con fines de apoyo en el
conocimiento de patologías dermatológicas muy
frecuentes en el primer nivel de atención médica,
eligiéndola además por ser una enfermedad muy
contagiosa y frecuente.

La escabiasis tiene ciclos de recurrencia a nivel
mundial cada 17 a 20 años, con una duración de 15
años por causas posiblemente relacionadas con factores de
riesgo de carácter social, económico,
político, o de todos juntos; por lo que el aparente
descenso que ha habido en los últimos diez años
puede ser solamente transitorio, además esta puede
aparecer en forma de pequeños brotes limitados a
áreas geográficas reducidas o en grandes epidemias
e inclusive alcanzar la magnitud de una pandemia.

Como antes hemos mencionado, la escabiasis es un
importante problema de salud pública, por sus altos
índices de morbilidad, su distribución cosmopolita.
Debido a su mecanismo de transmisión (de hombre a hombre
por contacto directo o indirecto a través de vestidos o
ropa de cama) la escabiasis se considera una enfermedad de tipo
familiar o de grupos, en los que la posibilidad de contagio es
del 73 al 85%, siendo más frecuente en países
templados y fríos o en invierno (por el hacinamiento
durante éste); en personas con un nivel
socioeconómico pobre y una de las más frecuentes
entre la población indigente de las grandes ciudades. Se
presenta más en niños y adolescentes, que en
adultos, no existe diferencia en cuanto al
género.

Debido a la falta de conocimiento de las lesiones
elementales que la conforman y a que las formas leves dificultan
su detección oportuna, en diversas ocasiones no se hace un
diagnóstico adecuado, confundiéndose con
padecimientos tales como atopias, prúrigos,
piodermias… y por lo tanto dándose un inadecuado
tratamiento que puede llegar a causar un daño secundario
como una dermatitis de contacto agregada o un corticoestropeo. En
otras ocasiones el mal diagnóstico o el mal tratamiento
puede llevar además a la prolongación de la
enfermedad y a complicaciones agregadas como la
impetiginización o el contagio continuo del resto de la
familia. En el caso de brotes epidémicos el personal de
enfermería, lavandería, guarderías,
hospitales o cuarteles, también se ve afectado, por lo que
siempre se debe brindar un tratamiento integral, familiar y en
ocasiones multisectorial, que incluya un enfoque
epidemiológico y que tenga por objetivo principal la
prevención de factores de riesgo y la promoción de
estilos de vida saludables. De esto se desprende la importancia
de realizar actividades de capacitación dirigidas a
incrementar el nivel de conocimientos de las madres y cuidadores
sobre los factores de riesgo de la enfermedad, evitando a su vez
el impacto emocional en la población y el coste social que
esto implica.

Desarrollo del
tema: escabiasis

Existen 2 mecanismos de transmisión de la
enfermedad el contacto físico estrecho o continuo a
través de la convivencia establecida en familia, escuela,
cuarteles, orfelinatos, hospitales y otros, y a través de
fómites, fundamentalmente sábanas y ropa
íntima. En esta forma de transmisión el encuentro
entre el parásito y el huésped es más
difícil, pues el artrópodo solo resiste uno o dos
días fuera de su hábitat, la piel.

El prurito y las lesiones dependen predominantemente de
la reacción de hipersensibilidad tipo IV, puesto que las
manifestaciones clínicas aparecen un mes después de
iniciada la infestación; en cambio, en sujetos
reinfectados los síntomas pueden aparecer en 24 h. De
manera experimental, la reinfección solo se logra
aproximadamente en 40% de los sujetos expuestos, lo cual habla de
inmunidad humoral. El menor número de ácaros
observados en los individuos reinfectados se explica
probablemente porque la respuesta inflamatoria intensa sea
responsable de la destrucción del
parásito.

Se desconocen los mecanismos inmunitarios involucrados
en la escabiasis. Algunos estudios indican elevación de la
IgA e IgM y disminución de IgG, cifras que revierten a la
normalidad cuando se erradica al ácaro. Se ignora si la
respuesta humoral es específica contra antígenos
del parásito o si está dirigida a antígenos
bacterianos de los agentes infecciosos agregados. También
se ha detectado complejos inmunitarios circulantes. La escabiasis
puede ser crónica, si no se da tratamiento
adecuado.

Manifestaciones clínicas

Existe un periodo de latencia entre el contagio y los
primeros síntomas, que varía de 15 a 50
días. El síntoma más importante es el
prurito, de predominio nocturno o cuando hace calor, el cual es
causado por el ácaro al hacer el surco y también
por reacción alérgica en un huésped
sensibilizado.

Las lesiones cutáneas tienen morfología y
distribución característica, cuya
demostración es de gran valor diagnóstico. Se
presenta sobre todo en los pliegues, cara anterior de la
muñeca, codos, axila, manos, región interdigital,
abdomen, zona genital, región glútea, cara interna
de muslos, rodillas y tobillos. En el niño la sarna tiende
a ser más generalizada que en el adulto, comprometiendo
además cuero cabelludo, cara, palmas y plantas.

Las lesiones características son:

Surco acarino: Lesión lineal, de varios mm de
longitud, y representa la manifestación externa del
túnel que realiza la hembra fecundada en la
epidermis.

Vesícula perlada o perla escabiótica:
Pequeñas vesículas en el sitio donde se ubica la
hembra en la epidermis.

Nódulos escabióticos: Lesiones nodulares
induradas de 10-12 mm de diámetro, que corresponden
generalmente a una reacción de hipersensibilidad retardada
a la presencia del ácaro, aunque en muchos casos se ha
encontrado ácaros vivos y huevos.

El diagnóstico es clínico y se basa
en:

Prurito de predominio nocturno, este síntoma
puede estar ausente en niños muy
pequeños.

Morfología y distribución de las
lesiones.

Antecedentes epidemiológicos, tanto de familiares
como de contactos. 1

Exámenes de diagnóstico

Si hay dudas se debe efectuar un ácaro- test que
consiste en buscar la presencia del ácaro, sus huevos o
deyecciones, en las células descamadas de la piel, vistas
bajo el microscopio. Para esto se realiza un raspado de las
lesiones sugerentes de la presencia del ácaro: Surco,
perla acarina, nódulo, etc. Otro método de utilidad
es pintar con tinta china el surco acarino: Al lavar con alcohol
se marca el surco, evidenciándolo
clínicamente.

La videodermatoscopia es una herramienta de
diagnóstico no invasiva alternativa para el
diagnóstico de escabiasis, ya que tiene la capacidad de
detectar parásitos in vivo, con resultados comparables a
el acaro test. Además, permite controlar la respuesta
clínica al tratamiento y de esta forma manejar mejor los
tiempos óptimos de aplicación de las diferentes
drogas, reduciendo el riesgo de efectos adversos y posibles
complicaciones. Otras técnicas diagnósticas son la
reacción de polimerasa en cadena (PCR) en escamas
córneas de pacientes infestados. Por último la
biopsia de piel y estudio histopatológico en casos de
difícil diagnóstico son de gran utilidad.
2

Evolución

La complicación más frecuente es la
reacción de hipersensibilidad llamada prurigo
escabiótico, en que aparecen lesiones eritematoescamosas.
Los nódulos escabióticos también
corresponden a reacciones de hipersensibilidad y pueden aparecer
después de un tratamiento antisárnico. Es grave la
infección bacteriana secundaria generalmente producida por
el estreptococo beta hemolítico, el cual puede
desencadenar la glomerulonefritis aguda. También puede
haber infección secundaria por estafilococo
dorado.

Otras formas clínicas

En los pacientes aseados las lesiones son poco numerosas
y difíciles de detectar y el cuadro puede pasar
inadvertido.

En pacientes sometidos a tratamientos con
corticosteroides tópicos o sistémicos, las lesiones
aparecen en localizaciones no comunes y pueden simular otras
enfermedades e incluso coexistir con otras afecciones
nosológicas, haciendo más difícil su
identificación.

En enfermos encamados las lesiones aparecen en zonas
expuestas al constante contacto a la ropa de la cama.

Existe una variedad de escabiasis conocida como sarna
noruega o sarna costrosa, descrita por Danielssen y Boeck (1848)
en pacientes leprosos. Se han descrito individuos infestados
hasta por dos millones de ácaros; es rara y afecta a
sujetos con respuesta inmunológica deprimida, por ejemplo,
leucemia monocítica, desnutrición, infecciones
graves, tratamiento inmunosupresor, SIDA y otras más
así como en enfermedades del sistema nervioso que dan
lugar a analgesia.

Su aparición se debe a una respuesta inmunitaria
deficiente, alteración en la inmunidad humoral y celular;
estos pacientes no producen anticuerpos suficientes para limitar
la población de ácaros. Otra causa que puede
coadyuvar en su diseminación es la falta de rascado en los
sujetos con analgesia.

Las manifestaciones clínicas de la sarna noruega
incluyen: Lesiones hiperqueratósicas costrosas en las
palmas, los antebrazos y los codos, las rodillas y principalmente
en los lechos ungueales. Esta última localización
hace difícil el tratamiento y es una fuente de
infección persistente para otros individuos.

Las lesiones generalmente no espetan las líneas
de hebra; la intensa descamación hace difícil
observar los túneles; se afecta el estado general del
paciente, que puede desarrollar adenopatías o
nódulos pardo-rojizos localizados en las axilas o los
genitales. Puede haber eosinofilia. Rara vez algunas especies
parásitas de animales domésticos infectan al
hombre, con periodo de incubación más corto. Las
lesiones son atípicas: No se aprecian surcos, el
número de ácaros es mínimo y el cuadro se
resuelve en forma espontánea aproximadamente en cuatro a
cinco semanas, cuando mueren los parásitos, aun sin
tratamiento.

Histopatología

El estudio microscópico de la lesión
característica muestra una dermatitis perivascular,
superficial y profunda, con polimorfonucleares,
eosinófilos y aumentos de mastocitos intersticiales; en la
capa córnea puede identificarse el surco con huevos,
excretas, larvas e incluso el ácaro completo. En los casos
de escabiasis nodular persistente no se encuentra habitualmente
el ácaro y la reacción inflamatoria es más
densa adoptando ocasionalmente el aspecto de pseudolinfoma. En
los casos de sarna noruega, puede verse hiperqueratosis y
múltiples surcos con un gran número de
ácaros intracórneos, en diversas fases del
desarrollo, hecho que es típico de esta variedad.
3

Tratamiento

Medidas generales: Se debe realizar tratamiento
simultáneo a todos los contactos del paciente infestado,
mayores de 2 meses de vida, aunque no convivan o no tengan
prurito, por ejemplo padres, hermanos, parejas, personas que
colaboran con las tareas del hogar, o cuidado de los niños
sin vivir con ellos.

En el lavado de manos es importante cepillar las
uñas pues el rascado acumula parásitos debajo de
las mismas. Mejorar la higiene personal: Baño diario,
cambio de ropa, recorte de uñas, etc y de la
vivienda.

Se recomienda tratar primero las infecciones
piodérmicas con antibióticos sistémicos y
después tratar la escabiasis.

Puede persistir el prurito por varias semanas
después del tratamiento. Se pueden usar
antihistamínicos orales o lubricación de la piel.
No hay que hacer tratamientos repetitivos, por que son de riesgo
para el paciente.

Se recomiendan antihistamínicos de primera
generación (hidroxicina, difenhidramina, etc.) que pueden
usarse sólo en las noches cuando el prurito es más
intenso o durante el día en el caso de niños
pequeños que no necesiten estado de vigilia. La dosis de
hidroxicina es de 1 a 2 mg/kg/día y se reparte en dos
dosis (jarabe con 12.5 mg/ml y gotas con 0.5 mg/gota). La dosis
de la difenhidramina es igual, sólo que se reparte en tres
dosis durante el día (jarabe con 12.5 mg/ml). La
duración del tratamiento debe extenderse al menos durante
2 semanas teniendo en cuenta que el prurito puede persistir
más allá de la muerte de los ácaros, como
resultado de la reacción de hipersensibilidad
intradérmica a los restos del Sarcoptes. La segunda
opción son las preparaciones tópicas
antipruriginosas como el mentol y la calamina que se aplican a
necesidad durante el día.

La ropa de cama y la del paciente deben ser lavadas con
agua caliente y planchadas. El lavado en seco también mata
al parásito. Además, éste muere en cuatro
días si no está en contacto con el huésped
humano, por lo que los artículos que no se pueden lavar
deben ser puestos en bolsas plásticas por 7-10 días
(juguetes de peluche, frazadas, colchas etc).

Es importante identificar la fuente del contagio para su
correcto tratamiento y seguimiento de la cadena
epidemiológica.

Hay que dar aviso a establecimientos escolares u
hospitalarios frente a un caso de escabiasis para evitar brotes
epidémicos.

La aplicación de escabicida debe hacerse en todo
el cuerpo, desde el cuello hacia abajo. Aplicar en todas las
uñas. Es mejor usarlo con la piel seca. En los
niños se recomienda la aplicación en el cuero
cabelludo.

Debe repetirse la aplicación del escabicida a los
7 días, por que no hay tratamientos ovicidas.

Terminado el tratamiento puede presentarse un nuevo
contagio si no se tienen en cuenta las medidas generales.
1

Escabicidas tópicos:

Permetrina al 5% (loción, crema o spray) o
piretrinas naturales (en espuma), de primera línea por su
baja toxicidad y alta eficacia. Actúa como neurotoxina,
que produce parálisis y muerte del ácaro. Se aplica
por 12-24 h, con reaplicación una semana después,
con una eficacia del 92%. La forma de espuma logra una
mejoría más rápida y un control del prurito
más completo. Es la mejor alternativa en niños y
adolescentes. Es seguro desde los 20 días de edad, pero se
desconoce en embarazadas.

Vaselina azufrada 5-10%, es el de elección para
embarazadas, lactantes y recién nacidos, aunque tiene
efectos estéticos poco deseables y mancha la ropa. Se
aplica por 3 noches consecutivas, lavándose cada vez antes
de la aplicación, se debe repetir a los 7 días.
Eficacia del 82%. Es muy económico por lo que se puede
utilizar en formas masivas, en áreas rurales. 1,
5

Benzoato de bencilo, pomada o loción al 25%.
Lavar con agua y jabón, aplicar con esponja sobre sitios
afectados, esperar que seque y dar una nueva aplicación;
dejar que actúe durante 24 h, y bañar con agua
tibia y jabón. Pueden requerirse dos tratamientos con
intervalo de una semana.

En caso de prescolares o lactantes se puede usar la
siguiente fórmula magistral:

Aceite de almendras dulces 120g

Bálsamo de liquidámbar 20g

Benzoato de bencilo 10g

Una forma de evitar la dermatitis secundaria del
benzoato de bencilo es utilizar la solución diluida al
50%, con una aplicación nocturna y repetir a los cinco
días y hasta los siete días) incluyendo a los
lactantes. 4

Lindano al 1% (hexacloruro gamma benceno), tratamiento
de segunda línea, utilizado desde 1948, se aplica por
12-24 h en todo el cuerpo, previo baño y se repite a la
semana, la falla de tratamiento es poco frecuente si éste
se ha realizado en forma adecuada. Tiene un alto potencial de
toxicidad sistémica y neurotoxicidad por lo que
está contraindicado en pacientes con defectos de la
barrera epidérmica, prematuros y condiciones que aumenten
la absorción percutánea y tampoco en embarazadas.
Además esta droga está contraindicada en pacientes
con desórdenes epilépticos y alto riesgo de
convulsión, personas con tratamiento antirretroviral,
antipsicóticos, antimaláricos, corticosteroides
sistémicos, quinolonas, abuso de alcohol, benzodiacepinas.
1

Tratamiento sistémico

Ivermectina en dosis única de 200-300
µg/kg, la cual se administra en 2 pulsos (uno por semana),
en ayunas y sin comer hasta 2 h después. No se debe dar
simultáneamente con barbitúricos, que se
suspenderán 24 h antes y 24 h después. Está
contraindicado en embarazadas, lactancia, menores de 15 kg de
peso. Los índices de curación son del 97-100% a las
4 semanas.

Si después del tratamiento el prurito no mejora,
puede ser debido a que persiste la infestación, a una
respuesta de hipersensibilidad que cede lentamente
(nódulos postescabiósicos) o a la irritación
por los medicamentos, que resulta muy frecuente, sobre todo
cuando se aplican repetidamente. Por ellos, se debe recalcar que
no es preciso realizar más tratamiento que el indicado, a
pesar de que el prurito continúe por una o dos
semanas.

La ivermectina de 12 mg en dosis oral única,
también es usada para tratar la escabiasis noruega; esta
aplicación casi siempre se acompaña del
ungüento de ácido salicílico.

Tiabendazol 10-25 mg/kg/día durante 10
días.

Flubendazol 25 mg/kg/día. 5

Tratamiento de epidemias en comunidades
cerradas

Cuando se presenta un brote de casos de escabiasis en
sitios de hacinamiento (hogares de bienestar, internados,
guarderías) su control sólo puede alcanzarse cuando
se da tratamiento a toda la población en riesgo. La
ivermectina debe considerarse de elección en estos casos,
en especial si han fracasado los tratamientos tópicos.
1

Tratamiento de las complicaciones

Tratamiento antibiótico que se debe extender por
7 días y se debe tener en cuenta la etiología mixta
de estas

Sobre infecciones, en especial por S. aureus y S.
pyogenes. Las opciones terapéuticas incluyen la
dicloxacilina y las cefalosporinas de primera generación
(cefalexina, cefradina, cefadroxilo) en dosis de 50
mg/kg/día; las opciones tópicas incluyen la
mupirocina, la bacitracina y el ácido fusídico
aplicados 3 veces al día por 7 días. 1,
5

Acaricidas de uso más frecuente en
niños
4, 5

Nombre

Presentación

Vía de
aplicación

Dosis

Efectos adversos

Ivermectina (Quanox). Tasas de
curación entre 85 y 95%. Mayores de 15 kg. Se
prefiere en pacientes con compromiso
generalizado.

Tabletas y Gotas al 0-6% frasco por 5
ml.

Oral.

200-300 µg/kg/día (1
gota/kg) en dos dosis separadas por 5 días. Para
sarna noruega se recomienda asociar un escabicida
tópico.

Cefalea, dolor abdominal,
náusea y vómito. No debe administrarse en
mujeres embarazadas o en lactancia.

Permetrina 5%. Tasas de
curación de entre 91 y 100%.

Crema tubo por 120 g.

Tópica

Dos dosis separadas una semana. Para
lactantes 6 h de aplicación; prescolares 8 h y
escolares 10 h. debe aplicarse en todo el cuerpo
(incluyendo la cabeza de los lactantes).

Cuando se aplica sobre piel con
eczema puede absorberse y producir neurotoxicidad. No debe
bañarse antes de aplicarlo porque aumenta su
absorción.

Benzoato de bencilo. Tasas de
curación entres 60 y 80%.

Loción al 10 y 20%.

Tópica. Se debe aplicar con un
cepillo de dientes para cubrir las escamas y detritus
subungueales. La aplicación incluye el cuello, desde
la región retroauricular hasta los dedos de los
pies.

Se indica en el tratamiento combinado
con ivermectina en Sarna noruega.

Puede producir reacciones de
hipersensibilidad.

Azufre 6-8% precipitado en
petróleo. Tasas de curación de
50-70%.

Fórmula magistral.

Tópica

Una aplicación cada noche por
5 noches seguidas en todo el cuerpo.

Puede producir reacciones de
hipersensibilidad. Parece la opción más
segura en embarazadas y recién nacidos.

Diagnóstico diferencial

  • Dermatitis atópica (principalmente en
    niños)

  • Sudamina (milliaria rubra)

  • Dermatitis de contacto

  • Picadura de insectos

  • Piodermias

  • Urticaria

  • Erupción por medicamentos

  • Pitiriasis

  • Cimiciasis

  • Urticaria papular

  • Sífilis secundaria

Las lesiones vesiculopustulosas en niños
pequeños pueden confundirse con foliculitis
estafilocócica, acropustulosis infantil, histiocitosis de
células de Langerhans o varicela. Las lesiones
papulonodulares, eritematoparduscas, pueden sugerir mastocitosis
(urticaria pigmentosa). La sarna noruega puede simular psoriasis.
El ácaro-test es de gran valor en el diagnóstico
diferencial, ya que si es positivo el diagnóstico es
definitivo. 1, 4

Complicaciones

Impetiginización, infección bacteriana
piógena agregada de las lesiones producidas por el
rascado. Los microrganismos principalmente involucrados son
estafilococos y estreptococos.

Eczematización de las lesiones producidas por la
aplicación en la piel de sustancias irritantes;
generalmente se trata de productos utilizados sin
indicación médica.

También se ha descrito la existencia de lesiones
de tipo urticariforme y lesiones subngueales. 4

Pronóstico

Suele ser benigno cuando se establece el
diagnóstico oportunamente y se instala el tratamiento
adecuado. 4

Conclusiones

Por parte del parásito hay una tétrada:
Surcos, distribución típica de las lesiones,
prurito nocturno y contagiosidad.

Por parte del hospedero existe un mecanismo de
reacción que, en ocasiones, va ligado a hipersensibilidad
y que comprende papulovesículas, reacciones urticarianas y
eczematosas. Al prurito el enfermo agrega, con el rascado,
excoriaciones, lesiones costrosas hemáticas, infeciones
desde pústulas a forunculosis, ectima y otras piodermitis.
La erupción vésico-pápulo-eczematosa en los
niños, configura un prurito agudo que sí compromete
los miembros, palmas y plantas. Como manifestaciones importantes
se encuentran: En el niño las afecciones renales por la
impetiginización.

Hay una variedad de escabiasis, la sarna noruega, en la
que el síntoma prurito no existe y el cuadro semeja una
psoriasis hiperqueratósica y costrosa, generalmente se
presenta en ancianos, enfermos inmunodeprimidos o con
hábitos de higiene muy pobres.

En cuanto a la localización de las lesiones, se
reporta que estos surcos se localizan preferentemente en los
espacios interdigitales de las manos, la cara anterior de las
muñecas, codos y el borde inferior de las axilas, las
nalgas (sobre todo alrededor de los surcos subglúteos e
interglúteos), la cintura pelviana, muslos y el abdomen
bajo. En el hombre, se observa con más frecuencia en el
pene; y en la mujer, en las mamas. La sarna del adulto respeta la
cara, el cuello, las palmas de las manos y las plantas de los
pies, regiones que son afectadas en el lactante.

Según la literatura consultada, el tratamiento
debe ser dirigido a:

Desparasitar al paciente y a los convivientes con o sin
síntomas.

Tomar medidas de higiene con respecto a las ropas de
cama y del paciente.

Evitar el contagio, proveniente de otras personas que
frecuentan el hogar y de las que se sospeche la
enfermedad.

Indicar tratamiento sintomatológico del prurito,
con antihistamínico y de las infecciones
secundarias.

Indicar tratamiento específico.

El conocimiento cabal de la enfermedad, la
aplicación de las indicaciones apropiada, el buen uso de
escabicidas y la educación sanitaria, permitirán la
erradicación de esta infestación. El control
epidemiológico a nivel de atención primaria es
vital en la disminución real de la incidencia de esta
enfermedad ya que su alta tasa de transmisión
intradomiciliaria la convierte fácilmente en un problema
de salud pública en poblaciones con pobreza y
hacinamiento, lo cual se puede lograr:

Fortaleciendo la participación social y
propiciando mediante acciones educativas actitudes y
hábitos positivos de higiene personal; haciendo un
correcto diagnóstico y tratamiento de los pacientes y sus
contactos; y realizando la búsqueda activa de casos y el
foco. Asimismo, en cuanto a la vigilancia, mantener un control
estricto de los grupos más vulnerables en centros
educacionales e instituciones de salud.

Bibliografía

  • 1) Vázquez O, Campos T, Durán C,
    et al. Escabiasis. Acta Pediatr Mex 2006; 27 (2):
    73-83.

  • 2) Shelley F, Currie W, Currie B J, et al.
    Problems in diagnosing scabies, a global disease in human and
    animal populations. Clin.Microbiol.Rev 2007; 20 (2):
    268-279.

  • 3) De Anda J, Ángeles A, Arispe K.
    Escabiasis noruega. A propósito de un caso de
    autopsia. Patología 2010; 48 (1): 32-35.

  • 4) Aguilar W E, Campaña D, Riverí
    L, et al. Escabiosis en lactantes. MEDISAN 2008; 12 (3):
    1-7.

  • 5) Monsel G, Chosidow O. Management of scabies.
    Skin Therapy Lett 2012; 17 (3): 1-4.

 

 

Autor:

Dra. Nayeli Zárate
González

MEDICO RESIDENTE DEL 2° AÑO DE
MEDICINA FAMILIAR

INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO
SOCIAL

UNIDAD DE MEDICINA FAMILIAR No.
61

Monografias.com

FECHA: 11 de Mayo del 2012

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