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Importancia de la educación
para la formación integral del ciudadano
La Formación Integral del Ciudadano es una
constante en diferentes instancias relacionadas con el desarrollo
de los países, en las cuales se postula una
educación orientada hacia la competitividad con valores
que hagan preservar la humanidad dignamente, esto es, la
educación debería estar dirigida a un desarrollo
sustentable, y no continuar prisioneros en los modelos
desarrollistas propios de la modernidad, que al dar beneficios,
también han causado daño a la sociedad. Así,
se tiene que la Comisión Internacional sobre la
Educación del siglo XXI creada por la UNESCO, plantea la
necesidad de formar una nueva cultura ciudadana que permita a los
individuos participar activamente en el desarrollo de la
sociedad; estimular la cooperación entre los seres
humanos, sin distinción de raza, religión o lengua.
Así mismo, la educación debe fundamentar
conocimientos, valores, actitudes y aptitudes favorables a la
construcción de una cultura de paz y democracia
(Declaración de 44ª Reunión de la Conferencia
Internacional de Educación. Ginebra, 1994). En
correspondencia con estos planteamientos, la Reforma del Sistema
Educativo Venezolano (1996), postula promover cambios
significativos que conduzcan a la formación de un ser
capaz de practicar valores como la libertad, la tolerancia, la
solidaridad, la honestidad, el amor a la vida, la responsabilidad
y la justicia. Finalidad retomada en el Proyecto Educativo
Nacional (1999), al plantear que la educación debe atender
a las exigencias de la construcción de una nueva sociedad
y de una nueva república, para lo cual debe formar
continuamente al ser humano en un conjunto de habilidades y
destrezas, entre las que puntualizan formar en la cultura de la
participación y de la solidaridad social. Igualmente, en
la Educación Básica se persigue el desarrollo
integral de los alumnos a través de la Formación de
hábitos y formas de comportamiento de los mismos, a fin de
propiciar un mejor ajuste con su ambiente familiar, social y
natural. Se trata de formar una personalidad con la
interiorización personal de valores básicos para la
vida y para la convivencia, una convivencia en el ámbito
democrático donde sean posibles el encuentro y el
entendimiento, desarrollando entre todos un mundo más
humano, esto es, la construcción de una cultura
democrática, lo cual remite a la formación del
ciudadano participativo, un ser capaz de cooperar, dialogar y
ejercer sus responsabilidades; un ciudadano que además de
poseer unos derechos, también ejerza unos deberes, ya que
democracia significa demos, y pueblo significa gente
unida en torno a unos valores comunes. En consecuencia, para la
formación del recurso humano que el país requiere
es necesario orientar la acción educativa a la
formación integral del mismo, es decir, desarrollar a la
persona en lo cognitivo, en lo afectivo y en lo social; en el
entendido de que el desarrollo de la persona no es solamente
acumulación de conocimientos, de datos y experiencias,
sino que además de ello, se debe humanizar, la
hominización desemboca en un nuevo comienzo. El
homínido se humaniza". la formación humana es
fundamental, ya que la crisis de hoy, no es tecnológica,
sino que es una crisis de relaciones entre los hombres, es una
crisis de significado humano; por lo tanto, la misión de
la educación será educar integralmente. En la
educación integral, la formación del ciudadano
participativo corresponde a la dimensión social del
individuo, visto como ser social por naturaleza y orientado a
vivir en comunidad, esto es, la educación debe cultivar
valores dirigidos a lograr la convivencia entre los seres
humanos, tales como la solidaridad, el respeto, el
diálogo, la responsabilidad, la autonomía, la
libertad, lo cual implica el desarrollo de una nueva cultura, la
emergencia de una racionalidad holística, es concebir el
mundo globalmente interconectado, significa atender el desarrollo
de la interdependencia en el niño, en el sentido de que el
ser humano reconoce la existencia como una vasta red de
reciprocidad entre él y toda la creación. El
desarrollo de este proceso debe estar presente en todos los
esfuerzos educativos de la sociedad, en el entendido
de que el proceso educativo debe responder al paradigma del ser
humano a que aspire la sociedad, lo que le confiere a la
educación un doble papel. Por un lado, cumple una
función formadora del ser social, y por otro lado, la
educación tiene una función transformadora a tono
con las nuevas exigencias sociales. los fenómenos
sociales, económicos, el impacto de las nuevas
tecnologías de la información, "obligan a redefinir
el papel de la educación en la sociedad y más
específicamente en la formación del ciudadano". En
consecuencia, la escuela debe ser el lugar donde se aprenda a
pensar, a convivir y a reflexionar críticamente acerca de
la realidad social, porque la misma es el agente esencial para
formar democráticamente a los alumnos, ya que es una
institución que transmite valores y normas sociales, que
forma socialmente y educa cívicamente y que puede permitir
que los alumnos, desde pequeños, aprendan a participar en
comunidad. Todo ello porque ofrece la posibilidad de lo que es el
aprendizaje continuo, de adquirir de forma sistemática
aquellos saberes fundamentales que fuera de ella se
dificultarían o se imposibilitarían. En
correspondencia a estos planteamientos, se consideró
pertinente formular la interrogante ¿El proceso educativo
desarrollado en las escuelas básicas propicia la
formación del ciudadano participativo? Para dar respuesta
a esta interrogante, se ejecutó una investigación
fenomenológica orientada por el objetivo general: Analizar
si el proceso educativo desarrollado en las escuelas
básicas propicia la formación del ciudadano
participativo. Este objetivo se logró a través de
los objetivos específicos: Estudiar los elementos
teóricos para la formación del ciudadano
participativo. Interpretar la formación del ciudadano
participativo en el contexto escolar. La formación del
ciudadano participativo remite al cultivo de valores dirigidos a
lograr la convivencia entre los seres humanos, tales como: la
solidaridad, el respeto, el diálogo, la responsabilidad,
la autonomía, la libertad. Este planteamiento constituye
una de las ideas fundamentales de Simón
Rodríguez, quien expresaba que se debía
enseñar a vivir en sociedad. Al hablarse de una
educación para la convivencia social, se está
haciendo referencia a la formación de un ciudadano
poseedor de los valores antes mencionados, que para esta
investigación se denomina ciudadano participativo. Es ver
al ciudadano no sólo como un sujeto de derechos, sino
también como un sujeto de deberes. En este sentido, se
busca preparar al estudiante para vivir de una manera responsable
dentro de una comunidad cada vez más compleja, con nuevas
necesidades y nuevas metas, la dimensión social de la
educación, los estudiantes deben ser vistos como seres
sociales por naturaleza y orientados hacia la comunidad. Este
enseñar a vivir en comunidad está
íntimamente relacionado con el desarrollo de la
interdependencia. Este autor apunta, que para vivir
responsablemente en las sociedades del presente siglo ya no es
suficiente ser un individuo independiente, sino que se tiene que
ir hacia delante y ser capaces de vivir en interdependencia, esto
es, vivir juntos de manera responsable, respetando no sólo
a otros seres humanos sino también a los demás
seres vivos y al planeta en su conjunto, educar para la
interdependencia, significa el desarrollo de una nueva
conciencia, la emergencia de una nueva racionalidad basada en el
principio de que todo está ligado a todo, nada en el
universo tiene una existencia separada, nada está aislado,
la vida es una red dinámica. Es concebir el mundo
globalmente interconectado, en el cual los fenómenos
biológicos, psicológicos y sociales son
interdependientes. Por ello, para enseñar a vivir en
interdependencia es necesaria una educación en la que se
aprenda a pensar en términos de interrelación,
cooperación y procesos no lineales. Y la relación
entre individuo y la sociedad debe estar fundamentada en la
responsabilidad. Esa relación empieza con la familia,
después, con la comunidad mundial, con lo cual se logra un
sentimiento de pertenencia a la familia humana y se percibe el
bienestar de la comunidad como bienestar del individuo y
viceversa.
Ahora bien, la etapa de desarrollo del ser humano que va
de la independencia a la interdependencia ha sido estudiada por
Lawrence Kohlberg en su teoría del desarrollo del juicio
moral, el desarrollo moral como una elaboración de juicios
universales sobre lo bueno y lo malo. Según esta
concepción, el niño va a adquirir una serie de
juicios, valores u opiniones lo largo de su proceso evolutivo que
van a ser universales, es decir, el niño sabrá que
una conducta es buena, no porque aprenda que dicha conducta es
correcta en un entorno determinado, y por tanto, buena, sino
porque es objetiva y universalmente buena. En este sentido, se
opone a considerar el desarrollo moral como un proceso de
interiorización de normas y prohibiciones socialmente
sancionadas, en el cual el niño va aprendiendo y asumiendo
conductas en función de que éstas sean castigadas o
recompensadas. En atención a estas ideas,
¿Cómo en la educación básica se debe
desarrollar la interdependencia en los estudiantes?, el principio
articulador del proceso educativo es el aprender a aprender, en
el cual la misión del educador es de asesor y recurso en
una formación no sólo profesional, sino
también humana con el propósito de capacitar al
estudiante para que pueda vivir en la sociedad de la
interdependencia y la diversidad. Esta enseñanza debe
estar enmarcada, según este autor, en el enfoque
constructivista, en el cual el aprender a aprender y las
estrategias de aprendizaje constituyen un factor de
renovación curricular. Esto supone introducir cambios en
la dinámica de clase, en la que el docente debe adoptar un
rol distinto al que ejercía centrándose en la clase
magistral. En la actualidad, de acuerdo a este enfoque, se le
debe dar mayor importancia a los procedimientos que a los
contenidos. Aquí lo importante es la implicación
del alumno para la consecución de los aprendizajes
escolares. El constructivismo subraya el papel activo del sujeto
en su aprendizaje, el alumno, por tanto, es el principal
protagonista de su propio aprendizaje, las propuestas de
intervención psicopedagógicas en los procesos
de enseñanza-aprendizaje se centran en el concepto de
aprender a aprender". Agregan, que uno de los objetivos de los
programas educativos será potenciar el desarrollo del
aprendizaje autónomo. Los alumnos, para adquirir
conocimientos a lo largo de toda su vida, deben conocer
estrategias que le ayuden a aprender por sí mismos.
Sólo así conseguirán llevar a cabo un
proceso continuo de aprendizaje para responder y enfrentarse a
las exigencias futuras de su vida personal y social. Por ello, la
finalidad de la educación que se imparte en las
instituciones educativas debe ser promover los procesos de
crecimiento personal del alumno en el marco de la cultura del
grupo al que pertenece. Y para que estos aprendizajes se
produzcan de manera satisfactoria, el docente debe suministrarle
una ayuda específica a través de la
participación del alumno en actividades intencionales,
planificadas y sistemáticas, que logren propiciar en
éste una actividad mental constructiva. De allí que
el docente transforma su actividad de enseñanza en
enseñar a aprender. El alumno debe aprender a aprender, y
el docente debe facilitar a éste el aprendizaje de
estrategias cognitivas, tales como: aprender a pensar,
identificar sus procesos, descubrir errores y lagunas, y en
definitiva a adquirir autonomía, que consiste en lograr la
capacidad de formular los juicios y adoptar las decisiones
necesarias para actuar con independencia y libertad personal. Por
ello, el educador debe utilizar estrategias globalizadoras, lo
cual requiere de suficiente sensibilidad para determinar y
reconocer el nivel de totalidad requerida en cada momento del
proceso educativo. El ser humano, la comunidad, la sociedad, el
planeta y el cosmos, deben ser vistos como contextos de
aprendizaje o de totalidad; es de ello de donde viene el sentido
profundo del aprendizaje: "No considerarlo conduce a una
visión reduccionista y unilateral de quiénes somos
y qué hacemos en la escuela y en la vida" . En
correspondencia con estas ideas, la Reforma Educativa Venezolana
plantea los Ejes Transversales como una estrategia
globalizadora para optimizar el proceso educativo, y dentro de
los mismos, lo relacionado para la formación del ciudadano
participativo está contemplado en el Eje Transversal
Valores. Ahora bien, para educar en valores es necesario
considerar, además de la Teoría Constructivista, la
Teoría Sociocultural de Vigotsky, la cual puntualiza la
importancia de la interacción y el apoyo social para el
desarrollo cognoscitivo y sociocultural del alumno, dicho
individuo no aprende en solitario, sino que, por el contrario, la
actividad auto estructurante del sujeto está mediada por
la influencia de los otros, y por ello, el aprendizaje es en
realidad una actividad de reconstrucción de los saberes de
una cultura. "En el ámbito escolar, la posibilidad de
enriquecer nuestro conocimiento, ampliar nuestras perspectivas y
desarrollarnos como personas está determinada por la
comunicación y el contacto interpersonal con los docentes
y los compañeros de grupo". De acuerdo a estos autores,
los estudiantes en una situación de aprendizaje parten de
sus marcos de referencia personales que les permiten una primera
aproximación a la estructura académica y social de
la actividad que enfrentan. Es decir, los alumnos construyen
significados a propósito de ciertos contenidos culturales,
y los construyen, sobre todo, gracias a la interacción que
establecen con el docente, con sus compañeros y
demás miembros de la organización. En consecuencia,
formar al ciudadano participativo supone la posibilidad de vivir
en la vida cotidiana de la escuela los valores en torno a los
cuales se está enseñando, no es suficiente razonar
con los estudiantes, sino que los docentes y directivos tienen
que vivir y permitir que los estudiantes vivan dichos valores. No
se trata de memorizar contenidos, sino que la
participación debe ser la práctica cotidiana,
existiendo espacios donde los estudiantes se expresen, se
organicen y desarrollen sus propias acciones; así como
también la organización y las acciones de los otros
miembros de la institución educativa deben ser modelos de
participación. En este sentido, es importante
considerar la organización escolar. El gran reto de la
Reforma Educativa consiste en la construcción de un modelo
educativo caracterizado por las palabras clave: Libertad,
Descentralización, Autonomía, Reflexión e
Innovación. Para lo cual han considerado indispensable
fomentar las acciones colectivas, la interacción entre
todos los actores, el trabajo en equipo, para transformar
progresivamente al centro escolar en una verdadera comunidad, que
persiga metas comunes en relación con el proceso de
enseñanza-aprendizaje, con la escuela, con la comunidad y
con la sociedad. Bajo estas premisas, la Reforma Educativa
plantea la implantación del Proyecto Pedagógico
Plantel, constituyéndose en el centro de la nueva
política educativa del Ministerio de Educación, con
lo cual se persigue el fortalecimiento de la gestión
autónoma de las escuelas. Así mismo, son un
mecanismo para involucrar todos los aspectos de la
institución escolar, tanto la práctica
pedagógica como la organización escolar. Este
último aspecto, desde una perspectiva holística del
proceso educativo, es indispensable, ya que se trata, los modos
de interrelación de los elementos que intervienen en una
realidad escolar institucional, con el propósito de
conseguir la mayor eficacia educativa". En este sentido, cada
escuela debe establecer un sistema de valores que deberán
convertirse en un elemento de referencia esencial para el resto
de las decisiones curriculares y para la posterior
concreción en el ámbito de las actitudes y de los
comportamientos. De allí, que la organización
educativa debe formular su visión, la cual sirve de
orientación para las metas y para los objetivos a partir
del conjunto de valores compartidos por la organización.
Esto es, establecer hacia dónde va y cuáles son los
propósitos que inspiran y motivan a las personas que
allí laboran, se debe crear una imagen de lo que puede
llegar a ser la organización. Una visión resalta la
discrepancia entre las condiciones presentes y las condiciones
ideales y proporciona a las personas algo importante por lo cual
deben luchar, La visión da sentido de
pertenencia y de compromiso a las instituciones, las cuales
deben desarrollar una cultura de valores que genere compromiso".
Es decir, la visión otorga direccionalidad en tanto que
los valores son los elementos que consolidan la visión.
Todo esto se logra estableciendo una visión compartida que
se ajuste a un conjunto de valores que inspire en los
demás el deseo de alcanzar las metas a las que ella
intenta llegar, en la organización escolar se deben
articular los valores y objetivos que contribuyan a lograr y
mantener la integridad o unificación de la misma, esto es,
se debe formular la misión. Entendiéndose por la
misma, la expresión del propósito fundamental de la
organización, su formulación, debe estar conectada
en el enunciado de la visión ¿Qué somos
ahora? ¿Qué aspiramos a ser?".. En las
instituciones educativas la misión debe estar dirigida
hacia la convivencia laboral que permita garantizar un ambiente
escolar armónico, acorde con las exigencias de la
acción pedagógica, con miras a cultivar valores
para una mejor funcionalidad dentro de una acción
participativa. Mediante la misión organizacional se crea –
según este autor- "una cultura organizacional que forme
cotidianamente actitudes de compromiso, creatividad, lealtad,
cooperación, solidaridad, respeto por las personas e
innovación". Valores que deben ser compartidos por todos
los miembros de la organización; y la misión debe
ser consistente con dichos valores. Ahora bien, a semejanza de
los valores y la misión de la organización, las
metas identifican lo que se desea lograr y brindan pautas para
encaminar a la organización hacia la dirección
indicada. Las metas en las organizaciones son el reflejo de la
declaración de la misión en términos de sus
aspiraciones y permiten visualizar lo que la organización
se compromete a lograr, es por esto, que ellas identifican lo que
se desea lograr y brindan pautas para encaminar en la
dirección indicada el establecimiento de los
propósitos. Para ello, es fundamental el trabajo en
equipo, el cual constituye una alternativa para fortalecer la
gestión de los centros escolares, donde todas y
cada una de las personas que allí laboran se unan a
favor de propósitos comunes. El propósito del
trabajo en equipo, es importante generar un funcionamiento
efectivo basándose en el cumplimiento de tareas y metas,
lo que requiere colaboración, cooperación y
sinergia. De esto se desprende, que el papel de los equipos en
las organizaciones se centra en buscar su desarrollo y mejoras
continuas a la vez que cada individuo va adquiriendo nuevas
habilidades, destrezas y conocimientos en colectivo, ya que el
trabajo en equipo abre la posibilidad de tener organizaciones
eficientes, donde cada miembro sea parte activa y fundamental de
lo que allí ocurre, así como de las acciones que se
emprendan para lograr superarse cada día más en el
en el ámbito individual, organizacional y colectivo. la
formación del ciudadano participativo contemplado en las
reformas educativas de 1996 y 1999, no ha sido atendida en la
aplicación del proceso educativo, ya que tanto la
práctica pedagógica como la organización
escolar no propician el desarrollo de la interdependencia, por el
contrario, constituyen en sí mismos una barrera para la
misma Así se tiene que en la práctica
pedagógica no se considera el eje transversal valores, el
cual constituye uno de los fundamentos esenciales para propiciar
en el alumno la comprensión y adquisición de
conceptos y formas de actuar cónsonas al desarrollo social
del alumno, siendo indispensable para ello una relación
docente-alumno, alumno-alumno fundamentada en el diálogo y
relaciones interpersonales propias de una cultura
democrática, lo cual está ausente en el quehacer
docente, caracterizado por una relación unidireccional,
por el poder y un aprendizaje memorístico y sólo se
limita a intentos de abrir unos cambios en la adquisición
de contenidos instruccionales, sin considerar el desarrollo del
alumno como persona, esto es, enseñarlo a vivir en la
interdependencia. Esto ocurre por falta de formación no
sólo de los docentes sino de todos los actores del proceso
educativo, quienes poseen una racionalidad mecanicista y
actúan en concordancia. En la organización escolar
impera el trabajo individual, no hay trabajo en
equipo, por lo que no se formula la visión y
misión, lo cual debe ser el resultado del consenso entre
todos los miembros de la institución, y servir de
orientación para alcanzar su meta fundamental, esto es, la
formación integral del alumno. En consecuencia, en la
escuela no se está formando para la interdependencia, esto
es, no se está formando al ciudadano participativo, ya que
se continúa aplicando un modelo educativo tradicional,
sustentado en los principios del paradigma mecanicista, que asume
la realidad como mecánica, por lo que fragmenta el
conocimiento, en el cual prevalece el desarrollo del pensamiento
memorístico, limitado y lineal, generando un conocimiento
empírico analítico, centrado en enseñar y en
domesticar, y una organización escolar desvinculada del
que hacer docente. En consecuencia, esta práctica
educativa no permite que se produzcan las interacciones que
favorezcan el desarrollo de actitudes y valores ciudadanos en los
alumnos, lo cual contradice la configuración de una
escuela transformadora, liberadora, productora de cambios
sociales, culturales y políticos planteados en la reforma
educativa
Autor:
Osmel Álvarez
Trinidad Colmenarez
Mayra Tovar
Facilitador
Prof. Wilians Moro
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL
LIBERTADOR INSTITUTO PEDAGÓGICO RURAL "EL MACARO"
EXTENSION APURE
Cohorte 2008-II Educación Rural
Sección "A"
San Fernando, marzo de 2012