Guía didáctica elemental de educación
financiera – Monografias.com
Guía didáctica elemental
de educación financiera
Ahorra o nunca
La familia Pérez, formada por don Pedro, el
padre, doña María, la madre, y tres hijos,
José de 15 años, Matilde de 9 y Teresa de 7, viven
en un departamento alquilado, ubicado en un sector urbano popular
de la ciudad. Aunque tienen ingresos moderados, a don Pedro y
doña María les gusta tratarse bien, y pese a
carecer de lujos excesivos, poseen un carro pequeño, un
negocio de venta de alimento para mascotas, los hijos asisten a
colegios particulares, y en el concepto de sus familiares y
amigos son una familia que ha progresado. Sin embargo, a veces
las cuentas no cuadran, razón por la cual piden prestado a
la tienda del barrio, algunos proveedores e incluso amigos y
vecinos, argumentando que les retrasaron unos pagos, tuvieron
gastos imprevistos y otras excusas.
En ocasiones, al hacer una revisión de sus
cuentas por pagar, doña María se siente acorralada,
y tiene la impresión de que son insuficientes los ingresos
que ambos generan (don Pedro como empleado del municipio y
doña María administrando el negocio que
poseen).
Durante el último año, tuvieron tres
atrasos en el pago de la cuenta del auto, y otras tantas
notificaciones telefónicas del banco. Al final, siempre
pudieron sortear la situación y evitar el embargo del
vehículo, pero, como advierte doña María,
quizá en el futuro no tengan tanta suerte. Conscientes de
que la situación actual no puede seguir, deciden buscar
consejo de un experto, pero averiguando entre sus conocidos, se
enteran que el asesoramiento de un contador certificado implica
un costo que, de momento, no se pueden dar. Sin embargo,
conversando con una de sus clientes habituales, doña
María se entera que ésta trabaja en una entidad
financiera orientada a las MYPES, y que brinda asesoramiento a
los propietarios de pequeños negocios que desean acceder a
créditos productivos.
Le expone su caso en forma resumida, la clienta escucha
atentamente, le hace un par de preguntas, y finaliza ofreciendo
una visita domiciliaria, para hablar no sólo con los
padres, sino también con los hijos, pues, según le
anticipa, muchas veces son los niños y no los padres
quienes dan las pistas para mejorar la economía
familiar.
Concertada la cita el fin de semana, doña
María hace un pequeño esfuerzo por comprar galletas
y ofrecer a la invitada un pequeño obsequio, ya que,
según acordaron previamente, esa visita de
orientación no tendría costo. La reunión
comienza a las 4 pm, y, como Susana, la asesora comercial,
había previsto, los niños son los más
interesados en participar, y ella escucha la intervención
de todos, formulándoles preguntas y respondiendo las que
le hacen ellos. Al final, con la participación de todos,
identifican los ingresos y gastos más importantes de la
familia, pero preliminarmente, se interesa en el balance total de
la familia, que mide en ahorro y deudas acumuladas:
Ítem | $ | Observaciones | |||
Ahorros totales de la | 153 | Incluye los ahorros de los | |||
Deudas acumuladas | 15.480 | A 48 meses, incluye deuda del | |||
Diferencia | -15.327 |
|
¿Qué llamó más la
atención de Susana? Evaluando los ahorros totales de la
familia, determinan que en las cuentas de ahorro, dos en total,
tienen apenas $ 37, y el resto es el estimado de las dos hijas
pequeñas, en tanto que José, quien también
tenía el hábito del ahorro, hace dos años lo
dejó por completo. Susana explica que el ser humano ahorra
por tendencia natural, pero a lo largo de nuestras vidas suceden
varios hechos que nos desalientan, siendo uno de los principales
carecer de metas u objetivos claros.
Cuando pregunta a Matilde y Teresa qué piensan
hacer con sus ahorros, ellas responden que quieren "comprar
muñecas y otros juguetes", en tanto que, interrogado sobre
el destino que les diera anteriormente, José comenta que
la última vez ahorró para una bicicleta durante dos
años, habiendo comprado una de segunda mano, porque no le
alcanzó para más. Susana les explica que eso es lo
habitual, pero al carecer de consejo y guía, el
hábito se pierde.
Entonces vuelca la atención a don Pedro y
doña María, y estos, consultados sobre el destino
que le dieron a sus ahorros los pasados 6 meses, responden que
fue sólo para pagar deudas, que incluso hace más de
un año no pueden ahorrar para la compra de un bien
específico, y que el último ahorro fuerte que
tuvieron fue para pagar la entrada del carro. Interrogados sobre
los montos proyectados para ahorrar los siguientes meses,
responden bajando la mirada.
Entonces, Susana pasa a otro punto, a fin de tener
más clara la película, pidiendo a todos que
indiquen los ingresos y gastos regulares, así como todos
aquellos gastos extraordinarios que tuvieron durante los pasados
meses. Después de elaborar una lista minuciosa, agrupa los
ingresos y gastos en las siguientes categorías:
Ingresos | $ | Observaciones | ||||
Ingresos esposo | 480 | Empleado público | ||||
Ingresos esposa | 600 | Comerciante | ||||
Total | 1.080 |
|
Hace notar que muchas familias en la actualidad, incluso
de 5 o más miembros, viven apenas con la tercera parte de
esos ingresos, y aunque no generan un monto considerable de
ahorro, tampoco viven con el temor de la deuda, por lo que,
explica, la clave está en administrar mejor los gastos.
Entonces, les presenta el resumen de la estructura de sus gastos
mensuales:
Gastos | $ | Observaciones | |||
Alimentación | 120 |
| |||
Arriendo vivienda y | 300 | Incluye alícuota | |||
Pensiones 3 hijos | 150 |
| |||
Otros, | 55 | Incluye uniformes, material escolar, | |||
Tarjetas de | 200 |
| |||
Diversión, viajes, | 50 | Incluye salidas al cine, parques de | |||
Vestimenta | 50 | Incluye zapatos, ropa interior, | |||
Cuota auto | 200 | Deuda pendiente, $ 9.000 | |||
Mantenimiento | 100 |
| |||
35 |
| ||||
Libros familiares | 2 | No incluye libros de colegio, | |||
Salud | 10 | Incluye medicamentos, remedios | |||
Higiene y belleza | 30 |
| |||
Licor, cigarrillos | 20 |
| |||
Total | 1.322 |
| |||
|
|
| |||
Balance mensual (ingresos menos | -242 | Déficit |
Algo que llama la atención de Susana son los
montos bajos destinados a alimentación, libros y salud, en
tanto que los rubros relativos al vehículo, la ropa y
sobre todo la educación, son bastante altos, por lo que
sugiere desglosar todos los gastos para un mejor análisis.
La impresión de Susana es que además de tener
problemas financieros, los Pérez podrían tener a
largo plazo serios problemas de salud, déficit nutricional
y algún tipo de debilidad en huesos o músculos, por
lo que sugiere evaluar detenidamente los rubros antes
señalados, resultando el siguiente desglose:
Ítem | $ | |
Alimentación | 120 | |
Arroz | 10 | |
Pastas | 10 | |
Pan | 25 | |
Legumbres | 30 | |
Carnes | 25 | |
Huevos | 5 | |
Lácteos | 5 | |
Azúcar | 10 |
Les explica que el ahorro, a diferencia de lo que dicen
los fríos conceptos académicos, implica muchas
veces incrementar los gastos en algunos rubros. Me alegra
comprobar, aclara, que ustedes no tienen hábitos
peligrosos, al menos no la mayoría, de consumir, por
ejemplo, tabaco o licor en grandes cantidades. Aunque los
consumen, es un gasto que se puede controlar, pero no se centren
sólo en el gasto, observen también la salud,
señala.
Sugiere incrementos moderados en los siguientes meses en
todos los ítems de alimentación, y añadir
cereales a la dieta de la familia, especialmente avena, de forma
que los niños crezcan sanos. El primer mes, reflexiona,
podrían subir los gastos en 10%, es decir, llegar hasta
$132, y así podrían mantenerlo por dos o tres
meses, hasta que puedan incrementar algo más. Alimentarse
bien no es una opción, concluye. Como siguiente punto,
analiza el tema de la vivienda:
Arriendo | 300 | |
Vivienda | 200 | |
Local | 100 |
Considerando que de momento no tienen los ahorros
suficientes para aplicar a un crédito hipotecario, sugiere
ligar el ahorro en la vivienda con el siguiente
ítem:
Pensiones 3 hijos | 150 | |
1 colegio | 60 | |
2 escuela | 90 |
Les hace notar que $150 mensuales en pensiones es un
gasto excesivo, sobre todo considerando que el colegio y la
escuela a los que estos asisten tampoco son de un prestigio alto.
Les sugiere conversar con los hijos, explicando la
situación, que al menos durante los siguientes 3
años deberán ingresar a una entidad educativa
pública, lo cual, al menos, reduciría los gastos
educativos sensiblemente, pues se ahorrarían $ 1.800 el
primer año. Tomando en cuenta que sólo faltaban un
mes y medio de clases, los hijos, con la explicación que
les dan Susana y sus padres, aceptan el cambio a otras unidades
educativas, a la vez que los padres se comprometen a buscar una
vivienda cercana al establecimiento, de forma que puedan evitarse
los costos de transporte. Después de hacer un par de
llamadas, logran contactarse con un amigo de la familia, director
de una institución educativa pública, quien les
facilitaría la inscripción para el siguiente
período escolar. Ese día, casualmente,
tenían un ejemplar del periódico, y respondiendo
algunos anuncios, se enteran que por el sector de la unidad
educativa a la que ingresarían sus hijos, hay casas y
departamentos por $ 120 de arriendo, casi la mitad. Aunque no
concretan nada ese día, ya tienen una noción de
cuánto podrían ahorrar en los siguientes meses,
cambiándose de casa y de establecimiento educativo.
Pasados 15 días, encuentran una casa independiente por
$250, y que además tiene un local comercial en la parte
frontal, donde podrían instalar la tienda de alimentos
para mascotas. Con ambos movimientos, logran una diferencia
positiva de $50 en el arriendo y $ 150 en las
pensiones.
En cuanto a los demás gastos educativos, sugiere
que se mantenga la proyección inicial, pues habría
pocas variantes de un colegio a otro:
Otros, | 55 | |
Material educativo | 30 | |
Uniformes | 15 | |
Agasajos, excursiones, | 10 |
Respecto a las tarjetas de crédito, considera que
podría mantenerse dichos pagos, pero controlando las
futuras compras con tarjeta, y reduciéndolas a lo
mínimo, manteniéndolas sólo para gastos
imprevistos que se presenten (emergencias en salud y
otros):
Tarjetas de | 200 | |
Mastercard | 120 | |
Cuota fácil | 80 |
Sobre la diversión, viajes y
paseo, tienen los siguientes gastos:
Diversión, viajes, | 50 | |
Cine | 15 | |
Viajes | 20 | |
Paseos | 10 | |
Fiestas | 5 |
Susana sugiere reducirlos durante el siguiente
año a la mitad, pues considera que $600 al año para
una familia de las características que tienen los
Pérez, es un despilfarro.
En cuanto a la vestimenta, le llama la atención
que gasten más en los hijos que en los padres:
Vestimenta | 50 | |
Padres | 10 | |
Hijos | 40 |
Sugiere que no se reduzca el monto total anual de
gastos, pero sí que se plantee algo mejor estructurado.
Les hace notar que los padres no son menos importantes que los
hijos, y que buscando opciones más razonables en el
mercado, todos pueden vestir muy bien con $120 al año, es
decir, correspondiéndole a cada uno $10 al mes. Lo mismo
sucede con la cuota del auto, que aunque en la tabla de
amortización tienen cuotas de $198, conviene más
avanzar con esos $2 adicionales por mes, y que más
adelante les resultará en un positivo antecedente,
omitiendo las notificaciones que recibieron, y que tanto
sufrimiento les ocasionó. Incluso, sugiere que cuando
vengan tiempos mejores, y éstos siempre llegan, cancelen
una o dos veces por año cuotas dobles.
Cuota auto | 200 |
Además, observa que al haber elegido la casa
cerca del establecimiento educativo, y que cerca pasan diversas
líneas de buses y busetas, tendrían un saldo
positivo gradual en el mantenimiento en taller y combustible, que
es:
Mantenimiento | 100 | |
Taller | 60 | |
Combustible | 40 |
Podría reducirse los costos al menos en un 40%,
especialmente el combustible, pero el taller, aunque no reduzca
los costos, al volverse más esporádico,
tendería a bajar el gasto en promedio mensual, al menos en
otro 40%. En cuanto a los servicios, observa que los gastos
totales son razonables:
Servicios (agua, luz, | 35 | ||
Luz | 15 | ||
Agua | 10 | ||
Teléfonos | 10 |
Pero, como una contribución a la
protección del ambiente, podrían reducirse los
consumos de agua y luz, sobre todo, estando menos tiempo en la
ducha, lavando los platos en algún recipiente, sin dejar
abierta innecesariamente la llave, apagando las luces en los
ambientes que no la necesiten, desconectando durante el
día los aparatos de control remoto o el microondas durante
la noche, etc. El ahorro en el mejor de los casos sería de
$5. No sería significativo, aclara, pero al sumarse meses
se suman centavos, y eso a la larga influye.
En cuanto a los libros, observa que el costo es
realmente ínfimo:
Libros familiares | 2 |
Sugiere llegar por lo menos a $10, y que las lecturas
sean compartidas entre todos, como una forma de mantener la
educación continua. Recomienda, además, una lectura
variada, pero con especial atención a los temas reflexivos
en cuestión de valores morales, estrategias comerciales y
educación financiera en general.
Otro tanto sucede con la salud:
Salud | 10 |
Susana considera que este monto no es real, o al menos
podría implicar otros gastos no previstos, por lo que
sugiere duplicar este gasto durante el primer año, y
de no utilizarlo, incrementar el ahorro principal, que hasta este
momento, después de 6 meses de aplicar las nuevas
estructuras de gastos, debería aparecer como valor
positivo.
En relación a los gastos en higiene y belleza,
pregunta a doña María cuántas veces al
día o la semana se perfuman todos, y reconoce que eso
sucede pocas veces. Si bien el jabón y el
dentífrico son esenciales no sólo para la higiene,
sino también para la salud, indica Susana, muchos gastos
que tenemos en artículos de belleza son por mero antojo, y
se puede prescindir de ellos. Les aclara que los desodorantes y
perfumes son necesarios, pero en la medida en que no se los
utiliza, se convierten en un gasto del que se puede
prescindir.
Higiene y belleza | 30 |
Por tanto, con una reducción del 50% en este
gasto, se avanzaría bastante en un año o
dos.
Por último, en relación al licor y
cigarrillos, si bien don Pedro no es un gran consumidor, se las
ingenia para gastar alrededor de $240 al año. No estoy en
contra de esos hábitos, aclara Susana, pero en la medida
en que afectan a la familia y se constituyen en un ejemplo nocivo
para los hijos, sugiero el uso más moderado posible,
finaliza Susana.
Licor, cigarrillos | 20 |
Con todos los cambios anteriormente planteados, la nueva
estructura de gastos resulta ser:
Ítem | $ | |||
Alimentación | 132 | |||
Arriendo | 250 | |||
Pensiones 3 hijos | 0 | |||
Otros, educación | 55 | |||
Tarjetas de crédito | 200 | |||
Diversión, viajes, | 25 | |||
Vestimenta | 50 | |||
Cuota auto | 200 | |||
Mantenimiento | 60 | |||
Servicios (agua, luz, | 30 | |||
Libros familiares | 10 | |||
Salud | 20 | |||
Higiene y belleza | 15 | |||
Licor, cigarrillos | 5 | |||
Total | 1.052 |
Restando estos gastos regulares mensuales del total
ganado en promedio por ambos esposos al mes ($.1322)
quedaría un remanente de $ 28, es decir, apenas el 2,59%,
pero por primera vez en mucho tiempo ya tendrían un saldo
positivo que guardar en lugar de un déficit que los
alarme.
El ahorro es la base para mejorar la economía
doméstica. No basta con tener grandes ingresos, si no se
genera un margen de ahorro se estará despilfarrando dinero
que no se tiene, pues lo habitual al mejorar el estatus
económico de la familia es mejorar la imagen de los
miembros, comprando vehículos lujosos o semilujosos, con
viajes que sólo pueden financiarse a través de
tarjetas de crédito, o incluso comprar una nueva casa, 3
ó 4 veces más grande y 10 ó 20 veces
más costosa que el humilde primer hogar, sólo como
un signo de mejor vida, es decir, un símbolo carente de
contenido real.
Cuando se tiene la oportunidad de subir un
peldaño o acceder a un puesto mejor remunerado, lo
prudente es no dejarse ganar por la emoción, mantener los
pies en la tierra y ver de qué manera se pueden manejar
los nuevos ingresos.
La palabra clave para el ahorro es el gasto, por lo que
veremos con algo más de detenimiento este vocablo.
Así, tenemos que para Manuel Ossorio, gasto es:
Este concepto es parco, no aporta sustancialmente a la
explicación, pero permite ver que se trata del desembolso
o cancelación con dinero efectivo, debitando de la cuenta
de ahorros mediante tarjeta, o adquiriendo mediante
crédito bancario cualquier bien mueble o inmueble, el pago
por los servicios recibidos (una peluquería, un
restaurante), o lo que demande la protección de bienes y
valores (seguros, etc.). En un esquema ilustrativo, es toda
deducción del dinero que puede tener una persona en
efectivo o en su cuenta de ahorros, principalmente.
Como ejemplo, tenemos a Pedro Pérez, que al tener
$100 en efectivo más $100 en su cuenta de ahorros, acude a
un centro comercial para hacer algunas compras,
teniendo:
| Valor | Saldo | ||
Monto inicial |
| 200 | ||
Camisas | 34 | 166 | ||
Pantalones | 25 | 141 | ||
Herramientas | 32 | 109 | ||
Regalos para la | 71 | 38 |
Independientemente de su forma de pago, Pedro
Pérez gasta en total $ 162. Nótese que en el cuadro
anterior, después de cada compra (columna izquierda),
Pérez tiene un valor residual (columna derecha). Entonces,
vemos que puede parar después de cada pago, pero elige
seguir con las compras. Al final, le queda un valor residual de
$38. Según la revisión conceptual, este valor se
convertiría en el ahorro, ya que es el valor que queda
después de efectuar todos los gastos que una persona o
familia efectúa en un período determinado. Elegimos
el período de 30 días por ser el más
didáctico en las explicaciones, pero cada familia puede
evaluar sus gastos a lo largo de una quincena, un semestre o
incluso un año. Sin embargo, el período
recomendable para tales evaluaciones es el mes, es decir, un
lapso de 30 ó 31 días.
Empero, un enfoque diferente nos enseña que el
ahorro debería estar al inicio, y no al final, de cada
período de análisis. Así, al tener una
familia que percibe en total $1.080, lo recomendable sería
que esta familia comience separando un porcentaje mínimo
mensual.
Lo ideal sería el 10%, pero dependiendo de las
circunstancias de cada familia, este porcentaje puede variar
entre 2,5 y el 25 e incluso el 30%, y ojo, no depende del monto
de ingreso familiar, sino de las deudas que vengan arrastrando.
En todo caso, lo recomendable sería, para aquellas
familias con una deuda alta, iniciar con 2,5%, pero con la
perspectiva de incrementar gradualmente ese porcentaje.
Además, debe distinguirse el ahorro propiamente dicho de
la reserva para casos de emergencia. Algo inquietante es que
muchas familias tienen el concepto de "ahorrar para los tiempos
malos", lo que equivale a ahorrar para emergencias, o mejor
dicho, separar dinero para la catástrofe inevitable,
aunque previsible. Lo conveniente, en realidad, es fomentar el
ahorro con un propósito claro y además caro, es
decir, no ahorrar para comprarse una aspirina o un par de medias,
sino para aspiraciones más elevadas, como la compra de una
casa, de un vehículo o para la inversión en un
negocio propio. La familia Pérez tiene un negocio propio,
pero sus circunstancias impiden que dicho negocio se expanda,
incluso que asegure su continuidad.
Habíamos comentado que el ser humano es
ahorrativo por naturaleza, pero en algún momento de
nuestras vidas perdemos el norte o el interés por hacerlo.
Pero, siempre es mejor contar con el respaldo de un ahorro que no
tener ninguno. Entonces, a medida que nuestra situación va
mejorando, podemos separar montos mayores, pero no de lo que
sobre o quede, sino indefectiblemente con el monto de
partida.
Si la visión de la familia Pérez cambiara,
de los $1.080 que logran ambos esposos, deberían separar
mensualmente $108. Para que este ahorro tenga sentido, necesitan
darle un objetivo, un propósito. Así,
podrían ponerse la meta de comprar una casa en 5
años. En caso de no fallarles nada, esos $108 por 60 meses
(5 años) se transformarían en $ 6.480. Desde luego,
es sólo la visión inicial. En el trayecto,
entusiasmados con la idea, y con la madurez suficiente para
perseverar, podrían incrementar esos montos con ingresos
adicionales o recortando los gastos innecesarios.
2. ¿Cómo distinguir los
gastos necesarios de los innecesarios?
Gastos necesarios son todos aquellos que no se pueden
evitar, o que al evitarlos generaríamos una
complicación que nadie quiere. Así, por ejemplo,
pagar el arriendo o la cuota del auto, son gastos necesarios para
los Pérez. Comprar una moto nueva no lo es. Entonces, para
identificar un gasto necesario debemos separar las necesidades de
los deseos. Para ello, basta preguntarse cada vez que vaya a
hacer una compra o reciba una oferta irresistible:
"¿realmente necesito esto?" Es la pregunta más
sabia que uno puede hacerse, y si la respuesta es "no", mejor
deje a un lado la oferta sin hacer más preguntas al
vendedor. En el grupo de necesidades humanas básicas
tenemos: alimentación, vestimenta, vivienda, salud,
educación, comunicación y entretenimiento. Sin
embargo, muchas de las necesidades esenciales pueden convertirse
en banales caprichos cuando, por ejemplo, compramos 2 docenas de
camisas teniendo 3 docenas en el ropero.
Muchas veces somos incapaces de resistir ante lo bonito
de un artículo o la supuesta oferta que nos exponen los
experimentados y ávidos vendedores en los diferentes
locales comerciales a los que nos asomamos, pero si la pregunta
"¿realmente necesito esto?" la formulamos después
de haber pagado el artículo en cuestión, no
estaremos demostrando mucha inteligencia. Analizando las compras
que hizo el Sr. Pérez en el centro comercial, vemos que al
menos los regalos para la familia, salvo que fueran
vísperas de navidad, representarían un gasto
innecesario. Incluso convendría verificar qué
herramientas compró. Es probable que habiendo olvidado que
tiene un juego completo de llaves de mecánica, ahora tenga
además media docena de llaves repetidas, sólo
porque le pareció que eran unas herramientas
útiles, en vez de llamar a casa y preguntar si
tenían tales y cuales llaves.
Por ello, es importante salir de compras con una lista
pre establecida, y en lo posible limitarse a dicha lista. Desde
luego, pueden aparecer mercancías imprevistas, pero eso
será la excepción y no la regla, y ante cualquier
duda, es mejor postergar la compra a llevarse un fiasco al volver
a casa.
De modo particular, servirá renovar los
utensilios domésticos periódicamente (1 a 5
años), pero sólo se reemplazarán aquellos
que estén evidentemente deteriorados, no aquellos que
quedaron inutilizados por falta de un tornillo o algo así.
Entonces, la revisión periódica de muebles,
electrodomésticos, utensilios domésticos,
ayudará a identificar aquellos que pueden componerse y los
que necesitan ser reemplazados. Ahorrar también pasa por
ello, pero sin dejar de gastar en lo necesario, sin que la
avaricia se convierta en un patrón de vida.
3. El presupuesto: anticipación con
conocimiento
Pasados seis meses desde la consulta inicial con Susana,
la economía de la familia Pérez se ve positivamente
cambiada. Los hábitos de compra de los padres, así
como las continuas solicitudes por el mayor de los hijos, e
incluso los antojos de todos, resultan más moderados en
comparación a lo que fueran antes. Aunque resultó
duro al principio, los padres aprendieron a decir "no" a muchos
de los pedidos de los hijos, pero también se hicieron
frecuentes las reuniones para evaluar las necesidades de todos,
haciendo a un lado, y en ocasiones postergando definitivamente,
cualquier antojo que tuvieran. En más de una
ocasión, la pregunta "¿realmente necesito esto?"
ayudó a evitar compras innecesarias.
Como segunda fase de su proceso de recuperación
económica, y resultante de las listas que elaboraron con
Susana, los Pérez aprendieron a elaborar un presupuesto
familiar. Sin una guía sostenida más allá de
los tip"s indicados por Susana, pero con mucho entusiasmo en la
perspectiva de lograr su recuperación económica,
doña María volvió a las compras con un nuevo
enfoque, habiendo descubierto que muchas de las marcas adquiridas
anteriormente en artículos de uso cotidiano como el papel
higiénico, jabón, champú, dentífrico,
alimentos en general, tenían competidores de igual o mejor
calidad y a precios más razonables. Prescindieron de
varios gastos a los que estaban acostumbrados, como las bebidas
gaseosas, cerveza, ciertas marcas de ropa, y descubrieron que en
algunos mercados populares podían encontrar ropa de
calidad aceptable a precios más bajos, comprando en
cantidad. Redujeron el consumo de las tarjetas de crédito,
pero sin cerrarlas, conscientes de que los problemas no se
originaban en las tarjetas, sino en el uso irresponsable que a
veces les daban.
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