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Impacto de la tecnología educativa para fomentar una cultura energética en escolares de la enseñanza media



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Tareas docentes
    para contribuir al desarrollo de una cultura
    energética
  5. Descripción
    y análisis de las tareas docentes
  6. Conclusiones
  7. Bibliografía

Resumen

La formación de Jóvenes con una cultura
general integral se ha convertido para las Escuelas Cubanas en
una misión pedagógica esencial; es por ello, que en
el presente artículo los autores han querido brindar una
visión de la oportunidad que brinda la tecnología
educativa en la Educación media superior, para inculcar de
una manera amena y consciente en los estudiantes la necesidad de
elevar su cultura energética para lograr accionar en su
familia y en la comunidad donde convive.

PALABRAS CLAVES

Tecnología, Ciencia, Cultura Energética

Introducción

La sociedad cubana actual se encuentra inmersa en la
ejecución de profundas transformaciones educacionales, que
conforman lo que pedagógicamente se ha denominado "Tercera
Revolución Educacional".

Es propósito esencial de estas transformaciones
formar personalidades con una elevada cultura general integral,
es decir, niños, adolescentes y jóvenes que sean
capaces de aprender acorde con los objetivos de los diferentes
niveles de educación y que puedan conducirse socialmente
en consonancia con los principios y la ética de la moral
socialista.

Es por ello que en la formación de los
estudiantes es necesario asumir que: para lograr una adecuada
formación política ideológica de la
personalidad, la cultura energética es elemento esencial,
debido a que permite comprender el ahorro como una necesidad del
país, a partir de la racionalidad y eficiencia en la
producción y utilización de los recursos
energéticos, así como el uso inteligente de la
energía y sus fuentes.

De ahí que su estudio sea un factor crucial para
el desenvolvimiento y la toma de decisiones en la sociedad, y
constituye un elemento esencial para la cultura general integral
de cualquier persona en el siglo XXI.

La situación que muestra el mundo, resalta la
imperiosa necesidad de elevar la cultura energética de las
nuevas generaciones y esa responsabilidad recae
básicamente en la escuela, desde donde, de conjunto con la
familia y los diferentes factores de la comunidad se prepara a
los ciudadanos de hoy y del futuro.

El tratamiento del tema de la energía ha tenido
sus propias características en el ámbito
internacional. Muchos autores han investigado acerca de los
conocimientos y actitudes de estudiantes y maestros de diferentes
niveles de enseñanza en relación con la
energía y su ahorro. La mayor parte de los trabajos
relativos a la educación energética, en los
últimos treinta años han versado acerca de la
conservación de la energía En el orden
científico – metodológico, existen resultados
nacionales, internacionales y territoriales, que dan recursos
metodológicos y orientaciones para diferentes educaciones,
generalmente desde la perspectiva de una asignatura, dos o de un
área del conocimiento.

En cuanto al tratamiento de la Cultura Energética
para su desarrollo en los estudiantes, se reportan trabajos en
diferentes latitudes, desde 1992, por ejemplo, Varela P. y otros
(1993), México Parra L. y Barranza P. (1997), Francia,
Souchon Ch. (1997) España, Solves P. y Tarín J.
(1998, y 1999), en Brasil, Pérez L., M.C., Varela P. Y
Favieres A. (2000), Venezuela, Sebastiá J. (2000),
Argentina Raviolo A. y Riverón R. (2002), Cuba,
Valdés H. (1999), Paula A. (2002), Pérez E. (2002 y
2005).

Ninguno contempla el tratamiento de la Cultura
Energética con fines formativos. La mayoría de los
que abordan la temática energética miden
fundamentalmente conocimientos; no actitudes y comportamientos.
Las propuestas no incluyen la caracterización de los
diferentes estadios o niveles por los que transitan los
estudiantes durante el proceso del desarrollo de su cultura
energética. (Pupo L., Noemí,
2005)

Un problema esencial que está siendo atendido en
el mundo contemporáneo es la educación de las
personas en el ahorro y consumo adecuado de la energía,
por lo que representa en el ámbito global el agotamiento
de las fuentes de energías no renovables y su
repercusión en el deterioro del medio ambiente.

El tema de la energía tiene una importancia
extraordinaria para la sociedad contemporánea y ha
invadido todo su ámbito humano. Los contenidos
relacionados con ella brindan enormes posibilidades para
vincularlos con problemas vitales de la humanidad en los
órdenes científico, político, ambiental y
social.

En el mundo el paradigma energético que
está llamado a prevalecer deberá descansar sobre
tres bases fundamentales:

Para la implantación de este paradigma se
requiere de una cultura energética sostenible que empiece
a formarse en las aulas y con acciones a escala de toda la
sociedad, con el apoyo de los medios masivos de
difusión.

En la escuela cubana, el marco para la formación
de una cultura energética sostenible lo constituye el
Programa Docente – Educativo de Ahorro de Energía
del Ministerio de Educación (PAEME)

En este sentido, el MINED emite orientaciones iniciales
y promueve el desarrollo de acciones pedagógicas
encaminadas hacia una cultura de ahorro desde el trabajo en las
escuelas, lo que se evidencia en su objetivo general "Contribuir
a través del Sistema Nacional de Educación a la
formación, en las actuales y futuras generaciones, de una
actitud cívica responsable de ahorro de energía,
partiendo del conocimiento de la situación
energética actual de Cuba y el mundo y de ampliar
conocimientos sobre energía en todos los
órdenes"(MINED-1998). Sin embargo, en la práctica
educativa, persisten insuficiencias para el logro de una
verdadera cultura energética.

La educación pre-universitaria, como parte del
Sistema Nacional de Educación, asume como reto: lograr la
formación de jóvenes en su forma de sentir, pensar
y actuar responsablemente en los contextos escuela –
familia – comunidad, a partir del desarrollo de una cultura
general integral sustentada en el principio martiano
"vinculación del estudio con el trabajo, que garantice su
dirección protagónica" (MINED modelo de P/U
2000).

Debido a las posibilidades que brinda la asignatura de
Física, se le ha dado la tarea de dirigir el Programa de
Ahorro de Energía en la escuela. La asignatura
Física aborda como objeto de estudio los fundamentales
hechos, conceptos, modelos, leyes y principios. Es una de
asignatura carácter básico y brinda al estudiante
el sistema de conocimientos que, en lo esencial, constituye la
base correspondiente al programa de la escuela media superior. Su
incidencia sobre el estudiante adquiere especial relevancia en la
contribución a la formación de habilidades
generales y del modo de actuación.

En esta asignatura se profundizan los conceptos
relacionados con la energía y se estudia el principio de
funcionamiento de dispositivos técnicos de gran
importancia, en relación con las tareas del Programa de
Ahorro de Energía, pudiendo explicar
científicamente lo relacionado con el ahorro de
energía, su importancia económica y para la
protección del medio ambiente.

Se explotan poco las posibilidades del contenido para el
tratamiento de la temática: explicación de las
causas del consumo indiscriminado de energía, con el
consecuente deterioro del medio ambiente y formas de
transformación en energía útil.
(Valdés y Valdés, 1999).

En nuestra época, para el desarrollo de la
humanidad, se necesita lograr una persona culta, que pueda
orientarse de forma independiente en la solución de los
problemas en el contexto social de su tiempo, con una cultura
científica, ya que toda la sociedad se transforma bajo el
influjo de la ciencia.

Hoy la sociedad cubana está llamada a ahorrar
energía de la corriente eléctrica. Usar solo lo
necesario, es, sin dudas, una necesidad económica. Pero
todos conocen los graves problemas que hoy enfrentamos y
enfrentará la humanidad en las próximas
décadas, debido a las consecuencias del injusto e
insostenible sistema energético
contemporáneo.

Desde el año 1997, con el surgimiento del
programa de ahorro de electricidad en Cuba (P.A.E.C.) en nuestro
país se vienen tomando importantes decisiones y
aplicándose diversas medidas que conducen al ahorro de
energía eléctrica.

Se puede señalar que una de las decisiones
tomadas es la solución definitiva de toda la
iluminación insuficiente, sustitución de bombillas
incandescentes por lámparas fluorescentes y bombillos
ahorradores. Para contribuir una verdadera conciencia basada en
una cultura de la energía, tarea que requiere de un gran
trabajo educativo, por su importancia social, constituye un
componente de la educación que deben recibir las nuevas
generaciones para elevar la solidez en la adquisición de
conocimientos relacionados la energía y su
ahorro.

Por eso la sociedad está urgida de la
formación de ciudadanos capaces de desempeñar el
rol que corresponde para que trabajen en la búsqueda de
fuentes alternativas renovables y ecológicamente
sostenibles, ya que la energía está vinculada a los
más diversos problemas sociales que caracterizan la
época.

En la formación del estudiante del pre –
universitario, tiene que promoverse el desarrollo de una cultura
energética que le permita conocer y afrontar su vida
presente y futura.

En el contexto en el cual el escolar convive y se
desarrolla, la vida no es posible sin que se produzcan
transformaciones de energía. En todos los cambios,
cualquiera que sea su naturaleza o el nivel al que se produzcan,
siempre debe ponerse en juego cierta cantidad de energía.
Mientras mayores sean los cambios o modificaciones producidos,
mayor es la cantidad de energía puesta en juego. El
desarrollo, tal como lo concebimos hoy, sería imposible
sin el empleo de la energía eléctrica. De
ahí que el estudio de la energía, sus formas,
fuentes y principios, sea un factor esencial para el
desenvolvimiento y la toma de decisiones en la sociedad de hoy,
lo que constituye un aspecto fundamental para el desarrollo de
una cultura general integral de cualquier persona en el siglo XXI
recae básicamente en la escuela, desde donde, de conjunto
con la familia y los diferentes factores de la comunidad, se
prepara a los ciudadanos de hoy y del futuro.

Con el propósito de contribuir a desarrollar
dicha Cultura General Integral, la didáctica ha
incorporado a las situaciones de aprendizaje en contextos
culturales, la introducción de las nuevas
tecnologías educativas, lo que responde a la necesidad de
definirlas y contextual izarlas en el sector propiamente
educativo

La introducción de estas tecnologías en el
contexto pedagógico se le ha denominado internacionalmente
electronificación educativa y se manifiestan como
propuestas electrónico comunicativas que organizan el
entorno pedagógico diseñando propuestas educativas
interactivas que trascienden los contextos
físicos, fijos, institucionales a fin de hacerlos
accesibles a cualquiera en cualquier tiempo y lugar, siendo una
de sus características esenciales la posibilidad de
interacción en tiempo real y a escala global
. Esto
permite acceder a estudiantes y profesores a variadas propuestas
de intercambio en la educación
preuniversitaria.

Para esta educación el desafío, el
diseño y la creación de nuevas relaciones
didácticas, que haciendo uso de medios presénciales
y remotos permitan aprendizajes valiosos articulando materiales
cuidadosamente elaborados en cuanto a propósitos,
contenidos, modos de acceso y evaluación, entre otros, lo
que requiere del trabajo interdisciplinario de diferentes
especialistas que tributan a la labor educativa.

No se trata, pues, de la transferencia indiscriminada de
productos tecnológicos al margen de los perfiles
culturales, aunque por supuesto se requiera de lograr una
armonía acorde con el desarrollo del proceso educativo en
la escuela. Esto impone a las instituciones educativas el dominio
adecuado de esa tecnología, lo que definirá las
posibilidades reales de competitividad, que depende cada vez del
conocimiento y que constituye un verdadero reto para la
formación integral de los estudiantes.

El análisis realizado permitió identificar
la necesidad que tienen los jóvenes de poseer una cultura
energética, que oriente sus actitudes y comportamientos
hacia el ahorro y la aplicación de sus conocimientos sobre
energía a todas las esferas de la vida en que se
desenvuelven; sin embargo, el tratamiento didáctico dado a
la misma en el Proceso Formativo, no favorece su desarrollo en
los estudiantes del pre-universitario ni se explotan las
potencialidades de las tecnologías instaladas en las
escuelas en este sentido.

Desarrollo

En la escuela cubana, el marco para la formación
de una cultura energética sostenible lo constituye el
Programa Docente – Educativo de Ahorro de Energía
del Ministerio de Educación (PAEME)

Para alcanzar un desarrollo integral en el estudiante de
preuniversitario se tienen que asimilar las riquezas de la
cultura social, gracias a la cual, cada miembro de la sociedad se
transforma y contribuye a la formación de su personalidad
con un espíritu creador.

Esto es posible gracias a que todo proceso de
desarrollo, está sujeto a cambios esenciales y necesarios
en el transcurso del tiempo, realizándose en forma de
espiral.

En el ámbito escolar puede lograrse el desarrollo
de una cultura energética al elevarla a niveles
superiores, a partir de su estado en el diagnóstico. El
tratamiento del contenido del término cultura
energética con fines educativos en el Sistema Educacional
Cubano, adquirió su autonomía a partir de la
implementación del P.A.E.M. E en el año
1997.

Al implementarse el Programa de Ahorro de Energía
del Ministerio de Educación(PAEME) que tiene como objetivo
general contribuir a través del Sistema Nacional de
Educación, a la formación de una conducta
cívica responsable de ahorro de energía, partiendo
de la situación energética actual en Cuba, del
mundo y de amplios conocimientos sobre energía en todos
los órdenes, MINED (1997). A pesar de éste y de
otros esfuerzos del país, no se logra el cumplimiento de
los objetivos planteados.

El modelo de pre-universitario vigente desde el
año 2000 declara un objetivo formativo relacionado con la
necesidad de educar en el ahorro de recursos particularmente
energéticos.

Es importante destacar el valor educativo e instructivo
de los contenidos relacionados con la energía para los
estudiantes de la educación pre-universitaria, en el
fortalecimiento de la concepción científica del
mundo; por ser la energía uno de los núcleos en el
que su estudio proporciona destreza para el cuidado del medio
ambiente, su concepto es uno de los más potentes,
fructíferos y unificadores de la Física ,
así como de otras ciencias de la vida diaria,
además de ser clave en la alfabetización
científica y tecnológica.

Las necesidades sociales asimiladas por los individuos
en formas de principios morales o en conexión estrecha con
éstos, se convierten en necesidades de la personalidad
individual. El hombre es un ser social, tiende a cumplir con las
exigencias sociales.

Del análisis anterior se concluye que para lograr
que el escolar incorpore actitudes conscientes en relación
con un fenómeno determinado, el Colectivo
Pedagógico debe crear constantemente el espacio, en el que
el joven, bajo su dirección, se enfrente a problemas y
obstáculos que los hagan educar su voluntad y desarrollar
creatividad en la búsqueda de soluciones.

Por lo que se asume que al ser el proceso
enseñanza aprendizaje un sistema, responde al encargo
social de preparar al hombre en todos sus aspectos de la
personalidad, o sea que el hombre adquiera toda su plenitud desde
el punto de vista educativo, instructivo y
desarrollador.

Para que una persona se considere preparada es necesario
que se haya apropiado de parte de la cultura que lo ha precedido
y, consecuentemente, tenga conocimientos, o sea, cuando es capaz
de resolver problemas presentes en su actividad cotidiana, que
permitan desarrollar valores en un estilo de vida sana, ya que el
problema energético ocupa hoy el interés principal
por su influencia en las relaciones sociales y políticas,
por su incidencia en el desarrollo económico.

Estos elementos resultan necesarios para contribuir a la
preparación energética que se requiere. La misma
debe orientarse hacia la comprensión y correcta
interpretación de las cuestiones relacionadas con la
energía y su ahorro, así como hacia la necesidad de
que los educandos desarrollen valores acorde con todos los
planteamientos anteriores y elaboren propuestas de alternativas a
la toma de decisiones.

Por los intereses de este trabajo se propone realizar
una caracterización de este término, estudiando por
separado la cultura y la energía, desde diferentes puntos
de vista para luego sintetizarlos y dejar claro su
relación con categorías como ciencia y
tecnología.

Las definiciones recientes en publicaciones
periódicas, al alcance de todos, suelen expresar distintos
rasgos de la misma, pero si se relacionan todas entre sí y
se someten a un proceso de reflexión profunda, se puede
conocer la verdadera esencia de la cultura.

Con frecuencia se encuentran definiciones de
carácter social y muy generales como la de Javier
Pérez de Cuellar (1997) Ex-Secretario General de las
Naciones Unidas y Presidente de la Comisión Mundial de
Cultura y Desarrollo, Osvaldo Martínez, Presidente de la
Comisión Económica del Parlamento Cubano (1998) y
Carlos Rafael Rodríguez (1985), Roberto Fernández
Retamar (1990) que relevan el hecho, que aunque la cultura se
produce por los individuos, nunca la determina una persona
aislada, sino que es un fenómeno de masas estrictamente
social.

Por otro lado, en otras definiciones se expresa el rasgo
de su continuidad histórica, que hace que se transmita de
generación en generación, lo que ha hecho,
según algunos autores, que en ocasiones se identifique la
cultura con la historia de la civilización y se haya
convertido en un método de investigación
social.

La definición del Dr. Homero Fuentes (1995) es
profundamente educativa, al expresar: "…la cultura es un
conjunto de ideas y realizaciones de la humanidad, es todo en lo
que ha intervenido la mano del hombre, es el resultado de su
acción y está intensamente vinculada con sus puntos
de vista, el de región, del medio ambiente, pasa por
efectividad, tanto de quiénes la crean como de
quiénes la asimilan, siendo expresada por un lenguaje que
nunca es neutral, requiere de un comportamiento y de nexos
afectivos…"

Este término, por su adecuación a los
fines de este trabajo, se escoge el enfoque de cultura global, ya
que incluye en la cultura al conjunto de formas y resultados de
la actividad humana difundida en el marco de alguna colectividad
que son resultados de la tradición, la imitación,
el aprendizaje y la realización de los modelos comunes.
Por lo que la cultura así entendida, se extiende a todas
las esferas de la actividad social del hombre, de los resultados
de ésta, al terreno de la producción, la
organización, de la vida social y a todos los
géneros de la creación intelectual.

La cultura es un fenómeno histórico que se
desarrolla en dependencia del cambio de las formaciones
económico–sociales. A este término se refiere el
carácter de identidad nacional de que es portador el mismo
y la interacción del hombre con la humanidad.

Es por ello que: "el hombre culto lo es por que trabaja,
pero lo consume cultamente, generando en sí mismo una
serie de hábitos y predisposiciones que les permiten vivir
cultamente (Arnoldov) citad por D. Navarro (1975).

La coincidencia con este planteamiento está
basada en que se considera de gran valor, ya que expresa los
efectos transformadores que tiene la cultura sobre la
personalidad, que se refleja en su actitud ante la vida.
Además en el proceso de creación y consumo de la
cultura el hombre se humaniza y; es por lo tanto una
responsabilidad histórica de los educadores trabajar por
su desarrollo.

Se plantea por (Valdés Castro, 1999) que al
describir la cultura de la sociedad es necesario tomar en cuenta
la tecnología, las ideas, las normas de conducta etc., que
trascienden a una población, país o a la humanidad
en una época.

La ciencia y la tecnología son
manifestación de la cultura humana y a la vez contribuyen
a su desarrollo. Cuando estas no han sido aplicadas correctamente
han provocado efectos negativos y la ruptura del equilibrio entre
el hombre y la sociedad con una profunda modificación del
ambiente, estableciéndose relaciones de causa – efecto, y
viceversa, por lo que no son problemas aislados.

En el estudio realizado sobre la categoría
ciencia, se constató que son muchas las
definiciones que se encuentran, en las cuales se evidencian
diversos puntos de vistas analizados desde las realidades
objetivas de los investigadores. Sin embargo, es necesario
expresar que en ocasiones algunas de ellas descuidan el
carácter de institucionalidad, y el papel de la sociedad
en la relación dialéctica con la
ciencia.

A partir del análisis realizado en obras de
autores como Abbagnano (2004), Bernal (1954) y
Núñez Jover, (2003) se ha llegado a la
conclusión, desde una posición materialista –
dialéctica, de que la Ciencia es saber, pero no de una
manera pura, sino algo más que significa un
fenómeno complejo cuyas expresiones históricas han
variado considerablemente. Según los análisis
realizados de las diferentes definiciones de los autores
referenciados, la Ciencia se puede ver como:

Institución: la ciencia también se nos
presenta como una profesión debidamente institucionalizada
portadora de su propia cultura y con funciones sociales bien
identificadas.

Método: se le puede comprender como proceso de
investigación que permite obtener nuevos conocimientos,
los que a su vez ofrecen posibilidades nuevas de
manipulación de los fenómenos.

Tradición acumulativa de conocimiento: Se le
puede analizar como sistema de conocimientos que modifica nuestra
visión del mundo real y enriquece nuestro imaginario y
nuestra cultura.

Factor principal en el mantenimiento y desarrollo de la
producción: es posible atender a sus impactos
prácticos y productivos, caracterizándola como
fuerza productiva que propicia la transformación del mundo
y es fuente de riqueza.

Además, es una de las influencias más
poderosas en la conformación de las opiniones respecto al
universo y el hombre. Como sistema armónico,
históricamente en desarrollo, se caracteriza
por:

  • Su visión del mundo real.

  • El enriquecimiento de la imaginación y la
    cultura.

  • Sus funciones cognoscitivas, conceptuales,
    prácticas y sociales.

La ciencia es considerada como una forma de la
conciencia social, la cual constituye un sistema
históricamente formado por conocimientos ordenados, cuya
veracidad se comprueba y se puntualiza constantemente en el curso
de la práctica social. Es entendida como un conocimiento
teórico que se basa en la actividad y el saber, la cual
supone tanto las relaciones sujeto- objeto como sujeto-sujeto. Es
parte de la cultura.

Por su parte, la Tecnología también
se considera un saber, pero sobre bases prácticas,
es decir, saber hacer, incorporando sus bases técnicas.
Por lo tanto, se trata de un conocimiento práctico, que se
deriva directamente de la Ciencia. (Núñez Jover, j.
1999.)

La Tecnología es el conjunto de conocimientos
científicos y empíricos, habilidades, experiencias
y organizaciones requeridas para producir, distribuir y utilizar
bienes y servicios. Incluye por tanto:

  • Conocimientos teóricos.

  • Conocimientos prácticos.

  • Medios físicos (herramientas y
    artefactos.)

  • Métodos y procedimientos productivos,
    gerenciales y organizativos.

La tecnología es un fenómeno social,
derivado de un complejo sistema cultural, cuya utilización
inapropiada puede tener efectos negativos tanto para la
naturaleza como para la sociedad. Según Pacey (1990),
citado por Núñez Jover (2003), existen dos
definiciones de tecnología, una restringida y otra
general. En la primera se le aprecia sólo en su aspecto
técnico (conocimiento, destrezas, herramientas,
máquinas). La segunda incluye también los aspectos
organizativos (actividad económica e industrial, actividad
profesional, usuarios y consumidores) y los aspectos culturales
(objetivos, valores y códigos éticos,
códigos de comportamiento). Según ese autor, entre
todos esos aspectos existen tensiones e interrelaciones que
producen cambios y ajustes recíprocos.
(Núñez Jover, 2003)

De manera general, la tecnología puede verse
también como un determinado tipo de conocimiento que se
utiliza para transformar elementos materiales (materias primas,
componentes, etc.) o simbólicos (datos,
información…) en bienes o servicios, modificando su
naturaleza o sus características.

Entre ciencia y tecnología existe una estrecha
interrelación: ambas se nutren y se desarrollan
mutuamente. Según Núñez Jover (2003),
actualmente los clásicos límites atribuidos a
ciencia y tecnología se están volviendo borrosos y
aún más, disolviéndose. Estamos frente a un
complejo ciencia – tecnología donde la nueva ciencia es,
por su esencia, tecnológica y ya se habla de tecnociencia
para referirse a este fenómeno.

Núñez Jover (2003) utiliza el
término tecnociencia como un recurso del lenguaje para
"denotar la íntima conexión entre ciencia y
tecnología y el desdibujamiento de sus límites.
Dicho término no necesariamente conduce a cancelar las
identidades de la ciencia y la tecnología". Según
él autor citado, la Biotecnología, la
Farmacología y la Química Sintética
serían algunos ejemplos, entre muchos, que ilustran la
naturaleza de la tecnociencia.

Tanto la ciencia como la tecnología han
acompañado al hombre desde las primeras comunidades
humanas. Su origen estuvo asociado a los esfuerzos del hombre por
encontrar solución a los problemas derivados del reto de
mantener la vida en un medio hostil y satisfacer las necesidades
materiales y espirituales que le indujeron a llevar a cabo la
actividad transformadora de su entorno natural y social.
(Colectivo de autores de Pedagogía a tu alcance,
2006)

En dicho proceso es natural que el hombre sintiera
curiosidad por revelar los secretos de su entorno y orientara sus
búsquedas hacia aquello que le resultaba más
perentorio. En épocas remotas esta ansia de
descubrimientos estuvo asociada a cómo sembrar y cultivar
mejor las cosechas, perfeccionar los instrumentos de caza,
mejorar sus vestidos, explicar los sucesos naturales, aplicando
el conjunto de informaciones acumuladas en la solución de
problemas concretos, relacionados con sus necesidades en general.
(Colectivo de autores de Pedagogía a tu alcance,
2006)

Por su parte, la tecnología es mucho más
antigua que la ciencia; comienza cuando el primer hombre talla la
primera piedra para obtener un elemento más adecuado a sus
necesidades. Se pudiera decir que no hay tecnología hasta
que un hombre no le enseña a otro la manera de hacerlo
(esto la relaciona con la educación). La tecnología
no solo invade toda actividad industrial, sino participa
profundamente en cualquier tipo de actividad humana, entre la que
se encuentra el tratamiento de la información.

La fuente del desarrollo de la ciencia radica, en
última instancia, en las necesidades del progreso
técnico, en las demandas de la industria, de la
producción, en la práctica histórica y
social. Ella constituye la fuerza motriz de todo el desarrollo
científico.

En la sociedad actual, donde tanto la ciencia como la
tecnología juegan un papel preponderante, las
instituciones educativas enfrentan el doble desafío que
impone el acelerado desarrollo científico técnico.
Desafío que implica, por un lado, el incremento
desmesurado del volumen de información constantemente
enriquecida y, por otro lado, la exigencia de formar individuos
capaces de asimilar la información necesaria, de
comunicarse y de adaptarse rápidamente a las nuevas
esferas productivas y tecnológicas resultantes de esos
cambios incesantes.

Todo ello ha favorecido la búsqueda de
múltiples vías, métodos y medios de
enseñanza, alternativas o estrategias metodológicas
para el desarrollo intelectual, afectivo y comunicativo de los
estudiantes dentro del proceso de enseñanza aprendizaje.
Una alternativa para lograrlo, es la tecnología
educativa.

En las décadas del 60 y 70 cobró gran auge
la tendencia a asociar la Tecnología Educativa al uso de
equipos en el proceso educacional, que va desde las
máquinas de enseñanza hasta los medios de
cómputo; era la primera etapa de la Tecnología
Educativa llamada por Villarroel C. (1990) una primera tendencia:
La Tecnología como aparatología, sustentada en un
paradigma conductista así como en el enfoque de
sistema.

En la actualidad existen distintos enfoques
teóricos y metodológicos que han caracterizado a la
Tecnología Educativa a lo largo de más de cuatro
décadas. Por ejemplo:

GASS (1971) plantea que "es la concepción
orgánica y la puesta en práctica de sistemas de
aprendizaje que utilizan provechosamente los sistemas modernos de
comunicación, los materiales visuales, la
organización de la clase y los métodos de
enseñanza sin esperar milagros de ellos".

Según OFESH (1971) La tecnología educativa
"es la aplicación sistemática de los conocimientos
científicos a la solución de problemas
educacionales".

Fernández (1998) pone de manifiesto lo endeble
del aparato conceptual-metodológico asociado a este
término, cuando luego de analizar las definiciones de
diferentes autores constata que estos consideran a la
tecnología educativa como: conjunto de procedimientos,
aplicación de conocimientos científicos, como
concepción, un enfoque sistemático, como un campo
de teoría y práctica, un proceso complejo y otros.
Todos estos términos empleados dejan ver las diferencias
sustanciales de criterio entre los diferentes
autores".

Por su parte, en UNESCO (16,511) se define como
tecnología educativa "inicialmente los medios derivados de
la revolución de la comunicación…los libros de
textos y las pizarras por ejemplo; la televisión, el cine,
los retroproyectores, las computadoras y demás elementos
de "material" y de "programación". En el sentido nuevo y
más amplio del término, abarca mucho más que
esos medios y materiales, se trata de un modo sistémico de
concebir, aplicar y evaluar la totalidad del proceso educativo en
función de unos objetivos precisos, basados en
investigaciones referentes a la instrucción y la
comunicación humana, que utilizan un conjunto de medios
humanos y materiales con el fin de dispensar una educación
más eficaz".

En cuanto a esta definición, Rojas (2000) es del
criterio que "la comprensión de la tecnología
educativa como un enfoque integral del proceso docente considera
no sólo los medios de enseñanza, de forma aislada
sino su lugar y función en el sistema junto con el resto
de los componentes del proceso de enseñanza. Los que
defienden este punto de vista señalan que la
tecnología educativa permite conjugar todos los elementos
del proceso docente de forma racional. Su objetivo es el de
garantizar la práctica educativa en su dimensión
global y favorecer la dinámica del
aprendizaje".

Adoptar la definición de tecnología
educativa incluyendo la organización sistémica del
proceso de enseñanza y los métodos, medios,
etcétera, trae como consecuencia su identificación
con la didáctica; para algunos esta identificación
se produce porque la didáctica ha quedado rezagada como
esfera científica en comparación con el desarrollo
alcanzado por la tecnología al servicio de la
enseñanza. Para otros es una rama de la didáctica.
(Rojas, 2000)

En este trabajo, se considera a la tecnología
educativa como una tendencia pedagógica basada
fundamentalmente en la utilización de técnicas y
medios, en la búsqueda de facilidades para el aprendizaje
que resulten "eficientes" para la obtención de los
resultados prefijados. No es solo tecnología, sino que es
utilizar provechosamente los sistemas modernos de
comunicación, los materiales visuales, la
organización de la clase y los métodos de
enseñanza a la solución de problemas
educacionales.

Comprender la necesidad de desarrollar la
tecnología educativa dentro del proceso docente-educativo
resulta un elemento clave para contribuir a elevar la calidad que
la sociedad demanda en la educación de las nuevas
generaciones.

Luego de esclarecer los términos cultura, ciencia
y tecnología, es oportuno expresar los aspectos del
concepto energía tenidos en cuenta para la
caracterización del término
Cultura-Energética. Según el diccionario
filosófico (1973), el vocablo energía, que proviene
del griego inericia, significa actividad y es la medida
común del movimiento de la materia.

Esta definición se escoge por exacta y correcta
pero puede completarse si se les añade que en los
diferentes tipos de movimientos, ella puede ser cualitativamente
diferente, y expresar transformaciones de una forma u otra con
equivalencia cuantitativa.

Para la humanidad, la primera noción de este
concepto, surge a mediado de los años 430-500, cuando se
considera la existencia de 4 elementos primigenios (tierra, agua,
aire y fuego) como la base de todo lo existente y se consideraban
cualidades fundamentales lo caliente, lo frío, lo seco y
lo húmedo y la existencia de fuerzas cósmicas de
odio y amor.

Desde sus inicios, los seres humanos desarrollaron su
existencia rodeados de elementos naturales que le previnieron de
la energía necesaria y de los medios para su
utilización durante sus actividades.

Pero este término energía no ha sido
siempre bien comprendido y todavía hoy su análisis
motiva amplios debates en diferentes foros sobre la
enseñanza de las ciencias.

A pesar de que este vocablo es de uso común en el
desarrollo de la humanidad, resulta difícil establecer una
definición general y precisa de este concepto
físico. Se ha comprendido que la energía desde un
punto cualitativo expresa la diversidad del movimiento material
en sus más diversas formas y desde el punto de vista
cuantitativo la unidad de todas las formas de
movimiento.

Luego de realizado el análisis de los conceptos
cultura y energía, se escogen los rasgos más
significativos y se relacionan entre sí para proponer una
caracterización del término cultura
energética por considerarse necesario para este
trabajo.

La cultura energética está formada por el
conjunto de conocimientos, habilidades, hábitos y valores
materiales y espirituales desarrollado por la humanidad en el
curso de la historia, relacionadas con la energía, que
permite desde la emisión de un concepto elemental y el
reconocimiento de sus formas en la naturaleza hasta comprender su
valor económico, social, político,
ideológico y el grado de desarrollo que en su empleo y
producción ha alcanzado la ciencia de la época en
que se vive (DR. Noemí Pupo Lorenzo (2005).

Asumir esta definición, se considera
imprescindible para la formación de una cultura
energética, en el desarrollo del proceso enseñanza
aprendizaje, ya que se puede trabajar y contribuir algo que es
tan importante en la formación de los estudiantes y su
incidencia en la familia y además, se facilita el camino a
seguir por los docentes en el ámbito escolar.

A todo lo anteriormente expresado el trabajo por
desarrollar una cultura energética es una necesidad de
primer orden en la sociedad actual para la formación
integral de las nuevas generaciones y que el contenido
relacionado en la asignatura Física posee los potenciales
que a través del mismo contribuya a su preparación,
pero los intentos desarrollados hasta el momento no son
suficientes.

Según este autor a pesar de que en el Sistema
Educacional Cubano, se trabaja por desarrollar una cultura
energética en los estudiantes y se han realizado
investigaciones teniendo en cuenta la interdisciplinaridad
(Dra. Noemí Pupo Lorenzo, 2005).

El desarrollo de la cultura energética en
estudiantes del preuniversitario a través de la asignatura
Física, no ha alcanzado los niveles deseados, debido a que
no existe una interiorización plena de la tarea por parte
de los estudiantes y docentes, siendo estos últimos los
encargados de promoverla y ejecutarla.

Los conocimientos básicos que aporta la
asignatura Física acerca de la energía, de las
diferentes fuentes de obtención de la misma, la posible
explotación y uso, son requisitos inviolables para la
formación de cualquier ciudadano que aspire a conocer el
mundo, la vida, la sociedad y el entorno, puestos que estos
contenidos están presentes en la comprensión de las
tareas en la explicación de los fenómenos que
existen en la naturaleza, así como en el ámbito
escolar y familiar.

Desde el punto de vista científico-técnico
no puede explicarse ningún tipo de proceso industrial por
sencillo que éste sea, sin los conocimientos, saber de
energía que aporta la Física. Por lo anterior no
puede aspirarse a una adecuada formación política
ideológica de los estudiantes que no posean una cultura
energética.

Estas reflexiones evidencian la contribución de
los conocimientos de energía desde la asignatura
Física para dar cumplimiento a los objetivos formativos
del nivel pre – universitario ya que existen limitaciones y poco
dominio por los estudiantes en su aplicación para poder
lograr en ellos una cultura energética.

Lo anterior demuestra la necesidad de coordinar
esfuerzos para obtener una visión general del problema
energético que sirvan de base a la actuación en
torno a su solución en el preuniversitario y en particular
de la asignatura Física por las grandes potencialidades
que posee.

Se propone entonces como alternativa para desarrollar
una Cultura Energética, aprovechar las potencialidades de
la tarea docente con el uso de la Tecnología
Educativa.

La Tarea Docente como Alternativa Didáctica en
el Proceso de Enseñanza Aprendizaje para desarrollar una
Cultura Energética con el uso de la Tecnología
Educativa:

Son diversos los criterios de los autores consultados
sobre la tarea docente y papel en el proceso enseñanza
aprendizaje en general y el de de enseñanza aprendizaje en
particular, no obstante todos coinciden en la importancia de la
misma para el vínculo del estudiante con el contenido
objeto de estudio.

De forma general, la tarea puede considerarse como un
eslabón que enlaza la actitud del profesor y del alumno
para la formación del sistema de conceptos.
(Concepción García, 1989) y N.E. Kutnetzova las
identifica como medio para la dirección del proceso y
procedimientos de la actitud para el profesor y como medio para
dominar los conocimientos y habilidades para el alumno. El
sentido de lo que se entiende por tarea docente, se aclara cuando
se dice que ellas se subdividen en ejercicios y en
problemas.

Para A. Labarrere (1994 p.19) "la tarea es una
determinada situación en la cual existen nexos,
relaciones, cualidades y entre objetivos que no son accesibles
directamente o inmediatamente a la persona".

Para C, Álvarez de Zayas (1999 p.115) "La tarea
docente es la célula del proceso docente educativo" por
que en ella se presentan todos los componentes en las leyes del
proceso, además, cumple la condición de que no se
puede descomponer en subsistemas de orden menor, ya que de
hacerlo, se pierde su esencia y, al respecto, plantea: "Es aquel
proceso que se realiza en cierta circunstancias
pedagógicas con el fin de alcanzar un objetivo de
carácter elemental, de resolver el problema planteado al
estudiante, por el profesor".

Existen distintas definiciones de tarea, se asume la de
Álvarez deZayas aptándola a nuestras necesidades.
Se considera que su definición tiene una
estructuración lógica y se adecua, en general, a lo
que se pretende realizar.

La tarea docente como célula básica del
proceso enseñanza aprendizaje contribuye de forma directa
al desarrollo integral de la personalidad de los estudiantes,
pues tienen en cuenta las categorías esenciales en este
proceso, como son: instrucción, educación,
desarrollo y formación integral del escolar,
categorías indispensables para la formación
ideopolítica de los estudiantes.

Partes: 1, 2

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