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Justicia social




Enviado por Agustin Fabra



  1. Concepto y origen
  2. Evolución del
    concepto
  3. Justicia social
  4. La
    iglesia y la justicia social
  5. La
    justicia social en los Estados Unidos
  6. Conclusión
  7. Bibliografía

"Considerando que la paz
universal

y permanente sólo puede basarse
en

la justicia social"

Constitución de la OIT
(1919)

"Cada uno, sin excepción alguna,
debe considerar al prójimo como otro „yo?, cuidando,
en primer lugar, de su vida y de los medios

necesarios para vivirla
dignamente"

Gaudium et Spes 27:1 – Concilio
Vaticano II

CONCEPTO Y
ORIGEN

En sentido general, el término Justicia Social es
un concepto referido a las situaciones de desigualdad social, que
define la búsqueda del equilibrio entre partes desiguales
por medio de la creación de protecciones o desigualdades
de signo contrario, a favor de los más
débiles.

El concepto de Justicia Social (giustizia sociale) fue
utilizado por primera vez en 1840 por el sacerdote italiano Luigi
Taparelli d?Azeglio, en el libro titulado Saggio teoterico di
dritto naturale, appogiato sul fatto

(Ensayo teórico del derecho natural apoyado en
los hechos), publicado en Livorno, Italia, en el año 1843.
En dicho trabajo, el sacerdote Taparelli dice que la justicia
social debe igualar de hecho a todos los hombres en lo tocante a
los derechos de la humanidad (TI: 355).

Históricamente, el concepto de justicia social
aparece relacionado al conflicto que en el siglo XIX se le
llamó la cuestión social. Es decir, el creciente
malestar y reclamo de los trabajadores, que fue creciendo en
importancia en todo el mundo a partir del surgimiento del
capitalismo. Por ello, Taparelli, considerado como uno de los
fundadores de la

doctrina social de la Iglesia, creó el
término de justicia social para aplicarlo a los conflictos
obreros que se extendieron a raíz del establecimiento de
la sociedad industrial.

En 1848, el pensador y filósofo italiano Antonio
Rosmini-Serbati, publicó un folleto en el que hacía
especial relieve en el concepto de justicia social. Y trece
años después, en 1861, fue el filósofo y
político inglés John Stuart Mill quien dio el
respaldo y el prestigio definitivos a dicho término, el
cual ha influido hasta la actualidad en los pensadores
modernos.

En su libro Utilitarismo, John Stuart Mill dice que la
sociedad debería tratar igualmente bien a los que se lo
merecen; es decir, a los que se merecen absolutamente ser
tratados igualmente. Según el propio Mill, este es el
más elevado estándar abstracto de justicia social y
distributiva hacia el que todas las instituciones, así
como los esfuerzos de todos los ciudadanos virtuosos,
deberían convergir en el mayor grado posible.

Pero la definición más concreta y exacta
del concepto de justicia social la tenemos en el texto de la
Encíclica Gaudium et Spes (alegría y esperanza),
emitida en el transcurso del Concilio Vaticano II (1962-1965).
Según dicha Encíclica existe justicia social cuando
la sociedad posibilita que cada persona, asociación o
pueblo, disponga de los medios necesarios según su
naturaleza y condición, para poder desarrollarse
plenamente; a esto se le denomina bien común (GS
26,1;74,1).

Según la doctrina conciliar, el bien común
conlleva tres elementos esenciales: el respeto a la persona, el
bienestar social, y el desarrollo y la paz a modo de estabilidad
y seguridad social. La autoridad está para garantizar la
justicia social para la búsqueda del bien
común.

EVOLUCION DEL
CONCEPTO

Varias décadas después de las exposiciones
de Taparelli y de Mills sobre la justicia social, este mismo
término fue usado nuevamente en Inglaterra a finales del
siglo XIX por los socialistas fabianos ingleses, en los famosos
Fabian Essays in Socialism (Ensayos fabianos sobre el
socialismo),

publicados en 1889. En el socialismo fabiano la justicia
social desempeña el papel de finalidad ética por
excelencia, para guiar la evolución social mediante
cambios no revolucionarios hacia un sistema de
socialdemocracia.

En este punto cabe indicar que la Sociedad Fabiana es un
sistema socialista británico, cuyo propósito es el
de avanzar en la aplicación de los principios del
socialismo democrático, mediante reformas graduales. La
Sociedad Fabiana se fundó el 4 de enero de 1884 en
Londres, por el matrimonio formado por Sidney y Beatrice Webb. El
nombre de la sociedad está tomado del general de la
antigua Roma Quinto Fabio Maximo, el Cunctator o Contemporizador.
La Sociedad Fabiana formó los cimientos de lo que
más tarde sería el Partido Laborista
británico.

A partir de los fabianos, el concepto de justicia social
fue adoptado por la socialdemocracia, principalmente en
Inglaterra, Francia y Argentina. En Inglaterra el político
David Lloyd George indicó que su objetivo era el de lograr
la justicia social. En Francia, el dirigente del Partido
Socialista, Jean Jaurés, adoptó en la misma
época el concepto de justicia social como parte del
socialismo ético y pacifista. Y en Argentina, el diputado
del Partido Socialista, Alfredo Palacios, vinculó las
ideas de nuevo derecho y justicia social en 1904.

Después de la Primera Guerra Mundial, en 1919, se
creó la Organización Internacional de Trabajo, la
OIT, que incorporó la noción de justicia social a
su Constitución como fundamento del todo indispensable
para la paz universal.

En 1931 la noción de justicia social se incorpora
plenamente a la Doctrina Social de la Iglesia Católica, al
incluirla el Papa Pío XI en la Encíclica
Quadragesimo anno. Para Pío XI la justicia social es un
límite al que debe sujetarse la distribución de la
riqueza en la sociedad, de tal modo que se reduzca la diferencia
entre los ricos y los necesitados.

Pero entre tanta argumentación también
emergió una crítica que no ha podido ser acallada.
Fue la de Friederich Hayek, filósofo, jurista y economista
austríaco (1889-1992), quien fue galardonado con el
Premio

Nobel de Economía en 1974. Hayek fue directamente
al fondo del problema de la desigualdad social al decir que la
justicia social es una virtud o no lo es. Si lo es, sólo
puede adscribirse a los actos deliberados de personas
individuales. La mayoría de los que usan el término
justicia social no lo adscriben a individuos, sino a sistemas
sociales. Utilizan el concepto de justicia social para designar
un principio regulador del orden, pero no están centrados
en la virtud, sino en el poder.

Hasta ahora hemos analizado el concepto básico de
la justicia social, su origen y la evolución del
término. Pero, ¿en qué consiste actualmente
la justicia social?

JUSTICIA
SOCIAL

El concepto de justicia social se refiere a la necesidad
de lograr un reparto equitativo de los bienes sociales. En una
sociedad con justicia social, los derechos humanos son respetados
y las clases sociales más desfavorecidas cuentan con
oportunidades de desarrollo.

La justicia social remite directamente al derecho de los
sectores más desfavorecidos de la sociedad y al goce de
los derechos humanos, tanto sociales como económicos,
conocidos como derechos de segunda generación, de los que
ningún ser humano debería ser privado. En otras
palabras, podemos decir que mientras la justicia tradicional es
ciega, la justicia social debe quitarse la venda para poder ver
la realidad y compensar las desigualdades que en ella se
producen. En el mismo sentido se ha dicho que mientras la llamada
justicia conmutativa es la que corresponde entre iguales, la
justicia social es la que corresponde entre
desiguales.

La idea de la justicia social está orientada a la
creación de las condiciones necesarias para que se
desarrolle una sociedad relativamente igualitaria en
términos económicos y de oportunidades. Comprende
el conjunto de decisiones, normas y principios considerados como
razonables para garantizar condiciones de trabajo y de vida
decentes para toda la población. Involucra también
la

concepción de un Estado activo, removiendo los
obstáculos que impiden el desarrollo de relaciones en
igualdad de condiciones.

El liberalismo en general, sostiene que la justicia
social está vinculada a la generación de
oportunidades y a la protección de las iniciativas
privadas. En cambio, el socialismo y las propuestas de izquierda
se centran en la intervención estatal para lograr la
justicia social. Hay quienes sostienen que ciertos
márgenes de ganancia son inmorales en medio de sociedades
empobrecidas, y buscan combatir el lucro desmedido a
través de impuestos, tasas u otras medidas de tipo
económico.

El pensamiento del político español
Joaquín Ruiz-Jiménez (1913-2009) es el de que la
justicia social está directamente relacionado con la
tradición cristiana por su vinculación al concepto
del amor al prójimo. Y como teología moral, la
definición de justicia social llega más
allá: los bienes de este mundo están originalmente
destinados a todos; es un compromiso para la justicia
según la función, vocación y circunstancias
de cada uno (Sollicitudo rei socialis – La
preocupación social de la Iglesia – Juan Pablo
II).

En 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas
proclamó el 20 de febrero de cada año como
Día Mundial de la Justicia Social. Al fundamentar esta
decisión, la ONU sostuvo que la justicia social es un
principio fundamental para la convivencia pacífica y
próspera, y que constituye el núcleo de nuestra
misión global para promover el desarrollo y la dignidad
humana.

La ONU indica que las actividades que se desarrollen con
motivo del Día Mundial de la Justicia Social deben
orientarse a erradicar la pobreza y promover el pleno empleo y el
trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al
bienestar social y la justicia social para todos.

Sin embargo es conveniente añadir que esas
acciones no deberían llevarse a cabo solamente un
día al año, sino que deben efectuarse todos los
días de año hasta alcanzar el pleno bienestar
dentro de una total y efectiva justicia social.

LA IGLESIA Y LA
JUSTICIA SOCIAL

La formación cristiana incluye todas las
dimensiones de la persona y de la vida, y un aspecto que no puede
faltar es la educación para la justicia social. El
Concilio Vaticano II dice que debemos asumir en lo gozoso y en lo
doloroso la condición de la humanidad (Gaudium et
Spes,

1) para así poder anunciar el Evangelio de la
liberación. El primer paso de la lucha por la justicia
consiste en la toma de conciencia de lo que sucede y el por
qué sucede, y también qué responsabilidad
tenemos en estas situaciones. La educación de la fe debe
tener presente la dimensión sociopolítica de la
propia fe.

La Rerum Novarum es la primera Encíclica social
de la Iglesia Católica. Fue promulgada por el Papa
León XIII el 15 de mayo de 1891 como una carta abierta
dirigida a todos los obispos, y versaba sobre las condiciones de
las clases trabajadoras. En ella el Papa dejaba patente su apoyo
al derecho laboral de poder formar uniones o sindicatos, pero
también se reafirmaba en su apoyo al derecho de la
propiedad privada. Además argumentaba sobre las relaciones
entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la Iglesia,
proponiendo una organización socioeconómica, que
más tarde pasaría a llamarse
corporativismo.

La misma Encíclica condenó el capitalismo
como causa de la pobreza y degradación de muchos
trabajadores, bajo el concepto de que la apropiación
excesiva era injusta. Recordó a los ricos y a los patrones
que no deben considerar al obrero como un esclavo, sino que deben
respetar la dignidad de la persona y la nobleza que a esa misma
persona agrega el carácter cristiano. Afirmó que
cada trabajador debe recibir un salario justo que le permita
subsistir y tener una vida razonablemente cómoda, y que si
él aceptaba malas condiciones laborales debido a la
necesidad o al temor, el trabajador era una víctima de la
injusticia.

Conjuntamente con el resto de su obra, durante el
período del papado de León XIII (1878-1903) la
Encíclica tuvo un profundo efecto en la Iglesia
católica, en su jerarquía y en el mundo entero. En
esa época su apoyo a los sindicatos de trabajadores,
así como un salario justo, fueron vistos como radicalmente
izquierdistas.

Muchas de las posiciones de Rerum Novarum fueron
complementadas por Encíclicas posteriores, especialmente
por Quadragesimo anno (Pío XI – 1931), Mater et
Magistra (Juan XXIII – 1961) y Centesimus Annus (Juan Pablo
II – 1991).

La Rerum Novarum provocó una reforma en medio de
una Iglesia donde varios sectores reclamaban que se abandonaran
posiciones políticas afines a los gobiernos y a los
sectores dominantes, para que la Iglesia se encargara
únicamente del oficio religioso
ecuménico.

El posterior nacimiento de Justicia y Paz a raíz
del Concilio Vaticano II responde a la misión de estimular
a la comunidad católica para promover el desarrollo de los
países pobres y la justicia internacional (Gaudium et
Spes, 90). Con esta finalidad Pablo VI confió a la
Comisión Pontificia el estudio de la doctrina social y su
difusión, para que se llevara a la práctica en
todos los niveles de la sociedad.

También el Catecismo Católico hace
énfasis en la justicia social en su segundo
capítulo diciendo que la sociedad asegura la justicia
social cuando realiza las condiciones que permiten a las
asociaciones, y a cada uno, conseguir lo que les es debido
según su naturaleza y su vocación. La justicia
social está ligada al bien común y al ejercicio de
la autoridad (numeral 1928). Concretamente en el artículo
3 del catecismo, desde el numeral 1929 al 1948 habla de la
justicia social en sus distintos aspectos: del respeto a la
persona humana (1929 al 1933), de la igualdad y diferencias entre
los hombres (1934 al 1938), y de la solidaridad humana (1939 al
1948).

En los numerales 1946 al 1948, el catecismo manifiesta
que las diferencias entre las personas obedecen al plan de Dios,
que quiere que nos necesitemos los unos a los otros, a lo cual
nos debe alentar la caridad (numeral 1946). También indica
que la igual dignidad de las personas humanas exige esfuerzo para
reducir las excesivas desigualdades sociales y económicas,
e impulsa la desaparición de las desigualdades inicuas
(numeral 1947). Por último manifiesta que la solidaridad
es una virtud eminentemente cristiana. Es ejercicio de
comunicación de los bienes espirituales aún
más que comunicación de bienes materiales (numeral
1948).

LA JUSTICIA
SOCIAL EN LOS ESTADOS UNIDOS

En algunos estados del país, tanto la
discriminación por motivos de color como por
inmigración, principalmente si los inmigrantes carecen de
documentación legal, ha llegado a extremos que revisten
una preocupante gravedad, debido a las injusticias que contra
este tipo de personas se producen asiduamente.

Por este motivo se creó la organización
DART, la cual nació dentro del marco de la Iglesia en 1977
en la ciudad de Miami, Florida, y que actualmente engloba 22
diferentes organizaciones con el mismo propósito, en los
estados de Florida, Ohio, Kentucky, Indiana y
Virginia.

Dentro de cada estado existen organizaciones dedicadas a
la lucha por la justicia social, las cuales abarcan diferentes
condados del estado. Como ejemplo de ello, en la Florida, y
más concretamente en el Condado de Palm Beach, se
creó una organización comunitaria en

1992 en el seno de iglesias de distintas denominaciones,
la cual lleva el

nombre de PEACE, y que está adscrita a
DART.

PEACE se creó a principios de 1990 debido a la
inquietud del clero de varias comunidades de las ciudades de West
Palm Beach y de Riviera Beach, quienes comenzaron a explorar la
idea y posibilidades de unir esfuerzos y convertirse en una
fuerza de presión para el combate contra la injusticia
social ante las autoridades locales.

La misión de PEACE es la de luchar contra las
injusticias de una manera efectiva dentro de las comunidades del
Condado de Palm Beach. A través de la fuerza que fluye de
un gran número de personas debidamente organizadas, los
miembros de PEACE identifican problemas de preocupación
común, investigan a modo de encontrar soluciones a esos
problemas, y se hace énfasis ante las autoridades para
hacerles ver los problemas existentes, proponerles soluciones a
los mismos y hacerles responsables de la implementación de
dichas soluciones.

Bíblicamente PEACE basa su acción en el
libro de Miqueas cuando

Yahvé dice: "Se te ha hecho saber, hombre, lo que
es bueno, lo que

Yahvé quiere de ti; tan solo respetar el derecho,
amar la lealtad y proceder humildemente con tu Dios" (Miqueas
6:8). Tanto el mensaje de esta lectura como el propósito
de PEACE es muy claro: practicar la

justicia, ejercer la caridad y andar humildemente por
los caminos de

Dios.

Y el espejo donde se reflejan las acciones de PEACE no
es otro que el ejemplo de justicia social que Nehemías
detalla en su libro (Nehemías 5:1-

19). El combate que libra actualmente PEACE para lograr
la justicia social abarca diferentes áreas, tales como la
educación alternativa, asistencia médica, vivienda
asequible, delincuencia juvenil, robo de salarios y
desempleo.

CONCLUSION

Nuestro mundo, que tiene grandes posibilidades en todos
los ámbitos de la vida, presenta un panorama social
preocupante. La injusticia social conlleva relaciones de
explotación y estructuras negativas, pero todo ello parte
del egoísmo de los corazones.

Uno de los mayores anhelos de la humanidad es la
promoción humana de las personas necesitadas, que a veces
alcanzan unos niveles de pobreza y de discriminación que
no son compatibles con los derechos humanos más
básicos.

Todos los humanos tenemos un mismo origen y una misma
naturaleza; todos estamos llamados a la vida eterna y, por ello,
tenemos la misma dignidad y los mismos derechos. En la vida real
existen una serie de diferencias producidas por las distintas
capacidades y por otras circunstancias, como puede ser el origen
familiar, el lugar de nacimiento o las estructuras
sociales.

La justicia social reclama, desde la igualdad de todos
los seres humanos, el que todos y cada uno tengamos la misma
igualdad de oportunidades, a pesar de las desigualdades con las
que partimos.

La cristiandad propone una concepción integral de
la persona, que surge de contemplar lo humano a la luz de la fe.
La consideración de

que el hombre es imagen de Dios y de que el proyecto
salvador de Dios quiere una humanidad reconciliadora, hace que
ese destino trascendente de la persona oriente la presencia y el
compromiso social de los cristianos.

La iniciación al compromiso social debe hacerse
en la acción y por la acción. No es una
cuestión teórica, sino un aprendizaje desde
proyectos concretos que van transformando la realidad. Más
aún, sólo si la dolorosa situación en que
están muchos de nuestros hermanos nos toca el
corazón, y si reconocemos en ellos el rostro de Dios,
podemos dar una respuesta adecuada.

La lucha por la justicia social no sólo es tarea
individual, sino también eclesial. La existencia de
comunidades implicadas en proyectos de liberación es una
de las condiciones de credibilidad de la fe cristiana en el mundo
actual en que la distancia entre pobres y ricos es cada vez
mayor.

"Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos
míos más pequeños, a mí me lo
hicisteis"

Mateo 25:40

BIBLIOGRAFIA

Ensayo teórico del derecho
natural

apoyado en los hechos. Rev. Luigi Taparelli
(1843)

Utilitarismo Antonio Rosmini-Serbati
(1848)

Encíclica Rerum Novarum Papa
León XIII (1961)

Constitución de la OIT OIT
(1919)

Encíclica Quadragesimo anno Papa
Pío XI (1931)

El orden sensorial Friedrich Hayek
(1952)

La justicia social Alfredo Palacios
(1954)

Encíclica Mater et Magistra Papa
Juan XXIII (1961)

Encíclica Gaudium et Spes Concilio
Vaticano II (1962-1965)

La fatal arrogancia Friederich Hayek
(1974)

Encíclica Sollicitudo rei socialis
Papa Juan Pablo II (1987)

Encíclica Centesimus Annus Papa Juan
Pablo II (1991)

La justicia social Catecismo
Católico (1992)

Biblia de Jerusalén Desclée
de Brouwer (1998)

 

 

Autor:

Agustin Fabra

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