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El Mercantilismo



  1. Introducción
  2. Antecedentes socio-económicos del
    mercantilismo
  3. Integración del Estado
    Nacional
  4. Los
    Grandes Descubrimientos
  5. El
    Renacimiento
  6. Reforma religiosa
  7. El
    régimen colonial
  8. El
    Mercantilismo
  9. Consideraciones generales
  10. Los
    metales preciosos
  11. Teoría cuantitativa de la
    moneda
  12. La
    Balanza de Comercio y la Balanza
    Internacional
  13. El
    nacionalismo económico y la intervención del
    Estado en la economía

Introducción

Mercantilismo es un término ambiguo. A principios
del siglo XVI se estaban produciendo unos cambios institucionales
que harían que los tres siglos siguientes fueran muy
distintos de la época anterior del feudalismo. Una
característica de estos cambios fue la aparición de
naciones-estados más fuertes y centralizadas. En el siglo
XIX, el entorno institucional e intelectual había
cambiado, permitiendo una libertad individual mucho mayor y una
concentración mucho menor del poder económico y
político. Así el mercantilismo se refiere a un
período intervencionista entre el feudalismo y el
liberalismo. Describe un credo económico que
prevaleció en la época de nacimiento del
capitalismo, antes de la Revolución Industrial.

Existen dos maneras de analizar la economía del
sistema de pensamiento llamado mercantilismo. Una de ellas
considera el mercantilismo como un conjunto de ideas, bastante
cohesivo y estático; esto es, un cuerpo de pensamiento
resumido en los acontecimientos del día. A esta forma la
denominaremos aproximación doctrinal. Otra
aproximación ve al mercantilismo como un proceso
histórico importante. Se concentra en la dinámica
de los interese en competencial y en su papel para definir las
instituciones económicas y políticas. A esta la
llamaremos aproximación política. Ambas
aproximaciones consideran el mercantilismo como un sistema de
poder, pero la primera presenta un conjunto de proposiciones
mercantilistas diferenciadas, o "tendencias centrales", que
caracteriza el pensamiento de la época. La
aproximación doctrinal sugiere que los humanos y sus ideas
pueden disponerse en un campo continuo en el que aparezca lo
mercantilista en un extremo y lo liberal en el otro. La
visión que hemos llamado política ilumina aquellas
fuerzas egoístas que operaban en el sistema
económico que produjo cambios en el poder y en la riqueza.
Se concentra en las regulaciones específicas del periodo
mercantilista y en la forma en que cada una de ella afecto a los
grupos de competencia respaldados por el monarca. Supone que la
fuerza motriz del comportamiento individual en el periodo
mercantilista es la misma que la del capitalismo del siglo XX, es
decir, la persecución egoísta de la
ganancia.

Aunque estas dos aproximaciones pueden considerarse como
teorías rivales, no hay ninguna razón para que no
puedan ser tratadas como complementarias.

Antecedentes
socio-económicos del mercantilismo

Las primeras manifestaciones del mercantilismo aparecen
desde el siglo XV. Ya desde entonces, y aun antes, tenemos como
manifestaciones más importantes la avidez por el oro, la
cual constituye el objetivo básico del comerciante, al par
que las riquezas en especias.

En el tercer período de la Edad Media, las
fuerzas productivas se desarrollaron tanto que dieron lugar al
nacimiento de las relaciones capitalistas. Este proceso estuvo
ligado a la formación incipiente de la burguesía
como clase poseedora de los medios e instrumentos de
producción, y del proletariado, la clase de los obreros
asalariados, desprovistos de dichos medios y obligados a vender
su fuerza de trabajo al capitalista.

El desarrollo de las fuerzas productivas
proporcionó la base necesaria para el nacimiento del tipo
de economía capitalista. A partir del siglo XIV, la rueda
perfeccionada se utilizó en las ramas de producción
más diversas. Esto permitió pasar al soplado
mecánico en el horno. Comenzó la producción
de acero. En la producción textil, los telares verticales
fueron cediendo su lugar a los horizontales, de un rendimiento
mayor. En el siglo XV se creo el reloj de bolsillo. Se empezaron
a crear embarcaciones de gran capacidad. Se perfeccionó la
brújula. Se inventó la imprenta y se dio principio
a la industria de artes gráficas.

El desarrollo de las fuerzas productivas, debido al
perfeccionamiento de los instrumentos de trabajo, se opero
también en la agricultura, aunque más lentamente
que en la industria. Se extendían las superficies de
siembra y se mejoraban los métodos de laboreo.

Durante el último período de la Edad Media
experimentaron considerables progresos la ganadería y la
horticultura. Aumentó la especialización de
distintas zonas en la producción de artículos
agropecuarios de determinado tipo. El desarrollo múltiple
de la industria y el avance de la agricultura profundizaron
más aún la separación entre ellas y dieron
lugar al nacimiento de nuevas ramas industriales.
Prosiguió el aumento de la división social del
trabajo, lo que suponía el desarrollo de las relaciones
monetario-mercantiles y del comercio. Los mercados adquirieron
carácter nacional. El progreso del comercio, en las
condiciones nuevas contribuyó a la decadencia de la
pequeña producción.

Una de las premisas históricas que
contribuyó al nacimiento del capital fue el nivel alto de
la producción mercantil ya que hacía que unas
cuantas personas acumularan grandes sumas de dinero. Otra premisa
se manifestó en la existencia de una masa de seres
personalmente libres, desprovistos de medios de
producción, y por consiguiente, de medios de subsistencia
como resultado de la expropiación violenta por medio de la
clase feudal y de la burguesía naciente. En la
creación de esas premisas consistió la esencia del
proceso de acumulación originaria del capital.

Las causas que precipitaron los acontecimientos fueron
los grandes descubrimientos geográficos, el Renacimiento,
la reforma religiosa, la aparición del Estado moderno y el
régimen colonial.

Integración del Estado
Nacional

La aparición y desarrollo de las relaciones
capitalistas ejercieron una influencia excepcional sobre el
régimen social y político de Europa. En el
período de descomposición del régimen de la
comunidad primitiva empezaron a formarse las nacionalidades. En
el período del feudalismo desarrollado, la
formación de nacionalidades estaba a punto de terminar en
muchos países de Asia y Europa.

El desarrollo de las relaciones capitalistas dio lugar
al proceso de formación de las naciones sobre la base de
las nacionalidades existentes, en las condiciones de comunidad
económica y centralización política de los
Estados.

A partir del siglo XVI, desaparece el ideal de los
siglos anteriores, basado en una cristiandad unida y organizada
como potencia política, apareciendo las grandes
nacionalidades, tales como Francia, España e Inglaterra.
Cada uno de estos Estados se consolidó bajo los ideales de
soberanía y libertad, convirtiéndose así en
los artífices de su propio destino. En lo futuro, la
política habría de jugar un nuevo papel: asegurar
la supervivencia, el engrandecimiento y la prosperidad del
Estado, a efecto de convertirlo en una entidad desprovista de
aquellos escrúpulos a los que los sometía el
régimen feudal.

La nación surgió sobre la base del
desarrollo de las relaciones de producción capitalistas.
Por consiguiente, los vínculos nacionales que se estaban
creando eran vínculos burgueses. Siendo la
burguesía una clase dominante, económica y
políticamente, la nación adquiría el
carácter burgués, aunque estuviera formada por
todas las clases y capas de la población. Su
ideología era también burguesa.

Los Grandes
Descubrimientos

Iniciados desde fines del siglo XV, los grandes
descubrimientos geográficos abren inmensos mercados para
los productos europeos, y se convierten, a la vez, en inagotable
fuente de materias primas. Asimismo de esos grandes territorios
habría de llegar a Europa, con el tiempo, un
ininterrumpido río de oro y plata, a efecto de saciar la
avidez por estos metales. Es así como se abrían las
puertas para la industria europea y lo único que
hacía falta era emprender una tarea de renovación
técnica de gran envergadura, capaz de satisfacer las
nuevas necesidades. El deseo de adquirir oro y otros tesoros dio
lugar a los grandes descubrimientos geográficos, estos, no
solamente ampliaron los territorios hasta entonces conocidos,
sino que incrementaron los mercados.

El descubrimiento de la imprenta permitió que se
desarrollara el afán de cultivarse; la aparición de
los libros impresos despertó el espíritu de
discusión. Los descubrimientos en las matemáticas,
astronomía, geografía, biología,
geología, medicina, y demás ramas del saber humano,
cambiaron radicalmente las instituciones de su tiempo; cambio que
se aceleró con la existencia de hombres de la celebridad
de Copérnico, Galileo, Descartes, Newton.

El
Renacimiento

El desarrollo de las relaciones capitalistas en las
ciudades de Italia de los siglos XIV y XV hizo surgir nuevos
fenómenos en la esfera de la ideología. Se fue
creando una cultura de la burguesía incipiente llamada
Renacimiento. Los primeros ideólogos burgueses estaban
persuadidos de que hacían "renacer" la cultura
antigua.

La producción capitalista naciente
despertó el interés por el estudio fundamental de
los fenómenos naturales. En los siglos XVI y XVII
comenzó el estudio de la naturaleza a base del
experimento, contrariamente a lo que predicaban los dogmas de la
religión, obteniéndose éxitos enormes, para
aquel tiempo, el conocimiento de los leyes naturales. Los
descubrimientos científicos se hacían en un
ambiente de lucha tenaz contra la filosofía feudal
católica.

El movimiento renacentista sin duda influyó en el
advenimiento del mercantilismo, tanto por lo concerniente al
desarrollo de las ciencias como al del arte, filosofía,
literatura, comercio, etc. También cuenta el invento de la
imprenta, ya que esta permite ampliar el marco de la
enseñanza y de la cultura.

Como si todo esto no fuera suficiente, se tiene ahora un
nuevo concepto del hombre: es el ser más importante del
universo y, por lo tanto, resulta necesario interesarse cada vez
más por sus problemas aquí en la tierra.

Entre las grandes figuras de la época del
renacimiento destacan: Leonardo de Vinci, Miguel Ángel,
Rafael Sanzio y Ticiano y otras personalidades de aquel tiempo.
Los representantes de la cultura del renacimiento designaron con
el termino "humanismo" la esencia de los fenómenos
ideológicos nuevos, porque querían destacar el
carácter mundano de la nueva cultura, liberada de la
dependencia feudal y religiosa. Los humanistas recalcaban el
valor de la personalidad humana.

Al mismo tiempo los humanistas, como ideólogos
del capitalismo en desarrollo, glorificaban el individualismo
extremo, el afán de conseguir a toda costa el éxito
personal.

Maquiavelo en "El Príncipe"; enseña que
todos los medios valen para conseguir los objetivos planteados
personales o de clase: la violencia y la malicia, la mentira y la
hipocresía. De ahí que el humanismo burgués
del Renacimiento difiera radicalmente del autentico humanismo,
proclamado por la clase más revolucionaria: el
proletariado.

Reforma
religiosa

Al oponerse a la religión católica que
constituía la base ideológica de la sociedad
feudal, la burguesía, como clase explotadora, no
podía renunciar a la concepción religiosa del
mundo. Por ello no se planteo la tarea de liquidar la iglesia y
la religión, sino que sólo se propuso reformarlas:
sustituir el catolicismo por una iglesia nueva, la protestante.
El protestantismo reflejaba con la mayor idoneidad los puntos de
vista e intereses de la joven burguesía. Los dogmas
elaborados durante siglos por la iglesia católica que se
basaban en el embaucamiento y la ignorancia de los trabajadores
en su inclinación a las formas religiosas exteriores,
correspondían por entero al objetivo de la clase feudal
dominante, de mantener sumisas a las masas populares.

El desarrollo de la producción mercantil y,
luego, de las relaciones capitalistas, traía aparejados la
liberación de los campesinos de su descendencia servil, el
aumento de la población urbana y la elevación
cultural de ésta. En las condiciones históricas
nuevas debía la burguesía crear dogmas más
sutiles, elaborar métodos de engaño de las masas
populares más idóneos que los usados por los
ideológicos de la iglesia católica feudal;
hacía falta, pues, refinar los procedimientos para
asegurar su hegemonía.

Los reformadores de la iglesia y de la religión
rehusaron muchos dogmas del catolicismo feudal. Formularon una
doctrina nueva, cuya esencia consistía en que la
religión se trasplantaba al mundo interior del hombre. Los
ritos fueron simplificados al extremo; se exigía eliminar
de la iglesia todas sus instalaciones y adornos costosos y crear
la llamada iglesia "barata".

Lutero, fiel a las concepciones económicas del
Medievo, entra en conflicto con otras sectas protestantes,
encabezadas por Calvino ( verdadero fundador del protestantismo),
las cuales hicieron una interpretación a su manera de la
Biblia, exaltando el esfuerzo individual y creyendo en las
finanzas, con lo cual hace legitimo el afán de lucro
ilimitado. En lugar de estabilidad social y deseos de servir a
los demás, característica de la edad media, se
implanto el lucro como móvil de toda actividad
económica.

El régimen
colonial

La tendencia mercantilista se caracterizó
también por una política de tratamiento severo
hacia sus colonias por parte de los países europeos que
las gobernaban. Política conocida por los tratadistas como
"rudo celo colonial". Se trataba de que el comercio entre las
colonias sólo se realice con la metrópoli, y nunca
con otros países. Explotaban España e Inglaterra y
en menor proporción Francia y Holanda, los recursos
naturales de sus posesiones, básicamente las minas de oro
y de plata donde las había, o si no sus materias primas,
las que transformadas en Europa, se vendían nuevamente en
sus colonias.

Todos sabemos que a los descubrimientos sigue la
conquista, la colonización y el establecimiento de un
régimen colonial. El saqueo de las tierras recién
descubiertas y convertidas en colonias, ofrecía las
mayores posibilidades para la acumulación de grandes
riquezas. Este deseo de adquirir oro dio lugar a los grandes
descubrimientos geográficos y, luego, motivo la
política colonialista de las potencias europeas. Los
rasgos fundamentales son:

  • Implantación de un tipo feudal de
    explotación –reparto de tierras para asegurarse
    una renta, como la encomienda mexicana- dentro de las
    colonias portuguesas y españolas. En las colonias
    holandesas e inglesas la explotación fue de tipo
    capitalista, generalmente a través de
    plantaciones.

  • Creación de monopolios, tanto para los
    productos coloniales como para el transporte y el comercio,
    los cuales determinaron una gran acumulación de
    riqueza en Europa.

  • Aplicación del principio expoliativo en la
    organización del trabajo, política que distaba
    mucho de la aplicada en la metrópolis.

  • Comercio de esclavos cuyo primer monopolio se
    otorgó en 1517, por Carlos V. Weber estima que a
    principios del siglo XIX vivían en las colonias de
    Europa algo así como siete millones de esclavos, y que
    sólo a Inglaterra le redituaba cada uno entre 15 y 20
    libras por año en el siglo XVIII.

Los conquistadores, sin limitarse al simple saqueo,
crearon un sistema de explotación rapaz de las colonias.
Los colonizadores empezaron por practicar un comercio no
equivalente y recurrieron con frecuencia a la armas. Es
así como comenzó la inhumana explotación de
africanos en las colonias del continente americano. Los africanos
creaban allí, con su trabajo en las plantaciones, riquezas
ingentes para los grandes terratenientes. La afluencia de
caudales inmensos como resultado de la ocupación y del
saqueo de tierras nuevas aceleró el avance de la
economía capitalista en Europa.

Este es el panorama en que se desarrolla el
mercantilismo, la nueva corriente de pensamiento económico
considerada como la etapa preclásica, con su
característica de pragmatismo, orientado hacia la
conquista de la riqueza; nacionalista en sus aspiraciones,
realista en sus métodos, pero buscando por doquier la
ganancia.

El
Mercantilismo

El mercantilismo fue una manifestación
económica, social y política. Se trata de una
tendencia que aparece en el siglo XVI, florece en el siglo XVII,
se extiende hasta el XVIII y muchas de sus manifestaciones
aún perduran en el momento actual.

Abocando en el vocablo "mercantilismo", pero aún
más en lo que encierra su significado, nos encontramos que
en un principio fue una expresión de oprobio empleada
esporádicamente por los fisiócratas, y usada con
frecuencia por Adam Smith, quien propiamente la
acuñó al dedicarle muchas páginas de su
critica en la obra "La Riqueza de las Naciones",
calificándola como "el sistema comercial o mercantilista"
proteccionista y opuesto a su idea de libre cambio.

El economista alemán Gustavo Schmoller,
más de cien años después, expresa que el
mercantilismo en esencia fue una "política de unidad
económica", independiente de sus tendencias y
manifestaciones particulares. En realidad fue una
oposición al atomismo económico y político
de los señores territoriales, en contra de la
situación imperante en Europa, que restringía la
libertad de tránsito, personas y artículos; por lo
tanto, el mercantilismo buscó la unidad económica y
política del Estado.

El hombre es el medio para el logro de un fin, y el fin
es engrandecer el Estado.

Fue por tanto, un conjunto de manifestaciones
políticas y económicas encaminadas a fortalecer el
Estado debilitando a los otros poderes. Estas tendencias
exigían que el poder público controlara la vida
económica de su pueblo y de sus colonias reglamentando su
consumo, producción, trabajo, etc. La teoría y la
práctica mercantilista se basó en el supuesto de
que existía un conflicto esencial e inevitable entre el
interés nacional y el particular.

Todo lo anterior aunado al deseo de los países de
acumular metales preciosos y de tener balanzas comerciales
favorables, no constituyó una escuela o doctrina
económica, sino que se tradujo en una "tendencia" que
desarrollaron comerciantes, banqueros, pensadores y gobernantes
del siglo XVII, impulsados por factores como el descubrimiento de
América, el pensamiento de Calvino y Lutero,
etc.

Consideraciones
generales

Las características generales de esta "tendencia"
fueron principalmente las siguientes:

  • 1. Confundir riqueza material con bienestar
    económico

  • 2. Acumulación de metales
    preciosos

  • 3. Decidido intervencionismo estatal

  • 4. Reglamentismo

  • 5. Proteccionismo

  • 6. Balanza comercial favorable

  • 7. Estimulo a la industria y al
    comercio

  • 8. Nacionalismo

  • 9. Bajos salarios

  • 10. Restricción a la importación
    de artículos suntuarios

  • 11. El trabajo del hombre es fundamental para
    el bienestar de los pueblos.

  • Confundir riqueza material con bienestar
    económico
    . Consiste en creer que la riqueza
    está en los metales preciosos (oro y plata) amonedados
    o susceptibles de este proceso. Si se considera que la
    riqueza de una persona está en la riqueza que esta
    posea, lo mismo pasa con el Estado; este será
    más rico de acuerdo con la mayor cantidad de oro y
    plata que posea, y es su adquisición y
    acumulación la finalidad del proceso
    económico.

  • Decidido intervencionismo estatal. Consiste
    en que el soberano regulaba y dirigía los esfuerzos
    nacionales para conquistar y acrecentar el acopio de metales
    preciosos mediante ordenanzas y edictos. Esta política
    se llevo a cobo en Francia con Colbert, que sometió a
    la industria francesa a reglamentos severos, imponiendo
    fuertes sanciones para evitar que se violaran los requisitos
    fijados.

  • Reglamentismo. El mercantilismo fue
    esencialmente reglamentista, ya que para llevar a cabo la
    unificación del Estado, se dictaron a nivel nacional,
    ordenanzas y reglamentos, lo mismo la regulación de
    artículos que para fijar requisitos a la industria, al
    comercio, etc. La más conocida de estas ordenanzas es
    la llamada Tarifa de 1664, que libero el tráfico
    interior de personas y objetos.

  • Proteccionismo. Es una forma de
    intervención del Estado con la economía, ya que
    desde el momento en que establece barreras a la
    importación y otorga concesiones a la
    producción y exportación nacionales,
    está actuando dentro de un ámbito que
    según la teoría individualista es ajena al
    Estado. La forma más elemental de proteccionismo es la
    exención de impuestos a la industria y al comercio
    local, sobre todo cuando se dedican a la
    exportación.

  • Poblacionismo. Los comerciante consideraron
    que entre más crece la población, mayor es el
    beneficio económico, por consecuencia la
    producción y el consumo, y sobre todo más
    artículos que vender al extranjero y lograr por este
    medio la obtención de metales preciosos y el
    enriquecimiento del Estado.

  • Estímulo a la industria y al
    comercio
    . Se fomentó la industria y el comercio
    con objeto de que los países que no poseían
    minas de metales preciosos pudieran obtenerlos por medios de
    estas dos actividades.

  • Bajos salarios. Para llegar a tener una
    balanza comercial favorable se favoreció y
    alentó la tesis de bajos salarios. La
    explotación del hombre por el hombre a través
    de bajos salarios, se justificaba dentro de la tendencia
    mercantilista no para enriquecer a determinadas personas,
    sino como un medio para engrandecer al Estado que era el fin
    superior.

  • Restricción a la importación de
    artículos suntuarios
    . El mercantilismo
    consideró que el Estado no podía permitir la
    libre importación de artículos suntuarios o de
    lujo, pues ello se traducía en una peligrosa fuga de
    metales preciosos, y por ende, en empobrecimiento.

  • El trabajo del hombre es fundamental para el
    bienestar de los pueblos
    . El mercantilismo sostiene la
    idea de que el trabajo del hombre tiene mucho que ver con el
    bienestar económico de los países. Cierto que
    la riqueza de un Estado depende de que posea metales
    preciosos, pero cierto también que estos metales
    preciosos se complementan con la capacidad de trabajo de los
    hombres del Estado.

Los metales
preciosos

Es la llamada ilusión crisohedónica, la
cual consiste en creer que la riqueza esta representada por los
metales –oro y plata- amonedados. Por otra parte, es
precisamente su adquisición lo que constituye el fin de la
actividad económica.

Resulta pertinente aclarar que dinero no siempre
significa riqueza. Para la mayor parte de los mercantilistas, el
dinero sólo era un medio para acrecentar la riqueza, y no
precisamente significaba su esencia.

Constantemente se confundía por parte de los
mercantilistas la riqueza material con el bienestar
económico, y éste se traducía en la mayor
posesión de oro y plata, fácil es deducir que los
Estados tratarían por todos los medios de acumular metales
preciosos y de impedir su salida al extranjero mediante
enérgicas reglamentaciones.

Teoría
cuantitativa de la moneda

En el siglo XVI los problemas monetarios fueron de gran
importancia. La política representada por el metalismo
español, no tiene relación con ninguna
teoría económica. Era común que el Estado
considerase que la acumulación de oro y plata
constituía prueba y causa de enriquecimiento. De
ahí que en muchos países pero sobre todo en
España se prohibiera la salida de estos
metales.

Es en esta época cuando surge la teoría
cuantitativa del dinero, bajo el supuesto que el circulante
tenía influencia sobre los precios; en España el
padre Mariana opinaba así. La teoría se
formuló como consecuencia de las observaciones acerca del
movimiento de los precios, hacia mediados del siglo XVI. Se
notaba que había una elevación de los mismos en
Europa, pero no sólo como consecuencia de las
fluctuaciones en el circulante, sino, sobre todo, como
consecuencia de la afluencia del oro proveniente de
América. Oro y plata eran considerados como
mercancías comunes y corrientes y, por tanto, su valor
había de variar en sentido inverso a la cantidad: a mayor
cantidad menor valor; y a menor cantidad, mayor valor.

Con la teoría cuantitativa se observa el
siguiente fenómeno: la acumulación de metales
preciosos lleva al alza de precios, alza de precios que significa
disminución de exportaciones y aumento de importaciones y,
por consecuencia, una balanza comercial desfavorable, que
sólo puede ser compensada con metal. Es así como la
política metalista resulta inoperante, sobre todo en
España.

La Balanza de
Comercio y la Balanza Internacional

Así como un individuo debe gastar menos de lo que
gana y con la diferencia obtener un ahorro que se traduce en
beneficio, el Estado debe igualmente vender más de lo que
compra y así, a través de mayores ventas que
compras, obtener una balanza comercial favorable.

Lo importante para el mercantilismo es adquirir metal
cuando se carece de él y conservarlo cuando se posee. Si
se carece, hay que explotar minas, cuando se tiene; y, si no,
buscar otros medios. Si hay metal, hay que impedir su salida; y,
si se quiere aumentar, favorecer su entrada. Se evita su salida y
se favorece su entrada, mediante la balanza comercial favorable.
Esto significa que hay que reducir las importaciones y favorecer
las exportaciones.

El nacionalismo
económico y la intervención del Estado en la
economía

El nacionalismo económico supone una serie de
fenómenos sociales que se van dando progresivamente a
partir del derrumbamiento del sistema feudal, hasta quedar
totalmente formado en el siglo XVIII. Debemos distinguir el
fenómeno "nacionalismo", como concepto
político.

El nacionalismo económico aparece por primera vez
registrado en el siglo XVIII, pero sus raíces son muy
anteriores. Podemos decir que toda nación o ciudad de la
antigüedad, que tendiera a la realización de una
economía de autosuficiencia, caía dentro del
nacionalismo. Si en muchos casos esto no se logró fue
debido al atraso técnico, pero la regla es que por razones
de autoconservación los pueblos se inclinen de modo
natural hacía la defensa económica.

El nacionalismo entendido desde el punto de vista
económico presenta grandes diferencias con el nacionalismo
como doctrina filosófica. Sin embargo, uno es complemento
del otro. Para Seldon y Pennance el nacionalismo es,
además de una política de autosuficiencia, una
actitud proteccionista hacia la industria y el comercio locales.
Podríamos agregar que ese proteccionismo tendía a
frenar las importaciones y propiciar las exportaciones,
estableciendo un saldo siempre favorable para el país de
que se trate.

 

 

Autor:

Claudia Andrea Sanchez
Maciel

 

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