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Los modelos de estado argentino: desde el estado oligárquico liberal al post-social




Enviado por Adriana María Medina



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Desarrollo
  3. La crisis del
    Estado Benefactor y el contexto en el que se enmarca la
    educación
  4. Bibliografía

Introducción

Este trabajo pretende dar cuenta de las reformas
educativas que se produjeron en Argentina desde mediados del
siglo XIX hasta la primera década del siglo
XXI".

Considera este equipo de trabajo, que a través de
la lectura y análisis de los marcos teóricos, se
posibilita la reflexión sobre el acontecer
histórico social, político y económico
llevado a cabo en las reformas.

Se encuentra organizado el presente trabajo en tres
títulos, denominados: El Estado Oligárquico Liberal
y el contexto en el que se enmarca la educación; El Estado
Benefactor y el contexto en el que se enmarca la
educación, incluyendo la crisis del Estado Benefactor; y
el Estado Post-social y el contexto en el que se enmarca la
educación; tomando varios autores estudiados en la
cursada, en cada uno de los títulos.

Desarrollo

"La escuela se adapta lentamente, en todas
las épocas y lugares,

al sistema económico, social y
político que la domina; ya no prepara

para la vida, no sirve ya a la vida,
siendo esta su condenación

definitiva y radical. Progresivamente en
aumento, la verdadera formación

de los niños, su adaptación
al mundo de hoy y a las posibilidades

del mañana se practican, más
o menos; metódicamente, fuera de la

escuela, porque la institución no
les satisface en absoluto" (1969).

El Estado Oligárquico Liberal y el contexto en el
que se enmarca la educación

Filmus[1]manifiesta que durante el Estado
Oligárquico sólo tiene posibilidad de participar el
sector dirigente de la sociedad, sector constituido por los
productores de bienes para el mercado internacional, los
exportadores e importadores y financistas. Argentina tiene como
característica integrar el grupo de los países de
modernización temprana, que son aquellos que tienen una
menor impronta generada por la etapa colonial, con una mayor
influencia de la inmigración europea con aptitudes para la
producción de bienes muy demandados por las
economías centrales. Por ello es que, es necesaria la
integración de sectores sociales (mano de obra inmigrante)
al modelo productivo. Favoreciendo el crecimiento paulatino de
sectores medios y una mayor heterogeneidad social y cultural,
cumpliendo el Estado un rol de agente integrador y
hegemónico. Mientras que el modelo de participación
política continua siendo muy restrictivo, denominado de
orden conservador, modelo excluyente en lo económico y
político.

Este modelo, continúa diciendo Filmus, tiene como
características estatistas y centralizadoras en el sistema
educativo, siendo el Estado Nacional quien asume la tarea
educadora, buscando una homogeneidad formal. Por lo que, la
función que se le encomienda al sistema educativo se
encuentra fuertemente vinculada a la esfera de lo
político, con la intención de consolidar la
identidad nacional, generar consenso y la construcción del
propio Estado. [2]

Por otra parte, Lionetti indica, que cuando la unidad
nacional se concreta, una cuestión se impone en la agenda
del gobierno, la obra civilizadora de la educación
pública. El ingreso a este nuevo tiempo encuentra en la
escuela pública un instrumento para la
modernización, y en este escenario se idea el modelo de
educación pública gratuita y
obligatoria.[3]

Durante este período el sistema educativo no
tiene una relación estrecha con la estructura
económica orientada a la capacitación de los
trabajadores, puesto que tanto la explotación extensiva de
los campos, como la naciente industria no requieren de mano de
obra con una calificación técnica
específica, y en los casos que se necesitan lo pueden
obtener de los obreros provenientes de Europa que se encuentran
formados en oficios. Deduciendo Filmus que no es una
preocupación de los sectores dirigentes de ese momento, la
transmisión del valor ético y económico del
trabajo, como de la capacitación de la mano de obra.
Mientras que, la relación de la educación con la
economía se da para generar un sistema de
estratificación social, en concordancia con los intereses
de los sectores dirigentes; una preparación básica
de contenidos culturales compartidos; una enseñanza media
con el fin de dotar de personal idóneo para la
administración pública y el sector transporte y
servicios, y por otra parte, la selección de una elite
para el acceso a la cúspide del sistema, y en condiciones
de incorporarse al sector de la dirección de la sociedad y
del aparato estatal. Por otra parte, la estructura y el
currículum excesivamente centralizados y elaborados desde
el puerto, contribuyen al proyecto económico
agroexportador. [4]

Por su parte, Romero manifiesta que la promoción
del cambio economico-social es la apertura del país a la
inmigración, ya que el gobierno de la Confederación
ha realizado algunos experimentos con colonos a los que se les
otorgara tierras. Desde 1876, la República comienza a
atraer inmigrantes a los que le ofrece posibilidades para su
incorporación al país, pero sin asegurarles la
posesión de la tierra; no obstante el estado entrega
sistemáticamente tierra a grandes poseedores. Los
inmigrantes que vienen son especialmente de España e
Italia con escaso nivel técnico, siendo estos,
principalmente, mano de obra en la zona del litoral y de las
grandes ciudades, con pequeños grupos que llegan a la
Patagonia y más tarde los grupos de productores de ovejas
de Santa Cruz. Así comienza a acentuarse intensamente la
diferenciación entre el interior del país y la zona
litoral. Los resultados de la política inmigratoria
sobrepasan las previsiones. Los inmigrantes se agrupan en
colectividades insinuando la formación de grupos
marginales ajenos a los intereses tradicionales del país.
El Estado no busca el camino que puede resolver el naciente
problema de transformar a los inmigrantes en poseedores de
tierra; sólo se propone, asimilar a los hijos de estos
extranjeros en un vasto programa de educación
popular.[5]

La relación de los sectores sociales con el
sistema educativo, explica Filmus, que se da de la siguiente
manera: los sectores medios encuentran en el sistema educativo
una alternativa eficaz para aumentar sus posibilidades de
participación, mientras que la falta de educación
implica la imposibilidad de acceder al protagonismo
político y a bienes culturales. Por su parte, el
incipiente movimiento obrero, junto a los sectores rurales tienen
muy escasas posibilidades de acceso a la educación; aunque
en el seno del movimiento trabajador predominan las concepciones
anarquistas que descalifican la educación desarrollada por
el estado, por considerar que sólo sirven para transmitir
la ideología burguesa y ser la educación oficial un
instrumento de dominación de los pueblos,
realizándose en 1903 el tercer Congreso de la
Federación Obrera Argentina, donde se aprueba la necesidad
de fundar escuelas libres, para exponer a los niños al
mayor número de conocimientos, evitando así su
deformación cerebral y prepararlos con criterios amplios,
con capacidad de comparar a futuro todo género de
doctrinas; creándose una pequeña proporción
de escuelas sindicales. Posteriormente, dichas escuelas
sindicales junto a otras de comunidades extranjeras y de la
Iglesia Católica van perdiendo peso y quedando bajo el
control del Estado. Enmarcándose el modelo
Oligárquico Liberal en sus expresiones de ideales del
liberalismo enunciados en la Constitución Nacional y en la
Ley 1420, y en un modelo político, económico y
social excluyente. [6]

Adriana Puigrós expone que existen en el
país, aún entre los mismos liberales, dos
posiciones distintas: unos que sueñan con un país
de estancias donde una fuerte autoridad imponga orden entre
inmigrantes, anarquistas y demás peligros sociales; y
otros grupos, imaginan un posible país de gente
industriosa que abra fuentes de trabajo y modernice las
instituciones. Por otra parte, la misma clase dirigente que en
otrora convoca a los inmigrantes se niega a realizar la reforma
agraria necesaria para cumplir la promesa de prosperidad que se
les hace a estos inmigrantes en Europa. A nivel internacional, el
país no escapa al lugar que le toca en la división
internacional del trabajo: importar manufacturas y exportar
carnes, cueros y granos. Esa misma clase dirigente, comprende que
el Estado requiere reformas, pero la modernización queda a
mitad de camino. Mientras que, en los círculos
intelectuales se difunden las ideas del positivismo, comienza a
desarrollarse la investigación científica, los
científicos creen que el avance de las ciencias
físicas y sociales contribuye a eliminar la miseria,
mientras que los educadores creen que el progreso es efecto de la
educación, circulan los diarios más o menos
oficialistas y también publicaciones anarquistas y
socialistas.[7]

El Estado Benefactor y el contexto en el que se enmarca
la educación

Este tipo de estado dice Filmus, es denominado de
distintas maneras: Estado Populista, Estado Nacional-Popular,
Estado de Compromiso, Estado Social, entre otras denominaciones,
coincidiendo en que uno de sus rasgos en lo económico es
su carácter marcadamente intervencionista.
[8]

Filmus dice que el acceso del Radicalismo al gobierno,
no significa un cambio en el eje donde se organiza el sistema
educativo, siendo varios los que obtienen la conducción
del gobierno y ninguno de ellos consigue brindar alternativas al
desarrollo educativo. [9]

Tras catorce años de gobierno radical, laxo y
favorable a la espontánea expresión de las diversas
fuerzas que coexisten en la sociedad argentina, queda al
descubierto un hecho decisivo: el país criollo se
desvanece poco a poco y por sobre él se constituye una
nueva Argentina, cuya fisonomía esboza la cambiante
composición de la sociedad. Poco a poco se constituye una
vigorosa clase media de empleados, de pequeños
propietarios y comerciantes, de profesionales que, concentrada en
las ciudades, impone cada vez más al país su propio
carácter ignorando a las nostálgicas de
minorías tradicionales. Esa clase media es la que asciende
al poder con el radicalismo y, tímidamente, propone una
nueva orientación para la vida argentina.
[10]

Con la Primera Guerra Mundial, con la Crisis del 30 y
con la Segunda Guerra Mundial, en Argentina caen las
exportaciones de materias primas, como así también
las importaciones manufactureras, lo que obliga a desarrollar una
industrialización sustitutiva. Como en Argentina no
existen sectores económicos, ni políticos que
llevaran a cabo este proceso de industrialización, es el
propio Estado quien lleva la iniciativa de conducir este nuevo
momento. El cual se caracteriza en que los nuevos actores que
surgen con este modelo cuestionan la legitimidad de este tipo de
Estado, segundo, conducen a un proceso de acumulación que
no se encuentra acompañado de políticas
redistributivas ni de mecanismos democratizadores del poder
político. Recién con la llegada del Peronismo al
gobierno se va a desarrollar el Estado de Bienestar en toda su
potencialidad. [11]

Continúa diciendo Filmus, que con la
modificación de los requerimientos educativos del aparato
productivo es que se transforman las funciones principales del
sistema educativo. A partir de nuevas circunstancias que se
producen en el mercado internacional y con la crisis de los
años "30, caen las exportaciones de materias primas y las
importaciones de manufacturas. Esta situación, asociada a
la existencia de sectores de civiles sin capacidad
económica y de decisión política para
encabezar el proceso de industrialización, fuerza al
Estado a tomar la iniciativa del desarrollo de áreas de
producción y de servicios. [12]

Por otra parte, la alianza de los sectores favorecidos
con el proceso de industrialización y el crecimiento del
mercado interno, hace posible la incorporación a la
conducción del país de sectores
históricamente marginados; entre otras
características, el apoyo plesbicitario, la
apelación constante a la movilización popular y el
liderazgo carismático, constituyen características
desde lo político. Mientras que en lo social, el Estado se
transforma en garante de los derechos sociales, pone en marcha un
proceso de redistribución de los recursos a favor de los
sectores trabajadores, desarrolla actividades para satisfacer
necesidades de salud, vivienda, educación, entre otras, de
los sectores sociales más necesitados, permitiendo a estos
grupos el acceso a los bienes que la sociedad produce. Y la
función educativa constituye parte de la política
social, incorporando a nuevos sectores a la participación
social, aumentando la tasa de la matrícula educativa, como
un derecho de los ciudadanos, además de estrategia de
capacitación de mano de obra para incorporarse a la
creciente industria, formando para el trabajo, atento a los
requerimientos de niveles técnico-profesionales y de
oficios y especialistas; además de ser el sistema
educativo el único que podría brindar masivamente
una disciplina laboral a la gran cantidad de trabajadores rurales
provenientes del interior del
país.[13]

Hacia 1944 se trata de poner en funcionamiento un plan
de acción para consolidar el poder de los grupos
dominantes, organizando las fuerzas económicas y sociales
del país, de tal manera que quedaran al servicio de los
designios de hegemonía continental, que acariciaba el
Estado Mayor del Ejército. Estas ideas son expuestas por
Perón en un discurso pronunciado en la Universidad de La
Plata y transformadas en el fundamento de su futuro programa
político. [14]

Los sectores obreros acogen con satisfacción la
inusitada política laboral del gobierno que los favorece
en los conflictos con los patrones, estimulando el desarrollo de
las organizaciones obreras adictas y provoca el alza de los
salarios; pero subsisten en su seno muchas resistencias de
quienes conocen la política laboral fascista. En el
ejército, de igual forma, algunos grupos reconocen la
capacidad de conducción de Perón y aprueban su plan
de atraer a los obreros con el ofrecimiento de algunas ventajas
para sujetarlos a los ambiciosos planes del Estado Mayor; pero
otros no tardan en descubrir el peligro que entraña la
organización de poder que Perón erige
rápidamente en su beneficio, y opinan que constituye una
amenaza para las instituciones democráticas.
[15]

Las clases medias de Buenos Aires ignoran que, en los
últimos años y como resultado de las migraciones
internas, se ha constituido alrededor de la ciudad un conjunto
social de caracteres muy diferentes a los del suburbio
tradicional. Los nuevos obreros industriales pueblan los
suburbios, provenientes de las provincias del interior y que
cambian su miseria rural por los mejores jornales que les ofrece
la naciente industria. Los partidos políticos ignoran esta
redistribución ecológica; pero Perón la
percibe, descubriendo la peculiaridad psicológica y social
de esos grupos y encuentra el lenguaje necesario para comunicarse
con ellos; generándose un nuevo reagrupamiento
político que contrapone esas nuevas masas a los
tradicionales partidos de clase media y de clases populares, que
aparecen confundidos en lo que empieza a llamarse la
"oligarquía".[16]

Antes de entregar el gobierno, Farrell interviene todas
las universidades y expulsa a todos los profesores que tienen
alguna militancia contra Perón. El nuevo presidente
continúa con la remoción de cuadros administrativos
y judiciales, hasta en la Corte Suprema de Justicia. Todo ello,
gracias al incondicionalismo del parlamento que le permite
solapar todos sus actos de una apariencia constitucional;
característica que prevalece en todo su gobierno, apoyado
por las masas.[17]

Cuando el Peronismo llega al poder en la Primera
Presidencia de Perón, menciona Adriana Puiggros, la
oligarquía y la clase media alta, opuestos a las
políticas llevadas adelante por el General Perón,
ven que sus intereses corren ciertos riesgos por parte de los
"cabecitas negras", que comienzan a invadir las escuelas; actitud
ésta que condice con la que ya se manifiesta en otros
tiempos con respecto a los inmigrantes y los anarquistas a
principios de siglo. [18]

El presidente Perón cuenta con una inmejorable
situación económica. Gracias a la guerra mundial el
país vende durante varios años a buenos precios su
producción agropecuaria y acumula fuertes reservas de
divisas, a causa de la imposibilidad de importar productos
manufacturados. Las reservas de divisas aumentan hasta 1950, a
causa de las buenas cosechas y de la demanda de productos
alimenticios por parte de los países que sufren las
consecuencias de la guerra. Esa circunstancia permite a
Perón desarrollar una economía de abundancia que
implica asegurarle la adhesión de las clases populares.
[19]

La legitimidad y la fuerza del gobierno están
dadas por el apoyo del ejército, la Iglesia y las
organizaciones obreras. De esta forma, la política laboral
tiene tres aspectos significativos. El primero dado por la
propaganda gigantesca y bien organizada a todos los rincones de
la República, llevando el testimonio de
preocupación por el bienestar de los descamisados,
acompañado de los discursos del presidente y su esposa,
inundados de explosión sentimental. El segundo,
estableciendo una organización sindical rígida a
través de la Confederación General del Trabajo,
agrupando a varios millones de afiliados, obligados a
incorporarse y a contribuir automáticamente; que responden
incondicionalmente a los designios del gobierno, transmitiendo
sus consignas hacia los sindicatos, de ahí a los delegados
de fábrica y hasta llegar a la base. El tercero,
manteniendo una política de salarios altos, mediante una
intervención directa del Ministerio de Trabajo y
Previsión, junto a leyes jubilatorias, indemnizaciones por
despido, vacaciones pagas, aguinaldo y otras ventajas a los
asalariados. [20]

En política económica, su rasgo
predominante es el intervencionismo estatal y la
nacionalización de los servicios públicos. Se crea
el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio para
comercializar las cosechas, que sirve para favorecer los
intereses de grupos económicos ligados al gobierno, que se
enriquecen con el régimen de control de exportaciones e
importaciones. Y al mismo tiempo, permite el gobierno que
determinados sectores de la industria media y liviana prosperen
considerablemente, gracias a los créditos que otorga el
Banco Industrial y el profuso consumo estimulado por los altos
salarios, también es proclamada la recuperación de
los ferrocarriles, lo mismo se hizo con los teléfonos, el
gas y la navegación fluvial. Pero la preponderante
preocupación política del gobierno impide una
correcta administración de los servicios, disminuyen los
niveles de eficacia y las ganancias.
[21]

La propaganda llevada adelante, con el fin de mantener
la autoridad personal de Perón, asociada a la obsecuencia
del parlamento, el temor de los funcionarios, la inflexible
represión policial a las actividades de los adversarios al
régimen. Impidiendo de esta manera, tanto a los partidos
políticos como a las instituciones de cultura que pudieran
realizar reuniones públicas, tampoco es posible publicar
periódicos o revistas con intención
política. Y a los opositores se les impide salir del
país. La cultura se resiente de esos males. Los escritores
editan sus libros y los artistas exponen sus obras, pero la
atmósfera que los rodea es cada vez más densa. Las
universidades se ven agitadas por incesantes movimientos
estudiantiles que protestan contra un profesorado elegido con
criterio político y sometido a la vejación de tener
que cometer actos indignos, como solicitar la reelección
del presidente u otorgar el doctorado honoris causa a su esposa.
[22]

Por otra parte, el gobierno impone en la
enseñanza primaria y secundaria la obligación del
uso del presunto libro de Eva Perón titulado "La
razón de mi vida" y se establece la enseñanza
religiosa. Dos iniciativas acertadas se ponen en práctica:
las escuelas-fábricas y la Universidad.
[23]

Puiggros[24]subraya que "en cuanto a los
docentes, los radicales, los socialistas y los demócratas
progresistas defendían los principios de la Ley 1420 y la
Reforma Universitaria. El gobierno peronista se dedicó a
perseguirlos". Mientras, la sociedad de la época demanda
al sistema educativo, aprender oficios, capacitarse como obrera o
empleada y cursar carreras técnicas, los empresarios
quieren personal más capacitado; la gente del interior que
llega a Buenos Aires necesita educación y
trabajo.

En el peronismo, enfrentado con los liberales y con la
izquierda, hay diferentes sectores en lo que se refiere a la
educación: Los funcionarios ultranacionalistas; los
funcionarios nacionalistas católicos; y los nacionalistas
democráticos y humanistas. Pero en general, todos
coinciden en que la misión del maestro es transmitir un
orden y una Moral, "No queremos hombres sabios, queremos
hombres buenos" dice J.D. Perón"
[25]

Bajo este modelo de Estado se crea la Comisión
Nacional de Aprendizaje y Orientación profesional,
desarrollando capacitaciones básicas y profesionales para
jóvenes y trabajadores, mediante las Escuelas de Tiempo
Parcial, Escuelas-Fábrica, Escuelas de Aprendizaje,
Escuelas de Capacitación Obrera, Cursos Complementarios,
Escuelas de Capacitación Profesional para Mujeres,
Misiones Fonotécnicas, entre otras. También en este
período se crea la Universidad Obrera Nacional,
promoviendo la investigación
científico-tecnológica, vinculada a la actividad
productiva. La educación deja de ser vista como un gasto
social, para convertirse en una inversión para alcanzar
una renta individual y social. Es justamente este objetivo, el
que le permite a la Argentina tener la capacidad de generar
capital humano altamente calificado, constituyéndose en
ventaja comparativa en la carrera al
crecimiento.[26]

Con la reforma constitucional de 1949 se mantiene la
obligatoriedad y la gratuidad de la enseñanza primaria,
pero la secundaria y superior sólo está garantizada
por el Estado a los alumnos más capaces y meritorios,
mediante becas que se otorgan a sus familias. Detrás de la
reforma de la educación peronista esta la
valorización de la educación laboral como parte de
una política estatal de desarrollo nacional. Por ejemplo,
en los planes de formación de técnicos.
Además de la expansión de la educación
técnica, existe una gran innovación en la
estructura del sistema educativo tiende a vincular la
educación con el trabajo desde otros organismos como la
Secretaría de Trabajo y Previsión; se funda la
(CNAOP) Comisión Nacional de Aprendizaje y
Orientación Profesional y en 1948 se crea la (UNO)
Universidad Obrera Nacional; estos dos organismos son el
fundamento de un circuito educativo ideológicamente
distinto a la primaria y el bachillerato, dirigido a sectores
sociales más modestos. [27]

El sistema educativo privado decrece, pero la Ley 13.047
se establece el subsidio estatal a las escuelas privadas
Perón tiene un doble juego con la Iglesia: Por un lado
favorece a los sectores católicos que quieren un sistema
escolar propio; y por otro incorpora sistemas de control estatal
a la acción de la Iglesia, por ejemplo creando la
Dirección General de Instrucción Religiosa, que
controla la enseñanza de la religión en las
escuelas públicas. [28]

El fallecimiento de Eva Perón en 1952 constituye
un duro golpe para el régimen. Reposaba sobre ella la
vigilancia del movimiento obrero y a su muerte, el presidente
tiene que desplegar aún más su personalidad para
asegurar el control del ejército y mantener su autoridad
sobre la masa obrera. Produciéndose un resquebrajamiento
de su plataforma política al apartarse de su lado los
sectores católicos, reaccionando contra ellos, enfrentando
a la iglesia, con una ley de divorcio, la supresión de la
enseñanza religiosa y el alejamiento de ciertos
funcionarios fieles a la autoridad eclesiástica. El
conflicto con la Iglesia, contribuye a minar el apoyo militar a
Perón, apartando de él a los sectores nacionalistas
y católicos de las fuerzas armadas.
[29]

Dentro del modelo de Estado Benefactor, se encuentra un
sub-tipo denominado Modelo de Estado Desarrollista, que surge con
posterioridad al derrocamiento de Perón. Tiene como
características, que pone énfasis en la
promoción y conducción del desarrollo
económico, empleando técnicas planificadoras, que
posibiliten la recuperación del crecimiento para permitir
consolidar la democracia política, la justicia social y la
modernización de la sociedad, dejando la etapa
distributiva como una consecuencia que se daba a posteriori del
crecimiento y la acumulación. Pero con el derrocamiento de
Arturo Frondizi y la posterior asunción de la alianza
gobernante (formada por empresarios de capitales extranjeros,
banqueros, productores de bienes exportables primarios y grupos
tecnocráticos) se produce un creciente abandono de la
educación como un derecho social, que el Estado ha de
garantizar, como también, restricción a la
participación política, principalmente de los
sectores populares considerados peligrosos para el modelo de
acumulación instituido. Por un lado se formulan discursos
modernizantes y tecnocráticos, sobre la universalidad y el
papel de la educación en el crecimiento, pero por el otro,
las políticas implementadas son de empobrecimiento de la
distribución social del conocimiento, produciéndose
deterioro de la calidad educativa, desinversión del
sistema, principalmente en el salario docente; la
intervención a las Universidades, discriminación
ideológica y política de contenidos curriculares y
de la selección de maestros y profesores, junto a la
emigración masiva de docentes e investigadores al
exterior. [30]

La escuela de ese momento cumple dos funciones
políticas; la primera es su función
homogeneizadora, incorporando a la población a pautas,
valores y normas del orden social emergente, confiriendo a los
individuos de las condiciones exigidas para ocupar un lugar en la
sociedad, minimizando los conflictos sociales; la segunda
función consiste en distribuir ideologías de manera
explícita o implícita a través del sistema
educativo, por medio de los contenidos ideológicos
partidarios en el diseño curricular y en los textos
escolares, principalmente en el Peronismo; pero el resto de los
gobierno del modelo benefactor también emplean el sistema
educativo para distribuir sus concepciones políticas.
[31]

El estado benefactor encumbra el rol económico de
la educación, aunque no impide que la misma sea importante
en la función política, la cual se manifiesta en
que las escuelas, los movimientos políticos y los
sindicatos son los que permiten el gran movimiento poblacional de
urbanización que se logra en este periodo. La escuela se
convierte en el principal instrumento de socialización de
las normas, valores, y estándares de comportamientos
urbanos para los trabajadores rurales. El efecto legitimador que
cumple la educación con estas funciones, permite minimizar
las consecuencias de los conflictos sociales, también el
sistema educativo en la función política posibilita
la distribución de ideologías de manera
implícitas como explicitas, en otras palabras dice Filmus,
los gobiernos de este periodo utilizan el sistema educativo para
distribuir sus concepciones políticas, como así
también construir un orden autoritario.
[32]

El papel de la escuela igualmente se centra en las
prácticas escolares, poniendo el acento al carácter
burocrático, jerárquico y disciplinador de las
normas que rigen el accionar educativo en el período
enmarcado por la Revolución Libertadora. En este contexto,
la escolaridad expande su matrícula de ingreso al sistema,
pero se produce el abandono de la mitad de los alumnos antes de
terminar la escuela media, junto a desigualdades regionales, el
aumento de la criminalidad violenta, acrecentamiento de
conflictos familiares y la disminución en el número
de personas dispuestas a ejercer profesiones religiosas.
[33]

En 1983, con la ruptura del modelo autoritario y la
recuperación de la democracia se inicia también la
declinación del Estado Benefactor, el cual no sabe
sobrellevar el crecimiento de la sociedad y la
modernización del país, como consecuencia de la
movilización política y social de las masas
excluidas de la participación y la lentitud e ineficiencia
de las democracias liberales. En síntesis, en el
período del Estado Benefactor la escolaridad se expande en
forma notable, aunque los resultados no son muy alentadores ya
que la tasa de retención del alumnado en el sistema no
supera el 44%, las desigualdades regionales siguen siendo muy
notorias. [34]

La crisis del Estado
Benefactor y el contexto en el que se enmarca la
educación

Aunque Filmus en su relato comienza con la crisis del
estado Benefactor, allá por el año ´73,
Romero[35]hace mención a la crisis de la
República desde noviembre del ´55 hasta 1973. En ese
noviembre, los sectores liberales y rígidamente
antiperonistas, nucleados en torno del vicepresidente Rojas,
separan a Lonardi y colocan en su lugar al general Pedro Eugenio
Aramburu. Y estas figuras de tradición liberal predominan
en la administración y fijan la posición del
gobierno, que es definida explícitamente como una
prolongación de "la línea de Mayo y Caseros",
significando un retorno al liberalismo; pero aplicada a la
situación del momento.

Los empresarios aprovechan el debilitamiento de las
organizaciones sindicales, que son intervenidas y, ante la
prescindencia del Estado, procuran limitar las conquistas que los
asalariados han obtenido en los últimos años.
Estallan entonces, huelgas y conflictos gremiales, que son
severamente reprimidos, y los sectores obreros se agrupan
alrededor de la bandera de Perón.
[36]

El gobierno manifiesta su decisión de acelerar la
normalización institucional del país; convocando
una convención para la reforma de la Constitución,
que se reúne en Santa Fe. Se produce la división de
la Unión Cívica Radical en dos sectores encabezados
por Frondizi y Balbín la otra, en una paridad de fuerzas,
mientras el electorado peronista constituye la mayoría.
Por esa y otras causas el cuerpo de convencionales no puede
cumplir su cometido y se limita a establecer la vigencia de la
Constitución de 1853, con el agregado de una
declaración que instituye los derechos sociales, entre
ellos el de huelga. [37]

En la elecciones presidenciales de 1958 Frondizi y su
grupo de técnicos aspiran a hacer de puente entre los
grupos empresariales nacionales e inferiores extranjeros. De esos
capitales extranjeros, se espera el impulso para iniciar un
crecimiento económico integrado. La ley de
Radicación de Capitales les concede condiciones sumamente
atractivas, reforzadas por la ley de Promoción Industrial.
En materia energética, el propio presidente conduce la
negociación, que culmina con una serie de contratos para
la exploración y explotación de las reservas
petroleras. De esta forma se genera una acelerada
expansión de la economía, aventurada por un aumento
masivo de salarios, desatándose la inflación que
obliga a aplicar el Plan de Estabilización y Desarrollo,
con Alzogaray como ministro de economía, que incluye la
restricción crediticia, reducción del
déficit fiscal, congelamiento de salarios, fuerte
devaluación y supresión de los subsidios a empresas
nacionales, generándose un costo social muy alto. Crisis
que se repiten periódicamente, agravadas por la
crónica crisis
política.[38]

Filmus identifica tres tipos de gobiernos diferentes que
administran en medio de la crisis del Estado benefactor,
identificándolos como "Educación para la
Liberación" asociado al Gobierno Peronista de 1973 a 1976,
"Educación para el Orden" asociado al Gobierno Militar de
1976 a 1983 y por último "Educación para la
Democracia" asociado al gobierno radical de 1983 a 1989.
[39]

Durante el período de Educación para la
Liberación, se desvaloriza el papel de la educación
en torno a la economía cuando aún no se debilita el
crecimiento. La educación es concebida como un mecanismo
eficaz para la redistribución de los bienes
económicos y las oportunidades sociales, igualmente como
instrumento de concientización respecto del proyecto
nacional. Asimismo recupera la centralidad de la educación
como un derecho social, reemplazando la formación de
recursos humanos presente en la concepción desarrollista.
[40]

En esta misma época, se prioriza la
expansión del nivel primario y la educación de
adultos con el plan Trienal 74/77. Asumiendo la educación
una función política reforzada en su papel
ideológico, cuyo principal objetivo es la
liberación nacional, que implica la nacionalización
de la educación. [41]

En el período Educación para el Orden, se
inicia con el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 llamado
"Proceso de Reorganización Nacional", donde el objetivo
central de la política educativa converge en torno a la
necesidad de restablecer el orden, con la intención de
disciplinar y ordenar el funcionamiento de las instituciones
educativas y a través de ellas a la sociedad.
[42]

Los principales objetivos enunciados en esta segunda
etapa son el restablecimiento del orden y la seguridad, la
modernización del país mediante la reforma del
Estado y la vigencia del mercado como mecanismo regulador, el
saneamiento moral mediante la lucha contra la corrupción y
la especulación, y valores que garanticen la vigencia del
modelo autoritario; en el cual la educación juega un papel
político trascendente al garantizar el orden social,
necesario para poder realizar las transformaciones enunciadas. En
el período en que Burundarena es Ministro de
Educación se intenta privilegiar estrategias educativas,
para la formación de recursos humanos, para el desarrollo
económico. Filmus también menciona, que la
función política de la escuela es el
disciplinamiento para mantener el orden.
[43]

Se observa que los cambios producidos a nivel estructura
del estado son escasos, explicando el ocaso definitivo del estado
de Bienestar en el plano económico debido a la herencia de
endeudamiento externo e interno, crisis fiscal, proceso
inflacionario, la ineficiencia en el aparato estatal, dado por la
baja calidad, la burocratización y encarecimiento de los
servicios públicos, denotando la incapacidad del Estado
para gestionar eficientemente. Prueba de esa ineficiencia durante
el período 76/83 se observa la ruptura de equilibrio
social y político. [44]

Por último, el período de Educación
para la Democracia, da inicio con el Gobierno de Alfonsín,
que asume en diciembre de 1983, teniendo como
característica, las herencias del período
autoritario y las propias limitaciones políticas que
condicionan su capacidad de revertir la crisis del modelo de
Estado. En este período, el diagnóstico de las
autoridades democráticas se centra en la necesidad de
transformar una cultura autoritaria; esta situación
asociada a los intentos de desestabilización del sistema
institucional, por parte de sectores de las Fuerzas Armadas,
revelan la necesidad de mantener presente la conciencia del
sistema democrático. Empleando el sistema educativo como
instrumento, llevando adelante cambio de normas, reglamentos y
prácticas, para desmontar el sistema autoritario. Pero en
lo instrumental, los cambios correspondieron a los contenidos de
las materias dirigidas a la formación cívica y
ciudadana; tratando de reconstruir las escuelas como
ámbitos de convivencia democrática es una de las
tareas prioritarias del período.
[45]

Dentro de las acciones llevadas adelante por el
Ministerio de Educación de la Nación, se dirigen a
la autorización del funcionamiento de los centros de
estudiantes de secundario y el universitario;
reincorporación de docentes cesanteados en el
período autoritario; supresión de exámenes
de ingreso en la escuela media y el ingreso irrestricto en las
universidades; la modificación del régimen de
evaluación abandonando la escala numérica por la
conceptual; modificación de planes de estudio de
formación moral y cívica en el secundario;
normalización de universidades públicas.
[46]

La parcial intervención del Estado Nacional en
cuanto a la transformación educativa, se lleva adelante de
manera desigual entre las distintas jurisdicciones, en algunas
jurisdicciones[47]con profundos cambios en los
contenidos y en las prácticas educativas.
Generándose disconformidad entre los estudiantes de las
escuelas medias, en cuanto a la falta de atractivo y
significación social de los conocimientos impartidos. Esta
situación asociada a la derogación de normas
disciplinarias, lleva a que en ciertos momentos se vivan
situaciones, en las que algunos sectores propongan un retorno al
orden educativo autoritario, como reacción a las
manifestaciones de disconformidad estudiantil.
[48]

Es así, que el Estado de Bienestar adquiere las
características de un Estado de Malestar, indica Filmus;
no satisfaciendo las demandas planteadas por la sociedad,
principalmente la de los sectores más necesitados.
[49]

El Estado Post-social y el contexto en el que se enmarca
la educación

El estado que emerge luego de la crisis del Estado
Benefactor, recibe diferentes denominaciones: Estado Post-Social,
Estado Neoliberal, Estado Democrático-liberal, entre
otras. Es un modelo de Estado que tiene como
características el descenso del Producto Bruto Interno por
habitante, de la tasa de inversión y del ingreso medio
urbano; aumentando a la vez la tasa de inflación, el
endeudamiento externo y la desigual distribución de la
riqueza. [50]

La escasa capacidad económica empresarial, el
aumento del desempleo, la escasez de recursos para distribuir
asociado a la tendencia a no favorecer a los que más
necesitan, la gobernabilidad sostenida en el marco del aumento de
las demandas corporativas y sectoriales insatisfechas,
constituyen componentes criticados de este modelo. En
conjunción con ello, la tendencia a la
globalización disminuye la capacidad de decisión
del Estado Nacional, visualizándose una economía
vulnerable frente a los mercados internacionales,
desempeñando un rol preponderante los organismos
financieros internacionales. [51]

Así mismo Romero[52]hace una
descripción minuciosa de los acaeceres posteriores al
concretarse la renovación presidencial, con el
justicialista Carlos Menem, la primera desde 1928 que se realiza
según las normas constitucionales. Este segundo gobierno
democrático posterior al ´76, desecha totalmente lo
que son sus propuestas electorales, imponiendo el programa
económico y político de la derecha liberal, con sus
representantes en puestos claves de gobierno como María
Julia Alsogaray (hija del representante político de la
ultra derecha). Dentro de las medidas económicas
más importantes, se encuentra el control de la
inflación que se plasma cuando a inicios de 1991 asume
como ministro de economía Domingo Cavallo. Y afirma Romero
al respecto "La revolución menemista había
encontrado su ejecutor", quien lleva adelante la ley de
convertibilidad: para asegurar la equivalencia entre un peso y un
dólar. Se realizan acuerdos con el Fondo Monetario
Internacional, que beneficia a un sector importante de la
sociedad: la clase burguesa y la oligárquica, y el
conjunto social lo acompaña en la posterior
elección presidencial ya que valora la estabilidad
económica y contribuye a alejar la nefasta idea de la
hiperinflación. Pero esta política genera
relegación de la inversión pública, de
servicios esenciales: como la salud, la educación, la
seguridad y se modifica drásticamente la
legislación laboral y social.

En este marco político
Puiggrós[53]analiza la política
educativa y la encuadra dentro de "una nueva corriente
tecnocrática". La misma tiene sus orígenes en el
pensamiento antiestatista del liberalismo oligárquico, de
la segunda mitad del siglo XX. Y esta política educativa
sigue a pies juntillas las directivas del Banco Mundial
provocando la descentralización de los sistemas
educativos, pasándolo al sector privado, también se
desfinancia la educación pública a todos los
niveles y se acompaña con una flexibilización de la
contratación de los docentes. Cabe mencionar, que la
aplicación de programas focalizados a los fragmentos
sociales en situación límite desde una
óptica social tienen un impacto altamente negativo, debido
a modificaciones como cierre de escuelas secundarias antes de
implementar el tercer ciclo y el polimodal, que deben
sustituirlas sin tener los edificios suficientes y adecuados. Al
desarticular el sistema educativo nacional, se provoca una
desinteligencia en cada jurisdicción como ser la
coexistencia de tres o cuatro sistemas distintos, y a su vez, la
no correspondencia entre las provincias, lo cual perjudica a los
jóvenes educandos, que por diversas razones realizan
alguna movilización de residencia en el territorio
nacional.

Partes: 1, 2

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