El pensamiento de Antonio Maceo – Monografias.com
El pensamiento de Antonio
Maceo
En torno a la figura del General Maceo se han realizado
multiplicidad de trabajos históricos que tienen como
centro su accionar como guerrero, con menor frecuencia se aborda
sus excepcionales capacidades como estratega militar y la
historiografía de la Cuba revolucionaria ha comenzado a
recuperar el espacio perdido en el estudio, divulgación y
vigencia del pensamiento de Antonio Maceo.
La postura asumida en momentos cumbres de nuestra
historia es un fiel reflejo de las potencialidades de su
pensamiento en aras de luchar por mantener y consolidar la unidad
revolucionaria .Por lo tanto la proyección de sus ideas es
una fuente de obligada consulta para todas las generaciones de
cubanos, en ellas encontramos una línea a seguir en la
defensa de las conquistas alcanzadas por nuestra
revolución, su obra teórica y práctica es
muestra palpable de un sentimiento antiimperialista con
sólidas raíces y a la vez es expresión de la
necesidad actual de unirnos para acometer empresas que consoliden
nuestro futuro a nivel nacional y regional.
Precisamente con el presente trabajo nos proponemos
acercarnos a las proyecciones del pensamiento del héroe de
Baraguá.
En la figura de Maceo encontramos innumerables momentos
relevantes en su trayectoria militar, entre los que podemos citar
su accionar durante el combate de la Indiana en medio de la
Campaña de Guantánamo en el año 1871, su
gran audacia en la invasión a las Villas, donde pone de
manifiesto su fidelidad a Gómez cuando permanece a su lado
después de tener que renunciar al mando de un grupo de
villareños que oponían resistencia continua a sus
ordenes y la conducción del contingente invasor desde el
Oriente del país hasta Pinar del Río, estos hechos
forman parte de una gran cantidad de acciones militares
brillantes, no sólo por la magnitud de los hechos, sino
por la disciplina con que fueron cumplimentadas, estos atributos
formaron parte indisoluble de su pensamiento en estrecha
relación con sus acciones a las cuales les imprimió
su sello de limpieza, basta recordar la carta escrita a Flor
Crombet en Marzo de 1878 …"no quiero libertad, sí unida
a ella va la deshonra",en ella se aprecia la búsqueda de
un objetivo, pero la cumplimentación del mismo
tenía que realizarse correctamente, sin dejar manchas en
su conducta que pudiesen afectar la imagen de la
revolución.
A partir de 1873 los cubanos prácticamente
combatían con las armas y las municiones que arrebataban
al enemigo, ya que, la emigración en el exterior se
encontraba dividida entre los seguidores de Miguel Aldama y
Manuel de Quesada.
Teniendo en cuenta los elementos anteriores se
convirtió en una imperiosa necesidad dominar el arte de la
guerra y comienzan a destacarse un grupo de jefes militares bajo
al sabia conducción del Generalísimo, entre los que
estaban Antonio Maceo, Guillermo Moncada, Quintín Banderas
y José Maceo y Flor Crombet.
Si resulta complicado y largo el camino de
formación de un estratega militar, más
difícil resulta el proceso de evolución hacia un
hombre de pensamiento profundo, en la personalidad del
titán ambos procesos convergen y merece especial
significación la carta que escribe Maceo al Presidente de
la República en Armas Don Tomás Estrada Palma en
Mayo de 1876 donde combate con gran lucidez a los que pretenden
dividir a los cubanos al esgrimir intereses particulares y
mezquinos que afectaban directamente el proceso
revolucionario.
Maceo está consciente de la necesidad de luchar
contra las huellas dejadas por varios siglos de existencia del
régimen esclavista en la conciencia de muchos cubanos, ve
lo perjudicial de tales conductas y hacia ellas enfila su
incisivo verbo.
En la carta escrita a Vicente García en Julio de
1877 como respuesta a su invitación a sumarse al
motín sedicioso de Santa Rita encontramos varias
líneas que nos demuestran la solidez del pensamiento de
este notable guerrero que se pronunció por su negativa a
emplear la rebelión contra el gobierno para hacer uso de
sus derechos.
Con gran sabiduría plantea que los errores
cometidos por el gobierno tendrán como principal censor la
Cámara y para esta el pueblo, al cual le atribuye la
responsabilidad de juzgar oportunamente los aciertos y
desaciertos del presente.
Además le advierte a García que no vuelva
a proponerle asuntos tan degradantes y lo cataloga como portador
de intereses particulares que no comprende los intereses patrios,
estas afirmaciones demuestran como Maceo evade con gran astucia
el cerco tendido por Vicente y a la vez logró penetrar en
la esencia del pensamiento del General tunero al considerar que
actuaba bajo el móvil de la ambición
personal.
Al iniciarse el año 1878 la situación de
las fuerzas cubanas y españolas era en extremo
difícil debido al largo período de guerra, este
elemento unido a otros de carácter interno fueron minando
la unidad de las fuerzas revolucionaras y el 10 de Febrero se
firma el Pacto del Zanjón por el Comité del Centro,
Maceo al conocer su articulado, comprende que este es un acto que
echa por tierra los años de lucha, y a la vez convierte en
estéril el sacrificio de tantos cubanos, entre ellos sus
hermanos mutilados o caídos en plena guerra y por si fuera
poco no cumple con los objetivos propuestos al iniciarse la
contienda.
En este momento histórico el pensamiento de
Antonio Maceo se proyectó hacia fines nacionales logrando
unificar a las fuerzas que se encontraban en pie de lucha y entre
ellos a cubanos que se encontraban divorciados hondamente y
concertó una entrevista con Arsenio Martínez
Campos.
El historiador español José Antonio
Pírala al referirse a la Protesta de Baraguá la
considera el acto mas arrogante desde el inicio de la
Revolución. Pero la aceptación de esta entrevista
le permitió al general oriental valorar el estado de los
acontecimientos con mucha precisión al expresarle al Dr.
Figueredo ´¨cuando Martínez Campos propone, o
acepta una transacción es porque está convencido
que por medio de las armas no alcanzará la
victoria.
En La Protesta de Baraguá Maceo brindó una
disertación de habilidad política, al encarnar el
espíritu de un pueblo y colocar en un lugar cimero los
valores de la patria, además dejó una
lección histórica que la actual y las venideras
generaciones de cubanos nunca vamos a olvidar, Las banderas de la
libertad y la dignidad no se entregan sin combatir, incluso en
nuestra terminología militar está presente el eco
de este memorable hecho histórico, al no admitir las
palabras rendición y derrota.
Después de la Protesta de Baraguá, los
cubanos crearon una nueva constitución y un gobierno que
se ajustaba a las necesidades del momento histórico, pero
la hábil política mantenida por los
españoles y la correlación de fuerzas existentes
favorecían por completo a la metrópoli
española, ante esta realidad el gobierno decidió
otorgar a Maceo una misión en el extranjero con la
finalidad de acopiar recursos para continuar la lucha y a la vez
proteger la vida del indomable guerrero.
En la carta escrita a Anselmo Valdés en Julio de
1884 encontramos dos vertientes agudas de su pensamiento,
primeramente se pronuncia por empuñar su espada para
liberar al hermano pueblo de Puerto Rico, hecho que nos demuestra
que su concepción antillana era amplia, pero además
enarbola el principio que debe esgrimir todo revolucionario, el
cumplimiento del deber no tiene fronteras.
Más adelante argumenta que Gómez tiene el
defecto de titularse extranjero cuando se abordan en
política los destinos de Cuba, el conocedor de los meritos
del Generalísimo, y de los sacrificios realizados por su
familia en aras de alcanzar la independencia, no sólo ve
en el al padre, al maestro, lo considera cubano como el que
más por merito propio.
En 1890 regresa Maceo a su tierra natal con el pretexto
de vender algunas de sus propiedades, pero con la finalidad real
de levantar el espíritu patriótico de los cubanos,
estando el General en el Hotel Venus de Santiago de Cuba,
brindó una respuesta certera al joven Hernández
Mancebo al manifestar que Cuba por fatalidad geográfica
debía algún día ser una estrella más
en la bandera de los Estados Unidos, Maceo replicó en el
acto que ese seria el único caso en que tal vez
estaría yo al lado de los españoles .Esta respuesta
evidencia la madurez alcanzada por el pensamiento de Maceo que
podía prever las aspiraciones imperiales .
Otro momento que refleja la profundidad de las ideas y
el pensamiento político de Antonio Maceo está
relacionado con una respuesta enérgica suya a una carta de
Enrique Trujillo fechada el 22 de Agosto de 1894 quien
lamentablemente se convirtió en un detractor de nuestro
Héroe Nacional e intentó indisponerlo e intrigar
contra José Martí a propósito de las
discrepancias surgidas entre el Apóstol y los generales
Máximo Gómez y Antonio Maceo durante el Plan
Insurreccional de 1884 a 1886,
Maceo en la misiva plantea que cualquiera que dirija la
obra a favor de la Patria tiene su reconocimiento, no considera
la dirección de la misma como patrimonio de los pinos
viejos y admite la posibilidad de la entrega y el sacrificio de
las nuevas generaciones en el nuevo proceso independentista que
se gestaba.
Por otro lado cataloga como un crimen la guerra que
realiza Trujillo contra Martí, pues ella significa
despreciar el apoyo de los pinos nuevos y alienta la
división entre los patriotas.
Esta actitud de Maceo guarda estrecha relación
con la carta enviada por el titán al propio José
Martí en Febrero de 1888 donde plantea la importancia de
alcanzar la unidad,…pues sin ella serían
estériles todos nuestros sacrificios y se
ahogarían siempre en sangre nuestras más
arriesgadas empresas ¨.Está fresca en la memoria del
legendario guerrero las vicisitudes enfrentadas durante la Guerra
Grande debido al florecimiento de la divisiones en sus diferentes
manifestaciones y es por ello que dirige todo su potencial
unitario en pos de llevar adelante la empresa libertaria, que
necesita de un pueblo dueño de su destino, pero unido y
compacto.
Al pensamiento de Antonio Maceo tributaron acciones que
son evidencia palpable de su modestia, la siguiente
anécdota es narrada por el entonces Comandante del
Ejército Libertador Enrique Loynas del Castillo quien le
tarareo un grupo de versos al General Maceo, que según el
primero debían llevar su gran nombre, el segundo lo
escuchó y ordenó quitarle su nombre, y ensayar
hasta que la banda toque exactamente el Himno Invasor, entonces
recorrerá victorioso la República.
Considero oportuno abordar tres momentos que ponen a
prueba de fuego la amistad de Antonio Maceo y Máximo
Gómez y a la vez son expresión de la profundidad
del pensamiento del titán.
Es lógico suponer que hayan surgido entre ellos
algunas contradicciones no antagónicas y propias de la
larga lucha que durante casi treinta años protagonizaron
en favor de la independencia de Cuba contra España. Sin
embargo, es justo señalar que coincidieron siempre en los
principios e ideales de amor, unidad, dedicación y lealtad
total a la causa cubana.
El primer momento rememora una reunión celebrada
entre patriotas cubanos en el exilio, presidida por Gómez,
el la cual según el criterio de Maceo no intervino el
generalísimo ante las ofensas que fue objeto el
titán por Flor Crombet, debido a este incidente y al
manejo de diferentes aristas en torno al cancelamiento de una
deuda contraída por exiliados cubanos, se produce la
ruptura temporal de las relaciones entre Gómez y Maceo y
cuando el viejo General acota, entonces todo ha terminado entre
nosotros Maceo le replica, no aun queda la Patria de por medio,
reconociendo que el deber con el terruño estaba por encima
de personalismos, pero a la vez, reconoce en Gómez un
digno hijo del suelo por el cual había entregado tanto. El
tiempo y el patriotismo de ambos se encargó de curar las
viejas heridas.
El segundo momento nos traslada a las reuniones
preliminares a la Asamblea de Jimaguayú donde un grupo de
delegados encabezados por el Doctor Joaquín Castillo Duany
y el licenciado Rafael Portuondo acuden a saludar al General
Maceo y a la vez le comunican el acuerdo que han tomado de
nombrarlo General en jefe del Ejército Libertador y
Máximo Gómez que ocupe la Secretaría de la
Guerra, la respuesta no se hizo esperar, el General Gómez
ha sido maestro de nosotros y no aceptaría un puesto
inferior a sus merecimientos, en el puesto que el ocupa Cuba nos
tiene a los dos, además esa decisión afectaba el
interés cubano.
La anterior anécdota pone de relieve a un Maceo
seguro en sus actos, que reconoce los extraordinarios meritos del
Generalísimo, coloca los intereses patrios por encima de
los personales y es una muestra evidente que las contradicciones
entre ambos han sido superadas.
El tercer momento aborda las opiniones expresadas por
Antonio Maceo en carta dirigida al director del periódico
norteamericano The Star, de Washington, fechada en su Cuartel
General, de Pinar del Río, el 27 de enero de
1896:
"En primer lugar me dice usted que en los Estados Unidos
creen que había una división en el ejército
cubano; que entre el General en Jefe y yo existía mala
inteligencia; y que mi ejército, para usar los
términos empleados por los españoles, fue
abandonado por el general Gómez y lanzado a la provincia
de Pinar del Río para que cayese en una trampa.
Maceo plantea categóricamente que Gómez es
el General en Jefe y sus ordenes son leyes que el debe acatar
como subordinado que es, pero a la vez precisa que no hay un solo
cubano que desobedezca las ordenes del generalísimo y que
todos confían en su experiencia y habilidades
militares.
Su respuesta al director del periódico elude la
posibilidad de brindar información al enemigo, pero a la
vez brinda una magistral disertación de fidelidad hacia
Gómez y la causa que este representa y califica al
ejército cubano como disciplinado y organizado que conoce
los principios de la guerra militar moderna. En realidad sus
argumentos son fiel expresión de sus capacidades como
militar y hombre de profundo pensamiento.
En carta a Don Tomás Estrada Palma el 14 de Abril
de 1896 precisa… "no necesitamos de tal intervención
para triunfar en un plazo mayor o menor, tráiganse a Cuba
armas y municiones"
Resulta interesante la posición asumida por Maceo
antes las pretensiones de los Estados Unidos a penetrar en el
conflicto bélico, recordemos su posición a favor de
buscar el reconocimiento de la beligerancia cubana por los
países latinoamericanos, en la actitud asumida
están presentes dos vertientes bien definidas, la primera
de ellas la confianza en la fuerza del movimiento para exterminar
la dominación española de nuestra Isla y lo segundo
el recelo que manifiesta el caudillo por la actitud del naciente
imperio, los viajes por Centroamérica y por territorio
norteamericano ,así como la constantes informaciones
recibidas, fueron desarrollando en él un sentimiento
antinorteamericano capaz de penetrar en las verdaderas
intensiones de los Estados Unidos.
El año 1896 representó para Maceo un
torbellino de actividades a cumplimentar para acelerar el
triunfo, no sólo invadió la provincia de Pinar del
Río hasta su extremo más occidental, sino, que
llevó a cabo con éxito la Campaña de
Occidente activando la lucha en la región, recibía
y despachaba gran cantidad de correspondencia y a la vez devoraba
libros de diferentes materias. A pesar de ello, su pensamiento
fue capaz de prever acontecimientos que se desencadenaron
posteriormente, muestra de ello es la carta enviada a Alberto
Díaz donde precisa……"el triunfo definitivo
sólo traerá aparejada la felicidad del país,
si se alcanza sin aquella intervención. ".Sus previsiones
se hicieron realidad en las acciones realizadas posteriormente
por el imperio, al penetrar en el conflicto, desconocer las
fuerzas representativas del pueblo cubano, imponernos un tratado
de rapiña y presionar a los asambleístas para
imponernos un apéndice constitucional que ató
nuestro destino inmediato al imperio.
Cumplimentando la orden de Gómez de encontrarse,
para juntos contribuir a solucionar los problemas existentes con
el Gobierno, llevaron al héroe al lugar de los hechos
ocurridos aquel 7 de Diciembre de 1896, donde pierde la vida, el
legendario hombre de pensamiento y acción, con su muerte,
perdía Cuba uno de las personalidades más lucidas y
preparadas, para enfrentar los complejos procesos que ocurrieron
posteriormente en el panorama nacional.
En la figura de Antonio Maceo encontramos un hombre muy
preocupado con la superación, la cual va adquiriendo de
forma autodidacta, sin cursar academias impregnadas de
teoricismo, fue capaz de poner de relieve un singular talento
militar y político, colocado al servicio de la
liberación del suelo patrio, la fusión de estas
cualidades corroboran la frase martiana al referirse a la
patria…" Con el pensamiento le servirá más
aún que con el valor".
La confluencia de diferentes elementos, llevaron a la
desaparición física de este coloso tropical, que a
fuerza de irradiar ejemplo y bravura conquistó un lugar
cimero en nuestra patria.
Su pensamiento libertario, basado en el honor y la
lealtad, marcó el ideario de la generación que le
siguió, y sirve de estandarte a lo mejor de la juventud
cubana.
En cada una de las etapas de la lucha revolucionaria, la
figura de Maceo se agiganta y hoy; en cada batalla librada,
está presente en el pueblo su pensamiento que constituye
guía política que reverdece ante las constantes
amenazas del imperio y nos muestra la imperiosa necesidad de
continuar su obra , sin ceder terreno al enemigo, sin claudicar,
sin pactar, porque la libertad conquistada no es patrimonio de
una generación , sino el fruto de generaciones de cubanos
que abonaron con la sangre derramada el camino de la libertad que
hoy disfrutamos.
Bibliografía
1 – Artículo escrito por el
aniversario 110 del Himno Invasor aparecido en la revista Honda,
Número 15, de la Sociedad Cultural José
Martí.
2- Aparicio, Raúl: Hombradia de
Antonio Maceo
3-Collazo Enrique: Desde Yara hasta el
Zanjón, Instituto del Libro, La Habana, 1967
4- Cuevas, Torres Eduardo: Antonio Maceo
Las ideas que sostienen el arma.
5-Figueredo Socarrás, Fernando: La
Revolución de Yara, Instituto del Libro, La Habana,
1967
6- Franco, Luciano José: Antonio
Maceo. Apuntes para una historia de su vida.
7-O Kelly, James: La tierra del
mambí, Instituto del Libro, La Habana, 1967
8-Portuondo, José Antonio: El
pensamiento vivo de Antonio Maceo, Consejo Nacional de Cultura,
La Habana, 1962.
Autor:
Camilo Torres Ramos